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Categoría: Maduras

Sexo con La Señora del Reiki

Mi nombre es Héctor, cuando me ocurrió esto tenia 19 años. Y había tenido relaciones sexuales antes, pero muy limitadas, así que lo que me estaba por pasar fue lo mejor sexualmente que me iba a pasar, y hoy a mis 30 años todavía no lo supero.



Por esos días, estudiaba y hacia mucho deporte, físicamente normal, flaco, de 1,75 de altura, pelo corto, no un modelo, ni un monstruo, todo ok, no tenía problemas para conseguir chicas ni nada.



Para relajarme, de repente iba a reiki, saben que es?? Es una sesión de relajo, que alguien te saca las malas vibras y te da energía positiva en resumen. Siempre voy y lo sigo haciendo porque de cuando en cuando me sirve para renovarme.



Por esos entonces, por un contacto de un amigo llegue donde Pamela, una señora de unos 40 a 45 años, experta en reiki, ya había asistido muchas veces a sesiones con ella, y a pesar de que no era una modelo, a veces me provocaba fantasear con ella.



Es muy simple, para los que saben, en el reiki uno se coloca en una camilla, se pone música relajada y la encargada pasa sus manos por el cuerpo, primero por la espalda y luego por delante. Ya al estar en camilla con una mujer tocándote es suficiente para que un joven fantasee, por lo tanto más de una vez me masturbe pensando en ella.



Por su parte ella, no estaba del todo mal, no voy a mentir como otros que describen a mujeres maduras como modelos profesionales, como mi historia es real, ella no era perfecta, pero para un joven de 19 años, soñar en tener sexo con una mujer madura estimula demasiado sin importar como es ella, basta soñar en algo prohibido para que a uno se le pare.



En fin, ella era de tez blanca, pelo negro largo, contextura normal, o muy baja, pero a veces se ponía faldas hipíes y unas poleras medias escotadas que permitían ver sus senos bastante bien.



La historia era siempre la misma, iba al reiki, ella me tenia por 45 minutos relajándome en su camilla, lo que siempre me gustaba, que llegaba un momento después de pasar por mi espalda, en que me ponía las manos en mi trasero, el que según me han dicho, esta bastante bueno para el común de los hombres. Era excitante, pero nunca paso a más, hasta que un día comente con mi amigo si a el le pasaba lo mismo, la sorpresa fue que dijera que ella nunca se apoyaba en su trasero, lo que me provoco más fantasías ya que ella nunca dejaba de poner sus manos sobre mi trasero.



Llego la siguiente sesión, y para ser sincero, no planee nada, a pesa de fantasear mucho un joven de 19 años solo deja pasar, es difícil que tome la iniciativa.



Todo normal, la música relajada, solo la luz de las velas, y yo de guata en la camilla. Ella partió por mi cabeza, puso sus manos en ella, luego mi espalda y por último llego a mi trasero y puso una mano en cada glúteo, sin apretar ni nada, solo las posaba, pero eso bastaba para que yo imaginara muchas cosas. Lo que inevitablemente me provoco una tremenda erección, lo que no importaba porque estaba de guata, ella siguió por mis piernas y pies, hasta que me dijo que me diera vuelta, gran problema porque estaba con la media erección y con pantalón de buzo, lo que hacia que se notara más.



Partió por mis piernas hacia arriba, hasta que llego a la altura de mi pene, inevitablemente noto mi erección, a mi edad, no pensaba que pasaría algo extra, solo me dio vergüenza y le pedí disculpas, le dije que me perdonara y que si quería mejor me iba. A lo que ella respondió que no, y como me vio muy avergonzado, me dijo que era algo natural, y trato de conversarme para que me relajara. Y no hallo nada mejor que preguntarme porque tenía esa erección. A lo que respondí que se debía a la situación, a estar en una camilla acostado y que una mujer guapa y madura me tocara, que eso me daba para fantasear. Ella se rió y me pregunto si realmente la encontraba guapa. A lo que le dije que si, que con las faldas que usaba se le veían buenas piernas y que se mantenía muy bien. Lo que agradeció y como que la puso contenta, después pregunto que si realmente fantaseaba con ella, yo le dije que si, que la situación me hacía fantasear mucho con ella, por ser guapa, y por ser una mujer madura hacía una de mis mejores fantasías. Y aquí vino la gran sorpresa de mi vida, mientras terminaba la frase ella apoyó su mano en mi pene, solo apoyo, y nos miramos, fue aquí, cuando todo pudo terminar si alguno decía algo o mostraba arrepentimiento, pero ninguno dijo nada, al mismo tiempo nos dejamos de mirar aprobando la situación, yo cerré los ojos esperando a ver que pasaba, ella dirigió su mirada mi pene y lo empezó a apretar, con una mano y luego con las dos, lo acarició por encima del pantalón un buen rato, erectándolo más aun. Hasta que metió una de sus manos por mi pantalón y mi calzoncillo, tocándolo un rato por debajo de la ropa, hasta que con sus dos manos me bajo pantalón y calzoncillo y lo dejo todo afuera, totalmente erecto, como dije soy bastante normal, así que solo tenia unos 15 centímetros para ofrecer, pero muy erectos y muy ancho a la vez. Ella se mostró extasiada, lo comenzó a tocar con muchas ganas, de arriba a bajo, con algo de desesperación. Ella una mujer separada me dijo, hace años que no tenía un pene en mis manos, menos uno tan joven. Al terminar la frase se inclinó y se lo metió en la boca, lo que me sorprendió, es que se lo metió todo, fue increíble, mis novias anteriores me hicieron sexo oral, pero ninguna se lo metió todo a la boca, todas se metían la punta y al rato tenían arqueadas, pero pamela no, se notaba que sabía, se lo metió todo en la boca, hasta la base, una y otra vez, de arriba abajo, mientras con una mano me tocaba mi pecho y con la otra mis bolas, fue fascinante, largo minutos ella saboreaba mi falo.



Yo excitado a mil, quise aprovechar la situación, y con mi mano derecha comencé a tocar sus pechos, sobre su polera escotada, pero solo estuve unos segundos allí y pase a su trasero, primero sobre la falda, hasta que de apoco, la comencé a subir, todo con una mano, hasta que tuve acceso a su piel, metí mi mano, toque su trasero, algo relleno, pero igual de bueno, al principio sobre sus calzones, luego me dirigí a su vagina, con la ayuda de un dedo corrí su calzón y tuve e primer contacto, a lo que ella respondió con un mmmmmm muy sorpresivo. Con astucia le comencé a meter un dedo, a pesar de que mi posición era algo incomoda lo logre a lo que ella respondía con sus "mmmm" mientras me hacía sexo oral, cada vez más rápido y con mas desesperación, moviendo sus piernas, atrapando mi mano, como no queriéndola dejar salir.



Como 10 minutos estuvimos así, hasta que ella se saco mi pene de la boca y se levantó, se bajo la falda y el calzón, bajos los míos y se subió a la camilla, lista para ser penetrada. Yo, novato, con miedos de embarazo y todo eso, dije que no tenía condón, a lo que ella se rió y me pregunto si creía que ella tenia sida, yo lo negué, en realidad mi miedo era el embarazo, y ella me tranquilizo diciendo que a su edad no había problemas. Yo nunca lo había echo sin condón, asi que era una experiencia totalmente nueva. Ella e puso sobre mi, tomo mi falo y se fue sentando sobre el, lentamente comencé a sentir como la penetraba y por primera vez lo sentía sin condón. Fue increíble, al tenerlo todo a dentro empezó literalmente a saltar sobre el, desesperada se saco su parte de arriba sin dejar de mover, gimiendo con escándalo, yo por mi parte lo quería todo y no sabía que hacer, caliente a mil le tocaba el trasero y sus pechos, atine a levantarme un poco y saborear sus pechos de más de 40años, algo caídos, pero bastante voluptuosos, y debo agregar que al estar algo caídos saltaban mucho con sus movimientos, lo que más me excitaba. Ella vuelta loca solo se movía de arriba abajo, disfrutando de un pene dentro de ella después de muchos años, como estuvimos mucho rato tocándonos y dándome sexo oral, no podíamos durar mucho, en menos de 10 minutos ella comenzó a decir que tendría un orgasmo, lo que agradecí, porque yo ya no aguantaba más, saboree su transpiración entre sus pechos y ella pegó un grito que acuso su orgasmo, al segundo me eche hacia atrás, ella teniendo su orgasmo hizo un movimiento en que apretó con sus labios vaginales mi pene de tal forma que me hizo acabar, un chorro que la hizo gritar de nuevo acompañando con unos movimientos que me sacaron todo. Era mi primera vez que acababa dentro de una mujer, así que fue una experiencia de otro planeta.



Ella se fue hacia delante , nos besamos un rato y se apoyo en mi pecho. Al rato, yo tocándola, seguí con mi pene erecto, Así que comencé a hacer movimientos suaves, ella me miro sorprendida, pensando que todo había acabado, pero no rechazo seguir teniendo sexo, a duras penas nos dimos vuelta en la camilla, quedando yo arriba, empecé a penetrarla suavemente y cambiando de ritmo, ella al rato comenzó a gemir otra vez, y a pedirme más y más. Al rato saque mi pene, ella se sorprendió, baje y le comencé a hacer sexo oral, tenía la vagina muy jugosa, una sopa en realidad, y a ratos botaba parte de mi semen, lo que me excitó más, estuve un buen rato hasta llevarla al orgasmo con mi lengua, llegando un momento que con sus piernas me tomo la cabeza y me llevaba hasta su vagina, sin permitirme arrancar. Al acabar ella, la tome y la baje de la camilla, la puse en de espaldas a mi y ella sola se apoyo en la camilla, busque su vagina y la volví a penetrar. Esta vez eran movimientos mutuos, yo la penetraba y ella se movía para que la penetrara hasta el fondo.



Para los que saben, al hombre la después de la primera vez, las siguientes puede durar mucho, así que le di mucho rato, al contrario, para las mujeres, cada vez tienen orgasmos más seguidos. De esta forma, al poco rato en esa posición ella llego al tercer orgasmo, pero yo todavía estaba a mitad de camino y seguí dándole. Ella entre gritos me dijo que la penetrara por el ano, lo que acompaño abriéndose con una mano, yo obediente, saque mi pene de su vagina y lo coloque en su ano, suavemente fue entrando la punta, cuando entro toda, ella se echo hacia atrás y se penetro entra y a la vez gimió con fuerza. Esta vez seguí dándole, y ella se movía acompañando todo con gritos, lo que me desconcertó porque no sabia si le gustaba o le dolía, pero como ella también se movía asumí que le gustaba.



Le tome con una mano uno de sus pechos y con la otra la garre del pelo, lo que la volvió loca, grito como nunca y se movía con desesperación, lo que al poco rato la llevo al cuarto orgasmo, sin decirme nada se corrió y se lo saco del ano. Se agacho, lo limpió un poco con la mano y se lo metió a la boca, cosa que me mato de excitación, porque en lo normal las mujeres son asquientas a la hora de meterse un pene que estuvo en el ano, pero ella no, lo quería y lo querría todo. Al rato me dijo que me subiera a la camilla, Ella me siguió, pero su subió al revez, me puso su vagina en la boca, sin dejarme opción, me la hundía en la boca como queriendo que yo entero me metiera dentro de ella, estaba desesperada, mientras me mamaba mi pene con locura. Yo con mis manos tomaba sus nalgas, tratando de levantarlas de vez en cuando para tomar aire, lo que era casi imposible porque ella volvía a presionar para poner su vagina en mi cara, se movía como una loca, pasaba toda su vagina por mi cara, casi como violándome con ella. Yo sin poder más solté mi segundo gran chorro, el que ella recibió en su boca, sin botar una sola gota, y mientras tragaba más me hundía su vagina en mi cara, a los segundos sentí sus tiritones, y sus gemidos, acusando su último orgasmo, junto con saborear y oler sus jugos vaginales.



Descansamos un rato en la camilla, nos vestimos sin decir mucho, nos despedimos con risa, de un abrazo, me agradeció el rato de placer y yo hice lo mismo con ella, me fui feliz, con la mejor experiencia sexual que he tenido en mi vida, sexo con una mujer madura.



Por allí volví otras veces, pero eso quedará para otra historia.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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