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Categoría: Maduras

Mi madre se emputece 03

Entre, que llegamos al puerto, atracamos la barca y bajamos todo para el coche, se estaba haciendo tarde, por lo que no fuimos para casa.



 



Nada mas llegar, mi madre dirigiéndose a Miguel le dijó.



 



Me voy a la ducha, me podrías prestar una cuchilla de afeitar.



Sube que tengo que buscarlas, que no se donde las tengo. Le contesto mi amigo con una mirada complice.



Mi madre cogió sus cosas y se marchó para arriba. Por fin me quedaba con ese gilipollas a solas, le iba a poner las cosas claras:



 



- Pero tu que coño le haces a mi madre, ella no es una de esas putas con las que andas habitualmente, no se que coño te crees que estas haciendo pero no te lo voy a consentir



.



Y entonces cogiendome totalmente por sorpresa, ese hijo de puta, me pegó con todas sus fuerzas, un puñetazo en el estómago, dejándome sin aire unos segundos al tiempo que me decia:



 



- Mira niñato, tienes suerte que eres hijo de quien eres, que sea la última vez que me hablas así y menos ahora que voy a ser tu nuevo padre, creo que necesitas alguien que te meta en cintura. Y que sepas, que esta noche, que me voy a follar a tu madre como la puta que es, así que si no te gusta, mejor que esta noche, busca una buena excusa para largarte de aquí.



 



Pero que coño estaba pasando, mi jefe, con el que tenia tan buena relación hace apenas unas horas, acababa de darme un puñetazo y amenazarme.



 



Me quede arrodillado en el suelo con las lagrimas recorriendo mis mejillas, mientras el, tan tranquilo, subía a la planta de arriba a buscar las cuchillas para que mi madre se afeitara el coño. Ese coño, que ese cabrón iba a follarse esta noche, sin que yo pudiera hacer nada para impedirlo



 



Estuve un tiempo en el suelo, y aun con fuertes dolores subí a la parte de arriba a recoger mis cosas, iba a irme de esa casa, pero a donde, estaba a mas de 200 kilómetros de casa y no conocía a nadie en esa zona.



 



Al pasar junto la puerta del baño, la vi entreabierta y mirando hacia dentro , la escena hizo que me parara en seco.



Mi madre a cuatro patas en la bañera, y Miguel sin camiseta, con la cuchilla desde fuera, afeitándole la raja del culo con un mano, mientras con la otra le separaba bien las cachas para dejar ver el oscuro esfinter de mi madre.



Pasaba la cuchilla lentamente, recreándose cuando se acercaba al ano, y atreviéndose incluso a jugar con uno de sus dedos en el inexplorado agujerito de mi irreconocible madre.



Cuando acabó, le dio un lengüetazo por toda la raja que la hizo estremecer y le dijo.



Por detrás ya te tengo lista, quieres que te ayude también por delante.



No gracias-. Dijo mi madre incorporándose- ya termino yo, que si no Marcos se va a dar cuenta



Y le estampo un pico en la boca, desnuda y mojada como estaba, pegando sus dos melones al torso desnudo de ese cabronazo que me había dado un puñetazo hacía apenas uno minutos.



- No te preocupes por el chaval, cuanto antes se acostumbre a esta situación mejor, ademas, hasta creo que le vendrá bien ver a su madre mas liberada, así seguro que coje ejemplo y madura, que falta le hace- Le espetó Miguel a mi madre, al tiempo que se , jugaba con un pezón de mi madre entre sus dedos.



 



- Bueno ya se vera. Contesto mi madre apartándole la mano.- De momento vamos poco a poco, que no quiero más líos por hoy



 



Miguel se giro, y se vino hacia la puerta, apartándome yo y disimulando como si estuviera de paso a la habitación.



Miguel me miro y dejando la puerta de baño abierta de par en par, dejando a mi madre en pelotas a plena vista, se quito el pantalón y el bañador y cogiendo ropa limpia, volvió entrar en el baño, la dejo sobre una silla y sin cerrar la puerta, sin el menor pudor, se puso a mear delante de mi madre que estaba afeitándose el coño y mía que lo miraba desde la puerta de la habitación atónito sin saber que cojones hacer de mi vida.



 



Acabando de mear y totalmente desnudo se puso de charla con mi madre, tranquilamente, como si estuvieran en la playa, si no fuera, que la muy puta, se estaba afeitando el chocho para que ese desgraciado lo disfrutara a su antojo esta noche.



Cuando acabó, le pidió una toalla a Miguel y saliendo de la ducha se dirigió a su habitación a vestirse, esta vez si cerrando por fin la puerta.



Miguel mientras, se metió en la bañera y empezando a ducharse me llamo a gritos.



- Marcos, escucha, esta noche están de fiestas en el pueblo, yo estoy molido, pero tu que dormiste la siesta, seguro que te apetece salir, así que si quieres llamo a un primo mío de tu edad que está aquí de fin de semana y sales con el y su pandilla.



 



- Está bien – Contesté cobardemente. A lo mejor el sobrino ese, podía darme alguna solución para poder marcharme a mi casa y salir de aquella pesadilla.



 



Cuando Miguel salió de la ducha, me metí yo. Luego de ducharme y vestirme, preparándome para salir, baje a la parte baja de la casa, donde me esperaba mi madre y el gilipollas sentados en el sofá viendo la tele.



Mi madre, llevaba un vestido corto, sin mangas de color blanco, como de lino, que junto que con el bronceado de todo el día, le daban un aspecto inmejorable, remarcando su barriguita pero también sus dos tetazas



Por su parte, el gilipollas, llevaba un vaquero corto , junto con una camisa, de manga corta a cuadros , totalmente desabotonada, dejando al aire su barriga y su peludo pecho.



 



- Siéntate aquí con nosotros. - Dijo Miguel.- Pero antes traenos unas cervecitas de la nevera, anda.



- Mira chaval, no soy tu chacha – Contesté de mala ostia dejándome caer en la otra esquina del sofá



- Lo ves Mar, este niñato necesita alguien que le enseñe educación y respeto – Dijo el gilipollas dirigiéndose a mi madre y sin ni siquiera mirarme.- pero no te preocupes, que entre el taller y casa, a este lo voy a convertir yo en un hombre.



-No riñáis, que ya voy yo – Apaciguo mi madre, levantándose y trayendo una cerveza para Miguel y otra para ella.



- Gracias Mar, pero lo mimas demasiado, luego no te extrañes si te sale medio lelo – Apuntillo Miguel mirándome con la misma cara que la de hacía unos minutos, cuando me dejara tendido de un golpe en el suelo.



 



Seguimos viendo un rato la tele, y Miguel pidió unas pizzas para cenar, las cual mi madre se ofreció a pagar, dado que era lo menos que podía hacer, despues de un fin de semana tan espectacular.



Espectacular para ella, que era una come pollas- Pensé para mis adentros, para mi estaba siendo el peor fin de semana de mi vida con creces.



 



Cuando estábamos acabando de cenar, llamaron al timbre.



 



Es mi primo, que viene buscarte – me dijo mi jefe. - Hoy aun que no has sido muy bueno, puedes venir lo tarde que quieras. Me dijo mientra me daba un juego de llaves, mirando cómplicemente y con una sonrisa a mi madre.



 



Pero ese mierdas que se creía, le había dado un par de morreos y unos sobeteos a mi madre y ya se pensaba que era mi Padre.



 



Me fui, con mala cara con el chaval que me vino buscar, el cual se presentó como Moncho, un tío majo la verdad, pero de mi edad, los cojones, ese chaval tendría dos o tres años menos que yo.



Fuimos charlando, y me dijo que siempre quedaban una pandilla para hacer botellón.



Cuando llegamos, la pandilla era de risa, 5 chavales de su misma edad, sin una sola tía y con dos botellas de ron del DIA para los siete que estábamos.



Estuve menos de un cuarto de hora con ellos, y comprobé que aquellos seis niñatos, no podrían ayudarme, aun que quisieran, que lo dudo. Así que fingí una indigestión por el día en barco y me fui para casa. Haber si con un poco de suerte, esos dos estaban durmiendo.



 



Cuando llegue a la casa, vi que las luces de arriba estaban todas apagadas y las del salón que daban a la parte trasera encendidas.



 



Rodee por el jardín y mire sin ser visto por una de las ventanas que estaba algo abierta.



 



Alli estaba Miguel, en el sofa, con la misma postura que cuando me había marchado, y en el suelo, de rodillas mi madre, con uno de los pies de miguel entre las manos, dándole lo que parecía un relajante masaje.



 



Por que no me los chupas un poquito, es algo que me encanta y seguro que lo haces genial.-



Le dijo Miguel a mi madre, la cual agachando, la cabeza, metió el dedo gordo en su boca, chupándolo golosamente, para luego pasar la lengua por el resto del pie, recreándose como una autentica puta, en cada dedo.



 



Las babas resbalaban por la comisura de los labios de mi madre, la cual de rodillas no dejaba de chupar el pie de mi supuesto amigo, el cual, se había desabotonado el pantalón y se estaba sobando un ya hinchado pene.



 



Mi madre acabo con un pie y siguió con el otro, dejándolo igual o mas lleno de babas que el anterior.



Mi madre estaba desatada, arrodillada como una vulgar ramera, chupándole los pies a un gordo depravado veinte años mas joven que ella.



 



Entonces Miguel se quito el panalón y mi madre fue subiendo de los pies, a la polla de mi jefe, la cual engulló, como si de el manjar mas rico se tratara.



 



- ¿ Has Comido un culo alguna vez?, a mi me encanta. hacerlo y que me lo hagan – Le dijo Miguel a mi madre.



 



- La verdad es que no, pero contigo estoy descubriendo tantas cosas, que seguro que me encanta. - Dijo la zorra de mi madre quitando por un momento la polla de mi amigo de su boca, para luego volver engullirla con una gula, propia de la mas viciosa de las putas.



 



Entonces Miguel. Cambió por fin de postura, poniéndose a cuatro patas sobre el sofá, dejando su grande y peludo expuesto, para que la zorra de mi madre se lo devorara.



 



Está se despojó del vestido que aun tenía puesto, y solo luciendo unas diminutas braguitas negras, se subió también al sofá, hundiendo su cara en el culo de mi amigo.



 



Con sus cada una de sus manos, cogía una cacha, y las separaba con fuerza, para meter su lengua en la raja de Miguel, yo en mi vida, había visto una comida de culo, exceptuando el lengüetazo que ese degenerado le había dado a mi madre en el baño, pero tenía que decir que mi madre, le estába poniendo ganas. Pasaba su lengua del ano a los huevos, que también se metía en la boca, y volvía a la inversa.



Por la cara que estaba poniendo el hijo de puta, se notaba que lo estaba haciendo de maravilla. Aquel suplicio para mis ojos, duró al menos 5 minutos, en los cuales mi madre no paro ni un solo momento de chupar y lamer cada rincón del culo y los huevos de mi jefe.



Entonce este se dio la vuelta y le preguntó:



- ¿que tal? Te gusto.



- Al principio olía un poquito fuerte, pero he de reconocer, que en cuanto te acostumbras, es genial, creo que a partir de ahora, ademas de tu chupa pollas oficial me voy a convertir también en tu chupa culos – Respondió mi madre, dejándome atónito – Pero creo que ya va siendo hora de que me folles, que tengo el coño ardiendo y tu la verga a punto de estallar



 



Y cogiendo a Miguel de la mano, se fueron escaleras arriba, imagino que a la habitación de mi madre



 



Y yo en el jardín sin dar crédito a lo que acababa de pasar. Mi amigo no solo tenía planeado follarse a mi madre, si no que ademas la estaba convirtiendo en una puta, degenerada, viciosa y cerda como jamas había visto en mis 18 años de vida.



 



Me quedé unos minutos pensando en que hacer de mi vida. No tenia otra casa ni nadie con quien ir, mi unico dinero, lo ganaba trabajando para el degenerado de Miguel, y en estos tiempos, no creo que consiguiera otro trabajo, sin estudios y sin más experiencia que la de trabajar un par de meses en un taller de coches.



 



Pensé en mis diferentes opciones, y la única conclusión a la que llegué, fue la siguiente: Me amoldaría a la nueva situación, mientras no consiguiera hacer ver a mi madre lo putero que era su nuevo amante, o le buscara otra puta a ese cabrón para que se olvidara de mi madre. Al fin y al cabo, solo era una señora casi veinte años mayor que el, de la que seguro se cansara, después del calentón inicial.



 



Con estas ideas en mi cabeza, me dirigí a la puerta principal, entrando con mucho cuidado para no ser descubierto. Me quité los zapatos y subí las escaleras sigilosamente, aun que creo, que no me oirían, mi madre estaba gritando como si la estuvieran matando.



 



Pase sin hacer ruido por delante de la puerta de la habitación de mi madre, la cual tenia la puerta medio abierta.



Dentro mi madre estaba tumbada en la cama, y Miguel encima suyo, la estaba follando con unas embestidas brutales, al ver la escena, me pare, y mi amigo, mirando hacia mi, pudo ver como yo estaba viendo como el se follaba a mi madre. Entonces, dibujando una sonrisa en su rostro, aceleró las embestidas, aumentando con ello, los gritos de perra de mi madre, al tiempo que le decía.



 



¿Quien es mi puta?, ¿quien quiere que la folle toda la noche como una zorra?.



Yo cariño, yo soy tu puta chupaculos, pero fóllame por favor, nunca me había sentido tan llena,. Dios, soy toda tuya. Resoplaba mi madre



Si putita, pues a partir de ahora ya tienes macho, eres miá y te voy a follar como y cuando quiera.- Dijo Miguel, al tiempo que dirigía la mirada hacía donde yo me encontraba



Si soy toda tuya, tu perra, pero por Dios prometeme que me vas a follar así todos los días.- contesto mi madre gritando. Sin saber, que yo me encontraba a pocos metros de ella.



 



Seguí mi camino hacia mi habitación y llorando en mi cama, me quede dormido, mientras escuchaba los gritos de mi madre y de Miguel.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
  • Votos: 1
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