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Marta los prefiere jóvenes (2)

Cierto día, Marta al salir de su casa y mientras pensaba que mi tío estaba trabajando lo encuentra en frente de la casa de una de sus vecinas besándola descaradamente. Al llegar él a casa Marta le hace el respectivo reclamo y tras pedirle el divorcio, él decide irse de la casa dejando allí a Marta y a mi primo solos viviendo, y ese es precisamente el momento en que Marta deja de lado el poco pudor que conservaba.



Tras la salida de mi tío de la casa, Marta renovó su closet comprando prendas más atrevidas aprovechando su condición de mujer libre. Ella quien aún cuando había iniciado sus aventuras infieles y vivía con mi tío, guardaba un estilo de vestir muy convencional en mujeres de su edad, pero cuando supo que era la oportunidad de volver a sentirse joven empezó a utilizar ropas más ligeras y destapadas.



Así pues a pesar de la ida de mi tío Marta seguía teniendo una buena relación con su hijo quien ocasionalmente invitaba a sus amigos a la casa y precisamente este hecho fue el que Marta aprovechó para desfogar todos sus instintos.



Un día cualquiera mi primo fue a casa con uno de sus amigos para hacer un trabajo. Marta era muy cuidadosa cuando su hijo estaba así que trataba a los jóvenes como cualquier madre lo haría cortésmente pero si excederse aunque vestía ropa muy sugestiva. Comenzó a entrar la noche y el trabajo aún no lo habían terminado así que mi primo pidió el consentimiento de Marta para que el invitado durmiera aquella noche en su casa para poder terminar la tarea. Marta no encontró problema alguno pues no sería la primera vez que esto sucedería, así que tras dar las buenas noches a los dos jóvenes, se dirigió a su cuarto y se acostó a dormir. Mi primo y su amigo terminaron el trabajo e hicieron lo mismo, fueron a acostarse pues al siguiente día tenían clase nuevamente.



Al siguiente día Marta se levantó muy temprano a preparar el desayuno a los jóvenes. Ella encontró a su hijo ya listo quien rápidamente desayunó y salió de su casa mientras decía a Marta que Sebastián (así se llamaba el amigo de mi primo), se sentía mal y descansaría un poco para luego ir a la clase en que tenían que presentar el trabajo que habían hecho la noche anterior. Marta no pudo decirle nada y siguió en sus labores, y tras aproximadamente media hora fue al cuarto donde se encontraba para saber cómo se encontraba. Al llegar al cuarto el joven le dijo que tenía mucha fiebre y se sentía un poco mal así que Marta tomo una toalla, la humedeció y la colocó sobre la frente de Sebastián.



 



Tras esto, ella fue a preparar algo para que el joven comiera o e pondría peor y al volver se sentó en el borde de la cama y cual si fuera su madre intentó dárselo ella misma. Marta vestía aquel día un vestido blanco a la altura de la rodilla que en su parte superior tenía una especie de encaje sobre la tela. El vestido que tenía un escote considerable era de tiras a través de las cuales se podía observar las tiras de su sostén el cual era negro. Además, usaba un par de medias veladas negras las cuales se habían convertido en parte casi indispensable al momento de vestirse.



Tras dar un poco de la sopa que le había llevado a Sebastián, éste le dijo que no podría comer más pues se sentía mal así que ella dejando el plato en el suelo tomó una toalla similar a la que el joven tenía en su frente y la humedeció en un vaso con agua que había junto a la cama. Ella levantó la camiseta del invitado mientras le decía que su pecho era muy bonito y con total naturalidad empezó a pasar la toalla por el torso desnudo del joven quien simplemente observaba. Ella le decía que le aplicaba agua fría para aliviar un poco su fiebre a lo que él asentía tímidamente. Marta volvía a humedecer la toalla y la pasaba por la cara de Sebastián para luego seguir con sus brazos y volver a su torso, mientras le preguntaba si aquello se sentía bien a lo que él siempre respondió afirmativamente. Marta se empezaba a calentar así que sin soltar la toalla y sobre la pantaloneta del joven tomó su verga mientras le decía con total naturalidad:



Ay, está caliente



Sí, así es



¿Quieres que le baje la temperatura también un poco?



Si, por qué no.



Marta bajó el pantalón del joven dejándolo apenas bajo sus huevos mientras halagaba el trozo de carne del joven. Ella volvió a tomar la toalla y la humedeció nuevamente pasándola ahora alrededor del pene y sobre los huevos del joven mientras lo miraba directamente a los ojos y nuevamente le preguntaba si se sentía bien a lo que él nuevamente decía que sí. Marta colocó la toalla sobre el pene del joven y lo apretaba fuertemente mientras él le decía que nuevamente se estaba calentando. Marta soltó la toalla y la dejó a un costado, retiró la pantaloneta del muchacho mientras le decía



Quizás yo pueda hacer un mejor trabajo



Pero él es amigo mío, esto no debe estar bien



Tranquilo, él debe entender que yo simplemente estaba ayudando.



Volvió a tomar la toalla y mientras limpiaba bien el ya erecto pene de Sebastián con ésta, le decía



Probablemente yo pueda hacer un mejor trabajo con mi boca



Si



¿Esto está bien para ti?



¿Tú que crees?- dijo él quien aún estaba inmóvil-.



Vamos a ver



Ella tiró la toalla al suelo y sin vacilar se arrojó sobre aquel pene lamiéndolo de arriba abajo para luego pasar su lengua sobre la cabeza de aquel miembro para luego chuparlo un par de veces ante las exclamaciones de placer del joven y decirle.



¿Ahora te sientes mejor?



Eso es lo que creo



Tras decir esto, Sebastián colocó su mano sobre el muslo de Marta para luego acariciar su entrepierna mientras ella no paraba de succionar y lamer aquel duro palo. Marta se aseguraba de meter todo el pene en su boca y él empezaba a coger las tetas de ella para luego volver a acariciar su entrepierna mientras le subía la falda del vestido. Marta seguía disfrutando el sabor de aquella verga y él le decía:



¿Tú cuantas veces he masturbado tu juguetito?



No, pero por mi hijo yo te ayudo- dijo ella mientras sonreía sin retirar el pene de su boca-.



Ella pasaba la lengua repetidamente por el glande del amigo de su hijo, y luego lo chupaba como si fuera un chupete mientras él gozaba con aquel tratamiento. Marta metía uno a uno los huevos de Sebastián en su boca para chuparlos mientras no cesaba de masturbar aquella verga. Ella hacía un gran trabajo sobre los huevos del joven y él aprovechaba para subir su mano a través de la falda de Marta hasta alcanzar su chochito el cual sobaba sobre el calzón negro que lo cubría mientras Marta sumisamente abría las piernas. Así estuvieron un momento, ella chupando la verga y huevos del invitado y él pasando su mano por la pierna de Marta para luego masajear su clítoris con los dedos.



En seguida ella tomó la mano que la estaba acariciando y la posó sobre la verga del joven quien lentamente se masturbaba mientras Marta no paraba de chupar aquel pene para luego decirle que lo mantuviera duro para ella. Marta se quitó el vestido y le dijo:



Esto es para tu lindo juguetito.-Dijo ella graciosamente-



Oh, si



¿Te gusta?



Claro que sí



Marta desabrochó su sostén pero antes de quitárselo pasó el pene de Sebastián entre sus senos, para luego sí quitarse el sostén y el calzón que descubrió su peluda concha. Ella se tiró sobre la cama levantando y abriendo sus lindas piernas dando una maravillosa vista a Sebastián quien se incorporó al instante y empezó a lamer y penetrar con sus dedos la peluda y húmeda concha de Marta. Ella sobaba sus tetas y tomaba la cabeza del joven para clavarlo al máximo en su concha, no tardando demasiado en soltar sus jugos llegando al orgasmo.



Marta sabía que no había mucho tiempo pues su amante de turno debía irse en poco tiempo a encontrarse con su hijo así que sin demora tras chupar un par de veces la polla que tenía a su servicio, la clavó lentamente en su conchita. Él movía su cadera lentamente mientras Marta cerraba los ojos disfrutando cada centímetro de verga de su joven acompañante. Tras penetrarla lentamente un par de veces, Sebastián la comenzó a follar con mayor ritmo logrando en ella gritos desinhibidos aprovechando la soledad de la casa. Marta no paraba de gritar y de pedir a él que se la enterrase hasta el fondo a lo cual él accedía con gusto mientras sostenía las piernas de ésta sobre sus hombros.



Tras unos minutos de placer Sebastián se acostó sobre la cama y subió a Marta quien sin reparo se sentó sobre la hinchada polla del amigo de su hijo quien tomaba suavemente la cintura de Marta quien movía su cadera en forma circular y de adelante hacia atrás logrando así que el joven llenara su coño de leche espesa. La verga del invitado perdía rigidez, pero rápidamente y sin retirarla de la caliente concha de Marta volvió a estar dura, quien sin sacar aquel miembro de su sexo, giró hasta darle la espalda a él para luego recostarse sobre su pecho mientras él estimulaba su clítoris logrando rápidamente un nuevo orgasmo en ella.



Después de bombear la concha de Marta un buen rato, Sebastián nuevamente sin sacar su pene de ella se situó de medio lado dejando a Marta frente a él y sobando bien sus tetas mientras besaba su cuello. Marta gozaba con cada embestida pero no pudo evitar ver cómo la hora de la clase de su joven amante se acercaba y él debía ir al encuentro de u hijo o él sospecharía que algo habría sucedido, así que intentó desesperadamente llegar a un nuevo orgasmo consiguiéndolo con ayuda de sus dedos los cuales no dejaron de sobar su clítoris. Tras este último éxtasis de Marta, dijo a Sebastián que debía alistarse e ir a la universidad pues su hijo lo esperaría allí, así que él hallando la razón en las palabras de la mujer que follaba le pidió una última mamada a lo que ella accedió.



Marta se arrodilló en la cama y Sebastián se puso de pie frente a ella donde Marta lamía su verga de un lado a otro, metía su verga y huevos en la boca haciendo un excelente trabajo a tal punto que tras un par de minutos y mientras Marta le hacía una paja, Sebastián soltó su semen sobre la cara y pecho de Marta quien se aseguró de chupar la verga del joven hasta que no quedara un solo rastro de leche en ella.



Al terminar, Sebastián se dio un baño, se alistó, dio un beso a Marta quien ya estaba vestida y lista para salir a trabajar y se fue a la universidad donde se encontró con mi primo que si saberlo estaba con el hombre que había follado a su madre.


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