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Categoría: Maduras

Mi vida es un sueño (1)

Después de mi aventura de dominación mi vida sexual se disparó. Después de tanto tiempo sin sexo me vino muy bien aquella experiencia con Julia y Susana. Unos meses después me paso algo tan inusual que mi vida parecía sacada de una película porno, pero la realidad era esa y yo la viví con toda la intensidad que pude; es como un sueño.



Un lunes volvía de dejar unas películas de alquiler del videoclub cuando justo enfrente de mí iba una mujer contoneando su hermoso culo. Debía tener unos 50 años con el pelo largo oscuro e iba vestida muy elegante con una falda discreta y una chaqueta a juego. Llevaba un bolso en la mano bastante grande y no llevaba ningún tipo de abrigo. Acababa de salir de un hotel cercano. Yo la observaba, en eso que un hombre que venía de frente a ella la dio un tirón al bolso y se lo quito dirigiéndose corriendo en mi dirección. Yo no lo pensé muy bien y cuando pasó a mi lado estire una pierna y le hice la zancadilla, con lo que cayó al suelo soltando el bolso. Yo cogí el bolso mientras el hombre se levanto y se fue corriendo sin mirar atrás. Me dirigí a la mujer que estaba bastante nerviosa y le di el bolso.



¿Se encuentra bien señora? –pregunté mientras entregaba el bolso a su dueña.



No hijo, tengo un susto en el cuerpo que no te imaginas. Has sido muy valiente, de verdad que no se como agradecértelo. –me dijo con voz temblorosa.



No se preocupe, no ha sido nada, cualquiera hubiera hecho lo mismo. –respondí.



Estoy un poco nerviosa y me da miedo ir al banco sola, ¿sería mucho pedir que me acompañases hasta que entre en el banco?



Pues claro que no, pero con la condición que luego me deje invitarla a una tila, que la veo muy nerviosa, ¿vale?



Me miró y sonrió mientras se agarraba a mi brazo y echamos a andar.



Nos dirigimos a un banco cercano y entré con ella. Nos dirigimos hacia una de las cajas y la mujer abrió el bolso y saco un montón de dinero de él. Yo me quede un poco al margen pero vi que era una gran cantidad de dinero. La mujer dejó el dinero y le actualizaron la cartilla. Y luego salimos del banco y me dijo que la acompañara a tomarse una tila ya que estaba muy nerviosa. Yo la acompañe y estuvimos charlando sentados en la barra del bar durante un buen rato mientras ella tomaba una tila y yo me tomaba un café.



Yo le comente que mi nombre era Juan de 25 años. Ella se llamaba Milagros, tenia 52 años y estaba divorciada desde hacia 17 años y tenía una hija de 33 años y por lo que entendí era encargada de un gran hotel de Madrid. Estuvimos charlando durante mucho tiempo, tanto que cuando mire el reloj habían pasado dos horas. Cuando nos despedimos me dijo que la diera mi numero de teléfono, que había estado muy a gusto hablando conmigo y quería volver a verme si no me importaba. Yo por supuesto se lo di deseando que me volviera a llamar aunque lo dudaba mucho, pensé que era lo típico que se dice en esos casos pero luego se pierde el contacto, aunque la verdad es que yo también había estado muy bien hablando con ella.



Ese mismo viernes recibí una llamada de Milagros. Me puse muy nervioso al oír su voz. Me dijo que en el hotel había una pequeña exposición de un pintor madrileño amigo suyo, y si me apetecía ir. Yo la dije que claro que si, que podría resultar interesante, aunque yo no tuviese ni idea de arte.



Llegue a la entrada del Hotel y estaba allí esperándome. Vestía muy elegante con un vestido negro. Yo me había vestido también para la ocasión con lo mas elegante que tenía. Llegue allí y nos dimos dos besos en la mejilla. La verdad es que ella estaba guapísima. Me empecé a fijar en su cuerpo y la verdad es que era un cuerpazo. Aunque ya tenía sus añitos se conservaba muy bien y además seguro que iba al gimnasio porque tenía una figura estupenda. Estuvimos viendo los cuadros y me presentó al pintor, con el que me dejó solo hablando durante un buen rato, pero como el hombre tenía buena conversación no me importó. También me presentó a alguna amiga suya y también a alguna "cliente distinguida" del hotel, como ella dijo. Nos tuvimos que quedar hasta el final, como ella me explico, era su trabajo. Yo lo entendía y además me estaba divirtiendo mucho, no estaba acostumbrado a ese ambiente tan distinguido y sobre todo a hablar con tanta gente tan elegante y de tanta pasta.



Cuando todo terminó quedamos, el artista, su novia (una chica de unos 19 años, preciosa), dos amigas de Milagros (Alba y Soledad), Milagros y yo. Tomamos la decisión de ir a un pubs de esos elegantes. Yo mire a Milagros como diciéndole que yo me iría a casa, pero ella me guiño un ojo en plan cómplice diciéndome que no me preocupase por nada.



Llegamos al pubs y saludaron a los porteros, que eran dos armarios, y nos dejaron pasar. Allí estábamos los seis y nos fuimos hacía uno de los privados. Yo estaba alucinando por las mujeres que allí había y por el trato que nos daban. Nos sentamos en la mesa y pedimos unas copas a la preciosa camarera que vino a atendernos. Yo estaba sentado al lado de Milagros mientras hablábamos todos con todos de forma bastante animada. La noche iba pasando y las copas iban pasando por la mesa. Yo solo me pedí dos, por miedo a tener que pagarlas de mi bolsillo, cosa que finalmente no ocurrió dado que Milagros corrió con todos los gastos de la noche.



 



Al irnos nos montamos en dos taxis. Los otros cuatro se fueron en uno y Milagros y yo en otro. Mientras íbamos atrás Milagros me decía mientras me tocaba suavemente la pierna y la mano que había estado muy bien, que me había comportado correctamente. Yo apenas la escuchaba, estaba mas atento a donde iban sus manos que en lo que decía. Cuando el taxi paró me di cuenta que sería casa de Milagros. Me dijo si quería subir a tomarme un café y le dije que si.



Mientras subíamos por el ascensor seguíamos hablando pero ella me estaba agarrando de la mano. Al entrar en su casa, escuche como dejó las llaves en un pequeño cuenco de cristal y me dijo:



Ha sido una noche maravillosa, Juan. Me lo he pasado muy bien contigo. –dijo mientras se acercó a mi por detrás.



Si, yo también me divertí mucho Milagros. –contestaba mientras miraba la inmensidad del salón.



Note como me agarraba por detrás y me abrazaba y sus labios se dirigían hacía mi oreja para decirme:



¿Sabes que sería lo mejor para acabar esta noche? –me dijo susurrando al oído.



Yo me di la vuelta y la mire a los ojos mientras la abrazaba. Ella cerro los ojos y acercó sus labios a los míos y yo me deje llevar por aquella mujer de 52 años que me volvía loco. Mis manos apretaron su culo mientras ella me abrazaba mas fuerte y nuestras lenguas jugaban entrelazándose entre las dos bocas. Poco a poco fuimos dirigiéndonos hacia el dormitorio. Nos tumbamos en la cama y nos empezamos a desnudar. El jugueteo de su lengua con la mía me había puesto a mil, pero al sentir el tacto de su piel mi polla se endureció aun mas. Ya desnudos ella me hizo tumbarme boca arriba y fue bajando por mi pecho lamiéndolo mientras con su mano masturbaba mi polla. Note como su lengua llegaba muy cerca de mi polla y como su mano dejaba mi polla y bajaba hacia mis huevos para apretarlos ligeramente mientras se introducía mi polla en su boca. Esa sensación de calor y humedad en mi polla hizo que al poco tiempo la tuviese que parar ya que si no me hubiera corrido de placer.



Entonces fui yo el que hizo que se tumbara y empecé a lamerle su coño mientras le metía de vez en cuando un dedo. Yo estaba a mil cuando ella me agarro la cabeza para decirme que parara y subiera hacia ella a besarla en la boca. Fue lo que hice y mi polla quedó a la altura de su coño, cosa que aprovechó ella para agarrarlo y pasarlo varias veces por su húmedo coño. Yo sentía como mi polla se restregaba por su raja, y en un momento ella se enganchó con sus piernas a mi alrededor y me atrajo hacía ella haciendo que mi polla se hundiera en su coño. Que delicia. Empecé a meter y sacar mi polla una y otra vez. Yo estaba muy cachondo y me costaba controlarme pero ella entonces se colocó encima de mi y me cabalgó a placer. Note como Milagros se estremecía y supe que se iba a correr por lo que mis manos pasaron a agarrarle mas fuerte mientras mi polla se hundía en su coño. En un momento ella paró, gimiendo y estremeciéndose y dejándose caer completamente encima de mi. Yo en ese momento deje salir varios chorros de semen mientras también caía derrumbado en la cama. Casi inmediatamente nos abrazamos y nos dormimos durante toda la noche.



Al despertar por la mañana ella no estaba. Me levante y fui al baño. Allí estaba ella duchándose.



Buenos días, hijo. Ven dúchate conmigo anda. –me dijo mientras se enjabonaba en pelo.



Claro que si Milagros. –y me metí con ella.



Nada mas entrar ella echó mano a mi polla.



Da gusto levantarse con algo para empezar la mañana. –dijo pícaramente mientras me masturbaba lentamente con su mano llena de jabón.



Contigo al lado es fácil levantarse así. –dije yo justo antes de empezar a besarla en la boca.



Nos fundimos en un beso debajo del agua de la ducha mientras nuestra salivas se unían al agua caliente que escurría por nuestras caras. Mi mano bajó hacia su coño y empecé a tocarla delicadamente abriéndola los labios y pasando mi dedo de arriba abajo hasta terminar metiendo la puntita del dedo en su vagina. Nuestras lenguas jugaban mis manos recorrían todo su cuerpo mientras ella se dedicaba a darme un placentero masaje a mi polla. Era una bañera grande, lo que nos permitió tumbarnos mientras el agua nos iba sumergiendo. Cuando nuestros cuerpos estaban debajo del agua mi polla se apoyó en su vagina. La miré a los ojos mientras hacia presión para entrar dentro de ella. Ella me devolvía la mirada mientras se mordía sensualmente los labios al sentir como se abría camino a través de su interior. Mi polla entró mientras sentía el chorro del agua caer sobre mi espalda. Empecé a moverme arriba y abajo para que mi polla entrar y saliera totalmente dentro de ella.



Ummmm si hijo, sigue asi. –me dijo entre susurros mientras nos besábamos.



Yo me limitaba a disfrutar de su cuerpo mientras la miraba, besaba y acariciaba.



Ohh, siiii!!!! No pares por favor. Sigue mi amor. –fue lo último que me dijo antes de estremecerse y arañarme la espalda entre un gran espasmo de placer. Eso fue suficiente para que yo no tardase mucho en terminar corriéndome casi a la vez.



Después de eso terminamos de ducharnos y tras desayunar me llevó a mi casa. Serían como las doce del mediodía cuando me dejó en la puerta de mi casa. Nos despedimos con un cálido beso en los labios y me quedé observando como su coche se alejaba por la avenida.



Entré en casa. No había nadie. Mis padres se habían ido de viaje ese fin de semana como tantos otros. Me fui a mi habitación y me tumbe en la cama. Me quede mirando al techo pensando que lo que me había ocurrido parecía un sueño. Un bonito sueño hecho realidad. Pero por desgracia de todos los sueños uno se despierta y se da cuenta de la realidad. Mi realidad era que no volvería a ver a aquella espectacular mujer de 52 años. Una mujer así, de esa clase, no se fija en un chico; todo lo mas lo utiliza como ella me había utilizado para su placer y disfrute personal. Aun así, aquella noche disfrute muchísimo con aquella madurita, y recordando su fenomenal cuerpo me quede dormido.



Dormí cono media hora hasta que sonó el teléfono.... era Milagros. ¿Qué querría de mi?



Me quede alelado mirando el teléfono hasta que lo cogí y dije:



Dime Milagros, ¿te pasa algo?. –



Esta historia puede ser el sueño que todo chico tiene, o puede ser que me ocurriera de verdad y sea totalmente real. De todas formas y por si el sueño de todo chico se hubiese cumplido en mi persona, algunos de los nombres han sido cambiados y otros datos no han sido mencionados para salvaguardar la intimidad a la que todos tenemos derecho.



Si quieres ponerte en contacto conmigo para cualquier cosa o simplemente para comentarme algo o darme algún que otro consejo sobre mi forma de escribir, o cualquier otra cosa, lo puedes hacer.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
  • Votos: 2
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  • Lecturas: 1192
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