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Categoría: Maduras

Mi esclava

Esta es la historia de cómo conseguí mi propia esclava sexual, ella se llama Julia una mujer de 57 años amiga intima de mi mujer. Mi hembra Julia y otra madurita llamada Lucia formamos un grupo que disfruta del sexo grupal, pero muchas veces me las cojo en forma separada.



 



Unos de los vicios de Julia es ser sometida, ella es una señora casada y dueña de una empresa, su marido la descuida por tener su amante de turno. Un dic la llame para encontrarnos y combinamos la hora y el lugar, nos encontramos y ella llevaba un bolso pequeño, llegamos al hotel, estábamos calientes así que nos desnudamos rápidamente para así tener sexo, sexo y simplemente sexo.



 



Ella se tira boca arriba en la cama para que saboree su labios vaginales, juego con se clítoris mientras ella gime de placer hasta llegar a un orgasmo, allí mismo suelta sus fluidos sabrosos y amargos, seguimos y hacemos un 69, saboreo su vagina y ella mi pija y allí los dos acabamos en tremenda acabada, ella traga toda mi lecha y no deja ni una sola gota. Después pide agua al servicio y me pide que la beba toda



 



Después de un rato y descansar, ella busca y abre el bolso y saca unas esposas y otros juguetes, la miro y pregunto – ¿A que vamos a jugar?, ella se sonríe y me dice – ya lo veras.



 



Acto seguido me lleva a la ducha se arrodilla y me chupa el pene y cuando se me pone dura me pide sometedme como quieras. Yo ya me imaginaba a que juego quería llegar, entonces la bañe con mi orina abría la boca para tomar mi fluidos, estaba re excitada, Después de hacer lluvia dorada en ella la duche y me la lleve a la cama, allí elegí los juguetitos la espose a la cama boca abajo y con cachetazos le ablande el culo, y cuanto mas la golpeaba en las nalgas mas me entregaba su culo.



 



Después busque en su bolso y encontré unos broches que los utilice para apretat las puntas de los pezones, el dolor la excitaba gemía de placer, me acerque y probé su ano mientras mis dedos se metían en su vagina ella me gritaba y me pedía que la viole que la humille, entonces no me hice rogar y puse manos a la obra, la puse en cuatro y con toda mi fuerza la penetre pego un grito que se escucho en todo el hotel, seguí follando con mucha fuerza por unos 10 minutos, mientras mordisqueaba su cuello y tiraba del cabello al acabar veía como los chorros de leche goteaban de su culo, al descansar pedimos algo de comida para los dos, pero ella comió en el piso como una perra obediente.



Decidí que ella sea mi esclava sexual, por eso le enseñe que no podía mirarme a los ojos sin mi consentimiento. Tal desobediencia seria castigada.



Después me senté en un sillón y le pedí que se masturbara, ella se acostó en la cama libre de las esposas y con un consolador empezó a frotar su clítoris, después ella se lo metió en su vagina, como disfrutaba la perrita, después de un rato se lo metió en el culo, me acerque y mientras se seguía metiendo el consolador por la vagina, me chupaba el pene, acabe en su boca y se trago mi leche.



Después seguimos foliando la agarre de nuevo por el culo y la folle después la folle por la vagina pero antes de de acabar la saque y la bañe con leche.



Después, le dije que no se lo limpiara y que durmiera con su marido sin limpiarse y que ella supiera que su macho desde ahora era yo.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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