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Categoría: Maduras

Me gustan maduritas

Siempre me han atraido las mujeres mayores que yo. Cuando tenia quince años me masturbaba viendo las chicas de las revista ( como todos), chicas de entre veinte y treinta años. Pero ahora que ya he cumplido 32 en lugar de continuarme gustando las de 20 y pocos siguen excitándome las que son 10 años mayores.



Las cuarentonas.



Trabajo en una imprenta y hace poco vino la mujer de uno de mis jefes. Cuarenta y cuatro años. Unas tetas de morirse y un culo que todavia no se le habia caido.



Su marido estaba reunido. Mientras esperaba empezó a hablarme. Tonterias varias. Yo la escuchaba pero involuntariamente se bajaron mis ojos hacia sus impresionantes tetas, y ella se dio cuenta.



te gustan?.- me preguntó



Si- no puede contenerme en decírselo



Pues estate contento que no se lo diga a mi marido.



Y diciendo esto se largó indignada.



Me quedé blanco y los días siguientes temía cuando el jefe me llamaba para comentar cualquier cosa, pero al poco tiempo me llamó su mujer.



Si quieres verme los pechos tienes que prometerme que será entre tu y yo. Nadie nunca lo sabrá



Vale (Entonces ni yo sabia que lo iba a publicar por internet)



El próximo jueves en .. – y me dio una dirección de hotel.



Llegue al hotel y me fui directo a la habitación. Allí estaba ella. No dijo nada. Se quitó la camiseta que llevaba. Se abrió el sujetador y me mostró sus impresionantes tetas. Yo me acerque, y abrí mi boca para chupar esos magníficos pezones y cuando estaba a punto de lamerlos, sentí una bofetada que me giró la cara.



No puedes tocarlos. Solo míralos.



Y me quede con cara de imbécil mirándolos.



Luego ella se fue.



Esto se repitió varios días. Me llamaba. Cita en el hotel. Y a mirar sus tetas.



Pero al final yo ya estaba harto y decidí que así no podía continuar.



En la sigueinte cita, cuando llegué, ella empezó, como siempre, a desabotonarse la camisa, pero le dije que parase. Entonces yo me saqué la polla que estaba terriblemente hinchada de sangre.



Hoy miras tu



Y empecé a meneármela delante suyo. Se quedó mirando mi rabo impresionada. El mundo se apagó para ella y solo existía mi nabo. Poco a poco fue acercando su cara. Cuando estaba a un centímetro, sacó su lengua y noté un escalofrío cuando la sentí sobre mi capullo. Ella se dispuso a tragársela toda, pero cuando iba a hacerlo, la cogí con mi mano y le pegué una ostia con toda mi polla en su cara. Se quedó sorprendida, pero le gustó pues empezó a jadear. Yo continué pegándole en la cara con mi polla hasta que empezó a correrse y viendolo, yo también estaba a punto. La cogí con mi mano por la nuca, y le clave mi polla que ella trago hasta mis mismísimos huevos y entonces me corrí. Ni una sola gota se desperdició.



Ahora me llama a menudo para que me la vuelva a follar. Y yo siempre voy encantado.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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