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Categoría: Maduras

Todo el mundo tiene un precio (y 7)

Marta aflojo las nalgas, dejándome libertad de movimientos. Me desmonte de sus muslos y me puse en pie. Me sentía mareado, las piernas me flojeaban, no conseguía enfocar bien la vista. Regalé los sentidos durante un rato. Vista, olfato, oído, tacto.



Cuando conseguí enfocar de nuevo la vista y vi a Maria de rodillas, a sus 69 me parecía un ave del paraíso. Estaba sonriente. Su mano derecha descansaba sobre el nalgon derecho de su hermana mayor, sus tetazas, algo caídas, quedaban pequeñas al lado de la desparramada carne de Marta, que se había ladeado en la cama de cara a su hermanita. Miré mi dedo meñique y bajo la uña arreglada se veían las marrones excreciones anales de Marta.



La habitación olía a una mezcla extraña pero muy morbosa, o mi me lo pareció. Era una mezcla extraña de el olor punzante de la orina, el dulzón del sudor reciente, el penetrante de los orgasmos (esperma y flujos) y, de fondo un, sutil pero notable, efluvios de heces.



Maria se sentó en la cama, justo encima de la mancha provocada por sus propios fluidos, circunstancia que aproveché para frotar mi menguante polla por su cara, cuello y tetas.



-Me estas manchando toda – oí a lo lejos.



Le di a Maria un dulce y profundo beso en los labios. Al alzarme me fijé en como salían, del interior de Marta, una mezcla extraña de mi esencia, unas gotitas de sangre y la nauseabunda mezcla que empleé para lubricarla. Todo ello resbalaba desde su coño, por el interior de su muslo izquierdo y hacia atrás, semejando una pequeña diarrea. Levanté la nalga derecha para tener una buena visión, no por morbo, realmente me preocupo haberle producido algún daño interno. Pero salvo el color rosa intenso y los fluidos, no parecía tener daño alguno. Pasada la preocupación acaricié la parte trasera del coño y el ano con los dedos. Marta dijo un respingo cerrando las nalgas de golpe.



Me tumbé encima de Marta, sujetando mi peso con los brazos, restregando mi casi mínima polla por la cadera de Marta y el torso de la mano de Maria, besando cariñosamente a Marta en la mejilla, después de innumerables besos, Marta volvió la cabeza y me fue posible darle el primer morreo.



-Yo... - habló Marta balbuceando – no sabía... como... es lo... mejor de mi vida... nunca... ni cuando... Manolo... no puede ser... es... tan bueno... duele... y me gusta... no... no... lo... entiendo...



Maria le contestó:



-Es porque no estabas acostumbrada a tanto placer... yo por lo menos había tenido orgasmos iguales con mi difunto.



Me puse en pie de nuevo y dije:



-Lo mejor será que nos lavemos bien, cambiemos ropa de cama y durmamos, creo que ya es tarde y mañana trabajo.



La verdad no sabia muy bien que hora era, pero me daba igual, mi morbo seguía intacto, pero sabia que mi físico tardaría bastante en reponerse.



Las dos ancianitas trataron de ponerse en pie, pero el reciente trajín, su peso y su edad se lo dificultaban, solo conseguían que la cama crujiera con cada uno de los esfuerzos que hacían, ademas, sobretodo Marta, me mostraba involuntariamente el meneo de unas carnes que me mantenían en un estado de excitación considerable.



-En lugar de mirar tanto podrías ayudarnos ¿no? - dijo Maria.



-Si... por supuesto, lo siento. -dije tendiéndole la mano.



Cuando la tuve sobre sus pies no pude evitar morrearla brevemente pero acariciando todas sus carnes con deleite. Su hermana nos miraba tumbada boca arriba y apoyada en sus codos.



-¿Y a mi no vas a ayudarme? - dijo con una sonrisa.



Solté el cuerpo de Maria y le tendí la mano a la mayor de las hermanas. Marta la asió con fuerza pero no conseguí ponerla de pie. Marta se reía a carcajada limpia de su propia torpeza. Entonces Maria le tendió otra mano y entre los dos conseguimos, con algunos esfuerzo y entre muchas risas, ponerla sobre sus pies. A causa de todo ello, quedamos de pie, si, pero nuestros cuerpos se rozaban en zonas que me ponían febril.



Con mis manos cogí a cada una de las hermanas por la nuca y empecé a morrearlas por turnos, ora una ora la otra. No recuerdo cuantas tandas de besos llevaríamos, el caso es que nuestros tres labios llegaron a estar tan cerca que empezamos a darnos un morreo a tres. Me aparté un poco y no tuve que hacer nada, las ancianitas empezaron a morrearse entre ellas. Lo estuvieron haciéndolo poco tiempo, o quizás a mi me pareció poco tiempo, pero mi morbo volvió a unas alturas que no creía posible en mi estado.



Aún no se cual de las hermanas dijo:



-Voy al baño



-No – dije yo sonriendo – no vas al baño, vamos al baño.



Por el corto trayecto hasta el servicio, me puse morado de tocar culos, tetas y coños. Mi mente estaba firmando cheques que mi cuerpo no podría pagar.



Una vez en el lavabo, hicimos nuestras necesidades y nos metimos en la gran bañera, encendimos la refrescante ducha de agua tibia y cada uno de nosotros ayudo a enjabonar a los demás. Lo hicimos por orden de edades:



Maria y yo enjabonamos a Marta. Mientras yo me encargaba de su culo (prestando buena atención al ojetitto), piernas y espalda, Maria le enjabonaba las tetas el vientre y el coñito a Marta.



Después le toco el turno a Maria, yo le enjaboné las tetorras, la barriguita y el chirri, entreteniéndome en limpiar la uretra y el botoncito próximo a ella. Marta le enjabono el culete, la espalda y las piernas. Tanto Maria como yo le dimos instrucciones a Marta para que le limpiara el ojete a fondo, metiendo el dedo indice por completo en el anito de Maria. Durante el proceso no cesaba de decir:



-Limpiaaaahhh... bien den-dentro... uuuffff... essssss.... escueceeeeej... iiiif...



El ultimo en pasar por el lavado fui yo, Maria me enjabonó la espalda, culo y piernas. Marta me limpió el pecho, vientre y pene. Tras quitarme la espuma traté de engatusarla a Marta para que se la metiera en la boca, pero no cedió, eso sí lo trató con un mimo exquisito y le dio un besito al escroto.



Nos secamos cada uno nuestro cuerpo y la espalda de algún/a compañero/a. Dando por finalizado el aseo y volviendo al viejo dormitorio de la vieja Maria, allí disfruté de lo lindo viendo como hacían la cama mis dos anfitrionas. Ponían los culos en pompa, sus tetas colgaban rozando las sabanas, en resumen, disfruté viendo y tocando.



Yo ya no estaba para muchas luces, me encontraba cansado, pero tener a dos mujeres de esas características a disposición de uno hace que algunas cosas más o menos absurdas venga a la mente.



-Martita, guapa – dije con voz de niño pequeño



-Mandadme caballero.



-Me gustaría emplear una almohada diferente



-¿Diferente?



-Si, veras, quitemos los cojines de la cama.



Así lo hicimos



-Ahora te tumbas tu en el lugar que ocupaban los cojines, si te tumbas boca arriba emplearé de almohada tus tetorras, si lo haces boca abajo emplearé ese culazo que tienes.



-Je, pues si que tienes gustos raros, si – dijo una sonriente Maria



Marta hizo lo que le pedía, tumbándose con las tetas apretadas contra la sabana y sin perder una sonrisa que denotaba el gusto por complacerme y el cansancio que también sentía. Rápidamente me tumbe mirando al techo apoyando mi cabeza en su nalga derecha.



-¿Maria?



-Dime – contestó la aludida – no querrás me ponga debajo de tus piernas ¿verdad?



-No, pero – la verdad es que me daba cierta vergüenza pedirlo - ¿Cuanto hace que no te duermes con un chupete en la boca?



-¡Acabáramos!, ¡Ya veo por donde vas!



Maria se tumbo medio atravesada en la cama apoyando su mejilla en mi bajo vientre.



-Pues aunque no te lo creas, no eres el primero que me pide esto



-¿A no?



-No el primero que me lo pidió fue Manolo – noté como Marta se movía bajo mi cabeza. - pero le dije que naranjas, que yo no me metía la polla de un tío en la boca.



Se metió todo mi pito en la boca de un solo y dulce mordico. noté la humedad, el calor y el placer que producen tener toda la polla en la boca de alguien, la empezó a mamar como un cachorro el pezón de su madre, dando pequeños tironcitos, mi cuerpo no respondía, pero era el no va más. Con esa sensación me fui quedando dormido



No recuerdo haber dormido tan bien jamas, ni antes ni después de aquella noche. Tampoco sé cuanto tiempo estuve dormido, solo se que me cuando me desperté eran poco más de las 6 de la madrugada. Marta no se había movido, tenia su nalga el mi mejilla. Durante un momento pensé: “¿Donde está Maria?” no la notaba en mi polla y al abrir los ojos, la suave luz del amanecer estival me dejó ver la ausencia de la pequeña de las hermanas que tantas alegrías prometían. Solo un segundo después apareció su cabeza en la puerta diciendo:



-¡¡Venga dormilones!! el desayuno está preparado



-Siiiii – oí a Marta – estoy despierta



-Buenos días querida – dije besando la nalga sobre la que me apoyaba apretando mi nariz en ella



-Hola cariño, ¿quieres levantarte o prefieres quedarte un rato más ahí?



-Me quedaría aquí toda la vida, pero tengo que trabajar.



Nos levantamos, había café y tostadas de desayuno. Estuvimos hablando de lo divino y lo humano durante un par de horas, pero los minutos pasaron rápido y me tuve que ir a trabajar. La despedida fue brutal antes de vestirme, nos dimos un morreo a tres apretando nuestros pechos, y agarrándonos por las nalgas. No parecía haber culpa, ni pesar, ni vergüenza.



Durante toda la jornada me encontré fantásticamente, los problemas parecían sencillos. Ni los subordinados, ni los clientes conseguían que perdiera el buen humor. Maria llamó un par de veces interesándose por mi, explicándome el buen humor que parecía reinar también entre las hermanas. Fue quizás por eso que el día paso más rápido que otras jornadas laborales.



A las 19 horas di por terminada mi jornada laboral, llamé a Maria avisando de mi regreso, compre dos ramos de flores y me dirigí, alegre y tranquilamente, a casa de Maria.



Al llegar, encontré encendida solo la luz del comedor, allí me dirigí encontrándolas a las dos en pelota picada, sentadas en sendas sillas y jugando a cartas.



-Hola cariñitos – dije depositando las flores en la mesa



-Hola guapo – dijo Marta - ¿flores? ¡Que detalle! Voy por un jarro para ponerlas en agua.



Cogió las flores y salio hacia la cocina, dejándome admirar ese culo que me estaba volviendo loco



-Hola querido – dijo Maria besándome en los labios



-¿Habéis estado en cueros todo el día?



-No, yo salí un momento a comprar algo para la cena y algunas cosillas que necesitaba.



-Bueno para la cena aun falta mucho rato. - dije desabrochando mi camisa.



No me había quitado del todo la camisa cuando apareció Marta en la puerta con sendos jarrones con las flores dentro



-¡¡¡Eh!!! ¿Como se te ocurre empezar a desnudarte? - inquirió Marta, sonriente.



-¡Ah! ¿No puedo?



-¡¡No!!, ¿Para qué estamos nosotras?



Mire a la hermanita de Marta y la vi con una sonrisa que no asomaba desde antes de quedar viuda.



-¿Entonces? - conteste dejando que mis brazos colgaran



-Ven con nosotras



Las acompañé al baño, del que salía una luz mortecina. Al entrar el escenario me impresionó: habían colocado dos docenas de velas de cera aromática por toda la estancia, en el lavamanos, en el borde de la bañera, en cualquier rincón en el que pudiera sostenerse había una vela.



La bañera estaba llena de agua tibia, habían puesto sales de baño del mismo aroma que las velas, un aroma que no supe identificar. Mi cara debió ser un poema.



Empezaron a desnudarme, Marta que quito la camisa, acariciándome los hombros y los brazos, restregó sus tetazas por todo mi torso y me dio un morreo de impresión momento que aproveché para acariciarle la espalda y donde esta pierde su casto nombre. Al separarnos pude apreciar como los enormes pezones se habían oscurecido y empequeñecido su diámetro, pellizqué y tiré de ellos con dulzura.



Noté como Maria ponía sus tetorras en mi espalda, sus pezones casi se me clavaban, rodeó mi cintura con los brazos y a tacto me soltó el cinturón, me desabrocho los pantalones. Sin bajarme los vaqueros me acarició lo que pudo del pecho al bajo vientre, llegando a introducir los dedos en mis calzoncillos, rozándome la base de mi inerte carajo.



Me hicieron sentarme en la taza del baño con la tapa bajada. Me colocaron mis piernas entre las suyas, dándome la espalda, se inclinaron hacia delante las dos hermanitas casi a la vez, para quitarme las camperas al estilo vaquero, momento que aproveche yo para acariciar sus culos con la yema de los dedos. ¡¡Que culos!! el de Maria grande con algo de celulitis un poco, y solo un poco colgante, el de Marta, una sola de sus nalgas era como casi dos de las de Maria, con la piel tensa sin ninguna marca, los dos eran de piel blanquinosa. Levantaron mis pies por los talones, hasta casi tocar las fuentes de calor de su entrepiernas. Me quitaron las botas y en una nueva maniobra casi idéntica los finos calcetines.



Me levante con mi polla algo morcillona, marcándose ostensiblemente en el calzoncillo. No me dejaron abrazarlas Marta se agacho tras de mi y su hermana delante. Me quitaron la única prenda que me quedaba, besándome la piel, siempre unos centímetros por encima de la cinturilla de la prenda conforme descendía. Marta me besaba los glúteos y Maria hacia lo propio con mi pubis.



Maria por un momento miro la polla que le apuntaba a el entrecejo, introduciéndose el capullo en la boca de forma salvaje, sacándoselo casi inmediatamente.



-¡¡¡Puag!!! - dijo con cierto asco – has meado ¿verdad?



-Jajajaja – me reí – si, varias veces durante el día, jajajaja



-Anda, metete en va bañera – comentó Marta, pasándome la mano por el coxis e insinuando un dedo en la raja de mi culo.



Me estire en la bañera, cerré los ojos y deje que las agradables sensaciones penetraran en mente y en mi cuerpo. La tibieza del agua, el aroma embriagador, el cariño con el que cuatro manos recorrían mi cuerpo en una dulce caricia.



En una especie de juego mental, traté de adivinar de quien eras las manos que me acariciaban y donde, Marta el tórax y el abdomen, justa hasta el inicio de mi priapo. Maria, la más lanzada, la polla, las bolas y las piernas.



Pasado un rato de indescriptible mezcla de relax y excitación, abrir los ojos para sorprenderme de mi error: era Marta la que me estaba toqueteando la polla ahora con más intensidad, su otra mano estaba ocupada en un apretón cada vez más fuerte a uno de mis testículos. Me pareció increíble como se había desinhibido.



Cuando mis ancianitas dieron por finalizado el baño me enjuagaron con la ducha y me secaron con mimo. Maria durante ese proceso, no paró de meterse mi bálano en la boca y de masturbar mi cipote.



-Te gusta que te la chupe una vieja ¿eh?, cerdito. - decía Marta acariciándome la espalda y el culo, mientra me aplastaba sus tetazas en un costado y mantenía sujetados fuertemente uno de mis cojones.



-Maria, por favor... - musitó Marta



Maria dejo de chuparle el capullo, que era lo único que le cabía en la boquita. Siguió pajeando suavemente, y dijo:



-Marta quiere pedirte algo *****, pero le da vergüenza pedírtelo.



-¿Vergüenza?, pues vergüenza solo se ha de tener de las cosas malas.



-Ya se lo he dicho yo pero no se atreve



-Vamos, Marta, querida, dime ¿que puedo hacer por ti?



-Quiere que le....



-¡¡No!! que lo pida ella y sea lo que sea lo tendrá



-Yo... solo.... solo... quiero... que me.... me chupes, ya sabes ahí abajo



-Osea, que quieres que te coma el coñito ¿no?



-Bueno, dicho así



-¡¡Pídemelo!!



-*****, ¿puedes, co... comerme el totito? - tartamudeando y poniendo voz de niña consentida.



-¡¡¡Siiiii!!!, venga, vamos al dormitorio.



-Voy a la cocina a ir preparándoos la cena – dijo Maria



-¡¡No!! la cena esperará, solo lo haré si estás tu.



-Bueno, como mande el señor – y me guiñó un ojo



Una vez en el dormitorio le pedí a Marta que se tumbara lo más cómodamente posible y que cerrara los ojos y no los abriera. Le separé las piernas con un leve esfuerzo, me puse de rodillas entre las dos columnas de alabastro que eran las piernas de la hermana mayor.



Empece dando apretados besos y suaves lamidas desde el ombligo hacia la cuevecilla de los placeres. Después de un rato empecé la faena, lamiendo desde el ano para arriba hasta llegar al clítoris. Estuve unos segundos lamiendo y me aparte pajeando la pipita con el dedo pulgar. Volví a lamer, después otra vez a masturbar. Cuando había repetido la operación 5 veces, mientras pajeaba, como pude, le hice gestos a Maria, que estaba sentada en la cama, para que le chupara los pezones, ya endurecidos, a su hermana. Solo se lo pedí dos veces, después empezó a mamar la tetaza más próxima a ella. Marta, al notar una boca en sus pezones, abrió los ojos sorprendida.



-Shhhhh – chisté – te dije que no abrieras los ojos. Relajate y disfruta.



La siguiente vez que levanté la cabeza, Marta ya estaba suspirando y meneaba las caderas arriba a abajo y su hermanita chupaba con ansia el pezón derecho y pellizcaba suavemente el derecho, ambos pezones ya tenían el tamaño de un fresón, se veían duros.



-¿Que....? mmmmm... mmme.... passssaaaaahhh... meee.... mmme mojjjo todaaa... aaaaaahh... mmmm.... mmmisssss te.... tetas mmmmme duelennnnnn.... aaaaaag... y.... mmmmeeeeeeej mojooo... todaaaaaaa... chuuuu.... aaaaaaaaagg... chupadme.... ¡¡¡Joderrrrr!!! ¡¡¡Que... b... buenoooo!!!



Cuando volví a bajar la cabeza lamí con más ansia toda la raja, y, de golpe y sin avisar le metí dos dedos en la empapada vagina.



-Aaaaaaaaaaaaag – grito Marta, echando la cabeza para atras – mmmme.... follaaaaaa..... me.... eeeeeeeeeeeh... fffffolla... con la mmmmmm.... manooooooooo...



-Shhhhhhhhh... disfruta del come-coños este hermanita – dijo Maria sacándose el pezón con un sonoro chupeton.



Ya tenia la cara empapada de líquidos vaginales, estaba gozando de su sabor y de la visión de la cara de felicidad de Maria que volvía a mamar el pezón con ansia y le apretaba la barriga a su hermana para poder mirarme mientras le comía el conejo a esta ultima.



El orgasmo de Marta fue apoteósico, me tiro del pelo, se estrujó la teta que su hermana no mamaba, gritó como si la estuvieran despellejando, creí que se orinaría, como hacia su hermana cuando se acababa, pero no lo hizo, simplemente soltó tanto zumo que si se hubiera meado no habría mojado tanto las sabanas.



-¡¡¡¡aaaaaaah!!!!... uuuuuuuuufff.... iiiiiiiiifffffffff... para.... pa... para que essss... está muy sennnnnsible.... aaaaaaagggg... ¡¡¡Paraaaaa!!!



Me detuve y poniéndome de rodillas contemple mi obra. Marta estaba completamente desmadejada, tenia los ojos cerrados, la cabeza hacia atrás, su respiración agitada hacía que sus enormes tetazas se sacudieran como gelatina en un terremoto. Su hermana, Maria tenia la cabeza apoyada en su barriga y miraba directamente mi polla, que contrariamente a lo que yo mismo abría esperado tenia un tamaño y dureza máximos.



-¿Lo has pasado bien? - cuestioné



-¿Se ha meado como yo?



-No, no se ha meado, tendré que seguir lamiendo



-¡¡¡Nooooo!!! - gritó Marta – tengo la pipa muy sensible.



-¿Hay algo más que pueda hacer por ti?



-En este momento no, esto como en una nube, creo que esto es el sumum



-Bueno pues a mi me gustaría otra cosa – le guiñé un ojo a Maria



-¿Que desearía el cochino del señor? - sonrió Maria



-¡¡Encular a la guarra de tu hermana!! - dije lanzando perdigones de saliva.



-Bueno, no sé – dijo Marta, mirándome a los ojos – con mi marido no me duele, pero es que el no entra, ¿Me dolerá mucho?



-Ay hermanita, tu lo que necesitas es que te prepare ***** y lo pasaras de muerte,



-¿Mejor que con esto?



-Mucho mejor, ya lo veras. -dijo Maria socarronamente



-¿Que tengo que hacer?



Maria y yo nos miramos, se le notaba una sonrisa sádica, como si quisiera vengarse de su hermana por todos los años de traiciones y falta de ayuda de su hermana.



-De momento relajate, Maria y yo vamos a prepararlo todo.



-¿Preparar el qué?



-Relajate, lo pasaremos bien todos.



-Como diga el señor



Al salir de la habitación:



-A ver Maria. ¿Hasta donde quieres llegar?



-Mientras no provoques dolor solo por el placer del dolor, hasta donde quieras.



-¿Y la moral?



-A mi edad la moral ya no importa, siempre y cuando no salga de aquí.



Acabé explicándole claramente mis intenciones, pese a lo de “la moral ya no importa” hubo algunas reticencias a mis fantasías, pero fueron sorteadas con una facilidad pasmosa.



Volvimos al dormitorio a los 20 minutos con los instrumentos que creí que necesitaríamos. Marta se había quedado dormida sobre su lado izquierdo, con las piernas flexionadas. Solo verla, mi polla, que había perdido erección, se puso otra vez a tope. Decidí que la despertaríamos del modo más sutil que se me ocurrió. Maria y yo empezamos a besarle por todo el cuerpo, yo la parte delantera y la hermana menor la trasera: cuello, pechos, espalda, barriga, nalgas, pubis, piernas, etc...



Cuando llegamos a las rodillas y los muslos, Marta, despertó.



-Nunca me habían despertado tan dulcemente – dijo Marta desperezándose.



-Tenemos que prepararte cariño, para que el jodido cochino este te rompa el culito – dijo Maria, recolocándose para presionar con su coño las nalgas de la regordeta Marta, al mismo tiempo que le sobaba la ubre derecha, pellizcándole suavemente el pezón.



Me puse a besar a Marta en la cara y labios. Fueron besos suaves y llenos de pasión, hasta que abrió los ojos y con su manos derecha fue a mi entrepierna tocándome la empinada la polla.



-Joder tío, que pedazo de polla te cargas. ¿Quieres correrte en mi culito, verdad?



-Siiii, quiero correrme en ese culazo que te cargas, que ese si es un pedazo de culo.



-Bueno después de como me lo haces pasar te mereces el sacrificio. ¿Que tengo que hacer?



Le vende los ojos a Marta con un pañuelo grande, la hice colocarse de rodillas en el borde de la cama.



-Ahora te pondré un poco de crema en el ano.



Maria le separó las nalgas a su hermana. Al ver el rosado ano ofrecido no me pude contener y restregué mi cipote por la raja.



-¿Notas lo que te estoy restregado?



-Es tu cipoton ¿No?



¡¡¡Zas!!!. Le di un azote en su nalga derecha diciendo:



-¡Aquí las preguntas las hago yo! Quiero que me digas todo lo que notas y sientes¿De acuerdo?



-¡¡¡Ai!!!, Esta bien lo que digas.



Estuve un rato así, pero no quería correrme, pero la tentación era grande, asi que lo que hice fue lenguetear el palpitante ano un rato, notando cierto repugnante sabor a heces.



-¡¡Aaaag!!, ¡¡¡Cochino!!!, ¡Me estas pasando la lengua por el ojetito!



No estuve mucho rato, el sabor a caca no es algo que me agrade. Así que me separé y le hice un gesto a Maria que soltando las nalgotas de su anciana y gorda hermana, cogió una buena cantidad de crema para manos con sus dedos y, cuando yo volví a separar las esferas increíbles de ese culo, empezó a untar el anito con movimiento circulares muy suaves. Marta sufrió un escalofrió.



-Brrrg... me estas poniendo crema en el ojete.



Maria hizo un poco de presión e introdujo un par de centímetros de su dedo medio y empezó con un movimiento de mete y saca.



-Ufff cu-cuidado.... mmmmm... me estas metiennnn... me-metiendo un dedo.... mmmm... q-que ssssss.... sssuaveeeeeh... mmmm...



Siguió con el mete y saca durante un rato, con un gesto de mi cabeza, la ancianita hermana pequeña sacó el irrigador de dos litros preparado y lleno se tibia agua jabonosa, mientras lo colgaba en la pared me entretuve abriendo y cerrado las gargantureas y sedosas nalgas. Vi como el ojete daba algunas contracciones que hicieron que mi polla se conservara al máximo.



Maria extendió algo de crema por la cánula de la lavativa, sujetando el negro plástico, me miró sonriente, bajando su mano derecha hasta tocarme las joyas de la familia, jugueteando unos segundos con las pelotas y el cipote. Me sentía enervado, al borde de la eyaculación, “¡¡¡No!!!” dijo mi voz interna, tenia que aguantar.



Abrí el ano de Marta conteniendo mi bestia interna para no meter la polla de un solo golpe y reventarla por dentro, Maria acerco la punta de plástico de la cánula y apretó un poco. La fina sonda penetró suavemente y sin encontrar obstáculos.



-Aaaaaag... me has mmmmm.... metido algo.... grrrr... duro y frio.... aaaag... no se lo.... mmmmm... que.... eeeeeeessssss...



-Es la lavativa que te voy a poner – contesté con la voz pastosa, conteniendo las ganas de azotarla a modo.



Maria soltó la cánula y yo comencé con una frotación de la zona genital de Marta.



-Me... mmmm... meeeee.... ssssstassssss... frot.... frotando el mmmmmm.... coño.... mmmmm... que biennnnnnnnn..... aaaaaaahhh.



La cánula comenzó a moverse sola por los efectos de las contracciones del esfinter cuando Marta comenzó a subir por los caminos del orgasmo. Al poco Maria inicio un movimiento de mete y saca del plástico alojado en el ojetito de su hermana, mientras yo seguía frotando el coño de Marta.



-Uffff... me..... aaaaah... me follassssssss.... con el en... enemmm.... enemaaaaaaah... mmmm....



uuufffff.... me frotassssssss... la pititaaaaaaaaah.... mmmmmm....



Note como la humedad del chocho que estaba tocando aumentó hasta que mis dedos rebalaron sin dificultad. Fue entonces cuando le hice un gesto con la cabeza a Maria que abrio al maxmo la espita del irrigador. Inmediatamente Marta cerro las nalgas de golpe y trato de zafarse para extraerse el plastico que depositaba el liquido templado en su interior. Yo seguí frotando sin perder el ritmo adquirido.



-Mmmmmeeeeeeeee..... aaaaaaaaag.... entr....... grrrrrr.... aaaaaaaah... el liq.... liquidoooooo..... ooooooog... mmmmm.... mmmmmm.... no..... p... puede serrrrrrrrrrrrr... esssss..... asquerosooooo... oooog...



Maria en ese momento empezó a azotar las enormes nalgas a su hermana gritando:



-¡¡¡Abre el culo!!!, ¡¡¡Cochina!!! - ¡¡¡Zas!!! cachete



Después de 5 azotes Marta comenzó a obedecer aflojando las nalgas y recuperando poco a poco la pose original, todo ello entre suspiros muy profundos. Su consciente le hacia ver lo desagradable de la situación, su cuerpo la traicionaba, la humedad de sus bajos era palpable.



Con más rapidez de lo esperado el liquido iba agotándose, mientras las nalgas de Marta se veian brillantes por el sudor y bamboleantes por las involuntarias convulsiones provocadas por el liquido en su interior y mis dedos en su vulva.



Cuando se consumio algo mas de la mitad del liquido Marta estallo en un fortísimo orgasmo.



-Nnnnnn.... nnnnnnooooooooo.... mmmmmmm... me... vengooooooooog... essssssss.... es... es... es... mmmmmmmm... asquer... asquerosoooooooo... mmmmmm... me viene... me viene... me viene... aaaaaaaaaaaaaahhh... mmmmmm... guauuuuuu.... aaaaaaah..



Dejé el frotamiento del chochito, pero las descomunales nalgas seguían moviéndose como presas de un ataque nervioso de su propietaria.



-Aaaaaag... me... mmmmmeee... aaaaaaagg



-Aguanta un poco, que ya casi está – animo Maria a Marta



-Ahora te sacaré la cánula y te meteré un dedo así el liquido no se saldrá, después esperaremos un rato y te acompañaremos al baño para que cagues. - informé a Marta



Tal y como le había dicho, al acabarse el agua jabonosa, extraje la cánula lentamente y metí todo mi dedo corazón de golpe y a tope en su ojete.



-Uffff... que gusto me has dado marrano, pero... ufffff ahora mmmm... me estoy cagando... uffff...



-Aguanta un poco que solo será un momento



Terminando esa frase le introduje el indice de mi otra mano en el mojado coñito empezando una paja brutal.



No habian pasado ni dos minutos cuando Marta empezó a suspirar



-Mmmm... lo vas a hacer... aaaaaaah... me cago... y... mmmm... me voy a venirrrrrr... mmm....



No dejé que se corriera



-No, no te vas a correr ahora, te toca aguantar – dije



Deje de masturbar. Maria me auxilió en el trabajito de poner en pie a Marta, sin sacarle mi dedo del culo. Me costo trabajo mantener mi dedo dentro durante el trayecto hasta el baño. Cuando llegamos, antes de sentarla en la taza le dije a Marta.



-¿Vas a hacer lo que yo te diga?



-Aaaaagg... sssssiiiiii.... aaaaag... no me importa lo que.... tenga... aaaaaaag... ufff.. que hacer... mmmm... mmmm... me dassssssss... mucho gusto... guag...



-Te voy a sentar en la taza pero tu vas a aguantar con el liquido dentro hasta que yo te avise ¿de acuerdo?. Si no vas a poder dilo ahora



-Mmmmm... lo que quieraaa... quierassssssssss...



La senté en la taza al mismo tiempo que extraía mi dedo. Con ciertas dificultades conseguí ponerla en la postura que yo quería, lo más adelantada posible en la taza, tan despatarrada como fue posible y apoyada en el deposito de la cisterna. Antes de proseguir le re-coloqué el pañuelo en los ojos para asegurarme que no veía nada.



-Sigue aguantando. No se te ocurra cagar ahora. Aun queda lo mejor – Dijo una casi alucinada Maria.



Empece a frotarle el coño con mi empinadísima polla, poniéndome arrodillado ante ella.



-¿Sabes con que te estoy frotando el coño?, ¡¡No!!, ¡¡¡Deja las manos en tus rodillas!!!, ¡¡Ni se te ocurra moverlas!!, ¡¡¡Contesta!!!,¡¡¡Joder!!!,



-Con... t... tu trabuc... trabuco... ¡¡Joder!!¡¡Que bien!!,¡¡¿Con que te estoy frotando el coño?!!



-¿Y ahora?



-Con... con.. t.. tu d... dedo mmmmm... ¡¡Me cago!!



-¡¡¡Aguanta!!!,¡¡¡Cochina!!!, ¡¡¡no te jiñes!! ¿y ahora con que te estoy frotando?



-Aaaaaaaahhh... connnnnn... mmmm.... la... la... la lennnnnn.... aaaaaaah... la lengua.... ¡¡Es sucio!!!, aaaaaah... ufff... ¡¡Marrano!!, aaaaaaaaaah... sigue... sigue... sigue... me va... aaaaahhh... aaaaaah... mmmmm... me corroooooo... aaaaaaah...



En aquel momento le saque el pañuelo de los ojos con un movimiento brusco. Tras un parpadeo su cara fue una mezcla de la altisima excitación que sufría, el esfuerzo de aguantar el liquido dentro de ella y la sorpresa que le produjo ver mi polla a solo unos centimetros de su cara y a su hermana pequeña arrodillada ante ella, con las manos a la espalda y dandole a la propia Marta una lamida de coño historica.



-¡¡¡Maria!!! ¡¡¡No...!!!, ¡¡¡Tu no...!!!... aaaaaah... me voy... aaaaaaahh...



-¡¡Caga ahora!!, ¡¡¡Correte en la boca de la come-coños que es tu hermanita!!!



-Sssssssssssiiiiiiiiii.... mmmmmmmmm.... aaaaaaaaahh... me vengoooooooo... me cagoooooooooog... aaaaaaah... co.... ooooooooh... cochinaaaaaaaa... lame... lam.... lameeeeeeeee..... aaaaaaaaaah...



Ya no pudo decir nada más. Le metí en la boca todo lo que cabía de mi pollon, solo un poco más que el capullo. Empecé un movimiento de mete y saca, follándome a Marta por la boca. Marta dio gruñidos, berreó, se puso roja como tomate maduro. Estuve apunto de correrme pero me contuve y saque la polla de la cálida y húmeda boca cuando oí los ruidos típicos del enema al escaparse de su ano.



Marta se quedó completamente deshecha, desparramada en la misma posición que la había colocado. Maria levanto un poco su sonriente cara, estaba brillante por la corrida de su hermana, Marta.



-Voy a asearme – dije zarandeando mi polla grotescamente – despues lo haceis vosotras. Os espero a las dos en tu cama.



-Tranquilo – dijo Maria – yo me encargo.



Me di una ducha a fondo pero tan rápida como pude. Al salir ayudé a Maria a poner en pie a su hermana para que entraran en la ducha. Durante el proceso Marta me agarro la polla con fuerza y dijo:



-¡¡¡Que cabrón eres!!!, ¡¡Te estás reservando esta para mi culito ¿verdad?!!



-Aha – asentimos Maria y yo a la vez.



-No te preocupes – dije yo, será la mejor parte del proceso.



-¡¡¡¿¿¿Mejor???!!!, ¡¡¡Pues me vais a dejar seca!!!



Ayude a mis ancianitas a entrar en la bañera, frotando mi polla contra las abundantes carnes de las hermanas y volví al dormitorio.



No tuve que esperar mucho, las hermanas llegaron y se sentaron una a cada lado de la cama.



-¿Que nueva depravacion nos tienes preparada? ¡¡¡Cerdo!!! - dijo Marta sin perder la cansada sonrisa.



Mire interrogativamente a Maria que se tumbó, boca arriba con la cabeza casi colgando y la nuca sobre la mancha de la reciente excitación de su hermana. Y dándole instrucciones a Marta consiguió, con algunas reticencias, que se colocara a cuatro patas sobre ella, con una rodilla a cada lado de su cara.



Maria no esperó ni un segundo, nada más tener encima a su hermana, notando la barriga de esta presionando sus tetorras, la cogió por los glúteos lo mejor que pudo y empezó a lamer.



-Aaaaaag... mmmm... aúúúúúúnnnn.... ssssshaaah... staaaa... sennnn... sensible.... aaaaaah



-Distraete chupándole tú el totin a ella – ordené más que pedí



Ni siquiera tuve que repetirlo comenzó la lamida casi al mismo tiempo que yo terminé la frase.



La sensación de ver a dos mujeres en un 69 real, no fingido, real como nuestra propia carne, es indescriptible, no solo es sexo, son sentimientos, profundos, negados durante años. Disfruté de esa sensación, mientras me aproximaba y comenzaba a chupar el virginal y limpio ano a Marta.



Nadie hablaba, teníamos las bocas ocupadas, solo se oían sonidos guturales de placer y sentimientos reprimidos.



Las sensaciones fuertes te hacen perder la nocion del tiempo, no se cuanto rato le di lengua al ojete de Marta, solo sé que, cuando noté que las nalgas de esta empezaban a convulsionar, agarré mi instrumento con la mano diestra y lo apunte al cerrado agujero. Me costó bastante esfuerzo pero al final entró la punta.



-Aaaaagueeeeeeeee... aaaaaaag... - gritó Marta apartando un poco el culo y dejando de lamer el chocho de su hermanita.



Deje solo la punta dentro y le di un fortisimo azote a Marta con las dos manos y grité:



-¡¡Puta de mierda!!,¡¡¡Sigue chupandole el coño al puton de tu hermana!!!,¡¡¡Me cago en la puta de oros!!!



Deje pasar otro rato y cuando volví a notar los movimientos de electrochoque del culazo que estaba penetrando, sin pensármelo, metí todo mi carajo en el apretadísimo hoyo.



Marta volvio a intentar retirarse pero esta vez la tenia bien asida por las caderas. Pero no pude impedir que gritara como si la quemaran viva y dejara de lamer el coñito de su hermana. Ya no podia, ni queria contenerme, clavé mis dedos en el culazo de Marta, separando las nalgas con una violencia de psicópata, al mismo tiempo que le gritaba.



-¡¡Chupa!!...¡¡Chupa!!...¡¡Chupa!!... ¡¡¡Puton asqueroso!!! aaaaaaaahhh... ¡¡¡Te rompo el ojete!!!... ¡¡¡te lo rompo!!!.... ooooooooooooooaaaaaaaaah... ¡¡Toma pollon en tu puto culo!!



Les dije improperios a las dos hermanas hasta que volví a notar las convulsiones nalgares de Marta, ahí ya no me aguante, dejé salir mi orgasmo. Y, chillando tanto como un cordero asustado en el matadero, dejé salir mi simiente, mientras azotaba sin piedad aquel tremendo y blanco culo.



-¡¡Toma...!!,¡¡toma...!!,¡¡y toma...!!... ¡¡Toma leche para tu culazo...!!... uufffff... te.... te lo mmmmm... mereces.... aaaaaaaaahh.... por tenerlo tan bueno.



Deje mi cipote en el interior, con la sana intención de no retirarlo hasta que su aflojara del todo, pero en la realidad los sueños no se cumplen a la perfección. Me tuve que conformar con menos de un minuto ya que la voz de Maria, diciendo que la ahogaba el peso de su hermana, me sacó de mi ensoñación. No conseguí saber jamas si ellas habían llegado al orgasmo, pero no importaba.



El resto de la noche fue aseo mutuo y dormir en la misma posición que la noche anterior.



Por la mañana me desperté demasiado tarde, por poco no llego a tiempo a mis compromisos, solo me pude despedir de las ancianitas con unos morreos y algo de magreo, pero eso fue todo. No muy buena despedida para tanta pasión.



 



EPILOGO:



 



 



Cuando había terminado mi trabajo y estaba recogiendo mis cosas para pillar la moto y regresar a mi pueblo en Albacete, recibí una llamada de Maria. De la conversación solo destacaré la ultima parte.



-Pues estaba apunto de pillar la burra y abrirme rumbo a ******** (aquí el nombre del pueblo, discreción obliga)



-Pues Marta se ha largado ya, estaba cansada, pero siempre tuvo más aguante que yo.



-¿Estaba muy mal?



-Nooooo. No la había visto nunca tan feliz. Pero eso no es lo que te quería comentar.



-¿No?, ¿Pues que querías decirme?



-Quería comentarte que al poco de irse mi hermana me ha llamado Manolo



-¡¡Ja!! ¿Y que quería el cornudo de tu cuñado?



-¿Quería saber si yo estaba bien y...?



-¿Y que?



-¿Y que si me acostaría con el por 200 €?



-¡¡¡¿¿¿???!!! jajajajajajaja


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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