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Categoría: Maduras

Placer prohibido con mi suegra

Mi relación con mi suegra siempre fue muy buena, desde que comencé andar con su hija a mis tempranos 20 años.  Era una cuarentona, muy culona y tetona, no gorda, pero si algo gruesa que siempre se mostró muy amable conmigo y obvio, con el paso del tiempo, varios años,  me llego a querer como yerno.



Vivimos en una ciudad muy pequeña, donde hay poco trabajo,  y por lo mismo,  es común que mucha gente viaje a diario a la capital a trabajar. Cuando terminé mi carrera, no me quedó otra opción que hacer lo mismo, igual como hace años lo hacia mi suegra que trabajaba en una empresa de telefonía en la capital.



A diario nos topábamos en la terminal de buses y millones de veces viajábamos juntos de madrugada o cuando volvíamos en la tarde, hasta que un día sacamos cuenta que el dinero que gastábamos en los pasajes, mas el costo de movilizarnos en la capital,  era casi igual a irnos en mi vehículo. Nuestros trabajos no quedaban muy alejados, yo la pasaba a buscar en las mañanas, la dejaba en su trabajo y a cuantas  cuadras estaba el mío, para luego en la tarde pasar a buscarla y retornar a nuestra ciudad, con un pequeño costo extra, pero ganábamos mucho tiempo en las largas esperas en el terminal, atocha miento de gente en el metro etc.



Pasaron varios años de lo mismo, (ese recorrido de un poco más de una hora) y en todo ese tiempo, se comenzó a generar una bonita amistad entre nosotros, donde conversábamos de todo,  incluso nos aconsejábamos respecto a nuestras parejas etc.



No fue algo que buscamos, si no que se dio poco a poco. Mi suegro le fue infiel a mi suegra, y aunque no lo hecho del hogar,  fue una ruptura en su vida matrimonial. Mi suegra estuvo muy bajoneada mucho tiempo y en eso viajes conversamos mucho del tema.  Por mi parte también comencé a tener problemas en mi vida matrimonial. Mi mujer se cambio de trabajo, y también cambiaron sus rutinas. A veces yo la celaba por llegar más tarde, etc.  Y aunque nada comprobado, comencé a dudar de su fidelidad. También fue un largo tema de conversación para esos viajes, donde  mi suegra me escuchaba y aconsejaba.



 Pasó el tiempo y los viajes continuaron,  hasta que sin darme cuenta, me comenzó a gustar mi suegra.  Me gustaba estar con ella, conversar con ella.  A pesar de tener 59 años, era muy jovial y alegre. Siempre vestida con faldas y trajes, muy elegante, donde sus anchas caderas , su enorme culo y sus maravillosas  y grandes tetas, resaltaban en sus ajustados uniformes.  Me reía mucho con ella, ambos fumábamos, nos gustaba la cerveza, el mismo tipo de música etc. Comencé a fijarme mucho más en ella como mujer. Me la imaginaba desnuda, ese cuerpo maduro de contextura gruesa, sus tetas, sus caderas,  me la imaginaba desquitando conmigo sus deseos carnales, ya que según me contó, desde que supo de la infidelidad de mi suegro, nunca más lo dejó tocarla, a pesar de dormir en la misma cama y a pesar que también en confesión, a veces ella sentía ganas, pero se las aguantaba por venganza.



El tiempo pasó, llegó el verano y mi suegra, vistiendo sus trajes de trabajo,  lucia generosos escotes que me trastornaban y que me hacían desearla más y más, hasta que una tarde, no aguante más y le confesé que me traía loco.



 Veníamos en viaje de regreso, eran las 6 de la tarde, mi suegra me contaba que había tenido un día de locos, que lo único que quería era llegar a la casa, sacarse los zapatos y tomarse una cerveza helada.  Yo le dije que también venia cansado, que necesitaba relajarme. Le dije que pararía a fumarme un cigarro y a estirar las piernas, algo que muchas veces habíamos hecho en nuestro diario trayecto.  Me detuve en un desplaye de la carretera, bajo un frondoso árbol, prendimos dos cigarros, mi suegra miraba el paisaje, fumándose su cigarro, mientras el paisaje que admiraba yo, era el tremendo culo de mi suegra, bajo esa falda ajustada. Terminó su cigarro, y volvía al auto para continuar el viaje, cuando la tomo de la cintura, la apoyo contra el auto y la trato de besar. Se asusta, esquiva mi beso y me encara mostrándose alterada y sorprendida con mi actuar, mientras yo le confesaba que hace mucho rato que ella me gustaba.



Abrazada como la tenia, buscando sus esquivos labios, mi suegra me rechazaba , diciéndome que era una locura, que pensara en su hija, hasta que no se resistió y me contestó el beso, metiendo mi lengua en mi boca abrazándome fuertemente, diciéndome que ella también hace rato estaba sintiendo lo mismo por mí.  Años, años de querer tocarle las tetas y mientras nos dábamos un apasionado  beso, sacié los deseos de años, agarrándoselas ambas fuertemente. Como un pulpo me fui con mis manos al cuerpo de mi suegra, tocándola con deseos irrefrenables, mientras ella solo me besaba apasionadamente. Le levante su falda, en busca de su culo, me detuvo y me dijo que nos fuéramos de ahí a otro lugar más cómodo.   Manejando rápidamente, casi no articulábamos palabras. Ella solo decía a cada rato que era una locura, que no lo podía creer.  Sabíamos perfectamente, como millones de veces habíamos visto en nuestros viajes,  que antes de llegar a nuestra ciudad, había varios moteles a la orilla  de la carretera, que sellarían nuestra locura. 



Apenas pude entré en el primero que apareció  y ya en el cuarto, todos nuestros deseos frustrados de años, se desbordaron en un volcán de lujuria y pasión.  Una a una, rápidamente  nuestras prendas fueron quedando botadas en el piso de la habitación, mientras nuestros besos no se detenían. Lo único que queríamos era estar desnudos y poder disfrutar del placer prohibido de la carne. Caímos desnudos a la cama,                 mis manos no soltaban el  culo de mi suegra, mientras frotábamos nuestros sexos fuertemente. No hubo mucho preámbulo, solo le separé las piernas y en segundos, mi verga ya estaba dentro del cuerpo de mi suegra, haciéndola gemir de placer.



Me la follé con todas mis ganas, mis manos aferradas a sus grandes nalgas, y mi cuerpo moviéndose sobre mi suegra, penetrándola hasta lo más profundo de su ser, mientras su concha peluda llegaba a sonar de lo tan mojada que estaba. Con todas mis fuerzas le metía lo más adentro posible, sin soltarle el culo ni un segundo, mientras la lengua de mi suegra  luchaba furiosamente contra la mía.



Sin decir palabras, cambiamos de posición, quede de espaldas en la cama y mi suegra montada sobre mí, me coloco sus enormes tetas en la cara, se las agarré con ambas manos  y se las chupé con   todas mis ganas, eran divinas, exquisitas, grandes , carnosas , deliciosas.  Sentía  la concha de mi suegra mojada, restregándose contra mi verga, hasta que sin tocarla, encajamos nuevamente.  Se la metí muy rápidamente muchas veces en un minuto, sintiendo el sonido de las nalgas de mi suegra chocado contra mi pelvis, hasta que mi suegra se incorpora, dejando caer todo su peso sobre mi pelvis,  y queda ensartada completamente sobre mí, con mi verga metida hasta el fondo, moviéndose de adelante hacia atrás, gimiendo con la boca abierta, con sus manos en sus piernas, ojos cerrados, concentrada en lo que tenía adentro.



Era una escena que ni en la mejor de mis muchas pajas pensando en mi suegra, me imagine.  Su maduro y grueso cuerpo completamente desnudo sobre mí, sus tetas grandes al alcance de mis manos, sus pezones oscuros, grandes, su concha muy peluda, muy mojada, exquisita, su cara de caliente con los ojos cerrados y boca abierta, sus piernas gruesas. Sentía como me apretaba y me soltaba la verga con su concha, haciéndome estremecer de placer. Ni siquiera me atrevía a tocarla para no aumentar más la calentura que ya tenía, concentrado por durar el mayor tiempo posible, pero todos mis esfuerzos fueron en vano. Mi suegra comenzó a moverse más y más fuerte, ya sus gemidos inundaban toda la habitación, se tocaba las tetas, se tocaba el culo y  convulsionando y entre gritos  me avisaba que se corría.   



Tan solo con escuchar que estaba acabando, por más que traté ya no aguanté mas y agarrándole fuertemente el culo, me moví con todas mis fuerzas, hasta que mi suegra en un grito desgarrador, expulsa un par de chorros de su concha, mojándome las bolas, al mismo tiempo que yo le  llenaba  el  coño con varios chorros de  semen, en un monstruoso orgasmo de ambos .



Cayo rendida y satisfecha sobre mí, besándome suavemente, mientras mis manos acariciaban suavemente todo el enorme culo de mi suegra, mientras algo de líquido aun escurría de su interior, mojándome las bolas y el culo. ¿se habría meado  mientras culiabamos? ,no sé , pero me encantó su forma  de acabar.   Luego de un rato, se levantó riéndose, me dijo que estaba muerta de calor y que necesitaba una ducha de agua fría. Caminó desnuda por el cuarto, siempre elegante, ante la mirada de su yerno que no quitaba la vista de su  maduro y voluminoso cuerpo, su pequeña barriga de mujer madura, algunos rollos insignificantes a sus costados,  sus abultados pechos  y sus grandes nalgas.  Abrió la ducha y se preocupó de no mojarse el pelo, para que no la fuesen a descubrir en su casa. La seguí metiéndome con ella a la ducha, enjabonando cada parte de su cuerpo con mis manos,  mientras ella brindaba una especial atención a mi verga, que sin estar dura, mostraba rastros de lo que había pasado y se mantenía aun de un muy buen tamaño.



Volvimos a la cama, se acostó de lado, la abrace por detrás acariciando sus tetas, mientras ella echaba hacia atrás el culo, mientras conversábamos de lo sucedido. No paso mucho rato cuando la mano hacia atrás de mi suegra, jugando con mi verga, logro despertarla nuevamente.  Se dio vuelta, me beso en los labios, siempre con mi verga en su mano, hasta que comenzó a besarme el pecho y a bajar de a poco. Sabía lo que se venía y aun no lo podía creer. Sin separar los labios de mi cuerpo, mi suegra fue bajando hasta sentir como su mejilla roza mi verga, con suaves besos, bajando más y más. Llego hasta mis bolas, las acaricio con su labios, tirándome los pelos con ellos, todo muy suave, hasta que volvió a subir,  con mi verga en sus manos, se la restregó  por la cara , hasta que ví como mi verga se introducía a su boca suavemente una y otra vez, siempre acompañado de su mano masturbándome suavemente, hasta que poco a poco su mamada se fue incrementando hasta terminar en una espectacular follada de boca y una masturbación profesional.  



Pobre de mi suegra, no sabía lo que le esperaba. Ya luego de haber acabado hace poco y con las ganas que le tenía, la saque de esa posición y colocándola en cuatro patas sobre la cama , y yo de pie tras ella, con una visión celestial , del tremendo culo de mi suegra en pompas , me agarre de sus grandes nalgas y le di con todo.  La hice gritar de placer por un buen rato, deleitándome con su gran culo entre mis manos, metiéndosela muy fuertemente.



Luego se acomodo de boca en la cama, me quede por unos segundo admirando ese gran trasero que tantas pajas había caído en su nombre, era un sueño tenerlo ahí, a mi completa disposición. Se lo comencé a besar, a morder,  a jugar con el.  Le abrí las nalgas y le besé el ano, haciéndola delirar de placer, metiéndole la lengua ahí, saciando mis morbosos deseos de años.    Me la folle nuevamente en esa posición sobre ella ,  viendo como sus carnes del culo, amortiguaban mis embestidas,  luego la di vuelta, con sus pies sobre mis hombros , con todo su gran sexo abierto ante mis ojos, metiéndosela sin compasión, follandomela como hace años nadie se lo hacía. Sentada nuevamente sobre mí, siempre con sus ojos cerrados y su boca abierta gimiendo y gimiendo, con toda mi verga dentro de su cuerpo, con las manos de su yerno magreandole sus grandes tetas



Terminamos en un espectacular 69 con mi suegra sobre mí,  abriéndole los cachetes del culo, pasándole la lengua por todas partes,  comiéndole el coño fuertemente,  metiéndole la lengua en el culo, mientras ella solo se sacaba la verga de la boca para tomar aire, gemir y volver a metérsela. Fue  acá donde mi suegra no aguantó más y  entre gritos realmente escandalosos me decía nuevamente que no aguantaba más,  que dejara de chupársela o que la haría acabar, pero no le di tregua, continué con más ganas aun , esperando que mi suegra acabara en mi boca, ojala expulsara nuevamente sus líquidos directamente en mi boca,  hasta que mi suegra desesperada, siempre apretándome la verga con  su mano fuertemente , lanza unos alaridos y comienza a acabar convulsionando ,  apretando sus nalgas, lanzando unos pequeños chorros que cayeron directamente a mi boca, los que trague sin asco, metiéndole la lengua más adentro aun, sintiendo mi cara toda mojada. Pero mi suegra no se detuvo, agarrándome con una mano las bolas  y con la otra  la verga, continuó chupándome, succionándome con gran fuerza, en busca de mi leche.



Yo con mis manos , me deleitaba con  su enorme culo, acariciándoselo por completo, masturbándola con mis dedos , logrando meterle   hasta tres dedos en su abierto sexo mojado, todos muy fuertemente, hasta que no aguanté más y  cuando tenía mi verga muy metida en su boca, me descargue en ella, llenándosela de leche. Al parecer esto la excito aun más, y  mientras yo continuaba masturbándola , nuevamente el coño de mi suegra expulsa unos chorros que son bebidos de inmediato, directamente de su fuente, sumergiendo toda la cara entre sus carnosas nalgas casi faltándome la respiración.



 Fue un orgasmo tremendo el de ambos, y nos mantuvimos dándonos sexo oral por un rato mas. MI suegra rodo sobre la cama, quedando rendida a mi lado con  sus pies hacia mi cabeza, diciéndome con la respiración aun agitada, lo mucho que le gustó estar conmigo y lo mucho que lo necesitaba.



Nos dimos una rápida ducha por separados, para sacarnos el olor a sexo de nuestros cuerpos, nos vestimos y salimos presurosos del Motel, cuidando que nadie nos fuera a ver. Llegamos a su casa, preferí no bajarme a dejarla, nos despedimos con un  beso en la mejilla como siempre.



La vi caminar a su casa, con  su enorme culo dentro de esa ajustada falda, ese culo que al fin había tenido en mis manos, en mi cara y que estaba seguro que no sería la última vez que lo tendría …


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 9
  • Votos: 5
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4025
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