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"Alicia, mujer clasica, descubre las tendencias de su marido y resuelve dejar de ser clasica, quiere un chulo."
Hola, me llamo Alicia. Soy de España y vivo en Galicia, en concreto en Pontevedra. Quiero contarles esta historia en la que descubrí que a mi marido le gustaban los hombres. Él que que se las daba de muy hombre, y de cómo a partir de ese momento decidí vengar mi amarga realidad.
Luis es abogado en ejercicio en nuestra ciudad, es moreno y de aspecto varoníl, con mucho bello por su cuerpo y con una "herramienta" que no está acorde con sus tendencias pues con ella, desde luego, podría hacer feliz a cualquier mujer, al menos a mi me ha dado bastante placer cuando aún no sabía cual era su condición. No tenemos hijos y doy gracias al cielo porque no ha sido así.
En fin, el descubrimiento de su homosexualidad se produjo cuando una tarde llegué a casa antes de lo previsto. Al entrar noté algo raro, es decir, como si alguien más estuviera en casa, ya saben eso que dicen de la intuición femenina. Fue como una rrafaga. Entré y dejé el bolso y la chaqueta en el sofá del salón. Todo esto, casualmente, porque estaba algo cansada, sin hacer ruido alguno. Yo pensaba que Luis estaría en su despacho como siempre a esa hora de la tarde.
Decidí darme un baño y como éste se encuentra dentro del dormitorio abrí la puerta y me adentré algunos pasos. , la luz estaba matizada por las cortinas y la habitación estaba casi a oscuras, menos mal que la puerta del baño estaba cerrada. Lo primero que ví fue como aquel hombre, desconocido para mí, un hombre joven, rubio y bien conformado(estaba de espaldas a mí y en una posición en la que ninguno de los dos podría verme aún)se encontraba de rodillas en la cama mientras Luis estaba haciéndole una mamada. No se dieron cuenta de mi presencia. No se oía nada, sólo el "glug, glug" típico de cuando se esta chupando una polla o te están comiendo el coño. El ruido era de anhelo por aquella polla que se estaba comiendo el muy cabrón.
La primera reacción fue marcharme inmediatamente, pero estaba casi agarrotada de la impresión, de la sorpresa, de que en ese mismo instante mí mundo se derrumbaba. La debilidad acudió a mí, en un solo instante me encontraba desprotegida, no tenía fuerzas. El hombre que se suponía era mí sostén, el que con su hombría alibiaba mi estar, se había, en un instante, convertido en algo para mí impensable. Yo estaba viendo como se la chupaba a otro hombre y como éste le metía un consolador en el culo. Ni siquiera estaba poniéndome los cuernos con otra mujer, no, era peor, era afeminado, un maricón. La verdad no supe que hacer. Lentamente di marcha atrás sobre mís pasos. Lo único que alcancé a pensar era que tenía que meditar la situación, mi futuro, mi vida. Salí del cuarto lo mismo que entré, sin hacer ruido recogí mis cosas y me fui a la calle.
En la mesa de un bar, mientras tomaba café, frente a nuestra casa, fui tranquilizándome.
Yo, que puedo ser fria y calculadora, comencé a serlo en ese momento. Pensé en todas las variables a tener en cuenta. La primera era saber si quería separarme, decidí que no, pues sabiendo lo que sabía ahora perder todo el pasado que había construido junto a Luis me resultaba imposible.
¿Entonces?, ¿qué hago?. Debía ser práctica. Estaba claro que ahora a poco que me lo propusiera y teniendo en cuenta la sociedad en la que vivimos, pasaría a ser yo la que dominara la situación de nuestras vidas.
Yo, que era una mujer criada en lo clásico, voy a ser como esas mujeres vulgares y viciosas con menos neuronas que una vaca y me vengaría de mi marido, homoxesual. Pero ¿cómo?, cómo se le hace daño sexualmente a un sujeto con esas tendencias. Luis me quería, yo lo sé, supongo que estará en esa fase menopáusica masculina donde la pérdida de testosterona hace que, entre la mayor edad y la perdida de virilidad se haga débil y tienda hacia el propio sexo buscando en otros lo que el ha perdido. Esa era la unica forma de justificar su comportamiento. Pero podría haber tenido más cuidado, cosa que no ha hecho. No le ha importando meter a un hombre en mi cama para allí, como he visto, mamarle la polla, y como lo que no he visto pero me imagino. Pero de qué forma me iba a tomar la rebancha.
Cuando volví a casa ya no estaban. No dije nada y no se me notó nada. Los días pasaron y yo pensaba y pensaba al tiempo que ya había asimilado del todo la situación. Me iba animando a mí misma pues esto no podía contarlo a nadie, lógicamente, no existía nadie con la suficiente confianza como para contárselo.
Estaba al mismo tiempo descubriendo y fijándome en cosas que antes no tenía en cuenta. Yo nunca había sido fríbola ni fácil. Ahora me fijaba en hombres sólo por el hecho de serlo, es decir, por sus cualidades masculinas. Quería detectar en ellos sus posibles tendencias. En ellas me fijaba en sus ropas, en su forma de vestir, de seducir, de coquetear, de pintarse, etc.
Sin embargo no encontraba la forma ni las ganas de tomarme la rebancha. Tenía claro que quería que Luis me viera con otra persona. Pensé que, si con un hombre al ser afeminado quizá no le dolería, sino que gozaría. Si con una mujer no se alteraría y además diría que estabamos empatados, de manera que tenía que buscar a alguien, a un hombre, desde luego, pero con el que Luis se sintierá verdaderamente ofendido o al menos su secreto conocido por quien el no hubiera querido¿Quién podría ser?.
Ya lo tenía, su tio Carlos, un bohemio golfo y chulo que bien mirado está muy, pero que muy bueno y que a Luis lo pone nervioso ahora que me dio cuenta. Claro yo no podía imaginar porqué pero ya, ahora si lo sé, le gusta y le atrae su tio Carlos. Carlos es un moreno de piel cetrina que si tiene la polla como me imagino me va ha hacer gozar, al tiempo que producirá en Luis una ira desmedida. A veces he visto como lo miraba el paquete, aunque se ponía colorado. Yo no le daba importancia pero ahora todo concuerda. Se sentía como una chica delante de un hombre que le atrae y al que no podría decirle que no.
El plan estaba trazado, primero me compraré alguna ropa interior que haga que Carlos no pueda resistirse y después le haré partícipe de la situación y pienso que cuando sepa lo de Luis no le importará ser lo que en la calle se dice ser "mí chulo".
Esperé a que llegase el siguiente sabado, día en que Luis deja de trabajar y solemos quedarnos en casa descansando de la dura semana de trabajo. Pero el viernes fui al bar donde por la tarde sabía que Carlos estaría. Efectivamente, allí estaba como de costumbre y cuando me vió se alegró. Yo sé que le gusto ya que alguna vez, en algún encuentro social o familiar, cuando estaba entonado y aunque ha sabido contenerse no le han faltado miradas de deseo hacia mí.
Le dije, hola Carlos ¿que tal?(estaba algo nerviosa y él me lo notó), hola me respondió, ¿qué haces por aquí?. Entonces le dije, bueno estoy un poco cansada de la monotonía de mi vida y había decidido darme una vuelta por ahí a ver que encontraba. ¿Qué quieres decir con eso Alicia?. Lo que oyes le respondí, que estoy cansada de tanto maricón como hay en el mundo y yo lo que necesito en mi vida es un hombre de verdad y no encontarme, cuando llego a casa con que mi marido se la está mamando a otro. . Se quedó callado y al rato preguntó si me había peleado con Luis. No no me he peleado con Luis pero parece que a Luis le gusta mas comerse una polla de un rubito macizo que darme a mi gusto, eso es todo. Me he mirado al espejo esta mañana y he comprobado que aún estoy de buen ver. Me levante y le enseñé mi cuerpo cubierto con un traje estrecho de seda y color veige que resaltaba mi figura.
Qué te parece ¿tu crees que algún hombre, un hombre de verdad que se precie dejaría de darme gusto?. Carlos se calló durante un instante y a continuación dijo, Alicia no. ningún hombre de verdad dejaría pasar la ocasión de saborearte.
Más calmada le dije si quería llevarme a tomar algo para hablar a algún sitio y me dijo que sí. Pagó la cuenta y salimos hacía otro bar que se encontraba en su barrio, cerca de su casa donde vivía solo. Me estaba dando a entender con ello que quería hacer realidad mi deseo. Después de hablar algo en el bar y de ir preparándonos mutuamente para lo que ya sabiamos que iba a ocurrir, me dijo que si quería subir a su casa a lo que le respondí que sí, que estaba deseando. Él me dio la mano y me ayudó a levantarme y cuando estuve de pie me beso en los labios suavemente y juntos nos marchamos a su casa.
Sin embargo a medida que nos acercábamos me estaba poniendo nerviosa, cosa que el notó e intentó tranquilizarme. Entramos en su apartamento, me cogió la mano y directamente me llevó a la cama. Me dijo bueno Alicia, ¿verdaderamente quieres estar conmigo?, piensateló antes de dar un paso así. Mi respuesta no se hizo esperar, comence a desabrocharme lentamente el vestido hasta que me quede desnuda. Le dije Carlos crees que valgo la pena, a lo que respondió, Alicia tienes el cuerpo más hermoso que he visto nunca y acto seguido me tendió en la cama y comenzó a comerme el coño con delicadeza, con suavidad, pasando su lengua por mi clítoris una y otra vez. El muy cabrón sabía lo que hacía porque iba mojándome con su lengua en todos los sitios o puntos más eróticos y sensibles de mi cuerpo, en aquellas zonas donde la sensibilidad femenina esta a flor de piel. Se veía su experiencia y madurez, me sentí muy agusto. Tras un rato y cuando ya había tenido tres orgasmos se levantó y fue al baño, cuando regresó ya estaba desnudo y empalmado y dí gracias a Dios por lo que estaba viendo. Tiene un cuerpo verdaderamente atrayente no muy musculoso pero duro. Su huevos llamaban mi atención, eran gordos y sobre ellos una inmensa polla de al menos 29 centímetros a la que nada más estar a mí alcance me introduje en la boca. Dios mio que sabor, que dulce y que bella polla, que gusto, suave y deliciosa, muy apetecible. Que pena que aquello no lo hubiera tenido antes, pues ni Luis podría haber soñado con un miembro así, de todas formas pienso que le hubiera gustado más tener un coño como el mio.
En fin estuvimos follando unas dos horas y al final lo convencí para que estuviese al día siguiente sabado en mi casa a comer. Quedamos a las 3 de la tarde y me prometió que iría.
Era sabado por la mañana y Luis se despertó a mí lado y me beso en la mejilla. Yo desperté y me abrace a él, nos besamos varias veces hasta que se calentó como yo quería, baje a su polla y se la mamé, le comí los huevos como a él le gusta e hice algo nuevo, le abrí las piernasy comencé a comerle el culo hasta que se le abrió bastante para poder meterle el dedo. Luis se extrañó hizo ademán de separarse pero no pudo resistirse. Yo empecé a decirle:Luis utimamente pienso en otros hombres, hombres muy varoniles con grandes miembros que me follan y a los que yo, solícita, acudo a mamar sus nabos, a comer sus cojones mientras otros me dan por el culo. Me meten sus pollas en mi culo. Luis dime que eso es normal o qué es lo que me está pasando. Porque tambien sueño con mujeres a las que les como el coño. ¿No será la menopausia de los treinta y tantos?. Puede ser, dijo Luis, de todas formas tener sueños o pensamientos eróticos no es ni malo ni recriminable.
A continuación le pregunte si el tenía sueños de este tipo a lo que respondió que sí. Le pregunté si con hombre también a lo que respondió el muy cabrón que no. A continuación lo puse de lado y yo me puse tras él y baje despacio mi mano hacia su culo y comence a masajearlo mientras le conté como en mi sueños su tio Carlos se sacaba la polla en su presencia y me la metía en la boca y la cosa era que a mí me gustaba, sobre todo un lunar que tenía en su huevo derecho. Fijate como son los sueños de extraños, pero Luis la verdad es que me corrí pensando en la polla de tu tio. Luis no lo pudo resistir porque el culo se le abrió de tal manera que introduje dos dedos en su orificio a lo que respondío moviendolo con movimientos en círculo. ya no me contuve y decididamente le dije:Imaginateló Luis, tu tio te está dando por el culo, te esta metiendo su polla, ¿te gusta?, le pregunté;sí, sí, sí, me gustá su polla, respondió. ¿Te gustaría mamarsela Luis?, sí;¿te gustaría ver como me folla a mí?. Al mismo tiempo le hice una paja, le saqué los dedos y comencé a darle envestidas como si yo fuese su tio que se lo estuviera follando. Sí follame Carlos, dijo, follame.
Tras de la calentura y de correrse Luis estaba avengorzado, pero yo le dije que no pasaba nada por tener esos deseos siempre que no lo llegara a materializar pues eso sería hacer público que era maricón como yo ya sabía desde hace tiempo. Luis se extraño y me pregunto que qué quería decir, a lo que respondí:sencillamente Luis te he visto como le comias la polla a un tio en nuestra cama. He visto como ese amigo tuyo rubito te ponía su polla en tu boca y como tú la mamabas con deléite mientras él te metía un consolador por el culo. No supo que decir, se cayó y se levantó. Yo hice lo mismo y salí a la calle a comprar para hacer una buena comida para Carlos en casa. Compré unos buenos bogavantes con un buen Albariño, quería ponerle a mi chulo lo mejor ya que esperaba lo mejor de él. Me estaba enamorando de él, de su deliciosa polla y de sus increibles cojones, de cómo me folló en su apartamento y de cómo pude introducirme aquél aparato duro como una piedrá.
Al volver a casa, y después de un rato de silencio miré a Carlos a los ojos, él bajó la cabeza después de algunos segundos de mantenerme la mirada. Yo le dije, Luis, no pasa nada, te juro que no pasa nada, no te voy a pedir el divorcio ni voy a dar un espectáculo. Por mi parte asumo tu situación y si tú quieres seguimos como hasta ahora. El dijo inmediatamente que sí, que no lo volvería a hacer e inmediatamente también le respondí que eso era imposible y que no se engañara, que su realidad era inevitable. Lo que podíamos hacer era buscar soluciones positivas, cosa que yo pronto iba a hacer y que respecto a él podría continuar con aquél chico rubio si quería. Se extrañó de verme tan resuelta.
A continuación me fui a la cocina a terminar de preparar la comida. Puse la mesa y coloqué tres cubiertos, cuando Luis entró y vió uno de más me preguntó que para quién era, a lo que respondí que se me había olvidado decirle que el viernes ví a su tio Carlos y lo invité a comer. Inmediatamente se puso colorado. No te sonrojes, le dije, si te gustan las pollas a mí no tienes que ocultarmelo, debes asumir tu nueva condición, al menos conmigo que por otra parte ya vi lo bien que se te da ocupar la posición de una mujer frente a un miembro de hombre. Se rió el muy cabrón mariconazo. Sin embargo yo lo quiero, no como hombre pero sí como persona, son muchos años, y Luis se diga lo que se diga es un hombre bueno.
Pero como mariquita iba a sufrir lo suyo conmigo, pensaba tirarme a todo aquél que me gustara y además en su presencia si era posible.
Dieros las tres y cinco y llamaron al timbre.
Abre tú Luis será tu tio Carlos. Efectivamente era Carlos que venía acompañado de una botella de coñac francés de esos que entran suave y con el que tienes que tener cuidado.
Nos besamos todos e inmediatamente les dije que se sentaran que les iba a poner un entrante y unas copas de Albariño.
Yo me había puesto un tanto fresca, es decir, apetecible y comoda a la vez con una bata que aunque no se traparentaba dejaba adivinarme cada curva de mi cuerpo. Ellos lo notaron y yo me sentía observada y esperando el momento de tener nuevamente dentro de mi boca la polla de mi chulo.
Despues pasamos a la comida en la que bebimos y comimos sin darnos cuartel, los tres, cada uno por lo suyo estabamos nerviosos, bebiamos y comiamos sin medida, es decir, nos pusimos ciegos.
Retiré la mesa y a los postres comenzamos a hablar. Luis le preguntó a su tio que cómo le iba a lo que respondió que bien. Yo por mi parte para iniciar lo que tenía preparado le pregunté a Carlos si no tenía aún novia o alguna mujer con la que estar. A ello respondió que precisamente ayer conoció a una mujer impresionante con la que estuvo en su partamento pero que no podía contar lo que ocurrió.
Yo insití, Carlos cuentanos que pasó, ¿era bonita?, ¿te gusto?. Sí era muy bonita, deseable y mientras, en fin, mientras haciamos el amor. . ;alto, le dije dirás mientras te la follabas. Entonces Luis dijo mujer no digas esas cosas;a no, ¿por qué, Luis?, porqué no puedo decirlo si es así como se dice.
Bueno, bueno, Alicia tu ya me entiendes, dijo Carlos. No, no te endiendo Carlos te la follaste o no. Sí me la follé, habrá que decirlo así. Claro, le respondí, así hay que decirlo. Y qué, se encontró ella bien. Sí parece que sí. A esto respondí, es que Carlos yo, por el cuerpo que tienes, tus manos grandes, y demás, deduzco que debes de tener una buena polla, verdad Luis?.
Carlos miró inmediatamente a Luis y éste dijo:yo que sé Alicia, ni me interesa lo que estás hablando.
No te interesa, bueno es lógico que no te intereses Luis a ti no te gustan los hombres pero a mí sí. Y viendo a tu tio me hago una idea de cómo tiene que tener la polla de grande. Es más me juegos 1. 000 euros a que no le mide menos de 29 centímetros, ¿te los juegas Luis?. Luis se sonrojó. Mira Alicia estamos un poco bebidos, deberíamos dejarlo ya. Efectivamente, estabamos bebidos pero en ese punto en el que mantienes el control pero te encuentras ufórico y pueder realizar todo lo que quieras.
Insistí, Luis venga, dame ese gusto, juegaté mil euros conmigo. ¿qué te parece Carlos?Luis miró a Carlos y éste a Luis. De repente dijo, bien vale, ¿qué hago?. Le dije vete al baño y pontelá dura y después bienes, ¿vale?. Sí contestó, y se retiró. Mientras le dije a Luis, Luis ahora que somos mas que marido y mujer, que somos compinches de tu secreto, te ofrezco esta oportunidad para que le veas la polla a tu tio.
Carlos volvió empalmado y yo le dije, ven Carlos, esté se acercó a mi y yo le baje la cremallera e introduje mi mano, pero tuve que desabracharle el botón del pantalón porque no podía sacarsela.
Cuando la tuve fuera le dije a Luis, mira Luis que polla más linda, mientras tanto se la estaba tocando y tirando de la piel hacia atrás y hacia delante lentamente. ¿qué te parece he ganado los mil euros o no?
Luis inmediatamente dijo sí, si, ya está bien Alicia dejaló ya.
Sí Luis lo voy a dejar ya pero me voy a quitar la bata para que ahora tú tio pueda ver mis encantos.
Cuando me quité la bata dejé ver mis pechos al descubieto y mi tanga blanco. Carlos, le pregunté, la mujer de ayer estabá tan buena como yo o mejor. No, no tanto como tú. Qué le hiciste Carlos, le dije mientras me quitaba el tanga. Luis volvió a decir vale Alicia ya está bien. No le hice caso, Carlos dime, crees que mi culito es lo bastante bueno como para que me lo folle una polla como la tuya. Carlos en ese momento ya pasaba de Luis. Sí Alicia mi polla creo que puede darte mucho gusto.
Luis, dije, porque no me follaís los dos y así puedo comparar quien es más macho si tú o tu tio Carlos.
Luis dijo que no que yo podía hacer lo que quisiera pero que el se iba. A lo que respondí, no Luis, tu te vas a quedar ahí y vas ver como se la mamo a tu tio ahora mismo, y no hagas que tenga que se grosera y decirte más de una cosa. Mientras tanto Carlos se había bajado los pantalones y Luis de reojo se la miraba.
Este era el momento esperado por mí. Despacio me lancé a ponerde me rodilla y a mamarsela a Carlos le comí el capullo con deseo, sus huevos con deleite, como diciendole a Luis, mira como le mama una mujer, pero antes le dije a Luis, Luis mira, Carlos tiene un lunar en el huevo derecho como soñe. Que casualidad verdad. Luis compredió sin más dilación que aquella a la que Carlos se folló el día anterior era yo. Que polla tienes Carlos, dije, dame gusto, Carlos se levantó y me la clavó en el culo mientras yo le pregunté si quería ser mi chulo a partir de entonces. Carlos miro a Luis y dijo, si Alicia a partir de ahora vas a ser mi puta preferida, mi mamona deseada, mi. . . . sodomizame Carlos, quiero ser tu puta.
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