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Categoría: Maduras

Mila

Esta historia nace de la necesidad de una mujer a la que el destino ha maltratado y que buscó en brazos de un joven la calma a muchas noches de desvelo.



Todo empezó cuando mi empresa me planteó hacer un trabajo en un pueblo mediano de mi provincia, tenia que hacer una auditoria y llevar el control contable a una empresa de limpiezas que iba a ser absorbida por una muy grande a nivel nacional, y que antes de dar el paso quería comprobar que los "números" presentados eran reales.



Yo vivía a 50 Kms. De esta localidad y se suponía que el trabajo no me llevaría mas de un mes, por tanto decidí que viajaría todos los días, ida y vuelta a mi casa, entonces me pareció la mejor idea, pues entonces tenía 26 años, recién empezaba a trabajar y a disponer de dinero, por eso conducir no era un problema y si añadimos que empezaba a salir con una nueva novia ni me planteé otra cosa que regresar todas las noches a la ciudad y así poder salir a dar una vuelta y con mi chica.



Pero el trabajo se alargó, en parte porque la empresa compradora quería más información y porque la empresa comprada era un pequeño desastre en sus papeles, aunque rentable no estaba bien organizada. La dueña era una mujer cuarentona, cuyo marido después de un grave accidente de coche estaba tetraplejico y no salía de casa. Esta señora aunque la empresa era rentable, con su situación personal no la podía controlar y se tuvo que decidir a venderla y seguir trabajando para los nuevos dueños.



Mila, tenía dos hijos adolescentes, y un marido al que se dedicaba en cuerpo y en alma en cuanto disponía de un poco de tiempo. Además entre su trabajo (tenía ocho personas a su cargo), los hijos, y cuidar a su marido no tenia tiempo para nada mas, y gracias a que con ellos vivía su madre viuda que era la que hacia las labores de su casa.



Mila pese a sus mas de cuarenta, y a no cuidarse nada, ni dedicar tiempo para ella misma, era agradable, siempre sonreía pero físicamente no destacaba, vamos que a mi edad, nunca me hubiese planteado tener nada con ella, y menos ahora que empezaba a intimar con mi nueva novia.



Por el trabajo tuve que pasara mucho tiempo en su compañía y de hecho los primeros días comía en un restaurante, hasta que decidió que comiese con su familia en su casa, pues tiene la oficina en una lonja en el mismo edificio y así era mas fácil. El trabajo iba poco a poco y yo me pasaba el día revisando papeles y poniéndolo todo al día, pero pasando mucho tiempo yo solo en la pequeña oficina, y solo acudía ella cuando yo se lo requería o bien su trabajo lo permitía.



Yo trabajaba en mi propio portátil y en pocas ocasiones usaba un ordenador un poco antiguo y bastante lento que tenia allí. Accedía a Internet desde mi propio equipo, pero una tarde me quede sin batería y me había olvidado el cargador, así que trabaje desde el ordenador de la propia empresa. Cuando tuve que conectarme a Internet me desesperaba pues iba súper lento, y no por la conexión, pues tenían ADSL, así que decidí pasar un antivirus y hacer un poco de limpieza para ver si podía ir más rápido.



La primera sorpresa fue comprobar que tenía un montón de cookies de paginas de claro contenido pornográfico, fue algo que me sorprendió pues sabia que la única persona que usaba el ordenador era Mila, así que picado por la curiosidad me puse a curiosear en su historial, y ahí me volví a sorprender pues claramente era una asidua de paginas de mucho contenido erótico, paginas de sexo puro y duro y todo tipo de contenidos eróticos, desde videos hasta relatos, Todorelatos entre ellos.



Desde esa tarde mire a Mila con otros ojos, sabia de la situación de su marido y su completa dedicación a el, y me di cuenta que bajo su descuidada apariencia había una mujer en ebullición y necesitada de sexo.



Yo pese a mi edad siempre he sido un poco calavera y cuando huelo plan me lanzo a saco, además coincidió que mi nueva novia estaba indecisa sobre nuestra relación y pese a que habíamos tenido unos pocos encuentros de sexo no lo tenía claro, y estábamos en espera.



Así que yo iba caliente y Mila también y me decidí a abordarla, no sabia como hacerlo pues si se me iba la situación de las manos me metía en un problema gordo, y si se quejaba a mi empresa me esperaba el despido.



La fui tanteando, haciéndole bromas de doble sentido, vacilándola y llevando la conversación al sexo en cuanto podía.



Un viernes por la tarde, ya un poco tarde y faltaba un rato para acabar; Mila dijo de acabar para que pudiese irme y mas siendo viernes, pero yo confesé que no tenia plan porque lo había dejado con mi novia, junto a ello hice un comentario que dejaba entrever que me las tenia que apañar solo, creo que Mila se ruborizó y confesó que para ella no era nada nuevo. Como vi un pequeño resquicio le pregunte con cierto reparo si no tenía un apaño por ahí. Sin mirarme me dijo que su marido había sido lo mejor de su vida y no podía traicionarle. Yo al descuido le dije que una cosa era el amor y otra el sexo y que sino se cuidaba acabaría desquiciada, y mas si no dejaba de ver pornografía en la red. Cuando vio que había descubierto su pequeño "vicio" se puso como un tomate y balbuceo que alguna vez sintió curiosidad y por eso había visitado páginas de sexo.



Estábamos sentados en diferentes mesas, y el silencio se hizo espeso, no se de donde saqué la decisión pero me levante, llegue hasta su mesa y tomando su mano la hice levantarse. Sus ojos quedaron frente a los míos mirándome con asombro y miedo. No lo pude evitar y acerque mis labios a los suyos, ella cerró los ojos y abrió la boca para que mi lengua jugase con la suya, en un beso muy largo.



Cuando nos separamos del beso, ella estaba avergonzada y quería escapar, pero rodeándola con mis brazos no la deje moverse, y volví a acercar mi cara a la suya, ella bajito decía que por favor la dejase ir, que no quería, pero cuando mis labios volvieron a unirse a los suyos abrió la boca desesperada y se dejo besar. Nos estuvimos besando allí de pie en medio de aquella pequeña oficina un largo rato, mientras la tenía abrazada y pegada mí.



Cuando deshicimos el abrazo, me miró a los ojos y me dijo que era una locura y no estaba preparada para aquello, yo le dije que preparada no sabia, pero necesitada seguro, que no lo pensase, que conmigo no iba a tener problemas pues el primero que podía tener problemas si alguien intuía algo era yo, y que comprendía su situación personal, pero que dejase de pensar y que fuese el cuerpo el que decidiera, al hablar así me pegue mas a ella, pegando mi vientre al suyo y dejando que mi mas que evidente erección delatase mi excitación.



Mila decía que no, que era una locura, pero cuando mi lengua se abrió paso en su boca, empezó a gemir por lo bajo. Mi mano se soltó y primero acariciando sus nalgas por encima del vaquero y luego cuando solté el primer botón hice que mis manos buscaran entre su culo y sus bragas, jugando por la raja que separa las dos mollas y haciendo que Mila se pegase más a mi vientre.



Estaba ya abandonada y decidida a no pensar. Se dejo ir, como pudimos fuimos reculando hasta que Mila quedo apoyada en una de las mesas, mientras mis manos no paraban, por un lado en su culo, por otra en sus pechos, pero sin dejar de comernos a besos.



No se como fue pero enseguida estaba Mila con su blusa desabrochada, suelto el sujetador y con las tetas al aire mientras yo babeaba mordiendo y succionando sus pezones. Mis pantalones, suelto el cinturón cayeron al suelo, mientras mi polla marcaba bulto en mi slip.



Mila también tenia los vaqueros por las rodillas, y ninguno teníamos mucha movilidad, así que deshicimos el abrazo y yo de un par de empujones me quite los pantalones y el slip dejando mi rabo al aire, mientras Mila se deshizo también de los vaqueros y de sus bragas de algodón. Volvió a recostar su culo en la mesa y me atrajo hacia ella, y nos volvimos a besar, fue no un beso sino muchos, y muy intensos, y a la vez mi polla presionaba en su vientre, como pudimos fuimos acoplándonos y puse primero mi cabezota en la entrada de su coño, jugando y haciéndole rabiar, y luego ya entrando, saliendo y follando sin reparos.



Mila se echaba para atrás, y mientras mamaba sus tetas como un desesperado entraba y salía de su coño, que estaba encharcado. Y se corrió, mordiéndose los labios, gimiendo bajito y temblando. Estuvo varios minutos corriéndose mientras mi rabo no dejaba de martillear su coño, hasta que me mandó parar, que no podía mas.



Yo me salí, pero no deje de abrazarla y besarla, y mi rabo daba cabezadas en su vientre. Bajo su mano derecha y comenzó a meneármela. Yo estaba a falta de poco para correrme, paré su mano e hice mención de volver a entrar en su coño, ella me mordió en la oreja y me dijo que no podía ser, y entonces hizo algo maravillosos, me tomó de la mano, me llevó hasta un sillón se sentó y poniéndose frente a mi empezó una larga mamada. Reconozco que no duré nada y en unas pocas embestidas solté una buena tanda de leche que ella se tragó sin pensarlo.



Yo me quede medio transpuesto y ahora fue ella la que me abrazó y me dio mimos. La escena era curiosa pues ambos estábamos medio desnudos en la pequeña oficina. Pasado el momento nos vestimos y hablamos.



Me miraba a los ojos pero avergonzada, me confeso que jamás le había sido infiel a su marido, y que no pensase mal de ella, que aquello había sido una locura y que nunca mas se iba a repetir. Y me rogó que no hablase nunca de ello pues aunque a ella también le importase, para su marido pudiera ser la muerte.



Yo estaba muy serio, y le jure que nunca nadie iba a imaginar que habíamos estado juntos, pero que en una cosa no estaba de acuerdo y era en que no seiba a repetir, le asegure que conmigo la discreción la tenia garantizada y que el sexo que le hacia falta también, pero ella muy seria me hizo callar y dijo que lo sentía pero nunca mas. La cosa quedó ahí, y como ya era tarde lo dejamos y me volví a casa. Pero totalmente decidido a volver a repetirlo y a poder ser con mas tranquilidad y comodidad.



El lunes siguiente, Mila estaba como si tal cosa y en ningún momento hablamos de lo que había pasado el viernes anterior, y yo por si acaso la deje espacio, durante esa semana no pasó nada, tuvimos una estricta relación profesional lo que a ella la dejó tranquila.



En la semana siguiente el lunes comenzó normal, pero ya acabando la tarde y como íbamos bien de faena nos pusimos a charlar, hablamos de cosas del pueblo, de aquí de allá y yo le pregunte que tal había pasado la semana anterior, porque yo estuve sufriendo de verla y no poder tocarla.



Mila se puso seria y enrojeció, todo aun tiempo; además me sinceré con ella y le dije que me había tenido que masturbar pensando en ella todas las noches y que eso no podía ser. Mila me dijo que estaba loco, pero creo que estaba halagada de que un joven como yo la viese apetecible y le tirase los tejos, pero tenia claro que no quería mas deslices.



Pero no contaba con mi insistencia, estábamos sentados separados, y volvía a la carga, le dije que nuestro encuentro del otro día me había marcado y que me encanto sentir como gozaba, pero que quería repetirlo y poder hacerla gozar de nuevo, y repetí que todas las noches a mi vuelta a casa me la tenia que pelar como cuando era adolescente. Ella me miraba entre incrédula y enfadada, así que de nuevo sin pensar lo que hacia me incorporé un poco y me bajé los pantalones, dejando mi polla al aire y comenzando a masturbarme.



Me mandó parar y no dejaba de repetir que estaba loco, pero yo no hacia caso y mientras mi mano subía y bajaba meneándola, la miraba a los ojos y de vez en cuando le decía que la deseaba y que por favor no me dejase hacerlo a mi solo. Ella sentada en su mesa me miraba a los ojos, pero tampoco perdía detalle de mi mano en mi polla, intuí que ella se estaba calentando, así que puse voz de pena y le dije que por favor se acercase, pare de meneármela y con la mano hice gestos para que viniese, Mila me miraba pero no se decidía, hasta que como a cámara lenta se levantó, se acercó a mi lado y poniendo su mano junto a la mía empezó a masturbarme ella.



Tenia claro que el primer paso estaba dado, pero si no parábamos me correría en sus manos, por eso le hice parar, me incorporé y a la vez me solté el pantalón y el slip, para abrazarla y besarla.



Mila estaba vencida y su boca buscó la mía con desesperación. Como pude fui desnudándola, pero sin dejar de besarnos en ningún momento, cuando estábamos mas o menos desnudos los dos, aparte como pude los papeles de una mesa y la hice subir, dejando que sus piernas colgasen de ellas, y agachándome me puse a comerme aquel coño de grandes labios y muy peludo.



Mila estaba chorreando, y mi lengua chapoteaba en su coño, mientras uno de mis dedos hurgaba en el agujerito de su culo, ella no hablaba, gemía, y farfullaba sin sentido, mientras mi comida de coño la iba acercando al orgasmo y exploto. Apretó sus muslos sobre mi cabeza, y comenzó a gritar en alto que se corría, mientras su coño se estremecía con mi lengua.



Me pidió que por favor parase, y lo hice, al levantarme me eche encima de ella, abrazándola pero dejando mi polla en la entrada de su coño, a la vez que le besaba y le acariciaba, mi rabo poco apoco golpeaba en su pubis.



Llego un momento que mi rabo no podía mas y a la vez que mi lengua se entrelazaba con la suya apreté un poco en su coño, y poco a poco entre en ella. Mila me decía que no lo hiciese, pero yo cuando no nos besábamos, en su oído le decía cosas, como que estaba caliente, que tenia el coño muy mojadito para mi y cosas así. Y supongo que cedió, y comencé un bombeo primero suave y luego poco a poco mas intenso.



Al principio ella no hacia nada, estaba pasiva dejándose hacer, pero después de un par de minutos empezó a moverse a mi ritmo, y ya no pude mas y vacié en su coño un buen chorreton de leche.



Me quede encima de ella y eso que la postura era bastante incomoda, hasta que nos separamos, pero al incorporarnos los dos, nos abrazamos y nos besamos. Me atreví a decirle que la próxima vez tenia que ser en un sitio mas cómodo porque sino no iba a poder andar de las agujetas, ella riéndose me dijo que estaba muy seguro de mi mismo y de que lo íbamos a repetir, a lo que le dije que por supuesto porque estaba seguro que le gustaba tanto como a mi.



Nos vestimos, hablamos un poco y me marche.



Desde ese lunes follamos todos los días, a veces cuando ella volvía del trabajo de controlar a las limpiadoras, y otras antes de ir a hacerlo.



También desde ese día usábamos condón, y me confesó que desde había ido al medico para tomar medidas anticonceptivas pues todavía era fértil y no se podía permitir un desliz tan gordo, y que estuvo varios días preocupada por si las moscas. Pasado un tiempo ya follabamos a pelo y le encantaba sentir mi leche regando su coño.



 



El trabajo iba poco apoco, aunque yo lo iba retrasando todo lo que podía, además como comía en su casa con ella, su madre y sus hijos cuando estaban, la tenía muy cerca.



Un par de días mas tarde, que después de comer nos dejaron solos, aprovechamos para ir al salón y en el sofá echar un polvo rápido, con mucho cuidado para que su marido no oyese nada, por cierto cuando acabamos y se vistió lo primero que hizo fue a verle, a besarle y cuidarle, supongo que se sentía culpable, yo le dije que no se preocupase por mi, que lo nuestro solo era para desfogábamos.



Esto es algo muy fuerte, pero una tarde que salimos de paseo con su marido en la silla de ruedas, al tenerla a mi disposición y sabedor de que no podía quejarse ni hacer nada, me hizo provocarla todo lo que pude, la sobaba cuando nadie nos veía, la metí mano puesto en su espalda y conseguí hasta quitarle las bragas sin que su marido pudiera verlo, y se calentó tanto que cuando volvimos a su casa, dejo a su marido en el piso y bajo a acabar lo empezado y echamos un polvo brutal.



Cuando por fin acabe el trabajo y presente mi informe Mila se quedo encantada, pues conseguí para ella un precio mucho mas alto de lo que esperaba y todo gracias a que presente las cifras de la forma mas favorable, y encima en mi empresa estaban encantados también; pues les adjunte un dossier complementario que dije que había sido sugerido por Mila, con un plan de actuación bastante ambicioso y de una fuerte expansión en la comarca, que realmente se ha hecho después, y claro así la empresa tenia mas valor.



Para la firma de la venta tuvo que acudir a Madrid a la sede central de la empresa compradora, evidentemente yo como el técnico que había preparado la documentación también acudí, estuvimos en Madrid tres días, en los que compartimos salidas y por la noche cama, por fin pudimos explayarnos todo lo que quisimos, para mi fueron los días de sexo mas intensos que he tenido.



Lo probamos todo, sexo oral, anal y acudimos a un sexshop donde la hice proveerse de un montón de juguetes para sus noches de soledad, en particular un vibrador de color morado que la vuelve loca cuando se activa en su coño.



Para Mila fueron tres días de liberación, pues se desentendió del cuidado de su marido, y aunque se que se sentía culpable, en esos tres días se comportó como una adolescente que se hubiera escapado de casa.



Lo peor fue la vuelta ella a su rutina y yo a la mía, y aunque no estábamos enamorados, si que nos habíamos encariñado y los dos echábamos de menos el sexo que compartíamos.



Después del regreso tardamos en volver a vernos, aunque yo la llamaba de vez en cuando y le decía que echaba de menos follar con ella. Pasaron un par de meses hasta que pude escaparme hasta su oficina.



Ahora al incorporarse a la otra empresa contrataron a una administrativa, así que quedamos a la hora de cierre en su despacho y cuando estuvimos solos no hicieron falta las palabras, fueron nuestras bocas las que se buscaron y pasamos mas de dos horas en un pequeño sofá follando, y casi sin hablar.



Con el tiempo nos las hemos ingeniado para coincidir y crear unas ciertas rutinas de encuentro; ella con la excusa de presentar papeles, y rendir cuentas en la oficina de aquí se escapa un par de veces al mes, y generalmente yo intento acercarme a su pueblo otro par de días al mes, ambos sabemos que lo nuestro no tiene un futuro muy claro, pero por lo menos por mi parte no pido mas. Mila tampoco se plantea tener otra relación y eso que tiene algún que otro moscón que sabedor de su situación personal creen que tienen campo libre.



Ahora yo me voy a casar, y aunque con mi novia practico sexo con bastante frecuencia, los polvos clandestinos con Mila me recargan de morbo y me ponen en marcha, y mas cuando Mila picada por mi nueva situación personal compite con mi novia en hacerme gozar y gozar ella por supuesto.



Mi cuadrilla esta preparando la típica despedida de soltero, para desfasarnos de copas y todas esas tonterías, pero la verdadera despedida, (aunque solo sea un pequeño descanso) la tendré con Mila, pues hemos ido maquinando el poder coincidir todo un fin de semana de nuevo en Madrid, ella con la excusa de una inexistente reunión de delegados y yo con un curso de preparación (este si real).



Se que ese fin de semana va a ser sexo, sexo, sexo, y solo sexo, pues ninguno de los dos tiene otro interés que el de poder meternos en la habitación del hotel y cansarnos de follar, pues en cuanto me case habremos de ser bastante mas cautelosos, y casi seguro que nuestros encuentros se distanciaran; pero mientras Mila quiera y yo pueda seguiremos follando juntos.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
  • Votos: 1
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