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Categoría: Maduras

Mi Peluquera

Cuando empecé mi ultimo noviazgo, ella era una dependiente en un local de atención a extranjeros, allí veía españoles, latinos, asiáticos y también iba una mujer nórdica (noruega): de cabello marrón claro, tiene unos senos preciosos y unos ojos azul claros también maravillosos, para mí es fundamental que me guste el rostro de una mujer y sobre todo aquello que leo en su mirada, no me fió de todos.



Al grano, la conocí por que visitaba frecuentemente el local, de hecho la ayude con los ordenadores un par de oportunidades, coincidimos en el autobús unas cuantas veces y comenzamos una lejana amistad, cambiábamos mensajes de móvil, esporádicas llamadas, etc.  De cara al público siempre me porte distante con ella, guardamos perfectamente las apariencias, siempre me dijo que le parecía un hombre muy guapo y que le gustaba mucho mi rostro, todo se complico cuando mi novia encontró una noche un mensaje suyo (subido de tono) en mi móvil, por lo cuál tuve que distanciarme completamente de ella.



Aún así seguimos en contacto, por casualidad nos encontramos un día en que iba para su casa y me pidió que le acompañara hasta su puerta, me invito a su fiesta de cumpleaños y algo más hablábamos, pero no pudo ser. Lo poco que conseguí fue acercarme a ella y decirle: quiero que sepas como besa un latino, la sujete suave pero firme del cuello y la atraje sin dejar de mirarla a los ojos hasta que nuestros labios se unieron completamente, el beso fue delicioso tiene una forma de oscilar la lengua alucinante, lo hizo igual cuando me la chupo y si lo recuerdo me erecto de inmediato.



Ella dudaba, es 12 años mayor que yo, eso sí, supe entonces que de manera alternativa era peluquera con bastante experiencia, en llamadas sucesivas confirmamos un viernes para quedar y que me cortara el cabello; ese día llegue pronto, sobre el mediodía, un amigo me acerco en coche hasta su casa. Cuando llegue me atendió, me hizo un corte estupendo (es buena en su trabajo), cuando término me sacudió los restos de cabello me limpio muy bien la cara y se entretuvo en mi cuello.



Me levante de la silla y me ofrecí a quitarme la camisa para que pudiese concluir con esta tarea y acepto, cuando estuve frente a ella sin camisa, se quedo un rato observándome el pecho sin hacer nada. Me acerque y despacio empecé a besarla, con dulzura, me gusta la confianza y la intimidad, por encima de su hombro le quite la camiseta y bese su cuello, detrás de sus orejas, mientras lo hacia la despoje con suavidad del sujetador y me extasié en besar y acariciar esos senos grandes y suaves (va mucho al gimnasio), en ese momento ella me detuvo,  me tomo de la mano y me llevo camino de su habitación.  Allí se acostó sobre la cama y levanto suavemente su culo mientras yo le quitaba el pantalón corto y el tanga, ultimas prendas, ahora si que me deleite recorriéndola de arriba abajo con mi lengua, me entretuve en su ombligo y baje despacio hasta su coño depiladito, lo succione y acaricie y deje que mi lengua se perdiese por allí mientras la veía retorcerse de placer.



Entonces fue cuando me acomode sobre su cuerpo, ella misma me dejo los condones y la penetre sin aceleramientos lento y profundo, y de nuevo hacía afuera y hasta el final, oyendo a música de los dioses cada uno de sus gemidos, me excita cuando gimen pidiendo más.



Enlazo sus piernas tras mis pantorrillas y aceleramos el ritmo, gemía cada vez más y llego a un orgasmo intenso y largo, duro un par de minutos; ahora me tocaba a mí. Le pedí que se voltease y disfrute de ella en cuatro patas ofreciéndome sus muslos gruesos y firmes, luego la empuje contra la cama, levante su culo y me senté sobre ella dispuesto a cabalgarla, empecé a penetrarla desde mi posición erguida con los muslos a sus costados, mi mano derecha en su cuello oprimiendo su rostro contra las almohadas e impulsándome tanto como era posible, mientras gemía otro poco yo empecé a sentir mi descarga, que llego abundante y copiosa, sentí que me derramaba frenético, excitado. Caí a su lado lentamente y mientras ella recuperaba el aliento yo me cambie el condón, siempre que encuentro un nuevo cuerpo mi deseo va en aumento.



Completamente excitado y sin perder la erección de nuevo me acerque a besarla, le acaricie la espalda, mordisquee su nuca y acaricie sus nalgas, se negó a entregarme su culo pero girando hacía mí abrió sus piernas lista para recibirme por segunda vez, esta vez fue más largo, disfrutábamos más de la unión y nos acoplábamos ya más conocedores ambos de lo que al otro le gustaba, su orgasmo se anunciaba y yo seguía penetrando, disfrutando, me adapte a su ritmo, sencillamente deje que fuese su deseo el que se satisfaciera al máximo, esta vez sus grititos fueron acompañados por suspiros de placer y gusto. Aún continuamos un poco más cambiando de posición y dejando que fuese esta vez ella quien se hiciese encima y me cabalgase durante un tiempo, pero sabía que no eyacularía pronto y se me acababa el tiempo. Sencillamente se bajo de mí, me quite el condón y poniendo mi miembro erecto sobre sus labios vi como se lo tragaba y limpiaba con su maravillosa lengua, cuando la hizo oscilar sobre la punta de mi miembro me hizo estremecer de la cabeza a los pies, habíamos disfrutado plenamente los dos.



Nos quedamos allí acostados, mimándonos un poco como la pareja que nunca seríamos.



Por ultimo me levante, me duche y salí de su casa dándole un beso en el que nuestras lenguas jugaron a la mayor intensidad, salí para mi casa recibí a mi pareja con un beso cariñoso y aún tuve el valor de mirarle a los ojos y preguntarle si le gustaba mi nuevo corte; le encanto.



Nunca más se repitió, ambos lo sabíamos, yo no arriesgaría mi relación y ella no quería un novio ni nada que se le pareciese, alguna vez nos llamamos para contarnos como estamos (cada vez menos), me alegro de sus éxitos porque la considero mi amiga y le cuento de mí vida diaria con total confianza.



Ahora por problemas económicos ha regresado a su país, quizá vuelva algún día a España, pero ya se que tiene un novio, esta a gusto con él y como alguien que le estima sinceramente le deseó que su relación no se pierda con la distancia.



No hay mucho más que contar, al fin y al cabo soy un romántico que mira con nostalgia y buen corazón los buenos momentos que he vivido.


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