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Categoría: Maduras

Mi aventura con mi joven vecino Rubén.- I

Recordaran por otros relatos anteriormente publicados, que en el mismo bloque donde nosotros vivimos, vive también un matrimonio, con el que nos llevamos bastante bien, en el que el marido ya me ha tirado más de alguna vez indirectas con la idea de tantearme para ver si podía sacar algo conmigo (yo me hago la tonta y no le doy pie, pero veo que lleva bastante tiempo tras de mi y que le gusto bastante). Este matrimonio tienen un chaval, de unos 18 años, se llamaba Rubén y es amigo de mi hijo (aunque tiene fama en el barrio de ser un macarra, es un buen chico) y por la fama que tiene siempre le digo a mi hijo, cuando está en España (recordad que pasa casi todo el año, a excepción de unos días en verano, en Inglaterra) que procure evitar su compañía. Pero vuelvo a decir que aún con sus pros no es mal chico, le conozco bien de toda la vida pues como aquel que dice le he visto crecer.

Recordareis que nos vio, uno de los días que estuve a solas con Matías en mi casa (mi marido estaba fuera por temas de trabajo y aún no había ocurrido lo de ponerle los cuernos en su cara y con su consentimiento), al ir a coger el coche en el garaje con una ropa un poco atrevida con la que prácticamente se me veía todo lo que debería de ocultar de mi anatomía. Él al verme me dio los buenos días y no quitó ojo de mi cuerpo, seguro que la pinta que llevaba le choco comparándolo como habitualmente me veía y también saludó a Matías.

Pues bueno a partir de ese día me fui dando cuenta que aprovechaba cualquier momento o escusa para poder verme, saludándome muy educadamente , y en más de una ocasión, note como hacía lo posible al cruzarnos o estar en el ascensor para rozar su cuerpo con cualquier parte del mío.

Yo no lo di importancia, y siempre pensé que era una calentura de chiquillo, debido ha como me había visto aquel día en el garaje, pero también me gustaba pues me hacía ver que aún podía levantar miradas y más viniendo estas de un chaval tan joven, esto me subía mucho mi ego.

Así estuvo varios mese, los últimos de mi embarazo, pero a raíz e haber parido yo, note que sus miradas y encuentros eran más seguidos, Rubén me estaba buscando siempre que podía para mirarme y si era posible darse algún roce casual con mi cuerpo. Una tarde que estaba sola en casa y estaba en mi habitación, una de las veces que miré hacía la ventana, me pareció como ver una persona mirando desde el piso de enfrente (era el de los padres de Rubén), esa habitación era el dormitorio de los padres de Rubén. Yo como no estaba segura de que hubiera alguien (podía haber sido mi imaginación) hice como si no hubiera visto nada y seguí haciendo las cosas de casa. Cuando paso un minuto o dos disimuladamente miré hacía la ventana y efectivamente alguien estaba observándome desde la otra vivienda ocultándose en la oscuridad de la habitación y en el reflejo de los cristales. No podía ser otro que Rubén, pues su padre a esa hora está trabajando y su madre suele salir todos los días a caminar con otras mujeres del barrio por esa hora. Entonces, con el fin de calentarle un poco y subir su calentura, me di la vuelta y dándole la espalda comencé a desvestirme como si fuera a cambiarme. Me quite la bata que llevaba encima y me quede solamente en sujetador y bragas (como de costumbre una talla más pequeñas que lo normal, para que me resaltaran aún más mis pechos y las bragas al ser muy justas, hacían que se me marcara toda mi raja e incluso se metieran entre ella. Me di la vuelta como si fuera para el otro lado de la habitación, pero acercándome cada vez más a la ventana, con el fin de que él me viera bien. Pasé delante de la ventana y desaparecí durante un ratito de la vista de él. Luego me quite el sujetador y las bragas y de nuevo volví hacía la ventana pasando completamente desnuda delante de ella para que él me viera. Luego me dirigí hacía la cómoda y cogí otro juego de bragas y sujetador (esta vez transparente negro, con el fin de que se me transparentaran mis pezones y mi rajita, pues por esa época estaba con mi coño y pubis afeitado debido al haber parido hacía menos de 25 días, aunque ya se empezaban a ver los incipiente pelos que me empezaban de nuevo a salir), una vez que los cogí me volví con ellos en la mano mirando hacía la venta y levantando mis brazos (con el fin de que pudiera ver la pelambrera de mis axilas), me comencé a poner el sujetador y luego las bragas, permaneciendo con ellos puestos un poco, menos de un minuto, mirando hacía la ventana con el fin de que él me apreciara perfectamente durante un buen rato. Luego de nuevo me dirigí hacía el armario pasando delante de la ventana, cogí la primera ropa que me pareció y según me la iba colocando me fui acercando de nuevo a la ventana, cuando llegue ya tenía puesta la blusa , me asome a la ventana como si fuera a ver algo en la calle (pero evitando mirar a la ventana de enfrente), luego me di la vuelta y llegue hasta media habitación ( lo suficiente para que el me pudiera ver todo mi cuerpo, entonces agachándome hacía adelante como si cogiera del suelo la falda y sacando mi culo ( para que él le viera bien, con mis bragas metida por la raja del mismo) cogí la falda y me la puse. Después me di la vuelta y fui de nuevo hacía la ventana hice con que examinaba los cierres levantando de nuevo mis brazos para que viera la pelambrera de mi sobaquera, para que se excitara, me di la vuelta y salí de la habitación.

Me había gustado exhibirme ante mi espectador y sentirme admirada y deseada, esto me calentó e hizo que se me mojaran por la excitación mis bragas recién puestas.

Entonces cogí y sabiendo que estaba solo, fui a su casa en el mismo pasillo y llame a la puerta. Tardó en abrirme, cuando lo hizo se puso colorado como un tomate, yo le mire sonriendo y me fije que en su entrepierna tenía un bulto apreciable y una buena mancha de humedad, entonces le pregunté:

“Rubén, ¿está tu madre?, quería decirla una cosa”

Él muy apurado viendo que yo no dejaba de mirar hacía su entrepierna, me dijo:

“No señora Esperanza, ha ido a dar el paseo con las amigas como todas las tardes”

Yo le contesto:

“! Oh perdona no lo sabía, como yo no suelo estar aquí a estas horas los demás días”

Y él impulsivamente, sin pensarlo me dice:

“Ya, ya lo sé, pero hoy sabía que estaba usted pues la he visto llegar. Necesita que la ayude en algo, yo ahora no tengo nada que hacer”

Le digo:

“No, no te preocupes Rubén, lo que la quería preguntar son cosas de mujeres y no tiene importancia, no hace falta que la digas nada, ya en otra ocasión cuando la vea la pregunto. Entonces me has visto llegar ¿y porque no me has dicho nada?, sabes que me encanta saludarte y hablar contigo. Bueno te dejo no te entretengo más que tú seguro que ahora tendrás que hacer y al menos acabar lo que te he cogido haciendo y has tenido que dejar a medias por abrir la puerta”

Esto se lo dije con una risita picarona dirigiendo de nuevo mi mirada hacía la mancha de humedad de su pantalón y guiñándole a la vez mi ojo derecho.

Él se pudo muy colorado y me dijo:

“Hasta luego señora”

Yo ahora tras el parto, comencé a estar más tiempo en casa (sobre todo por la tarde), pues a casa de Marisa solo iba a supervisar y ver cómo iba el negocio por la mañana (dado que no tenía pensado volver al trabajo de prostitución, por lo menos hasta que no hubieran pasado  dos o tres meses del parto , al menos, y tras comer volvía a casa (unas veces comía con Marisa e Inés y otras la mayoría venia a casa y comía sola). Rubén me tenía cogida mis horas y todas las tardes estaba pendiente de la entrada mía en la habitación para cambiarme. Yo lo sabía y me recreaba y me exhibía cada vez más explícitamente dejando mi anatomía desnuda más tiempo de lo normal a la vista. Así estuve un tiempo e incluso hubo días que me quedaba desnuda o bien en bragas y sujetador para andar así por la casa, con el fin de que él me pudiera ver cada vez que pasaba por alguna ventana o balcón. Así transcurrieron varios días y a eso de las dos semanas de mi primera exhibición, el jueves, estaba yo comiendo en casa (en esta ocasión me encontraba solamente con las bragas puestas) llamaron a mi puerta, cogí una bata de estar por casa, me la puse por encima y fui abrir la puerta, era la madre de Rubén, la abrí y la dije:

“! Hola Sofía!, dime qué quieres”

Ella me contesta:

“! Hola Esperanza!, ¿puedo pasar?”

Yo la echándome a un lado y quitándome de la puerta la digo:

“Si, si, perdona, pasa por favor”

Ella entra, cerramos la puerta, la paso al salón y me dice:

 “Esperanza, vengo a pedirte un favor. Mira hace tiempo que llevamos planeando un viaje de 4 días a Galicia mi marido y yo con Rubén, y ya tenemos las reservas y billetes sacado y todo (lo hemos hecho con dos meses de antelación, porque de esa forma nos hacían descuento), pero ha surgido un inconveniente y es que a Rubén le han puesto un examen precisamente el lunes y no puede faltar, pues si lo hace suspenderá la asignatura. Nosotros hemos incluso pensado en anular el viaje y quedarnos, pero el propio Rubén nos ha dicho que no seamos tonto, que nos vayamos, que con el tiempo que llevamos pensando en el viaje no lo vais a dejar por mí, que él se puede quedar solo que ya no es un niño, que nos fuéramos y no nos preocupáramos por él. Pero tú tienes hijo, de su edad, y ya sabes como son, y me da no se qué dejarlo solo por si se desmadra, trae a los amigos o alguna amiga a casa y arman alguna. Entonces quería pedirte que si no te importa y pudieras echarle un vistazo, yo me iría más tranquila. Sé que él te admira mucho y seguro que si le digo que te quedas  tú para cuidarle, seguro que él accede, pues si se lo pido a otra vecina o amiga, seguro que él se opone y no consiente en que nadie este cuidándole. Sé que a lo mejor te estropeo el fin de semana pero es la única solución que he visto, te lo agradeceré toda mi vida y si tuviera que hacer yo lo mismo contigo en alguna ocasión no dudes que lo haré, sea lo que sea y estaré siempre dispuesta para lo que tú quieras o ayudarte si necesitas alguna vez ayuda.”

A mí esto me coge de sorpresa y rápidamente hago una revisión por si tuviera algo que me lo impidiera y veo que no, y tampoco tengo nada previsto, es más estaré sola todo el fin de semana e incluso la semana que viene, pues mi marido marcha esta noche del jueves para Francia, donde estará hasta el siguiente jueves. De modo que la digo:

“No te apures Sofía, me quedaré encantada al cargo de Rubén, a mí también me cae muy bien y además es un buen chico. Eso sí, si no te importa y a él tampoco prefiero que se venga aquí a mi casa, por lo menos para comer y dormir que yo estar yendo y viniendo. Además Pedro está de viaje este fin de semana y no volverá hasta el jueves y de esa forma si él duerme aquí en la habitación de mi hijo, me hará compañía y no me sentiré tan sola y no tendré miedo. Como ves nos hacemos un favor mutuamente. Iros tranquilos, que yo me ocupo de todo, verás como todo sale bien, y que os lo paséis bien. Dime si Rubén acepta o no, si ves que pone alguna pega, dile que no se preocupe que yo no seré un guardián, que le dejaré estudiar y salir con sus amigos como hace con vosotros y que además procuraré que no os eche de menos, que lo vamos a pasar bien. Puedes vendérselo de tal forma como que es él el que me va hacer el favor a mi cuidándome en la ausencia de mi marido y que de esa forma nos hacemos compañía los dos y no estamos solos ninguno”.

Ella entonces con la cara iluminada por una sonrisa, se acerca a mí y dándome un beso me dice:

“Gracias Esperanza, por hacerme este favor. Es buena idea lo de hacerle ver que de esa forma es él el que te cuida a ti y no estáis dolos ninguno de los dos. Lo más difícil es que acceda a venirse aquí, pero yo creo que si le ruego un poco y si duda un poco se lo pides tú, seguro que accede y dice que si”

Cuando Sofía salió, me fui de nuevo a la cocina y acabe de comer, tras comer me quité de nuevo la bata y me quede como estaba antes de que llamaran a la puerta, solo con mis bragas puestas y mis gordos pechos al aire bamboleándose como dos campanas.

A eso de las cuatro de la tarde hoy a Sofía que salía y se iba con las amigas de paseo. Entonces fui hacía mi cuarto y según entraba mire a la ventana del otro piso y pude ver que Rubén ya estaba situado en su sitio de costumbre, Entonces estuve dando vueltas como si estuviera haciendo algo en la habitación tal como estaba, es decir en bragas y con los pechos al aire. Cuando llevaba dos minutos dando vuelta me senté en la cama mirando hacía la ventana y me saque mis bragas quedando completamente desnuda, entonces abrí un poco más mis piernas y lleve una mano a mi coño y me lo acaricie unas dos o tres veces. Luego me puse de pie y me dirigí a la cómoda, cogí un nuevo conjunto de bragas y sujetador negro  transparentes y me los coloque mirando hacía la ventana luego me dirigí al armario, cogí la camisa negra más transparente que tenía me la puse y una falda también más corta de lo normal (quedaba como a unos veinticinco centímetros el final de la falda de mi rodilla), me mire al espejo hice como si me arreglara y salí de la habitación.

Me dirigí a casa de Rubén, sabiendo que su madre no estaba, llame a la puerta y él me abrió, al hacerlo me dijo:

“Hola señora Esperanza, mi madre no está, acaba de irse al paseo”

Yo entonces le digo:

“Mira Rubén, si venía a ver  a tú madre, pues ha estado hace un rato en mi casa para ver si quería cuidarte este fin de semana, que ellos se marchan de viaje y no querían que te quedaras solo. Yo les he dicho que encantada, pero que tú ya eres un hombre y no haría falta, pero que ya que ha surgido así y mi marido tampoco va a estar hasta el jueves que viene, que si tu Rubén quisieras venirte a mi casa de esa forma nos cuidaríamos los dos uno al otro y no estaríamos ninguno de los dos solos ¿tú me harías ese favor de cuidarme y ser el hombre de la casa estos días que no estará mi marido Pedro? . Anda hazlo por mi, me da tanto miedo estar sola en casa y si tú te vienes estos días aquí a mi casa al tener un hombre en casa que me cuide estaré más tranquila, por favor di que sí. Si dices que sí me llenarás de alegría y verás cómo lo pasamos bien y encima tus padres creerán que cedes por ella y los harás también muy felices, ¿Qué me dices?”

Él con la cara llena de alegría me dice:

“Sí, claro que sí, tú no te preocupes Esperanza yo cuidaré de ti y no tengas miedo que yo te protejo. Una pregunta ¿estaremos solos tú y yo en la casa?”

Yo le contesto:

“Gracias Rubén, eres un buen chico. Si estaremos solos tú y yo, ¿te importa?, de esa forma podremos hacer cada uno lo que quiera y nadie nos molestará. Seguro que nos lo pasamos bien”

Esa misma tarde, al llegar del paseo se acerco Sofía a mi casa y me dijo :

“Esperanza Rubén acepta encantado quedarse en nuestra  ausencia contigo y aunque un poco a regañadientes también lo de venirse a tú casa para comer y dormir, dice que si es para que no estés sola y que no tengas miedo que lo acepta”.

 Yo me hice la tonta y puse cara de alegría y la dije:

“No ves Sofía como era buena idea hacerle ver que era él el que me ayudaría a mí y cuidaría de mí, en vez de decírselo al revés ( que se quedaría a mi cuidado) a veces tenemos que ver como decimos las cosas a nuestros hijos para que ellos hagan lo que nosotros queremos, pensando que lo hacen por su propia voluntad. Pues el sábado le espero aquí que venga cuando quiera”

El sábado a eso de las 10,00 de la mañana, vino Sofía a despedirse con su marido (que no me quitó la vista de encima en ningún momento y sobre todo de mis pechos), y me dijeron que marchaban, que Rubén se quedaba estudiando en su habitación y que a la hora de comer vendría y traería sus pocas cosas necesarias para dormir. Me dieron cada uno un beso en mi mejilla (aunque el del marido trato de acercarse al máximo a la comisura de mis labios y se marcharon.

A la una de la tarde se presentó Rubén con un pequeño bolso y llamando a mi puerta al abrir me dijo:

“Señora Esperanza, ya estoy aquí, como no sabía a que hora tiene usted costumbre de comer he venido ahora, para traer mis cosas y ya de paso preguntarle a que hora comeríamos”

Yo llevaba una bata de estar por casa atada a la cintura que me llegaba como una cuarta por encima de las rodillas, como sabía que él vendría me la había dejado un poquito abierta para que se pudiera ver mi canalillo y parte de mis pechos (pero sin pasarme). Entonces le dije:

“Pasa Rubén no te quedes en la puerta, esta casa es la tuya ahora y cuando quieras. ¿Te parece bien a las dos para comer?.”

Él contesta:

“Si, es buena hora”

Entonces le digo:

“Mira sígueme, te enseñare el cuarto que vas a ocupar estos días que vas a pasar conmigo hasta que vuelvan tus padres, y así dejas de paso tus cosas. Veras que a gusto vas a estar y lo bien que lo vamos a pasar. Tú por mí no te cortes, tu haz lo que habitualmente haces en tu casa, yo no voy a ser tu guardiana, es más me encanta que tú seas el mío y en estos días que TAMPOCO ESTA MI MARIDO EN CASA hayas accedido a estar aquí conmigo para cuidarme”

Pasé yo delante y las pocas veces que mire hacia atrás pude ver que Rubén no apartaba sus ojos de mi culo y mis nalgas. Al llegar, entré en el cuarto y como si fuera a mirar algo bajo la cama me incline hacia delante para que el pudiera apreciar todas mis piernas y nalgas hasta incluso ver mis bragas. Antes de incorporarme me di la vuelta  y me quedé en esa posición (en la que por el hueco de la bata de mi cuello se había abierto aún más y se me veían completamente mis pechos cubiertos por mi sujetador transparente) le miré a los ojos y vi como se dirigían hacia mis pechos, entonces me fui levantando poco a poco despacio para que pudiera recrearse en la vista que tenía delante y cuando estuve de pie le dije:

“¿Qué te parece? ¿Te gusta?, es el cuarto de mi hijo, he elegido este en vez el de invitados para que estés más cerca del mío, que es este de al lado, por si tuviera miedo, de esta forma al estar pared con pared me puedes cuidar mejor. Bueno te dejo, que coloques tus cosas”

Cogí y dándole una palmadita en el hombro salí de la habitación y me dirigí a la cocina. Cinco minutos después aparecía él y me dice:

“Señora Esperanza, quiere que la ayude en algo “

Le contesto:

“No no te preocupes Rubén, ya está casi todo hecho y lo que queda es cosa de mujeres”

Él me dice:

“Bueno pues entonces voy aprovechar el tiempo que queda para estudiar un poco en casa, a las 2 de la tarde estoy aquí para comer”

Diciendo esto se dirigió hacia la puerta, la abrió y marcho. Cuando acabe de hacer la comida (quedaban aún 15 minutos para que fueran las 2 de la tarde), me dirigí hacía mi cuarto y me quite el sujetador y mis bragas, quedando completamente desnuda solamente me deje puesta las medias. No tenía pensado que durante la comida pasara nada con Rubén, pero si quería que con gestos y posturas mías, como por descuido, pudiera ver y darse cuenta que no llevaba nada debajo. Quería hacerle sufrir un poco y ponerle muy caliente antes de entregarme a él, (cosa que tenía pensado hacerlo esa misma noche). Después puse la mesa y esperé a que mi invitado llegara. Fue puntual como un clavo a las 2 de la tarde sonó el timbre de la puerta, abrí y era él, le hice entrar, nos dirigimos hacía el comedor y le indiqué su sitio, hablamos un rato y yo me dirigí hacía la cocina para coger la comida. Puse la cazuela en el centro de la mesa y después colocándome al lado izquierdo suyo de tal forma que quedará cerca mi cuerpo de su vista. Cogí su plato en una mano y con el cazo en la otra, metí este en la cazuela y comencé a servir su plato. Al ir a ponerlo en la mesa me incliné hacía delante (a propósito) dejando que él pudiera ver mis tetas completamente desnudas bajo mi bata (creo que en la posición que el estaba y en la que yo me puse, pudo ver sin ninguna dificultad mis gordas tetas y mis pezones y aureolas) , le noté que se ponía nervioso y yo haciendo como si no me diera cuenta serví mi plato y me senté en mi sitio al otro lado de la mesa frente a él. Mientras comíamos este plato, no pasó nada especial, yo le veía que aprovechaba todas las ocasiones que se le presentaba para ver si de nuevo podía volver a ver mis pechos, pero no lo consiguió. Hablamos de asuntos sin importancia y cuando terminamos de comer el primero, recogí los dos platos, las cucharas y los puse encima de la cazuela donde había traído la comida. Me dirigí hacía la cocina para dejarlo y traer el segundo plato y antes de abandonar el comedor, deje caer una cuchara (con idea), entonces me incline para cogerla dándole la espalda, de tal forma que al hacerlo él pudo apreciar perfectamente mi culo completamente desnudo y con ello se dio cuenta que no llevaba bragas. Yo cogí la cuchara y la pude de nuevo encina de los platos e incorporándome me dirigí hacía la cocina, donde los deje. Luego en vez de coger la fregona para recoger los restos de comida y grasa que había dejado la cuchara al caer, fui con un baño con agua y una bayeta y colocándome en cuclillas frente a Rubén (desde su posición y con la postura que yo adopte, él pudo verme mi coño completamente desnudo, pelado al habérmelo tenido que afeitar para el parto, aunque ya se veían de nuevo incipientes pelos saliendo y adornándolo), como si no me diera cuenta que le estaba ofreciendo a su vista la parte más intima de mi cuerpo, cosa que me confirmo él mismo al estar bebiendo y sufrir un atragantamiento. Yo seguí como si no  pasara nada limpiando la mancha y secándola, después al acabar , cogí el baño y la bayeta me puse de pie y me dirigí hacía la cocina. Allí cogí el segundo plato e hice la misma operación que había realizado al servir el primero, incluso deje que mi bata se abriera un poco más. A lo largo de este plato, Rubén dejo caer unas cuantas de veces varios objetos al suelo, para cuando se inclinaba a cogerlo mirar hacía donde yo estaba (que al ver que se le caía lo que fuera, yo abría mis piernas más de lo normal, para que él tuviera las mejores vistas posibles) y poder asegurarse de que no llevaba puesta bragas y ver mi almejita desnuda y expuesta para que él la apreciara a su gusto y antojo.

Tras el postre tomamos el café y después me dijo:

“Perdone señora, me puede indicar dónde está el servicio, pues necesito ir al él”

Yo con una sonrisa picarona en  mi cara le indique donde estaba. Al levantarse, por mucho que quiso taparse, no pudo evitar que yo apreciara un buen paquete y un bulto en su pantalón producido por la excitación y la calentura que le había producido el ver las partes más íntimas de mi cuerpo. Tardo por lo menos cinco minutos, al volver me dijo:

“Señora, yo me voy a ir a estudiar a casa, pues así en mi habita me concentro mejor y asimilo mejor lo que estudio. ¿A que hora quiere usted que venga a cenar?”

Yo le contesto:

“Puedes venir a las nueve, de esa forma ya te vas cenado cuando vayas a salir con tus amigos y yo me pondré a ver la televisión, si no llegas muy tarde te espero, sino pues ya me encontrarás dormida”

Él diciendo:

 “De acuerdo”

Salió y se marchó. Yo entonces me acerqué al baño y aunque había tratado de recoger todo, algo se le paso, pues en la toalla había un cuajarón de semen, sin duda suyo. Rubén había ido al servicio para masturbarse pensando en mí, tras verme en la comida tanto mis pechos como mi coño. Ver su semen y pensar que se había masturbado por mí y al recordar cómo había exhibido mis partes más intimas (como si no me diera cuenta) ante él, hizo que sintiera un calor en mi entrepierna, cogí la toalla y acercando la parte donde estaba su semen lo olí y después lo chupe tragándomelo. Luego me senté en el wáter y llevando mi mano derecha a mi sexo comencé a acariciarme hasta conseguir venirme en mi mano pensando en mi joven vecino.

Estuve toda la tarde muy nerviosa y excitada, me encontraba como una jovencita pensando en su primera cita. Me excitaba el juego de exhibición y provocación que estaba realizando ante mi joven vecino, y también se me había levantado dentro de mí unas ganas locas por entregarme a él. Para ver si me olvidaba un poco del tema y se me pasaba la calentura que el chaval me había levantado, salí a eso de las cinco a dar una vuelta y pasear un poco, pero no era capaz de apartar de mi cabeza la idea de ser poseída por este chaval de la misma edad de mi hijo y amigo suyo. A las siete regresé a casa y comencé a preparar la cena, dejándola lista para calentarla y servir. Después me senté un rato a ver la televisión y estuve buscando entre los videos que teníamos en casa un poco eróticos, pero sin ser pornográficos, alguno en los que hubiera alguna relación de una mujer madura con algún jovencito, encontrando una película italiana interpretada por Serena Grandi, se titulaba La Iniciación. La puse un rato y la pasé en el modo rápido, parando algunas veces para ver alguna que otra escena. La película estaba ambientada a principios del  siglo  XX, más concretamente en 1914 durante la primera guerra mundial. En una lujosa casa de campo, un joven, está prácticamente solo con todas las mujeres de la casa, dado que los hombres se encuentran luchando en la guerra. Comienza a tener relaciones y escarceos sexuales con todas ellas, con su hermana, tías, criadas, etc. llegando al punto de incluso quedar embarazadas a la mayoría de ellas. Al verla, como he dicho pensé que me podía servir para calentar aún más a mi huésped e incluso señalarle el camino para que me abordara y se lanzara y si no lo hacía al menos hacerle ver que podía hacer lo mismo que veía conmigo.

A las 8,30 me fui a mi habitación y comencé arreglarme para la ocasión. Ahora no quería estar desnuda debajo de una casa de estar por casa, quería estar guapa, excitante y provocadora pero vestida, tanto con ropa interior como por encima de esta. Fui a mi cómoda y busque entre los conjuntos que tenía convencionales de esposa y madre respetable, pero sexi y encontré uno de color marfil, semitransparente, tanto las bragas como el sujetador, por supuesto era una o dos tallas más pequeño que el que debía de utilizar. Me le coloqué y me miré al espejo. El sujetador me realzaba bastante mis grandes senos y a través de él se podían apreciar perfectamente la mancha oscura de mis grandes aureolas y pezones. Al ser una o dos tallas más pequeño, hacía que mis tetas parecieran que se iban a salir de él, quedándome muy pronunciado y tentador el canalillo que formaban mis dos melones. Las bragas, aunque no eran de esas grandes altas, tapaban bastante, pero al ser más pequeñas y transparentes, dejaban ver con todo lujo de detalles y se señalaba la forma perfectamente en ella de mi coñito, quedando muy apretado a mi cuerpo y saliéndose parte de los mofletes de mi culo por los lados. Al verme reflejada en el espejo me gusto mi aspecto, era perfecto para la seducción y poner muy caliente a cualquiera que pudiera verlo. Después me puse unas medias del mismo color, sujetas por una ligas (no quise ponerme liguero, para parecer más natural como un ama de casa normal). Después busque una camisa de seda también de color marfil, la cual me la abroche unos pocos botones, dejando los tres últimos botones sin abrochar ( y con la idea que en cualquier movimiento se me pudiera desabrochar el cuarto), y luego completé mi vestuario con una falda de vuelo tipo colegial de color azul , con una abertura hasta medio muslo por uno de los lados, de tal forma que con cualquier movimiento se podría ver mis piernas y si estaba sentada incluso parte de mis muslos si me hacía la distraída y no hacía por taparme. Su terminación quedaba como a una cuarta de mi rodilla. Volví a mirarme y di varias vueltas sobre mí para ver que se me podía ver con movimientos y vueltas rápidas o bruscas. Me senté en varias posturas para ver en cual le podía enseñar y provocar más y en un momento determinado saber cual elegir para ponerle caliente. Después me arregle un poco la cara, me di un poquito de rime en los ojos y me pinte los labios con una barrita más de brillo que de color, quedando mi cara bastante natural pero arreglada, yo me veía bastante bien y estaba segura que a mi anfitrión le levantaría aún más sus ganas hacía mí. Cuando termine, me dirigí al salón y puse el televisor y espere impaciente a que sonara el timbre y llegara Rubén.

A las 8,57, sonó el timbre de la puerta, era él, abrí le hice pasar y pidiendo permiso se dirigió al servicio para lavarse las manos. Al volver fuimos derechos al comedor ocupando cada uno las mismas posiciones que al mediodía, tras charlar un instante, me levanté para ir a por la cena y entonces él me dijo, un poco cortado:

“Señora Esperanza, está usted guapísima, esa ropa le sienta muy bien, y perdone por mi atrevimiento, pero es que no me he podido aguantar decírselo, pues la llevo observando desde que he entrado hace un momento en su casa”

A mí me cogió por sorpresa y girándome (rápidamente) haciendo que mi falda al revoletear dejara más espacio libre de mis piernas y él pudiera ver más de mí anatomía le dije:

“¿Te gusta?, es lo primero que he encontrado, no me parecía bien estar en la mesa como esta mediodía con la bata de estar en casa y he decidido ponerme este conjunto. Me alegra que te guste, no es fácil encontrar un joven tan guapo que eche esos piropos a una vieja como yo.”

Entonces él me contesta:

“Señora, usted de vieja no tiene nada, cuantas jóvenes de mi edad quisieran ser como usted y es tan bella que gusta a cualquier hombre, joven, de mediana edad, mayores, con cualquier cosa que se ponga, por lo menos a mí eso me ocurre”

Yo siguiendo la conversación le digo:

“De verdad te gusto Rubén, si podía ser tú madre, date cuenta eres de la edad de mi hijo, tu amigo. Eso lo dices por alagarme, seguro que tienes todas las jovencitas que quieras a tu alrededor”

Me contesta:

“No señora, no se lo digo por alagarla, es la pura verdad, desde hace tiempo me gus……. (Él se calla y no se atreve a acabar la frase)”

Entonces yo le digo:

“Bueno, vamos a dejar el tema por ahora, quizás….luego…., bueno, bueno dejémoslo, voy a por la comida que si no se nos va a enfriar”

Me había cogido por sorpresa, los comentarios del chico y lo lanzado que estaba, se veía que no era tan vergonzoso con las mujeres, ni tan prudente como otros chavales de su edad y por la forma de desenvolverse parecía tener bastante práctica en el arte de seducir a chicas de su edad, aunque con una madurita como yo, también se lanzaba aunque supiera que le pudiera parar. La verdad es que no había pasado de alargar mi cuerpo y confesar que le gustaba (no me había dicho que me deseaba o que pensaba o había pensado estar conmigo y poseerme), con esas palabras solo no ofendía y aún mantenía su respeto hacía mi y guardaba las distancias, pero trataba de abrir el camino para ver si conseguía algo más. El chaval era un pícaro y atrevido, con razón tenía la fama de macarra que tenía en el barrio. De todas formas si él había sido el primero que había insinuado algo, mejor para mí pues me haría más fácil llevar a cabo lo que llevaba todo el día deseando: Entregarme a él, quizás no tuviera que esperar al día siguiente, si las cosas se precipitaban y se presentaba la ocasión esa noche la aprovecharía y sería suya, yo creo que él era de la misma opinión.

Volví de la cocina y le serví su cena, como había hecho con la comida al mediodía. A lo largo de la cena, trato de averiguar si como al mediodía llevaba o no ropa interior, dejando caer varias veces objetos al suelo y agachándose a cogerlo para al estar su cabeza bajo la mesa mirar si podía ver algo. Yo le facilite la labor abriendo mis piernas y que viera que en esa ocasión si tenía puesta ropa interior, pero que a través de ella podía apreciar e incluso ver perfectamente mi almejita.

Al acabar la cena, y recoger la mesa nos fuimos al salón y puse la televisión, el se sentó en uno de los sillones individuales del tresillo y yo me senté en el sofá del mismo hacía la parte donde él se encontraba. Cuando llevábamos como medía hora viendo la televisión le pregunte:

“¿A qué hora has quedado con tus amigos?, si sale es mejor que te lleves una llave de casa, para por si llegas tarde que no me tenga que levantar.”

Él me contesta:

“No, no he quedado con ellos, no me apetece salir, estoy cansado de tanto estudiar y me apetece más estar relajado viendo la televisión al lado de una señora tan guapa y agradable como usted”

Entonces levantándome y dirigiéndome al mueble donde tenemos colocada la televisión le dije:

“Me parece muy bien y me alegro que te quedes conmigo haciéndome compañía. ¿Qué te parece si ponemos una película en vez de seguir viendo lo que da la televisión , que hoy sábado la verdad es que es un rollo”

Contesta:

“De acuerdo, pon la que quieras”

Yo cogí la película que ya antes había visionado y metiéndola en el DVD, cogí el mando y me dirigí al sofá, pero esta vez me puse al lado contrario a donde él estaba tumbándome todo lo larga que era y recostada mi espalda en el brazo del mismo y con un cojín a la altura de mi cabeza, y dando al botón del mando para comenzará, me acomodé lo más cómoda que pude y de tal forma que él pudiera ver gran parte de mis piernas y muslos y con una sonrisa le dije:

“A ver si te gusta, es un poco picante, al menos para mí, pero seguro que vosotros los jóvenes todo lo que aparece en ella os parece tan normal que no lo dais importancia, pero nosotros los mayores , ya sabes, en nuestro tiempo esta clase de películas no las veíamos y por eso ahora nos llaman la tención y porque no decirlo incluso nos excitan ver los desnudos y escenas que eróticas que aparece”

Él riéndose me contesta:

“No se preocupe, es verdad nosotros ya estamos acostumbrado a ver mujeres y hombres desnudos y escenas eróticas e incluso pornográficas y esas cosas no nos llaman tanto la atención como a los de su generación. Fíjese, esto que la estoy diciendo y lo que usted me ha comentado delante de mis padres sería imposible decirlo, pues se ruborizarían, sobre todo mi madre”

Entonces los dos nos reímos echando unas carcajadas y comenzamos a ver la película. A medida que la película iba avanzando él tomaba más interés por ella y se le ponía una sonrisa en su cara cada vez que el chaval protagonista era seducido o se dejaba seducir por alguna de las mujeres que aparecían en la película. También me di cuenta que disimuladamente miraba de vez en cuando  hacía donde yo estaba. Yo había ido moviéndome como si no me diera cuenta y ahora aparte de ver todas mis piernas y gran parte de mis muslos también podía ver el interior de los mimos incluso mis bragas a través de las cuales podía apreciar con todo tipo de detalles mi coñito a través de la tela transparente de la misma. Una de las veces vi como se entretenía más de la cuenta en mirarme y me hice la tonta como si no me diera cuenta, y seguí mirando la pantalla y le dije:

“Rubén te gusta la película, es entretenida y graciosa ¿verdad?”

El me contesta un poco cogido por sorpresa y me dice:

“Si, si, si señora, está muy bien “

Entonces yo mirándole a sus ojos y llevando una de mis manos a mi cara como sorprendida (él no había quitado ojos desde que le hice la pregunta de mi cuerpo y sobre todo de lo que podía ver de mi entrepierna) y bajándome un poquito la falda para hacer con que me tapaba (me tape lo mínimo posible, prácticamente nada), le dije:

“Huy perdona cariño, no me había dado cuenta que se me había subido la falda. ¿No se me vería nada?, porque si así es que vergüenza, que habrás pensado de mí.”

Él rápidamente contestó:

“No se preocupe señora, está bien, no se la ve nada “

El embustero mentía como un bellaco, si prácticamente tenía la falda subida hasta el comienzo de mis bragas y con las piernas lo suficientemente  separadas para que me pudiera ver desde su sitio todas mis bragas. Entonces le dije:

“Gracias Rubén, ya sé que lo dices para que no me avergüence, pero cuando me he dado cuenta y me he visto pienso que desde donde tú estás se me veía algo más de lo normal, no es así picarón”

Él muy colorado y con una medio sonrisa , me contestó:

“Si señora, la verdad es que se la veía un poquito las …,las…bragas y sus muslos, por eso ……….”

No se atrevió a terminar y le ayude yo hacerlo, diciéndole:

“Vamos que me has estado mirando cuando no me daba cuenta ¿no? ¿y te ha gustado lo que has visto? No te apures, yo no me enfado y menos sabiendo que todas las tardes me espías desde el cuarto de tus padres, cuando tu madre se marcha de paseo. Pero no te preocupes, no me enfado y para pasar el mal trago, te apetece tomar alguna bebida, yo me voy a poner un cubalibre ¿quieres otro?, para que sigamos viendo la película. Venga tonto, no te apures que no lo tengo en cuenta y disfruta, si te gusta no estaré pendiente de cómo se me coloque la ropa para taparme, lo dejare estar y así tú disfrutaras tanto de las vistas que estás viendo en la película como de las de mi cuerpo. Pero no quiero que te preocupes, relájate y pásalo bien, que de verdad no me importa y no voy a decir nada a tus padres”

Pare la película, en la que se veía al joven follando con una madurita, y levantándome preparé dos cubalibres un poquito cargados. Volví  de nuevo con ellos y le di uno a él y yo me quede con el otro. Entonces volví a dar para que siguiera la película  y tumbándome de nuevo sobre el sofá, ya no me preocupe de si se me veía o no mis piernas, mis bragas o cualquier parte de mis intimidades. Con disimulo (para que él no me viera) me desabroche el 4º botón de mi blusa, y al tumbarme se me acabo de abrir quedando a su vista todos mis pechos encerrados en el sujetador transparente como si se quisieran escapar de él. Yo hacía con que miraba la televisión pero de reojo estaba pendiente de Rubén, el cual, pensando que no le veía no dejaba de mirarme. De vez en cuando, el chaval,  se pasaba la mano por encima de su pantalón, en el cual se le apreciaba un gran bulto a la altura de su bragueta y como podía trataba de colocarse su pene para que yo no me diera cuenta de lo caliente y empalmado que estaba. Después miraba hacía la televisión y miraba la película. Pasado unos diez minutos, yo cogí uno de los hielos del cubata y me lo pase por mi frente, luego lo volví a depositar en el vaso y lleve la mano donde había tenido el hielo, sobre mis pechos y me la pase por ellos diciéndole:

“!Hooo.... que calor…..Entre lo caliente y excitada que me esta poniendo la película y este calor, me estoy asando. Si no estuvieras tú delante ahora mismo me quitaría la ropa. Ya sabes , porque me ves todos los días desde tú casa, que a mi me gusta andar con poca ropa o desnuda por la casa….hoooo….que calooooorrrr…..

 Seguía pasándome mis manos por todo mi cuerpo, subiéndome la falda, pasándolas por encima de mis bragas, de nuevo por mis pechos. Esto a Rubén le estaba poniendo loco. Por fin acabo la película al cabo de media hora y entonces le dije.

“¿Te ha gustado? A mi mucho y me ha excitado a tope, en estos momentos estoy muy caliente, perdona por mi lenguaje y por haberme tocado durante la película delante de ti pero es que como estaba tan excitada no he podido evitarlo (yo hacía este comentario para calentarlo aún más si era posible y ver si era capaz de lanzarse)”

Él me contesta:

“Si, si me ha gustado y a mí me ha pasado lo mismo me ha provocado una gran excitación y más pudiéndola ver a usted tocarse y sobarse y enseñando gran parte de su cuerpo y partes intimas, esto sobre todo me ha excitado aún más que la película”.

Entonces me levanto y dirigiéndome hacía donde teníamos el aparato de música, puse una música suave y bailable y acercándome a él le cogí la mano y le dije:

“Rubén, ¿quieres que bailemos? Me apetece mucho”

Él ni siquiera me contesta, se levanta y cogiéndome por la cintura, me atrae hacía él y recuesta su cabeza sobre mis pechos, yo ya estaba con la blusa casi toda abierta. Al sentir su cara sobre mis pechos siento un estremecimiento de placer y noto como un cosquilleo en mi entrepierna, le aprieto aún más a mí , quiero que sienta el calor de mi cuerpo y yo el suyo. Noto a la altura de mi sexo como el bulto del suyo choca contra el mío, trato de moverme para que su sexo se frote contra el mío. Y noto como él  quita una de sus manos de mi cintura y la va deslizando por mi cadera, hasta llegar donde termina mi falda y metiéndola bajo ella comienza a tocarme mis muslos para ir subiendo hasta mi culo que toca y soba por encima de mis bragas, para poco a poco ir metiendo su mano bajo ella tocando con su palma toda la carme de mi trasero hasta llegar a la raja del mismo donde se entretiene jugando en ella y tratando de entrar un dedo en mi orificio anal que yo aprieto con fuerza para evitar que lo haga. El niño me está calentando a tope y es un atrevido, se le ve con experiencia y con lo calladito que parecía y prudente que ha estado hasta ahora, no sé si será por lo excitado que él también esta o porque,  pero se ha lanzado de lleno. Al ver que no consigue meter su dedo en mi ano, comienza a deslizar su mano hacía delante con el fin de tocar mi sexo cuando llega a él (yo aún con lo caliente que estoy y a punto de comenzar a echar jugos por mi coño, no quiero aún entregarme a él quiero hacérselo más largo), entonces le agarro la mano y se la saco de mis bragas y la coloco sobre mi hombro y le digo:

“No, Rubén, eso no, estoy casada y no puedo hacer esto, aunque me gustaría, pero soy casada y decente, por favor, no me hagas eso sigue bailando….”

Él me aprieta más a él y  comienza a llevar su boca a la parte de mis pechos que sobresalen del sujetador, pasa su lengua por ellos, los besas y me aprieta aún más a él. Siento su miembro completamente tieso contra mí y noto como me moja la parte de mi muslo que está tocando su bulto. Termina la canción y me deshago de su abrazo y al retirarme veo el gran bulto que tiene en su entrepierna y sobre él, en el pantalón, una gran macha de humedad. Entonces le digo:

“Rubén has sido malo, eso que has hecho no se hace, y menos a la madre de tu amigo, pero no te preocupes, entiendo como estabas de excitado por la película y sé que no te has podido detener. No pasa nada. Ven siéntate a mi lado”

Él se acerca, donde yo me encuentro, ya sin tratar de esconder su bulto ni erección, y se sienta a mi lado en el sofá, entonces cogiéndole la mano le digo:

“¿Te gustaba lo que veías, cuando me espiabas desde tú casa?”

Él ya sin ningún pudor me dice:

“No solo me gustaba, me encantaba y cuando usted se recogía o acaba de vestirse, siempre me he tenido que masturbar, pensando en usted. Pensaba que estaba conmigo, nos besábamos y la poseía una y otra vez. No he podido de dejar de pensar en usted desde que la vi con su “primo Matías “en el garaje, con la ropa que llevaba (que no la tapaba nada), aunque estaba embarazada y muy avanzado su embarazo, me gustaba y la deseaba. Desde entonces solo he pensado en poder estar a sola con usted, hacerla mía, amarla y que usted se volviera loca conmigo y si era posible se enamorara de mí igual que yo estoy de usted, pero al ser mi vecina y amiga de mis padres, nunca me he lanzado. Pero la deseo tanto, y perdone que sea tan sincero, pero después de ver la película, haberla visto parte de sus intimidades hoy mientras comíamos y cenábamos y sobre todo al bailar con usted y poder tocarla su culo y su coñito, besar su pechos, me he excitado tanto y me he puesto en tal estado que no me importa confesarla lo que realmente siento por usted, ni las consecuencias que me pueda ocasionar esta confesión si usted se lo dice a mis padres. Lo único que me importa y deseo realmente es estar con usted y si puedo disfrutar de su cuerpo y cariño y usted se enamorará de mí, eso realmente es lo que me importa, lo demás del mundo y las demás personas (que digan lo que quieran) no me importa nada ni me interesa, señora Esperanza: la quiero, no puedo vivir sin usted. La deseo tanto que daría mi vida por poder tenerla desnuda entre mis brazos y hacer una y mil veces el amor con usted, perdone mi atrevimiento, pero por favor no se enfade. Si quiere cojo ahora mismo mis cosas y marcho para mi casa, mis padres no se enterarán y cuando vengan si los dos queremos podrán creer que he estado todo el tiempo con usted, bajo su cuidado “

Acercándome a él le doy un beso en la cara y le digo:

“En primer lugar, gracias Rubén por tu sinceridad. Yo también te voy a ser sincera, he tenido que sacarte la mano , de mis bragas cuando me estabas tocando mi almejita, porque estaba muy caliente y si no lo hubiera hecho hubiera acabado no se cómo, y aún sigo con una calentura que hace que te desee muchísimo, esto sinceridad por sinceridad. Y no te preocupes, no le diré nada a tus padres de todo esto, pero tú tampoco. Todo lo que ha pasado y pueda pasar de aquí en adelante durante este tiempo que vas a estar conmigo hasta que vuelvan tus padres, solo lo sabremos tú y yo.  Será solamente cosa nuestra, y si ocurriera algo más de lo que ha pasado entre los dos , hasta ahora, será nuestro secreto y ninguno de los dos dirá nunca a nadie nada, te lo prometo y ahora prométeme  tú que actuaras igual que yo en este sentido.

Yo también me he dado cuenta de tú interés por mí, y desde hace tiempo sé que me espiabas mientras me desnudaba y me cambiaba de ropa, y si quieres que te sea sincera, me gustaba que me vieras, es más muchas veces lo he hecho a propósito. Yo también me he fijado en ti y siento un cariño especial hacía ti.

Quédate quieto ahí sentado, quiero que veas de cerca y sin tapujo lo que has estado viendo a escondidas, pensando que yo no te veía ni lo sabía. Pero lo que pase de aquí en adelante, no quiero que salga de aquí ni se lo digas a nadie, caso contrario será la primera y última vez que ocurre, pero si guardas el secreto seguro habrá muchas más veces.”

Me levante y colocándome de pie, como a metro y medio frente a él, comencé despacio a sacar la blusa del interior de mi falda. Una vez toda por fuera, comencé a desabrochar muy despacio el 5º botón (recordad que yo ya me había desabrochado antes sin que me viera Rubén, cuando estábamos viendo la película, el 4º botón) y así hasta que desabroche todos los botones de la blusa, la abrí, sin quitármela y le dije picarona:

“¿Te gusta lo que vas viendo?”

Él asienta con la cabeza, yo entonces le sigo diciendo:

“Pues espera un momento, y seguro que lo que vas a ver te gustará aún más”

Me saque la blusa y la deje caer al suelo, quedando con la falda y el sujetador transparente, pudiendo ver él perfectamente todos mis pechos y distinguir a través de la tela transparente mis aureolas y pezones. Luego cogí y lleve mis manos a la cremallera de mi falda y abriéndola, deje que la prenda callera al suelo, quedando ante los ojos del chico solamente en sujetador, bragas y medias. Las bragas al ser también transparentes y a la vez estar mojadas por la cantidad de jugos que ya estaba desprendiendo el interior de mi coño, hacía que mi almeja quedara totalmente a la vista del joven. Después llevándome mis manos a mi espalda me desabroche el sujetador, el cual cogiéndole con una de mis manos y girándole en el aire, se le lancé a Rubén, mientras él no dejaba de mirar como mis pechos se bamboleaban con los movimientos que hacía. Este le cogió y se le llevo a su cara, lo beso y luego lo puso sobre el sofá. Yo después, me lleve mis manos a mis pechos y cogiéndomelos comencé muy seductoramente a acariciármelos, e incluso llevar una vez un pezón y luego otro hasta mi lengua y con sumo gusto me los chupaba. Yo estaba excitadísima, todo lo que estaba pasando hacía que cada vez estuviera más salida y con más ganas de que aquel chaval me poseyera. Al cabo de un ratito deje de acariciar mis pechos, me puse mis brazo a la parte de atrás de mi cabeza como si me estuviera arreglando mi pelo (lo que en realidad quería es que él pudiera ver mis axilas llenas de pelo). Al ver mis axilas llenas de pelos, el chico se le abrieron a tope los ojos y no pudo dejar de llevar una de sus manos a su bulto y colocarse, ya sin disimulo su polla. Entonces le pregunto:

“Rubén, te gusta que tenga pelos en mis axilas, pues veo que al haberlos visto, cuando me he ido a arreglar mi peinado, te has excitado”

Él me contesta:

“Me excitan mucho las mujeres con pelos en las axilas y el vérselos a usted,me ha excitado muchísimo. Cuando la espiaba, alguna vez me pareció vérselos,pero no estaba seguro,dada la distancia desde donde la veía no sabía si era alguna sombra o en realidad era la pelambrera de sus axilas”.

Entonces yo voy deslizando mis manos a lo largo de todo mi cuerpo hasta llegar al elástico de mis bragas y muy despacio comienzo a bajármelas, hasta quitármelas, quedando ante mi vecino completamente desnuda a excepción de las medias, cuando voy a comenzar a quitarme estas, Rubén me interrumpe diciéndome:

“Por favor, no se las quite, me excita muchísimo una mujer desnuda con las medias puestas, y usted está tan bonita y excitante como ahora mismo está, que me está volviendo loco, necesito masturbarme, ya que no puedo poseerla”

Yo entonces le digo:

“Gracias por tú piropo, pero por favor no te masturbes, espera un poquito y verás cómo no te hará falta hacerlo.”

Cojo las bragas del suelo, y al cogerlas las noto todas empapadas de mis jugos, entonces hago la misma operación que con el sujetador y se las tiro a la cara de Rubén. Él las coge y llevándoselas a su nariz las hueles, después se las lleva a sus labios y las chupa, las besa, yo le digo:

“Quiero que te las quedes junto con el sujetador, de recuerdo de la primera vez que me has podido ver completamente desnuda, sin necesidad de espiarme. Y dime ¿te gusta mi cuerpo, aunque sea el de una vieja, como yo?”

Me contesta:

“Muchas gracias, señora, las guardaré como el tesoro más grande que en mi vida he tenido. Y su cuerpo me encanta y nada de vieja, cuantas chicas mucho más joven quisieran tener un cuerpo como el suyo”

Le contesto:

“Bueno no creo que sea para tanto, seguro que tú has visto cuerpos mejores e incluso los has disfrutado como los de alguna chica o amiga de tú edad. Y si es verdad que te gusta tanto mi cuerpo dime ¿Qué parte o partes de él te gustan o atraen más?”

Él muy serio me dice:

“Como la he dicho me gusta todo, pero ya que quiere que le indique que partes me llaman más la atención o me atraen, la diré: Su cara, sus pechos – que son excelentes y atractivos, tan grandes y más como los tiene ahora tiesos y bien duros sus pezones, por lo excitada que está ahora mismo, y para terminar me encanta su coñito  pero me gustaría más si estuviera adornado con pelos y no puedo olvidarme de su culo, es esplendido y….”

Yo le paro y le digo:

“No sigas, pues si lo haces  vas acabar nombrando todas las partes de mi cuerpo. Aún no ha acabado tú regalo, quiero que aparte de verme me toques y yo te toque a ti”

Me acerco de nuevo al sofá y subiéndome de pie en él colocando una pierna a cada lado del cuerpo de Rubén, dejo la vulva de mi coño a la altura de su cara. El chaval se queda con los ojos abiertos mirando su objeto de deseos desde hace varios meses. Yo al ver su cara abro con mis manos más mi sexo, para que él pudiera apreciar con todo lujo de detalles mi vulva. Rubén mira mis genitales y acerca su nariz para oler. El olor parecía embrujarlo por la expresión de felicidad que ponía. Después me bajo del  sofá, le cojo la mano a él y le digo:

“Rubén, acompáñame a mi cuarto, voy a acostarme y me da un poco de miedo hacerlo sola, ¿quieres dormir esta noche conmigo, para que no me dé miedo?”

A él a oír esto se le ilumina la cara, pues como no es tonto, sabe que si accede a ello, dentro de poco se cumplirá el deseo que lleva varios meses deseando: el poder poseerme y tenerme entre sus brazos. Cogemos el pasillo que nos llevará a mi cuarto. Él entonces soltándose de mi mano me pasa su brazo por mi cintura y me atrae hacía él pegándome a su cuerpo y después, seguimos andando hacía el dormitorio, baja su mano y toca y soba todo mi culo. Esta iniciativa y esta soltura del chico me gusta, giro mi cara hacía la suya y acercando mis labios a los suyos le doy un beso con todas mis fuerzas. Llegamos al dormitorio, nos acercamos a la cama y comienzo a desnudarle por completo, me retiro un poco de él para poder apreciar su cuerpo desnudo. Tiene un cuerpo de atleta, se le notan sus músculos pectorales  y el vientre la tiene plano, miro hacía su sexo y compruebo con admiración que le tiene completamente tieso y duro (por la excitación), el tamaño no es pequeño, no es tan grande como el de Javier ni tan gordo como el de Matías, pero si se calza unos 20 ´0 22 centímetros de largo por 4 ó 5 de diámetro en las condiciones que lo tiene ahora (tieso y duro como una barra de hierro).Luego de nuevo me acerco a él y le acaricio despacio todo su cuerpo para al llegar a su polla detenerme un ratito en ella, se la agarro y se la aprieto un poquito suavemente, él da un respingo  y emite un suspiro de gusto y placer, luego se la suelto y hago lo mismo con sus testículos, después le suelto y separándome un poquito de él le digo:

“Rubén, ¿es verdad todo lo que me has dicho esta noche: de que te gusto, que me deseas y te gustaría poseerme y que fuera tuya, desde hace ya tiempo? Y ahora que me tienes desnuda delante de ti y a tu lado ¿te sigo, gustando, me sigues deseando y aún quieres poseerme?”

Contesta:

“Si señora, es verdad y lo siento con todo mi corazón. Si ahora mismo me dice usted que deje todo y que me venga o vaya con usted donde sea, aunque fuera al fin del mundo, lo dejaría todo y lo haría con los ojos cerrado. Y ahora que la tengo desnuda a mi lado aún me gusta y la deseo más, siento unas ganas locas por poseerla y que sea toda mía, la quiero. Desde hace unos meses no puedo dejar de pensar en usted, cuando llega la noche y sé que ya no podré verla hasta el día siguiente , espero con impaciencia que llegue la mañana del día para poder verla de nuevo pronto, para mí no hay nada en el mundo que no sea usted, la deseo tanto que……”

No le dejo acabar y le digo:

“Mira Rubén, me encanta que te guste y me desees, tú a mí también me atraes, pero eres casi un niño y yo estoy casada y aunque te aceptara, nunca dejaría a mi marido. Y ya que tú has sido tan sincero conmigo, yo lo seré contigo siempre que me prometas y jures que lo que te voy a decir, nunca se lo dirás a nadie ni lo utilizaras para chantajearme, prométemelo”

Me dice:

“Se lo juro y se lo prometo, yo nunca la chantajearé ni haré nada contra usted o que la pueda perjudicial”

Continuo:

“Pues mira, a parte de mi marido, tengo un amante, y tú le conoces es mi “primo” Matías, que como comprenderás, en realidad no es mi primo. A partir de la semana que viene viviré al mes quince días con él como si fuera su esposa en su casa en Ciudad Real y otros quince días con mi marido aquí. Pensarás que como mi marido Pedro va a consentir eso, pues te diré. Pedro lleva bastante tiempo deseando que le ponga los cuernos con otros y yo (aunque se los he puesto y tiene bastantes) siempre le he dicho que no. Pero ahora después del parto he decidido complacerle, pero si quiere verme con otro tendrá que acceder a lo que ese otro- que es Matías- quiera, y lo que quiere es que a partir de ahora sea completamente su mujer durante quince días al mes y yo le he dicho que si y lo haré lo quiera mi marido Pedro o no. Por eso tengo que decirte a ti que ya no puede ser, aunque si eres discreto podremos estar juntos algunas veces los otros quince días que pase aquí con mi marido”

Él contesta:

“Jo, qué fuerte, que lastima no ser Matías, lo que me gustaría estar en su piel aunque solamente fuera unos días, es que la deseo tanto señora Esperanza”

Yo entonces le digo:

“Rubén, mi regalo aún no ha terminado, si tú quieres y no me rechazas al saber lo que acabo de contarte, yo seré completamente tuya a partir de ahora, estos días que no están tus padres, hasta el mismo instante en que ellos lleguen y si a los dos nos complace la experiencia, te prometo que habrá más días en los que sea completamente y tuya y me tendrás entregada a ti en todo lo que tú desees, incluso podrás poseerme delante de mi marido. Si aceptas, en estos cuatro días podrás hacer conmigo todo, todo lo que quieras, desde follarme por todos mis agujeros, hasta castigarme, exhibirme en público, entregarme a los hombres que quieras, prostituirme, todo lo que tú quieras y podrás realizar conmigo todas las fantasías que hayas tenido, seré completamente tuya. Solamente te pongo unas condiciones, que son: Que no me hagas daño ni nada que pueda perjudicarme, que aquí en el pueblo sigamos comportándonos de puertas para fuera, como hasta ahora, es decir yo como una mujer casada y decente y tú como un chico normal y que me respetas, por tanto dentro de mi casa o la tuya podrás hacer lo que quieras conmigo y mi cuerpo, pero si quieres que hagamos algo con alguien o me quieras exhibir ante la gente o me prostituyas o entregues a otros, tendrá que ser en sitios y con gente que no nos conozca,  y cuando salgamos de casa ire con ropa e mujer casada y madre decente (aunque en una bolsa llevemos la ropa con que quieras que me exhiba o ejerza la prostitución) ¿estás de acuerdo?”

Él con una sonrisa de lado a lado de su cara me dice:

“Si, si, si estoy de acuerdo, van a ser los cuatro días más felices de mi vida y ojala después puedan venir más”

Entonces yo le digo:

“Pues entonces a partir de que me entregue esta noche la primera vez a ti, podrás hacer, durante el tiempo que resta hasta que vuelvan tus padres, todo lo que tú quieras conmigo y mi cuerpo, yo te prometo que haré todo lo que me pidas y no me negaré a nada ni a ninguna de tus fantasías, sea lo que sea a todo te diré que sí y lo haré, quiero hacerte feliz y compensarte por estos meses que has estado esperando. ¡Ah! Para comenzar, por favor, cuando estemos solos no me vuelvas a llamar de usted, de ahora en adelante cuando estemos solos o fuera del pueblo quiero que me llames de tú, quiero que me llames Esperanza, ¿de acuerdo? Y como te acabo de decir, después de esta primera vez que me vas a poseer durante el resto de estos días seré tu amante, tu sierva, tu puta, tu esclava sexual, seré para ti lo que tú quieras cariño y no te negaré nada, nada sea lo que sea”

Me dice:

“Si, mi amor de acuerdo, Esperanza, te quiero, soy el hombre más feliz que hay ahora mismo sobre la tierra.”

Yo me acerco a él y echándole los brazos a su cuello lo atraigo hacía mi y acercando mi boca a la suya comienzo a darle un morreo introduciendo mi lengua en su boca y recorriendo toda la capacidad bucal del chico. Él en mientras ha llevado una de sus manos a mi pecho derecho que me acaricia con delicadez y la otra la está bajando por mi vientre hasta llevarla a mi sexo que comienza acariciar suavemente. Estas caricias me vuelven loca, a su vez me pego más a él y él a mí, siento su dura polla contra mi cuerpo, esto me enciende, la deseo dentro de mí, estoy muy caliente y no puedo más y le digo:

“Ven vamos a la cama, te deseo quiero que me poseas, quiero ser tuya, te necesito dentro de mí”

Él se deja llevar hacía ella, me siento en ella y cuando le voy a atraer hacía mí me dice:

“Esperanza túmbate, y déjate llevar, verás cómo lo disfrutas mi amor, no tengas prisa tenemos toda la noche y cuatro días más”

Me coloque tendida sobre la cama y él se subió también a ella y colocándose a mi lado comenzó a acariciar muy suavemente mi cabeza, como si estuviera peinándome con su mano. Después acercando su boca a mi cara comenzó a darme pequeños y suaves besos por mi frente, luego mis ojos, mis orejas bajando a lo largo de toda mi cara hasta llegar a mi boca donde se detiene, hace que yo abra la mía e introduce su lengua, comienza a jugar con la mía , luego pasea la suya por todo el interior de mi boca, por mi paladar la hace llegar casi hasta mi garganta, por mis dientes, me besa suavemente pero con pasión. Luego abandona mi boca y yo no puedo por menos que decir:

“Siiiiii, asiiiii, mi amoooor, que bien lo haces sigue cariño, sigue quiero más te quiero a ti , toma mi cuerpo es todo tuyo…siiiiiii, tuyooooooo……oooohhhhh…”

Él sin dejar de besar mi cara , abandona su posición a mi lado para subirse sobre mi cuerpo, luego lleva sus manos a mis pechos y pasa la palma de su mano por ellos con mucha suavidad, por encima y debajo de mis pezones , los nota y siente duros como consecuencia de mi calentura. Juega con ellos con las puntas de sus dedos. Sigue besando mi cara, de nuevo acerca sus labios a los míos y caya mis continuos gemidos de placer. De pronto noto como con sus dedos índices y pulgar toma y coge cada uno de mis pezones y me los frota suavemente, esta caricia me vuelve loca, me produce mucho placer y más cuando tira ligeramente de ellos, ello hace que mi respiración se me altere por el inmenso placer que estoy sintiendo.

Suelta mis pezones y con las palmas de sus manos, los aprieta suavemente, tantea su tamaño, de nuevo abre sus manos y con sus dedos extendidos sobre mis pechos, de nuevo comienza a recorrerme estos hasta llegar a mis aureolas, comienza de nuevo a cerrarlas sobre ellos y a medida que lo hace va deslizando las yemas de sus dedos por todos ellos hasta acabar cogiendo y pellizcando de nuevo mis pezones, así esta una y otra vez durante un buen rato, yo no puedo más y le grito:

“Aaaahhhhh….. que placer me estás dando mi niñooooo, sigueeee….sigueeeeee…oooooohhhhhh….siiiiiiii….siiiiii Rubén quiero que me la metaaaaas…..quiero tu polla dentro de miiiiii…..siiiiiii…..mi amooooorrr….la necesitoooooo…….”

Pero él sigue sin hacerme caso solo, se dedica a darme placer a través de mis senos, Tiene muchísima práctica y sabe cómo tratar los pechos de una mujer para sacarla y darla todo el placer que ella necesita. ¿Cómo es posible que tan joven, si es casi un niño, tenga esta práctica y experiencia? (se lo preguntaré cuando acabemos, pienso para mí). Yo no aguanto, sus caricias sobre mis pechos, hacen que sienta unos calambres de placer en mi coño, entonces no aguantando  más y metiendo mi mano entre los dos cuerpos llego hasta su dura polla se la cojo y de nuevo le digo:

“Móntame cabrón, lo necesito, la necesito dentro de mi…..”

La dirijo hacía la entrada de mi sexo, y con mi pelvi hago movimiento para facilitar su entrada en ella, pero el cabrón con otro movimiento al contrario lo evita, quiere seguir calentándome, quiere seguir haciéndome sufrir y padece de placer y de ganas de tener su sexo dentro de mi. Yo  de nuevo vuelvo a coger su polla y de nuevo la llevo a mi entrepierna y con la otra mano me abro un poco mi sexo y acercándole consigo introducir su puntita en el interior de él cuando noto que tengo la punta dentro hago de nuevo otro fuerte movimiento de pelvi y consigo que entre aún más, para que no se escape le paso mis piernas por encima de su culo empujando este hacía mí con fuerza para facilitarle más la entrada en mi cuerpo, quiero sentir su polla toda dentro y muy dentro de mi almeja, entonces no pudiendo más le grito:

“Aaaaaahhhhhh……siiiiii…..por finnnnnnnn la tengo dentroooo de mí muévete , muévete……quiero sentir como me la entras y me la sacas quiero que te corras dentro de miiiiiiii…….siiiiiiii…..quiero que me riegueeeesss mi interiooooorrr…..siiiiiii…..quiero tu espermaaaa…..que tu lefaaaa…..cabróóónnnnn….. quiero que te corraaaa….sssss”

Yo no puedo más y comienzo a tener un orgasmo tras otro, me estoy corriendo como una fuente, le empapo toda su pelvi y entrepierna con mis jugos y corredura, pero él solo comienza a moverse despacio, con un mete y saca lento que me hace subir al paraíso. Él a  su vez ha llevado su lengua a uno de mis pezones y sin apenas tocarlo hace que se excita y de nuevo me mande esos calambres tan delicioso a mi clítoris, mis pezones con sus caricias me están creciendo y poniéndose más duros si eso es posible, síntoma inequívoco de mi gran excitación y placer que siento y que este n

Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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