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Virginia seducida y entregada al vecino......vi

VIRGINIA SEDUCIDA Y ENTREGADA AL VECINO HASTA EL EXTREMO DE SER SU ESCLAVA.- VI



Como recordarán tras estar toda la tarde Virginia, entregada en casa de la Sra. Condesa a ella y a su hijo Alfredo, vuelve más tarde  de lo habitual a su casa, y para su suerte su marido aún no ha llegado del trabajo. Tras ponerse cómoda y cenar al llegar su marido, se entrega y se deja follar por él, aunque no la apetece (siguiendo las indicaciones de su chulo, el cubano), con el fin de que cuando llegue el día y el momento de darle la noticia de que está embarazada, no le surjan las dudas de  que la criatura que lleva en su vientre es de él. Y ahora que ya les he recordado donde nos quedamos en el capitulo anterior, continuo contándoles la historia de Virginia.



Al día siguiente, tras marcharse mi marido, me arreglo rápidamente, haciendo caso a José Enrique, para no llegar tarde y no enfadarle y prácticamente sin desayunar, cojo el coche y me dirijo al Club, donde al entrar ficho y después me dirijo al vestuario a quitarme mi  ropa de mujer decente (con la que he salido de casa) y me coloco otra ropa más sexi y adecuada para mi trabajo.



Al acabar de vestirme, me encuentro con mi hija Rocio, que va a cambiarse de ropa, para ir a acompañar a la pequeña Carolina (la hija de la Sra. Condesa) recién desvirgada, que ha pasado la noche con José Enrique y con ella, a su casa. Mientras se cambia Rocía me cuenta con todo tipo de detalle como ha sido la desfloración de la niña y todo lo que ha ocurrido y han disfrutado los tres amantes esa noche.



Tras marchar mi hija, salgo del vestuario y en esta ocasión ya no voy, como otras veces a la cabina  de exhibición y toqueteo de pechos, sino que me dirijo derecha a la sala carrusel, junto con las otras chicas para esperar la llegada de algún cliente para ver a quién de nosotras nos elige y comenzar hacer servicios.



Pasado un tiempo y tras pasar varios clientes y elegir a otras compañeras aparece un hombre como de unos cuarenta y cinco años o más, era bajito y regordete, con la cabeza picuda y el pelo corto, con bigote, desgarbado y mal vestido. Lleva la camisa a cuadros desabrochada hasta la mitad, mostrando los pelos del pecho que le salían por la camisa, unos pelos negros y densos, muy rizados,  y unos pantalones azul marino de trabajo, con zapatos negros también de trabajo, de esos que llevan las punteras reforzadas (zapatos de obra)y calcetines blancos. En la mano lleva una bolsa de plástico vieja y sucia, con algo dentro. Tenía un aspecto guarro y descuidado, sin lavar y despeinado, pues pude percibir su apestosa fragancia y olor a sudor masculino, reseco como de llevar varios días sin asearse, por su pinta y desparpajo da la sensación de conocer bien el ambiente y de ser un putero. Tras echar un vistazo a todas las chicas que en ese momento estamos en la sala, se dirige a mí, y al acercarse para elegirme, el  olor que desprende hace que me vengan unas arcadas. El al verme se ríe echando unas carcajadas y me dice:



“Ja,ja,ja, que te pasa  golfa, no te gusta como huelo, o es que te ha sentado mal el desayuno y por eso te vienen esas arcadas. Pues si es lo primero te tendrás que aguantar, pues a mi si me gustas tú y hoy quiero pasar un buen rato contigo”



Yo cambiando de cara y aguantando mis nauseas, y recordando lo que José Enrique me dijo cuando acepte sus condiciones (“tendrás que irte con el que solicite tus servicio y no te podrás negar a nada de lo que te pida hacer, para eso es el cliente y el que paga”), le digo:



“No se preocupe, usted, debe de ser que me ha sentado mal el poco café que he tomado cuando me he levantado y no se me ha asentado el estomago, pero ya estoy mejor y si es  conmigo con la que quiere usted pasar un rato, no se arrepentirá de haberme elegido, yo le aseguro que vamos a disfrutar mucho los dos juntos”



Él entonces me dice:



“Así, así me gustan las putas. Pues venga prepárate, ponte otra ropa, pues vamos a ir a un sitio fuera de aquí y no creo que sea prudente que vayas con esas ropas tan excitante, por si por el camino nos para la policía”



Yo me quedo sorprendida al decirme que tengo que hacer el servicio fuera y entonces le digo:



“Pero señor, ¿no lo haremos aquí en una de las habitaciones?, ¿es necesario que salgamos fuera del local?, no sé si me lo permitirá mi Jefe”



El riéndose me dice:



“Ja, ja, ja, no te preocupe “El cubano “no te reñirá, el sabe que a mí no me gusta hacerlo en estos lugares ni en sitios normales. De todas formas si te quedas más tranquila le llamaremos”



Él llamando a uno de los empleados (el encargado de esa zona) le dice:



“Por favor, puedes decir a José Enrique que si puede atenderme un momento”



El empleado le dice:



“Si D. Francisco, enseguida le llamo”



Yo al oír esto, me doy cuenta que el hombre es conocido en la casa y entonces esto me tranquiliza un poco.



No ha pasado un minuto cuando aparece en la sala José Enrique, el cual se abraza al cliente y le dice:



“Que pasa Paco, que quieres decirme, como estas”



Él le contesta:



“Mira José Enrique, me gusta esta chica y quiero llevármela durante unas horas fuera de aquí, para disfrutar de ella, como tú ya sabes que me gusta. Pero ella, se ve que no me conoce y teme que tú la regañes o castigues por salir del local sin tu permiso, por eso te he llamado, para que la digas que no hay problema”



José Enrique riéndose y dirigiéndose a mí me dice:



“Virginia, puedes irte con toda la confianza del mundo con D. Francisco, el es un cliente habitual y no le gusta pasar el rato en el local, prefiere hacerlo en otros sitios, donde se encuentra más a gusto”



Entonces dirigiéndose al cliente le dice:



“Paco, donde vas a llevarte a esta hermosura, hoy, sabes que te dejo y te permito que saques a mis chicas del local, pero sabiendo yo donde vais”



D. Francisco entonces le dice al cubano:



“Hoy he pensado llevarla a las instalaciones de mi desguace de la carretera de Andalucía, creo que viendo que la chica es primeriza y que es la primera vez que va hacer su trabajo fuera del local y con un cliente que no conoce y con quien no ha estado nunca, será el mejor sitio. También quiero que se cambie de ropa y que se ponga esta”



Entonces sacando un montón de ropa de mujer me lo entregó. Era un jersey largo de cuello vuelto, a modo de vestido cortito, de color Blanco marfil. Iban también unas medias negras transparentes acabadas en la parte por donde se entran con una blanda de una puntilla labrada, y unas bragas usadas negras también (pues desprendían el olor del sexo sucio de otra mujer,) de algodón normales con una blonda en el elástico superior  y un sujetador también negro normal . Entonces me dijo:



“Quiero que te quites esa ropa que llevas y te pongas esta, incluso la intima, aunque creo que el sujetador te va a quedar pequeño, pues es una talla 95 y ya veo que tú por lo menos debes de usar  una 140 ó 150 (mejor que no te le pongas y te quedes sin ponerte ninguno). Los zapatos me gustaría que te pusieras unos  zapatos de tacón muy fino (como comprenderás no los he traído yo, porque no sabía el pie de la mujer a la que elegiría”



Entonces lo recojo y al ver las bragas, le digo:



“Estas bragas están usadas y sucias, si quiere me puedo poner también otras negras mías”



El muy serio me dice:



“No puta, quiero que te pongas esas , aunque sé que te quedarán pequeñas pues es una L y tú debes de usar al menos una XL, Y es verdad que están usadas , la última que las uso fue una chica que trabaja en otro local, de  unos 26 años y se corrió en ellas y no he querido lavarlas , pues quiero y me gusta el olor de coño sucio en las mujeres y como sé que tú te has lavado cuando te has levantado o si ya has estado con algún cliente lo habrás hecho, por eso quiero que te pongas esas bragas que están impregnada de los jugos y orín de la otra puta que las ha usado antes que tú”



Después dirigiéndose a José Enrique le dice:



“Por favor José Enrique, puedes acompañarla a que se cambie y mientras lo hace la informa de lo que me gusta, la das los datos de mi que creas oportuno o quiera saber la chica para estar más tranquila”



José Enrique haciéndole caso me ofrece su brazo y me acompaña al vestuario. Por el camino, me dice:



“Mira Virginia, Paco que es uno de mis mejores clientes,  es un chatarreo que tiene varios desguace por diferentes zonas de Madrid (y de gran tamaño) y que posee mucho dinero. Es un poco raro, pues le gusta degradar todo lo que puede a las mujeres, haciéndolas hacer el amor y follar en lugares públicos, o lugares sucios y desagradables. Hay veces que tras follar él cuanto quiere a la chica, y sobre todo como hoy, si lo hace en uno de sus establecimientos, tras acabar él la cede luego a unos o dos e incluso tres de sus operarios. Es de raza, creo (me dice mi chulo) gitana aunque no estoy seguro. Pero igual que hoy le ves con ese aspecto de guarro y sucio otras veces  (muy pocas) puede presentarse hecho un pincel de limpio y elegante. Pero no temas nada malo de él, es un señor, no te pegará ni maltratará físicamente ni tampoco permitirá, caso de entregarte a sus empleados, que estos lo hagan. No te preocupes de cuanto cobrarle, de eso ya me ocupo yo. Tú céntrate en hacer bien tu trabajo y que él quede contento. Y no te asustes por ponerte unas bragas usadas, pues no es lo más asqueroso que vas a tener que aguantar hoy con él”



Yo me desnudo y me voy colocando ante mi chulo, la ropa que me ha entregado el cliente. Cuando me pongo las bragas, en efecto, me quedan pequeñas y casi no me entran, pero al final lo consigo. Me da mucho asco tener que ponerme una prenda tan intima sucia y ya usada por otra persona y  más estándome tan ajustada. Me miro al espejo y la braga, al estar tan justa se me mete por mis dos rajas (la del culo y la de mi coño) marcándomelas por completo. Y se me mete unos centímetros en el interior de la parte más intima de mi cuerpo, mi chocho. Quedando fuera gran parte de mis labios vaginales exteriores y saliéndose por mis ingles y zona superior de las bragas gran cantidad de mi vello púbico. Luego me coloco las medias y cuando acabo, al no querer el cliente que me ponga sujetador, me enfundo por encima de mi cabeza el  jersey largo de cuello vuelto, a modo de vestido cortito, de color Blanco marfil, me entra también con dificultad, me queda muy ajustado marcándome todas las curvas y formas de mi cuerpo, sobre todo los pechos. Le veo demasiado corto, pues apenas me cubre cuatro dedos por debajo de donde acaban las bragas que me acabo de poner, se que con nada que me agache o con cualquier movimiento que haga se me verán mis partes más intimas. Cuando acabo me voy a poner los zapatos y entonces me doy cuenta que no tengo como el cliente pide de tacón muy fino, entonces se lo comento a José Enrique y este me dice:



“No te preocupes, aquí tenemos de todas las tallas y tamaño, enseguida te traerán uno adecuado, que pie calzas”



Yo le contesto:



“Un 39 -40”



Él llama por su teléfono móvil y en menos de cinco minutos llega un empleado con un par de zapatos con un tacón fino como de unos 10 centímetros de alto y de color beige, muy parecido al marfil del jersey. La verdad que parecen nuevos o al menos no parecen usados. Me los pongo y al hacerlos me da su mano de nuevo José Enrique y me invita a que gire sobre mí misma para poder contemplarme mejor, cuando acabo me dice:



“Esta guapísima Virginia, lástima que tengas que marchar con Paco, sino te follaría aquí mismo, me has puesto a cien mientras te he ido viendo como te cambiabas No sé que tienes que haces cuando estoy a tu lado que sienta  una atracción y un cariño especial hacía ti, que no tengo a mis otras chicas. Si te portas bien en este trabajo, cuando vuelvas, no trabajarás más en el día de hoy y el resto del día hasta irte a tu casa lo pasaremos los dos juntos disfrutando de nuestros cuerpos. De nuevo te repito eres alguien muy especial para mí y no quiero que esto que siento por ti se llegue a perder, por lo menos en un tiempo. Pero venga no hagamos esperar más a Paco, que seguro que ya debe de estar impacientándose”



Esto que me acaba de decir, me alegra mi cara y corazón y hace que aunque sepa que será duro y desagradable el trabajo que voy a realizar a ese cliente me dirija a entregarme a él y hacerlo todo lo mejor que pueda, con tal de que mi querido José Enrique este contento con mi trabajo y se realice lo que me ha prometido , de que si así es , estaré el resto del día hasta volver a mi casa amándonos y gozando de nuestros cuerpos los dos juntos, que como todos sabéis es lo que más deseo en este mundo.



Cuando llegamos a la sala carrusel, e Paco está rodeado de mis compañeras con las que bromea y no deja de tocarlas. Cuando aparecemos José Enrique y yo, se incorpora y haciéndose un silencio me dice:



“Estas preciosa, putilla, me gusta cómo te sienta la ropa y como te marca todas tus curvas, creo que los dos lo vamos a pasar muy bien estas horas. Bueno venga vámonos”



Dirigiéndose a José Enrique le dice:



“José enrique, como siempre, cuando volvamos arreglamos cuenta, ya sabes que yo pago según se porte la puta”



El cubano le contesta:



“No te preocupes, Paco, se que hoy te gustara la chica que has elegido y más si te digo que tú eres su tercer cliente en toda su vida, pues solo lleva unos días trabajando de prostituta. Y sus modales como ves son bastante finos, para tú información te diré que es una señora casada de la alta sociedad Madrileña y que está aquí prostituyéndose sin que su marido lo sepa, pues se ha enamorado de otro hombre (con el que le está poniendo los cuernos)y este la exige si quiere estar con él que se prostituya y ella lo ha aceptado”



Él le contesta:



“Joder, una casada infiel y prácticamente nueva sin estrenar en el tema de la prostitución, eso me gusta. Vamos putilla por el camino me explicaras tu historia, seguro que al oírla me caliento aún más de lo que me has puesto al verte vestida con la ropa que te he traído”



Bajamos al parking y nos montamos en una camioneta vieja y sucia, medio desmantelada, toda llena de bollos y golpes. Por el camino le cuento mi historia, pero sin decirle quien es el hombre que me ha vuelto loca y por el cual me estoy prostituyendo. Al cabo de una medía hora llegamos a las afuera de Madrid por la carretera de Andalucía a un desguace, grande y como todos ellos sucios. Entramos en él y aparca delante de una nave en la que pone oficina, el aspecto del local es como  mi propio cliente: sucio y de un aspecto dejado, esta con la pintura medio caída y muy sucia, varios cristales rotos y el suelo muy sucio. Si no fuera porque estoy viendo gente mirando entre los coches viejos y a varios de sus empleados (los cuales al bajarme se han vuelto todos a mirarme y agarrándose algunos la zona donde tienen su sexo y me miran y se ríen), diría que esas instalaciones estaban abandonadas, pero desde luego abandonadas no están solo están dejadas y  sin ordenar ni limpiar. Cuando entramos en el interior de la nave, veo una habitación con una mesa en el centro y un sofá sucio y con el tapizado roto pegado en una de las paredes de la habitación. Al lado hay otra habitación que pone vestuarios y otra que pone servicios WC. Todo ello se ve muy sucio y con mucha mugre de suciedad, con grandes manchas de grasa sobre el suelo formado por unos baldosines que en su día debieron ser de color gris claro, pero que hoy están negros y sucios como si llevaran años que no se barren ni se friegan. Él se sienta en el sillón que hay tras la mesa, me dice que cierre la puerta de la calle y cuando voy a echar el pestillo me indica que no lo haga, que quiere que este abierta por si alguien tiene que entrar.



Él se mantiene erguido en el asiento mirándome sin decirme nada, y prácticamente desnudándome con la mirada. Después se desabrocha el cinturón y oigo como se baja la cremallera de la bragueta y me dice:



“Llevamos ya casi hora y media juntos y aún no me has dicho cómo te llamas o como quieres que te llame, preciosa, yo me llamo Francisco, aunque todos mis empleados me dicen D. Francisco, tú puedes llamarme Paco, como nos vamos a conocer más íntimamente esto te dará más confianza “



Yo le digo:



“Soy Virginia, y es mi nombre real, no necesito ni quiero cambiar de nombre, esto lo hago porque quiero y asumo todas las consecuencias que ello me pueda acarrear”



Entonces comienzo a oír un ruido tras de la mesa donde se encuentra y moverse su cuerpo. Yo entonces despacio  me voy acercando hacía donde él esta y puedo ver que se ha sacado su polla y ha comenzado a masturbarse. Le miro, dirigiendo mi mirada a donde él tiene sus manos, el tipo en sí me resulta repelente y asqueroso en todos los sentidos, por su físico retaco, su apestoso olor y su rostro taciturno, pero no sé qué es lo que me pasa, que siento que esta situación está haciendo que me empiece a calentar. Yo creo que más que el físico lo que me está poniendo es la situación, pues  solo de pensar que yo que hace unos días era una mujer decente, refinada y que nunca hubiera pensado en estar en un lugar tan sucio y mal oliente como aquel, ahora no solo estaba allí sino que me estaba prostituyendo con aquel tipo asqueroso y de aspecto tan desagradable. Pensar esto  me excitaba y me noto que ya estoy muy caliente de ver a mi cliente masturbándose delante de mí, a mi lado, le oigo respirar con cierta fatiga. Le miró de nuevo disimuladamente, pero el gitano mirándome serio y agitado y frenando los meneos de manos en su polla, me dice:



 “¿Qué coño miras, puta? “.



Yo le contesto, tímidamente



 “Nada, perdone, si le he molestado, pero…..”



No dejándome acabar la frase me dice:



 “¿Quieres tocármela? ¿eh?”



Yo me quedo callada pero como hipnotizada me acerco junto a él  y entonces, mi cliente cuando ya estoy casi pegada a él, alzó su brazo izquierdo y, rudamente, me pone la mano en la nuca por encima de mi cabello, haciéndome bajar la cabeza y colocándomela (por su fuerza) casi a la altura de su prominente barriga  e intentando hacerme llegar hasta sus piernas, y entonces me dice:



“¿Quieres verla, puta? ¿eh? ¿Quieres verme la puta polla? Mírala…”



 Él seguía sosteniéndome la cabeza apretándome la nuca con fuerza, haciendo que yo mantuviera todo mi cuerpo curvado hacía el punto de su cuerpo donde se encontraba su sexo. Entonces al fin pude ver su inmenso  pollón, corto, pero de un grosor impresionante, casi como una lata de cerveza, con un tronco muy venoso, mucho vello y unos cojones gordos y flácidos, era más corta que la de mi cubano pero casi el doble de gruesa. Él cuando vio mi cara de sorpresa me dijo: “



¿Te gusta, puta?”



Yo hipnotizada por semejante ejemplar de polla, acercando mi mano y cogiéndosela entre ella y comenzando a tocársela y continuando con la masturbación que él hace un momento se estaba realizando le digo:



“Si es muy hermosa, y que tacto más suave que tiene, y es muy gorda”



Él me dice:



“Tú marido no la tiene así, verdad? ¿Y tú amante , ese si debe de tener una buena polla para haber conseguido que estés tan loca por él como estas , para llegar al extremo de incluso prostituirte porque él lo quiera”.



Yo le contesto:



“No ninguno de los dos la tienen tan gorda, aunque ambos están bien armados, sobre todo mi amante, que la tiene bastante más larga que la suya y mi marido poco más o menos de larga como la suya y ambos eso sí la tiene más delgada que usted. Si me permite le diré que su polla es algo extraordinario, me gusta pero me da un poco de miedo al ser tan gorda, a que me pueda hacer daño cuando usted me la entre, pues nunca antes he tenido dentro de mi cuerpo una polla tan gorda”



El riéndose me dice:



“Ja,ja, ja,no te preocupes , lo haré con cuidado , si es que es verdad lo que me dices y me has contado que eres nueva en eso de ser puta. Y deja de llamarme de usted, y trátame con más confianza, pues date cuenta que más íntimamente que nos vamos a relacionar tú y yo no creo que lo hayas hecho con otras personas a las que sin ser personas ancianas o desconocidas, las llamas de tú”



Yo le contesto:



“Gracias, Paco, así te gusta que te tutee”



Él me dice:



“Sí, joder, así, así está mejor. Jodida golfilla, que me has agarrado mi pingón ¿Quieres hacerme una paja, hija de puta?”



 Yo al oírle se la suelto de golpe, pero mi cara se me ilumina con una sonrisa, pues es verdad que deseo hacérselo  y mirándole a sus ojos le digo:



“A mí me gustaría, pero eso si tu quieres que te la haga”



Entonces él me dice:



“Claro que sí, agárrame la polla de nuevo, golfa y comienza ya hacerme una buena paja”.



 Él ya me ha soltado de mi nuca, y entonces para estar más cómoda, me agacho en cuclillas, pues no me atrevo a ponerme de rodilla dado lo sucio y guarro que está todo el suelo, pues incluso hay charcos de grasa y agua sucia u otro liquido de color amarillento y me da asco apoyar mis rodillas en él. Acerco mi mano derecha y rodeo el  pollón sin que mis dedos puedan  abarcar todo el grosor. Se la empiezo a menear con fuerza y muy decidida, provocando que sus huevos gordos brinquen entre sus gordas y fuertes piernas. Yo a la vez que se la meneo, no puedo por menos  que pensar que cuando me penetre con esa verga me va a doler mucho. Al ser tan gorda, pesa más que las de los hombres con los que he estado, pero me gusta y me están entrando ganas de que me penetre con ella. Yo sin dejar de meneársela le pregunto:



“¿Te gusta así?”



Él entrecortado me contesta:



 “Sí, así me gusta, pero tócame también los huevos”



Yo entonces deslizó la palma izquierda por el tronco hasta abarcar los huevos, comenzando a sobarlos con leves estrujones. Siento las arrugas que forman la envoltura de los mismos  y bajo esta sus dos grandes bolas, todo ello rodeado de sucios y largos pelos rizados. Con mi mano derecha no dejo de meneársela  y de vez en cuando el movimiento de esta mano hace que con el dorso de ella choque contra su barriga blanda y llena de pelos. Y de nuevo le vuelvo a preguntar con una voz sumisa:.



“¿Así te gusta?, ¿Te gusta cómo te lo hago, como te acaricio tus cojones?”



Él entonces me dice:



“Joder, Virginia, como me tienes, me tienes cachondo perdido, que bien me la estas meneando, hija de puta. Pero, para, para ya de hacerme la paja, quiero que me la mames, hazme una mamada, pues como la chupes igual que me la has meneado, creo que tocaré la gloria. Venga , venga , pero quiero que te saques las bragas y me las des, quiero estarlas oliendo, mientras tú de rodilla en el suelo .- quiero que te arrodilles en el suelo , quiero que te manches tus preciosas piernas , pues ya me he dado cuenta que te da asco, pues la paja me la has hecho de cuclillas, pero ahora no quiero que te tambalees y puedas morderme y hacerme una herida en mi polla, de modo putilla que comienza a prepararte , date prisa, no quiero que se me baje ahora que estoy tan caliente”



 Yo entonces retirando mis manos de su verga y cojones, me pongo de pie. Él en mientras  termina de  desabrocharse la camisa y se la abre a sus lados, para estar más cómodo, quedando su barriga al aire .ó hacia los lados exhibiendo su barriga blandengue, blanca y peluda. Paco separa sus piernas, y llevando sus manos al pantalón se le abre mejor hacía los lados e incluso se lo baja un poco. Yo como hipnotizada por la visión de aquella polla que he tenido en mis manos como una sumisa le obedezco, me meto las manos bajo el jersey y me bajo las bragas hasta los tobillos, y me las saco. Al cogerlas compruebo que las he puesto totalmente mojadas, por mis jugos (la verdad es que estoy ardiendo de deseo), se las acerco y él las coge y se las lleva a su cara aspirando profundamente para percibir el olor que la prenda intima que acabo de quitarme desprende, olor mezclado de la chica que las uso antes que yo y el mío propio, entonces exclama:



“Uuunnnnnnnnn que olor, como me gusta el olor de puta guarra que acabas de dejar en las bragas, puta, que eres toda una zorra, date prisa, chúpamela de una puñetera vez, zorra”



Yo apremiada por las palabras de mi cliente me agacho, colocándome de rodillas ante él, en el hueco que queda entre sus piernas, tocando con mi espalda en la mesa. Yo le cojo su pingón con mi mano derecha, me curvo hacía ella para comenzar a metérmela en mi boca, cuando él dejando que la  braga caiga al suelo al lado de mis piernas, se reclina hacía mí y me coloca una de sus grandes manos en mi cabeza para ayudarme a subir y bajar esta.



Al acercar mi boca a la cabezota de su polla, percibo el olor fuerte, acido y mal oliente  que desprende, como consecuencia del liquido pre seminal que está desprendiendo y de llevar tiempo sin lavarse su sexo. Pero esto en vez de darme asco, me excita más y deseo con todas mis fuerzas poder tenerla dentro de mi boca. Acerco mi lengua a su glande y con mi lengua comienzo a pasarla por él, limpiándole los restos blanquecinos que tiene en ella, como consecuencia del líquido pre seminal que está echando en esos momentos. Luego poco a poco y abriendo todo lo que puedo mi boca, me la voy metiendo en el interior de ella tratando de entrármela toda ella, apenas me cabe en mi boca, siento que me corta mi respiración y procuro tomar aire por mi nariz la cual me roza con su gorda barriga. Yo deslizo mis labios, tensados por la abertura total de mi boca, desde la punta de su verga hasta llegar a los pelos de su pubis, saboreándola toda, es delicioso, noto sus gruesas venas en mi paladar y lengua y eso me excita muchísimo. Qué rica y bien me está sabiendo este pene de carne súper dura, no soy capaz de dejar de chupársela y por la comisura de mis labios empieza a caérseme un reguero de baba a la vez que no dejo de saborear ese pingón tan maravilloso que Paco tiene metido en mi boca. Rn mi movimiento de entrarme y sacarme su espada mi frente roza una y otra vez su gran barriga, blanda y fofa. Yo mantengo mis manos puesta encima de sus muslos, sobre su sucio y asqueroso pantalón, aguantando sin sacarme en ningún momento la verga de mi cliente de la boca. Cuando me la saco casi toda de mi boca, para que descansen un poco mis mandíbulas (distendidas y en tensión por todo lo que las tengo que abrir para que me entre todo su sexo en mi boca) cojo y con gran pasión me dedico a lamerle todo su capullo, mirándole sumisamente a su cara y apreciando la cara de placer que pone al sentir mis caricias bucales en su polla. Yo no  dejo de oír el ruido que mi boca hace sobre su miembro:



“Gluuup…gloooopp…gluuuuppp..uuuunnnmmmm..glubbbb”



Y a la vez la respiración cada vez más acelerada de Paco, diciendo:



“Aaahhhh, aaaahhhhh,siiiiii,siiiiii sigueeee…..ooooohhhhhh que gustoooooo me estaaaas  dandoooooo con esa boquita de mamonaaaa que tieneeeeesssss aaaahhhhhh siiiiii que gustooooooo”



Han pasado ya cerca de 7 u 8 minutos desde que empecé a mamársela y no he cesado un momento de hacerlo, y aunque me duelen mis mandíbulas, no me canso de hacérselo, me está gustando y me gusta que me trate así como una guarra, sobre un suelo sucio, sin bragas haciendo que sus sucias botas, de vez en cuando toquen mi culo y se deslicen a lo largo de él hasta llegar con la punta guarra y sucia de esas botas a mi rajita. El contacto de la bota en los labios de mi coño hace que me empiece a fluir gran cantidad de flujos, que sin yo quererlo, están formando un charquito en el suelo. Noto que Paco se tensa  e inesperadamente, cuando más estoy disfrutando de la mamada que le estoy haciendo, siento que de la punta de su verga comienza a echar y derramarse su leche gelatinosa y espesa que yo trato de tragármela toda, me gusta ese sabor agrio, fuerte que siento de su leche caliente.  Pero su corrida es muy intensa y no puedo tragar toda, me voy tragando todo lo que puedo. Él, entonces,  de un tirón me la saca de mi boca y meneándosela comienza a escupir  su esperma sobre mi cara, pelo y la zona de mi pecho sobre el jersey, yo me echo mi pelo hacía un lado para evitar que él siga manchándolo de esperma, y él fuera de sí por el placer que siente comienza a decir:



“Siiiiiiiiii joderrrrrrr lo hacesss todo biennnn, joderrr que bocaa que mamadaaaaa, me has  echoooooooo me destrozassss la pollaaaaa, del placeeeer que me daaaaasss  diossss, me vas a dejar secos los putos huevos, uhmmmmm, joderrrrrr ohhhhhh, ohhhhh, siiiiiii, siiiiiii, putaaaaa que biennnnnn la chupas, aaaahhhhhhh……me gustas muchoooooooo Virginiaaano paressssss, tomaaaaaa, tomaaaaa mi lecheeeeee , tomalaaaa mamonaaaaa de mierdaaaaa, trágatela todaaaaaa…..siiiiiiii…..oooooohhhh que gustoooooooo…..ooooohhhhh que placeeeeerrrr”.



Yo vuelvo a cogerle la polla con mis manos y acerco mi lengua y con ella le rodeo toda su polla, para tratar de coger las hileras de su sabrosa leche que resbalan a lo largo de su erecta verga. Paso mi lengua todo lo largo de su espada para llegar a sus huevos que están mojados por varios goterones de su esperma. Se la lamo con mi lengüita una y otra vez hasta dejársela completamente limpia, sin ningún rastro de semen. Le aprieto su capullo, como si quisiera estrujársele y extraerle hasta la última gota que le pueda quedar, juego con su frenillo, cosa que le hace vibrar de placer, noto como cuando acaba de eyacular se le ablanda un poco su miembro aunque aún se mantiene erecto. Mi cliente se echa hacía atrás en el sillón de oficina en el que está sentado, enciende un cigarrillo  y me dice mirándome:



“Muy bien, putita, me has hecho una buena mamada. ¿Te ha gustado?



Yo le digo:



“Sí, me ha encantado”



Y él continua diciéndome:



“¿Te gusta chupar pollas guarrilla? ¿Debes de haber chupado muchas, pues lo haces como pocas mujeres saben hacerlo, por no decir que eres la mujer que mejor me los has hecho”



Yo le contesto:



 “Sí, me encanta, pero no te creas que tengo mucha experiencia, pues no lo he hecho hasta que hace aproximadamente algo más de un mes se lo hice por primera vez a mi amante. Pues antes, por mi educación cristiana  (fui educada en un colegio de monjas y en el seno de una familia muy religiosa) esto no lo hacía con mi marido, pues me parecía guarro y asqueroso  y un gran pecado y aunque él me lo pedía nunca le di el gusto de hacérselo. Además entonces estaba muy obsesionada con que muchas cosas del sexo eran pecado, hasta que mi amante me fue pervirtiendo y convirtiéndome en lo que ahora soy”



Entonces él me dice:



“Entonces a parte de no saber tu marido que trabajas de puta, tampoco sabe que tiene en casa una verdadera hembra, fogosa y muy puta. Pues estoy seguro ahora después de haberlo comprobado en mis carnes, que si no te dedicaras a la prostitución, y tras haberte abierto al sexo  aunque no te dedicaras a este oficio, serias por gusto y vicio lo que ahora eres como profesional, una verdadera y gran puta, la mejor por ahora que yo he conocido mamando pollas”



Yo entonces le digo:



“No sé, no sé, nunca lo he pensado, pero creo que sí, que si no me dedicara a esto sería una gran puta en la intimidad con mi marido o mi amante”



Yo estoy muy caliente y no puedo aguantar más y me llevo una de mis manos a mi sexo y comienzo a tocármelo y a masturbarme. El se da cuenta de lo que hago y riéndose y mirándome me dice:



“Virginia, debes de estar muy caliente, tanto necesitas una polla, se ve que eres una mujer caliente. Levántate y siéntate bien abierta en ese sofá, quiero ver cómo te masturbas putilla”



Como una sumisa, le hago caso, cojo las bragas y me las llevo, y me siento en el asqueroso, sucio y roto sofá, lo más abierta de piernas que puedo y dejo las bragas a mi lado sobre el sofá. Al abrir tanto mis piernas el final del jersey se me sube prácticamente a donde empieza mi pubis, dejando completamente a la vista de mi cliente todo mi sexo. Comienzo a masturbarme con fuerzas y ganas, produciéndome con ello un gran placer. Entonces cuando llevaba haciéndolo un ratito y cada vez me sentía más caliente al sentirme observada por Paco y por las caricias que me estoy dando en mí chocho. Se levanta él de su asiento, apura el cigarrillo que tiene en sus labios y después lo tira al suelo y dirigiéndose hacia donde yo estoy se pone enfrente de mí como a menos de un metro en el medio del espacio que hay entre mis piernas, sigue con su polla fuera de los pantalones y con la camisa desabrochada mostrando toda su barriga , se agarra la  polla con una de sus manos y , me dice:



 “Tengo ganas de mear,  ¿Te han meado el coño alguna vez?”



Yo sorprendida, por la pregunta le contesto:



“No, nunca”.



Y él continua diciéndome, a la vez que apunta su miembro dirección a mi sexo, desde donde se encuentra:



 “¿Te gustaría probarlo, putilla?”



Yo entonces, sonriéndole y un poco temblorosa por el placer que me estoy produciendo con mi masturbación y para hacerle sufrir un poco le contesto:



 “No sé, me parece tan guarro, sucio y humillante, que ……”



Él entonces con voz dominante e imperativa, demostrando que el que manda y paga es él, me dice:



“Me gustaría mearte el coño, puta y te guste o no voy hacerlo”



Yo entonces al oír como me ha hablado y con el tono de voz que lo ha hecho, muy sumisamente le digo:



 “Está bien, puedes mearme, será la primera vez que alguien lo haga y me degrade de esa manera, pero si es lo que quieres, puedes hacerlo yo he venido y estoy contigo para servirte en todo lo que me pidas”.



Yo entonces deje de masturbarme, separé más aún mis piernas. Entonces él cuando acabo de decir esto, lleva la otra mano que  tenía en su cintura también a su polla y agarrándosela con las dos manos se mueve un poco para centrarse más con su cuerpo a donde esta mi coñito  y comienza a expulsar su orín. El chorro sale débil, cayendo el principio de su chorrada en el suelo, para luego ir poco a poco cogiendo potencia, definiendo un arco amarillento que avanzaba sobrepasando el extremo del sofá, salpicando hacia mis  medias, hasta que comenzó a mearme mi chocho, con el chorro estrellándose en el vello espeso que cubría todo mi pubis rodeando mi sexo. Yo miro hacía mi sexo comprobando como me le empapa, notando al caer el chorro ya fuerte y abundante el ardor del caldo amarillo de su meada, produciéndome una sensación nueva en mí, pero muy agradable. Él al ver que yo he retirado mis manos de mi almejita y he dejado de masturbarme, me dice:



 “Tócate, tócate, puta. Por qué has dejado de hacerlo?, tócate mientras yo te meo, quiero que lo hagas como una verdadera guarra , pues a mí me gustan las mujeres que son muy guarras en el tema de la jodienda, puta zorra, hazlo, date prisa tócate, tócate”.



 Yo le hago caso y comienzo de nuevo a acariciarse el chocho con la mano derecha, recibiendo el chorro de pis sobre los nudillos de mis manos. Me recuesto sobre el respaldo del sofá, mirándole con sumisión, masturbándome mientras me mea. La situación y como me está tratando, hace que en mí surja algo nunca sentido, me estoy excitando de ser tratada y degradada de esa manera por ese hombre guarro sucio, gordo y de aspecto tan desagradable, pero que con su forma de tratarme está haciendo nacer en mí un sentimiento hacía él de deseo. Quiero entregarme a él, ya no como puta y cliente, quiero entregarme a él porque le deseo y quiero ser suya, quiero que me siga tratando como lo está haciendo y quiero ser completamente suya, para que haga con mi cuerpo todo lo que quiera. La polla de Paco se le ha ido enderezando y poco a poco el chorro se le va cortando hasta que acaba de echar sobre mí toda su chorrada de meado. Tengo todas las medias salpicadas y el chocho empapado, pero sigo masturbándome, frotándome nerviosamente (por el deseo que siento hacia ese hombre)  con las yemas de los dedos, esparciendo el pis por dentro de mi rajita. También Paco al ir acabando ha comenzado a machacársela, salpicándome con una fina lluvia de pis, encañonándome. Nos estamos  masturbando los dos a la vez mirándonos el uno a la otra.



Él debe de estar viendo la cara de satisfacción mía, mientras  sigo meneándome mi coño recién meado por él. Yo entonces cierro mis ojos y me froto más deprisa aún mi coño a la vez que comienzo a recibir los escupitajos de leche de mi cliente sobre mis muslos y jersey, cayendo en varias partes de mi cuerpo.  Yo estoy fuera de mí del placer que estoy sintiendo al tocarme y sentir el calor de su meado sobre mi coño y no puedo por menos que comenzar a gritar  según me llega el orgasmo:



“Méame, méame, cabrón trátame cómo quieres que sea una verdadera guarra para ti, te gusta, te gusta mearte encima de mi coño, sigue, sigue, mi amor, sigue me estas volviendo loca, me gusta sentir el calor de tu orín sobre mi chocho, siiiiii quieroooooo maaaass me coroooooo, sigueeee”



Cuando abro mis ojos miro hacía Paco, el cual ha terminado y debe de haber disfrutado bastante, aunque por la excitación y el placer que he sentido no he oído sus gritos y suspiros de placer, pero sé que ha gritado de gusto igual que yo acabo de hacer en estos momentos, entonces dirigiéndome con mi mirada a él le digo:



“Gracias, Paco, gracias por el placer que acabas de proporcionarte al mearte sobre mi coño, es la primera vez que me lo han hecho y nunca pensé que podría disfrutar tanto y proporcionarme tanto placer el que un hombre se meara sobre mí, gracias. ¿Y tú has disfrutado?”



Él me contesta:



“No has oído como gritaba de placer, ha sido fantástico, me ha encantado como te has portado Virginia, ya te digo que a mí las mujeres cuando estamos follando me gusta que sean unas verdaderas guarras y putas y tú lo has sido. Descansemos un poco los dos juntos aquí en el sofá mientras pienso como continuamos nuestra juerga de amor, sexo  y lujuria”



El se guarda su pingón dentro de sus calzoncillos y abrochándose los pantalones, pasa pisando el charco de meados que se ha formado en el suelo y se sienta a mi lado, me abraza y me atrae hacía él dándome un beso con todas sus fuerzas. Estaba guardándose la verga y abrochándose los pantalones.



Yo me reclino en el asiento con mi vista fija al frente a un punto indefinido, totalmente ida, cojo las bragas y me la paso por mi coño, limpiándome los restos de meado que aún tengo en mi sexo. Entonces me voy subiendo, poco a poco, el jersey hasta mi cintura, quedando completamente desnuda de caderas para abajo y de nuevo llevo mi mano a mi chochito para acariciármele. Cierro mis ojos y suspiro hondo evocando los momentos que acabo de pasar y tener de placer con Paco. Este al verme, el cerdo, se saca de nuevo su pene del pantalón y se le acaricia por unos momentos y después lleva una de sus manos a mi mano derecha me la coge y me la lleva a su polla para que se la agarre y comience a masturbarle. Después coge su mano más próxima a mí y la lleva a mi coñito que empieza a pasarla abajo y arriba de mi raja, primero despacio, para luego ir acelerando los restregones que ya me está dando en mi coño, sin ninguna delicadeza, bruscamente. Pero este trato me hace calentarme a tope y suspirar y respirar sofocada  del placer por mi boca  y meneando mi cadera y haciendo con ello que se acrecienten los refregones en mí chocho. Yo también le estoy masturbando sin delicadeza, muy bruscamente por el placer que él me está proporcionando en mi coño. Yo sé que él también disfruta igual o más que yo, Yo meneo mi cabeza a la paz que le meneo a él su miembro y él a mi coño. Es fantástico el placer que estoy sintiendo , es como si el placer que emana de mi cuerpo pudiera con mi alma, pues me siento morir del gusto que en esos momentos siento, hasta que no pudiendo más me corro en su mano y emito un jadeo , un suspiro profundo que me deja sin fuerzas :



“Aaaahhhhhhhh, siiiiiiii, ooooohhhhh que gustoooooooo me estas matandoooo de gustoooo cabróóónnnnn”



Tras esto me dejo caer sobre el asiento, relajada y pasando a ir acariciando suavemente su polla hasta que al cabo de unos segundo se la suelto dejando mi mano sobre su muslo peludo. Que cachonda y excitada me pone el muy cabrón con aquellos modales (nuevos para mí que soy o al menos era una señora de clase alta, educada y elegante) y aquella actitud dominante con la que me trata, sintiendo esto le digo:



“Joder, cómo me pones cabrón, no sé que tienes que me gusta cómo me tratas, aún siendo todo una autentica asquerosidad que nunca pensé que una cosa tan guarra y sucia llegara a excitarme y ponerme de esta manera. No debería de decírtelo pero comienzo a sentir la necesidad de estar contigo y sentirme así tratada”.



Él se sonríe al escucharme decirle esto y separa su mano toda mojada de mis jugos, de mi coño y llevándola a mi boca me dice:



“Estás caliente como una jodida perra, chupa y límpiame mi mano de tu propia corrida, guarra ¿Tienes ganas de que te folle ya, verdad  hija de puta?”



Yo lamiéndole la mano, limpiándosela y tragándome mis propios jugos vaginales que tiene en sus asquerosas, gorda y basta mano le digo:



“Sí, sí estoy muy caliente, tú me pones cabrón, deseo tenerte dentro, quiero que me folles ya, aquí mismo o donde tú quieras, pero follaje ya de una vez hijo de puta, no aguanto más me has puesto muy caliente y estoy en estos momentos que me arde mi chocho”



Él me dice:



“No aquí no ven vamos a ese cuarto, estaremos mejor e incluso podre degradarte aún más, ya que te gusta cómo te trato y a mí me encanta tratarte así. Hija de puta, qué buena estás, joder… Qué puto coño tienes… Qué polvo más bueno vamos a echar. Vamos , ven date prisa..”…



Cuando llegamos a la puerta, que pone vestuarios la abre y me dice:



“Pasa. Aunque ves que pone vestuario, esto ya no es el vestuario, ahora se lo he acondicionado al guarda de noche esta habitación con ese servicio, para que este aquí en vez de la oficina”



Enciende una luz amarillenta y de unos 40 o 60 vatios y puedo apreciar el lugar, era una auténtica pocilga ( o así al menos la tenía el guarda), era una sola habitación de unos 40 metros cuadrados en un rincón tenía una pequeña cocina, muy sucia y guarra al lado había una especie de habitáculo (no se podía llamar habitación) donde se encontraba el baño compuesto por un pequeño lavabo y una placa turca de WC, es decir sin taza era una placa cuadrada de porcelana en el suelo con dos sitios  paralelos entre sí con forma de suelas de zapatos para apoyar los pies, con un agujero en el medio, donde depositar el orín o heces por el cual emanaba un olor fuerte insoportable a suciedad y tarjea.  Al otro lado de la habitación según se entraba a la izquierda tenía una especie de camastro formado por trozos de pales y tablas en la que había depositado un colchón viejo, todo lleno de manchas, con una sabana, que en su día debió de ser blanca, pues ahora era más gris y con muchas manchas pegadas de correduras de semen y orín, todo era mugriento y repelente. Yo pasé hacía adentro y cuando él entró cerró la puerta y echo un pequeño cerrojito que tenía. Al cerrar sentí aún más el mal olor que había en la habitación. Paco se colocó junto al camastro  se acabó de desabotona toda la camisa dejando al descubierto su gran barriga cervecera toda blanducha y llena de pelos, y mirándome me dice:



“Quítate el vestido  de una puta vez y quédate desnuda, quiero que solo te quedes con las medias, fuera zapatos y todo lo demás, zorra, que eres una guarrona salida y la mayor puta que me he encontrado hasta ahora, no me extraña que con lo caliente que eres necesites poner los cuernos a tu marido”



Mientras me dice esto él se está quitando el cinturón de los pantalones .Yo me cojo el jersey por su zona baja y me lo voy subiendo hacía arriba por todo mi cuerpo, para sacármelo por la cabeza, quedando desnuda como él quiere ante él. Al hacerlo y soltarse mis pechos de la parte que tocan el jersey me caen botando y moviéndose morbosamente. Paco al ver mis grandes pechos, moviéndose y al final a quedarse tras unos segundos en su estado de descanso habitual (a pesar de mi edad y de lo grande que tengo mis pechos aún se conservan bastante erguidos y como estoy ahora de caliente están duros y tiesos) no puede reprimirse y dice:



“Joder tía, que pedazo de cantaros tienes, si son tan grandes como unas sandias y las aureolas son espectaculares al menos tienen entre 8 y 9 centímetro de un lado al otro y los pezones tiesos como los tienes por la excitación tienen el grosor de mi dedo menique, joder tía como voy a disfrutar tocándotelos y comiéndomelos, hace tiempo que no contemplo una maravilla como esos pechos que tienes Virginia”



Él se baja el pantalón y el calzoncillo quedándose solo con la camisa abierta, enseñándome su buena polla gorda y dura, dándole su capullo en su propia barriga y con sus huevos grandes colgándole. Nos quedamos los dos unos minutos frente a frente como estamos, el solo con su camisa y calcetines y zapatos y yo sólo con las medias con su encaje por mis muslos. Él podía apreciar mi chocho todo cubierto por gran cantidad de vello llegándome bastante arriba sin llegar a mi ombligo (dado que a mi marido le gusta que lleve bastante pelo en esa parte y mis axilas). Tras estos minutos contemplándonos el uno a la otra, me dice mi cliente:



“Me encanta tú cuerpo y me ha excitado muchísimo ver que tienes pelos en tus sobacos y la gran pelambrera que tienes en tu coño. Siempre me han encantado las mujeres con pelos en los sobacos y el olor que desprende de ellos por el sudor que los pelos las producen”



Se acerca y abrazándome me acerca su pestilente boca a la mía, y me sorprendo de no producirme asco el sentir su aliento mal oliente en mi boca. Pega sus labios a los míos, que yo abro y dejo que entre su gorda lengua dentro de mi cavidad bucal y me recorre con ella mis encías, paladar y se entrecruza con mi propia lengua depositando gran cantidad de saliva en ella que yo trago con sumo placer. Luego deja mi boca y va recorriendo su lengua por toda mi cara, cuello y hombros hasta llegar a la altura de mis brazos, entonces me hace ponerlos hacia arriba y mete su cara y boca de lleno en mi sobaco izquierdo, chupando toda mi axila, mis pelo y absorbiendo fuerte tratando de coger la mayor cantidad posible del olor a sudor que mis axilas desprenden. Cuando lleva un rato en esta axila va bajando con su lengua a través de todo mi cuerpo hasta mis pechos llegando a la aureola de mi pecho  izquierdo donde se entretiene en lamerle para acabar metiéndose mi pezón en su boca , apretándole con su lengua y paladar y apretando fuerte le absorbe con fuerza, llegando incluso hacerme daño. No me deja bajar mis brazos, y con sus manazas me agarra fuerte ambos pechos, estrujándolos y apretándolos con saña y fuerza dejándomelos marcados y muy doloridos. Deja mi pecho izquierdo y con la misma forma en que llego al que acaba de dejar se va aproximando al derecho realizando la misma jugada. Yo siento el dolor que me producen sus manos en mis pechos, percibo el olor a sudor reseco y mal olor que desprende este hombre, pero esto me excita y en vez de sufrir por el trato que está dando a mis grandes tetas me produce todo lo contrario un placer indescriptible. Tras estar un rato chupando y dándole mordisquitos a mi pezón derecho sube con su lengua a mi axila derecha y me la chupa, huele profundamente y respira diciendo:



“Uffff que gusto, me da poder oler y comerme estos sobacos tuyos, Virginia, llenos de pelos y emanando un olor a sudor de hembra caliente que me vuelve loco.”



Yo le digo:



“Si mi amor, si Paco, son tuyos, todos tuyos, bésalos, comételos, haz lo que quieras con ellos, me gusta cómo me lo haces y como me estas tratando. Tengo unas ganas locas por ser toda tuya, que me penetres y folles hasta dejarme totalmente sin fuerzas. No me importa que me lo hagas aquí en este lugar sucio y desagradable o donde tú quieras, solamente quiero ser poseída por ti, pues me tienes a cien y estoy ahora mismo muy salida, mi amor”  



Él entonces dejando de chupar mis axilas pero no de tocar mis pechos, acerca su cara a mi oído y me dice:



¿Te ha gustado entonces puta que te coma tus tetas y tus sobacos, ¿He?”



Y le contesto:



“Si, si me ha gustado y me ha excitado mucho, aunque en los pechos me estés  haciendo daño, no me importa quiero ser tuya y estoy sintiendo mucho placer al ser así tratada”



Entonces él me dice:



“Muy bien, zorra. ¿Sabes qué me gusta, hija puta? Que me huelan el culo mientras me acaricio y meneo mi polla. Ven vamos a la cama.”



Yo le obedezco y agarrada a su mano nos acercamos al camastro. Paco se sienta en él y me dice:



“Arrodíllate”



Yo lo hago y entonces él me aprieta mis mejillas con sus manos y con su verga que la tiene tiesa y dura me roza mis tetas y continúa diciéndome:



“Y ahora vas a olerme mi culo, ¿verdad guarra, que eres una guarra una verdadera puerca?”



Diciendo esto me suelta y me empuja despreciándome y entonces él se tumba hacía atrás en el camastro  y levanta las piernas hacía arriba y elevando un poco la cadera deja su culo prácticamente al borde del camastro. Tiene los muslos pegados a su gran barriga y los huevos bajo su gorda polla, se abre de piernas y las apoya en mis hombros y tras esto comienza a tocarse su pingón. Yo  aguanto sus piernas y ante mi tengo su gran culo, todo lleno de pelos sus nalgas abombadas y cortas y puedo apreciar su raja cubierta de pelillos algunos con restos de mierda en ellos, es un ano grande de esfínteres muy arrugados. Acerco mi cara a su culo y percibo su olor pestilente, este olor me excita y sin pensarlo más acerco la cara hasta que mi nariz roza su raja peluda y trato de entrarla entre sus dos mofletes en medio de su asquerosa raja y comienzo a olerle su orificio anal. Estoy rozando con mi frente sus gordos cojones, duros y llenos de su esperma que estoy con todas mis fuerzas y ganas de que pronto se vacíen dentro de mi vagina. Cuanto más me desagrada y más me reboza por la mierda, mas deseo ser penetrada y poseída por este hombre, no lo entiendo, no sé qué me pasa, no sé como su desprecio y mal trato hacia mi persona hace que una fuerza que no entiendo me haga desearle. Si me viera en estos momentos cualquiera de mis refinadas amigas, yo una mujer elegante y decente estar ahora de rodilla en esta zahúrda y oliendo el culo de este hombre de aspecto desagradable, rudo, sucio y pestilente no se lo podrían creer.



Yo deseo tocar con mi nariz el agujero de su culo y pego y entro todo lo que puedo esta a él. Aspiro con fuerza y me inunda el pestilente olor de su culo sucio, al expulsar el aire que he tomado por la boca, le debo de producir un cosquilléelo en su culo al chocar el aire de mis pulmones en su ano. Entonces excitado dándose fuertes meneos en su pollón con su mano y al hacerlo copleándome con sus huevos en mi frente y cara me dice:



“Quiero güarrona que me chupes con tu lengua el agujero de mi culo y toda la raja del mismo, es una caricia que me vuelve loco”



Yo alce un poco más mi cabeza para poder llegar con mi boca y lengua  a su asqueroso ano en el que le quedaban algunas pelotillas y restos de caca y con lo salida que estaba deseaba hacérselo. Lo que estaba haciendo  en estado normal me hubiera dado mucho asco, ahora se lo chupaba y tragaba con todas mis ansias y en vez de asco quería comérmelo y hacerle disfrutar al máximo para que empiece pronto a follarme. Él a sentir mi lengua en su agujero  comenzó a decirme



 “Así cariño. Así chupa mi culo, oh ooo que delicia que lengua tienes, sigue, sigue, no pares que bien lo haces, aaaaa…..sigue así, hija de puta… Sigue…Virginia, sigueeee  Ahhh…oooohhhh que gustooooo sigueeee zorrraaaaaa sigueeeee oooohhhh pero que guarrra que ereeeeessss , jodeeeer con la señoraaaa de alto estanding que dice que eessss si es más guarraaaa que cualquier puta de las que he conocidoooooo….oooooohhhhhh  sigue , sigue , pero vuelve otra vez a oler mi culo , deja de lamérmele y huélele de nuevo zorraaaaa, sigueeeee….. zorraaaaaaa….”



Yo pego más los orificios de mi nariz a su ano, clavándole prácticamente en él la punta de mi apéndice del olfato. Yo mientras esto pasa no me he podido aguantar y tengo una de mis manos acariciándome mi rajita, a la vez que aspiro su pestilente olor llegándome esta vez prácticamente hasta mi garganta, pero me gusta, me gusta lo que estoy oliendo y haciendo y no dejo de respirar para obtener más olor ese olor a macho sudado, sucio y asqueroso que cualquier otra mujer rechazaría y se alejaría de él. Paco se cansa de la postura y baja de golpe sus piernas de mis hombros, yo aparto mi cara de su culo y él dándome un golpe en mi hombro me dice:



“Puta estas subiéndome a la gloria, y necesito que lo dejes porque si no  me voy a correr y quiero follarte y darte caña y a ver si con un poco de suerte te quedo preñada. Virginia pedazo de puta  me has puesto a cien y quiero follarte ya, ven tírate aquí en la cama. Siéntate y échate hacia atrás”



Yo le digo sumisamente, a la vez que me levanto de entre sus piernas y manteniendo aún en mi olfato y garganta el olor y el sabor de su culo:



 “Sí, sí…como tú quiera, mi amor, lo estoy deseando”



Él se quita del camastro levantándose y se pone de pie al lado del mismo, dejando que yo me siente en el centro del sucio colchón cubierto con una sabana también bastante sucia y con restos de orín y de semen  (debían de ser del guarda que en la soledad de la noche se contentaría masturbándose, pensando en alguna mujer)  y me tendí hacía atrás, con mis piernas abiertas apoyadas mis talones en  el mismo y  formando un arco y bien separadas  tocando solamente la parte de mi culo las sucias y repugnantes sabanas , ocupando justo el centro de la cama y cayendo mis grandes tetas hacía mis costados por su volumen y peso.. Yo a la vez que me tumbo en ella de espalda le digo:



“Así, así es como quieres que me ponga, toda ofrecida a ti mi amor”



Él subiéndose de nuevo al camastro y colocándose ente mis piernas, se inclina hacía delante de tal forma que su pecho rozaba el mío y mi cara y tirando de la sucia almohada que tengo bajo mi cabeza la coge y doblándola, me hace subir en el aire mi culo y me lo coloca bajo ella en la zona de atrás del mismo cogiendo parte de mi zona lumbar y quedando de esta forma todo mi sexo más expuesto y con mejor acceso para que él me penetre. Yo no puedo por menos en esos momentos que mirar su gorda herramienta y al verla dudo que pueda entrar en mi estrecho coñito sin destrozármele y rajármele, pero con lo salida que estoy solo deseo que me penetre. Y me dice:



“Estas a punto de descubrir lo que es una buena follada, pues seguro que lo que vas a sentir nunca te lo habrán hecho sentí ni el cornudo de tú marido ni tu amante”.



 Entonces él se coge con una de sus manos su bello miembro y comienza a pasármele a lo largo de mi rajita hasta llegar a mi clítoris donde se entretiene un rato jugando con él para de nuevo volver a bajar toda mi almejita abajo y así sucesivamente durante unos minutos . Después en una de las bajadas cuando esta por el centro de la raja de mi sexo se para y comienza a empujar, entonces yo (en un lapsus de lucidez, al ver la inmundicia del lugar) le pongo mis manos en su gorda barriga y empujándole hacía fuera le digo:



“¿No tienes Paco un preservativo? “



Y él al oír mis palabras me contesta:



“Por qué dices eso, pensaba hacerlo sin ello, es por miedo a que te pegue alguna enfermedad, yo estoy sano. O es por miedo a que te preñe, hija de puta”



Yo le contesto:



“No, no es por eso, yo también estoy sana es porque estoy en los días fértiles y no estoy tomando nada, pues mi marido no me deja, dado que somos un familia de muy arraigada religiosidad y dice que tomar la píldora , ponerme un diu o poner los medios para evitar el embarazo es pecado. El solo usa el método de la marcha atrás cuando lo hacemos y nos ha ido hasta ahora bien pues solo en nuestros largos años de matrimonio hemos tenido una hija que ya está casada. Por eso te decía que si tenías un preservativo, no fuera a ser que por no usarlo me dejaras embarazada y después no sé las consecuencias que tendría. Mi amante, también me ha dicho que en este oficio debo de decir a mis clientes que usen el preservativo, no solo para evitar el embarazo sino para evitar enfermedades, aunque este no sea tu caso”



 Él con cara sería me dice:



“Mira, tú serás una señora recatada y religiosa y si quieres hasta decente en tu vida normal, pero aquí estas porque te he contratado como puta y encima me gustas mucho por eso quiero follarte a pelo, y si no quieres así, puedes coger vestirte y esperarme en el coche, pues con el preservativo hoy no lo haré, si fueras una de las otras putas que tiene José Enrique lo haría, pero  después de que me has dicho tú y tu jefe que eres nueva en el oficio quiero estrenarte y usarte esta primera vez libre de barreras y además me encantaría que te quedaras preñada de mí  y de esa forma coronar bien coronada la frente de tú marido. Si eso ocurriera estoy seguro que tú sabrás bien como hacer ver al cornudo que es suyo. Por tanto si quieres seguir, seguimos y yo encantado pero sin preservativo, sino ya sabes, te vas y no ha pasado nada, pero conociendo a José Enrique sé que no le gustará”



Yo aparte de pensar en las palabras que acaba de decir y saber que tenía razón respecto a lo de José Enrique y que por ello recibiría en vez de mi premio un fuerte castigo, también deseo hacerlo con este hombre cuyo aspecto repugnante y su forma de tratarme me excita y me está volviendo loca, no me importa que me folle sin protección pues preñada no me va a dejar , ya que lo estoy (aunque él no lo sepa y le siga la corriente de hacerle ver que también no me importaría que me preñara. Sino que incluso lo deseo también), por tanto le contesto:



 “No, no Paco, no pasa nada, si tú deseas hacerlo sin preservativo, lo haremos y si me dejas embarazada y es lo que desearías, yo también lo deseo, yo solo deseo ser tuya y tenerte pronto dentro de mí, nada me importa lo que después pueda ocurrir, te deseo y te quiero, fóllame, fóllame a pelo lo deseo tanto como tú, quiero ser tuya YA”



A él al oír estas palabras se le vuelve a alegrar la cara y me dice:



“Así me gusta, Virginia,  hija de puta, ya verás que bien lo vamos a pasar y lo que vas a disfrutar zorrita”.



Yo muy sumisa y ardiendo solo le contesto:



“Sí, soy toda tuya, házmelo cómo y cuando quieras”



Entonces él cogiéndome mis piernas con sus manos me las coloca a cada lado de su cintura. Mi mirada esta fija en su polla, me tiene extasiada, estoy deseando sentirla entrar en mi y gozar sintiendo como se mueve dentro de mi vagina. El me dice:



“Ábrete bien de piernas que te va hacer falta. Prepárate para gozar guarrilla estoy deseando de probar tu chochito y reventártelo bien reventado de una puñetera vez, se le ve tan estrechito, es una belleza de chocho, pedazo de puta, que coño tienes”



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Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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