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Mi entrenador del gimnasio

~Me llamo Rodolfo, soy un hombre casado de 45 años, mi esposa 39 años y tenemos 2 hijos. Mido 1,81 mts, cabello entrecano, ojos verdes, atractivo para muchas mujeres.
Trabajo en una oficina y mi principal problema es el sedentarismo, por lo cual subí desde que me casé, 20 años atras, de 78 a 94 kgs.la mayor parte acumulado como tejido adioso en mi panza. Para poner coto a esto me inscribí en un gimnasio que está a 5 cuadras de mi lugar de trabajo, comenzando a asistir al menos 3 veces por semana, pues funciona hasta las 24 horas los dias hábiles y hasta las 18 horas los sábados.
El local contaba con gran variedad de máquinas, pero en especial con 2 entrenadores en forma simultanea para ayudar a los gimnastas. Entre todos los entrenadores destacaba Sam, un chico cubano de raza negra, 24 años,un verdadero titan de 1,94 mts, 108 kg de musculos, cabeza rasurada,ojos jugetones,labios muy gruesos, cuello de toro apoyado en un torso anchísimo donde se marcaban los pectorales y abdominales, unos brazos mas gruesos que mis muslos y unas piernas como columnas griegas.
Cuando iba a entrenar mas de una vez me tocó con Sam y cruzabamos miradas complíces.
Pasado 2 meses estaba bastante contento, había llegado a pesar a 88 kg, mi estomago era mucho mas plano y me sentia mas energizado.
Llegó el verano y mi familia se fué a la costa, yo no pude tomar vacaciones,así que un dia sábado decidí ir a entrenar por la tarde. Eran las 17,30, sólo me quedaba media hora por lo cual empezé a hacer máquinas.El gimnasio estaba casi vacío, sólo 2 personas mas trabajando con Sam. Debo agregar que este chico llevaba poco mas de 6 meses en el país,por eso el dueño del local le facilitaba una pieza en el 2 piso del mismo gimnasio.
Termine mi trabajo físico y me fijé que las otra dos personas se habían marchado, quedando Sam y yo.
Me dirigí a las duchas, y comenzé a jabonarme cuando aparece Sam totalmente desnudo, aparentemente a lo mismo. Me di cuenta que el mito de los negros era real, pues entre sus poderosas piernas colgaba un falo mas largo que el mío erecto ,que así mide 15 cms.
Sam se acercó peligrosamente a mí y me dijo -me prestas champú-
-tómalo-le respondí
Antes que me diera cuenta, Sam me agarró ambos brazos, me arrinconó contra la pared, y empezó a frotar su cuerpo contra el mío.
-Que haces-le dije-sueltame-
-Tu también lo deseas- me dijo-desde que llegué no he tenido sexo con nadie, y tú me gustas-
-No por favor, no soy gay, no quiero- le suplicaba
-Yo soy bisexual, y ahora sabras lo que te estas perdiendo- me dijo
Todo era inútil, su fortaleza me impediía moverme, sentía como su pene comenzaba a crecer al chocar con mi abdomen. Paralelamente, su boca intentaba buscar la mía, pero yo hacía lo imposible para evitarla, pero Sam no cedía y me daba duros mordiscos y chupones en el cuello y los hombros.En un momento de descuido, su inmensa boca logró atrapar la mía y no la soltó. Cerré los labios y dientes, pero su potente lengua se comenzó a colar por ellos hasta que se introdujo en mi cavidad oral. Intente empujar su lengua con la mía, pero se transformó en una lucha perdida y terminamos besandonos en forma salvaje.Sentí que me comenzaba a excitar y mi pene se comenzo a poner duro.
Pensé no vale la pena seguir resistiendo, y me entregé.Sam soltó mis manos y comenzamos a acariciarnos, yo recorría su poderosa espalda, mientra Sam amasaba mi culo con sus fuertes manos.En un momento Sam empezó a meter un dedo en mi ano, y yo solté un profundo suspiro, a través de su boca, pues no nos habiamos separado y seguiamos besandonos cada vez con mayor intensidad.
-Vamos a un lugar mas comodo-dijo Sam
Me levantó en sus brazos como si fuera un bebé, y me llevó subiendo los escalones de dos en dos, al segundo piso. Allí había una cama circular, y sin mucha delicadeza me lanzó en ella, inmediatamente se tiró sobre mí y nuevamente comenzamoas a besarnos y acariciarnos.
Sam comenzó a bajar, besando,succionando y lamiendo mi tórax y abdomen hasta llegar a mi falo, se lo introdujo todo de una sentada en la boca y empezó una aspiración extrema. Legué a pensar que me iba a arrancar el miembro de lo fuerte que lo chupaba.Luego de un rato, se saco mi miembro y comenzó a lamer mis bolas, me levantó los muslos y alcanzó mi ano, el cual al principio lamió con suavidad, para posteriormente seguir con la introducción de la lengua acompañada de largos chupones. Al menos quince minutos le dedicó a mi ano.
En seguida apartó mis gluteos y se puso de rodillas, apuntando la monstruosa cabezota de su picha, parecida a una ciruela, a mi agujero anal. Miré con terror como su glande húmedo por el liquido preseminal comenzaba a empujar el agujero de mi culo húmedo por su saliva.
Mis quejidos se fueron transformando en gritos e intenté escapar, pero Sam nuevamente atapó mis manos y hechó su cuerpo sobre el mío, con lo cual introdujo dos tercios de su falo, que mediría 28 cms de largo con un grosor mayor a mi muñeca. Su boca de nuevo de fundió con la mía tapando mis quejidos y gritos.
Sam comenzó a acelerar el ritmo, logrando meter toda su monstruosa serpiente en mi culito, sus bolsas escrotales golpeaban con fuerza mis nalgas.Yo no aguanté mas y comenze a eyacular, mi semen bañó nuestros vientres y abdomenes. Pasaron al menos diez minutos hasta que Sam empezara su descarga, dejó de besarme, y me mordió brutalmenente el hombro derecho, sus embestidas fueron mas profundas, sus manazas abrieron al maximo mis nalgas y sentí los chorros de crema caliente que entraban en mis intestinos. Al menos veinte descargas, que después comenzó a rebalsar mi ano.
Sam mantuvo su pene en mi culo hasta que se puso flaccido, aún así costo sacarlo, y produjo un ruido como al destapar una botella de champaña cuando finalmente libró su glande de mi hueco.
Solo queda decir que nos transformamos en amantes, ese fin de semana al menos hicimos el amor seis veces mas. Sam era el macho dominante y me manejó a su arbitrio. Me dejó una vez penetrarlo, una experiencia apoteosica introducir mi pene en ese culo con gluteos de acero y un ano que estrujo mi falo hasta casi estrangularlo succionando hasta la última gota de mi semen.
En el futuro contaré como mi esposa conoció a Sam, y formamos un triangulo perverso.

Datos del Relato
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