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Categoría: Maduras

NOCHEBUENA con una madre y una tia.

Cuando se fue Bea para la estación de tren yo dije a mi tía, que me iba para casa recogería la maleta y me iría para Madrid. Mi tía me dijo que me mejor lo dejara para a mañana lunes, que era 22 de diciembre, yo dije que no, me había dado el pronto de la familia. Pero al final me convenció de que me fuera en tren, que no llevaba mucho tiempo conduciendo y me pillaría la noche, eso si no pillaba lluvia y viento en el camino.



La dije que de acuerdo pero que si no había tren o billete, me iría en coche. Ella rápido saco su coche, me dijo que me llevaría a la estación y así el coche se quedaba resguardado allí. La dije que no me hiciera el lio. Nos dirigimos a la estación y si había tren y billete, ella lo pago y nos fuimos para mi casa, que la maleta la hice rápido, de cualquier manera.



Regresamos a la estación y se quedó mi tía conmigo, no había rastro de Bea, ya habría recogido a su marido. El rato que estuvimos hablando, además de decirme que era un “cabezón” por irme así de rápido, que no metiera la pata con mi madre. Ya avisaron de la vía en la que estaba el tren y fuimos hacia él.  Ella me dio dos besos en las mejillas muy especiales y me dijo que avisaría para que me fueran a recoger, la pedí que no lo hiciera y me dijo que vale.



Una vez que subí al tren busque mi asiento y era de los que van cuatro encarados, dos enfrente de dos. Eso ya no me gustaba, detestaba esos asientos. Porque no sabía dónde meter las piernas, entre otras cosas. Me toco junto al pasillo. Al rato llego un hombre bajito, de unos 60 años, que lo mismo tenía menos, pero se le veía muy mal cuidado, me refiero físicamente, porque vestir vestía muy bien, su peso seria de bastante más de 100 kg., menos mal que le toco en el asiento de enfrente junto a la ventanilla. Yo solo pedía que en que quedaba justo frente a mí, no fuera nadie.



Pero cada vez aparecía más gente, supongo que por las fechas. Al rato apareció un chico de mi edad, con maletas, las puso en su sitio y se dirigió a una señora de muy buen ver. De edad entre 45 y 50 años. Por lo menos me alegraría la vista. No sabía si la tocaba a mi lado o enfrente. Porque se bajó al andén con el hijo, sé que era su hijo porque le oí decirle… mama no hace falta que te bajes. Pero ella no hizo caso.



Me levante para estirar las piernas y de paso para verla bien. Estaba de espaldas y se la veía muy bien. Estaba haciendo recomendaciones al hijo, lo típico de una madre, el chaval la escuchaba, pero estaba claro que pasaba de lo que le estaban diciendo. La mando subir al tren, se dieron dos besos y ella se subió. Cuando ya faltaban un par de minutos más o menos, me fui para mi asiento. Todo completo, en el asiento de al lado, había una señora mayor, que tenía pinta de tener una estaca metida en el culo. Me dio repelús.



Llegue y dije… Buenas tardes. El hombre hizo un gesto, como todo saludo. La de la estaca me miro de arriba abajo y me perdono la vida. La mujer que estuve observando que la toco enfrente, sonriendo y arqueando las cejas me dio las buenas tardes. Vaya viajecito nos esperaba. Como nadie hablaba, para romper el silencio y tratando de contactar con la mujer que me interesaba, no se me ocurrió otra cosa que decir… A celebrar las navidades con la familia, eh?



La mujer que me gustaba, muy seria contesto, que para ella poca celebración, que se había quedado viuda hace menos de tres meses, que planchazo. La mujer de la “estaca”, me dijo que era un impertinente, que me importaba a mi… menudo rapapolvo, que bruja. Y el hombre gordito, con muy buen tono, me dijo que el si iba ya con ganas de celebrar la navidad y luego se dirigió a la bruja, diciéndola que no era para ponerse así.



Lo que le dio pie, para volver a darnos la charla. Solo pensé que cuanta amargura. En ese momento anunciaron que se abría la cafetería. Me levante para ir a la cafetería, pero antes le pregunte a todos menos a la bruja, si querían que les trajera algo. Ella me dijo que no y el hombre me dijo que si le traía una botellita de agua, me lo agradecía. Me quiso dar dinero y le dije que no sabía cuánto era, que luego le decía lo que costaba, eso sí que tardaría un poco. Él me dijo sin problemas.



Cuando me fui sentí hasta alivio. En la cafetería había solo tres viajeros. Pedí un refresco y una bolsa de patatas fritas y me senté en uno de los taburetes. Se fue llenando la cafetería, pero yo no tenía prisas en irme, solo de pensar en lo que me esperaba, pasaba de volver de momento.



A mi espalda, oigo que alguien me dice, que la perdone, que no quiso liarla, me gire y vi a la viuda. Rápido me levante y la ofrecí el sitio, que ella no quería pero ante mi insistencia lo acepto. Se sentó y eso hizo que se vieran mejor sus piernas. Muy bonitas y fuertes, se veía que hacia deporte. Sus ojos tenían un poco de tristeza, pero se les veía muy bonitos, medio achinados. Hablamos de todo un poco.



Así me entere que iba a Madrid a casa de una hija, que su hijo se iba a Denia a coger un barco que le llevaba a Palma de Mallorca, que trabajaba allí. También supe que su marido murió en un accidente laboral. Cambie de tema y haciendo comentarios de la bruja que nos tocó, al final se reía a carcajadas, diciéndome que no fuera tan malo, que era una mujer mayor. Pero yo seguía con los comentarios y ella seguía riendas. Pedí el agua para llevársela al hombrecillo que salió en mi defensa.



Ella también se vino. Invite al hombre, que me dijo que eso no era así, pero al final me dio las gracias. La mujer tenía al igual que el hombre, los cascos puestos viendo la película. Yo miraba a la mujer, que por mi torpeza no sabía cómo se llamaba. Ella me miro e hice un gesto imitando a la mujer, ella se aguantaba la risa.



Al ratito me levante y dije que iba a estirar las piernas. Quedándome entre los dos vagones, ella apareció y me decía que para un hombre tan grande esos asientos tenían que ser incomodos, a lo que yo asentí. Para que no se me escapara, dije que yo me llamaba Carlos que era de Madrid, pero vivía en Alicante. Que iba a pasar la nochebuena y la navidad con mis padre, pero que el fin de año en Alicante. Ella me dijo que se llamaba Catalina y que era de Ávila, que siempre había vivido en Madrid, pero que una vez que murió su marido, vendió el piso y se fue a vivir a Alicante, que de niña veraneaba con sus padres allí y por eso eligió Alicante.



Volví a cambiar de tema, estaba claro que tenía ganas de hablar. Yo la animaba con mi manera de pensar. Ella se sonreía porque decía que lo veía todo muy fácil. En un par de movimientos bruscos del tren, nos “chocamos” entre nosotros y lo aproveche. Al final para halagarla, la dije que todavía era muy joven, que seguro que le saldrían muchos pretendientes.



Ella riéndose dijo que si, achacosos, viejos verdes… Yo seguí por ese camino diciéndola que con lo joven que era… Ella enseguida me dijo… Si me van a buscar chicos de tu edad de 25 a 30 años. Y yo la dije o más jóvenes, nunca se sabe.



Tú estás loco me dijo. Me pregunto mi edad y yo la dije que eso solo lo contestaba en la intimidad y me sonreí. Porque sabía que si le decía mi edad, cortaría la conversación rápido, o por lo menos eso sospechaba. Ella me dijo que era un coqueto y entonces que seguro que pasaba los 30, que era de los que me cuidaba mucho. Yo me limite a encoger los hombros.



La verdad que se nos pasó el tiempo muy rápido, antes de irnos la dije que nos teníamos que dar los números de teléfono y quedar a tomar algo en Alicante. A ella la note un cambio en su cara, se puso como tensa. Por lo que la dije que tranquila, saque un bolígrafo y en un trozo de papel escribí mi número, se lo di, diciéndola que no era necesario que ella me diera el suyo. Que si algún día le apetecía, que me llamara. Ahora si me sonrió y se guardó el papel.



Cuando llegamos a la estación de Chamartín, una chica joven se acercó y la dio un abrazo, yo continúe rápido mi camino, dejándolas atrás. Cuando llegue arriba, estaba mi madre, me impresiono verla, porque ya no la veía solo como madre y cuando me dio el abrazo, casi me pongo como una moto. Ya diría algo a mi tía.



No paro de hablar hasta que llegamos a casa. Cuando llegue a casa mi padre me dio dos besos, me dio la enhorabuena por llevar los estudios como los llevaba y me dijo, que le habíamos dado a mi madre en Alicante, que estaba loca por volver, que lo mismo se echó novio. Yo le dije que tranquilo que ya la vigilaba yo.



Llame a Sofi para decirla que estaba aquí, que me acercaría a verlos ahora. Ella me dijo que mejor no, que mañana nos veíamos. Mi madre que se dio cuenta, me comento que el padre estaba inaguantable, que no quería visitas.



En la cena mi padre dijo que no entendía porque no me vine con mis tíos. Algo que me sorprendió. Por lo que se ve, cuando llego mi tío a su casa, quedaron en venirse a pasar la nochebuena aquí, lo que me hizo imaginar que fue cosa de mi tía. Vendrían el martes 23 y se irían el viernes 26. Lo que me venía muy bien, porque con esa disculpa si no tenían otros planes, me podría volver con ellos.



Una vez que terminamos de cenar, ayude a mi madre a recoger todo y nos sentamos en la cocina a charlar. Mi padre pasó y dijo que se marchaba a dormir, mi madre se fue con él y al rato volvió, como solía hacer después de cenar, venía con su camisoncito. Antes me hubiera dado igual, pero ahora al verla así, me venían recuerdos y me costaba controlarme.



Mientras hablábamos de todo mis ojos mi cabeza, iban por otro lado. Mi madre varias veces me pregunto si me pasaba algo, puse la disculpa de la conversación con Sofi. También me pregunto mucho por mi tía, dije la verdad que nos veíamos prácticamente solo en la universidad. Mi calentura iba subiendo cada vez más, por lo que decidí irme a dormir.



El día 23 a la hora de comer sonó el timbre como si hubiera un incendio, estaba claro que eran mis tíos, ya llegaban dando guerra. Pero sorpresa mía que era el hermano de mi padre (Roberto) con su mujer (Araceli) y su hija (Araceli, también. Pero en la familia la llamamos Ara) El mayor que mi padre, ella de la edad de mi madre y la hija 15 meses mayor que yo. El, al contrario que mi padre, era un cachondo mental. Ella muy conservadora y estaba o se suponía, muy buena. Digo se suponía porque siempre iba vestida de persona mayor, incluso la coleta perpetua que llevaba. Mi prima era muy simpática y divertida, pero siempre estaba como en otro mundo. Ellos se quedaban en un hotel cercano como hacían siempre. No les gustaba quedarse en casa de nadie.



Mi madre creía que me había dicho que venían también, pero estoy casi seguro de que no. Durante la comida nos reímos mucho, sobre todo con mi tío. Cuando estábamos en los postres aparecieron mis otros tíos. Como mi tío venia quejándose de la espalda, me encargue yo de las maletas y las lleve a la habitación con mi tía, que nada más quedarnos solos, me agarro la polla por encima del pantalón y me dijo que seguro que la tenía revolucionada. Pero que no me preocupara que tendría solución.



Llego el día 24, igual que el día anterior era imposible pillar a nadie solo, había mucho lio en la casa. Después de comer los tres hombres se marchaban a tomar algo, diciéndome si yo quería ir con ellos, rechazando amablemente la invitación. Llame a Sofi y las cosas seguían mal, su padre las tenía ya hartitas. Por lo que después de hablar un buen rato con ella, de animarla y de hacerla reír un poco, colgamos.



Ya estaba mi madre preparando la mesa para la noche, la adornaba completamente y lo preparaba todo muy bien. Mi tía me dijo en un momento que tuvimos solos, que esta noche la siguiera el rollo, igual que ella me lo siguió a mí la última vez.



En nochebuena en mi casa, a la hora de la cena, todo el mundo tiene que ir muy arreglado, manías de mi madre. Por lo que nos fuimos a cambiar, todos menos los hombres que no habían llegado. El primero en hacerlo fui yo y a los 5 minutos mi prima, que la realidad que la veía igual. En eso se oye abrir la puerta de la calle, venían los tres más que contentos, solo les faltaba venir cantando.



Cuando se fueron a arreglar, se oía las broncas que les estaban dando. Saliendo luego las mujeres. Mi tía Araceli como siempre llevaba un modelito un tanto extraño. Mi madre y mi tía esplendorosas, con dos vestidos cortitos, se las veían unas piernas y unos muslos fabulosos.



Como de la calefacción el ambiente estaba cargado, me sali a la terraza, lo que aprovecho mi tía para salir y fumarse un cigarro. Una vez en la terraza me dijo que haría sentarse a mi madre en medio de los dos y que fuéramos al ataque a por ella, que en esa situación no diría nada. Me dijo que yo sabría cuándo, que lo descubriría sobre la marcha, riéndose. Para finalizar también me conto que mi madre estaba muy cachonda, que estuvieron hablando del “chico” de Alicante.



Cuando nos fuimos a sentar, mi tía insistió en que su hermana a su lado y así fue, yo me senté a la izquierda de mi madre. Mi padre en una cabecera de la mesa y el marido de mi tía Lucia en la otra cabecera, quedando mi prima y sus padres en el otro lado. Estábamos un poco apretados porque la mesa era para seis, pero eso venia hasta mejor.



Durante la cena, el vino corría con mucha facilidad, al punto de que mi padre y mis tíos, ya hacia un rato que habían pasado de estar alegrillos a estar pasaditos. Mis tías solo contentillas y mi madre igual, con la risa tonta. Mi prima con dos copas de vino que tomo, ya no se sabía en qué planeta estaba y yo tan tranquilo. Estaba expectante para descubrir el momento, incluso llegue a pensar que se me pasó y no me di cuenta. En un momento dado y cuando estaba bebiendo mi madre, mi tía Lucia dijo… hermanita me encontré al chico ese de Alicante, ese tan majo, aquí en Madrid. Mi madre casi se atraganta y con toda naturalidad contesto… ahora mismo no caigo, mi tía siguió dando detalles sin importancia y mi madre se limitó a decir que ahora mismo no le ponía cara. En ese momento y con la inestimable ayuda del mantel, mi mano derecha se fue a las piernas de mi madre y con la falda cortita que llevaba, no fue difícil llegar a sus braguitas.



Mi madre se quedó petrificada, mi tía que estaba con su mano por el muslo de mi madre y me toco mi mano, sonriendo le pregunto a mi madre, si ya le ponía cara. Un escueto y tajante SI, fue lo único que dijo. Trato de cerrar las piernas pero ya era tarde, mi mano estaba muy bien situada. Su cara estaba toda colorada, me imagino que en ese momento su cabeza era un conflicto de pensamientos. Como mi tío Roberto se encendió un puro y nos tenía medio intoxicados, después de poner los turrones y el resto de dulces navideños, yo cogí un tozo de turrón y me salí a la terraza.



Me senté en una de las cuatro sillas que había, luego salieron mis dos tías y mi prima, cada una se sentó en una silla, mi tía lucia en la más próxima a mí. Estábamos en una conversación jocosa, a costa de mis tíos y mi padre. Llego mi madre y como no había donde sentarse dijo que iba a por una silla, yo la dije que se sentara en la mía. Pero cuando se acercó, la hice sentarse encima de mí. Ella se quedó cortada, pero como ya sabía, no monto el escándalo. Yo me movía poquito a poco.



Mi polla iba creciendo, mi madre seguro que ya lo estaba notando. La tenia agarrada por la cintura, como quien no quiere la cosa. Y me movía ahora con más descaro para que la notara bien. Mi prima que se metió para ir al servicio, cuando regreso le dijo a su madre, que sería cuestión de ir pensándose en irse, que su padre estaba ya demasiado contento. Nos levantamos todos y pasamos al salón, pero los últimos éramos mi madre y yo, por lo que aproveche para meter mi mano por detrás, por debajo de la falda, ella me agarro la mano y la retiro, mirando con cara de enfado.



Mis tíos decidieron irse, quedándonos mis tíos de Alicante y nosotros, nada más. Al rato mi tía Lucia apareció con una botella de licor de turrón, se fue al mueble saco 4 copas, mientras nosotros hablábamos ella preparo las copas, dándonos una a cada uno. Mi padre dijo que el mariconadas no tomaba, por lo que mi tía poniendo cara de disgusto… vas a rechazar la copa que te ofrece tu cuñada, después de traer la botella especialmente para ti, mi padre dijo, venga dámela.



Se la fue a beber y mi tía dijo que un momento, que había que hacer un brindis. Alzamos las copas y mi tía mirando sobre todo a mi madre dijo… PORQUE SEA UNA NOCHEBUENA DE VERDAD… y nos bebimos las copas.



Como a los 20 minutos, media hora. Los dos hombres decían de irse a la cama, estaba claro que la bebida hizo más efecto del esperado. El primero en irse fue mi tío con mi tía, pero al ratito volvió mi tía al salón.



Mi madre dijo que sería bueno irse a dormir ya, mi tía dijo que ella todavía se quedaría un poco que no tenía sueño y que era nochebuena. Mi padre dijo a mi madre que se quedara que no hacía falta que se acostara ya. Se fueron a la habitación. Nada más hacerlo mi tía se acercó y me morreo bien morreado.



Con ansia me empezó a desabrochar el cinturón y el pantalón, la dije que se cortara que nos podían pillar. Ella mirándome con ojos perversos, me dijo que esos no se levantaban hasta mañana, que les puso unas pastillas para dormir. Ahora me explicaba el cansancio de ellos. Me saco la polla, que estaba a tope, ni se lo pensó, me dio la espalda, abrió las piernas y se colocó la polla en la entrada de su coño, que no llevaba bragas y se fue sentando.



Se la metió toda y se quedó apoyada en la mesa, mirando la puerta del salón. Cimbreaba suavemente su culo, estaba chorreando. Decía en voz bajita, que jamás nada le había dado tanto morbo. Llego mi madre y desde la misma puerta, se nos quedó mirando, ella nada más veía a mi tía sentada encima de mí, pero no veía nada más, porque la mesa tapaba el resto. Se sentó justo enfrente.



Nos decía que la habíamos defraudado, que no nos lo perdonaría en lo que restaba de vida, que habíamos roto todo… lo que era cierto es que tanto mi tía como yo estábamos a lo que estábamos y poco caso estábamos haciendo. Una de esas veces a mi tía se le escapo como un  gemido, mi madre paro de hablar, diciendo esto no puede ser, se acercó, vio a mi tía sentada, pero a ella no se la veía nada, pero a mí se me veía el cinturón abierto y el pantalón igual. Lo único que dijo con cara de rabia fue, comportaros, que si salen uno de los dos, se monta la mundial.



Mi tía le conto lo que me conto a mí. Mi madre dijo que podía ser peligroso mezclado con el alcohol, mi tía dijo que lo único que dormirían más y más profundamente. De todas maneras Lucia compórtate, te lo pido como hermana, hazme el favor.



Mi tía se levantó, dejando mi polla toda brillante y en pleno esplendor a la vista. Se puso detrás de mi madre y decía que no podía ser que no quisiera, si esa misma tarde había dicho que estaba loca por volver a Alicante. Mi madre se estaba poniendo de nuevo colorada. Mi tía aprovecho el silencio de mi madre para meterla mano por detrás, mientras las dos miraban mi polla.



Que hermanita más puta que tengo, dice a todo que no, pero está totalmente mojada. Míralo Carlos, esta que… bufff Estire mi mano y la puse entre sus piernas hasta llegar a su coñito, que mi tía había apartado ya las braguitas, estaba mojadísima. Mi tía la mordisqueaba el cuello, diciendo que seguro que la daba morbo como a ella, follar estando su marido tan cerca. Veía como mi madre cerraba los ojos, entreabría su boca.



Mi tía se agacho y fue quitándola las bragas, ella decía que no, pero no ponía impedimentos, estaba al borde de la rendición total. Yo gire la silla para quedar frente a ellas, mi tía fue empujando suavemente a mi madre, que seguía diciendo que no, hasta colocarla sobre mis piernas, agarro mi polla y haciendo bajar a mi madre la coloco en la entrada de su coñito, no, no, dejarme, decía mi madre. Mi tía la muy cabrona, paro y dijo vale lo que tú quieras. Yo tampoco hacia nada, pero de pronto mi madre se sentó de golpe, que barbaridad, me hizo un poco de daño e imagino que a ella también le debió doler un poco.



Nada más sentarse se abrazó a mi cuello y empezó a subir y bajar, me abrazaba de tal manera el cuello que era imposible verla la cara. Note como mi tía la tocaba por detrás, la metía un dedo por el culo, eso la hacía ponerse más frenética. Se echó para atrás y se quedó mirándome, para luego darme un beso con mucha pasión. Tal como se movió, se la notaba desesperada por correrse, mi tía la decía que tranquila, pero ella seguía de la misma manera, hasta que se quedó como parada y sus piernas estiras del todo, pero yo seguí moviéndome y ella se corrió de una manera inimaginable.



Después de quedarse como agotada, volvió a moverse rápido otra vez, me decía que la llenara, que lo quería todo dentro de ella. Ahora mi tía se acercó y se besaban, estaba muy desesperada. La levante y la apoye en la mesa, metiéndosela en esa posición, la empecé a dar fuerte y se veía que era lo que la gustaba, mi tía se metió por debajo y nos tocaba a los dos. Mi madre pidió más fuerte y que no parase, así lo hice y se volvió a correr, pero no pare porque estaba a punto y me tense y me corrí llenándola el coño.



Cuando se la saque ella se quedó recostada sobre la mesa y mi tía se metió la polla en la boca. No dejo que perdiera su fuerza y me hizo sentar en una silla, se quitó el vestido y se quedó completamente desnuda, se sentó dándome la espalda sobre mí, metiéndose la polla poco a poco en su culo y le dijo a mi madre que se acercara, no tuvo que decir nada más, mi padre se agacho y la follaba con la mano y comía su clítoris. Mi tía decía que no había nada mejor, mi madre lo debía de hacer muy bien, porque al rato se estaba corriendo mi tía en la boca de mi madre.



Yo me fui al servicio a limpiarme y mi madre que era la única que estaba vestida, se fue a su habitación. Cuando sali del baño, mi madre zarandeaba a mi padre y este no decía absolutamente nada, ella estaba con una batita muy pequeña. Entre sin hacer ruido en la habitación y volví a meterla mano, ella se puso muy nerviosa y no me quería dejar, pero no la hice caso y la metí dos dedos dentro, ella estaba callada ya no decía nada. La deje “encendida” y me fui hacia el salón. Estaba besándome con mi tía, cuando mi madre chisto desde la puerta y nos dijo que nos acercáramos, cuando lo hicimos nos llevó a mi habitación y allí seguimos “celebrando” la nochebuena.



Al día siguiente me despertó mi padre, eran más de la dos de la tarde. Ya estaba la comida puesta. Cuando llegue tanto mi tío, como mi padre, se metieron conmigo, diciéndome que mucho cuerpo, pero poco aguante al trasnochar. Yo dije que sí, que tenían razón, mi madre y mi tía se rieron.



Al día siguiente me marche con mis tíos, con la promesa de mi madre de que pronto me haría una visita. Salimos tempranito de Madrid y un poco antes de las 12 llegamos a Alicante. Mis tíos querían que comiera con ellos, pero les dije que otro día, me dejaron en casa y lo primero que hice, fue irme al gimnasio, ya que me había pasado con las comidas y no hice nada de ejercicio.



Estando muy concentrado en mis ejercicios y con los cascos puestos oyendo música, me dieron un golpecito en el hombro y era María, esa mulatita que me traía a mal traer que me dejo con un palmo de narices una noche. Pare, me quite los cascos, la di dos besos y como por lo que se ve, cuando yo llegue ella estaba allí y no la salude, pensó que estaba enfadado con ella, lo cierto es que no la vi.



Seguimos hablando y me dijo si luego podíamos hablar en un sitio más discreto, no con todo el mundo cotilleando. Mi respuesta fue, que donde ella quisiera y quedamos en una de las cafeterías que hay en la rotonda del puente rojo. Quedamos a las 5 de la tarde.



Se marchó del gimnasio y no pude evitar mirar ese culazo, que con las mallas que llevaba lo resaltaban mucho más. Solo había que ver la cantidad de cabezas que se dieron la vuelta en su marcha del gimnasio hacia los vestuarios. Ya eran más de las dos pasadas, cuando salí del gimnasio me acerque a una casa de comidas preparadas y compre algo de comida.



Ya eran casi las tres, cuando me encontré al llegar a mi portal a mi vecino Antonio y su hija Bárbara, nos felicitamos mutuamente las fiestas y me pregunto que cuando llegue, le dije que esa misma mañana. Vio la bolsa de la casa de comidas y muy gentilmente me invito a comer a su casa. Bárbara sonrió y yo dije que muchas gracias, pero que no quería molestar. Que para Carmen sería un follón, invitados de última hora, que lo dejábamos para otro día. Antonio no se quedó muy conforme.



Cuando salimos del ascensor, Carmen los esperaba con la puerta abierta, se notó que no esperaba verme. Nos felicitamos las fiestas y sin pararme metí la llave en la cerradura de mi puerta, cuando Antonio dijo que no había aceptado comer con ellos, que por lo que se ve me gustaba mejor la comida que llevaba.



En eso que oigo a Carmen decir, que lo mismo es que no me gusta como cocina. Yo dije que no era eso, que no me gustaba molestar. Diciéndome que me dejara de tonterías y que pasase a comer con ellos, uniéndose Bárbara a la invitación. Dije que ahora pasaría. Antonio me dijo que no tardase que llegaba muerto de hambre.



Metí la comida en el frigorífico y resignado fui a la casa de los vecinos. Me toco sentarme junto a Bárbara, que desde el primer momento, me rozaba su pierna con la mía. Hablamos de Madrid, de nochebuena y de poco más. La niña ya me tenía harto, me entraban ganas de apoyarla en la mesa darla unos azotes y luego fallármela.



Parecía que Carmen ya había olvidado todo y estaba más tranquila. Me daba la sensación de que estaba distante pero tal vez sería lo mejor. Lo más difícil Bárbara, pero tampoco me preocupaba mucho, porque era fácil de dominar. La comida lo cierto que se alargó demasiado eran ya más de las cuatro. Por lo que disculpándome por una cita que tenía, me marche a mi casa, donde me cambie y me fui hacia la cafetería.



Llegue con 10 minutos de adelanto y cuando entre vi a María sentada en una mesa. Me entraron dudas si habíamos quedado antes. Ella me dijo que no, que como su residencia está cerca, llego antes. Me conto que no se fue a pasar las navidades a su país, porque el coste del viaje era alto y eran pocos días. Luego hablamos de Sofi, de cómo estaba su padre y de todo eso, hasta que aprovechando el tema me dijo…



-¿Le contaste a Sofi lo que paso después de la cena?



-Si.



-¿SIIII? Me dejas muerta, ¿Qué dijo?



-Que peor para nosotros. Que si llega a estar ella, otro gallo hubiera cantado.



-No te entiendo, ¿Qué quiso decir?



-Que si llega a estar ella no te escapas.



-Lo de este café, es para pedirte perdón. Hay cosas que no se tienen que empezar, para luego salir corriendo. Ni estuvo bien lo que hicimos, ni estuvo bien lo que yo hice luego. Perdóname.



-No hay nada que perdonar, ya me vengare, jajaja.



-¿Cómo piensas vengarte? (Se notó curiosidad en la pregunta)



-Pues dándote unos azotes en ese culito, que como ya sabes tú, levanta tantas pasiones. Y no me digas que no lo sabes porque no te creería.



-¿Azotes? Que bromista que eres.



-No es broma, es uno de mis mayores deseos, entre otras cosas.



-Nunca nadie me dijo eso. Ni mi amor. Él es muy delicado conmigo.



-Se puede ser delicado y… digamos “duro”. Cada cosa en su momento y en su justa medida.



Estábamos sentados uno enfrente del otro. Ella me dijo que no la mirara así que la ponía “nerviosa”, que no la facilitaba las cosas.



-Mira si te facilito las cosas, que mañana es sábado un día antes de los santos inocentes. Te lo digo para que no pienses que es una inocentada. Mañana noche te invito a cenar en mi casa.



-No iré. Fíjate lo que paso en el coche, en tu casa…



-De eso se trata, por eso te invito a mi casa. Yo pongo la cena y tú… el postre. Escribí en un msj mi dirección y se lo mande. Ahora la decisión es tuya, si a las 9,30 no estas, me iré a cenar por ahí.



Dije que había quedado y que me tenía que ir. Una vez en la calle, me dijo que no la esperase mañana, que si quería quedar con alguien que lo hiciese, que no quería que por su culpa se me estropease la noche. Yo sonriendo, la dije que lo último que se pierde es la esperanza, que la esperaría. Que ahora era ella la que tendría que luchar con sus tentaciones. Pero que si al final no sabía que decisión tomar, que me llamase que yo la ayudaría y nos reímos los dos.



Cuando dije que había quedado no era verdad, lo hice para dejar las cosas como estaban en ese momento, que se fuera pensativa. Yo me fui para mi casa, aunque era viernes tenía dudas en salir. Cuando llegue a mi barrio, se notaba que era navidades, todo el mundo felicitándose y las cosas típicas de las fiestas. Entre en el bar a felicitar las fiestas a los dueños, encontrándome a Antonio y otros vecinos. En el rato que estuve allí, era increíble lo que bebía esa gente, ronda va, ronda viene. Seria por las fiestas.



Ya me fui para casa y cuando llegue, antes de abrir la puerta salió Carmen, me dijo que cuando tuviera tiempo quería hablar conmigo. Solo dije un VALE, escueto. Ella me dijo que como Antonio seguro que viene cenado y bebido, que ella tenía que bajar a una reunión para un tema de los reyes magos del barrio y a bajar la basura… la corte diciéndola que no se si cenado llegara, pero bebido seguro.



Como la puerta de la cocina queda pegada a la puerta de la calle, cuando me estaba calentando la cena, oí ruidos, mire por la mirilla y era Antonio que llegaba en plan “campeón”.



Después de cenar mande un msj a Eva, además de para felicitarla, para que supiera que estaba ya aquí. No me contesto pero al poco rato, me llamo por teléfono.



-Felices fiestas para ti también.



-Ya sabes, si te aburres me llamas.



-Mi marido llego de sorpresa. Llego el mismo 24.



-Ah, me alegro, entonces no he dicho nada, olvídalo.



-Se lo he contado todo



-¿Cuándo dices todo, a que te refieres exactamente? (Pregunte intrigado)



-A que tuve una relación con un hombre más joven y que me tiene “encaprichada”, ya me entiendes.



-¿Cómo se lo tomo?



-Solo me dijo que con mis “gustos”, sabía que tarde o temprano ocurriría, que solo tuviese cuidado y eso sí, que fuese muy discreta.



Mientras me hablaba Eva, sonó el timbre, abrí la puerta y era Carmen, la hice señas de que pasase y se sentase. Seguía escuchando lo que me decía Eva. Mientras miraba a Carmen, la notaba muy nerviosa, distinta a otras veces. Cuando me despedí de Eva, solo me dijo que quería acabar bien el 1997 y que teníamos que ver como lo hacíamos ya que quedaban pocos días. Riéndome, conteste que me parecía muy buena idea. Una vez que terminé de hablar me dirigí a Carmen.



La pregunté si quería tomar algo y me dijo que no. Pues entonces cuéntame, la dije mirándola a los ojos. Ella que ahora se la notaba más nerviosa, me empezó a contar, lo difícil que estaba siendo controlar a Bárbara. Que estaba muy revolucionada, que sabía que tarde o temprano vendría a verme. Que yo tenía que ser más responsable que ella y cortar lo que ella quería.



Me daba la impresión de que había algo más. Pero en lugar de preguntar o tratar de sonsacar, dije que estaba de acuerdo con ella y como ya la dije la otra vez, por mí no habría problemas. Note en su cara, que no era la contestación que esperaba. Porque diciendo eso, cortaba ya la conversación totalmente y como no había nada que replicar… se tendría que ir. Sonó el timbre nuevamente, abrí la puerta y allí estaba Bárbara, con un pijamita totalmente descarado e inapropiado para ir a casa de nadie.



YO-Ya estamos todos.



CARMEN-¿Qué haces aquí?, te dije que te quedaras vigilando a tu padre por si se despertara.



BARBARA-Con la “tajada” que tiene, no creo que se levante, de todas maneras le he dejado una nota, diciendo que estamos en la reunión de los Reyes Magos.



CARMEN-Haz el favor, vuélvete a casa. Obedéceme.



Yo ya me había sentado, estaba tratando de dilucidar si lo tenían preparado o no. Pero por la cara de Carmen, las venas de su cuello y lo colorada que estaba, me dieron a entender que no estaba preparado o era muy buena actriz. Pero era evidente la visita de Bárbara la pillo por sorpresa. Yo sentado me divertía viendo el espectáculo.



BARBARA-Me iré si Carlos me dice que me vaya, es su casa.



YO-Yo no me meto en estas cosas, resolverlo vosotras.



CARMEN-Carlos eso no me ayuda.



BARBARA-La única ayuda que necesitas tu es el RABO que tiene entre las piernas, que estas más desesperada que yo.



CARMEN-¡¡BARBARA!!... Por favor…



BARBARA-Que Bárbara ni que mierdas. Estoy harta te vamos a domar entre los dos.



Se fue para su madre, la agarro fuerte del pelo y la hizo agachar, la zarandeo un poco. La madre protestaba y yo alucinaba en colores, que “perversa” se había vuelto la niña. Estaba viendo cómo reaccionar, el tomar las decisiones yo, pero cuando vi que la traía hacia mí, la madre protestaba menos.



Cuando llegaron a donde estaba yo, la cogió de la cabeza y la empujo hasta mi polla, por encima de mi pantalón. La dijo que me mordisqueara, ella al final lo hizo, era increíble, una madurita iba a ser dominada por dos jovencitos, siendo una de ellas su propia hija.



Bárbara la soltó no hizo falta decir nada más a Carmen, ella empezó a desabrocharme, hasta que mi polla salió de golpe, dándola en la cara. Ella con desesperación empezó a comerla, estaba claro que era como decía Bárbara, estaba necesitada de rabo. Cuando me quise dar cuenta Bárbara está a mi lado de pie y totalmente desnuda. Nos besamos y me dijo al oído que ya me podía correr dentro de ella. La di dos azotes suaves, ordenándola que fuera preparando a su madre. Ella sonrió y se fue detrás de su madre, que estaba a cuatro comiéndome la polla.



Metió sus manos debajo del vestido de su madre, sacando sus bragas y Carmen dando facilidades. Después me enseño los dedos todos mojados y diciendo mira este putón, que no quería nada, esta que se derrite. Me saque el cinturón del todo y se lo di a Bárbara. No hizo falta decirla más. Levanto el vestido, dejando su culito al aire y ella le dio con la correa varios correazos. Yo esperaba una protesta por parte de Carmen, pero no fue así, estaba aguantando estoicamente.



Sabía que teníamos poco tiempo. La levante y le dije que se quitara el vestido, su mirada era de estar más que caliente. Dije a Bárbara que se tumbara en la mesa grande y así lo hizo. Luego lleve a Carmen hacia allí y me puse detrás de ella, diciéndola que ya sabía lo que tenía que hacer. Era evidente, ahí estaba Bárbara con su coñito esperando, Carmen se quedó dudosa y no me lo pensé, con mi mano la di un buen cachete en su culo, luego otro y otro.



Ella se agacho quedándose con el culo en pompa y comiéndole el coño a su hija. Bárbara gimiendo, lo único que dijo, que bien hacia las cosas su mami cuando se aplicaba. La toque y tenía mojado hasta los muslos, me hubiera gustado ir más despacio pero sabía que se tendrían que ir rápido. Se la metí de golpe y de todas las veces, fue la que mejor entro.



Según la follaba, Bárbara decía que gusto, que cada vez lo comía mejor, que estaba a punto. Se empezó a acelerar la respiración de Bárbara, que veía como se pellizcaba con fuerza sus pezones, hasta que se pegó una corrida monumental. Carmen se fue a quitar y la di un buen azote y la dije que nadie la había dicho que parase y rápidamente continuo.



Por el movimiento de Carmen sabía que la quedaba poco, cada vez el culo lo apretaba más. Acelere los movimientos y menudo grito que dio cuando se corrió, Bárbara y yo nos quedamos sorprendidos. Baje el ritmo una vez que se corrió y ella me pidió que la llenase, diciéndola que otro día, que hoy llenaría el de Bárbara, se le iluminó la cara.



Me senté en el sillón y la hice venir, no lo dudo ni se lo pensó, se sentó en la polla, que aunque estaba súper mojada, se notaba lo apretadito que lo tenía, porque costaba meterla, eso sí, rápidamente se iba adaptando. Bárbara estaba ya moviéndose y miro a su madre, que se estaba tocando ella sola, diciéndola además de pajearse que le comiera las tetas. Carmen se acercó y se metió un pezón en la boca, Bárbara que estaba que se salía ya dijo, ¡¡JODER MAMA, MAS FUERTE, DESTROZALO!! ASI ASI ASIIIIIII y creí que se había corrido, pero no, seguía subiendo y bajando con una fuerza descomunal, cuando se dejaba caer lo hacía con toda su alma, que chiquilla más puta. Se corrió antes que yo… la levante iba a protestar, cuando la hice apoyarse en su madre y se la metí de golpe, así medio agachada, los dos de pies.



Ella mientras yo la follaba, toqueteaba las tetas de su madre, la trataba de besar, pero con la fuerza que se la metía no podía, por lo que baje el ritmo un momento, lo que aprovecharon para morrearse, yo estaba ya demasiado cachondo, por lo que empecé a follarla con más fuerza otra vez, hasta que no aguante más y la llene de leche, con varias penetraciones fuertes. Baje el ritmo un poco y ella se volvió a correr diciendo que gusto, que le encanto notar mi corrida.



En ese momento, Carmen miro la hora y dijo, nos hemos pasado de tiempo, madre mía, esperemos que no se levantara. Iban las dos bastantes despeinadas, las dije de arreglarse el pelo antes de salir y Carmen dijo, que con la hora que era no se cruzarían con nadie.



Bárbara dijo, tranquilízate iré yo primero, tu mira por la mirilla si ves la luz, es que no he cerrado la puerta y no hay peligro. Me dio un piquito en los labios y salió a oscuras. Yo mire y vi un poco de luz, diciéndole a Carmen que podía salir, ella no me dio un piquito, me dio un buen morreo y agarrando mi polla, me dijo… Que sepas que me supo a poco. Nada más decir eso se fue.



Recogí todo, me lave y me fui a descansar. Una vez en la cama, me puse a pensar en cómo pasar el fin de año.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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