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necesidades y caprichos 1

La tarde era casi primaveral, ¡como puede cambiar el tiempo en dos sías!, con lo que había llovido el martes. No hay demasiado tráfico, con lo que llegaré temprano, como siempre. El muy mamón me envió un sms a las doce, hoy necesito estar contigo, verte acariciarte, necesito, necesito, quién necesita a quién, palabras tiernas, caricias, ternura, sexo, todo es uno y cada cosa es todo en ciertos momentos; estar, yo si que necesito estar, sentir, tocar, reir, amar, vivir, necesito vivir y sentirme viva, no es que lo necesite a él, necesito lo que me da, lo que me hace sentir, sus palabras, su aliento, sus caricias, me hace sentirme necesaria, útil, viva. Que bonitas son las canciones de amor de la radio, que fácil es hablar, pero a los 32 años ya nadie cree en los cuentos de príncipes azules y rubias princesas, que sabran esos niñatos de veinte años si el amor existe o son doscientas quinceañeras babeando a las salidas de los conciertos. Quizás el amor sean cuatro copas, unos besos ansiosos y una mano en la entrepierna, o un moreno de ojos verdes con cohe y piso; crecimos engañadas por la super-pop, la ragazza, la televisión y los poemas de Bécquer, te lo tragas todo hasta el segundo polvo, aunque a algunas les dure más, como les viene la regla más tarde, mantienen más tiempo su inocencia, pero ahora las niñas ya no creen en el amor, ya sea por que sus madres las desengañan o las vean desengañadas a ellas, o porque a los diecisiete años ya están hartas de que les soben el culo o las tetas o de masturbar a jovencitos babeantes y temblorosos. Llego al sitio dónde quedamos siempre y aparco, aún faltan diez minutos por lo menosporque siempre tiene algún asuntillo que lo hace retrasarse, enciendo un cigarro y me miro en el espejo, tengo ojeras, la piel seca, sin brillo y la mirada como la de esas niñas que salen en los documentales de la tele sobre esos países subdesarrollados, la mirada de alguien que se sabe condenado a malvivir, debí haberme pintado los ojos pero me puede la inapetencia, la desgana que arrastra mis pies de un lado a otro como un yonkie con un mono perpetuo. Ni me pinté los ojos, ni me maquillé, pero ¿para qué?, yo no quiero gustarle, tampoco es que él me guste demasiado, aunque el así lo crea, pero sí que le gusto, se encaprichó conmigo diceque tontería tan típica de un machito, de un niño bien. Caprichos, si mi mayor capricho fue con doce años la barbie enfermera, y a los reyes magos ya no le cigía nada más en el saco, pero yo soy uno de sus caprichos y comparto afección con el BMW y la CBR, vamos, que le pongo a cien; pero de los caprichos se acaba cansando uno, como antes del BMW estuvo el Golf, y antes que yo el capricho fue Carlota, guapísima ella, un capricho de chica, de novia y despues un capricho de mujer que ahora conduce un Volswagen Golf. Y Carlota se encaprichó en tener un hijo y ahora está encaprichada en ir a por la parejita, como de vez en cuando se encapricha con un vestido carísimo de cualquiera de esas tiendas tan caras con esos vestidos tan monos que son un capricho. Ya son las cinco y no aparece, algún asuntillo de última hora, que nunca sabe uno cuando al jefe se le antoja que haga algo, ya se sabe que los hombres no suelen ser puntuales, y despues hablan de nosotras, que cuanto tiempo necesitas, que si dentro de dos horas, y despues como no estemos monísimas esa cara de sorpresa, como diciendo, con esa sonrisa desganada, media hora para esto, si ,a veces, hasta dan ganas de bajarse del coche. Tenemos que ir arregladísimas para que se sientan cómodos y luego los miren a ellos, pero si hasta nosotras mismas los miramos cuando van con una tía bien mona, en eso somos nosotra peores que ellos, más víboras, enseguida nos preguntamos que tendrá ese tío, sobre todo si no es tan guapo como las circunstancias lo exigen, siendo nosotras mismas las circunstancias, y hasta entre amigas nos hacemos la puñeta a la mínima oportunidad, sobre todo si es algún tío nuevo, que no conocemos; enseguida comienzan las preguntas en el baño, que quien es, dónde lo conoció, y despues directamente a la afortunada y envidiada acompañante, tan monísima y encantada ella, que como es en la cama y otras cosas por el estilo. Unos retoques en el espejo y a tontear con el, un buen polvo siempre puede ayudar a subirse la moral a una.

Datos del Relato
  • Autor: Iain
  • Código: 4054
  • Fecha: 25-08-2003
  • Categoría: Románticos
  • Media: 6.09
  • Votos: 55
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2098
  • Valoración:
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