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MAESTRAS

MAESTRAS


ILUSIÓN.

Todas las mañanas las veía pasar, se movían cadenciosamente cual naturaleza femenina así lo exigía. Se veían atractivas, aunque no eran una belleza, no podía decirse que eran feas, ya que por el contrario, tenían un atractivo extraño, que no era imperceptible para los hombres y menos para aquel muchacho, que con ojos grandes las veía pasar sin poder hacer nada para llamar su atención dada su timidez, y ellas, con esa desenvoltura y esa alegría de vivir, lo dejaban atónito sin poder decir palabra alguna frente a ellas, suspirando solamente frente aquella ilusión de conocerlas.

Los días pasaban y aquellas hermosuras seguían apantallando al muchacho inquieto, quien con insistencia las veía como diciendo: “aquí estoy, véanme”, pero la indiferencia de ellas era tormentosa, mas aun, que tenia que verlas a diario, ya que coincidían en su camino al trabajo; ellas a la escuela primaria del lugar, y él RAUL, al taller mecánico que tenia a su cargo como gerente de mantenimiento.

Cierta mañana, Raúl que para variar se encontraba empecinado con sus pensamientos soñando con ellas, cuando sintió pasar a su lado a aquellas maestras tan queridas para él. En esta ocasión, pasaron mas cerca que de costumbre, sintiendo el rozar de sus cuerpos con su hombro, y su fragancia de mujer le llego a sus sentidos despertando aquella virilidad que lo hizo soñar profundamente en aquellas mujeres que eran su obsesión. El se preguntaba ¿qué era lo que veía en ellas?, respondiendo siempre que simplemente les gustaba, sentía algo muy especial cada vez que las observaba sin poder definir cual de ellas era su preferida. En ocasiones pensaba que la menor era la de su sumo agrado, ella era de buen ver, caderas amplias, bonitas piernas, ojos bellos, cabellera larga, con pechos prominentes y labios muy excitantes. La otra, la mayor, gozaba de igual manera con sumos atributos para él ya que veía con impresión su altura, cabellera rizada y larga, una cintura pequeña, con pechos bonitos, con pezones resaltantes en su blusa. Sus caderas no quedaban atrás, y sus glúteos eran mas que simple posaderas, eran en atractivo para posar las mano de Raúl en ellas, para acariciarlas con suma intensidad. Por tanto, estando así las cosas, el no se definía por una en especial, y pensaba en ambas de igual manera. Cuando ellas recorrieron al pasillo al final del transporte que abordaron, él volvió a sus pensamientos, y en el momento más inesperado sintió una presencia a su lado. Esta era inquisitiva pero amable al pedirle que la dejara pasar al lado de él para sentarse, por no haber otro lugar para abordar. El se queda por un momento atónito, no podía creer que la maestra que veía a diario y que identificaba como la menor de ellas, le pedía tal cosa. Su corazón se convulsionó y con cierto sonrojo respondió afirmativamente a la petición que le formulaba, por lo que se paro en el pasillo y esta vez con mayor cercanía de lo que la experiencia pasada había tenido, sintió el calor del cuerpo de ella al pasar a su lado.
Una vez sentados, el no atinaba que hacer. Sentía la imperiosa necesidad de abordarla, ya que reconocía su oportunidad para conocerla, pero su inseguridad no se lo permitía por lo que el silencio en aquel lugar cobro suma intensidad y un deje de tristeza para él.
De pronto su boca se abrió, Raúl en su interior no sabía que pasaba, pero su cuerpo se atrevió a pronunciar aquellas frases que no sabia de donde venían pero que se estaban dando en aquel momento.
Ø ¿Ustedes son maestras de la escuela primaria Ángel Trias, verdad?. Ella con amabilidad voltio y respondió al cuestionamiento;
Ø sí, trabajamos ahí.
Raúl continuo;
Ø por el parecido entre ustedes, es obvio que son hermanas, ¿verdad?.
Ø Si así es y ...
Aquel pequeño viaje al trabajo fue de sumo agrado para Raúl, su sueño en parte sé venia realizando y con alegría conoció a su compañera de viaje, cuyo nombre era Sandra. Esta le decía que tenían algún tiempo que habían egresado de la normal, que trabajaron juntas en ciudad Juárez, y que por fortuna a las dos las habían cambiado a esta ciudad para laborar en la escuela ya citada. El asombrado veía como las cosas fluían rápidamente entre ellos y una simpatía natural los izo sentir unidos. El cuestiono;
Ø ¿Entonces ustedes son muy unidas?,
Ø Sí así es, respondió, desde pequeñas hacemos las cosas juntas, no somos gemelas, pero tenemos mucha afinidad y hemos cultivado muy buena amistad.
A la ves ella sintió curiosidad por su compañero y lo interrogo;
Ø ¿cuál es su nombre?,
Raúl, dijo,
Ø me dedico al cuidado de un taller ya que ingeniero soy y por tanto, la reparación de vehículos es mi especialidad.
Ø Que bueno respondió ella; Ojalá me pudiese ayudar en un futuro, sabe, mi carro ha tenido ciertas fallas, que no han podido solucionar los talleres donde lo he llevado.
Ø Claro, con gusto, nada mas nos ponemos de acuerdo y cuente con ello.

El trayecto termina y con amabilidad se despidieron, soltando Raúl un profundo suspiro al verla partir y a su lado la hermana, cuya cintura los distrajo por largos momentos. Cuando ya no la tenia a la vista se sorprendió, ya que tuvo la fortuna de conocerlas y de preguntarle mas datos de su persona, es decir, la bobería a ver, cual era su teléfono, quería le reparase su vehículo, en fin, torpeza de su parte que estaba decidido a subsanar la próxima ves que las viese.




LA TARDANZA

Raúl no perdía oportunidad de voltear a ver aquel lugar donde en forma acostumbrada abordaban el transporte aquellas maravillosas damas, pero su esperanza se veía desvanecía, parecía que el destino le jugaba un mal momento, ya que para él era ilógico la desaparición de ellas, cuando tiempo atrás nunca fallaban a la cita al trabajo.
El tiempo transcurrió y él seguía sin verlas hasta que una mañana cualquiera volvieron las maestras a abordar el transporte acostumbrado. Los ojos de él se abrieron al máximo, su entusiasmo era evidente y al verlas pasar se llevo una gran desilusión cuando la maestra Sandra se limito a saludarlo. Fue amable pero sin mayor interés, lo que sí noto, fue la mirada de la hermana, ésta lo saludo con igual amabilidad y con una coquetería discreta que emanaba de sus hermosos ojos. Ellas ocuparon juntas un asiento atrás de él y continuaron el viaje con platica de amigas. Raúl se queda atónito, siempre albergo la esperanza de verlas e ir mas allá de un simple saludo, ya que definitivamente le interesaba, así que recuperado de la desilusión, recobro fuerzas para poner en practica alguna estrategia.

LA VISITA

Otro día mas, y las maestras pasaron a su lado, saludando a Raúl como de costumbre. Él hizo lo propio pero además cambio su lugar para acercarse a ellas con el pretexto de manifestarle a Sandra, que existía una buena oportunidad para revisar su carro, ya que gente especialista en la materia visitaba el taller para impartir algunos cursos. A ella le pareció bien, pero a la hermana le asombro lo sucedido, sin embargo, Sandra considero oportuno presentarle al ingeniero, por lo que con voz cordial dijo: Fabiola, te presento a Raúl, él trabaja cerca de la escuela y me platico que podía ayudarnos con el carro. Ella lo mira fijamente a los ojos, sonrió, lo que impacto a Raúl y extendió su mano para saludarlo. El sintió la calidez de aquel cuerpo e izo lo propio con amabilidad, esta vez estaba decidido a no desaprovechar el momento y decidió continuar con ambas una platica extensa con el fin de conocerlas, utilizando todos los pretextos que encontró para no mostrar un interés evidente y así provocar que las incomodara. Durante el trayecto, Sandra mostró un interés especial en él, su rostro atractivo lo hacia sonrojarse cada vez que le emitía ella una mirada coqueta pero discreta. Su cuerpo lo llamaba a la tentación, y sumado a la cercanía de ambas, se sintió incomodo con lo abultado de sus piernas. Antes de despedirse, quedaron formalmente en verse con el pretexto de ver lo concerniente al carro en cuestión, por lo que en forma atrevida el tomo de la mano de Sandra para despedirse y se acerco en forma insinuante para despedirse de beso en el cachete, sin estar seguro que ella respondería o no al mismo. Por su parte, ella accedió gustosamente, le estrecho la mano con fuerza y sus respectivos labios se acercaron a las caras de los mismos, para el beso de despedida. El momento parecía que se detenía, que las cosas transcurrían con lentitud y él con el fin de lograr el beso deseado en el pómulo de su nueva amiga acerco sus labios con decisión, pero cometiendo la torpeza de errar en el calculo por lo que la comisura de sus labios roza con los de ella, lo que tal circunstancia se convirtió en una experiencia excitante. Conforme se retiraban sus rostros, él la miro y encontró una sonrisa picaresca, sin saber que responder frente a ello. Repuesto, procedió a despedirse de Fabiola, ella lo miraba directamente a los ojos, lo que le abochorno, mas aun, que sin esperar la decisión de él, la dama lo toma de la mano y le plasmo un beso húmedo en el rostro, que lo dejo boquiabierto. Concertaron la cita para el próximo sábado, ya que era el único día que podían ellas prescindir de su vehículo.

Los días posteriores de nueva cuenta Raúl no las vio, le causo extrañeza, ya que la rutina de ellas se rompía, pero esta vez albergaba nueva ilusión, ya que tenia la seguridad que el próximo fin de semana las vería.

La fecha llegó, él tenia que verificar la visita, por lo que a la hora aproximada abordo su carro, para que en el termino pactado estuviese en casa de ellas. Sintió que su estomago sé hacia chiquito, se incomodaba fácilmente, sudaba y su corazón latía con fuerza. Era evidente que estaba nervioso, aquel momento lo había esperado con desesperación, pero no imagino que pudiese representar tanta agonía. Cuando llego al domicilio, se dispuso a tocar. Detrás de la puerta apareció un hombre corpulento, que fácilmente lo superaba en estatura. Su rostro definitivamente no era afable por lo que directamente lo cuestiono: ¿qué se le ofrece?; Raúl responde, ¡busco a Sandra y Fabiola, quede en verme con ellas para efecto de arreglar su coche, soy mecánico y fue lo convenido!. Su interlocutor lo mira con incredulidad pero al fin atino a decir: ¡Sandra no esta, salió y va a tardar y Fabiola esta con unas amigas!. Tal respuesta le cayo como un balde de agua fría, tal cosa no lo esperaba, y en forma estupefacta parado se quedo, no sabia que hacer y el momento fue bochornoso además de que aquel hombre parecía invitarlo para que se fuera.
Ø “Hola Raúl ¿cómo estas?”,
Que vos tan agradable escuchó a sus espaldas, voltio y con una gran sonrisa se acercaba Fabiola quien venia acompañada de una amiga. Ella lo saluda de mano y le dio un beso en el cachete, pasando a presentarle a su amiga y a su hermano, quien continuaba en la puerta, como diciendo ¿qué pasa?.
Superado el momento, Fabiola se reía de lo sucedido con su hermano y le decía a Raúl que no se preocupara, que así es él, celoso y posesivo, pero que no pasaba nada. Por otro lado se disculpo de su hermana, ya que por causas ajenas a su voluntad no había podido estar en esos instantes. Procedieron a revisar el carro y después de breves momentos le eran entregadas las llaves para que se lo llevase al taller. Y así fue, comprometiéndose Raúl a tenerlo listo por la tarde y se alejo con el vehículo.



NOCHE DE SABADO.

Raúl regresa el vehículo tal y como lo convino, se sentía frustrado, ya que los mecánicos expertos en la materia no le habían encontrado falla alguna, por lo que tal circunstancia podía motivar que sus amigas desconfiaran de él. Cuando estaciono el vehículo, el sentimiento de enfado se apodero de él, ya que tenia la incertidumbre que el sujeto que lo recibió por la mañana lo volviera a recibir, pero en fin, ya estaba ahí y no podía cambiar las cosas. Después de estar insistiendo con toquidos, esta fue abierta por una señora de mediana edad, con rostro amable quien lo recibía con suma confianza. Esto lo sorprendió, pero ella le despeja la duda cuando le informo que Fabiola la había puesto al tanto de que le iba a regresar su carro esa tarde, y haciéndolo pasar a la sala, le pidió que esperara a que las chicas salieran, mientras tanto, la madre de ellas le hizo compañía, haciéndolo sentir sumamente incomodo, con tanta pregunta personal que le dirigía, por lo que dicho lapso de tiempo se hizo eterno. Por fin ellas salieron, lucían sumamente guapas y con mucha amabilidad lo saludaron. La señora con discreción los dejo solos y pasaron los jóvenes a la platica. El no sabia como abordar el tema, pero no había remedio alguno, por lo que tuvo que confesar que después de un análisis minucioso, al carro no se le había detectado falla alguna, pero que les garantizaba que esta iba a estar bien y en caso contrario, le hablasen para ayudarlas como una forma de reparar el daño en caso de error en el diagnostico. La reacción de ellas por un lado fue un tanto indiferente, pero a la vez intercambiaban miradas y se sonreían en forma burlona. El no sabia lo que pasaba, pero ellas continuaron la platica con temas diversos, y así una cosa los llevo a otra, centrándose s el tema en la diversión de fin de semana y los antros que había en la ciudad para ello. Las chicas en forma insinuante le hacían ver que su intención era salir esa noche a divertirse, pero Raúl no atinaba que hacer ya que tal idea le parecía fabulosa, pero su capacidad de decisión estaba bloqueada, ya que no quería separarse de ellas y no le agrada salir con una y dejar a la otra. Peor aun, no concebía el hecho de que un tercero (o cuarto según se vea) le hiciera compañía, para salir en pareja, tal cosa le causaba enojo y no lo quería imaginar. Decidió ser agresivo, en fin, las cosas ya se habían dado y quizás esa noche podría decidir a quien cortejaría en un futuro, por lo que se armo de valor y las invito a ambas para asistir a un bar, esperando con ansiedad que no involucrasen a otra persona. Ellas recibieron la invitación con agrado y para sorpresa de él no hicieron comentario alguno sobre llamar a diverso amigo, por lo que se comprometieron de verse mas tarde, para dar oportunidad de arreglarse y estar presentados para la ocasión.

Esa noche regresa Raúl, la ansiedad en él era notoria, la incertidumbre de lo que iba a pasar lo corroe y el nerviosismo le hacia temblar las manos. Las chicas lo reciben con alegría y el se queda boquiabierto de la hermosura de ellas, si de por sí le gustaban, en la forma que estaban arregladas lo hacían temblar, ya que Sandra apareció con un peinado que le hacia verse hermosa, su vestido ajustado lograba que sus grandes pechos lucieran al máximo, sus caderas eran otra cosa y los músculos de sus piernas realmente lucían; Por su parte Fabiola traía una blusa entallada, ombligo descubierto, escote amplio y sus senos pequeños pero con unos pezones que parecían que iban a saltar. Pantalón a la cintura entallado, que permitía que se viese el inicio de un trasero atractivo en verdad. Que espectáculo, y el que no lo podía creer. Por otro lado tenia la duda si iban a esperar a otra persona o pasarían por ella, pero no sucedió, ellas le pidieron que partieran y se dispusieron a ir al lugar convenido.

QUE NOCHE

Llegaron al Bar, lugar elegante y propicio para el romance, había un ambiente agradable, a media luz, música de tríos, combinada con espacios de música gravada, todo en si era bonito. Se sentaron en un buen lugar y se dispusieron a disfrutar, para él cada momento era de asombro ya que ellas se sentaron una a cada lado de él, jugueteaban y reían con cada broma y los efectos del alcohol fue desinhibiéndolos, lo que ayudo en suma a estar con alegría. Las platicas eran provocativas, lo que propiciaba al acercamiento y coquetería. Raúl de vez en vez tomaba de la mano a Fabiola, y en otras la de Sandra, como esperando su reacción, ya que él sabia que en determinado momento tendría que decidir, y esperaba que de alguna manera ellas tomaran la decisión, ya que para él las dos le gustaban mucho. La música cambio de tono, las parejas se empezaron a levantar disponiéndose a bailar. No sabia que hacer, era una buena oportunidad además de que le agradaba bailar, por lo que pensó que dada las circunstancias y al haber un empate por el gusto de ambas, decidió sacar al baile a Sandra, ya que a ella la había conocido primero, pero no pudo hacerlo, Fabiola lo tomo de la mano y lo jalo a la pista. El accedió asombrado, voltio a ver a Sandra como disculpándose pero esta consentía tal hecho con una amplia sonrisa y así sintió el cuerpo de Fabiola cuando se abrazaron para bailar. Ella le rodea inmediatamente el cuello, mientras el titubeado la tomo de la cintura, a que experiencia, la blusa de ella levantada permitió sentir su espalda desnuda, por lo que sus manos tuvieron acceso inmediatamente a la tersura de su piel, pretendió cubrir tal hecho y cambiar de lugar esta, ¿pero a donde?, bajo un poco y se tomo con la cintura que era ajustada con un pantalón a la cadera, lo que resulto fabuloso poder sentir con ambas manos la misma. Ella cadenciosamente baila al son de la música, por momento aprieta mucho su cuerpo, sintiendo las pernas de ellas entre las suyas, por lo que se sentía excitado, además de que de ves en cuando, con sus manos tocaba los hombros y el pecho de Raúl, lo que lo tenia sumamente motivado. El se sentía halagado, parecía increíble lo que sucedía, pero manifestaba remordimiento por Sandra, quien desde su lugar no los perdía de vista, y no solo por haberla dejado sola, si no además, porque su sentir hacia ella no había cambiado, pero que seguía chocando con el interés de la hermana a quien verdaderamente estaba disfrutando.

Su animo cambio cuando vio a un hombre acercarse a Sandra a quien invito a bailar, se sintió muy enfadado y sumamente celosos, mas que ella accedió y procedió a levantarse para ir al centro de la pista. Tal molestia parecía infundada, ya que entre ellos no había compromiso alguno, además de que se encontraba bailando con otra persona, sin embargo, eso no cambio nada, y tal enfado se hizo notorio, por lo que Fabiola voltio a verlo y siguiendo su mirada también fue a dar a donde se encontraba bailando su hermana. Tal cosa también enoja por mucho a Fabiola, lo que noto Raúl y se desconcertó pero no se atrevió a decir nada limitándose a observar como su compañera le dirigía miradas inquisitivas a su hermana. Terminada la balada Sandra de buenas a primeras volvió a su lugar, despidiendo a su acompañante, seguida por Fabiola y Raúl. Una vez en la mesa, ellas empezaron a discutir, lo que abochorno un poco a Raúl, ya que Fabiola le reclamaba el proceder de ella, alegando que su compañero era Raúl, y no otra persona. Después de varios alegatos, Sandra reconoció su error, pidiendo una disculpa a su amigo, quien no cabía de vergüenza porque no se sentía con derecho para ello.
Después de un rato, y volviendo a la tranquilidad, Sandra le pidió a Raúl que la sacara a bailar, lo que accedió con gusto. Una ves en la pista de baile, el no se atrevía a decir nada, tenia temor de que le reclamara su proceder y lo inculparan por el incidente, pero sin embargo y por el contrario ella no le recrimina y le preguntaba porque tan serio. El le manifestó con sinceridad su sentir, que se había molestado y puesto celoso, por lo que recibió como respuesta “tonto”, “no hay nada de que preocuparse”, y lo abrazo fuertemente. Todo ello lo tenia azorado, primero lo sucedido con Fabiola, y ahora con Sandra, pero sin embargo decidió disfrutarlo, sin poder evitar que desde la mesa, Fabiola lo miraba intensamente.

Terminada la velada, abrazados los tres abandonaron el lugar entre risas y juegos. Ellas en especial estaban sumamente divertidas y burlonas frente a su compañero, quien manifestó enojo por tal circunstancia y reclamó su actitud. Ellas sin contener la risa, le pedían que no se enojara pero que le habían jugado una broma para poder forzar a que tomara la decisión de conocerlas.
¿Cómo es eso? Dijo él.
Bueno, lo que pasa es que también a nosotras nos agradabas desde hace ya tiempo, pero nunca nos decías nada.
Él asombrado les replica;
“Como querían que les dijera algo, si ni caso me hacían, siempre eran muy indiferentes”.
Que esperabas, esa es la actitud de la mujer, ¿apoco querías que nos insinuáramos?.
Bueno pues... creo que tienen razón, pero, ¿y cual fue la broma?.
Que no estaba descompuesto nuestro coche, fue solo el pretexto.
Que... me hicieron eso, que gachas. Pero valió la pena, ¿o no?. Bueno, eso sí.
Y riendo caminaron al porche de la casa de las maestras. Ya en el lugar reinaba en este la oscuridad, Sandra comento;
Ø Voy a abrir la puerta y prender la luz y regreso. Pero Fabiola replico;
Ø No, no prendas la luz, “plis”.
Ø Bueno, O.K., responde la hermana.

Ø Que pasa Raúl, ¿nervioso?. Pregunta Fabiola.
Ø ¿Por que?.
Ø Porque nos quedamos a solas.
Ø ¿Y me vas a hacer algo?
Ø ¿Tú que crees?
Ø Pues con ustedes ya no se sabe.
Ella se le acercaba y le platicaba al oído, volteaba de frente a él y acercaba sus labios a su rostro, sintiendo Raúl la fragancia seductora de un aliento que lo invitaba al amor. No sabia que hacer, estaba tan obvio lo que sucedía, pero seguía con la incertidumbre de lo que iba a pasar con la hermana, de lo que pensaría. No pudo contenerse mas, le era inexplicable el efecto de aquel aliento en su cara, esos ojos medio cerrados que lo invitaba, y la entre pierna de ella que se le repegó a la de él, y sin pensarlo, ella lo tenia abrazado con sus labios en su boca, sintiendo un beso cálido, excitante, húmedo, candente. Los músculos de la boca se restregaban a los de él, la lengua de ella buscaba en lo más recóndito de su ser, por lo que fue evidente su excitación, por lo que bajo las manos y la apretó de la cadera, sintiendo inmediatamente la espalda desnuda de ella, recordando las ganas que había tenido horas antes de bajar sus manos, por lo que sin esperarse las poso en sus nalgas las que sintió firmes, fuertes, redondeadas, mismas que apretó y acarició con fuerza. Cuando se separan, su respiración agitada no los dejaba ni hablar, mientras ella lo veía con una sonrisa picaresca y seductora que lo emborrachaba, procediendo a decir ella:
Ø Me gustas!
Ø A mí no sabes cuanto.
Ø ¿Qué té pasa? Té noto nervioso.
Ø Es que me preocupa Sandra, ¿qué pensara?.
Ø No tiene por que pensar nada malo, pero dime, a poco te gusta ella.
Ø Bueno... (Raúl toma un tono inseguro ante una pregunta directa y no sabe responder, temiendo que sí se sincera, la perdería).
Ø ¿Qué pasa? ¿Te gusta verdad? Se sincero con migo.
A Raúl no le quedo mas remedio, sintiendo que no era necesario seguir ocultando sentimientos sé confeso:
Ø Pues sí, desde que la vi, pero no es la única, es decir, cada vez que ambas pasaban frente a mí, me sobresaltaba, sabia que me gustaban, pero nunca atine a quien escoger para cortejar, como ya sabes, ni siquiera para entonces me atrevía ello, por lo que no preví nada a futuro, pero bueno, en este momento, que espero no regarla, si, sí me gusta, tanto como a ti.
Ø ¿Y por que no se lo dices?
Ø ¿Qué?
Ø ¡Sí, ¿por qué no?. Hasta mañana.
Fabiola lo tomo de la nuca, lo abrazo y fuertemente le dio un beso en la boca, tan intenso como el anterior y se despidió con un “hasta mañana”.

Raúl la vio partir, tan azorado como lo había estado en gran parte de la noche con tanto sobresalto. Ella se perdió en el umbral de su hogar. Pocos segundos después apareció Sandra, venia caminando en una forma coqueta con una cerveza en la mano y sonriendo le dijo:
Ø Te traje esto para que te refresques.
Ø Gracias.
Ø Raúl le dio un gran trago, y la dejo arriba del cofre de su troca, pasando a decir:
Ø Que noche!
Ø Sí a sido excitante. ¿Qué tanto platicaban ustedes?
Ø ¿Por qué?
Ø Bueno, ella entro muy alegre.
Ø Cosas de la noche.
Ø A sí, ¿cómo cuales?
Ø Bueno...del bar, la gente, etcétera.
Ø Como eres rollero, platicame.
Ella lo toma de ambas manos y se acerco a él en forma insinuante. Raúl no cabía de lo raro que se sentía ante aquella experiencia.
Ø Bueno...no sé...cosas...
Ø A mi hermana le encantas.
Ø El se sonrojó.
Ø Tú sabes que así es, pero, ¿y yo? ¿Te gusto?
Ø ¿Tú que crees?
Ø No sé, dímelo tú. Y ella se acerca más.
Raúl se armo de valor, pero más que eso, reaccionó ante las emociones que sentía, estaba excitado, el corazón le latía fuerte, su estomago lo sentía con mariposas, en fin, una serie de emociones difíciles de describir y que solo viviéndolas se pudiesen apreciar.
Ø Sandra, me gustas y mucho, me es difícil decir cuanto y no quisiera perderte, es más, no sé si tú quieres algo con migo, pero...
No termino ya que Sandra lo abrazo y lo beso fuertemente, sus labios eran tiernos, su saliva la sentía cálida y sus labios rozaban con tanta ternura que era difícil no sentir nada. El la abrazo fuertemente y ella bajo sus manos por su espalda y lo tomo de sus nalgas. El se sobresalta, pero no dijo nada, por el contrario, lo estaba disfrutando intensamente, mientras ella “graciosamente” pasa su mano rozando su pene, para así separarse del hermoso beso plasmado. Se miraron, y como siempre, ante la timidez de él, tuvo que comentar lo sucedido.
Ø Para nosotras de igual manera nos a sido difícil decidir, tú nos gustas a ambas, pero contrario a lo que pensabas, nosotras quisimos probar conjuntamente, no esperamos que te moleste, quizá así podamos decidir quien de las dos sea tú pareja.
Ø Yo que puedo decir, para mí siempre fueron mi sueño, y esta realidad es mas que deseada y para ser honesto, me incomoda ser una prueba, yo que más quisiera que estar con las dos.
Ø Bueno, no apresuremos nada, creo que lo estamos disfrutando, por lo que veremos que pasa.
Y así, se despidieron, pasando a ser para ellos una noche inolvidable.

DIA DE CAMPO

Raúl despertó con una leve resaca, la luz del sol entraba fuertemente por la ventana, lo que le causo gran molestia, pero solo sé voltio para darle la espalda y echarse una almohada encima. El teléfono sonó, sonó y sonó, sin que él contestara, no quería saber nada, le empezaba a doler la cabeza. La contestadora automática entra en acción, y detrás de la bocina se oyó:
Ø Buenos días Raúl, como amaneció? Supongo que bien ya que no estas en la cama, pero es una lastima que no te podamos localizar, ya que queremos hacerte una invitación, pero en fin... si te decides llámanos, “Bay” (Sandra).
Raúl pega un brinco, que torpeza pensó para sí por no haber contestado y rápidamente alzo la bocina para decir ¿bueno?. El tono solo escucha, ya había colgado. Que hago, pensó, quizá les moleste que no haya respondido, pero bueno, les llamo.
Marco a la casa de sus amadas, del otro lado se oyó una voz femenina, sumamente agradable, era Sandra quien lo saluda con cariño, preguntándole que como había amanecido, como estaba su cruda, a lo que respondió, para nada, ya me bañe para quitarme el sudor por el ejercicio de la mañana, ¿sabes?, Salí a corres unos kilómetros. A sí, respondió ella incrédula, pero continuaron con la platica.
Ø Te hable para invitarte a un día de campo, ¿quieres ir?
Ø Claro, contesto rápidamente, pero pensando que flojera, y con esta cruda.
Cuarenta minutos después paso por ellas, era recibido por Sandra, quien después de darle un beso en el cachete en forma apurada le pidió que subiese a su troca algunas cosas. El accedió, pero sin embargo se cuestionaba ¿dónde estaba Fabiola? Y le pregunto al respecto.
Ø Ella se adelantó, tenia que comprar la carne y pasar por algunas personas.
Ø Bueno, pues ni modo pensó él, yo creía que iba a estar solo con ellas, pero en fin.
Ya en el campo, reconoció de lejos a Fabiola, esta se veía hermosa al igual que su hermana con aquellos pantalones cortos y blusas pequeñas ideales para la ocasión, pero hubo algo que le desagrado conforme se fue acercando al lugar. Ella se abrazaba y jugueteaba con otro varón a quien no identifico. En primer termino creyó que era el hermano de ella pero no fue así, por lo que su enojo fue manifiesto y Sandra se dio cuenta de ello volteándolo a ver en forma divertida.
Bajo de su vehículo y fue al encuentro, Fabiola lo saludo de beso en su cachete mientras le presentaba a su “amigo”. Que enfado sintió él, con ganas de partirle su cara, pero Sandra lo tomo de la mano y lo puso a acomodar las cosas propias de su salida y lo cuestiono:
Ø ¿Qué tienes?, te noto molesto.
Ø No tengo nada.
Ø Eso que te lo crea otra persona, dime ¿qué te pasa?.
Ø Pues supongo que me molesta la presencia de ese sujeto.
Ø ¿Tienes celos?
Ø No respondió, Raúl se quedo serio, mirando con enojo a Fabiola.
Ø Dudas de ella.
Ø ¿Tú que crees?.
Ø No seas arrebatado.
Los instantes subsecuentes el amigo de Fabiola y ella continuaron desplegando las cosas que llevaban, mientras que Raúl con recelo los veía. No fue hasta que el rugir de una troca que irrumpió en el lugar, que Raúl salió de sus pensamientos mórbidos, voltio y vio una flamante camioneta conducida por dos chicas lo cual le llama la atención ya que era evidente su belleza. Descendieron del vehículo y la que iba del lado del copiloto fue recibida cariñosamente por el “amigo” de Fabiola, quien entre abrazos y besos se la comía.
Ø Que pasa, comento Sandra, ¿por qué esa cara?
Ø No me lo esperaba, por que no me lo dijiste.
Ø Debes de confiar en nosotras.
Fabiola se acerco con sus amistades, se las presento a Raúl y procedieron al convivió.
Horas mas tarde Raúl le recriminaba a Fabiola:
Ø ¿Por qué no me aclaraste lo de tu amigo?
Ø Tenia que hacerlo, ¿no confías en mi? Se mostró ella enojada.
Ø Pues si, pero los celos son canijos.
Ø Pues aprende, no estuvo bien.
Ø Pero es que como tú no dejabas de atenderlo.
Ø Que acaso tú no atenderías a tus amistades.

Ø Eso ya paso Raúl, pongámonos a jugar.
En eso la jala para acercarla a su cuerpo como dispuesto a besarla.
Ella sutilmente se negó, pero accedió a besarlo en su pómulo, muy, pero muy cerca del labio y se levanto súbitamente, mientras le daba la mano a él para que hiciera lo mismo.
Ø ¿Por que no quisiste?
Ø Bueno, debes de reconocer que hay que cuidar las formas, ¿no crees? Y sonriendo lo acaricio.
Cuando se incorporan al grupo, Sandra lo recibió cálidamente, lo abrazo por la espalda y le dijo:
Ø ¡Cómo te quiero!
El se sonrojo, mientras las dos nuevas amigas lo veían.
Durante la platica en reunión y cayendo la tarde, los presentes intercambiaban impresiones. Raúl no podía evitar voltear a ver a aquellas chicas, a pesar de que el amor por Sandra y Fabiola era indudable, también por naturaleza masculina le atraía definitivamente el sexo opuesto y esas mujeres estaban de muy bien ver, mas, que la ropa que traían hacían lucir sus atributos físicos.
Su mirada no la pudo disimular, y con una acción discreta, Fabiola lo pellizco, diciéndole;
Ø ¿qué te traes?.
Voltio abochornado por sentirse descubierto.
Fabiola molesta se levanto y se fue rumbo a la troca, como buscando alguna cosa en la cabina. En realidad quería ocultar su enojo, aunque no era difícil ya que para entonces reinaba la oscuridad, pero aun así considero que quedarse en el grupo estos le notarían el enfado. Raúl la siguió, mientras tanto Sandra continuo con la charla con sus amistades. Del otro lado estaba Fabiola con la puerta abierta y recargada en el asiento, él la abrazo como queriendo componer las cosas, ella sutilmente lo rechaza, por lo que él insiste diciéndole cosas de amor y pidiendo disculpas de algo que quizás no consideraba grave, pero con tal de solucionar el problema insistía en ello. Fabiola se sentía complacida y mimada y hablando en forma “chiple” decía:
Ya déjame.
Ø Que tienes flaquita.
Ø Tu sabes.
Ø Ya perdóname. (besándola)
Ø Sí, todo se te hace fácil.
Ø Ya perdóname
(tomándola con cierta enjundia por las nalgas y repegandola hacía él, manifestando ella sumo agrado, por lo que se dieron un profundo beso empezando a acariciarse mutuamente. Tal parecía que después del enojo la reconciliación era muy apasionada. Solo se veía “forcejeos” entre ellos y cierto murmullo y jadeos de placer. En eso son interrumpidos abruptamente por una persona que sutilmente posa la mano en la espalda de Raúl. Pretende voltear pero Sandra que esta a sus espaldas no lo dejo. Lo abraza, mete sus manos para acariciarle el pecho con una de ellas y la otra va directamente a su bajo vientre y los tres continuaron por varios momentos en una candencia inigualable, hasta que Sandra exige su derecho y sutilmente los separa para que cambiando de posición sea ella la que quede al frente de él y su hermana a la espalda del amado, circunstancia esta que sirvió de espacio para recuperar equilibrio Raúl, ya que estaba a punto de estallar. Continuaron de la misma manera, pasando sus manos por sus cuerpos mutuamente, siendo él quien “batallaba” más, ya que con facilidad se podría “venir”, cortando así el momento que tanto quería prolongar. Poco le faltaba cuando las chicas recobraron la compostura, argumentando que había que volver con ellos para no causar mayor comentario. Y así momentos depuse dio por terminado aquel candente día de campo.

LOS DIAS

Cada mañana se vuelven a ver en el trayecto a sus respectivos trabajo. Ellas con su postura seria confundían a Raúl, ya que solo se limitaban a saludarlo fríamente y este sin acostumbrarse a ello le molestaba, aun y cuando sabia que era sin motivo. Tal circunstancia de enojo empeora, ya que por días no las veía, y llegado el fin de semana no se pudieron ver por una serie de factores que influyeron en ambas partes dado a que Raúl trabajo y ellas cumplieron compromisos familiares. Comenzando una nueva semana laboral, él se sentía aprensivo, se desesperaba con frecuencia, lo que se agravaba por no verlas en el camino ¿qué pasaba?¿, ¿Por qué no me hablan? Decía, por lo que se decidió a llamarlas.
Ø Escuela Ángel Trias, buenos Días.
Ø Buenos días, disculpe, me haría el favor de comunicarme con la maestra Fabiola o Sandra.
Ø Lo siento, ellas están en clase.
Ø Les pudiese decir que hablo Raúl, que si pueden comunicarse conmigo.
Ø De acuerdo, yo le paso su recado, buenas tardes.
Largos ratos pasaron y ellas no hablaron, tal cosa le provoco un enojo terrible. Al día siguiente las vio por fin y sin poder contenerse las abordo diciéndoles que necesitaba hablar con ellas. Lo voltearon a ver con mucho cariño y con una amplia sonrisa le comentaron que no se preocupara, que le hablarían en la tarde.
Que día tal largo, como se sintió desesperado, hasta que a las siete y media de la tarde de aquel lunes, ellas hablaron. Que alegría sintió de volver a oírlas y con muchas preguntas las recibió. Ellas le decían;
Ø ¿qué pasa?, No seas inseguro, estamos asistiendo a cursos y los compañeros nos han llevado y traído, por eso no nos hemos topado.
Ø ¿Son solo compañeros?, Comenta él.
Ø No empieces Raúl, no hay nada de que preocuparse. Bueno te dejamos porque tenemos algunos pendientes.
Se sintió molesto por aquel cortón, pero antes de decir algo escucho:
Ø Pero pasa por nosotras mañana, a las seis de la tarde, claro, si tienes tiempo.
Ø Claro, cuenten con ello.
Raúl se sintió más tranquilo y alegre y con suma ansiedad espero al día siguiente.
La tarde de aquel día, Raúl estaba puntual a las puertas de la escuela, viendo salir a los últimos alumnos y a varios maestro, pero de ellas nada, y para sus adentros se dijo: “calma, solo, calma”. Minutos después salieron ellas, que agradable mirada, estaban hermosas, seria quizás el cariño que les profesaba, pero que importaba, se sentía feliz. Abordaron la troca, ambas lo besaron en su cachete, a pesar de que él quería algo más, pero ello no era posible por el lugar en que se encontraban.
Ø Llévanos a cenar.
Ø Claro, ¿a donde vamos?
Ø Hay un lugar tranquilo de comida mexicana, yo te digo donde, contesta Sandra.
Efectivamente era un lugar agradable, serio, discreto, por lo que se pusieron a degustar la cena intercambiando impresiones pretendiendo Raúl reprochar su abandono, pero ellas de plano lo pararon, manifestándole que era importante respetar los espacios personales, que no era por falta de interés, que eso ya se lo habían demostrado suficiente, por lo que tuviera paciencia. Sin más, se encogió de hombros, pero se sintió tranquilo pero a la vez orgulloso sabiéndose seguro con aquellas mujeres diciéndose vanidosamente ¿cuántos hombres no quisieran estar en mi lugar?. Quedaron en hablarse el fin de semana y así se despidieron.

LA LLAMADA

Que viernes tan eterno, sabiendo que era el comienzo del fin de semana, Raúl espero la “famosa llamada”, imaginando que quizás la recibiría en el transcurso de la tarde y cuestionándose ¿y si llamo yo?, No, ellas dijeron que me hablaban por lo que espero mejor.
Grande fue su sorpresa cuando a las once de la mañana le hablo Sandra.
Ø Hola mi amor, ¿cómo estas?
Ø Que sorpresa, ¿no deberías estar trabajando?
Ø Estamos en receso.
Ø ¿Y Fabiola?
Ø Esta ocupada con algunos pendientes.
Así continuo la charla, hasta que se le acabo el tiempo y tienen que volver a sus respectivas actividades, no sin antes convenir sobre aquella noche, preguntando él:
Ø ¿Nos vemos hoy?
Ø Si, pasa por mí a las ocho, te parece.
Ø Sí, claro.
Quedando en él la incertidumbre él porque hablaba en singular y no el plural, pero no quiso darle más importancia.
Llegada la hora, Raúl toca la puerta del hogar de las chicas, siendo recibido por aquel tipo desagradable que solo se limito a decirle que esperara a que saliera ella. Momentos después salió Sandra, con atuendo “casual” y diciendo:
Ø ¡Hola Raúl, ¿cómo estas?.
Dándole la mano únicamente. Tal circunstancia ya no le extraño y menos que en esos momentos se encontraban bajo la mirada inquisitiva del hermano.
Ø ¿Nos vamos? Dijo ella
Ø ¿Y Fabiola?
Ø No esta, tenia trabajo de grupo, así que no podrá acompañarnos. ¿Qué tiene?
Ø Sí, solo me extraño. ¿ Adónde vamos?
Ø A caminar, a dar la vuelta, a pasear, que sé yo.
Fueron a comprar nieve y terminaron en un parque, caminaron por largos momentos sin que él perdiera oportunidad para tomarla de la mano y abrazarla, siendo complacido por su pareja. Se sentaron en un macetón de piedra en la tenue oscuridad del lugar. La puso frente a él, con sus piernas levemente abiertas para que se posara entre ellas y así pudiese besarla y acariciarla y así sucedió.
Ø ¿No la extrañas?
Ø ¿A quien?
Ø Cómo que ¿a quien? A Fabiola.
Ø Como no tengas idea.
Ø ¿Te gustaría que estuviese ella mejor que yo?
Ø Tú sabes que no, mis sentimientos son parejos, así comenzamos y me gustaría seguir así, solo que me he acostumbrado a que estemos los tres.
Ø ¿Y tú que piensas?
Ø Tengo miedo.
Ø ¿A que?
Ø A perderte.
Ø No hay razón.
Ø Es que esta circunstancia es difícil.
Ø Pero excitante.
Ø Sí, pero tengo miedo a perderte, o a ella quizá.
Ø ¿Fabiola? No creo. Te ha dicho algo.
Ø No.
Ø ¿Entonces?
Ø No sé.
Ø Ahora la insegura eres tú, si sientes eso lo tienes que platicar con ella, por mi parte yo te adoro y quisiera seguir así, si tu no tienes inconveniente.
Ø No, ninguno.
Continuaron abrazados y soñando con planes de vida a futuro entre suspiros y caricias.


EL REPROCHE


El sábado paso a su casa, esta ves fue recibido por Sandra, por lo que sintió aliviado de no tener que verle la cara al grandulón. Lo saludo de mano y lo hizo pasar a la sala. Esto lo incomodo y lo puso nervioso ya que no sabia como iba a reaccionar la familia de ellas, pero solo se quedo por un rato en la sala, pero poco tiempo después apareció Fabiola, a que muchachota tan guapa se dijo para sus adentros, y dijo:
¿Cómo estas, estirando la mano?
Ella lo mira, le tomo de la mano pero seguido lo abrazo y lo empezó a abrazar y besar, sus manos le recorrieron todo su cuerpo.
El azorado, quería separarse, ¿qué pasaba? Estoy en su casa.
No te preocupes le dice Sandra, quien los ve sentada en el sofá de la sala, no hay nadie más que nosotros, la familia salió de la ciudad y va a tardar en regresar.
Que alivio sintió por lo que aprovecho y le devolvió las caricias a su compañera, mismas que resultaron tardías, ya que esta los separo bruscamente y le reclamo:
Ø ¿Conque me estas abandonando?
Ø ¿Yo?
Ø Sí, tú, te fuiste anoche y no me llevaste.
Ø Pero es que...
Ø Pero es que nada, me dejaste vestida y alborotada, estuve pendiente de recibir tu llamada pero me llegó la madrugada y nada.
El azorado no terminaba de entender, decía palabras entrecortadas buscando una excusa que no tenia, hasta que oyó;
Ø No le hagas caso a la loca de mi hermana, dijo Sandra, mientras Fabiola se reía intensamente diciendo:
Ø Deberías ver tu cara.
Ø A chistosita.
Ø Sí ¿y que?
Ø ¿Cómo que y que? Tienes que pagar,
por lo que la tomo fuertemente de los brazos, la volteo bruscamente y le dio un par de nalgadas. Que riza tenia Sandra que continuaba de espectadora, mientras Fabiola renegando pretendía devolver los golpes, y entre forcejeo y abrazos fueron a dar al sofá, sus labios se unieron con ardor, se chupaban literalmente sus lenguas y sus manos no paraban. Sandra que estaba a su lado deja de ser una simple espectadora para intervenir y al ver a Raúl encima de Fabiola, lo tomo de sus nalgas y las empezó a frotar mientras en estaba en plena actividad con su hermana. Sandra le metió la mano entre sus piernas y apretó. Raúl pega un brinco para luego continuar disfrutando de los masajes de ella, hasta que interrumpió Fabiola diciendo:
Ø Esperen, ya me duele la cabeza, no cabemos aqui.
Así que los obligo a levantarse y los tomo de las manos y los llevo a su recamara.

EL PLACER Y EL SUEÑO.

Que lugar tan agradable pensó él, tenia una decoración estupenda pero lo que más le agrado fue ver una cama verdaderamente enorme. Fabiola lo sentó en la orilla mientras lo obligaba a poner su cara en sus pechos y se los restregaba en ella, jalando a Sandra para que se pusiera a un lado e interviniera. Esta no se hizo esperar, froto con cariño la cabeza de él lo hizo que se reclinara un poco y le saco la playera. Su cuerpo desnudo excita más a las chicas, sin perder tiempo Sandra para abrazarlo por detrás y acariciarlo. Mientras él le desabotonaba la blusa a Fabiola, dejando ver un sostén sexy en verdad y unos pechos pequeños pero con pezones grandes y fuertes, que al abrir el seguro, saltaron a la vista rozados y carnosos, lo que posos en su boca y los chupo intensamente mientras ella jadeaba de placer. Sintió las piernas de Sandra que seguía en su espalda pero con sus extremidades a los lados, por lo que desocupo brevemente una de sus manos para levantarle el vestido y acariciar sus hermosas piernas. Volvió con Fabiola a quien le apretó sus glúteos y le desabotono el pantalón. Vio una pantaleta que le invitaba a seguir y asiendo a un lado el cinturón del pantalón de ella, beso su ombligo, bajando lentamente las prendas sin que lograse el objetivo, ya que sintió un jalón por la espalda, siendo Sandra quien lo recostaba en la cama mientras Fabiola terminaba de quitarse la blusa y sostén. Sandra se puso a un lado de él y lo beso, sintiendo las caricias en sus pechos que le propiciaba el compañero, quien en forma desesperada la estrujaba y así logro que la blusa cediera dejando ver unos pechos enormes de ella, firmes, fuerte y carnosos que no espero para acariciarlos y besar se pezones, mientras ella se los ponía en la cara.
Mientras tanto Fabiola le jalo el pantalón, la trusa le estorbo y se la arranco, dejando ver el miembro viril de él. Lo sujeto con su mano, sintiendo que él respondía a tal hecho, lo poso en su boca y le paso la lengua. El casi termina ahí, y ella lo sabia, por lo que lo manipulo para que se prolongara el hecho y momentos después lo sumergió hasta su garganta, chapándolo con sumo cuidado. Como lo disfrutaba él, pero le parecía imposible soportar tal “tortura” y de un jalo la separo, sé voltio y desnudo a Sandra, le quito su playera, sus prendas y batallo un poco con su pantalón. Fabiola aprovecha para hacer lo propio mientras Sandra era recostada y él encima de ella besándole el cuello, sus pechos, sus costillas, ombligo mientras suavemente se deslizaba a su vientre. Ella se estremecía y disfrutaba y pego un grito de placer al sentir la lengua de él pasándole por su vagina. Conque habilidad dio con su clítoris, mientras la chupaba mas y más. Fabiola al lado de ellos, le pasaba las manos por sus nalgas, alcanzándole sus testículos los que apretaba con suavidad para no lastimarlo pero sintiendo que él respondía a la caricia, mientras ella alargaba su mano alcanzando el pene y apretando su glande con suavidad.
Deja de hacer lo propio con Sandra y voltio con Fabiola, lo tenia loco esos pezones, que volvió a tomar, no sin antes voltearla de espalda y posarse arriba de ella teniendo cuidado de no aplastarla. Sus manos la recorrían por sus pechos mientras le besaba el cuello y la nuca, la solto y le comenzó a acariciar la espalda y siguiendo la línea de su columna con la lengua provocando con ello una reacción en aquel lugar. Llego a la orilla de su cadera, tomo con sus manos las nalgas y las abrió con suavidad, luego las puso por debajo y la levanto levemente, introdujo por debajo del vientre de ella una almohada propiciando que sus glúteos sobresalieran y abriéndola poquito su vagina rozada se dejo ver cuyos líquidos desbordaban él no estaba dispuesto a dejar correr metiendo su boca en ella y chapándola con frenesí. La misma experiencia sintió Fabiola que Sandra, él sabia como llegar al punto especial de las mujeres pero en esta ocasión a ella le provoco gran excitación, quizás por sentirse poseída, que las manos de él le pasaran por su ano, que le apretara las nalgas, que la tomara de esa forma tan erótica que comenzó a moverse cadenciosamente. El lo sintió y continuó con más intensidad mientras Sandra desde atrás lo ayudaba empujándole la espalda para conservar el ritmo hasta que sin contenerse Fabiola emitió un grito de placer que hizo que Raúl absorbiera con su boca aquella cantidad de líquidos que emanaba ella de su vagina en signo del éxtasis obtenido .
Sandra lo jala para atrás mientras la hermana se limita a decir “que bárbaro”, jadeando y sudando plenamente. Raúl es puesto boca arriba y Sandra sin esperar se monto en él mientras su miembro viril se deslizo lentamente hasta penetrarla profundamente. Ella hace un gemido de placer y con sus caderas se empieza amover lenta pero firme. Fabiola se pone a su lado, desliza su mano por la espalda de ella en signo de complacencia hasta llegar al punto de encuentro de ellos, por lo que agarro con suavidad los testículos de él para acariciarlos y ayudar de alguna manera a la forma de hacer el amor de aquellos. Luego de un rato, él sentía que se venía por lo que paro la acción y volteo a su compañera para que cayera de espaldas a la cama, con sus manos tomo los muslos de las pernas y las alzo mientras Fabiola tomaba su miembro y se lo introducía a su hermana quien recibía con mucho placer tal agasajo. El la inclino y empujo su cuerpo hasta que ella se quejo por sentir la forma en que la penetraban y continuo penetrándola y sacando su pene de su vientre hasta conseguir una armonía perfecta. Raúl sentía que era imposible continuar, era débil y quería a la vez seguir gozando, por lo que saco su miembro, voltio con Fabiola quien lo mira con una sonrisa picaresca mientras se voltea de espaldas, de rodillas se puso frente a él mientras la penetraba desde atrás. El la tomo de su cintura y alargaba la mano para agarrar sus pechos, mientras Sandra los veía con cierta envidia. Tal posición era sumamente excitante y más resulto cuando Sandra se puso de bajo de él de tal manera que su cara daba directamente donde el pene llegaba a la vagina de Fabiola, por lo que con su boca chopo los testículos de él, provocando un placer increíble y apretando con fuerza embistió a Fabiola quien sintió tal reacción y respondió de la misma manera y así aquellos involucrados en placer se vinieron intensamente.
Se echaron boca arriba y largos ratos pasaron mientras solo se oía jadear a los amantes sin que nadie se atreviese a decir nada. Raúl había quedado en medio de la cama, a su lado Fabiola y al extremo Sandra, la cual se atrevió a decir:
Ø ¿Quién lo iba a decir? ¡Que placer!
Ø ¿Si les gusto? Pregunto Raúl.
Ø ¿Qué si nos gusto? Respondió Fabiola. Estuvo estupendo, deberíamos hacer esto más seguido.
Ø Yo siento un gran amor por ustedes y quisiera seguir con nuestra relación.
Ø Sandra contesta.
Ø Eso es claro, pero debo de hacerte notar que estoy poco molesta con tigo.
Ø ¿Por qué? Contesta Raúl.
Ø Bueno, quisiera que me poseyeras como a mi hermana, por detrás.
Ø Claro, espera un poco.
Ø Umm... no creo que pueda ¿tú que piensas Fabiola?
Ø Pues adelante dice ella,
Sandra la brinca mientas con su boca busca el pecho de Raúl y lento, muy lento lo besa y acariciaba mientras él trata de reponerse y estar listo ante la exigencia. Volteó a ver a Fabiola misma que tiene a su lado. Ella le toma de la cara y lo empieza a besar con mucho cariño hasta que en cierto momento abrió grandemente sus ojos al sentir que Sandra se metía en su boca su pene y lo chupa con suavidad. El se deja consentir mientras sentía los besos de Fabiola por su cara y cuello. Cuando estuvo a punto se incorporo le pidió a Sandra que se volteara y una ves en posición de “perrito” la penetro desde atrás. Que placer sentía mientras Fabiola le recorría la espalda llegando a sus testículos y acariciándolos con gusto. Que placer decía él. Estoy soñando, mientras oía como gemía Sandra cada ves más, mientras llegaba al limite y Raíl solo se decía, “estoy soñando”, y de tanto jadeo se vino ella mientras él volteaba hacia arriba gritando “estoy soñando”, “estoy soñando”. En eso siente un fuerte jalón, lo jalaban de su hombro y oía una voz femenina de persona madura que con energía le decía:
Ø Raúl despierta, ¿qué té sucede? ¡Ya estas con tus sueños! ¡Por eso te pasa lo que te pasa, te quedas dormido y no vas a la escuela con el tiempo debido. Ya no andes leyendo esas cochinas revistas, ¿qué crees que no las he visto cuando las guardas debajo del colchón? Anda báñate y vístete para la escuela y en la tarde tu padre y yo hablaremos seriamente contigo.
Que humillación para él haber sido descubierto de esa manera, ¿qué oiría mi mamá? decía, ¿hablaría en sueños? y, soltando un profundo suspiro volvió a recordar parte por parte lo soñado!.

LA ESCUELA

Ya en la escuela, caminó junto a sus compañeros directo al salón, un amigo lo distrajo para preguntarle:
Ø ¿qué te pasa, te noto raro?
Ø No, no tengo nada,
mientras seguía discretamente soñando y suspirando. Grande fue su sorpresa cuando en él la puerta del salón de clase se encontraban ellas, estaban platicando sobre trivialidades del trabajo y las cosas que tenían que pasar con sus alumnos. se veían bellas, bueno, para él siempre lo iban a ser, se trataba de las maestras de la escuela de tercero de secundaria Sandra y Fabiola, quienes en forma conjunta voltearon a ver a su pequeño alumno diciéndole:
Ø ¿Hola como estas Raúl? ¿Tuviste felices sueños?
Y él solo se limito a abrir grandemente los ojos ...


fin
Datos del Relato
  • Autor: CARLOS
  • Código: 12837
  • Fecha: 11-01-2005
  • Categoría: Fantasías
  • Media: 5.66
  • Votos: 56
  • Envios: 4
  • Lecturas: 4912
  • Valoración:
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