Sexo anal. Al mismo tiempo polémica, perversión, morbo, goce, dolor, moda, historia, imaginación, podedumbre, entrega, humillación o simplemente sexualidad creativa.
Mis relatos versan sobre el sexo anal. Intento reflejar todos los ángulos. Es difícil, la verdad.
El sexo anal es tan antiguo como la edad del hombre. Algunos animales (sobre todo entre machos) lo practican en época de celo. Los griegos, de sexualidad ambivalente, lo practicaban entre los soldados varones. Durante la edad media era práctica normal para evitar embarazos o saltarse los dispositivos de castidad en las doncellas.
Hoy día tiene más que ver con la irrupción de la pornografía en nuestras vidas. El “más difícil todavía” lleva a los directores de estos subproductos visuales a incluirlo y no hay “starlette” pornográfica que se precie que no tome por su orificio anal.
En la juventud se utiliza para evitar embarazos y por perseguir el morbo. Aunque cabe advertir que el sexo anal es un riesgo de contagio del VIH si se practica sin condón. De ahí que haya habido tal extensión de la enfermedad del SIDA entre los gays por su alergia al preservativo.
En Cuenta relatos existen grandes historias de sexo anal que alimentan nuestra imaginación y morbo. En los lectores masculinos alimenta la fantasía o el recuerdo de penetrar a una mujer por su ano (o a otro hombre, si es gay). A las lectoras a imaginar o recordar cómo son sodomizadas.
Si hay mutuo acuerdo y respecto es una práctica corriente y normal. A todos/todas nos excita. Bien sea por atracción o por teórica repulsión. Como yo me dedico a escribir estos relatos agradecería opiniones y sugerencias.
Anales saludos. Gozad.