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Categoría: Confesiones

Malek

El me veía pasar todos los días, cuando me iba a clases, y me daba siempre una mirada de lujuria increíble, a mí también me agradaba, es él un tipo blanco, unos ojos color caramelo irresistibles, que transformaban aquella mirada hasta volverla capaz de enloquecer a cualquier mujer. Todas las chicas que viven por mi calle se morían por él, todas le coqueteaban, alucinaban con él, y es que Malek tiene unos cabellos de oro y una boca tan provocativa, que, ni yo, siendo tan dura como soy para evitar los ataques del deseo, pude resistir la tentacion de soñar con un beso.

Fue un dia viernes, bien lo recuerdo, como si fuese aquel día, una de mis amigas me dijo que Malek la seducía, yo no lo creía, tan serio como era!!!!
Salí de casa a realizar unas compras que mi madre me encargó, y mi camino obligatorio fue pasar por el trabajo de Malek. Aquel día yo vestía con una falda azul de jean que me quedaba muy ceñida y dejaba lucir mis caderas y trasero -que no debo negarles el mérito que tienen- un tanto grande, y una blusa roja también ceñida. Pasé con las compras hechas y él estaba allí afuera fumando un cigarrillo; me sorprendió cuando, al pasar me dijo, con una voz muy sensual (que no había oído jamás):"Señorita, ¿la acompaño? Esta zona es muy difícil y puede resultarle peligrosa..." Y yo, sin mostrar sorpresa le respondí:"No se preocupe, conozco perfectamente el lugar donde vivo. Gracias", y lo dejé allí parado, sin opción a decir nada más. Desde ese día, gastó todas sus peripecias en averiguar mi nombre con mis amigas, y con personas conocidas, sin poder conseguir nada.

Y siempre pasaba por su trabajo, con el fin de verlo y volver a coquetear con él, de una manera muy sutil, que sólo él pudiera entender. Fue entonces que una noche me vio parada en la puerta de mi casa, esperando a una amiga que debía llegar, y me preguntó:"Qué haces esta noche tan solita? Seguro esperas a tu novio.." le respondí:"Hola! Cómo estás? No, no espero a mi novio, de hecho, no tengo novio. Espero a una amiga que ha de venir para terminar un trabajo de la universidad".

No me creyó aquello de que no tenía novio, alegando que una chica tan bonita como yo no podía estar sola y que los hombres estaban ciegos. Yo sonreí con su comentario y me preguntó el nombre, yo no le dí mi nombre real, a decir verdad, no recuerdo lo que le dije, pero, al preguntarle su nombre, él volvió a responder con aquella voz sensual con que me abordó la primera vez:"mi nombre es Malek".

Es así, desde ese día no paraba de insistir a que saliéramos alguna vez, y yo seguía dando una y mil excusas para no salir. El me gustaba mucho, y yo tenía miedo de llegar a parar a un hotel con él después de una salida, era ese el motivo por el que no aceptaba sus invitaciones.
Desaparací de su vida por unos meses, ya casi había logrado olvidarlo, cuando, al llegar a casa luego de la universidad, escuché a lo lejos una voz que llamaba mi nombre, mi sorpresa fue grande, al voltear me encontré con su bello rostro, que no había olvidado del todo, me saludó muy efusivamente y me dijo:

-Hola, mi amor, cómo has estado? Ya no te dejas ver, y yo te extraño...
-Jajaja, no digas mentiras, tú estás muy bien, sin señas de desesperación.
-No lo creas, desde que desapareciste que no dejo de pensar en ti, hace más de un mes que no te veo, y quisiera salir contigo.
-Discúlpame, pero creo que no se va a poder, tengo un ciclo agotador, mucho trabajo en la universidad, y ahora, tiempo es lo que menos tengo...
-No me dejes así, bien sabes que me muero por ti, y te haces la difícil, ya bastantes meses me has hecho padecer, y merezco un premio a mi sufrimiento...
-Jajaja. Me voy a descansar, mañana tengo un día pesado, y lo peor de todo es que no hay nadie en casa..

Allí empezó a besarme, en la puerta de mi casa, me abrazó y empezó a tocarme como nunca nadie lo había hecho, tocaba mis piernas, besaba mi cuello, mordía mis labios y se aferraba más a mí, haciendome sentir por encima del pantalon tan apretado que yo tenía un miembro grande y erecto. Yo tenía miedo de sucumbir ante sus besos y caricias tan encendidos, pero él, ya dentro de mi casa, me tendió en el sofá, y sin desnudarme, me acariciaba por debajo de la blusa, yo cada vez estaba más tensa, imaginando que en cualquier momento llegarían mis papás de su viaje, y si llegaban, me encontrarían allí, cogiendo con esa majestuosidad de hombre que es Malek. Pero no, nadie llegaba, además, era ya tan tarde, que no creí que alguien pudiera llegar.

El seguía acariciándome y haciendo movimientos que me excitaban al máximo, me hizo sentir su miembro, ¡tan erecto! Tenía ganas de desnudarlo en el sofá y cogérmelo de una buena vez, pero aún seguían mis temores, y sentí que me dijo muy suave al oído: "Estamos solos, ¿Por qué no hacemos el amor de una vez? Me muero de ganas por cogerte. ¿No te das cuenta que te deseo? Me tienes loco, y lo único en que pienso es en hacerte mi mujer a toda costa..."
Yo intenté incorporarme, y él, experto como es, con un movimiento rápido, me puso encima de él, y yo allí besándolo con locura, él movía mis caderas simulando una penetración, estaba al borde del placer con sólo esos movimientos. Me detuvo y, en medio de un abrazo, me llevó hasta la puerta de mi habitación, que estaba abierta, y me tiró en la cama y no me dio escapatoria. Cerró la puerta y empezó a desnudarme, lamía mis senos y mordía mis pezones, que ya estaban erectos de tanta excitación, mientras me preguntaba:"¿Te gusta, te gusta como te muerdo los senos?" "Sí, sí, no pares por favor". Así, me quitó el pantalón que llevaba y me besó, me besó entera, no había ningún rincón que no tuviera el sabor de su boca, toda yo era suya, ya le pertenecía.
Se desnudó, y pude ver aquel pecho cubierto de vello, tan incitante, tan deseable; me quedé de una sola pieza al ver tanta belleza, tanta virilidad en mi cama.

Ya sobre mí, abrió mis piernas y con sus manos, comenzó su exploración, a incitarme, para que yo me diera sola, mientras me besaba y acariciaba, allí sentí su pene, entrando de a pocos, con suavidad, delicado, y me decía:"¿Me sientes, amor? Estoy entrando en ti, déjame entrar, relájate, seré suave, siénteme, amor..."
De pronto, esa suavidad se convirtió en una fiereza que jamás vi en nadie, ya entrando, no paró de moverse, entraba y salía de mí, mientras yo me sentía en el sétimo cielo, rogando que ese momento no acabara nunca, y con un movimiento se tendió en la cama, ordenándome que lo cabalgara, y así lo hice, pero estuve jugando con él, no permitía que me penetrara, quería hacerlo padecer, como lo hizo él conmigo, y me miró a los ojos, y metió otra vez su enorme miembro dentro de mí, y yo no paraba de moverme, en círculos, de arriba hacia abajo, así lo hacía sentir tanto, y me decía: "ya, por favor, quiero tenerte, ya no hagas sufrir más" y eso me hacía desearlo más.

Se cansó de sufrir y me tomó con fuerza, mientras yo, sobre él, no paraba de moverme y gemir, él me acariciaba las piernas y se sentía preso, y era así como yo lo veía, preso, preso de mí, tal y como yo lo queria tener.

Terminamos viniéndonos juntos, y nos dormimos abrazados. Cuando desperté, me parecía un sueño tenerlo allí a mi lado en la cama. Se despertó luego, me besó y se levantó, salimos juntos de mi casa, y nos despedimos con la promesa de vernos en la noche.

Si pasé la noche con él,(¿?) ese es otro relato que luego les comentaré. Mil besos, los quiero a todos.
Datos del Relato
  • Autor: Danika
  • Código: 12585
  • Fecha: 31-12-2004
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5
  • Votos: 39
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2763
  • Valoración:
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