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Categoría: Maduras

Una madura que queria compañía...

Esto sucedió algunos meses atrás, cuando fui a quedarme a dormir a la casa de una amiga de la familia. Ella es una mujer mayor. Tiene 59 años y su marido viaja constantemente, y sus hijos ya están todos casados. Es una mujer que para su edad, tiene el cuerpo algo tirado abajo pero igualmente, es una mujer agradable.



El asunto es que me pidió si podía quedarme a dormir en su casa porque iba a estar sola en su casa, y tenía miedo a los ladrones. Hace unas semanas atrás, habían entrado unos a la casa de al lado. Yo le dije que sí pero que iba a llegar después de una reunión con unos amigos en el trabajo.(Tragos de por medio). Ella aceptó pero me dijo que no llegara tan tarde.



Cuando llegué, venía algo alegre por la reunión con mis amigos. Ella me esperaba y me saludó afectuosamente. Yo, un poco atrevido, le dije si no tenía un vino de esos que siempre tiene en la reserva. Ella me preguntó cuál es la razón y le dije que en esta reunión con gente del trabajo, me habían anunciado un nuevo puesto en la empresa. Ella se puso contenta como buena madre qué es siempre y sacó un Navarro Correas para celebrar.



Tomamos la primera copa, luego la segunda, y así hasta acabar la primera botella. Ella estaba ahora un poco alegre. El vino se le había subido a la cabeza. Abrió otra botella y yo puse música tipo salsa para animar la reunión. Ella me sacó a bailar y comenzamos nuestra fiesta. Yo, sin mucha intención, apreté mi cuerpo al suyo, y comenzamos a bailar pegados.



Jamás hubiera insinuado nada a la Sra. Rosa, sino que el efecto del vino me estaba pegando. Yo le dije que fuéramos a descansar y nos fuimos. Entré a la habitación de su hijo que está al lado suyo y comencé a desvestirme. Estaba tan cansado que me quité la ropa y me quedé en slips, tirado en la cama. De pronto, entra la Sra. Rosa para darme sábanas limpias y menuda sorpresa al encontrarme en esas prendas. Yo ya dormía. Y ella al parecer se quedó viéndome. Al rato, escucho que dice mi nombre.



Yo me despierto y con los ojos entrecerrados, veo a la Sra. Rosa en una bata media transparente. Yo finjo estar dormido y ella se acerca al pie de la cama y cubre mi cuerpo con la sábana. En ese momento que ve dormido, ella que andaba con el vino en la cabeza, aprovecha y acaricia mi pecho, mi abdomen. Baja la sábana hasta mis rodillas y empieza a tocarme el miembro. Yo que andaba haciendo el dormido, no pude evitar que mi bulto creciera. Ella lo acariciaba como si hace mucho, a sus casi 60 años, no había tenido relación con nadie. La Sra. Rosa acariciaba entonces mis muslos y nuevamente iba a mi pija.



De pronto como si algo la detuviera. Se levantó rápidamente y salió de la pieza. Yo me quedé muy caliente por esa iniciativa. A la media hora de lo sucedido. Yo no podía conciliar el sueño y me fui a buscarla a su pieza. Estaba allí, dormida de costado. El televisor estaba encendido y ella sin cubrirse estaba echada en su cama matrimonial. Entonces, me acerco detrás de ella y comienzo a tocarle su cola que era algo grande. Se lo acaricio con mis manos, mientras tanto empiezo a subirle el camisón hasta quedarme sólo con su bombacha. En esa circunstancia, me apoyo sobre su cola y empiezo a dar suaves bombeos sobre ella. Con mi pieza totalmente erecta, me refriego sobre ella con más intensidad.



Ella supuestamente, sigue dormida. Con un brazo, le doy vuelta quedando boca arriba. Le subo el camisón y le bajo la bombacha. Sorpresa la mía, cuando veo que su conchita estaba empapada. Voy con mi boca, y le empiezo a lamer toda. Voy a su clítoris y se lo succiono. Escucho por primera vez un suave gemido. Por la luz del televisor, veía que ella estaba todavía con los ojos cerrados. Su respiración era más fuerte y los gemidos era más intensos. Veo que se está por acabar y aceleró los besos y lamidas a su conchita, y entonces, soy testigo como sus piernas se endurecen y dan fuertes espasmos.



Yo más caliente aún, voy al borde de la cama y coloco mi pija cerca de su boca. Con el liquido preseminal, le voy mojando los labios. Ella sigue con los ojos cerrados como si estuviera durmiendo. Yo con mi mano le abro un poco la boca y empiezo a taladrar con mi paquete. Ella abra más la boca, y la penetro entera por su boca. Ella sigue como si durmiera, yo ya estoy seguro que está más que despierta, pero ella sigue con el simulacro. Comienzo a bombear suavemente y siento que su lengua recorre todo mi miembro en el interior de su boca. Yo se lo saco un momento, y le pongo mis huevos, empieza a lamerlos, le vuelvo a introducir mi paquete y se lo vuelve a tragar todo.



Ella sigue dormida. Yo cada vez más caliente, le quito el dulce de la boca, y le abro las piernas un poco y empiezo a penetrarla. Bombeo y bombeo. Estoy sacado. Quiero acabar adentro, sigo, sigo. La Sra. Rosa gime de placer, pero aun con los ojos cerrados como si durmiera o tuviera un sueño maravilloso. Sigo, sigo hasta que al fin, acabo. Por sus reacciones, se que ha tenido su segundo orgasmo. Yo me retiro de su pieza. Y al día siguiente, cuando me levanto, la Sra. Rosa tiene listo el desayuno. Le pregunto cómo descanso. Y ella me responde que perfecto y que tuvo un sueño hermoso. Yo le sonrío mientras le miro su figura que se trasluce por el camisón.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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