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Categoría: Incestos

Mi tía Dorita

Como todos los domingos, ese día fui al caserón de mis abuelos y me encontré con que justo en la puerta de la casa había estacionado un taxi, del cual bajó -para mi sorpresa- una mujer de unos cincuenta años aproximadamente y de una llamativa y apetecible figura. Cuál sería mi sorpresa al ver que ese minón era mi tía Dorita, a quien no veía hacía más de quince años.

Luego de los saludos y conversaciones correspondientes a la llegada de la tía (que para mí fueron una eternidad), sucedió algo que no me esperaba. Mi tía dijo sentirse muy cansada y agobiada por el tremendo viaje que tuvo que hacer y me pidió con un guiño de ojos que llevara sus valijas a la habitación que le habían asignado en el segundo piso. Me dio un beso en la mejilla diciéndome al oído: "Arriba te daré una sorpresita".

Mi tía subió y me dejó cargando las enormes maletas, que pesaban un montón. Al ver mi tía que demoraba, me dijo que mientras yo las acarreaba, ella aprovecharía para darse "un refrescante baño". Luego de sufrir y sudar mucho con el equipaje, logré llegar al cuarto con las pesadas maletas y cual sería mi sorpresa al ver la puerta del baño a medio abrir y la figura desnuda y despampanante de mi tía que se secaba muy alegremente las piernas canturreando una cancioncilla pegajosa. Sin inmutarse por mi presencia y haciéndose de la vista gorda, ella se agachó para secarse las pantorrillas, dejándome ver su enorme culazo y una conchaza carnosa y de color marrón llena de pelos, a decir verdad, "repleta de vello púbico".

Al ver semejante espectáculo, deje caer una de las maletas y con el ruido, ella volteó y sin inmutarse me dijo: "hijito, enseguida salgo para que me pongas crema en la espalda, ¿vale???", yo no supe que decirle, pero emití un sonidito casi ininteligible.

Al rato ella salió completamente desnuda y sin hacer caso de mi cara de susto (y a decir verdad de pura excitación) se echó en la cama boca abajo y me ordenó que le pusiera algo de crema suavizante en la espalda. Yo en ese momento estaba completamente excitado y con la bragueta del pantalón que iba a romperse, me ordenó que no parara de echarle la bendita crema esa y al llegar al final de la espalda, ella abrió las piernas y me dejó ver nuevamente esa hermosa palomaza.

Al ver mi cara de excitación, me dijo: "hijito, veo que ya estás echo todo un hombre…. permíteme ver si tu huevo es también ya de un hombre", seguido esto me bajó el cierre y salió disparada mi verga. En ese instante ella emitió un pequeño chillido y esbozó una carita de gusto y se abalanzó a darme una mamada que nunca antes nadie me había dado, en realidad fue la primera persona que lo hacía. Parecía una bebé tomando su mamila y de rato en rato sacaba mi huevo para poder respirar mejor. Parecía poseída y mamaba y mamaba; pero luego de un muy largo; pero largo rato, se sacó mi huevo de su boca y me dijo: "hijito querido no quiero que termines aún, así que hoy probarás a una auténtica hembra". Dicho esto, me tiró de golpe a la cama y me desnudó en un dos por tres. Acto seguido, se sentó encima mío y empezó a cabalgar mi pinga.

Ella lanzaba gritos que hasta llegué a pensar que la estaba matando (modestia aparte claro). Pero ella me dijo: "no pares cabrón de mierda, mátame…. cuanto estaba necesitando una verga de verdad…. soy tuya… soy tu mujer… destrózame".

Estuvimos así cerca de 45 minutos y mi tía cayó rendida al costado mío. Yo terminé la "faena" con un torrente de leche caliente que derramé en la boca y en el par de tetas enormes que se manejaba la puta de mi tía.

Luego, al ver mi tía que mi estaca seguía parada, me dijo; "caray hijito, tu sí que eres insaciable, déjame darte una mamada para que se duerma esa pinga, además mi concha esta irritada de tanta pinga que me has dado…", así que se dedicó a su tarea; pero con el pasar de los minutos fuimos excitándonos más y más y la obligué a darse la vuelta para metérsela por el culo. Ella protestó; pero de un empujón metí toda mi pinga (no es por presumir, pero mide 18 cm.), ella soltó un gemido de dolor y de placer a la vez, que a mí me asustó y por un instante pensé en sacar mi "arma"; pero ella me dijo: "si la sacas te mato… esto es como un dolor de muelas…. te duele; pero no quieres que te la saquen…. sigue metiéndola…. au… auuuuuuu… sigueeeee…. no pares cabrón”.

En un instante interminable boté mi segunda descarga y la verdad yo también pensé que estaba rendido, pero para la sorpresa de ambos, mi huevo volvió a levantarse a lo que mi tía me dijo: "pucha hijito…. Creo que ahora solo te haré una paja rusa y ya no jodas condenado" y echó a reírse.

Acto seguido, puso sus enormes tetas de pezones marrones en mi huevo que parecía que iba a reventar por lo dura y más grande de lo habitual que estaba, me hizo una tremenda paja y bañé esas tetazas con mi leche.

Se paró de la cama y me dijo: "Ven a ducharte y luego vas a casa que ya es tarde y mi hermano estará echándote de menos… mañana vienes a la misma hora y repetimos lo de hoy, vale".

Luego del refrescante baño, me besó en los labios y me dijo: "Creo que vamos a hacernos muy felices el tiempo que me quede acá".

Acto seguido, me guiñó el ojo y cerró la puerta para dejarme solo en la oscura calle que me llevaría a casa a soñar con lo que hicimos toda la tarde mi querida tía Dorita y yo…

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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