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Categoría: Confesiones

POR TRATAMIENTO

"Tengo 38 años de edad, casada con un bello hombre de 42 años, responsable y amoroso con la familia. Me llamo Liliana y me siento feliz sexualmente por tener 3 a 4 relaciones por semana con mi marido. Mi cuerpo y mente siempre están dispuestos a dar rienda suelta a mis deseos en las diferen..."

 

Tengo 38 años de edad, casada con un bello hombre de 42 años, responsable y amoroso con la familia. Me llamo Liliana y me siento feliz sexualmente por tener 3 a 4 relaciones por semana con mi marido. Mi cuerpo y mente siempre están dispuestos a dar rienda suelta a mis deseos en las diferentes posiciones. Mi cuerpo es bien formado al extremo que los hombres en la calle se sienten atraídos por mi caminar y miro que logran excitarse cuando me encuentro en reuniones.

Sucedió que tenía un terrible dolor de cadera y acudí donde un profesional médico que me recomendó una amiga, me impresiono mucho al ingresar al consultorio el orden y limpieza, tenía puesto un mandil impecable y su contextura de una persona mayor. Muy educado, gentil en su trato, luego de explicarle lo que me sucedía, me pido que me desvista manteniendo mi ropa interior y me entrego una batona desechable con la apertura para atrás de mi cuerpo. Me acosté en la mesa de exámenes y el medico con unas manos muy delicadas presionaba lateralmente por mi columna completamente sintiendo un dolor agudo que me hizo gemir, al llegar a mis glúteos me pidió que me baje mi panty un poco. Levantando mi cadera me retire totalmente, exponiendo mi vulva totalmente a la vista del médico. Presiono en la mitad de mis glúteos sintiendo un fuerte dolor, al presionar mis muslos igualmente el dolor era insoportable, luego presiono en mis pantorrillas siendo el dolor intenso. Lo que permitía que mueva mi cadera involuntariamente. Me pidió que gire y me ponga boca arriba con las piernas separadas. Presiono mis muslos y el dolor fue tan intenso que di un fuerte gemido. Luego me pidió que separe mis piernas, asi lo hice dejando que vea mis labios vaginales que la tenía húmeda. Presiono suavemente entre las ingles llegando a rozar los labios vaginales levemente y el dolor se mantenía intensamente. Mi cuerpo lo mantenía caliente y mi mente comenzó a sentir el deseo de sentir la verga de mi marido en mi chuchita. El medico salió de la habitación indicándome que realizaría pedidos de exámenes de rayos x y un eco; y, comencé a estimular mi clítoris suavemente abriendo totalmente mis piernas y subiendo mi cadera, mientras un olor característico sensual y sexual inundo la consulta. MI olor de mujer excitada y lista para recibir una buena verga inundo mi mente.

Al ingresar el medico con las ordenes de laboratorio, me miro profundamente, sereno y me tomo de la mano diciéndome que no tenga recelo y permita que mi cuerpo y mente funcionen sin restricciones. Su mirada penetro y taladro mi cerebro permitiendo que mi mano toque suavemente su verga dura que la tenía sobre el pantalón. Cerré los ojos y me senté en la mesa de exámenes abriendo mis piernas, mientras bajo el cierre tomando con mi mano una descomunal verga dura, gorda y larga. Mis sentidos se alocaron inmediatamente arrodillándome para dar una mamada a tan hermosa verga, que la chupaba como un helado, saboreando su sabor varonil de macho. Le separe el mandil y la correa del pantalón para observar sus huevos duros que congaban mientras los besaba con locura. Tenía mis piernas abiertas mientras me introducía mis dedos en mi vagina que la tenia mojada. El tomaba mi cabeza haciendo el movimiento del meter y sacar. Acariciaba mi cabello, mis labios, mi cuello y bajo su mano a mis senos, que son la parte más sensible de mi cuerpo, logrando que mi excitación sea mayor. Me pidió que le retire el pantalón y me ponga desnuda. Lo hice encantada mirando su verga rosada, dura y brillante por mi saliva. Nos besamos tiernamente mientras su verga presionaba mis labios vaginales buscando el ingreso a mi vagina, separe mi pierna derecha elevando hacia la camilla, momento que sentía como su verga ingresaba despacio hasta lo más profundo de la posición. Tomo mis nalgas presionando nuestros cuerpos mientras sentía nuestra respiración agitada por el deseo. Allí fue cuando me volvió el dolor intenso de la cadera y me abrace fuertemente mordiendo mis labios por el agudo dolor. Me abrazo tiernamente y me hizo acostar en la mesa de exámenes, me dio un fuerte beso acariciando mi rostro. Le pedí que ponga su hermosa verga dentro de mi vagina que la necesito y que en esa posición no tendría mayor dolor. Abrí mis piernas al filo de la mesa, tomo mis piernas con sus manos mientras yo cogvergaía su verga con mi mano y la colocaba en la entrada de mi vagina que la tenía mojada totalmente, incluido mis muslos. Fue metiendo su verga suavemente poco a poco hasta sentir que la tenia totalmente dentro de mi chuchita. Por el dolor de la columna no podía moverme intensamente como lo hubiera querido realizar. Mientras el medico tomando mis nalgas metía y sacaba despacio y suavemente. MI excitación era infernal por un lado el deseo incontrolado y por el otro el dolor que sentía. Tenía un movimiento lento de ingreso de la verga suave y rítmica hasta la mitad y luego de un solo empujón la metía totalmente. Mis sentidos volaban por el placer que tenía. Se detuvo sacando su verga de mi chuchita y mire cuan bella verga la tenía mientras nuestras secreciones dejaban ver el brillo en su órgano. No eyaculo. Me pidió que respire profundo y ponga mi cuerpo tranquila. Mientras el medico paso al baño sin cerrar la puerta y mire como orino con un chorro fuerte y limpiaba su hermosa verga con una toalla que la desecho a la basura, al salir del baño en su mano con una toalla se acercó aseando mi vulva cariñosamente y me dio un beso tierno que le correspondí encantada.

Me vestí con gran admiración por la calidad del médico y con las órdenes de los exámenes de rayos x y una tomografía para la columna, indicándome que pida cita cuando tenga los resultados de los exámenes. En la noche acostada mi marido me indico que si es posible tener una buena culiada, mientras me separa mis piernas besando mi vulva totalmente hasta llegar su lengua a estimular mi clítoris y vagina. Me volvió el dolor a mi espalda y le pedí a mi marido que me dejemos para otro día cuando me sienta mejor. Sinceramente agradecí el momento del dolor por cuanto vino a mi mente la hermosa verga de mi médico. No podía dormir tranquila recordando los breves momentos de excitación con mi médico.

En la mañana fui inmediatamente a realizar todos los exámenes solicitados. Y me indicaron que los resultados entregaran mañana en la tarde. Llame encantada por teléfono a mi médico para pedir una cita para mañana a las 17h00 y mi afán de verle lo más pronto posible me tenia emocionada. En la noche mi marido me pidió si podíamos culiar mirando como su verga morena y gorda la tenía muy dura. Me encanto verle las ganas de culiar que asumía y le indique que intentemos para otra oportunidad por el dolor que existía en la espalda y cadera. Lo entendió y entro al baño del dormitorio a darse una buena masturbada, mientras escuchaba sus quejidos de satisfacción. Al salir del baño me indico que no es lo mismo sentir la piel húmeda de mi vagina y sentir el cuerpo de una mujer. Nos dormimos abrazados.

Me vestí formalmente y al ingresar al consultorio me esperaba mi médico, quien muy atento y amable pasamos al consultorio en donde nos dimos un beso rozando nuestros labios. Me puse colorada de la vergüenza, turbando mis sentidos. Observo los exámenes de rayos x y la tomografía, indicando que tenía una lesión en dos vértebras lumbares y un problema del nervio ciático. Me pidió me coloque una batona descartable con la apertura para atrás. Se retiró mientras yo me desvestía totalmente y me acosté boca abajo, separando ligeramente mis piernas. Al ingresar mi médico me pidió tranquilidad por cuanto realizaría varias maniobras para determinar hasta que punto esta comprometido el nervio ciático. Muy profesionalmente realizo pruebas apoyado por unos equipos. Tenía total confianza en su proceder que me sentía muy tranquila y colabore perfectamente. Me indico que me sentara en la mesa de exámenes y no resistí la tentación de abrazarle y darle un beso con mucho cariño y admiración. Nos besamos tiernamente dejando salir el deseo por estar íntimamente juntos. Tome su cara con mis manos mirando sus ojos profundos, diciéndole que me gusta su actitud varonil y humana.

Procedí a retirar su correa y bajar el cierre del pantalón, mientras cogía con mi mano su hermosa verga muy dura, larga y gruesa, mientras sus manos besaban mi cuello recorriendo hasta llegar a mis senos que los tenia firmes, mi deseo sexual floreció en un instante, me retire la batona y le quite el mandil, la camisa y los pantalones quedando completamente desnudos. Mis piernas abrazaron su cuerpo dejando nuestros órganos genitales frente a frente, listos para ser llenados de placer mutuo. Nos besamos tiernamente con locura nos abrazamos presionando nuestros cuerpos mientras su verga entraba poco a poco a mi vagina que estaba sumamente mojada por el deseo de ser penetrada. Ingreso su verga poco a poco hasta que mis piernas se fueron separando por el abrazo que le tenía con mis piernas. Su verga ingreso totalmente hizo que me acostara dejando que mirara mi rostro de satisfacción. No pude resistir la sensación de dolor en mi espalda y cadera, me propuse no decir nada para no dañar este momento esperado. Movía lentamente mi cadera ante sus penetraciones superficiales que luego metía profundo permitiéndome aumentar mi excitación, mi medico parado seguía introduciendo con un mete y saca espectacular, no pude resistir el lanzar un gemido profundo de sentir mi cuerpo vibrar ante un orgasmo muy especial mientras continuaba metiendo y sacando suavemente su hermosa verga. Se quedó quieto lanzando su semen en mi vagina que recibió con un espasmo de placer mientras lanzaba un gemido profundo. Se acostó sobre mi cuerpo y nos besamos con un deseo por seguir juntos. Allí mi dolor fue insoportable y se retiró dejando ver su verga flácida llena de nuestros jugos íntimos. La tome con mi mano y la puse en mi boca lamiendo hasta la última gota de su semen. Que rico sentir el sabor de mi médico. Me aseo mi vagina superficialmente con una toalla de papel, dejando su leche totalmente en mi interior, mientras besaba mis senos.

Nos vestimos e inmediatamente imprimió una serie de ejercicios para realizarlos en casa, Con la recomendación de realizar natación cuatro veces por semana y no realizar ejercicios violentos. Me encuentro tomando fármacos para la inflamación. Nos despedimos para vernos en una semana, siempre cordial, tierno y amable.

En la noche mi marido me pidió que quisiera culiar conmigo, que no aguanta los deseos por estar juntos. Le indique que por el dolor de espalda y del nervio ciático guarde sus intenciones unos días y que igualmente sentia deseos de su verga se encuentre en mi chuchita. Nos besamos y abrazamos tiernamente quedándonos profundamente dormidos. Al amanecer el recuerdo de mi médico me hizo que meta mis dedos en mi vagina y ponga en mis labios el semen que lo tenía en mi interior. Su sabor seguía igual y mi sabor de mi liquido vaginal lo sentí más exquisito, mirando a mi marido unas lágrimas recorrió mis mejillas. Durante ocho días a mi marido le toco aguantarse el deseo de culiar conmigo y me dio pena verle que se masturba y se queda tranquilo. Una vez en el baño cuando me duchaba al verme desnuda se acercó para abrazarme con su verga dura, me arrimo a la pared y levante mi pierna ligeramente dejando que entre su verga hasta lo más profundo de mi vagina, que bella sensación por el placer que tuvimos los dos hasta que di un grito por el orgasmo que tuve y sentí su leche inundar mi chuchita. Nos reímos los dos besándonos y me pregunto si sentía dolor en la espalda. Le dije que SI…

Llego el dia de ir a la consulta de mi médico. Al ingresar al consultorio nos vimos muy contentos y me pidió le informe como me siento y si había realizado los ejercicios indicados y si asistí a la piscina. Me miro dulcemente felicitándome. Me entrego la batona recordándome que la apertura este en la espalda. Me desnuda totalmente y me acosté boca abajo, al ingresar mi médico me dio un beso en mi nalga, que me tomo de sorpresa, besando mi cuello, mi espalda, mi cadera, mis piernas; mientras sus manos recorrían mis muslos. Me encontraba emocionada y procedí a abrir el cierre del pantalón cogiendo su verga para poner en mi boca, mientras besaba su verga con lujuria no habitual en mi persona, sus besos seguían recorriendo mi cuerpo que lo tenia a su entera voluntad. Se retiró de mi boca suavemente, besándonos tiernamente, me dijo que siga boca abajo y se subió a mi cuerpo sintiendo su verga rozar mis muslos mientras separa mis nalgas abro más mis piernas, me dice que levante un poco mi cadera sintiendo como su verga ingresa suavemente a mi chuchita mientras su cuerpo abraza el mio, que bella sensación sentir penetrada de esta manera. Nos comenzamos a mover lentamente mientras besa mi cuello, mis hombros y mi cabeza, abraza tomando un seno acariciando y presionando cariñosamente. Mi cuerpo comienza a responder salvajemente ante el placer y doy rienda suelta a los movimientos de un mete y saca lento y superficial y luego lo mete hasta adentro de un solo golpe, que me hace gemir orgásmicamente. Que bella sensación tengo hasta cuando lanza en el interior de mi chuchita su semen abundante. Mi orgasmo es tan fuerte que muerdo su mano y grito profundamente en mi interior. Nos quedamos quietos conversando el momento especial que hemos tenido. Me dice que soy una mujer hermosa y que me tendrá que dar de alta, por cuanto mi estado de salud esta mejor.

Nos separamos besándonos con ternura mientras comienzo a masajear su bello pene hasta ponerle duro nuevamente. Le pido que se acueste en el piso y quiero cabalgar sobre su verga. Nos besamos y besamos profundamente mientras abro mis piernas poniendo mi vagina en la cabeza de su pene que comienza a ingresar en mi chuchita hasta lo más profundo tocando mi utero. Chocan nuestros cuerpos con furor sexual de dos amantes en despedida. Comienzo a mover mi cadera y me levando y me siento tantas veces lo quiero realizar, hasta que me levanto antes de su eyaculación, pongo mi boca en su verga y comienzo con un mete y saca espectacular sintiendo como su leche ingresa a mi garganta y luego a mi estómago atesorando su contenido. Comienzo a gemir y mi cuerpo a vibrar de emoción. Me siento muy contenta. Es poco mi dolor en la espalda.

Nos levantamos y nos besamos sintiendo nuestros líquidos íntimos que inundan nuestros sentidos. La verga de mi médico se encuentra flácida y comenzamos a vestirnos apenados por una despedida que nos hará bien a los dos. Le pido si me podrá atender profesionalmente cuando sufra de alguna dolencia. Afirmativamente es su respuesta y nos despedimos con un beso profundo de cariño especial de dos amantes.

Han pasado tres mes de este episodio y aun siento en mi cuerpo el sabor de sus caricias y besos, y el calor del semen de mi médico en mi boca y vagina. MI marido sigue en su plan de pedirme que quiere culiar pero no tantas veces como lo hacía antes. Hasta que un día le vi que coqueteaba con la empleada de casa, es una mujer bonita y tiene 28 años de edad. Le dije a la empleada, que no tenga recelo de aceptar culiar con mi marido y lo único que le pido es que no permita le deposite semen dentro de su vagina por cuanto puede quedar embarazada y utilice condón cuando tengan relaciones por el culo. La empleada me indico que me agradece por mi franqueza y que le gusta el señor de mi marido por cuanto es bueno con ella, y que ha entrado al cuarto casi todas las noches o tardes cuando usted yo no estoy en casa y nos damos besos, caricias y culiamos como locos. Con el he aprendido, dice la empleada todas las posiciones posibles para culiar y lo que más le agrada es cuando le pone boca abajo para meterle la verga en la vagina separando sus nalgas. En ese preciso momento sentí un calor enorme que inundaba mi cuerpo por el deseo de sentir la verga de mi médico en mi chuchita y las veces que quiera tenerme mi marido. Que cuando mi esposo suelta su semen lo hace en la boca o sobre sus senos y siempre dentro del culito y le hace llorar por la alegría. He aceptado la relación intima que mantienen con mi esposo y también he vuelto a culiar las veces que me pide mi marido y tengo mayores orgasmos que me hacen mas deseable sexualmente. Les indico que no permito que me haga sexo por el culito, es virgen completamente.

Me sonreí pícaramente y pensé que a ningún hombre le puedes pedir que aguante el deseo de culiar.

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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