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Categoría: Maduras

Marta los prefiere jóvenes (9)

Llegó diciembre y con él las vacaciones. El viejo dijo a Marta que como era costumbre para él y su familia, pasarían las pascuas en el condominio donde él y sus hijos tienen un par de casas. Marta comenzó a alistar sus maletas y observó que era poca la ropa que ella tenía para salir a un clima cálido como era en el cual se encontraba el condominio al que iría, así que sin tardar fue a buscar atuendos "apropiados" para el lugar al que iría.



Corría el 20 de diciembre y Marta partió junto a su esposo en el vehículo de él, dirigiéndose al lugar de encuentro de la familia. Allí llegaron tras un viaje de más de 3 horas. Allí ya estaban todos los integrantes de su nueva familia: los hijos del viejo Rodrigo, Alberto y Sara (la cual era menor que Marta) con sus respectivas parejas (Mariela, Patricia y e hijos pues todos estaban casados y tenían al menos un hijo. En total eran 5 los nietos del viejo, Juan David (12 años), Alejandra (19 años), Andrés (8 años), Camilo (21 años) y Adriana (13 años).



Al arribar al lugar casi a las 8 de la noche, el viejo le mostró la casa y la llevó hacia su cuarto. Allí, se pusieron más cómodos y se cambiaron su ropa por una más acorde con el clima que había en el lugar. El viejo estuvo listo primero y le dijo a Marta que la esperaría en la sala de la casa.



Marta se vistió y llegó al lugar acordado donde estaba reunida toda la familia. Todos los presentes, pero especialmente los hombres quedaron petrificados al observarla y no era para menos pues ella traía puesto un vestido amarillo de tirantas que le llegaba hasta la mitad del muslo, unos zapatos de tacón del mismo color, el cabello suelto y un sostén blanco del cual se notaban las tirantas bajo las tirantas del vestido lo cual creó más morbo en los varones presentes en el salón. Al llegar se sentó junto al viejo y todos siguieron el movimiento de sus piernas al cruzarlas.



Adriana, Juan David y Andrés fueron temprano a sus habitaciones mientras los mayores bebían y conversaban animadamente. Marta era la única que no bebía pues estaba un poco indispuesta y casi a la medianoche se fue también a dormir. Al otro día, ella fue la primera en levantarse y preparó el desayuno para toda la familia, desayunó rápidamente y despertó a los otros quienes estaban con una evidente resaca que por el momento no los dejó levantar, así que fue donde Adriana y le pidió que cuidara a Juan David y Andrés mientras ella iba al centro del pueblo a comprar un par de cosas que faltaban en la casa.



Así fue, ella salió en el carro del viejo rumbo al centro del pueblo que quedaba casi a media hora del lugar donde estaba. Ella llevaba un pantalón café claro que le daba en la mitad de las pantorrillas y que le apretaba el culo, una blusa blanca sin mangas también ajustada, zapatos de tacón café y gafas oscuras. Llegó al mercado del pueblo y parqueó el coche cerca al lugar mientras iba a hacer sus compras. Comenzó a comprar lo que necesitaba pero a medida que iba comprando cosas, más se le dificultaba cargarlas. Ella iba rumbo al coche con los paquetes incomodándola cuando de repente un joven de unos 21 años, totalmente rapado y con su cuerpo notablemente trabajado se acercó a ella. Él llevaba unas bermudas, una camiseta que se le ajustaba al musculoso cuerpo y unas sandalias y le dijo



¿Necesita ayuda señora?



Si, por favor



Sin tardar, el joven agarró los paquetes y acompañó a Marta al vehículo mientras le decía



Mucho gusto, Oscar



Mucho gusto, Marta



¿Usted no es de por acá verdad?



No, soy de Bogotá



¿Y qué hace una mujer tan bonita sola en este pueblo?



La verdad no estoy sola, sino que mi esposo y la familia de él ayer se pasaron de tragos y no me pudieron acompañar a hacer las compras hoy. ¿Pero tú un chico tan guapo que hace solo?



Estaba esperando unos amigos, pero no podía negarme a ayudar a una mujer tan bella como usted



Pero usted es un joven muy guapo y no le deben faltar mujeres



No crea, cuando se tiene un pene grande las mujeres salen espantadas



Ja, ja, ja, me gusta su sentido del humor



No……. ¿Marta es que usted se llama verdad?



Si



Marta es muy en serio, eso es un problema



No le creo



Está bien, no me creas.



Justo en ese momento, llegaron al auto y Oscar le ayudó a Marta a acomodar los paquetes dentro de éste. El joven dijo



Hasta luego señora, un placer conocerla



No, espere. ¿Le podría ayudar en algo?



La verdad es que mis amigos ya se fueron y no me esperaron así que ya que usted tiene carro podría acercarme a mi casa



Está bien, es lo menos que podría hacer.



Marta iba manejando y no dejaba de pensar en lo que Oscar le dijo acerca de su miembro así que le dijo



¿En realidad su pene es tan grande?



Ya le dije que sí, pero usted no me quiere creer



Pues……… para salir de dudas, me lo puede dejar ver



¿Qué señora?, ¿aquí?



Acá nadie lo va a ver y salgo de esa duda.



Vamos a hacer una apuesta



Esta bien



Usted duda del tamaño de mi pene ¿verdad?



Pues…… si –dijo Marta tímidamente-



Si mi pene es de un tamaño normal, usted me puede dejar en medio de la carretera botado



Ja, ja, me parece divertido, pero….



Ahora, si en verdad mi pene es grande, usted dígame qué me podría ofrecer



Pero qué cosas esta diciendo



Bueno, usted quiere que yo me saque el pene



Está bien, si es grande me puede follar



Ja, ja, pero que golosa que salio la señora. Está bien, pero déjeme ponerlo duro



Oscar sobaba su pene con la mano por encima de su pantalón mientras no despegaba los ojos de Marta quien solo sonreía. Oscar le indicó que su casa quedaba a dos cuadras del lugar donde iban mientras seguía fregándose la verga. Rápidamente, se bajó la cremallera de la bermuda que llevaba y gracias a que no llevaba bóxer, metió la mano y al sacarla sacó un tremendo pedazo de carne de unos 24 cms de largo y 5 de diámetro, sin contar de sus huevos que eran bastante más grandes que el promedio. Marta al verlo le sonrió y le dijo



Bueno, creo que perdí



Eso temo, puede dejar el auto frente a esta que es mi casa y entramos para cobrar mi apuesta



Está bien



El joven se guardó rápidamente el monstruoso miembro mientras Marta acomodaba el vehículo en el lugar que el joven le había indicado. Bajaron del carro e ingresaron a la casa. Apenas cerraron la puerta de la casa y sin perder tiempo Oscar tomó a Marta por la cintura y la comenzó a besar mientras Marta tiraba su bolso en el suelo de la sala. Oscar giró a Marta y la apretó contra su erecta verga a la vez que no paraba de besarla y mientras Marta hacía movimientos circulares con su cadera sobre el miembro de aquel joven. Oscar desabrochó el pantalón de Marta dejando a la vista una pequeña tanga negra que se metía entre la vagina de ella y sin tardar le empezó a sobar la rajita hasta que la tuvo bien húmeda mientras con la otra mano amasaba las tetas de Marta y la apretaba contra su cuerpo. Marta como pudo y sin perder su posición se despojo del pantalón y apretó su culo más a la verga de Oscar quien empezaba a quitarle la blusa dejando a la vista el sostén también negro que no tardó en retirarle. Así, mientras con una de sus manos le pellizcaba los duros pezones, con la otra introducía dos dedos en la concha de Marta quien aceleraba su respiración debido al buen trabajo de su amante y quedando únicamente vistiendo sus tacones y con sus gafas negras en el cabello.



Oscar la acostó en el sofá y le abrió las piernas para clavar su cara entre ellas. Oscar introdujo su lengua en la concha de Marta quien lo tomó de la cabeza mientras se amasaba las tetas. Marta no tardó en venirse y se retorcía mientras lo hacía. Aún con la respiración agitada y recuperando sus fuerzas, se sentó y levantó al joven mientras le decía



Bueno, déjame probar ese monumento que tienes



Ja, ja, pero salió enfermita, tranquila que llevo una semana guardándolo para usted



Oscar la puso de pie y la empezó a besar mientras se quitaba la camiseta dejando a la vista su musculoso cuerpo. Marta estaba casi desesperada por aquel pene y en un brusco movimiento tiró un cojín al suelo, y arrodillándose sobre él, bajó la bermuda del joven quien tenía aún tiesa la verga. Durante dos segundos y mientras sostenía el miembro apuntando hacia arriba, Marta contempló aquel venoso pedazo de carne que no tardó en introducir en su boca aunque con alguna dificultad. Marta apenas pudo con la mitad de aquel pene dentro de su boca así que mientras lo chupaba, con una de sus manos masturbaba la parte del miembro que no podía mamar. Ella no podía creer su suerte y apenas sacaba esa verga de su boca para lamer toda la extensión de éste y facilitar la masturbación. Marta iba casi cinco minutos en esa labor cuando Oscar le dijo



Marta para un poquito porque me va a hacer venir sin poder probar su conchita



Tranquilo mi amor, te puedes venir las veces que quieras, un pene de estos no se ven todos los días



Ja, ja, eso me encanta pero primero….



Oscar la tomó de la cara para levantarla y acostarla en el sofá. Marta lamió su mano y la pasó por su chochito mientras Oscar intentaba ponerse un condón pero Marta lo detuvo. Oscar aceptó y se acercó a ella quien estaba bastante sudada, apuntó su pene hacia la concha de Marta y lentamente le introdujo su pene. Marta sentía como aquel miembro caliente la empezaba a llenar pero en cierto momento lo detuvo con su mano pues no soportaba más aquella verga, así que Oscar lentamente la penetraba hasta donde ella le permitía. Marta empezaba a acostumbrarse a aquel duro falo entre ella así que retiró su mano de la cintura del joven y él sin compasión, le clavó completo su pedazo de carne generando un grito de dolor en Marta quien intentó separarlo, pero él la abrazó fuertemente y le dijo al oído "Tranquila, vas a ver cómo te gusta". Él estuvo un par de segundos inmóvil clavando completamente a Marta quien respiraba profundamente intentando soportar aquel dolor.



Oscar se puso de pie y sin dejar de clavar a Marta, apoyo las piernas de ella sobre su musculoso cuerpo apoyándose en ellas para aumentar el ritmo de la penetración. Marta llegó a su clímax y no paraba de gritar mientras sus jugos salían de su concha y mojaban el miembro de su amante quien no paraba de penetrarla. Cuando ella pudo recuperar sus fuerzas, se sentó en aquel sofá y sentó también a su compañero para darle un par de lamidas a su verga y luego sentarse frente a él mientras se clavaba en el falo que tenía a su disposición. Ahora Oscar se limitaba a amasar el culo y las tetas de Marta pues ella dominaba la penetración. Marta saltaba sobre aquel pene y acariciaba el torso de su fornido amante. Tras un par de minutos, ella se giró y se volvió a sentar sobre su macho pero esta vez dándole la espalda y siguió cabalgándolo aunque esta vez y tras hacer círculos con su cadera sobre el pene de Oscar hizo que él agarrándola fuertemente de la cintura, gimiera hasta soltar su leche dentro de ella. Marta sintió cómo aquel disparo de semen caliente llegó al fondo de sus entrañas y cómo unas gotas salían de su concha para recorrer el pene y los huevos de él hasta terminar en el sofá y en el suelo. Oscar no dejó de follarla pues a pesar de su orgasmo su pene permanecía duro y al Marta notarlo así dijo



El que está enfermito follando es otro



Con usted puedo durar dos días seguidos follando



Las cosas que dice, fue suerte que siguiera duro



¿No me cree? Si lo tengo duro hasta que usted se vaya a ir, me deja pringarle la cara



Como quiera



Terminado esto, fue él quien tomándola por la cintura empezó a mover su cadera penetrándola profundamente logrando en ella un orgasmo aunque eso no hizo que él se detuviera. Cuando al fin paró de moverse, Marta se levantó, lo besó y empezó a chuparle le pija para luego apoyar sus manos en uno de los bordes del sofá, apoyar una de sus rodillas sobre este y la otra en el suelo dándole una perfecta vista a Oscar de su ya abierto coño. Él no tardó en situarse atrás de ella y penetrarla. Tras un par de minutos de estar follándola, él aumentó el ritmo y convulsionando volvió a llenar de esperma la concha de Marta. La leche que empezaba a salir de la concha de Marta bajaba por sus muslos y algunas gotas casi alcanzaban a untar sus zapatos. Oscar aún sin aire dijo



¿Aún piensas que mi amigo me va a fallar?-dijo refiriéndose a su verga que seguía dura como al principio-



Me tiene sorprendida, me está enamorando ja, ja, ja



Marta era quien ahora movía su cuerpo hacia el de Oscar a pesar de su evidente cansancio, y a medida que su excitación aumentaba, empezó a meter sus dedos entre su ano por lo que Oscar quedó sorprendido. Él ofreció dos dedos a Marta quien los chupó como si de una verga se tratara. Luego retiró la mano de Marta del culo de ella para meter dos de sus dedos en él. Sin dejar de penetrarla, iba hundiendo sus dedos en el ano de Marta quien no paraba de gemir. Al fin, Oscar tomó su verga y la acercó a la cara de Marta quien entendió lo que sucedería así que haciendo su mejor esfuerzo, metió gran parte de la verga de su amante en su boca dejándola lo bastante lubricada para la penetración. Él apoyo su glande sobre el ano de Marta y muy lentamente ella se movía hacia atrás intentando ser penetrada por el orto. Apenas y con gran esfuerzo había pasado la cabeza de aquel voluminoso miembro cuando Marta se separó de él y le empezó a chupar la verga para luego pedirle a su compañero que no lo intentara más mientras ella se volvía a acostar en el sofá con las piernas abiertas y levantadas.



Ante el fallido intento de romperle el culo, Oscar no tuvo más remedio que penetrarla nuevamente por el chochito. Él no paraba de mover su cadera y Marta no pudo resistirlo más teniendo un nuevo orgasmo que la dejó casi sin fuerzas. Ella no se había alcanzado aún a recuperar de aquel clímax cuando escuchó que su celular sonaba dentro de su bolso. Como pudo lo alcanzó pues a Oscar le pareció divertida la situación y no paró de penetrarla. Logró sacar el celular de su bolso, vio que era el viejo y contestó



Aló



Hola mi amor, donde estás



Eeeeeeee…… yo estoy en el pueblo ahhh ahhhhh comprando lo que falta en la ahhhh casa



Ah bueno, es que estaba preocupado por ti



No ahhhhhhhhhh, tranquilo, yo estoy bien



Oye te oigo agitada



Si, un poco es que he ahhhhhhhh tenido que caminar mucho



¿Te parece si voy por ti? –Oscar la penetraba ahora con más fuerza a pesar que ella intentaba detenerlo-



No, ahhhhhh, esto …..yo……..ahhhhhhhhh……… no me tardo



Está bien, te cuidas



Ahhhh, te amo



Oscar con una sonrisa en su rostro observó toda la conversación de Marta y le dijo



Menos mal lo ama sino….



No me moleste, igual ya me voy – dijo Marta mientras intentaba separarse de él-



Espere, antes de irse sabe que la tengo que pringar



No se ponga con eso ahora, no ve que mi marido me llamó



Habíamos hecho un trato, así que



Esta bien, pero termine rápido



Como quiera mamita



Dicho esto, y ante la eminente preocupación de Marta, Oscar siguió follándola aunque ahora él lo hacía con más velocidad generando otro orgasmo en ella y diciéndole



¿No quería que paráramos?



Su verga me tiene loca



Entonces le voy a dar un postrecito



Marta estaba tendida en el sofá recibiendo las embestidas de Oscar que se hicieron más furiosas, cuando vio que él afanosamente y bastante agitado sacó su pene de su concha y le dijo "Ahí viene". Marta como pudo se trató de levantar de incorporar en el sofá cuando sintió que el primer chorro salía del pene de Oscar. Él le tiró cuatro chorros de semen que no tardaron en llegar a su cara, pecho y abdomen. Un poco de aquella leche quedó sobre el labio inferior de Marta quien limpiándolo con su dedo no dudó en tragárselo a la vez que pícaramente sonreía a Oscar. Él se fue un momento y le trajo una toalla para que se limpiara el sudor y el semen de su cuerpo. Mientras lo hacía, Marta no pudo evitar ver que aquel miembro estaba aún duro y le dijo



Mhhhhhh, que animal



Ja, ja, ja. Cuando quiera está a la orden



Usted que le da de comer a eso



En el mercado siempre hay maduritas como usted que no pueden resistirse a una verga grande



Entonces a usted……



Si, las niñas son muy tontas en cambio las veteranas saben que una verga grande no se consigue en cualquier parte



Bueno yo ya me voy, pero aquí esta mi numero de teléfono por si algún día va a Bogotá y necesita algo



No dude que la voy a llamar ricura, ojala me pueda comer ese culito



Hasta luego



Mientras él la acompañaba a Marta a la puerta y aún desnudo, acercó su verga levemente untada de esperma al culo de Marta quien mirándolo asustada creyendo que la volvería a follar le dio un beso en la mejilla y salió del lugar mientras él masturbándose sonreía satisfecho.



Tras casi 3 horas de ausencia, Marta volvió a la casa con todo lo que había ido a comprar y fue recibida por la familia del viejo que aún no se reponía totalmente de la resaca y no notó las finas gotas blancas que había en la parte trasera de su pantalón.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 6
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1556
  • Valoración:
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