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Categoría: Maduras

Mi suegra es una tremenda puta, mi tremenda puta

Esta que les voy a contar es una historia real que me sucedió hace unos 7 meses. Lo que parecía un juego con mi novia, terminó siendo una aventura con su madre, una mujer de unos 45 años muy bien llevados.



Yo soy Matías y me he descrito en mi relato anterior, Romina, mi novia es también profesora por lo que tiene un cuerpo muy bien trabajado, además de unos tremendos pechos que vuelven loco a cualquiera. Claudia, su madre, tiene un cuerpo muy bueno ya que hace gimnasia y todo tipo de actividades para mantenerse en forma, su torneada cola la deseo desde el primer día en que la vi, y sus gomas, similares a las de su hija, eran mi perdición.



La historia es la siguiente...



Estábamos festejando la inauguración de la casa de campo de unos amigos de familia, quienes habían juntado el dinero de algunos años de trabajo para comprar varios terrenos a unos 30 Km de Pergamino. Ellos construyeron allí una casa de campo muy grande con establos para la cría de caballos de raza, y a unos 300 metros de la casa, una cancha de tenis rodeada por varios arbustos.



Unos días antes de la fiesta, muy temprano en una camioneta de pasajeros de ellos y en otra de los padres de mi novia nos fuimos a la casa de campo. Cuando llegamos todos se fueron a conocer el lugar, después a ver los establos y montar a caballo, excepto mi novia y yo que decidimos ir a jugar al tenis. Unas horas después, se acercaba la hora del almuerzo, todos habían regresado de cabalgar, y como nosotros no volvíamos la madre de mi novia, Claudia, nos fue a buscar y se sorprendió al encontrar la cancha vacía.



Jugamos unos games y como estábamos muy calientes nos acercamos, nos besamos furiosamente y empecé a tocar su concha mojada y sus tetas, y ella tocaba mi pija que estaba a mil. Le chupé las tetas y me dijo que fuéramos detrás de los arbustos para cojer tranquilos. Llegamos a los arbustos nos desvestimos mutuamente y empezamos a garchar, primero hicimos un 69 que nos dejo mas calientes todavía. Cambiamos de posición, le abrí bien las piernas y empezamos a cojer como locos; cambiamos de posición varias veces mas hasta que ambos llegamos al orgasmo casi al mismo tiempo. Después la puse como perrito, y le eché otro polvo fenomenal por la cola. Nos vestimos y volvimos a la casa, pero sin saber que Claudia nos había observado durante todo ese "partido".



Cuando llegamos a la casa todos estaban a punto de sentarse a almorzar, pero lo que nos intrigó, fue la pregunta que nos hizo Claudia ni bien entramos en la casa: "Romi, ¿cómo les fue jugando al tenis?", a lo que ella le contesto "muy bien, me ganó los 3 sets que jugamos, quedé rendida" y me sonrió picarescamente. Romina tuvo que ir a charlar con la hija de los amigos de sus padres y Claudia volvió a la carga otra vez y me dijo: "¿así que la pasaron bien jugando al tenis?", a lo que yo respondí, intrigado por la manera en que lo preguntó, "sí, la pasamos muy bien"; ella entonces dijo "los vi mas de una hora jugando y no precisamente al tenis, así que ahora quiero que me des la misma ración de sexo que le diste a la puta de mi hija", se fue y nos sentamos a comer. Después de comer se acercó a mi, yo estando sentado al lado de Romina, y con las dos raquetas de tenis en la mano le dijo a su hija: "me lo llevo a jugar un rato al tenis, espero no te moleste" y me agarró del brazo obligándome a levantarme.



Cuando íbamos caminando me decía que varias noches nos había visto a Romina y a mi haciendo el amor en su casa y que como hacía mucho que no la cojían se quedaba muy caliente. Llegamos a un lugar un poco mas recubierto de arbustos, un poco mas alejado en donde me dijo "voy a dejarte agotado, así te das cuenta quien es la mejor en la cama y de quien aprendió mi hija". La calentura que se apoderaba de ella la llevó a bajarme los pantalones y agarrarme la pija, al tiempo que decía: "que hermoso es sentir un miembro después de tanto tiempo. Quiero que me hagas ver las estrellas en pleno día". En ese momento la besé lujuriosamente en la boca y al mismo tiempo acaricie los dos hermosos senos que colgaban como frutas maduras, le pellizqué y mordí los pezones que ya estaban totalmente duros por la excitación que tenia.



En seguida la desnudé totalmente, le saqué la diminuta tanga que tenia y la pellizqué su inflamado clítoris, tironeando de él suavemente. Luego le abrí las piernas, acomodé mi miembro entre sus piernas, a lo que Claudia decía "ahhh... dale empujá". Yo le hice caso y se lo metí de un solo empujón. "Ayyy... no esperá!, ya no, me duele" me dijo con la vos entrecortada, a lo que no le hice caso y seguí con el clásico movimiento de mete y saca.



Volvió a quejarse, pero yo haciendo caso omiso de sus quejas le aprisioné las tetas y empecé a morder sus pezones, lo que hizo que los gritos de quejas se transformaran en gemidos de placer. Luego me agarró la cabeza, la aprisionó contra sus senos y me arañó la espalda, al mismo tiempo que movía las caderas en círculos como bailando una danza erótica, mientras dejaba que mi grueso pene la penetrara. Mis movimientos fueron cada vez mas intensos, hasta que un gemido de placer nos unió y yo descargué toda la leche dentro de su concha.



"Sos maravillosa, ahora me doy cuenta de donde aprendió a cojer tan bien tu hija", le dije. Ella me respondió "con razón mi hija está tan contenta, la tenés muy bien atendida, sos un animal", y después dijo "todavía no vi las estrellitas, no estoy agotada, así que vamos a seguir...". Saqué la pija que estaba flácida y comencé a chupar y morder los pezones, bajé por todo su cuerpo hasta llegar a su depilada concha, la cual besé y me tomé todos sus jugos que desbordaban abundantemente. Ella dijo "que delicioso es tener tu boca en la concha, ahora dejame que te devuelva la atención", y se subió arriba mío, agarro la pija, que estas alturas tenia la cabeza totalmente hinchada, se la puso en la boca y empezó a chuparla como un caramelo, también chupó las bolas y cuando estaba dura como para agujerear paredes me dijo: "quiero tenerla adentro de nuevo", por lo que yo acomodé la cabeza en la entrada de su concha y comencé a empujar hacia dentro, sus gemidos ya eran gritos de placer, al mismo tiempo que decía "dale metemela mas, fijate como mi conejita se come toda tu zanahoria", lo que me calentó muchísimo, pero que para sorpresa de Claudia hizo que le sacara la pija de la concha. Le dije "dale cojéme vos, cabalgá un rato", ella obedeció, se puso encima mío y se introdujo la pija lentamente, ritmo que cambio luego por una cabalgata descontrolada, de esta forma tuvo dos tremendos orgasmos, después la agarre con fuerza y giramos sin que le sacara la pija de adentro, puse sus piernas en mis hombros y metiendo y sacando con fuerza sentí que estaba por acabar, a lo que ella dijo "dame toda tu leche, quiero tomármela toda", por lo que saqué la pija se la puse en la boca y ella comenzó a mamarla hasta que una catarata de leche llenó su boca.



Ambos caímos exhaustos, yo prendí un cigarrillo, y Claudia me dijo "me hiciste ver las estrellas en pleno día de tantos orgasmos que tuve, sos fantástico, deberían darte una medalla por esto, pero ahora te pido lo ultimo, haceme la cola". Sorprendido por este pedido apagué el cigarrillo y le dije que me chupara un poco la pija mientras le lubricaba el agujerito del culo. Obedeció encantada, y chupó mi pija como un helado, al mismo tiempo yo le metí primero un dedo, después dos hasta que su agujero estuvo dilatado. Le saqué la pija de la boca y dije "tus deseos son ordenes", la puse en cuatro patas y poco a poco fui metiendo mi miembro en su culo. Mientras entraba me decía "pará, pará que me duele", a lo que yo respondí, "aguantá que ya casi entra toda", cuando mis 21 cm estaban todos adentro me quedé quieto, para que se acostumbrara al invasor que tenia dentro, hasta que me dijo "dale, cabalgame como a tu yegua". Como yo deseaba mucho ese ojete, empecé a moverme como un poseso, hasta que llegó a un violento orgasmo. Poco después , no aguanté mas y derrame toda mi leche caliente dentro de su culo. Ella dijo "que rico se siente esa leche caliente en mi culo, espero que vuelva a repetir, que sea el secreto entre nosotros", a lo que respondí "sos encantadora, lo haremos todas las veces que vos quieras".



Nos vestimos y regresamos a la casa para unirnos a los demás. Entramos a la casa y Romina nos dijo: "se divirtieron jugando al tenis", por lo que Claudia respondió "si, Matías juega muy bien, tiene una muy buena raqueta" y se fue. Lugo volvimos a la ciudad.



Varias veces me quede a dormir en casa de Romina y termine cojiendo con madre e hija, pero es el día de hoy que en mis ratos libres paso a buscar a esa mujer inigualable que es Claudia, nos vamos a mi bulín y cojemos toda el día como desesperados, es un placer único que voy a seguir disfrutando mientras pueda.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
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