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Categoría: Infidelidad

MANOLO ME COGE EN SU CARRO

Después de ser descubierta por mi marido teniendo sexo con Manuel, mi matrimonio estaba en crisis, discusiones y agresiones eran el pan de cada día, ya no se podía vivir así, mi marido tomo la decisión de irse a vivir con sus padres y se llevó a nuestro hijo menor, yo me quede con mis tres chamacos y así en lo que tramitábamos el divorcio.



Estaba mal, deprimida, era un fracaso más, me dolía que la carne me hubiese dominado y no pude controlarlo, eran momentos que no quiero volver a pasar.



Mi amiga Gina, estaba ahí apoyándome moralmente, ella es delgada, buena pierna y es mayor que yo, además su piel lechosa la asemeja a una vampira, de hecho, así la apodábamos, está casada con Manolo, un ascendiente español, alto, pelirrojo y que siempre me piropeo no importándole la presencia de mi amiga o mi marido.



G: Tranquila amiga, ¡tienes que superarlo!



K: Es que no es fácil, el sexo estuvo fenomenal, ¡pero ahora me quede sin anda!



G: Mira, arréglate, lleva a los niños con mi ama y nosotras nos iremos a bailar, para que olvides un poco esto.



K: ¡Yo creo que esto nunca lo olvidare, pero igual tienes razón!



Así que es día me arreglé, me puse una falda entallada azul, medias negras sin ligero, una blusa negra y mi saco, llegue a casa de Gina quien lucía un vestido color crema y su medias color carne, dejamos a mis hijos con los de ella cuidado por su mama y Manolo llego 15 minutos después y los tres salimos en el carro.



Me sentía rara, jamás había salido yo sola con ellos dos, Manolo no dejaba de verme las piernas pro el retrovisor, pero bueno, no había de otra, ¡no podía reclamarle ya que mi amiga estaba a su lado maquillándose!



M: ¡Las voy a llevar a un buen lugar cerca de la plaza!



G: Llévanos a donde sea, ¡queremos bailar y tomar algo!



M: ¿Estás de acuerdo hermosa?



K: ¡Eh!! ¡Si no importa, yo voy donde ustedes vayan!



Llegamos a la famosa “choperia” Manolo pidió una cubeta y empezamos a convivir.



Al principio yo solo tomaba, no quería bailar, algunos chicos me invitaban a bailar, pero yo no quería, Gina y Manolo disfrutaban la noche, bailaban y tomaban y eso me deprimía más.



G: ¡Vamos amiga! ¡Venimos a disfrutar!



K: ¡Lo trato, pero, uhm!



M: Ya guapa, ¡ven bailemos!



Manolo me levanto de la silla y bailamos una salsa, la verdad se movía muy bien, el me rozaba cada que podía, era un mañoso, eso me despertó un poco, ¡ya que su enorme sonrisa y sus ojos claros me pusieron tensa!



K: ¿Qué haces?



M: ¡Bailándote!



K: No me refiero a eso, ¡me estas arrimando todo!



M: Jajá, ¡pues acúsame!!



Y mientras charlábamos sus manos estaba entre mi cintura y cadera, cada vuelta me giraba de más para ver si s eme levantaba un poco la falda, yo estaba tensa, mi amiga estaba sentada y mirándonos, pero parecía no poner mucha atención.



Manolo pidió dos cubetas más y la borrachera estaba a tope, yo bailaba con él, con Gina, con los dos, poco a poco me contagiaron su entusiasmo, de hecho varios hombres lo miraban con envidia cuando en el reggaetón le bailamos pegadito, sentí su miembro, pero en lugar de molestarme me comencé a calentar un poco más!



En lo que platicábamos y me aconsejaban Gina fue al baño y yo me quede conversando con él.



M: ¡Pues yo dijo que tu marido es bien tonto!



K: ¿Por qué?



M: Un mujeron como tú no se deja, ¡no importa lo que pase!



K: ¿Tú perdonarías la infidelidad?



M: ¡Mi amor!! Eso es parte de la vida de casado, es más, ¡Gina a conocido a algunas chicas con quien eh estado y yo a sus machos jajá!



Su declaración me dejo anonadada, de él no me sorprendía pero que mi amiga era tipo swinger, eso sí me impactó.



M: ¿Qué pasa? ¡Te quedaste muda!



K: ¡No te puedo creer!



M: Te complicas mucho, solo vive la vida, es más, te quiero coger, ¡vámonos de aquí!



K: ¡Pero qué dices!!



M: Ya, ¡deja presentarle un chico a Gina la dejamos ocupada y nos vamos!



Este tipo estaba tan seguro de sí, sus manos acariciaban mis muslos, subían de mi rodilla hasta mi entre pierna, yo estaba tensa, Gina no regresaba y yo quería huir.



Manolo sabia convencer, seguía insistiéndome que me fuera, me confeso que alginas amigas de su mujer ya habían estado con él, con y sin permiso de mi amiga, eso me ponía caliente, entre el alcohol, la depresión y la abstinencia, me tenían confundida.



K: ¡Necesito un cigarro!



Gina salió en ese momento y sin decir más me levanté de la mesa y me salí a fumar, estaba tensa y necesitaba aire fresco.



Camine al estacionamiento donde Manolo dejo el carro, quería huir, fumaba y pensaba en las palabras de Manolo y no podía dejar de pensar en mi amiga Gina, pero en una forma sexual, ¡fue entonces que sentí que alguien me abrazo por atrás!



M: ¡Que ricas nalgas!



K: ¿Manolo?



M: ¡Quien más, uhm!



Sentía su miembro duro rosando en mis nalgas, yo quería huir, pero me tenía bien apretada.



K: Déjame, ¡no mames y Gina?!



M: Se quedó platicando con un tipo, ¡dejémosla ahí un rato!



K: ¡No!! Suéltame, dios mío, no iré contigo a ningún lugar!



M: ¡No vayas, aquí está bien!



Sus manos entraron debajo de mi falda, su boca mordía mi oreja, yo estaba caliente, quería irme, pero la calentura me hacía moverme en círculos.



Metió sus manos por debajo de mi blusa y me acariciaba las tetas de forma dura, apretando mis pezones mientras su boca ya estaba en mi cuello.



M: Esta bien buena, ¡cómo te deseo!



K: ¡Ah!! ¡Ya acaba con esto!



Me dio vuelta y nos perdimos en un sensual beso, sus manos acariciaban mis nalgas tan rico como nunca antes alguien lo hizo, mi cuello era devorado por su forma tan rica de morder, no sé si alguien nos veía, pero Manolo abrió la puerta del chofer y la de atrás, la del chofer para cubrir y me sentó en el asiento trasero, y se bajó el pantalón y la trusa, mostrando una verga blanca, con circuncisión, dura y grande, ¡una deliciosa bestia!



M: ¡Vamos nena chupa!



Empecé a darle unas lamidas rápidas en la cabeza, el miraba a todos lados, metí su cabecilla a mi boca y le succionaba todo, sus gemidos me encantaban, ¡me tomo de la nunca y me empozó a follar la boca!



M: ¡Uhm!! ¡Así! ¡Uhm, uf!!



K: ¡La tienes sabrosa!



M: ¡Así putita, uhm, si!!



Sentía que tocaba mis anginas, su verga era sabrosa, no importaba estar en un estacionamiento mamándosela, ¡que rica verga!



Me tomo las orejas y me follaba la boca con violencia, se me hacían los ojos en blanco, ya casi ni podía respirar, ¡fue entonces que comenzó a venirse den mi boca!



M: ¡Ah!! Trágatelos uhm!!



K: ¡Ah!!! ¡Dios mío!



Me acostó en el asiento trasero, ¡subió mi falda con violencia y quito mi tanga para comenzar a mamarme mi conchita con desenfreno!



Su lengua era una serpiente, se movía riquísimo, me apretaba el clítoris, lamia mis entre piernas, me apretaba las tetas ya que me levanto la blusa, ¡me tenía gimiendo de placer!



M: ¡Que rica vagina, uhm!



K: ¡Que rico lo haces uhm!!



Sus dedos ya palpaban dentro, los movía rico, me los metía y sacaba con velocidad, ¡no podía creer que el esposo de una de mis mejores amigas me tuviera jadeando y gimiendo como perra!



K: ¡Que rico, uhm, que rico!



M: ¿Te hacía falta esto verdad? ¿Un buen macho?



K: ¡Ah, que rico, me vengo, me vengo!!



No tolere más y comencé a venirme en su boca, Manolo tragaba mi venida como si de agua se tratara, que orgasmo, ¡tenía tiempo sin sentirme así!



Manolo me abrió las piernas y se acomodó metiéndomela de manera suave, sentía su dura verga entrar sobre mi húmeda vagina, una vez dentro sus movimientos eran suaves, ¡se apoyaba de la cabecera de los asientos para empujarse más a mí!



M: ¡Que rica, uhm!



K: ¡Ah!! ¡Uhm!! ¡Así dame, uhm!



M: ¿Te gusta la verga?



K: ¡Me encanta!!!



Me la estaba dando de patitas al hombro, sentía sus huevos rebotar en mis nalgas, las tenía hasta dentro, ¡que placer!



No sé si alguien nos veía, no sabía nada de Gina, solo estaba siendo penetrada por su marido en su carro a plena vista.



K: ¡Que rico, uhm!



M: Que patotas tienes, uhm, ¡la más buena de las amigas de mi mujer!



K: ¡Coges fantástico, uhm!



M: ¡Ponte en cuatro, como buena perrita!



El salió del carro y yo me empine en el asiento sacando mis nalgas, el las acariciaba y lamía, ¡metía sus dedos en mi concha y se masajeaba la verga con mis nalgas!



M: ¡Pídemela!



K: ¡Dámela ya!



M: Así no, ¡pídemela como lo que eres!



K: Métemela, dame tu rica verga, ¡cógeme por favor!



M: ¡Buena chica, aquí tienes tu premio!!



Me tomo de las nalgas y me empezó a penetrar despacio, que rico sentía cada embestida de Manolo, me apretaba los muslos, me daba de nalgadas, ¡yo gemía y me empujaba en círculos a él!



El carro se movía a nuestro ritmo, Manolo estaba en la gloria, me embestía rápido y con fuerza, el ruido que hacíamos estaba segura que se oía a kilómetros, ¡mis gemidos eran fuertes y además me tenía babeando como perra!



K: ¡Ah!! ¡Uhm, que rico!



M: Pinches nalgas, uhm, son enormes, que rico aprietas, ¡te entra todita!



K: Uhm, más, dame más, ¡no pares!



M: ¡Sí!!! Así me gusta nena, uhm, toma, ¡toma!!!



Se movía bestialmente, subía una pierna en la orilla del carro para dármela mejor, me empujaba con fuerza, me jalaba el cabello, la verdad necesitaba una cogida, ¡así como la que él me estaba dando!



K: ¡Me vengo, uhm, ah!!



M: ¡Te voy a preñar perra!



Jalándome los cabellos de forma bestial, Manolo me la metía con fuerza, yo gritaba ¡que rico! entonces no pude más y tuve un segundo orgasmo, viniéndome todita y salpicando el carro!



M: ¡Si, uhm, así nena!



K: ¡Ah!!!! ¡No mames que rico!!!



M: SI, ahí voy nena, ¡ahí viene mi leche!



K: Dámela, uhm, lléname de ti, ¡uhm!



Me moví en círculos despernadamente, Manolo gemía y sentí como se precipitaba, entonces una rica explosión me lleno de su semen, que rico momento, ambos gritábamos y nos movíamos como locos, disfrutando el orgasmo al máximo.



Quedamos exhausto y sudados, él estaba fuera y yo me acomodaba la ropa para salir, ¡fue entones que me lleve una gran sorpresa!



G: ¡Con que aquí estaban los dos!



Gina estaba afuera observando como su marido me había cogido, yo quedé muda no supe que decirle, Gina estaba seria no decía más!



K: ¡Amiga, perdón, de verdad…!



G: ¡Cállate! ¡Ya estás contento verdad cabrón!



M: ¡Como no te imaginas!



G: ¡Bien, pues entonces prepárate!



Gina fue directamente a mí y empezó a besarme con pasión, que beso más rico, solo una ocasión una mujer me había besado y mi amiga me erizo la piel, que rico me besaba, ahora se venía algo más rico y mientras Manolo conducía, ella y yo nos agasajábamos en el asiento de atrás!



Kali


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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