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Categoría: Maduras

Una agraciada vecina (II)

Luego del primer encontrón con mi vecina, la cual se me olvido describirla y su nombre, les diré que, para sus 42 años, el nombre de ella es Elsa, tiene un culito bien durito aun, con unas caderas bastantes anchas las cuales vuelve loco a uno, y unos pechos bastantes grandes de contextura bastante esbelta, es difícil de creer que tenga esa edad, pero la vieja se mantiene aun cogible. Al cabo de unos días, no podía dejar de pensar en aquella mañana en donde nos revolcamos como locos en su habitación, que debía verla a como diera lugar, ya desea cogérmela nuevamente, lo malo era su hija, una noche viernes fin de semana, llegaba de noche ella de su trabajo, y yo venia de la universidad, me miro y se acerco hacia mi, y me dijo mañana por la mañana, 10:00am, y esa fue la hora y día.





Ya por la mañana cuando toque su puerta su hija se encontraba allí, pero era ella quien estaba al tanto de la puerta, hizo que pasara a su habitación, y me escondió dentro de ella, y le dijo a su hija que para cualquier cosa estaría arreglando unas cosas en su cuarto, apenas cerro la puerta fui hacia ella y le nos dimos un intenso beso, como dos hambrientos de deseo sexual, yo procedí a masajearla el cuerpo, lentamente para esa ocasión ella esas faldas anchas, y una blusa bastante ceñida, metí mi mano dentro de su falda, y empecé a masajear su culito, la muy perra no llevaba ropa interior, entonces metí uno de mis dedos en culito rápidamente eso hizo calentarla rápidamente, ella empezó a desvestirme rápidamente y soltarme los pantalones, y yo procedí a quitarle la ropa también, al ver su calentura por los firmes que se encontraban sus pezones, no lo pensé dos veces y me colgué de ellos, con un bebe en busca de leche, y ella trataba de gemir no tan fuerte ya que se encontraba su hija, eso me excitaba y hacia que la haga llegar a gritar, y que su hija viera como me cogía a su madre.



Ella bajo rápidamente y tomo mi pedazo con sus dos manos, y empezó a chuparlo, carajo por un momento se la trago con todo y bolas, era de no creer era una ninfómana al menos conmigo, pero luego de dejármelo listo, bien duro y parado se cuadro, en cuatro y abrió las piernas, para ser clavada, pero dado que me excitaba ver como cuidaba no gemir demasiado o alto para no darle sospecha a su hija, yo empece a jugar con su culito mientras, rozaba mi pinga contra su culito, ella pedía que se la metiera de una vez que ya no aguantaba mas, solo recuerdo que decía: Dámelo de una vez... Clávame con a las putas de tus amigas... Entonces mientras jugaba con ella, se la introduje pero lo hice por su anito, el cual aun no se encontraba dilatado mucho, ella dio un grito que su hija al percatarse de eso, toco a la puerta y pregunto si pasaba algo, yo empecé en ese momento a metérselo con desenfreno, ella entre gemidos hablaba con su hija, eso me excitaba mucho mas y seguía dándole con fuerza, y ella trataba de disimular, pero no podía por momentos gemía pero ponía su cabeza contra la almohada, yo empece a sentir que me corría y ella dio la vuela y se trago todo, sin dejar gota alguna, para ello dado a sus dotes de chupar bien las pingas, la mía se encontraba nuevamente parada, entonces le dije: Ahora te Toca a ti, se monto como la primera vez, y empezó a retorcerse y moverse como toda una experta que lo era, era toda una puta en la cama como debe ser una mujer, luego se detuvo un poco y volvió introducirse mi pinga en su anito, al parecer ya le había agarrado gusto, ella empezó a gemir aun mas fuerte y ya no le importaba que su hija escuchara o no, hasta que en un momento ya no dio mas de tanto movimiento se tiro contra mi, y yo empece a moverlo nuevamente e metérselo con todo, ella gemía y me daba sus tetas para chuparlas, luego de eso la tire un poco de lado y empece a penetrar nuevamente, a pesar de estar un poco incomodo ella supo acloparse bien, ya cuando sentí que nuevamente me venia, ella tomo mi pinga y empezó a mamar, por un largo tiempo hasta dejarla limpia, luego de tan grandiosa faena con ella.



La pregunta era como salir si aun su hija se encontraba, dentro de la casa, me dijo yo le diré que vaya a comprar algo, y luego sales tú, entonces la mando a la tienda por unas pastillas, y yo salía al instante de su casa todo cansado y sudoroso por tanto ajetreo con Elsa. 


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 6
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