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UNA HISTORIA MARAVILLOSA

"Despues de muchos años de casado estoy teniendo una aventura maravillosa con la mujer mas bonita del mundo."

 

UNA HISTORIA MARAVILLOSA

Recientemente he cambiado de trabajo. Mi encuentro con ella en la maquina de café del pasillo de la oficina fue uno de los encuentros mas agradables desde hacia meses. Ella tenia algunos años menos que yo, había sido alumna mía hacia un tiempo y no nos habíamos visto desde entonces, ahora trabajaba en una oficina en el mismo edificio en el que se encuentra la mía y, claro, compartimos la zona de descanso.

Ella era guapísima, lo mejor: sus ojos grandes y marrones que te miraban con un algo que no sé describir que hacia que no te pudieras despegar de su conversación. Tenía un cuerpo de escándalo, era alta y sabía vestirse bien. Su media melena castaña y su sonrisa juguetona completaban la visión de una diosa.

Lógicamente, mi relación con ella era únicamente de antiguos conocidos y amigos, hablábamos de cosas intrascendentes, de trabajo, de nuestras respectivas parejas e hijos. Ella era divertida y desenfadada. Yo procuraba coincidir a tomar café con ella controlando los horarios, uno de esos días intercambiamos lo emails.

Los emails sirvieron para el comienzo de una serie de envíos y reenvíos de las múltiples tontadillas graciosas que circulan por Internet, una de ellas eran unos animalitos en posturas graciosas y, al enviarlo, puse un el asunto: “para que aprendas nuevas posturas”

Ella contesto que debía tener cara de panoli porque mucha gente le enviaba mensajes como esos. Yo le contesté:

-de panoli nada, estos emails te los mandamos los que queremos hacerte proposiciones deshonestas y no sabemos como empezar (jeje).

Ella me contesto con un mensaje gracioso y largo de su propia cosecha. Yo le contesté:

-¿te has fijado que no fumar (estaba intentando dejar de fumar) estimula tu creatividad?

si lo aplicas a mas cosas, los resultados pueden ser sorprendentes. no te cortes...

me contestó -Eso lo dices porque no me conoces en otros ambientes.....Esos resultados sí que serían sorprendentes.

-yo creo que no hay nada que me guste mas que sorprenderme....

-¿te sorprendes habitualmente?

-cada vez menos...¿y tu?

En ese momento me llamaron por teléfono y justo, nada mas colgar, recibí la visita de unos clientes que me entretuvieron casi una hora. Al final se fueron y regresé al ordenador. Su respuesta era:

-Voy en tu mismo barco...

No sé que me pasó en ese momento, me dio un vuelco el corazón,… que estaba haciendo!... estaba flirteando, pero yo estaba felizmente casado. Aquello estaba tomando un rumbo inequívoco y todavía podía corregirlo. Estuve pensando unos minutos y, la verdad, pesaban de forma poderosa la imagen de ella sonriéndome y la idea de que sólo se vive una vez y hay cosas que, creo que valen la pena. Había comprado una bolsa de caramelos para tener en la oficina, le dije:

-deberíamos hacer algo para sorprendernos...A un cigarro no... pero te puedo invitar a inaugurar mi bolsa de caramelos.

Ella vino a mi oficina estuvimos hablando un rato pero ninguno de los dos se atrevió a dar ningún paso mas, pocos minutos mas tarde nos despedíamos. Me sentí completamente idiota. Quería o no quería yo? Y ella? Como se daba el primer paso? Hacia muchos años que no lo hacia…

Cuando se despidió dijo que se iba a fumar un cigarro. Esto lo solía hacer en la puerta de la calle del edificio de oficinas ya que no se puede fumar en el interior. Me asomé y no estaba allí. Le escribí:

-ya no fumas en la puerta... has encontrado algún lugar secreto?

Al rato ella me contestó -Si. ¿Como lo sabes?

-Me he asomado y no estabas. ¿Así que hay sitios secretos?

-Por supuesto.....todo edificio tiene su "cado". Lo malo es que el primer día me quedé encerrada.

-ah!. pues me tienes que enseñar el cado... aunque exista el riesgo de quedarse encerrado. el caramelo lo pongo yo.- los dobles sentidos empezaban a ser un poco gruesos.

-Estás jugando con fuego..... ¿y si te quemas?

Este ultimo mensaje lo interpreté como un rechazo. Me quede pensativo durante unos minutos. No sabía si seguir o dar marcha atrás. Opte por contestar con otra pregunta.

-bueno... los que fumáis ya sabéis de estos riesgos. ¿te has quemado alguna vez antes?

-No ¿y tu?

-tampoco. Tampoco me había apetecido fumar tanto antes ...y si se tiene cuidado con las colillas... no hay porque quemar nada

-Mi "bola de la verdad" está dando tumbos por la mesa....¿estás seguro?

-se puede estar realmente seguro?

-Eso lo había oído antes...pero es la primera vez que me llaman colilla (jeje).Respecto a lo de ¿estás seguro?..me refería a si estabas seguro de que nunca te habías quemado antes...Yo te digo la verdad.

Los dedos iban frenéticos sobre el teclado. Los latidos del corazón también.

- Yo también. La ignorancia es muy arriesgada

-Vaya problemón¡¡¡¡¡¡ dos novatos fumando.....

-Hacia tiempo que no me sorprendía así y me encanta...Me gustaría invitarte a otro caramelo.

- A mi también.....me desconozco

- vienes? me enseñas el cado?

-Cuando?

-Ahora?

- Voy ahora. Pero el cado no te lo puedo enseñar porque es la escalera de incendios (nunca mejor dicho)

Dos minutos mas tarde llamaban a la puerta de mi despacho. Hacia tiempo, mucho tiempo que no estaba tan nervioso. Me levante y me dirigí hacia la misma, la abrí y entró ella con la mirada baja. Cerré la puerta tras ella.

- No sé que estoy haciendo aquí.- dijo

No la dejé continuar la cogí suavemente de la cara y la bese en los labios. Un primer beso corto y tierno y un segundo largo e intenso. Nos abrazamos y seguimos besándonos durante varios minutos. Nuestra lenguas jugaban entre si y nuestro labios se apretaban con pasión. Yo le acariciaba la espalda a través de su ropa y la apretaba contra mí.

Durante un largo rato estuvimos besándonos y abrazándonos como si hiciera años que no lo hacíamos. Al rato nos separamos quedando para el próximo día.

Durante los días siguientes tuvimos multitud de encuentros en mi despacho, pero nos daba la sensación de que no sabíamos como seguir. Hablábamos de la situación con algo de angustia y culpabilidad. Pensábamos en dejarlo. Por un lado no queríamos ir más allá, ni continuar, por otro lado, con esos encuentros furtivos de abrazos y besos en mi despacho pero, por otro lado, hacer el amor con ella era lo que más deseaba en el mundo en ese momento.

La oportunidad se produjo unos días mas tarde.

Ella tenía que ir a una población cercana por temas de trabajo y yo podía organizar mi trabajo para coincidir con ella allí. A media mañana habríamos terminado con nuestros respectivos compromisos y podríamos buscar un hotel. Dispondríamos hasta media tarde, momento en el que deberíamos volver a nuestras respectivas casas. Dejamos nuestros sentimientos de culpabilidad atrás.

A la 1 del mediodia nos juntamos, libres ya de toda ocupación. En el coche nos fundimos en un beso y acudimos hasta el hotel del pueblo. La siguiente hora fue un poco accidentada ya que el hotel estaba cerrado, otro estaba lleno, en el pueblo de al lado había otro hotel pero era muy feo así que por fin, casi 50 km mas allá encontramos un precioso hotel.

El rato de contratar la habitación y que nos inscribieran y nos dieran las llaves fue mas duro de lo que pensábamos, que vergüenza pasamos!!, aunque la persona que nos atendió actuó de una forma completamente profesional. Al final nos dieron una bonita habitación abuhardillada.

Cuando entramos, las cortinas estaban cerradas y no había más luz que la de las lámparas de las mesillas de noche que se habían encendido al entrar.

La habitación estaba muy bien decorada con muebles antiguos y el ambiente era calido, … en todos los sentidos… La calefacción cumplía con su papel manteniendo la alcoba en una temperatura muy agradable.

Ella dejo el bolso, yo el teléfono móvil, nos acercamos, nos abrazamos y nos besamos.

Me miró a los ojos y me dijo:

-No hay demasiada luz?

Me separé de ella, encendí la luz de una lámpara alejada de la gran cama y apague las de las mesillas, la habitación quedó en penumbra

-Así mucho mejor, soy un poco vergonzosa

Se acercó a mí y me cogió la corbata

-deja que te quite esto – me dijo.

Y me quitó la corbata y la americana, continuó con la camisa y me la desabrochó entera

-quítatela para que no se arrugue.

Me la quité y me dispuse a descubrir su cuerpo. Estaba muy nervioso… histérico… ella era preciosa y me estaba mirando con unos ojitos que, en ese momento, hubiera querido sujetar ese instante para toda la eternidad. Llevaba un vestido de una pieza y tuvo que ayudarme a quitárselo, las medias también.

Solo la cubría un conjunto de braguita-tanga y sujetador de color claro que contrastaba con su bonita piel morena. Se sentó en el borde de la cama junto a mí, me desabrochó los pantalones y me los quitó.

No sé si en ese momento ella pensaba en seguir con mi ropa interior pero, creo que si lo hacia no iba a poder aguantarme así que, antes de que continuara, me recosté suavemente junto a ella y la abracé.

Nos abrazamos y besamos durante algunos minutos y, jugueteando, le desabroché el sujetador. Ella me ayudo a quitárselo y quedaron al descubierto dos pechos preciosos, de tamaño medio pero duros. Los miraba a la vez que los acariciaba suavemente con la punta de las yemas de mis dedos de la mano derecha. Ella se me abrazó rápidamente.

-no me mires,… me da mucha vergüenza –dijo, poniendo voz de niña.

Tenia que hacerla sentir cómoda así que me levanté y me quite el calzoncillo quedando desnudo frente a ella. Ella se quitó las braguitas y me tendió los brazos. Me volví a recostar junto a ella y nos volvimos a abrazar y a besar.

Nuestros cuerpos estaban muy pegados y mi polla se metió entre sus piernas, muy cerca de su sexo. A la vez que nos abrazábamos comenzamos a movernos despacito rozando nuestros cuerpos. Los siguientes minutos fueron muy intensos, ella cerró los ojos y comenzó a jadear muy bajito. Yo la besaba en el cuello y en los hombros mientras no parábamos de movernos así, abrazaditos y con nuestros sexos muy unidos.

Al poco rato ella estallaba en un bonito orgasmo, su timidez hacia que no lo expresará con palabras pero los movimientos de su cuerpo no dejaban lugar a dudas. Después se quedo quieta durante unos instantes recuperándose. Abrió los ojos y me sonrió.

Se volvió de espaldas a mí y me dijo – abrázame.

La abracé por detrás y la comencé a besar en el cuello muy suavemente.

Mi polla volvía a quedar entre sus piernas y tenia un tamaño considerable. Tras unos minutos de estar en esta maravillosa posición volví a mover mi pelvis y a pasear mi sexo por el suyo. Ella en ese momento, metió la mano entre sus piernas, cogió mi polla y apuntó con ella hacia su interior. Yo me limite a hacer un suave movimiento y entre hasta dentro.

Los dos suspiramos y comenzamos a movernos suave y rítmicamente. Mi sexo entraba y salía y un millar de sensaciones me recorrían todo el cuerpo. Poco  a poco iba subiendo de intensidad y veía venir el final que se acercaba intensa e inexorablemente. Algunas contracciones, una intensa sensación de que ríos de líquidos circulaban por mi interior… me separé de ella.

La giré mirando hacia arriba y me puse sobre ella. Quería, necesitaba verle la cara. La penetré esta vez de frente. Poco a poco, a veces hasta el fondo y otras veces solo hasta el principio de su cueva. La besaba  y ella me besaba.

Puse sus piernas sobre mis hombros, ella cerró los ojos y sonrió. Comenzamos los dos a movernos despacito, en círculos, adentro y afuera. Ella seguía sonriendo con los ojos cerrados y esa cara ya la conocía. Empezó a jadear muy silenciosamente. Cada vez con mas intensidad y nuevamente exploto en un orgasmo. Nos volvimos a quedar en silencio.

Al rato abrió los ojos.

- te llevo dos de ventaja

- llévame los quieras – le dije

Comenzó a besarme en el cuello y a lamerme por los hombros y el pecho.

-déjame que te miré yo a ti ahora –me dijo

Recorrió mi cuerpo describiéndolo a la vez que lo acariciaba. Continuó besándolo.

Se puso a cuatro patas y fue bajando con sus besos. Era evidente a donde se dirigía y yo estaba firmemente dispuesto a dejar que llegará.

Se puso entre mis piernas de rodillas y me miró sonriendo juguetonamente. Se agachó y comenzó a lamerme por entre mis piernas, mis testículos, otra vez mis piernas. Se situó frente a mi pene y lo beso. Primero un beso tierno en la punta, luego más, por ultimo se la introdujo del todo.

Movía la boca con una maestría indudable, sentía todo y mas, sus dientes, su lengua, sus labios, su aliento calido. Las yemas de sus dedos acariciando alrededor. Su ritmo, la visión de su cuerpo desnudo concentrado en mi sexo.

Volví a sentir que algo venia,… todo venia, tensé las piernas, los brazos, la espalda, cerré los ojos… tenia que avisarla…

- me voy a correr – susurré

Ella retiró su boca en el último momento en el que yo esparcía por alrededor todo mi semen en violentas contracciones. Ella no retiraba sus manos en un ligero movimiento acompasado con mi violento orgasmo. No sé exactamente que pasó después, solo sé que volvíamos a estar abrazados tiernamente y que el tiempo parecía haberse detenido.

Comencé a recorrer su cuerpo con mis dedos, sus pechos, sus brazos, su vientre… cuando me acerque a su sexo ella se contrajo levemente y cerró los ojos. Estaba claro que había localizado uno de sus puntos débiles…. Seguí acariciándola y metí mis dedos en su sexo. Estaba completamente mojada. Se abrazó fuertemente a mí.

Como pude, debido a la postura, continué acariciando su sexo con mi mano derecha. Ella se apretaba a mí con fuerza y volvía a comenzar a jadear, ahora de una forma mas abierta. Ella se movía al mismo ritmo que yo la acariciaba y poco a poco fue subiendo de intensidad hasta que comenzó a correrse nuevamente con fuertes movimientos de pelvis y jadeos. Me apartó la mano y se quedó relajada. Me abrace a ella.

Estando muy próxima a ella la pude oir tarareando una canción…

- cantas?

- Me relaja

La bese tiernamente. Había sido uno de esos momentos que uno no podrá olvidar nunca.

Al rato nos duchamos, nos vestimos y nos fuimos a nuestra ciudad y a nuestras casas. Hemos seguido teniendo encuentros pero eso son otras historias.

Datos del Relato
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