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Categoría: Maduras

Querida suegra (1)

Estábamos en un paseo, la campo, con los familiares de mi señora, cuando fui a buscar una cerveza y escuche una conversación entre mi suegra y la amiga de mi novia.



 



Mi suegra era separada hace años, solo vivía con sus dos hijos, mi señora y su hermano.



 



El carácter de mi cuñado era bien especial, con la gente que no lo conocía, era muy agradable y simpático, pero en casa era un ogro. Dominaba y humillaba a mi señora y a mi suegra como el quería De hecho eso fue una de las mayores problemas que tubo mi señora al dejar su casa, ya que decía que dejaba sola a mi suegra. Aun siendo mayor que ella, mi señora era el sostén de la casa, ya que mi cuñado, trabajaba de vez en cuando prácticamente era mantenido por las dos mujeres.



 



Bueno, la conversación de mi suegra y la amiga, era en relación a otra amiga de ambas que había sido golpeada y obligada por su marido a mantener relaciones, cuando ella no quería, por lo que pude escuchar.



 



Me hice el tonto y en una frazada que había en el piso, a tras de un matorral, muy cerca de ellas, me coloque a dormir siesta, mientras escuchaba perfectamente lo que hablaban.



 



Fue a ahí donde me enteré que mi suegra, también había sido violada por su marido, por muchos años. Según ella, el llegaba con tragos encima y la despertaba bruscamente para tener sexo, y si ella no quería, el terminaba golpeándola, por lo que prefería acceder a sus instintos, evitar problemas y evitar que los niños se enteraran. También me enteré de la estratégica que usaba ella, al darse cuenta que la violación era inminente, ella misma le ofrecía a mi suegro masturbarlo, o mamársela. Según palabras textuales de mi suegra "prefería sentir esa hedionda cosa en mi boca, a sentir todo el peso de un hombre alcohólico, que la manoseara entera. Además que así, chupándosela, en pocos minutos todo acababa"



 



Según ella fueron muchos años de esta situación, hasta que una vez la mandó al hospital y ahí recién termino por separarse de el. Sin embargo decía que su castigo era su hijo, que era calcado al padre, con un carácter peor que el del padre y que a veces cuando mi cuñado llegaba tomado, ella recordaba las vivencias con su marido, y con miedo se encerraba con llave en su habitación.



 



De ahí el carácter excesivamente tímida de mi suegra, completamente sumisa antes todos.



 



Pero la conversación de mi suegra con su amiga, no hizo otra cosa que calentarme al máximo, imaginando a la veterana, chuparle la verga a mi suegro y pensé en desahogarme con mi señora.



 



La llamé y abrazándola, le dije que no fuéramos por ahí. Me dijo que si estaba loco, que era un paseo familiar, sin embargo con gran esfuerzo, logre convencerla que nos fuéramos por ahí.



 



Mi señora, al igual que su madre, no es gorda, pero tiene unas caderas anchas que me vuelven loco. Nos alejamos un poco y subimos un pequeño cerro. Ella no es de hacer esas locuras pero la pille justo en el día y ya estando arriba, apoyados en una roca, tocándonos y besándonos me reconoció que ese día en especial había amanecido muy caliente. Le baje los pantalones cortos que usaba y me baje los míos. Le toque su sexo un rato y el ella el mío, y cuando estuvo lo suficientemente mojada, le levanté una pierna y se la mandé a guardar hasta el fondo. Aun por muy caliente que estaba, igual estaba nerviosa que nos fuesen a pillar, a si que me pidió que acabara rápido, por lo que nuestro encuentro no duró más allá de unos 10 minutos. Sin embargo me dejó satisfecho y a ella también, por el momento, quedando de acuerdo que terminaríamos lo que habíamos empezado a la noche.



 



Esa noche, nos acostamos y follamos como locos, terminando en un fabuloso 69, cada uno en la boca del otro.



 



 



Pasaron un par de meses, y una noche, a eso de las 2 de la mañana, suena el teléfono. Era la vecina de mi suegra, que le pedía a mi señora que por favor fuera urgente a la casa, que había un tremendo problema. Nos levantamos rápidamente y ya más o menos sabíamos de qué se trataba. Mi cuñado había llegado tomado, y había golpeado a mi suegra.



 



Al llegar a la casa, mi suegra, lloraba en la casa de la vecina, y mi señora, sin contemplaciones, llamo a carabineros y se llevaron a mi cuñado preso, por maltrato intrafamiliar.



 



Esa noche, conversando en la cama con mi señora, los problemas de su hermano, me confesó, entre lagrimas y llanto, que el, su propio hermano, una noche, había llegado con tragos y tratado había tratado de violarla. Me contó como sintió el peso de un hombre encima de ella, y que este mientras con una mano le tapaba la boca, con la otra le abría el camisón, para chupar sus pechos. Luego con la misma mano logró bajarle los calzones y que montado completamente sobre ella, sintió el duro pene que buscaba penetrara. Fue en ese momento en que llego su madre alertada por la bulla de las cosas que se cayeron en el forcejeo, entró y la rescató de la violación. De ahí que desde ese día ambas durmieron en la misma pieza. Y que aunque su madre no se lo había confesado, ella pensaba y estaba muy segura, que mi suegra, por mucho tiempo había sido victima de los ultrajes de su hermano, tal cual como lo hacía su padre, ya que con trago, como a mi me constaba, se transformaba completamente.



 



Ella no se deba cuenta, pero su relato, en vez de darme pena, me excitó de sobre manera, imaginando a mi cuñado follándosela a ella, y mucho mas al imaginar follándose a mi suegra, pero por la situación era muy difícil encontrar algo esa noche con mi señora, por lo que solo tuve que contentarme en hacerme una paja en el baño, imaginando a mi cuñado, acariciando a mi señora.



 



Mi suegra no quiso levantar cargos y mi cuñado al otro día salio en libertad, pero no podíamos dejar a mi suegra en esa casa, a si que la llevamos a vivir con nosotros.



 



 



 



 



La vida en mi casa, no sufrió mayores cambios, ya que ambos trabajábamos todo el día, llegando solo en la noche, y como no teníamos hijos, solo una señora que iba día por medio hacer el aseo de la casa, el puesto de esta fue ocupado por mi suegra, sin incomodarnos, al contrario, nos mantenía mejor la casa, y se preocupaba especialmente de atenderme a mi, planchando perfectamente mis camisas, ofreciéndome postres o mis comidas favoritas etc.



 



Ella me decía que era su forma de agradecerme que la aceptara en mi casa.



 



Paso el tiempo y todo era perfecto, sin novedades, pero un día, me desperté a mitad de la noche, muerto de sed y me levanté sin prender la luz, para ir a la cocina en busca de un vaso de jugo.



 



Al abrir la puerta de mi habitación y casi al salir al pasillo, la puerta de la habitación de mi suegra se abre, sale ella, en camisa de dormir, metiéndose rápidamente al baño del pasillo, sin percatarse de mi presencia a escasos dos metros de ella.



 



Prendió la luz del baño, y cerró la puerta tras de si, sin seguro, pero esta no cerro en su totalidad, dejando un espacio abierto.



 



Sentí como levantaba la tapa del baño. Al pasar, oculto en la oscuridad, di un vistazo al interior y a través del espejo, la vi como se bajaba los calzones y luego se levantaba la camisola, para sentarse a orinar.



 



Me quedé observando como ella orinaba, la sensación de estar espiando a mi suegra, era fantástica. Luego se levantó, se limpió y se subió los calzones. Toda esa escena duró solo un minuto, o un poco mas, pero tiempo suficiente, para ver parte de su nalgas y los pelos de su sexo. Cuando ella tiró la cadena, me fui rápidamente a la cocina, para evitar ser sorprendido.



 



Me acosté nuevamente con la imagen de ella en mi mente. Con sus 51 años, aun se mantenía muy bien. Cuando la conocí por primera vez, me fijé inmediatamente en las hermosas y gruesas piernas que tenía, pero después del tiempo las fui olvidando. Pero hoy las había visto desde sus comienzos, y me parecieron nuevamente divinas. De culo tampoco estaba mal, ancha de caderas, sin ser gorda, y sus tetas…. No estaban tampoco nada mal, seguramente un poco sueltas con el paso de los años, pero no importaba.



 



Como si aun la estuviese viendo, la imagen daba vueltas por mi mente y con una tremenda erección. Comencé a buscar a mi señora que dormía a mi lado. Como hacia calor, ella dormía con una camisa corta que apenas le tapaba el culo. Aparte de eso, por el calor que hacía, estaba casi completamente destapada, con lo calzones al aire.



Me coloque detrás de ella, y comencé a acariciar su pierna, lentamente, para no molestarla, hasta recorrerla entera , hasta llegar a su culo, una y otra vez ….. suavemente mis dedos se colocan entre sus piernas y comienzo a rozar su sexo, por sobre los calzones. Ella comienza a despertarse, colocandose de espalda, me dice que no quería , que me duerma.



 



Solo déjame acariciarte



 



Con mi señora de espalda, me fue mucho mas fácil acariciarle su vagina, suave, muy suavemente, cosa que sintiera placer de a poco y no que la estaban despertando. Lentamente mis dedo fueron acariciando su clítoris, hasta que comencé a sentir esa exquisita humedad característica de una concha excitada.



 



Ella conciente o inconscientemente , separo las piernas y yo, también muy suavemente le comencé a besar su sexo por sobre el calzón, mojándolo aun mas con mi saliva. Ella nuevamente me pidió que la dejase dormir, pero en mi olfato ya había penetrado ese olor, y no pararía hasta sentir su sabor.



 



Continué frotando mis labios por sobre la tela, hasta que su suaves gemido, me indicaron que lo estaba disfrutando. De abajo hacia arriba, en círculos, mis labios a través de la tela ya muy mojada, sentían la presencia de su clítoris, dando mas énfasis a este pequeño pedazo de carne.



 



Traté de correr esa prenda, para degustar con mas fuerza sui sabor, pero ella acariciándome la cabeza, me dijo que continuara tal cual como lo estaba haciendo.



Seguí con mi excelente trabajo, siempre por sobre la tela, hasta que un fuerte quejido y su mano apretándome con fuerza la cabeza sobre su concha, sentí como se corría, gracias al trabajo de mis labios, mojando completamente la tela.



 



Ella había acabado, pero yo aun seguía con ganas. Me dijo que tenía mucho sueño, y que mañana me compensaría yo suavemente le saque los calzones, todos mojados. Ella se dio vuelta y se colocó a dormir, mientras yo con sus calzones en mi cara, le frotaba el pene por detrás, entre su culo pero sin penetrarla, solo el roce, ayudándome con mi mano a sentir mas placer, oliendo sus mojados calzones e imaginando que eran los calzones de mi suegra, los que tenía en mi boca, y que el culo que rozaba, también era el de ella, logrando una fabulosa fantasía, descargando toda mi calentura en el culo de mi señora, la que al sentir como acababa entre sus nalgas, solo estiró el culo hacia atrás para que terminara de molestarla. La seque con sus mismos calzones, y dándome vuelta hacia el otro lado, me dormí.



 



Fin primera parte


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
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