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Categoría: Maduras

Marta los prefiere jóvenes (10)

La experiencia que Marta tuvo con Oscar fue inolvidable y no podía esperar por la llamada que él dijo le haría, pero mientras tanto ella debía seguir con su vida de siempre así que intentó al máximo no pensar más en aquel chico.



El lugar donde estaban pasando las vacaciones Marta y la familia del viejo, como ya dije era un condominio. Allí había aproximadamente 20 casas bastante grandes y lujosas, que eran separadas unas de otras por aproximadamente 3 metros, tres piscinas, cuatro canchas de tenis, cancha de fútbol, una gran zona verde, y un salón muy grande donde se hacían las celebraciones especiales. El 29 de diciembre y aún con el recuerdo latente de la follada que aquel joven le había propinado, el viejo y su familia saldrían al pueblo a recorrerlo y salir un poco de aquel condominio para pasar allí toda la tarde. A eso de las 10 de la mañana, estaban todos listos para salir y Adriana y Andrés mostraron gran insistencia en quedarse en el lugar para poder entrar a la piscina. El resto de los presentes intentaban convencerlos de ir con ellos pero los niños fueron muy tercos. Ya sus padres se estaban poniendo un poco rabiosos debido a la actitud de los pequeños, y Marta notándolo dijo



Tranquilos, vayan ustedes que yo me quedo con los niños



Pero qué dices, vamos a hacer una salida familiar



Vayan ustedes tranquilos que yo me quedo con ellos



Duraron un rato en la misma discusión hasta que por fin Marta los pudo convencer de quedarse, así que el resto de la familia salió hacia el pueblo mientras los niños se disponían a salir a la piscina. Marta, también pensó que podría salir un rato a tomar el sol mientras cuidaba a los chicos. Ella se puso un bikini verde muy pequeño que dejaba ver perfectamente sus carnes. En su cintura y sobre el bikini se colocó un pareo verde semitransparente, además llevaba unas sandalias negras de tacón y sus gafas negras. Cuando estuvo lista, llamó a los pequeños que también se habían puesto sus trajes de baño y salieron rumbo a la piscina que estaba a unos 50 mts de la casa.



Los pequeños, salieron corriendo y saltaron con prisa a la piscina mientras Marta tranquilamente extendía su toalla sobre una de las sillas que había junto a la piscina para luego quitarse las sandalias y acostarse sobre la silla a tomar el sol. Marta tenía sus ojos cerrados a pesar de las gafas negras y de vez en cuando, ojeaba para saber donde estaban los chicos. Iba casi 20 minutos cuando se dio media vuelta acostándose boca abajo y cerrando nuevamente sus ojos mientras dejaba su cara en sentido hacia la piscina. Iban pasados casi 5 minutos desde que Marta se había puesto en aquella posición cuando escuchó que un joven se acercó a ella y le dijo



Hola



Hola –dijo Marta indiferentemente mientras no perdía su posición-



¿Puedo sentarme junto a usted?



Si, por mí no hay problema –decía Marta quien aún no había visto al joven-



Él acomodó una silla junto a ella y le dijo



Mucho gusto, me llamo Omar



Mi nombre es Marta



Desde que la ví llegar con su familia la quería conocer. Me parece usted una mujer muy bella.



Muchas gracias



Al decir esto, Marta giró su cara para al fin ver con quien hablaba. Aquel hombre era el joven que habitaba a dos casas de la casa del viejo y su familia. Él era un joven negro de unos 20 años, muy bien parecido aunque su cuerpo de casi 1.85 cms no era muy atlético. Ella quedó bastante impactada con que el joven que hablaba con ella fuera su vecino. La conversación siguió



¿Por qué esta acá sola?



La verdad es que estoy cuidando a mis nietos – dijo Marta señalando a los muchachitos-



Pero usted es muy joven para ser abuela.



La verdad son los nietos son de mi esposo



No me diga que el anciano que vive en es casa es su esposo



Si, así es



Que desperdicio –susurró el joven sin que Marta lo oyera-



Omar, ya que está aquí ¿me podría hacer un favor?



Por supuesto



Aunque me da un poco de vergüenza, le quiero pedir que me aplique el bronceador en la espalda, es que es muy incómodo para hacerlo yo misma.



Pierda cuidado.



El joven tomó la botella de bronceador mientras Marta soltaba la parte superior del bikini para luego untarle un poco de éste sobre la espalda. Marta sentía cómo el joven esparcía el líquido lenta y suavemente sobre su espalda con una habilidad que ella no podía evitar notar. Al joven terminar de aplicar el líquido en su espalda, se escuchó a Marta decir



¿Podrías aplicármelo en las piernas también por favor?



No hay problema



Muchas gracias



Omar aplicó un poco más de bronceador sobre cada una de las piernas de Marta. Con la misma delicadeza que había expuesto anteriormente recorrió con sus manos las torneadas piernas de Marta quien estaba totalmente relajada. Poco a poco él fue subiendo por las piernas hasta llegar a las nalgas de Marta, las cuales también recorrió lentamente con sus manos esparciendo el bronceador sobre ellas. Marta ya estaba excitada gracias a las buenas maneras del joven y la suavidad de sus movimientos. Aquel hombre de color seguía tocando el cuerpo de Marta y su pene empezaba a reaccionar generando una gran erección. El joven terminó su trabajo y se dispuso a dejar la botella de bronceador en la mesa donde Marta tenía sus objetos y los de los niños que estaban bajo su custodia. Ya él había dejado aquel recipiente en su lugar y volvía hacia su silla pasando frente a Marta quien vió sorprendida que bajo el pantalón de su acompañante se escondía un gran bulto de dimensiones inusitadas. Él le dijo



Tiene usted un muy bonito cuerpo Marta



Muchas gracias, usted tiene unas manos muy suaves y hábiles



Así se debe tratar a una mujer tan bella como usted



Me voy a terminar creyendo todo lo que usted me dice



Créalo porque es todo verdad, usted es hermosa



Marta aún tenía en mente aquel paquete del joven pasando frente suyo, así que decidió aprovechar la situación para decirle al joven



Le puedo hacer una confesión



Por supuesto



Mientras usted me aplicaba el bronceador, me alcancé a excitar



¿En serio?



Y cuando usted pasó frente a mí, puede observar que usted también se excitó



La verdad es que sí, pero de antemano le pido disculpas si le molestó



A mí no me molestó, al contrario me gustó lo que vi



Al Marta decir ello, se sentó quedando frente a frente con el joven bastante cerca. Ella colocó su mano en la entrepierna del muchacho y lentamente la subió hasta hacer contacto con su paquete frente al joven que ni siquiera se inmutaba. Él le dijo



¿Esta segura que le gusta?



Si, estoy segurísima



¿Quiere ir a mi casa?-decía él bastante tranquilo-



Claro que sí, pero espera un momento.



Marta bastante excitada se calzó las sandalias y el pareó y recogió la toalla de su lugar para dirigirse donde se encontraban los niños y decirles



Niños, voy a ir un momento a la casa de aquel joven que me va a mostrar una cosa. No se muevan de aquí que yo no me tardo



Está bien, no te demores



Marta volvió a estar junto al joven quien tomándola por la cintura la llevó hacia su casa. Omar abrió la puerta y entró junto a Marta rápidamente para luego cerrar la puerta. Le dijo a Marta



¿Vamos a mi cuarto?



Está bien.



El joven se veía bastante tranquilo frente a la situación al contrario de Marta quien se veía ansiosa. Al llegar al cuarto del joven, ella tiró la toalla y el pareo en el suelo y se lanzó sobre la boca de su hombre para enredarse en un beso apasionado con el cual Marta sintió la enorme lengua de Omar recorrer su boca mientras acariciaba suavemente sus nalgas. Ella no resistió mucho aquella espera y sentándose en la cama, rápidamente desabrochó el pantalón de su amante, el cual cayó al suelo dejando frente a Marta un pene de un color café oscuro y de 20 cms de largo aproximadamente, mientras aún no estaba totalmente erecto. Marta lo tomó con su mano y lo posó entre su boca sin espera empezando a saborear aquel trozo de carne. El pene del joven crecía lentamente entre la boca y manos de Marta quien estaba absorta haciendo su trabajo sobre aquel miembro. Dicho falo ahora tendría al menos 24 cms de largo y un ancho sobresaliente aunque no podía permanecer totalmente vertical a pesar de su rigidez. Ella continuaba inmersa en aquella mamada y cerraba los ojos para chupar y masturbar con pasión esa oscura verga.



Omar la tomó de la cabeza y la recostó en la cama mientras él se arrodillaba en el suelo para luego mover hacia un lado la tanga de Marta y enterrar su lengua en la concha de ella quien al sentirla comenzó a gemir. Él hacía un muy buen trabajo con su lengua, tanto así que Marta se corrió tras apenas uno o dos minutos. Tras esto, y aún bastante tranquilo Omar le dijo "Veo que ya está lista", se acostó en la cama y le pidió a ella que fuese quien se enterrara en su palo. Sin tardar, Marta hizo lo que él le pidió, dejó las sandalias en el suelo y moviendo su tanga hacia un costado empezó a descender sobre la hinchada verga de su compañero. Ella disfrutaba cada centímetro que entraba en ella y tiraba su cabeza hacia atrás mientras Omar la tomaba suavemente por la cintura. Marta se introdujo lo más que pudo aquel miembro, pero aún así casi 2 centímetros quedaron fuera de su conchita. Eso no fue impedimento para Marta quien intentaba proporcionarse el mayor placer con dicho órgano.



Omar simplemente tomaba a Marta por la cintura o acariciaba suavemente su espalda, cabello y cuello. Marta se sentía ya muy excitada y volvió a soltar sus jugos, esta vez sobre el pene de su amante. Tras esto, ella se sacó aquella estaca de la concha para volver a darle una buena mamada y enterrarse nuevamente, aunque en esta ocasión de frente a él quien parecía no inmutarse. Nuevamente se clavó en aquel tronco y empezó a saltar hasta que sin notarlo lo tuvo completamente adentro. Ella ahora se comía la totalidad de aquel negro palo y él bajó un poco la parte superior del bikini de Marta para empezar a acariciar y sobar sus pezones que estaban bastante duros.



Tras un par de minutos, él se levantó de la cama y puso a Marta a cuatro patas frente a él, y sin tardar demasiado la empaló. Él comenzó a tomar el control de la penetración y daba profundas estocadas a la abierta concha de Marta quien gemía ante cada sablazo de Omar. Él sacó su pene de la concha de Marta y empezó con la punta de éste a hundir las grandes y firmes nalgas de Marta quien lo miraba con deseo. Tras unos pocos segundos, ella sin perder su posición, tomó el pene de Omar con su mano y lo introdujo lentamente en su chochito. Él no tuvo mayor oposición y siguió bombeándola hasta hacerla tener su orgasmo, el cual fue acompañado por un par de gritos.



Luego del orgasmo de Marta, Omar la giró y la acostó boca arriba al borde de la cama para él tomándole la cintura empezar a taladrarla. El joven acariciaba los senos de Marta quien hasta ahora se reponía de su orgasmo. Iban ya un par de minutos en aquella posición, cuando el joven empezó a aumentar el ritmo y se aceleró su respiración por lo que Marta al notarlo le dijo



¿Se va a venir?



Ahhhh…. Si



Quiero que me tire su leche encima



Pasaron un par de segundos desde la última palabra de Marta cuando el joven rápidamente y tras sacar su pene de la concha de Marta, apoyó sus manos a ambos lados de la cabeza de Marta y ella, dejando su miembro sobre el cuerpo de ella. Apenas Marta lo observó, tomó aquel duro pene y lo empezó a masturbar haciendo que éste escupiera su semen sobre su pecho y cuello. La leche no salió disparada, simplemente escurría desde el glande de Omar, el cual expulsó una abundante cantidad de esperma. Marta apretó la cabeza de aquel pene hasta sacarle la última gota para luego besarle la cabeza y decir un instintivo "Gracias". Omar cayó rendido en su cama perdiendo su erección mientras Marta lamía sus manos saboreando el semen que en estas había quedado.



Marta se levantó y tomó su toalla para limpiarse la gran corrida de Omar de su cuerpo y para limpiar su bikini, pues no se lo quitó durante los casi 40 minutos que estuvo en casa del joven. Ella tras medio acicalarse, se acomodó el bikini, se puso el pareó y las sandalias, se acomodó el cabello y se despidió del joven con un beso apasionado en la boca mientras con su mano le sobaba la verga.



Marta volvió a la piscina y allí estaban aún Adriana y Andrés tranquilizándola al verlos. Ella los llamó para que fueran a almorzar a casa, haciendo rápidamente unas hamburguesas para los tres. Tras almorzar, los niños volvieron a la piscina y Marta notando que su cuerpo y bikini olían al esperma de su macho los acompañó en el agua asegurándose de retirar cualquier rastro de esperma de ella.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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