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Categoría: Infidelidad

Rompiendo la rutina y el coño de mi compañera de trabajo

Ya estaba cansado de mi novia, nada de ella me satisfacía realmente, hacía tiempo que ya no la veía como antes y sólo pensaba en la hora de escapar de ese compromiso para siempre, lo que en algún momento tanto anhelé, resultó ser mi peor infierno. 



Ya lo tenía todo planeado en mi cerebro, alquilaría un pequeño apartamento en el pueblo, hasta sabía con exactitud el orden en que desfilarian por él mis coquetas alumnas, ya vendría el momento de  madurar, después de todo, que tantas niñas lindas de 18 años se fijarán en mí, era la más clara señal de que aún no era el momento.



Ese jueves fue particularmente frustrante, Sonia, mi novia con la que vivia en la capital,  había estado insistiendo con el cuento venir a verme, había una fiesta en el colegio y no tuve más remedio que invitarla, la sola idea de que me vieran con ella me producía nauseas, no es que fuera realmente horrible, pero tenía esa actitud de puta descarada y risueña que en su persona ofrecía un espectáculo deprimente. Al fin la suerte estuvo de mi lado, o eso creí,  y por su trabajo no pudo venir.



La fiesta estuvo divertida, sobretodo cuando las calientes de once empezaron con sus coreografías que más parecían una exhibición descarada de culos, imagino a mis pobres, viejas y flácidas compañeras muertas de envidia al ver tanta carne fresca, me tomé dos cervezas y ya estaba listo para irme a casa cuando apareció ella, la que sería mi amante, la había visto un par de veces, tenía una linda sonrisa y una mirada interesante, eso lo notabas cuando podías dejar de ver sus enormes tetas por un momento. 



Se le notaba que me tenía ganas, yo ya estaba medio prendido y ese par de tetas me convencieron de quedarme, seguimos tomando y terminamos en su casa, obviamente Sonia llamó un par de veces, cuando podía le devolvía las llamadas y me libraba de ella con la mejor excusa que encontraba, ¡Dios! ¡Sí que estorbaba!



Estábamos otros dos profesores, Tania y yo, ella me miraba con esa cara que ponen las mujeres cuando no pueden ocultar que un hombre les gusta, yo lo notaba y en medio de los tragos y la música, llegué a imaginarla  sin ropa, gimiendo, agachada delante de mí, pero, honestamente no imaginé que esa noche pasaría algo. Los que estaban con nosotros se fueron de un momento a otro, pensé en irme detrás de ellos también, pero Tania tocó mi mano, no me miró ni dijo nada más, sin embargo fue toda la señal que necesité para saber lo que quería.



Cuando nos quedamos solos agachó la cabeza y dijo que había tomado mucho, yo tomé su cara con mi mano y le dije que yo igual, la atraje hacia mí y la besé, ¡fue todo un descubrimiento!, parecía una gata hambrienta de placer, rápidamente le manosee sus tetas desesperado y se las chupé a mis anchas, anciaba  tener unas tetas así entre mis manos y mi cara, al bajar mi mano por su coño me di cuenta que estaba depilado y totalmente mojado, después de un rato besándonos y de meterle mis de tos en su culo y su coño, de jugar con su clitoris mientras la besaba con pasión,  sin que se lo pidiera, deslizó su mano por Ya estaba cansado de mi novia, nada de ella me satisfacía realmente, hacía tiempo que ya no la veía como antes y sólo pensaba en la hora de escapar de ese compromiso para siempre, lo que en algún momento tanto anhelé, resultó ser mi peor infierno. 



Ya lo tenía todo planeado en mi cerebro, alquilaría un pequeño apartamento en el pueblo, hasta sabía con exactitud el orden en que desfilarian por él mis coquetas alumnas, ya vendría el momento de  madurar, después de todo, que tantas niñas lindas se fijarán en mí, era la más clara señal de que aún no era el momento.



Ese jueves fue particularmente frustrante para mí, Sonia había estado insistiendo con venir a verme, había una fiesta en el colegio y no tuve más remedio que invitarla, la sola idea de que me vieran con ella me producía nauseas, no es que fuera realmente horrible, pero tenía esa actitud de puta descarada y risueña que en su persona ofrecía un espectáculo deprimente. Al fin la suerte estuvo de mi lado, o eso creí,  y por su trabajo no pudo venir.



La fiesta estuvo divertida, sobretodo cuando las calientes de once empezaron con sus coreografías que más parecían una exhibición descarada de culos, imagino a mis pobres viejas y flácidas compañeras muertas de la envidia al ver tanta carne fresca, me tomé dos cervezas y ya estaba listo para irme a casa cuando apareció ella, la que sería mi amante, la había visto un par de veces, tenía una linda sonrisa y una mirada interesante, eso lo notabas cuando podías dejar de ver sus enormes tetas por un momento. 



Se le notaba que me tenía ganas, yo ya estaba medio prendido y ese par de tetas al fin me convencieron de quedarme, seguimos tomando y terminamos en su casa, obviamente Sonia llamó un par de veces, cuando podía le devolvía las llamadas y me libraba de ella con la mejor excusa que encontraba, ¡Dios! ¡Sí que estorbaba!



Estábamos otros dos profesores, Tania y yo, ella me miraba con esa cara que ponen las mujeres cuando no pueden ocultar que un hombre les gusta, yo lo notaba y en medio de los tragos y la música, llegué a imaginarla  sin ropa gimiendo agachada delante de mí, pero, honestamente no imaginé que esa noche pasaría algo. Los que estaban con nosotros se fueron de un momento a otro, pensé en irme detrás de ellos también, pero Tania tocó mi mano, no me miró ni dijo nada más, sin embargo fue toda la señal que necesité para saber lo que quería.



Cuando nos quedamos solos agachó la cabeza y dijo que había tomado mucho, yo tomé su cara con mi mano y le dije que yo igual, la atraje hacia mí y la besé, fue todo un descubrimiento, parecía una gata hambrienta de placer, rápidamente le manosee sus tetas desesperado y se las chupé a mis anchas, anciana tener unas tetas así entre mis manos y mi cara, al bajar mi mano por su coño me di cuenta que estaba depilado y totalmente mojado, después de un rato besándonos y manoseandonos sin que se lo pidiera bajo rápidamente a mi verga que ya tenía en su mano hace algún rato, y empezó a hacerme sexo oral, se metía toda mi verga en su boca, hacía tanto tiempo que no me daban una mamada  de esa forma que yo estaba en el cielo, no recordaba ni mi nombre, pasaba su lengua mojada hasta mi glande y me hacía extrémeser, o pude evitar empujar su cabeza un par de beses, mientras que con la otra mano le apretaba sus tetas. 



Cuando casi ayaculaba en su boca, me detuve y agarre su cabeza y le di un beso,  la tire en el sofá y la penetré, al principio suavemente, sin embargo yo ya estaba con la leche en el cerebro, ella se retorcía de placer, su coño era  apretadito, no recordaba lo que se sentía coger  con tanta pasión, no quería que terminara nunca, pero como era de esperarse en poco tiempo me vine en sus tetas enormes frente a su cara llena de placer, no pasó mucho para estar listo de nuevo, la segunda vez le agradecí la explendida mamada que me ofreció y me harte de besar su coño y su culo, pasaba mi lengua por todo su ser como un demente, le metía mi nariz y respiraba sus fluidos dulce, mi cara entera estaba mojada de su placer, después de un rato  de  ella estaba a punto del extasía así que nuevamente la penetre pero esta vez la puse sobre mi, sus movimiento eran suaves y de vez en cuando me besaba con desesperación, gemia como una gata sin control, luego de un largo rato de verla jadeando sobre mí, la tomé  de la cintura y la puse en cuatro, juro por Dios que casi la parto, le di con todas mis fuerzas mientras manoseaba sus tetas y mordisqueaba su espalda y su cuello, la embestía sin piedad una y otra vez, pude sentir cuando tuvo un maravilloso orgasmo, eso me excitó mucho y al mismo tiempo saque mi verga y me vine en su espalda, mis rugidos de placer debieron escucharlos hasta los vecinos, al final caí rendido junto a ella y a su lado me desperté al otro día.



Cuando amaneció a mí lado, llena de mi semen por todo su cuerpo y con marcas de placer, me dijo que nunca le había pasado algo así, -si claro nena si se te vio de lo más inexperta- como sea, yo estaba encantado y sabía que se repetiría muchas veces, y así fue, esa misma mañana antes de irme la hice mía de nuevo, quise venirme en su cara pero al final derramé mi leche en su cabello, vaya que dicen que es rico en vitamina E! al terminar la faena  le pregunté: ¿y algo así te había pasado?  



Con Sonia las cosas se pusieron peor, me fastidiaba tener que volver a casa el fin de semana, además, Tania me tenía tan agotado que algunas veces no podía comerme a Sonia como siempre,  en los peores días inventaba excusas para discutir con ella y así simplemente llegar a dormir, largo que Sonia me gustaba darle por el culo, cuando reponía las fuerzas pérdidas en mi "jornada laboral", la tomaba del pelo y contra la pared de nuestra habitación le partía el culo hasta hacerla llorar.



El tiempo pasó y las cosas con Tania se enfriaron, ya después de habérmela comido de todas las formas posibles, -en el río, en la piscina, en el baño de la discoteca del pueblo y hasta en los salones del colegio usando todos se iban-  supongo que nos hastiamos el uno del otro. El sexo se volvió aburrido, ya la única diferencia entre coger con mi mujer y con mi amante era que la una tenía tetas y la otra culo, ya no me quedaba tanto en su casa y su actitud hacia mí había cambiado por completo.



Estando así, a Sonia le contaron de lo mío con Tania, fue lo único que necesito la muy pendeja para recordar que me amaba, lloró, hizo un gran drama, obviamente me echó de la casa y me hizo sentir como lo que era: el peor de los miserables.



Pensé que por fin empezaría a vivir de nuevo, ¡qué equivocado estaba! Sonia se puso muy mal, para mí las cosas no fueron mejor, no tenía casa, no sabía dónde me quedaría, a pesar de todo y aunque las cosas venían mal hace mucho, teníamos muchos proyectos juntos, tantos años junto a ella… Al final como por reflejo terminé rogándole perdón, después de rogar, suplicar prometer y dármelas de enamorado arrepentido, terminó dándome otra oportunidad. Para resumirles mi estado actual, mi amante, o mejor mi ex amante me odia y aunque le conocí hasta el último rincón de su anatomía, ya ni me saluda, mi novia me tiene vigilado y controlado todo el tiempo, me toca darmelas de galán para que esté bien, y ¿el desfile soñado de jovenes  impúdicas? Supongo que tendrá que esperar.


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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