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Categoría: Confesiones

Visitando viejos amigos.

Era la segunda vez que visitaba España, esta ocación eran tres motivos, la primera una invitación de un amigo escritor que recibiría su primer libro, coincidía este viaje por un asunto de negocios, ya que por tener en Centroamérica una fábrica de aceite vegetal que gozaba de cierto prestigio, una conocida marca Española de aceite de oliva, me había ofrecido la representa-ción exclusiva del área. Y al mismo tiempo gozar
de unos días de vacaciones, al hablar por teléfono con mi madre me pidió hacerle una visita a Marcos y a su hija Monserrat,(una chica de mi misma edad 25 años), ya que habíamos sabido de la muerte de la esposa de Marcos, dos años atrás. Y precisamente la primera vez que fuí a España tenía 9 años, y fué cuando mi madre vendió las propiedades heredadas por mi padre ya fallecido, a la familia de Marcos.

Habían transcurrido ya 16 años de esa visita, recordaba a Monserrat, delgada de ojos grandes color miel, su cabello castaño, delgada, alta, su risa tan alegre y correteabamos por los prados, empezé a recordar cuando ya sudorosos de tanto correr, nos bañamos en una piscina pequeña, ambos desnudos como chiquillos inocentes, sin malicia alguna, en el trayecto sentí cierta nostalgia por esa familia, tan unida tan alegre y cariñosa, como se la estarían pasando sin la esposa y madre a la vez. Llegué al atardecer, Marcos estaba postrado sobre una silla de ruedas, (por un accidente sufrió golpes en su columna), con el estaba una señora entrada en años que le atendía en lo básico, no me reconoció, cuando le empezé a platicar sus ojos brillaron y su rostro se iluminó con una sonrisa y nos abrazamos por largo rato, y no se cansaba ds repetir de que como había cambiado el chico que conoció.
me comentó que Monserrat se había casado hacía tres años y medio, que había tenido problemas en su matrimonio, y que el esposo la había dejado por la falta de niños. Al día siguiente llegó Monserrat, eran aproximadamente las diez de la mañana, venía de firmar los documentos del divorcio, al contrario de su padre, al cabo de unos segundos de reconocimiento, se acercó y me dice: Si me equivoco disculpa, pèro para mí, eres conocido, déjame ver, rubio, ojos azules, alto, si lo sabía, tu eres Pipo. Asentí con la cabeza y nos dimos un fuerte abrazo, luego le dice a su padre, que disculpe, que daremos un paseo porque tenemos un montón de cosas que contarnos, hablamos de todo, recorrimos en horas las paginas de nuestras vidas, sin omitir respuesta a las preguntas. Pasaron tres días íbamos a todas partes, pero un día sucedió algo, La encontré llorando, me acerqué a ella, y no hubo necesidad de pregunta, Ella me dice: lloro no por el divorcio, sino por lo estúpida que fuí, de 14 años me entregué a él, nos casamos y no me volvió a tocar como antes, si hacíamos sexo una vez cada siete u ocho meses era mucho, y siempre con un preservativo y al final su excusa era que por falta de niños se marchaba, luego voltea su rostro y me pregunta: O es que yo no soy atractiva para ir a la cama con alguién?, sequé sus lagrimas con mis labios, y luego los posé en su boca para darle un beso tierno, suave, chupando suavemente sus labios, ella me correspondió, y sentí su cuerpo tibios pegarse a mí, ella temblaba y me besaba el rostro, reacionó y me dice vamos a cenar mi Padre está sólo. Esa noche la pasamos los tres jugando cartas y tomando un vino, luego a dormir.

Al día siguiente llevamos a Marcos a su terapia, y posteriormente un amigo de él lo recogería para llevarlo a su casa y pasar el día juntos, era una costumbre entre ellos una vez a la semana. Estábamos en la misma piscina pequeña en la que cuando niños nos bañabamos desnudos, empezamos a recordar con risas, y fué cuando ella fué por un albúm de fotografías, y buscó una en especial, estábamos los dos desnudos de 9 años, se queda viendo fijamente a la fotografía y me dice: Mira que pito tan grande tenías a esa edad, y ahora lo debes de tener inmenso, lo dijo viéndome a los ojos, y luego se sonrojó como tomate, y seriamente y viéndola su ojos le dije que sí, efectivamente a crecido afirmé, así como tu cuerpo lindo de niña, se ha convertido en un hermosos cuerpo de mujer, la tomé en mis brazos y volvimos a besarnos, la calentura fué subiendo, nuestras bocas se buscaban con pasión, con lujuria, besé su cuello, saqué su traje de baño, y besé sus senos no grandes pero blancos, duros, con un sabor y olor especial, sus pezones hermosos hinchados en mis labios, su vientre lisito que se árqueaba por el paso de mi lengua, sus piernas delgadas pero muy bonitas bién firmes y redonditas, sus nalguitas redonditas duras, bajé a su vagina, arriba los vellos recortados en el pubis como asemejando un corazón, para dejar la raja depilada, conchita corta de largo, pero abultadita, labios superiores un poquito volteados como un botón de rosa, y su clitoris chiquito,entre rosadito y rojo, estaba húmeda sus líquidos eran de sabor delicioso, tan delicioso como su olor a hembra caliente, le mamé le chupé, le metí la lengua, juguetié con ella como cinco minutos, hasta sentir los espasmos en su cuerpo, pegaba más sus caderas a mi boca, sentí cuando se retorció, gimió, y su AH, AY, Que rico, más rápido, Así, dale más, se quedo quieta su cuerpo temblaba, sus piernas estaban como aguadas, sus manos apretaban mis brazos, los ojos fijos al cielo, con un brillo especial, y en rostro dibujandose una sonrisa muy, pero muy especial. La tomé en mis brazos y cargándola la llevé a su alcoba, nos besamos de nuevo, ella bajó su mano para acariciar mi pene, quité la calzoneta, y salió disparda mi verga, como auqelloa perroa que en una cacería los sueltan de la jaula para perseguir su presa, atónita la toma en sus manos, diciendo es enorme, y gruesa, no creo que me quepa en mi cuevita, para luego llevarsela a la boca y lamerla con deleite, se mete la cabeza a la boca y la chupa suave, lame el tronco a lo largo y regrsa para seguir chupando con sus labios, al cabo de unos minutos, y con la verga sintiendo que reventaba, la tomé de la cabeza para hundirla en su boca, y correrme en ella, toma lo que puede de mi semen , otro poco sale por sus comisuras, ella se coloca sentada sobre mí y vuelvo a mamarle su vagina, ella se pone cachonda nuevamente y mi verga deseosa de penetrar ese cuerpo maravilloso, por lo que me coloco sobre ella y lentamente, la penetro al fondo, que delicia de vagina apretadita y lisa, siento lo caliente de sus pardes vaginales trantando de ahorcar mi pene, es una batalla en un mete y saca furioso, los dos sudando pero con un deseo enorme de comernos , la siento
gemir, y grita de placer se viene y en ese momento siento mis chorros saliendo como lava de un volcan, suavemente sigue el vaivén hasta quedar los dos rendidos. Al cabo de un rato siento sus nalgas pegados a mi verga, de ver esas nalguitas redonditas paradas, mi pija empieza a crecer en medio de su culito, ella lo siente y se pega a mi, se la paso a lo largo de culito, tratando de llegar a su clítoris, y lo logro, recorro todo su arco desde donde termina su espalda hasta restregar su clítoris, en cada pasada del pene sus vagina se abre, entro con mi cabeza, y salgo, entro y salgo, cada ves que entro meto más, cuando ya estoy al fondo con su espalda a mi pecho, ella separa sus pierna, y eso me dá facilidad para juguetear con su clítoris y dilatar su hoyito del ano, sigo bombiando en su vagina y ella toma mi ritmo, cuando ella empieza a sentir la sensación de su orgasmo, yo ya tengo tres dedos metidos en su ano dilatado, se corre ella, y yo entro poco a poco en su cculito, esta tan dilatado y húmedo y despacio entro al fondo, ella se pega a mí, la tomo de su cintura la bombeo un par de veces, y me corro en su culito. Después de tres horas de batalla sexual en la cama, nos duchanos y vamos por su Padre, cenamos en la casa del amigo de Marcos, llegamos cerca de las once de la noche, al despedirnos para dormir, me dice Marcos que a la hora que yo salgo, dificilmente se puede despedir de mí, me entrega unos recuerdos y tomandonos de la mano junto a Monserrat, nos dice: Buenas noches, y luego dice: sus ojos son el espejo de sus almas, no hay mucho que decir, y viendome a los ojos me dijo que esa noche le diera felicidad, pasión y amor a su hija, ya que nunca lo había tenido.
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5.04
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