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Puta y guarra

~~Quisiera contar lo que me está sucediendo desde hace un os meses y que ha cambiado totalmente nuestras vidas.
 Somos un matrimonio ya madurito, ella de 40 y yo de 48. Llevamos casados 20 años y como todos, creo yo, hemos tenido una vida sexual más o menos normal, hasta hace un par de años en que la cosa fue decayendo, de tal forma que follábamos una vez al mes o cada dos meses. La rutina, el estrés, el trabajo, bueno todo nos hizo llegar a una crisis que incluso pensamos en separarnos. Hablamos del problema y yo le propuse de hacer cosas nuevas o intentar realizar alguna de las fantasías nuestras para incentivarnos.

 El caso es que ella no estaba muy convencida y aunque ponía más interés no mejorábamos. El caso es que decidí tirar la casa por la ventana y le propuse irnos los dos solos, sin niños, a una ciudad lejos de la nuestra y pegarnos una semana loca de sexo desenfrenado, hacer lo que nos diese la gana, sin tabúes pero en pareja. A los dos o tres días me contestó que SI, rotundo. Entonces reservé un Hotel en la capital de España para pasar una semana.

 Mi primera sorpresa me la llevé a 80 km de Madrid, puesto que paré en una gasolinera para repostar y mi mujer se marchó al WC. Estaba pagando en el mostrador y oigo decir a un o de los que esperaban para pagar “hostia, vaya pedazo de hembra…..ufffffff que polvazo tiene”. Miré y me quedé de piedra, ERA MI MUJER. Llevaba una super minifalda negra muy ajustada que casi dejaba ver el inicio de sus nalgas. Unas sandalias de tiras negras con unos taconazos de vértigo y una chaleco vaquero y cortito y escotado que hacia que sus tetas se fuesen a salir en cualquier momento. Vamos, parecía un putón verbenero de aúpa. Pagué y entré en el coche y le pregunté a que se debía el cambio y me dijo que durante estos días pensaba exhibirse por todo Madrid y ser la tía más puta de la ciudad. Me quedé con cara de imbécil mirándole mientras ella se ponía la mini en la cintura y con las piernas apoyadas en el salpicadero iba enseñando su potorro a todos los camioneros y conductores, puesto que se había sacado la tanga, y me decía “mira hacia delante no sea que tengamos un accidente”.

Cuando llegamos al hotel estaba yo con un calentón del 20. Mientras nos registrábamos en recepción ella se sentó en un sofá del hall y mientras leía una revista desinteresadamente movía sus piernas de tal manera que todos lo que allí estábamos nos pusimos cachondos. Que espectáculo….!!! Allí estaba m mujer dejando que todo el mundo viese que no llevaba bragas, mostrando su chochete rasurado.

 Nada más entrar en la habitación, la empuje a la cama, la puse a cuatro patas y me la follé de una forma salvaje. Ella apoyó su cara en la almohada, y mientras yo le hacía el mete y saca a una velocidad de vértigo ella no hacía más que gritar de gusto. Cuando se hubo corrido al menos 3 veces se dio la vuelta y se metió mi polla en la boca. Me la chupó como una posesa hasta que me corrí en su boca. Se lo comió todo. Le eché varios chorros en su boca pero también le eché en la cara y en el pelo. Menudo polvazo y menuda mamada. Estaba salido perdido. Nos besamos y tras fumarse ella un cigarro, me preguntó si me había gustado. Le dije que estaba muy contento con el cambio y que me gustaba su forma de comportarse. Entonces me confesó que algunas veces que habíamos follado o que ella se había masturbado había tenido la fantasía de exhibirse en público como una puta cualquiera, pero que la vergüenza en unos casos y el que dirán en otros no se había atrevido ni siquiera a mencionármelo, pero que ella, en su intimidad se lo había imaginado más o menos así. No quería perderme por sus perversiones sexuales y se abstenía de mostrarse así ante mi y cualquiera que pudiese decir algo de ella. Y ahora, casi me pierde por no hacerlo, que paradigma, verdad?

 Yo me la comí a besos y le dije que compartía su fantasía, ya que a mi me excitaba mucho que otros la viesen y sobre todo la idea de que mi mujer fuese un putón me ponía caliente, a 1000. Durante un buen rato, mientras deshacíamos las maletas, estuvimos hablando de sexo guarro y desenfrenado, y al final me dijo “ ya veras lo puta que es tu mujer…. Si tanto te excita, durante estos días vas a tener a la mas guarra de todas contigo….jejeje”.

Y así fue. No quiero extenderme mucho, pero os contaré que ningún o de los días usó ropa interior. No se puso otra cosa que micro faldas que no le llegaban a tapar ni siquiera las nalgas. Iba hasta a desayunar con taconazos y no se limpió el chocho ninguno de los días.

 No quiero perderme en descripciones físicas de mi esposa, solo diré que no aparenta los 40 años que tiene, que su cuerpo es el de una mujer que va al gimnasio cuatro veces por semana y que es muy femenina. Ella tiene un don de la naturalaza, y que a partir de esos días sabe sacarle provecho, además de tener una mirada de viciosilla mala Dios le ha dado unos labios que cualquier hombre que la ve no piensa en otra cosa que como hará las mamadas esta tía. Si, tiene cara de puta mamona, lo sabe y ahora lo resalta bien, con los pintalabios y un piercing que se ha puesto en el labio inferior, para poner caliente a todos los hombres.

 Durante todos los días salíamos a pasear, de compras o a comer, tomar algo o de fiesta. Ella vestida como una PUTA sin bragas ni sujetador. Se dejaba meter mano en cualquier sitio y cuando estábamos en algún bar, restaurante o incluso en las discotecas se sentaba de tal forma que se le viese bien que debajo de la minifalda no había más que unas hermosas nalgas y un coño bien mojadito. Nos lo hicimos en los callejones, me la chupo en los WC de cualquier bar o discoteca. Me la tiré en un parqué como a una guarra y nos lo hicimos en el ascensor del hotel. Estábamos todo el día follando como los monos.

 Pero lo mejor de todo fue el penúltimo día, que estando follando en la habitación yo la llamaba puta y zorra y la decía muchas guarradas a la vez que le decía que todos se la querían tirar y follar porque era una guarra exhibicionista que ponía calentorros a todos los tíos y ellos no pensaban mas que en follársela. Bueno eso se lo dije muchas veces, y se ponía como una perra de calienta, llegando a correrse hasta más de 10 o 12 veces en alguna ocasión. Pero ese último día no paraba de tener orgasmos y cuando nos quedamos rendidos encima de la cama me dijo que a la noche quería desmadrarse en la discoteca, ligarse a algún tío, comerle la polla en el WC y luego llevárselo al hotel para que entre los dos la diésemos caña a tope por sus agujeros.

 No me lo podía creer, que mi santa mujer me estuviese diciendo aquello. La verdad es que su comportamiento había sido hasta ese momento el de una puta, pero una puta par mi, puesto que todo lo hizo conmigo. Si, si es verdad, que todos los días se exhibía en público, pero la gran mayoría solo veían a una tía que vestía como un putón y algunos tuvieron la suerte de verle el chichi o el culo. Pero aquello que me decía era otra cosa. A mi me excitaba que se comportase como una guarra pero pensé que aquello lo había dicho porque estaba muy caliente en ese momento y por complacerme. Nos quedamos durmiendo echando la siesta y cuando me desperté me di cuenta que estaba solo en la habitación. Serían las 20:00 horas, pensé en ducharme pero decidí llamarle al móvil, por saber donde andaba, cuando en ese instante entró por la puerta. Traías unas bolsas y dándome un beso apasionado en la boca, me dijo que se había despertado dos horas antes y que había salido a comprar unos trapitos para ponerse a la noche. Medio dormido le sonreí y me metí a la ducha y mientras me lavaba comencé a darle vueltas al coco. Que se habrá comprado? Por qué no me habrá llamado? Igual quiere sorprenderme con algo especial. Jo…y como se ha atrevido a salir sola, sin mi, y vestida como una guarra. Si porque al entrar llevaba puesto un mini pantalón, que más bien parecía una braguita, de color blanco, muy fino y ajustado, ,tanto que por detrás se le metía entre las nalgas y por delante le marcaba totalmente sus labios vaginales. En las tetas llevaba la parte superior de un bikini, también blanco, que justo le tapaba los pezones, aunque era igual porque de lo duros que los tenía se le quedaban tan marcados que parecían que iban a perforar la tela, y en los pies se puso unos zuecos, con alzas, de color blanco que tiene un taconazo de 18 cm. Vamos, yo me encuentro una tía así , sola por la calle y pienso que va buscando guerra y con lo caliente que estaba ella esos días me entró la duda de si no habría estado follando con alguno o le había hecho alguna mamada a alguien. Lo que si era evidente es que estaba muy cachonda, puesto que sus jugos la delataban al tener la parte del pantalón que estaba en contacto con su potorro totalmente mojado. No me atreví a preguntar nada, primero porque me invadieron los celos y segundo porque me excitaba tanto la idea de que fuese verdad que no quería estropearlo con una pregunta indiscreta.

 Cuando salí de la ducha ella estaba fumándose un cigarrillo apoyada en la barandilla de la terraza de la habitación. Era una visión lasciva verla de espaldas, con su culo en pompa, mostrándome sus nalgas y aquellas piernas que parecían interminables al mirarlas. Se giró al oírme, y corrió a besarme. Me decía que estaba loca de contenta, que como había cambiado nuestra vida en tan poco tiempo, que la pasión la desbordaba, que estaba caliente como una perra de lo golfa en que se estaba convirtiendo. Que si yo la quería, que si la deseaba….en fin, que me puso el rabo tieso de verla como estaba vestida, de las cosas que me decía y de pensar en el pedazo de putón que tenía por mujer y lo que me gustaba el cambio que había dado. Sin darnos cuenta estábamos en la terraza, yo desnudo, de pie y con la polla firme, mirando al cielo y ella en cuclillas haciéndome una mamada como nunca. No tarde ni 2 minutos en tirarle varios chorros a la cara y boca y mientras ella se relamía y se los metía en la boca con los dedos me di cuenta que varias habitaciones más allá de la nuestra y en su terraza había unos jóvenes extranjeros que aplaudían la faena de mi esposa mientras le mostraban sus vergas tiesas en su mano, con claro gesto de pajearse. Ella se quedó mirándolos, eran 4, y no tendría más de 20 o 25 años, me miró y me dijo “ has visto lo cachondos que los he puesto…..pues ahora verás, jajaja….” E inmediatamente se quitó el mini pantalón y allí mismo, de pie, comenzó a masturbarse delante de ellos. Se metía los dedos mientras les miraba y se pasaba la lengua por los labios. Con la otra manos e frotaba el clítoris y no hacia más que jadear de gusto. Ellos se hacían una paja y la miraban incrédulos del espectáculo de semejante hembra caliente. No tardó nada en correrse. Tuve que agarrarla porque las piernas le flojearon del gusto que le vino, pero no perdió detalle de las pollas que los chicos masajeaban y pronto le obsequiaron con unos chorros que salían disparados de sus pollas hacia la calle. Ella les sonrió y les envió unos besos cariñosos mientras ellos se metían los dedos en la boca, haciendo el gesto de la mamada, pidiéndole a mi mujer que fuese a la habitación.

 Nos metimos en la nuestra, ella temblaba de lo caliente que estaba y me decía si le había gustado el espectáculo. Yo estaba otra vez empalmado y quise follármela poniéndola otra vez a cuatro patas, pero ella me paró y me dijo que no fuese impaciente, que teníamos toda la noche para divertirnos y que quería tenerme en plena forma. Me hizo vestirme con un pantalón vaquero ajustado, y por dentro una tanguita de cuero negra. Me había comprado esa misma tarde ella una camiseta negra de manga corta, de lycra que se me pegaba al cuerpo. Como me machaco en el gimnasio tengo buenos músculos para lucir. Y también unas botas camperas muy extravagantes. Así vestido tenía un aíre a macarra que no me lo quitaba nadie. Vamos un chuleta de playa. Me besó metiéndome la lengua hasta la campanilla, me tocó el paquete con su mano derecha y me susurró al oído “te voy a chupar hoy hasta la ultima gota de leche….cacho cabrón!”. Y así vestido me hizo salir del la habitación y me dijo que le esperase en un restaurante que estaba cerca del hotel, en el que habíamos cenado hace tres días. Yo le pregunté que qué iba a hacer ella mientras y me contestó que era una sorpresa, que me fuese de una vez que se le hacia tarde.

 Estuve casi una hora escondido cerca de la salida del hotel. Estaba mosca y quería saber a donde iba. Pero no salió. Pensé también que había aprovechado para ir a la habitación de los chavales de antes y pegarse el lote con ellos, pero tampoco, pues a los pocos minutos de haber salido yo, ellos lo hicieron detrás de mí, incluso me vieron y con el gesto del dedo índice hacia arriba y con un guiño de ojo me dieron el visto bueno a la faena de al terraza. No se me ocurrió pensar que posiblemente se estaba arreglando concienzudamente de una manera sexy y provocativa para mi. Enseguida me di cuenta y me fui cuanto antes al restaurante no sea que me pillase y jodiese la noche.

 Después de varias cervezas y de reservar una mesa llegó ella. Me di cuenta por la cara del camarero y de algunos clientes que estaban cerca de mi. Me giré y ya tenía su boca en mis labios. Me besó como si fuese mi perra viciosa y me espetó delante de todos “te gusta tu PUTITA…..? “. Estaba impresionante. No daba crédito. Como mi mujer había cambiado en unos días. Por mi cabeza pasaron muchas cosas rápidamente pero lo más importante era que estábamos disfrutando los dos del sexo gracias a que habíamos liberado nuestras mentes, sin tabúes y sobre todo que coincidíamos en los gustos. Dentro de ella se escondía una mujer exhibicionista, muy puta y muy guarra con un marido chulo, vicioso y putero. Si amigos míos, allí estaba ella vestida de colegiala, bueno vestida por decir algo porque era tan poca la ropa que llevaba que además de mi, creo que todos los tíos que había en el restaurante estaban con la polla tiesa y deseando de follarse a aquel pedazo de putón.

 Llevaba una minifalda extra corta, tipo escocesa de cuadros negros y rojos, tableada y rematada con un tul negro de puntilla que le daba un aíre más pícaro. Evidentemente solamente le tapaba la mitad de sus nalgas, pero ese remate de puntilla disimulaba un poco tanta carne, porque entre lo que se podía ver y lo que se dejaba a la imaginación podía uno pensar que no llevaba nada debajo. Ella, como si me leyese el pensamiento, se dio una vuelta sobre si misma y mirándome a los ojos me volvió a preguntar, ingenuamente, si me gustaba o no. Evidentemente al girarse la minifalda cogió vuelo y nos enseño a todos lo bonito que tenía trasero y lo depiladito que llevaba el coño. La guarra de ella se sonrió y besándome en lo labios me dijo si ya había reservado mesa. Je, pensé yo, y aunque no lo hubiese hecho y no hubiese mesa seguro que aquel camarero que la miraba con ojos desorbitados se hubiese buscado la vida para que semejante belleza se quedase en ese restaurante para poder seguir disfrutando de ella. Mientras tomábamos unas cañas la observaba. En la parte de arriba llevaba un corpiño de charol negro, atado por delante y por detrás con cuerdas, de tal forma que le hacia una cintura de avispa. Por detrás dejaba al aíre casi toda la espalda y por delante le hacía un escote exageradamente voluptuoso, sus tetas parecían que iban a explotar si respiraba más fuerte de lo normal. En Los pies llevaba unas medias de red blanca solamente hasta los tobillos, enfundadas en unas sandalias de charol negras, de tiras finas y con un taconazo de aguja exagerado, por lo menos medían de 18 a 22 cm., estaba completamente de puntillas, apenas podía caminar. Los pasos los tenía que dar muy cortitos para no caerse, pero ella le daba una gracia al movimiento que parecía una gatita en celo mostrando su cola. Las uñas tanto de los pies como las manos las llevaba pintadas de negro brillante, al igual que los labios, remarcando el reborde con rojo intenso, para que resaltara más si cabe su cara de come pollas. Los ojos los llevaba muy pintados, con exceso de rimel y las pestañas eran postizas y muy largas. En el cuello llevaba una cinta roja ajustada lo que le daba un aíre de fulana que me ponía caliente, además, con la cara de viciosa que tiene yo no sabía si iba aguantar toda la noche sin tirármela allí mismo delante de todos. Además la muy puta se me había presentado con dos coletas que ya no había lugar a dudar que mi querida esposa era toda una puta calienta poyas.

 Cenamos, si, durante 2 horas largas fuimos atendidos por diferentes camareros que se mataban por ver a la guarra de mi mujer. Ella se pasó todo el rato provocando, dejando ver sus lindas piernas, su tetas que por momentos parecían quererse salir de aquel apretado corpiño. Se levanto al WC varias veces y nos deleitó a todos lo comensales con su provocativo meneo de caderas mientras la minifalda volaba de lado a lado de su piernas dejándonos ver sus morbosas nalgas. Ella sabía que la mirábamos y se recreaba exhibiéndose. En fin que fue una cena muy pero que muy caliente. Yo tenía la polla que me dolía de lo que me apretaba el pantalón y ella estaba muy pero que muy caliente, la perra de ella echaba jugos que daba gusto. Cada vez que se levantó al WC dejaba el asiento mojado y si te fijabas en la parte interna de sus muslos se le notaba el brillo de los líquidos que resbalaban entre ellos.

 Cuando salimos de allí eran casi la una de la madrugada. Nos invitaron a varios chupitos y ya no sabían que hacer para retenernos más. Uno de los camareros se atrevió a decirnos que había un Pub cercano en el que se podía tomar una copita a gusto. Que él iba casi siempre al cierre y que si íbamos nos acompañaba para enseñárnoslo. La verdad, yo hubiese hecho los mismo. Mi mujer fue al que más calentó en toda la noche. Lo tenía loco y el chaval no sabía como hacer para tirársela. Le echó huevos pero mi mujer tenía otros planes. Con una sonrisa en los labios le contesto que tal vez iríamos y meneando su trasero salimos de allí mientras todos nos la follábamos con los ojos.

 Dando un paseo nos dirigimos hacia la zona de los Pub y discotecas cuando en una de estas me dijo “entra en ese local y cuando me veas entrar te vas al WC”. Así lo hice, a los 10 minutos de entrar yo lo hacía ella acompañada de alguno que la había visto en la calle y quería ligársela. Nada más verme ir hacia los servicios ella le dijo al otro que enseguida volvía que tenia que orinar. En cuanto entré ella me empujo hacia adentro y aunque había dos chicos orinando en los de de pié, ella me metió en uno de los que tienen puerta y allí si mediar palabra me cogió la mano y me la llevo a su encharcado chochete. Dios mío, era un lago, nada mas apoyar mis dedos estos se hundieron dentro, resbalaron en su interior sacándole un gemido mientras me mordía la oreja y me suplicaba como una perra en celo “ Fóllame….métemela dentro, so Cabrón,…..fóllame aquí, como a una guarra….ummmmmmmm….metemela ya….siiiiiiii…dame tu polla hijoputa…….ahhhhhhhhhhhhhh….quiero correrme como una perra………..ummmmmmmmmmm”. Realmente estaba salida, menudo pedazo de putón que tenia por mujer. Se la metí sin contemplaciones. Yo también estaba que iba a explotar. Ella me daba la espalda, apoyaba sus manos en la pared mientras ponía el culo en pompa que con los taconazos que llevaba se lo dejaba más alto que mi polla, por lo que yo agarrándola de las caderas podía follarmela a placer. No tardó nada en correrse, apenas un minuto o dos. Estaba muy caliente y tuvo que meterse el dorso de la mano en la boca para apagar sus aullidos de placer, aunque si había alguien fuera podía saber perfectamente que la muy puta estaba corriéndose de gusto, como así fue luego al salir. Yo tampoco aguanté más y le llene todo el chocho de mi leche caliente. En cuanto la sintió, ella misma se sacó mi polla y agachándose delante mío me limpió la polla con su boca como si en ello le fuese la vida. Desde mi posición podía verle el coño, todo abierto rezumando un líquido blanquecino, mezclado con sus jugos. Se levanto y me besó guarramente, metiéndome la lengua por todos mis recovecos de la boca mientras se mezclaban nuestras salivas y los restos de mi corrida. Le eché mano al coño y estaba encharcado, le resbala por los muslos. Que guarra estaba. Enseguida me quitó la mano y me dijo que no le limpiase, que fuera había un tío que la estaba esperando y que se lo iba a traer al servicio para que le comiera el coño y se lo dejase súper limpio. Ella a cambio le haría una buena mamada. Joder, menuda cerda, yo quería ver si aquello era verdad, pero no hubo suerte. Imagino que algunos de los que salieron del WC comentaron lo que pasaba dentro y el tío con el que entró se asqueó de esperar o se pensó que otro se le había adelantado. El caso es que después de tomarnos un cubata en ese local nos metimos en una discoteca.

 Serían ya más de las 2 de la madrugada y nada más entrar mi mujer fue agasajada por uno chicos, los vecinitos de la tarde que se habían pajeado mientras ella se exhibió y corrió delante de ellos. Mi mujer estaba muy caliente,. Podéis imaginaros como iba con todo lo que llevábamos de marcha. Pasar un día así es una pasada, es increíble como tienes las pelotas de lo cachondo que vas y más ella que enseguida me dijo al oído “ cariño…ummmmmmm……..estoy muy caliente, necesito pollas….vámonos para el hotel que quiero que tu y los vecinos me folleis hasta que me salga leche por la orejas…”.Le guiñé un ojo y le dije que lo estaba deseando, no me dio tiempo a moverme, enseguida se acerco a uno de los chicos le dio un morreo que le limpió todos los dientes mientras con su mano derecha le sobaba el paquete. Cuando otro de lo chavales quiso morrearla, ella se abrazó a su cuello y mientras le hablaba al oído él no dejaba de masajearla las tetas por encima del corpiño mientras que el que acababa de besar le sobaba las nalgas por debajo de la mini y le metía los dedos en el coño, hizo un gesto de sorpresa y los sacó pringados de un líquido pegajoso, ella los tomó con la mano y se los llevó a la boca chupándolos como ella solo sabe hacer. Todo ocurrió muy rápido y ya estaba ella abrazada a la cintura por dos de ellos, mientras con la lengua haciendo bulto en su boca y con el puño cerrado como si tuviese algo dentro les hacia el gesto de mamar vergas y les decía a ellos y a mi “ quiero vuestras pollas…….quiero mamarlas y que me folleis como a una puta…..”.

En el camino al hotel la estuvimos metiendo mano por todos lados. Ella se dejaba y se notaba que estaba muy caliente. Me miraba y se relamía de gusto mientras me decía que iba a saber lo puta y guarra que era, que se iba a dejar follar por toldos sus agujeros hasta no aguantar más. Ellos no entendían nada de lo que decíamos pero solo de verla y oírle decir puta, guarra y otras obscenidades, se frotaban el paquete. Justo antes de llegar al hotel conseguimos hacerles entender que entraran ellos primero y que luego lo haríamos nosotros. De esta forma por lo menos, en recepción, no sabrían que íbamos a hacer. Además los chavales, estaban tan salidos que daban unas voces de escándalo, y eso que solamente eran dos. Les hicimos entender que les esperábamos en nuestra habitación.

 Así lo hicimos y no acabábamos de entrar cuando tocaron a la puerta. Eran Eric y Jon, los dos chicos anteriores. Nada más entrar mi esposa los recibió con un buen morreo a los dos, se agachó delante de ellos y sacándoles sus pollas se las metió alternativamente en la boca, mamándolas como una perra en celo. Chupaba con tantas ganas que los muchachos no le aguantaron nada y enseguida comenzaron a echar chorros de leche en su cara y boca. Ella seguía mamándoles hasta no dejar ni una sola gota en sus pollas. Había que verle la cara de puta que tenía, una viciosa con aquellas coletas pringadas de corrida y los labios de su cara desbordando cuajada de aquellos chavales. Yo me estaba pajeando de ver lo guarra en que se había convertido mi santa esposa y si aguantar más la cogí por detrás, metiéndole la polla en su encharcado coño, y con un ritmo frenético de mete y saca de infarto la hice chillar como una cerda. Los chavales intentaban taparle la boca con las manos, para que no se oyera tanto escándalo pero fue imposible, se corrió tres veces seguidas, quedando tendida en el suelo mientras pedía más pollas “ quiero más…cabrones………….follarme más. Darme pollas…..soy vuestra puta………follarmeeeeeeeee”. No aguante y me corrí en su coño dejándola toda pringada. La escena era de lo más morbosa. Mi mujer estaba en el suelo de rodillas, con la cara llena de semen apoyada en el suelo, que con esas coletas y el maquillaje que llevaba le daban un toque guarro y vicioso. Su culo en pompa, ofrecido hacia nosotros tres, las piernas muy abiertas y chorreándole semen por el coño, cayendo un hilillo blanco de esperma a la moqueta. Nosotros tres estábamos desnudos de cintura para abajo y teníamos nuestros rabos en la mano, nos los meneábamos mientras mirábamos a la puta de mi mujer como nos insultaba y nos pedía que la follásemos, que le diésemos polla. Así estábamos cuando tocaron nuevamente a la puerta. Pensé que algún cliente del hotel se había quejado de la escandalera de mi mujer y que alguno de recepción venía a llamarnos la atención. No me dio tiempo ni de acercarme a la puerta, ni siquiera para no dejar ver lo que había dentro o de taparme la polla. Eric, abrió de par en par y allí había cinco chavales más, los otros dos que estaban con Eric y Jon, que se llamaban Saul y Jonatan, y tres mas que por lo que luego supe conocieron en la discoteca y que eran del mismo lugar que ellos. Se llamaban Jony, Abdul y Karim, evidentemente estos dos últimos eran origen árabe y se les veía dos chavales curtidos,. Muy altos, 1,90 o más musculosos y con una pollas impresionantes. Se conoce que al llegar al hotel y cuando nos separamos para entrar, Eric les avisó por el móvil diciéndoles que estaban con la guarra de mi mujer, que se la iban a tirar con mi consentimiento, que si estaba salida perdida, que le habían metido mano, que si era una calentorra….etc…..Bueno que se pusieron cachondos y se apuntaron a la fiesta.

 No quiero extenderme, solamente os diré que la juerga duró hasta casi la hora de cenar del día siguiente. Durante todo ese tiempo solamente paramos para comer algo, que previamente habíamos encargado en el mismo hotel y vitaminarnos con alguna bebida. El resto del tiempo estuvimos follándonos a mi mujer por todos sus agujeros. Nos la follamos de uno en uno, de tres en tres y hasta consiguieron en una ocasión follársela los siete chavales a la vez mientras yo me pajeaba. Eric se tumbo en el suelo boca arriba, ella se sentó en su polla metiéndosela por el culo dándole la espalda, Karim y Jon se la metieron a la vez en el coño y Abdul y Jony se la metieron en su boca. Mientras a los otros dos se las pajeaba con sendas manos. Esa escena la tengo grabada en vídeo porque era alucínante ver como la follaban y ella no paraba de tener orgasmos, uno tras otros y sobre todo como la fueron llenando de leche. Aquellos chavales tenían una potencia increíble, lo que no sabía yo era el vicio de mi señora puta. No se cuantas veces se corrió pero si se que cada uno la echo por lo menos siete u ocho polvos. Yo no pude tantos, le eche cuatro y luego estuve pajéandome mientras miraba el espectáculo. Ya a la hora de cenar nos despedimos de ellos, solos mi mujer y yo pedimos algo para cenar y mientras nos besábamos y nos acariciábamos románticamente, diciéndonos que nos queríamos, que nos gustaba nuestra nueva vida y que aquello debía de continuar así para que no nos pasase lo de antes, caer en la rutina y acabar mal.

 Al día siguiente nos marchamos del hotel y comenzó una nueva vida para nosotros. Esto ocurrió hace unos tres meses y vivimos las fantasías sexuales a flor de piel. Ella es una grandísima puta, se ha vuelto muy guarra y se pasa el día caliente pensando en que historia montar para disfrutar a tope los dos.

 Espero que os haya gustado, yo estoy en la gloria con una mujer así, os podéis imaginar que no me aburro, nada,nada,nada. Espero vuestros comentarios, a ella le gustaría saber que opináis, jejejeje, y a mi también.

Datos del Relato
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