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Las fantasías de Soraya

~Las fantasías de Soraya

Como cada día, Soraya se levantaba temprano para ir a la universidad. Hoy cumplía 18 años, y aunque para ella nada parecía haber cambiado en su vida, sabía que en cualquier momento se podrían producir cambios.

Soraya vivía sola con su padre en un barrio de Barcelona, al que se acababan de mudar, y en el que intentaba pasar desapercibida. Su padre trabajaba como vigilante en una fábrica, en turnos de doce horas día-noche, por lo que la mayoría del tiempo estaba sola en casa, enfrascada en sus libros.

Era su primer día en la universidad, y estaba preocupada por el hecho de querer pasar desapercibida. Era demasiado tímida y sabía que en la universidad había demasiada gente para que nadie se fijara en ella.

Cogió el metro a las 8:30, y diez paradas después llegó a la universidad. Tuvo que preguntar varias veces por el aula en la que tenía que realizar las clases, y a las 9:00 empezó su primera clase. Durante las dos primeras horas tuvo que soportar las miradas de sus compañeros de clase, que parecían no parar de hacer comentarios sobre ella. Ella no se consideraba una chica guapa, pero el resto de la clase no pareció pensar lo mismo. Aunque nunca había estado con nadie, no parecía importarle esa situación, y las miradas de sus compañeros tampoco parecieron hacerle efecto.

A las 11:00 empezó el momento del desayuno, y los alumnos disponían de 30 minutos de descanso hasta la siguiente clase. Soraya se dirigió a la cafetería, pidió un café y salió al parque que había en la universidad a sentarse en un banco. Notó la presencia de una chica que la observaba escondida detrás de una pared. Al cabo de un rato, no pudo aguantar y la llamó:
- Hola… ¿vas a estar escondida toda la mañana,…, te puedo ayudar en algo?
- Perdona….no quería molestarte.
- No me molestas, pero no es normal vigilar a escondidas a la gente…
- No estoy vigilándote, simplemente te he visto sola, y bueno, pensé que quizá quisieras conocer gente nueva.
- No me interesa conocer gente, estoy muy bien sola.
- Lo siento, no quería molestarte. Te dejo sola entonces. Adiós…
- Espera,….perdona, no quería ser tan brusca…puedes quedarte, si quieres…
- Bueno, no pasa nada….Dime, ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Soraya.
- Yo me llamo Lidia. Dime, ¿es tu primer año en la universidad?
- Sí, me he mudado hace poco a Barcelona. La verdad es que no suelo hablar con nadie, y menos con desconocidos.
- Bueno, pero ahora ya no soy una desconocida, ahora somos amigas.
- Vaya, veo que vas muy rápida. ¿De verdad quieres ser mi amiga?
- Pues claro. Por si no te has dado cuenta no tengo amigas, y tú parece que tampoco vas sobrada en ese aspecto. Me caes bien, pero si no quieres que seamos amigas no pasa nada.
- Tampoco he dicho eso. Tú también me has caído bien, así que no tengo inconveniente. Volvamos a clase.

A las 11:30 iniciaron de nuevo las clases. Al ser el primer día había pupitres libres en la clase, y Lidia pudo sentarse junto a Soraya.
- Qué bien que haya sitios libres, así me puedo sentar a tu lado.
- Es verdad. Ahora empieza la clase más complicada de todas, la de latín. A mí se me da fatal. Y ya nos han puesto un trabajo bastante difícil.
- No te preocupes, Soraya, a mí se me da bastante bien. Si quieres quedamos para hacerlo juntas en mi casa.
- Uy, no sé, no me gusta molestar.
- Que va, si no molestas, al contrario.

A las 13:00 acabaron las clases y se fueron a casa de Lidia, ya que el padre de Soraya trabajaba todo el día y Lidia decidió invitarla también a comer. Después de comer se fueron a la habitación de Lidia para hacer el trabajo de latín que les habían mandado en la universidad. Como a Lidia se le daba muy bien acabaron el trabajo en muy poco tiempo, así que tenían toda la tarde libre.

- Vaya, no sabía que se te diera tan bien el latín. Hemos acabado muy pronto.
- Sí, ahora tenemos toda la tarde libre para hacer lo que queramos. ¿Quieres que nos conectemos a Internet?
- La verdad es que yo controlo poco, porque en casa nunca hemos tenido.
- No te preocupes, yo te enseño. ¿Te gusta chatear?
- No sé, nunca lo he hecho.
- Vaya, no te preocupes, ya verás que divertido.
- ¿Y qué suele hacer por el chat? ¿Hay canales diferentes?
- Si. Normalmente me conecto a canales de sexo.
- ¿De sexo?...¿En serio?
- Sí, es muy divertido, te encuentras cada cosa…
- Eso parece un poco peligroso, no crees…
- Que va, si es muy divertido. A veces me conecto a canales bisexuales, o a canales lésbicos.
- ¿Eres bisexual,….o lesbiana?...
- Digamos que me da morbo.
- ¿Pero te gustan las chicas?
- Digamos que no me importaría probar. Además, tengo ganas de probarlo.
- Y por eso chateas con chicas…
- Si, la verdad es que lo hago porque me da mucho morbo. Tengo ganas sobretodo de besar a una chica.
- ¿Y porqué no lo has probado?
- Pues porque no es tan fácil encontrar a la chica adecuada. Si fuera con una chica como tú sería lo ideal.
- ¿Como yo? Qué quieres decir….
- Bueno, no sé, si te soy sincera, la primera vez que te he visto he sentido unas ganas locas de probar tus labios….son muy sensuales….
- …¿Lo dices en serio?....Vaya, nunca me habría imaginado que podría atraer a una chica.
- Pues a mi me atraes, aunque realmente a mí me gustan los chicos, pero me encantaría probar con una chica.
- Vaya, esto no me lo esperaba…..no sé que decir…a mi las chicas nunca me han atraído.
- No pasa nada, me imaginaba que dirías eso. Olvida lo que te he dicho, y vamos a chatear….si quieres.
- Vale, a ver si es tan divertido como tú dices.
- Normalmente me conecto a un chat extranjero, pero de lenguaje latino. Normalmente me pongo un “nick” llamativo, así me aseguro que la gente quiera hablar conmigo.
- ¿Qué nick usas?
- Pues me voy a poner como “nick” “morbosa”, ya verás que pronto me abren conversación.

En efecto, al iniciar sesión en el chat lésbico, muchas usuarias abrieron conversación con Lidia.

- Te lo dije, Soraya, que con este “nick” muchas chicas nos pedirían conversación.
- Ya veo, ya….de momento te han abierto 6 a la vez. ¿Con cual de ellas vas a hablar?
- Pues si puedo con todas,,, a ver cuál es más caliente…jeje…Mira, creo que esta de aquí parece morbosa….se ha puesto como “nick “ “gatita_encelo”. Suena interesante, ¿quieres que le diga algo?
- Vale.
o Hola, “gatita”.
o Que tal, “morbosa”.
o Bien, y tú.
o Aquí, un poco caliente.
o Mmm... eso suena muy bien. ¿Y se puede saber por qué estás caliente?
o Pues porque tengo muchas ganas de besar a una chica. Es algo que nunca he hecho, y solamente de pensarlo me pongo muy caliente.
o ¿Eres lesbiana?
o No, más bien bisexual, me gustan los hombres pero me daría morbo hacerlo con una chica.
o Mmm… eso es muy interesante.
o ¿Tú eres lesbiana?
o Si. Desde hace años.
o ¿Y qué se siente al hacerlo con una mujer?
o Pues eso creo que deberías probarlo por ti misma, aunque te puedo decir que es algo muy morboso y excitante. Nosotras sabemos cómo darnos placer, ya que hacemos lo mismo que nos gustarían que nos hicieran.
o Ya, entiendo. En principio mi morbo sería darme el lote con una chica.
o ¿Solamente eso?
o Bueno, no sé,…eso de comerle el coño a una chica, no sé si me gustaría.
o Eso es muy excitante, y muy rico, seguro que te encantaría.
o No sé, hasta que no lo pruebe no lo sabré.
o Y dime, ¿por qué no lo has probado con ninguna?
o Pues en principio porque no he encontrado a la chica ideal con quién probarlo….bueno, sí que la he encontrado, pero creo que ella no quiere.
o ¿Ah, sí? Y quién es la afortunada…
o Pues es una amiga que acabo de conocer hoy en la universidad…está aquí a mi lado.
o Vaya, y por qué no quiere…
o Pues dice que las chicas no le atraen…
o Tú dile que no sea tonta, que por probar no pasa nada…no hacéis nada malo. Si no le gusta, pues no pasa nada, probado está.
o Intentaré convencerla…de todos modos, aunque me diga que sí, no sé si sabré hacerlo bien…
o ¿Hacer bien qué?
o Pues,..ya sabes,..besarla, comerle...
o No te preocupes, tienes que hacerlo como te gustaría que te lo hicieran a ti.
o Ah…muchas gracias por el consejo... ¿Tú has probado muchas cosas?
o Si yo te contara…creo que he probado casi de todo.
o ¿En serio?... ¿Qué es lo más fuerte que has probado?
o Pues creo que sexo con animales.
o No me digas….eso es un poco asqueroso, no crees…
o No creas, a mi no me desagradó.
o Eso me lo tienes que contar algún día…si quieres, claro.
o Claro, con mucho gusto.
o Y de las cosas que has probado, que es lo que más te ha gustado…
o Pues creo que el sexo anal. Me encanta que me metan cosas, cuanto más grandes mejor.
o Eso suena mejor que lo de los animales.
o Bueno, es tan morboso como eso, pero a mí me gusta más.
o Eso quizá lo pruebe algún día.
o Te gustará…oye, te tengo que dejar, me tengo que ir a estudiar. Hablamos en otro momento, si quieres.
o Claro, ya te he agregado como favorito en usuarios.
o Perfecto, pues hasta otra…Saludos a tu amiga. Chao.
o Chao

- Vaya, Lidia, menuda conversación más caliente.
- ¿Te ha parecido caliente?
- Y tanto…no me imaginaba que la gente hablara así por el Chat.
- Bueno, normalmente sueles decir por aquí lo que no te atreverías a hacer o decir en persona.
- Y normalmente tú hablas así por aquí….
- Sí, aunque he de reconocer que es la primera vez que me ponen tan caliente. Esta chica promete.
- ¿Crees que ha dicho la verdad en todo?..Eso de los animales, suena a cuento chino.
- No creas, hay más gente de la que tú te piensas que le gusta hacer eso.
- ¿Lo dices en serio?
- Si, claro. Esperemos a ver qué nos cuenta la próxima vez, me ha dejado intrigada. ¿A ti no?
- Pues la verdad, un poco, aunque me cueste admitirlo.
- La próxima vez le diremos que nos explique lo que ha probado.
- Vale.
- Entonces,…te ha parecido caliente nuestra conversación…
- Si,…bastante…
- Eso significa que tú también te has puesto caliente…
- No...no…qué cosas dices…
- No pasa nada si lo estás…tampoco es nada malo…Solo que….
- Qué….dime.
- No, nada, déjalo.
- Anda, no seas tonta, qué quieres decirme.
- Pues….se me había pasado por la cabeza…que quizá si estabas cachonda, querrías probar conmigo…
- ¿Otra vez con lo mismo?...
- ..Perdona, no te enfades,…si no quieres no pasa nada…Lo siento, no te lo volveré a pedir. Creo que será mejor que lo dejemos por hoy…no me encuentro bien.
- Espera, no corras tanto, que tampoco pasa nada. ¿De verdad tienes tantas ganas de probarlo con una chica? No entiendo por qué estás tan obsesionada.
- No es obsesión, simplemente me gustaría probar, no creo que haya nada malo en eso.
- Tienes razón…mira, vamos a hacer una cosa…si quieres probar….probaremos, pero no creo que me guste.
- ¿Estás segura? Luego no vayas a echarme en cara nada.
- No lo hago para echarte nada en cara, nadie me obliga a hacerlo, pero eres tú la que tiene que llevar la voz cantante, yo no haré nada.
- Vale…
- A ver, dime qué tengo que hacer.
- Pues….túmbate en la cama.

Soraya se tumbó en la cama, y cerró los ojos. Lidia, no sabía qué hacer, pero decidió perder la vergüenza y dejarse llevar, ya que si no era ella la que lo hacía, perdería la oportunidad que tanto estaba esperando.

Decidió perder la vergüenza y lanzarse sin pensar. Se acercó a la cama, dónde yacía tumbada Soraya.

Ella permanecía con los ojos cerrados, y su cuerpo temblaba. Lidia empezó a quitarle la camisa lentamente. Observó que Soraya llevaba un sujetador muy sexy, transparente, que dejaba entrever sus pezones. Deslizó sus manos sobre sus pechos y acarició los pezones. Acercó sus labios a la boca de Soraya y los unió a los suyos. Las dos se fundieron en un largo beso. Sus lenguas se unieron lentamente. Soraya soltó un gemido. Lidia dejó de besarla y deslizó sus labios hacia los pezones de Soraya. Los atrapó con sus dientes y empezó a morderlos suavemente. Soraya notó que sus pezones estaban duros, y volvió a gemir. Esto hizo que Lidia se pusiera aún más caliente. De repente Soraya cambió de actitud y decidió pasar a la acción. Cogió a Lidia por la cintura y la tumbó en la cama. Cogió sus brazos con fuerza. Besó sus labios con pasión. Su mano se deslizó bajó los pantalones, y acarició la entrepierna. Le bajó los pantalones y las bragas. Soraya vio que tenía el coño completamente depilado, y sintió un deseo irrefrenable de comérselo. Bajó su cabeza y con la lengua chupó en círculos el clítoris de Lidia, que no paraba de gemir…’Sí, Soraya, que rico….no pares, no pares…’.

Minutos después Lidia arqueó su cuerpo y tuvo el mayor orgasmo que ella recordaba.

Sus cuerpos sudorosos permanecieron abrazados durante unos minutos, sin mediar palabras, hasta que Lidia por fin rompió el silencio:

- Uff….ha sido el mejor orgasmo que he tenido en mi vida….
- ¿Te ha gustado?...
- Mucho, me ha encantado…ha sido todo tan rápido…Y a ti, ¿te ha gustado?
- Sí, a mí sí, pero no sé qué pensar ahora…
- A qué te refieres…
- Pues que en el fondo, sigo pensando que no me gustan las chicas, que soy heterosexual.
- Bueno, eso no tiene nada que ver. Acaso no lo has pasado bien…
- Si, mucho.
- Entonces no pienses en rollos moralistas, que eso está pasado de moda. Aprovecha que lo has pasado bien, y ya está. Yo también sigo siendo heterosexual, pero si quiero puedo volver a hacerlo con chicas también.
- Sí, creo que es mejor no pensar.
- Vamos a decirle a nuestra nueva amiga lo que acabamos de hacer…
- Vale.
- Por cierto, te podrías quedar a dormir aquí, mira qué hora es…
- Ostras, es verdad…creo que debería irme…
- No hace falta, te invito a quedarte…anda, coge el teléfono y llama a tu padre.

Soraya llamó a su padre. Casualmente esa noche tenía que hacer horas extras en la fábrica, así que se quedaba a dormir en el trabajo. No puso objeción a que se quedara en casa de su amiga.

- Mi padre no duerme en casa hoy, así que me ha dado permiso para quedarme
- ¡Qué bien...! Eso es estupendo. Verás qué bien lo pasamos. Vamos a conectarnos y hablar con nuestra amiga…a mí me dejó muy intrigada con eso de los animales…
- Sí, a mí también….

Volvieron a entrar en el chat, y consiguieron contactar con su amiga cibernética.

- Hola, “gatita”.
- Hola, “morbosa”, cuánto tiempo.
- Sí, qué suerte encontrarte por aquí de nuevo. Mi amiga y yo teníamos ganas de hablar contigo.
- ¿Ah, sí? Y sobre qué tema queríais hablar.
- Pues primero de todo, queríamos decirte que finalmente mi amiga y yo nos hemos enrollado. Ha sido genial.
- Mmm...…qué buena noticia…y seguro que os ha gustado mucho a las dos…
- Sí, nos ha encantado.
- ¿Vais a volver a repetir?
- No lo sé, nunca se sabe.
- ¿Y con otras?
- Pues no sé. ¿A ti te gustaría?
- Sí, claro, además, os podría enseñar muchas cosas.
- Eso suena muy interesante. Esta mañana nos has dejado muy intrigadas…
- ¿Ah sí? Y por qué…
- Pues con el tema del sexo con animales.
- Ah, vale…Qué pasa, os gustaría probar…
- Uy, no….eso tiene pinta de ser asqueroso.
- Bueno, eso es porque no lo habéis probado. Además, vuestra curiosidad os delata.
- Bueno, simplemente teníamos curiosidad. Que nos expliques cómo era y qué cosas habías probado.
- ¿Con animales?
- Sí
- Pues lo he probado varias veces, con el perro de una amiga.
- ¿Y ella te deja hacer eso?
- Bueno, digamos que nos hemos liado varias veces, y alguna vez se ha traído a su perro…Ella también interviene.
- Y dime, qué es lo que hacéis…
- Pues lo que más me ha gustado es hacerle una mamada.
- Uf... ¿eso es un poco fuerte, no?
- Bueno, suena fuerte, la verdad, pero a mí me da igual lo que piense la gente, lo he probado y me ha gustado, la verdad.
- Pero supongo que es mejor hacérsela a un hombre, no crees…
- Pues no se lo he hecho nunca a un hombre, pero a un perro es súper morboso.
- Y qué se siente…
- Pues lo más morboso es cómo la tiene de grande…
- ¿Tan grande la tiene?
- Sí, es un perro Golden, cómo los del Scottex. Creo que le mide unos 20 cm., y también se hincha, así que es gorda también.
- ¿Y por qué se hincha?
- Pues se hincha cuando le bajas la piel, y sobretodo cuando está punto de correrse.
- ¿Quieres decir que se corre cuando le haces cosas?
- Y tanto...no te imaginas la de leche que sueltan.
- ¿Y se corre dentro de tu boca?
- No lo he probado nunca. Normalmente se corre en mi mano, aunque siempre va soltando leche poco a poco, y ésta si que la suelta en mi boca.
- ¿Y qué sabor tiene?
- Pues no te sabría decir, porque cuando lo hago uso lubricante de sabores, que disimula olores y sabores.
- Nunca habría imaginado que una mujer pudiera hacer estas cosas.
- Quieres decir entonces que no lo probarías si te lo pidiera...
- No sé, creo que pensarlo me da mucho asco...pero por otro lado, suena a hacer algo prohibido...y da morbo.
- Si te propongo que lo hagas, qué me dirías...
- Pues no sé, luego me comería la cabeza si lo probara.
- No tiene porqué, tampoco vas a matar a nadie. ¿Por qué no os venís a mi casa tú y tu amiga?
- ¿A tu casa? ¿Dónde vives?
- En Barcelona, en Paseo de Gracia.
- Qué me dices...si casi somos vecinas...
- Pues vente con tu amiga, y yo también aviso a la mía para que traiga su perro. Y si no te atreves, pues haremos otras cosas.
- Vale, nos arreglamos y vamos a tu casa...Hasta ahora.
- Hasta ahora.

Lidia cerró el chat y notó que Soraya tenía cara de pocos amigos.

- ¿Qué te pasa?
- ¿Que qué me pasa? ¿Y tú qué crees? Creo que te has vuelto loca de remate.
- ¿Por qué dices eso?
- ¿Tú que crees? ¿Sabes lo que quieres hacer?
- Sí claro, pero te corrijo. No voy a hacer…¡Vamos a hacer!
- Conmigo no cuentes.
- ¿Cómo que no? ¿No me digas que no te atreves?
- Pues claro que no, es una locura.
- También pensabas lo mismo de probar conmigo.
- No es lo mismo.
- Claro que es lo mismo, es cuestión de no tener tapujos y hacer lo que te apetece.
- Creo que será mejor que me vaya.
- No me hagas esto...por favor…si no vienes conmigo no me atreveré a hacerlo....
- Ya estamos como antes. ¿Tanta ilusión te hace?
- Todo lo que sea probar cosas nuevas mejor, no creo que haga nada malo.
- Bueno, yo te acompaño, pero no haré nada.
- Vale. Vamos a ducharnos.

Lidia y Soraya se ducharon y salieron a la calle. Pidieron un taxi y en 15 minutos llegaron a casa de su amiga cibernética. Llamaron a la puerta.

Nuria era una chica extrovertida, que pasaba su tiempo libre chateando, y con el tiempo quedaba con la gente que conocía por Internet para experimentar cosas nuevas. Se podría decir que pocas cosas le quedaban por probar, y se la podía considerar una "maestra". Ese día tenía dos alumnas nuevas que acababa de conocer, y estaban a punto de llegar a su casa.

La puerta empezó a sonar.

- ¿Quién es?
- Somos Lidia y Soraya, nos acabamos de conocer en el Chat.

Nuria abrió la puerta.

- Qué pronto habéis llegado. Adelante, no tengáis vergüenza.
- Gracias - contestó Lidia.
- Tenía ganas de conoceros en persona.
- Nosotras también teníamos ganas. - Soraya no dijo nada, estaba tan avergonzada que apenas podía articular palabra.- Por cierto, ¿no ha venido tu amiga?
- Ahora viene, es mi vecina de al lado. Tranquila, pronto tendrás aquí a tu "partenaire".

Lidia se sonrojó. En ese momento se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, pero se dijo a sí misma que no se echaría atrás.

- Ay, pero qué tonta soy -.Se dijo a sí misma Nuria.- No os quedéis en la puerta, pasad.
- Gracias.
- ¿Os apetece tomar algo mientras llega mi amiga?
- Vale. ¿Qué tal un cubata? Creo que necesitaré algo fuerte.

Soraya no paraba de mirar a Nuria. Hasta ahora no pensaba que una mujer la atraería físicamente, pero Nuria era una mujer muy guapa. Llevaba un camisón transparente que dejaba entrever su moldeado cuerpo. Notó que no llevaba sujetador, y que tenía unos pechos muy grandes. Sintió ganas de probar con ella lo mismo que con Lidia. Nuria se dio cuenta de que la estaba comiendo con la mirada.

- Tú debes de ser Soraya.
- Sí.
- ¿Qué te parece lo que tú amiga va a probar hoy?
- Pues si te digo la verdad, no me gusta.
- ¿Entonces por qué has venido?
- Pues porque no quería dejarla sola.
- No te fías de mí…
- No es eso, simplemente que con una cosa así, no podía dejarla sola. Ella ha decidido hacer esto y no puedo hacer otra cosa que apoyarla.
- Entonces la vas a ayudar…
- No, no haré nada que no me parezca bien.
- Cómo quieras...

Alguien llamó a la puerta.

- Esa debe ser mi amiga...

Nuria fue hacia la puerta y la abrió. Lidia y Soraya vieron una chica pelirroja, no muy alta, con un piercing en la nariz y otro en la oreja.

- Hola, Silvia. Pasa, te estábamos esperando.

Silvia entró en el piso de su amiga. Iba acompañada por su perro Max.

- Veo que has traído a Max.
- Si, claro, cómo me habías pedido. Supongo que tienes ganas de "jugar" con él.
- En este caso no es para mí.
- Ah, no…entonces, para quién es....

Entonces Silvia se dio cuenta de que no estaban solas. Miró hacia el interior del piso, y vio dos chicas sentadas en el comedor.

- Silvia, te presento a Lidia y Soraya.
- Encantada.- dijo Silvia.
- Igualmente.-Dijo Lidia. Soraya seguía sin decir nada.
- Espero que no importe que te haya pedido prestado a Max. – dijo Nuria.
- No, claro. Será la primera vez que pruebe con otra chica que no sea una de nosotras.
- ¿Lo traes preparado?
- Y tanto...limpito, cómo a ti te gusta.
- Perfecto, porque Lidia hoy se va a estrenar.
- ¿En serio? Eso suena genial. ¿Y su amiga?
- No, ella no quiere probar.
- Lástima, no sabe lo que se pierde.
- Creo que no deberíamos perder tiempo...la noche es joven... Lidia, acércate.

Lidia, nerviosa, se acercó a Nuria.

- ¿Te gusta que te aten?
- No lo sé, nunca lo he probado.
- Pues esta noche lo vas a probar. Siéntate en el sillón.

Lidia hizo caso a lo que Nuria le pedía. Se sentó en el sillón del comedor. Nuria cogió sus manos y las estiró hacia los lados. Sacó unas esposas y se las puso en cada mano, atándola a la pared mediante unos ganchos preparados para eso. De este modo, quedó a merced de que pudieran hacer con ella cualquier cosa, ya que no podría mover las manos.

Nuria llamó a Max.

Max entró por la puerta del comedor. Hasta ese momento, Lidia no lo había visto. Su cara de sorpresa no fue para menos. Max era el perro más grande que había visto nunca. Empezó a imaginar cómo sería de grande la polla de ese grandioso perro. Sus pensamientos pararon con la voz de Nuria.

- - Chica, despierta. Te has quedado de piedra. ¿Qué te parece tu nuevo amigo? Si te has llegado a preguntar cómo será su polla, ya te puedo adelantar que es muy grande. Supongo que estarás deseando empezar...
- Si.... ¿Qué tengo que hacer?
- Tú nada, tu amiga te ayudará.
- ¿Yo? -dijo Soraya. Ya te he dicho que no haré nada.
- Si no lo haces, tu amiga no podrá probar, porque nosotras no la ayudaremos. Así que tú decides.

Soraya miró a Lidia. Supo entonces que debía ayudar a su amiga. "No se va a enterar nadie -pensó-. Además, no hacemos daño a nadie.

Se dirigió Nuria y dijo

- Bien, qué tengo que hacer...
- Ponte al lado de tu amiga. Y llama al perro.

Soraya llamó a Max y éste se acercó lentamente. Cuando estuvo a su lado empezó a acariciarle la cabeza. Se acordó de lo mucho que eso les gustaba a los perros. Miró hacia la polla de Max. Vio el gran bulto que colgaba de entre sus patas traseras.

- ¿Qué hago ahora?
- ¿Hace falta que te lo explique? Tienes que hacer que su polla se empine.
- Ya, pero ¿cómo?
- Bueno, ponle imaginación. Lo único que te puedo decir es que tienes que conseguir bajar la piel que recubre su polla.

Soraya imaginó lo que debía hacer. Cogió el bulto que colgaba de entre las patas de Max y empezó a frotarlo. Notó que le ocupaba toda la mano. Imaginó cómo sería en estado de erección.

Siguió frotando cada vez más rápido. Notó un extraño calor entre sus piernas. “No puede ser que me esté poniendo cachonda”- pensó. Pero no pudo evitarlo, la humedad entre sus piernas era evidente. Su mente solamente pensaba en la polla de Max y de hacer que creciera.

La piel de la polla de Max empezó a ceder, y Soraya vio aparecer la una punta de color rosado. La polla de Max, ya sin piel, creció de manera evidente. Nuria se había quedado corta al decir que medía 20 cm. Cómo mínimo medía unos 25 cm. Soraya bajó toda la piel de y la polla quedó completamente al descubierto. Los testículos de Max también eran grandes. “Cuánta lecha saldrá de aquí”- pensó Soraya.

Soraya notó su mano viscosa, debido a las primeras secreciones que soltaba la polla de Max.

- ¿Y ahora qué tengo que hacer? Ya he conseguido que esté completamente en erección.
- Pues creo que ahora debería ser el turno de Lidia.
- Pero ella está atada…
- Bueno, no creo que las manos no es lo único que puede usar…

Soraya pilló la indirecta. Miró a Lidia a los ojos y asintió con la cabeza. Había llegado el momento de la verdad.

Situó a Max frente a Lidia, de espaldas a ella. Cogió la polla de Max, la pasó entre sus patas traseras y la acercó a la boca de Lidia.

Lidia abrió la boca y vio entrar la enorme polla en su boca. Empezó a lamerla con la lengua por la punta, de manera suave.

- Así me gusta...veo que no tenemos que enseñarte como se chupa una buena polla -dijo Nuria. - ¿Te gusta?
- Sí, me encanta. Estoy muy cachonda.
- Seguro que puedes hacerlo mucho mejor. Cómetela toda.

Lidia dejó de lamer. Soraya cogió con fuerza la polla de Max y la metió entera en la boca de Lidia. Ésta notó que tenía la boca llena. Empezó a chupar. La polla de Max entraba y salía de su boca. Nuria pudo notar la cara de placer reflejada en su cara.

A Lidia le empezó a caer un líquido blanquecino por la comisura de sus labios. Hacía rato que Max se estaba corriendo. Lidia cada vez tenía la boca más llena. Miró a Soraya, que cada vez parecía más excitada y sacó la polla de su boca. Con la boca llena de semen, acerco sus labios a Soraya y le dio beso sus labios. Sus lenguas se unieron en un largo beso, mientras el semen pasaba de una boca a otra. El semen caía de entre los labios de las dos amigas, que no podían parar de besarse.

- Qué magnífico espectáculo- dijo Nuria.-. Silvia, trae un vaso.

Silvia fue a la cocina y trajo el vaso más grande que encontró.

- Ahora soltad el semen en este vaso.

Lidia y Soraya hicieron lo que Nuria les pedía, y escupieron el semen en el vaso llenándolo hasta la mitad.

- Creo que hay que acabar de llenarlo. Soraya, creo que es tu turno

Soraya no esperaba que le pidieran eso

- ¿A qué esperas, no te atreves?
- Claro que me atrevo. No te imaginas de lo soy capaz de hacer.

Lidia se quedó sorprendida. Soraya había cambiado, ya no era aquella chica escrupulosa que conoció. Entonces supo que sería capaz de hacer cualquier cosa.

Soraya cogió la polla de Max, y se la quitó de las manos a Lidia. Sin pensarlo se la metió en la boca y empezó mamar con ansia. Max no tardó en soltar abundante semen en su boca. Cuándo tuvo la boca llena de semen la abrió y lo dejó caer en el vaso. Volvió a mamar la polla, y no tardó en volver a llenarla de semen. Volvió a escupirlo en el vaso. Dejó de mamar y pasó a masturbar. Apuntó con la polla hacia el vaso y el semen se fue introduciendo en cada sacudida, hasta que se llenó completamente.

Lidia no podía creer lo que estaba viendo. Soraya parecía haber roto con sus tapujos, y parecía capaz de hacer cualquier cosa. Mientras pensaba todo esto, Soraya permanecía con el vaso lleno de semen en una mano, mientras con la otra aún sostenía la polla de Max. Miró a Lidia, le lanzó un guiño y se metió el vaso en la boca. Su boca se volvió a llenar de semen otra vez. Paró. Miró a Lidia de nuevo y se lo tragó.

Incluso Nuria y Silvia no se lo podían creer. Soraya volvió a meterse el vaso en la boca y se lo volvió a tragar. Repitió hasta que el vaso estuvo vacío. Entonces pasó su lengua por sus labios y su mano, recogiendo así lo que había salido del vaso.

La polla de Max volvió a su tamaño normal.

- ¿Qué os ha parecido? - dijo Soraya.

Lidia miró a Nuria y a Silvia y empezó a sonreír.

- Vaya con Soraya....menuda guarra está hecha.
- Y qué lo digas...menudo peligro. Nos ha superado a nosotras...- dijo Nuria
- Lo he pasado genial...dijo Lidia.
- Me alegra oír eso…dijo Nuria. Creo que se ha hecho tarde, mañana tenemos que trabajar, y vosotras estudiar.
- ¿Nos dejarás repetir con Max? – dijo Soraya.
- Si, claro… cuando queráis - dijo Silvia.
- Pero la próxima vez quiero follar con Max, quiero que me meta ese pollón por el culo.
- Vaya, cómo has cambiado, Soraya.
- Sí, ya me he hartado de ir de chica buena por la vida.
- Me parece genial, pero dime...¿eres virgen? ¿Te han metido alguna por el culo?
- No, nunca.
- Entonces primero debes entrenar ese culito antes de probar con Max, es demasiado grande para que la pruebes.
- Vale, ¿qué me propones entonces?
- Mira, Silvia tiene un buen arsenal de artilugios en su casa, con los que te dejaremos un culo bien preparado. Y si finalmente te metes la polla de Max, seguramente tendrás el culo más abierto que he visto nunca.
- ¿Genial...cuándo empezamos?
- Pues como mañana es viernes, podéis venir a mi casa, a pasar el fin de semana entero. Silvia traería sus juguetes.
- ¿Y a Max?
- Ya veremos...veo que le has cogido el gusanillo...
- Sí...bueno, si no lo traes no pasa nada.
- Ya, ya…Se te ve el plumero…Je Je. Quedamos mañana, entonces. Te recomiendo que te laves la cara y las manos antes de irte, las tienes llenas de semen...Jeje.
- Vale. Ahora vuelvo.

Soraya fue a lavarse las manos y la cara. Cuando volvió, Lidia estaba lista para irse. Se despidieron de Nuria y Silvia hasta el día siguiente.

De vuelta a casa hablaron sobre lo ocurrido esa noche.

- ¿No crees, Soraya, que nos hemos pasado un poco?
- Que va, ya sabes que era reacia a todo esto, pero me he cansado de no hacer las cosas por lo que pueda pensar luego.
- Entiendo, pero no sé, creo que lo que hemos hecho hoy es demasiado fuerte. Aunque me gusta que pienses así. Entonces, lo próximo que quieres probar es el sexo anal...
- Sí, me encantaría, pero no sé cómo será, y si podré hacerlo.
- Claro que podrás. ¿Por qué razón no ibas a poder?
- No sé, ya has visto la polla de Max, no creo que vaya a ser fácil que me la meta.
- Bueno, para eso tenemos la ayuda de Nuria y Silvia. Me pregunto qué tipo de artilugios tendrá para esto.
- No sé, ya se verá. De todos modos podríamos informarnos un poco antes, no sé, tal vez mirar vídeos porno por Internet.
- Sí, no es mala idea. Si quieres podemos mirar ahora, cuando lleguemos a mi casa.
- Vale.

En 15 minutos llegaron a casa de Lidia en taxi. Subieron, saludaron a su madre y se fueron a la habitación.

- Nos vamos a la habitación, tenemos que hacer un trabajo (Lidia le guiñó un ojo a Soraya), así que hasta mañana.
- Que durmáis bien – dijo la madre de Lidia.
- Buenas noches.

Subieron a la habitación, y encendieron el ordenador. Mientras éste arrancaba, Lidia buscó un pijama para que Soraya pudiera dormir. Una vez iniciado el ordenador, se preguntaron cómo encontrarían información sobre sexo anal.

- Yo creo que lo más fácil es buscar por Internet con Google. Seguro que poniendo "sexo anal" en el buscador saldrá mucha información.

Escribieron las palabras clave y presionaron "buscar". Al instante aparecieron miles de páginas sobre el tema.

- Mira - dijo Soraya -, aquí hay una opción que pone "imágenes", seguramente solo salen fotos. ¿Empezamos por aquí?
- - Vale, a ver qué encontramos.

En pantalla empezaron a aparecer miles de fotos. No pudieron reprimir un grito de sorpresa al ver las fotos. En muchas de ellas aparecían anos muy dilatados. En otras pudieron ver chicas penetradas por el ano con pollas enormes.

- Ufff...menudas fotos...- dijo Lidia -. ¿Tú crees que te quedará el culo así?
- Es probable, tengo la sensación que la polla de Max es más grande que esas.
- ¿Y crees que cabrá en tu culo?
- Claro, no veo por qué no. Las chicas de las fotos pueden.
- Sí, claro, pero ellas son profesionales, y habrán practicado mucho. Además, supongo que no depende solamente de las veces que lo practiques, sino de tu capacidad para dilatar el ano.
- Ya, pero yo sé que seré capaz, tengo ese presentimiento.
- Entonces, vamos a mirar información. ¿Has visto qué foto? Mira que culo más abierto...
- Es verdad, da la sensación que es tan grande como un puño.
- Si, o quizá más. ¿Te has fijado en el nombre de la foto?
- Sí, llama "gaping asshole.jpg. ¿Qué debe significar eso?
- No sé, vamos a buscar en Google. A ver, abro otra página, y busco. A ver....ya está, aquí lo pone: "Tendencia o juego sexual consistente en dilatar el ano lo máximo posible. Es típico del cine porno”.
- Pues mira, esto es más o menos lo que quiero conseguir yo, que se me quede el culo así. A ver qué más pone. Tiene que ser muy morboso. "Para ello se usan una serie de juguetes anales para conseguir la dilatación." Mira, aquí hay fotos de los juguetes. ¿Crees que Silvia los tendrá?
- Sí, claro, al menos es lo que nos dijo Nuria.
- Vamos a ver qué más pone sobre sexo anal.
- Vale, a ver…aquí pone que para realizar sexo anal lo ideal es hacer primero una lavativa o enema, para poder disfrutarlo de una manera limpia.
- Algo así me imaginaba yo….Eso supongo que ya nos lo enseñarán ellas. Creo que será mejor que nos vayamos a dormir, mañana nos espera un día ajetreado.
- Es verdad, sobretodo a ti.
- Hasta mañana. Que duermas bien.
- Igualmente.

A las 7:30 de la mañana sonó el despertador. Lidia y Soraya se vistieron y fueron a la universidad.

El día se les pasó volando, y finalmente llegó la noche. Se ducharon, se vistieron y fueron a casa de Nuria.

Cuando llegaron vieron que Nuria no estaba. Llamaron a la puerta de Silvia y tampoco estaba en su casa. Pensaron que era su día de mala suerte, ya que todo su plan se iba al traste.

Volvieron a casa de Lidia. Subieron a la habitación y encendieron el ordenador.

- ¿Qué crees que ha podido pasar? - dijo Lidia.
- No lo sé, quisiera pensar que no nos han dado plantón.
- Quizá no se han acordado...
- No sé, algo no me cuadra, me da mala espina.

Abrieron el Chat para ver si Nuria estaba conectada. Aparecía como no disponible. Vieron que había un mensaje personal en la bandeja de mensajes con el asunto "os pillé, sois mías". Se miraron una a la otra con cara de asombro, aunque la cara de Soraya era más bien de miedo. Abrieron el mensaje. En él aparecía un enlace a una página Web. Accedieron a la página Web y en la pantalla empezó a cargarse un vídeo. No podían creer lo que veían. En el vídeo aparecía todo lo que habían hecho la noche anterior en casa de Nuria. Con primeros planos, vieron sus caras en el momento de mamar la polla de Max y lo que hicieron después jugando con su semen.

No pudieron aguantar y cerraron el vídeo.

Al momento les llegó otro mensaje. Lo abrieron. En él aparecía el siguiente texto:" A partir de ahora haréis lo que nosotras digamos y cuándo digamos, sois nuestras esclavas. Si avisáis a alguien colgaremos el video en Internet."

Lidia y Soraya se miraron desesperadas.

- ¿Qué vamos a hacer ahora? -dijo Soraya.
- Pues hacer lo que nos digan, qué otra opción tenemos - contestó Lidia.
- Creo que no deberíamos, quizá podamos ir a la policía.
- ¿Tú estás loca? ¿Quieres que se enteren nuestros padres? ¿O la gente de la universidad? Debemos hacer lo que nos pidan.
- A saber qué querrán hacer con nosotras....
- No creo que nada peor de lo que ya hemos hecho.
- ¿A qué te refieres?
- Pues a lo que hemos visto en el video, lo que hicimos con Max.
- Créeme, aún nos pueden pedir cosas peores.
- Me estás asustando.
- Es mejor que nos tranquilicemos y veamos qué pasa.

Otro mensaje volvió a aparecer en pantalla. "En mi casa, en media hora. Recordad, venid solas."

Salieron de casa de Lidia, cogieron un taxi y en 15 minutos llegaron a casa de Nuria. Llamaron a la puerta pero nadie les abrió. Bajaron a la calle. Allí tampoco vieron a nadie. De repente, un coche apareció por una esquina y se paró delante de ellas. Alguien bajó la ventanilla del co-piloto y les habló.

- Supongo que sois Lidia y Soraya.
- Sí, ¿quién eres tú?
- Eso no importa. Subid al coche.
- No tenemos por qué hacerlo, no os conocemos de nada.
- Venimos de parte de Nuria y Silvia. Os están esperando.
- ¿Adonde nos llevareis? Creíamos que nos quedábamos aquí, en su casa.
- De eso nada, iremos a un lugar más "adaptado".
- ¿Adaptado para qué?
- Ya lo veréis, no os quiero chafar el plan.

Subieron al coche. El co-piloto salió del vehículo y sacó dos capuchas.

- ¿Qué vas a hacer? - dijo Lidia.
- No queremos que sepáis a donde os llevamos. Poneos estas capuchas. No os preocupéis, están preparadas para que podáis respirar.

Antes de ponerse la capucha, Soraya pudo observar al co-piloto. Iba con poca ropa, con camisa de tirantes, y un pantalón corto ajustado, que dejaba entrever la forma de su polla. Notó que parecía bastante grande. ¿Tendremos que follar con él? - pensó. El conductor del coche iba vestido con tejanos y ropa también corta, pero no se pudo fijar bien.

Una vez dentro del coche, se pusieron eh marcha. Al cabo de una hora el coche paró. No tuvieron conciencia de adonde las habrían llevado, pero era seguro que fuera de la ciudad.
Cuando salieron del coche notaron que hacía más frío que en Barcelona, y que parecían estar en zona de montaña, quizá cerca del Montseny. Las habían llevado a una finca particular.

Bajaron del coche. Nuria y Silvia las estaban esperando.

- Hola, chicas....os estábamos esperando.
- No puedo creer que nos estéis haciendo esto...no es justo. - dijo Lidia.
- Nadie dijo que la vida fuera justa, así que no te quejes. Además, tú eres la que menos deberías quejarte.
- ¿Por qué dices eso? - contestó Lidia.
- Bueno, fuiste tú la que empezaste todo el juego. Se ve que lo de la zoofilia te atrajo enseguida...
- Eso no te da derecho a hacernos esto.
- Claro que sí. Tú empezaste el juego, ahora nos toca seguirlo....y acabarlo cuando queramos.
- ¿Qué vais a hacer con nosotras? - dijo Soraya.
- No tengáis miedo, que no os va a pasar nada malo, si sois buenas chicas. No haréis nada que ni hayáis hecho antes....o quizá si, nunca se sabe. Si hacéis todo lo que os pedimos, no os pasará como a las otras chicas.
- ¿Las otras?
- Sí, claro, a ver si os pensáis que sois las únicas a las que hemos grabado. Aunque he de confesar que habéis sido las más pervertidas...sobretodo tú, Soraya. Las otras chicas no fueron tan obedientes. Me gustaría haber visto la cara de sus padres cuando recibieron y vieron el vídeo de lo que hacían sus hijas.
- Pero eso es cruel...pobres chicas.
- Podría haber sido peor, al menos solamente se lo enviamos a sus padres, y no lo colgamos por Internet. Pero no siempre seremos tan buenas, así que mejor haced lo que os digamos y no pasará nada.

Soraya miró a Lidia con resignación. Decidieron hacer lo que les pidieran, y esperar a que Nuria se cansara de ese juego. Además, les habían prometido que no les iban a hacer daño, y al menos ese temor ya no lo tenían.

Entraron en la casa. Nuria las acompañó hasta una habitación doble, situada en la segunda planta.

- Esta será vuestra habitación. En el armario tenéis ropa para esta noche. En media hora os vendrán a buscar para cenar un poco, y luego...bueno, luego ya lo veréis. No tardéis mucho. Hasta ahora.

Nuria salió de la habitación. Lidia se puso a llorar.

- No es justo que nos pase esto, ¿qué vamos a hacer?
- Pues para empezar deja de llorar, y después haremos lo que nos digan, y esperar que se cansen de nosotras. Además, quién sabe, quizá nos guste lo que nos van a hacer. Anímate, y veremos lo que pasa.
- Vale, vamos a ponernos lo que nos han dicho.

Sobre la cama tenían la ropa que iban a ponerse. Primero se pusieron la ropa interior. Soraya llevaba un sujetador de color negro, transparente, por el que se podían ver sus bonitos pechos. El tanga que se puso también era negro y transparente, y dejaba entrever su coño depilado. Lidia, en cambio, llevaba unas braguitas y un sujetador normales, sin transparencias, de color rosa.

Soraya se puso encima un traje de color rojo, con transparencias en la parte delantera. Lidia llevaba un vestido y camisa, que la hacían parecer una criada.

Al cabo de media hora, alguien llamó a la puerta. Abrieron la puerta y aparecieron los dos chicos que las habían llevado hasta la casa. El que había conducido el coche llevaba un traje de cuero de color negro, y el otro un traje de cuero azul.

Bajaron las escaleras hasta la planta baja, y allí estaban esperando Nuria y Silvia.


- Bienvenidas, chicas. Os esperábamos con impaciencia. Acercaos a la mesa, seguro que estáis hambrientas. Necesitareis comer algo, para coger fuerza. La noche puede ser larga.
- Gracias por la invitación – contestó Soraya. – Espero que la promesa de que no nos haréis daño la mantendréis.
- Por supuesto, no creeréis que somos unos monstruos. Es más, tengo la sensación de que hasta te lo vas a pasar genial. Quizá algún día me sustituyas como “maestra”. Pero cambiemos de tema, comed lo que queráis.
- No tenemos mucha hambre, ya hemos cenado en casa.
- Bueno, no pasa nada, al menos bébete este zumo que os hemos preparado.
- No me apetece.
- ¿Acaso no te fías de mí? Te he dicho que no vamos a haceros daño. No seas tonta, no rechaces mi invitación.

Soraya cogió el vaso de zumo y bebió. Lidia hizo lo mismo.

- Sabe a fresa – dijo Soraya. ¿Qué es?
- Lo he preparado yo, tiene todo lo necesario para que esta noche seas “la reina”…. No pongas esa cara, que no te he puesto veneno, no es nada malo.
- Vale, te creo.
- Si no tenéis más hambre, creo que podríamos pasar al nuestra sala favorita. Seguidme, si sois tan amables.

Soraya y Lidia siguieron a Nuria y sus amigos. Entraron en una especie de garaje. La sala estaba preparada de manera que parecía una cámara de torturas masoquistas. Les volvió a entrar el pánico al ver todos los artilugios que había sobre una mesa situada nada más entrar a la sala.

- No os asustéis, chicas – dijo Nuria. – Ya os he dicho que no os va a pasar nada. Muchos de estos objetos forman parte del decorado, nada más.

En las paredes había cadenas con argollas enganchadas, aparentemente para encadenar a alguien. En medio de la sala, había una mesa con argollas en los laterales. Soraya supuso que sería para ella.
Del techo colgaban varias pantallas de televisión y varias cámaras de video que captaban desde todos los ángulos posibles.

Al fondo de la sala había otra habitación. Soraya se preguntó para qué sería.

- ¿Qué hay en esa habitación?

Silvia, que hasta ahora no había dicho nada, contestó a su pregunta:

- Ya lo verás, es una sorpresa reservada expresamente para ti.
- ¿Y qué es?
- ¿No te gustan las sorpresas? Eres un poco impaciente.
- No pasa nada, Silvia – dijo Nuria, podemos enseñarle su sorpresa, si ella quiere. No hay problema.
- Vale, - contestó Silvia – cómo tú quieras. Acompáñame.

Soraya acompañó a Silvia al fondo de la sala. Abrió la puerta de la habitación misteriosa. Soraya pudo ver que dentro había diez jaulas. En cada jaula había un perro, cada uno de una raza diferente, pero todos ellos de gran tamaño.

- ¿Te gusta lo que te hemos preparado? – dijo Nuria.
- ¿Son todos vuestros? – contestó Soraya.
- Sí, claro. Y son todos para ti.
- ¿Para mí? ¿Qué quieres decir?
- Pues que vas a follar con los diez.
- ¿Con los diez? No creo que pueda, es una locura.
- Claro que vas a poder. Además, aún tenemos una última sorpresa. “Max”…- gritó Nuria. De repente apareció por la puerta el perro de Silvia. – Como puedes ver no nos hemos olvidado de tu “partenaire”. Recuerda lo que dijiste la última vez, antes de despedirnos.
- Sí, lo recuerdo. Dije que quería que Max me follara por el culo.
- Exacto, veo que tienes buena memoria. Y espero que también tengas palabra.
- La última vez también te dije que no era una cobarde, así que ya sabes que me atrevo a hacer cualquier cosa.
- Bien, bien, me gusta. Despídete de tus nuevos amigos, luego podrás jugar con ellos. Creo que ha llegado el momento de jugar.
- ¿Qué tengo que hacer?
- Seguidme, lo primero que vamos a hacer es preparar ese culito.

Soraya y Lidia fueron hacia la mesa que había en el centro de la sala. Lidia le quitó el vestido a Soraya, que quedó en ropa interior. Soraya se tumbó boca abajo y pasó sus brazos y sus piernas por las argollas, de manera que no se podía mover.

Nuria estiró de las cadenas de las piernas, y las piernas de Soraya quedaron completamente abiertas. El culo de Soraya quedaba visible a través de las transparencias de su tanga.

- Acércate – dijo Nuria a Lidia.

Lidia se acercó y se colocó al lado de la mesa.
- Deberías lubricar un poco su culo. Lo mejor es la saliva.

Lidia arrancó el tanga. Acercó su boca al ano de Soraya y empezó a lamerlo. Escupió un poco de saliva para lubricarlo y siguió lamiendo. De vez en cuando introdujo la punta de la lengua. A Soraya pareció gustarle, porque soltó algún pequeño gemido.

Nuria trajo una cuchilla de afeitar y un poco de espuma.

- Hay que dejar la zona bien limpia. Toma, tienes que hacerlo tú - le dio la cuchilla a Lidia.

Lidia untó el culo de Soraya de espuma de afeitar. Poco a poco fue afeitando los bordes de su ano, hasta dejarlo suave y sin pelos.

- Bien, has hecho buen trabajo. Ahora falta lo más importante para una buena limpieza.

Los amigos de Nuria salieron de la sala y volvieron con un aparato para hacer enemas.

- Hay que evitar que su culo pueda darte una mala sorpresa. Lo mejor es hacer un enema, y dejarla bien limpia por dentro.

Lidia cogió el aparato y lo llenó de agua. Introdujo la punta en el ano de Soraya y apretó. Soraya empezó a notar el agua en su interior. Lidia volvió a llenar el aparato, y lo volvió a vaciar en el culo de Soraya.

- No, más no - suplicó Soraya. Ya estoy llena, no cabe más.
- Sigue - dijo Nuria.

No tenía más remedio que seguir. Volvió a llenarlo y lo volvió a vaciar en su culo. Soraya tenía la barriga llena. Nuria cogió un tapón en forma de cono y lo introdujo en el culo de Soraya.

- Así no podrá salir el agua de su culo
- Pero le va a doler – dijo Lidia.
- Tranquila, se acostumbrará. No pasa nada.

Llamó a sus amigos.

- Traedme a Max.

Salieron de la sala, y al momento volvieron a aparecer con Max.

- Creo que lo hemos dejado sólo mucho tiempo.

Max parecía muy contento de ver a Soraya ya que movía su cola.

- Ves, Max no te ha olvidado, seguro que recuerda la faena que le hiciste ayer. ¿Tú crees que le gustó?
- Eso parece...uff...- gemía Soraya – Como duele…me siento muy llena.
- Tranquila, dentro de poco podrás expulsarlo todo. Además, te hará efecto lo que te bebiste antes.
- ¿Qué me habéis hecho beber?
- No te preocupes, eso te ayudará a vaciarte por dentro, así podremos trabajar con tu culito sin preocuparnos de que de él salga algo inesperado. Pero volvamos a lo que interesa, creo que Max reclama tu atención.

Los amigos de Nuria bajaron la mesa a la que permanecía atada Soraya. Acercaron a Max hacia la posición de la cabeza de Soraya. Uno de ellos, empezó a masturbar a Max para que su polla estuviera en erección. Una vez consiguió bajarle la piel a su polla, y estuvo bien erecta, se la acercó a la boca de Soraya.

El gesto de Soraya fue de girar la cara para evitar tener que chupar la polla de Max. Nuria, enfadada, gritó:

- Creo que no te ha quedado claro lo que hablamos antes. Si no hacéis lo que os pedimos, no lo vais a pasar nada bien. Además, ayer no te daba asco, no sé qué te pasa hoy.

Lidia miró a Soraya.

- Tienes que hacerlo, por favor, o nuestros padres se enterarán de todo.

Soraya agachó la cabeza. Pensó durante unos segundos. Finalmente accedió. Empezó a mamar la polla de Max. Primero lamió la punta y poco a poco se fue metiendo la enorme polla en la boca. Notó que Max empezaba a soltar líquido pre-seminal. Su boca se fue llenando del líquido viscoso. Eso la hizo ponerse muy cachonda. Recordó lo pasado el día anterior, cuando tuvo la boca llena de su semen. Eso hizo que el movimiento de su lengua y de su boca fuera cada vez más rápido. Al cabo de unos minutos, notó como Max soltaba una fuerte descarga de semen en su boca. De su boca iba saliendo por los lados hilos de abundante semen, pero ella no quiso dejar que eso pasara, y poco a poco empezó a tragarlo.

Mientras tanto, Lidia recibió un cubo de manos de Nuria.

- Creo que ya ha pasado tiempo suficiente para que el enema salga bien. Pon ese cubo debajo del culo de Soraya.

Lidia hizo lo que le decían.

- Ahora debes sacar el tapón de su culo.

Lidia estiró del tapón, que permanecía enganchado en el ano de Soraya. Cuando estuvo fuera, Soraya empezó a soltar abundante chorro de agua, mezclada con restos de heces, que fueron cayendo en el cubo. El chorro fue saliendo durante un buen rato, hasta que dejó de salir agua.

- Creo que hemos conseguido hacer una buena limpieza, ahora podremos jugar tranquilamente con su culo.

Nuria llamó a Silvia, y ésta apareció con un maletín en la mano.

- Ha llegado tu turno, Silvia. Es toda tuya, ya sabes qué debes hacer. Enséñale todo lo que sabes a Lidia.

Abrió el maletín. Dentro había un montón de juguetes eróticos, desde aparatos pequeños, como bolas anales, a grandes como un puño de juguete para realizar fisting. Se acercó a la mesa y dejó la maleta abierta en el suelo. Sacó las bolas anales, y se las dio a Lidia.

- Toma, méteselas. Supongo que sabes cómo se hace.
- Sí, claro – contestó Lidia.

Cogió las bolas y empezó a meter la primera por el culo de Soraya. El juguete constaba de seis bolas anales, e iban de la más pequeña a la más grande. La más grande tenía el tamaño de una bola de billar. Lidia cogió las bolas y empezó a meter la más pequeña.

- Perdona si te hago daño, Soraya, pero tengo que hacerlo.

Soraya pareció no oírla, sus labios estaban completamente dedicados a la polla de Max. Mamaba con avidez esa polla que tanto le gustaba. De su boca no paraba de salir la leche caliente, por la comisura de sus labios, y ella intentaba que no cayera, relamiéndose a cada sacudida. Su coño estaba cada vez más mojado. Soraya no paraba de pensar en cómo sería mamársela a los otros diez perros. La imagen de ella, con una polla en cada mano y varias en la boca hizo que aún se pusiera más caliente. No se dio cuenta que Lidia estaba jugando con su culo.

Lidia también estaba muy cachonda. Viendo que Soraya se había olvidado de que estaba allí y lo estaba pasando en grande con la polla de Max, decidió iniciar su propio juego. Pensó que lo mejor sería intentar reventar el culo de Soraya, y tomar el mando. Al ver que la primera bola no había causado efecto sobre Soraya empezó a meter las siguientes. Al meter la cuarta bola, Soraya empezó a gemir, pero no dejó de chupar la polla de Max.

Soraya notó cómo se metía la cuarta bola en su culo. Las tres primeras, arrastradas por la cuarta, las empezó a notar muy adentro. Lidia estiró de la cuerda que une las bolas y las empezó a sacar una a una. Soraya notó como se abría su culo con cada una de las bolas. Lidia volvió a meterlas otra vez.

- Mmmm.....gimió Soraya. Sigue, más, más....

Lidia volvió a sacar las bolas y las dejó en la maleta. Le metió un dedo por el culo, y empezó a girarlo, cada vez más rápido, mientras Soraya gemía con cada movimiento. Metió otro dedo. Escupió en el culo para lubricarlo e intentó meter un tercer dedo. Soraya volvió a gemir, en una mezcla de dolor y placer. Sintió como los tres dedos entraban y salían de su culo, y aunque no entraban completamente ella se sentía llena.

Lidia notó que a Soraya ya no le cabía nada más en su culo, pero no paró. Al contrario, era su oportunidad de dominar a su amiga. Metió los dedos con más fuerza. Soraya no paraba de gemir.

- Aaaahh...dios....para, que ya no caben más.
- Te equivocas, quién tiene que decidir si paro o no soy yo, puta.

Soraya no se esperaba esa respuesta.

- Ahora mando yo, y harás lo que te diga. Voy a disfrutar con todo esto.

Los dedos de Lidia habían entrado completamente en el culo de Soraya. Cada vez los metía y sacaba más rápido. Cuando los sacaba, veía como el culo cada vez estaba más dilatado.

- Creo que ahora sí entrarán todas las bolas.

Sacó los dedos del culo, y cogió las bolas. Volvió a meter las cuatro primeras con facilidad. La quinta bola era de tamaño considerable, como una pelota de golf. Empezó a meterla con suavidad. Soraya notó como su ano se estiraba a medida que entraba la bola. Una vez entró la mitad de la bola, la bola se deslizó completamente en su interior. El roce con las paredes de su ano era cada vez mayor, y eso la hizo estremecer de placer. Lidia sacó la bola y la volvió a meter otra vez. Llamó a Nuria.

- Creo que ha llegado el momento de traer los perros.
- Nuria asintió. Se dijo a sí misma que le encantaba el rol dominante que había adquirido Lidia, y decidió no intervenir, dejar que hiciera lo que quisiera.

Silvia y sus dos ayudantes salieron de la sala, y entraron en la habitación dónde guardaban los perros. Al cabo de unos minutos volvieron a entrar en la sala. Silvia llevaba dos perros, y los chicos llevaban cuatro cada uno, cada uno con sendas correas.

Los acercaron a la mesa dónde Soraya seguía atada. Silvia apretó un botón situado en el lateral de la mesa, y ésta bajó unos centímetros. Su cabeza quedó a la altura de aquellos perros que eran más bajos, a la altura de sus pollas.

Soraya, dejó de mamar la polla de Max. Al ver tantos perros juntos al principio se asustó un poco, pero no pensaba acobardarse ni un momento.

Las pollas de los perros aún estaban en estado de flacidez, ocultas bajo la piel que las recubre. Los dos chicos se dispusieron a prepararlas para ponerlas en erección, pero Lidia los detuvo.

- Dejadlos, esto es cosa mía.
- Cómo quieras - contestaron al unísono los chicos. Era la primera vez que hablaban en esa noche.

Lidia se acercó a los perros. Escogió uno de ellos para empezar. Le gustó un dálmata, que era bastante grande. Empezó a bajarle la piel que recubre su polla. El perro debía estar acostumbrado a estas cosas, porque no se sobresaltó en ningún momento, como si supiera lo que iban a hacer con él.

Al principio no conseguía bajar la piel, pero recordó por los vídeos que había visto en Internet cómo debía hacerlo en caso que costara hacerlo. Con una mano cogió con fuerza la base de la polla, y apretó con fuerza. Con la otra mano, apretó la piel y la empezó a mover hacia abajo. Poco a poco empezó a aparecer la punta rosada de la polla, cada vez más. La polla del dálmata no era gorda, más bien era larga. Finalmente consiguió bajar toda la piel. Cogió la polla con su mano derecha, y miró a Soraya.

- Seguro que tienes ganas de comerte esta polla. Creo que tiene que ser deliciosa mamarla, y hacer que se corra. Creo que yo también voy a jugar un poco con ella.

Lidia empezó a masturbar la polla del dálmata. Poco a poco empezó a soltar líquido pre-seminal, que fue cayendo en su mano. Éste le sirvió de lubricante para poder menear la polla más fácilmente.

Soraya la miraba, ansiosa de comerse la polla del dálmata, y aunque tenía la polla de Max al alcance de su boca, la visión de esta nueva polla la puso más caliente todavía.

- Dámela, me la quiero comer – dijo Soraya.
- No seas impaciente, que vas a parecer una puta en celo – contestó Lidia. – Creo que de momento me la quedo yo.

Lidia acercó la polla del perro a la boca de Soraya, pero cuando prácticamente la tenía en la boca, la trajo hacia sí y se la metió en la boca. Mientras chupaba el largo miembro del perro, no paraba de mirar a Soraya. Dejó de mamarla.

- Qué polla más rica. No es tan grande como la de Max, pero como es muy larga dan ganas de meterla hasta la garganta.

Soraya la miraba con desespero.

- Si quieres la polla tendrás que pedírmelo, y debes ser convincente.

Soraya no tardó en contestar.

- Dámela, las quiero todas para mí -contestó.

La respuesta pareció convencer a Lidia. Volvió a mamar la polla del dálmata, y cuando notó que su boca tenía algo de semen la soltó y besó a Soraya. Sus lenguas se unieron intercambiando el semen del perro. Lidia cogió la lengua de Soraya entre sus labios, y poco a poco empezó a soltarla suavemente. Agarró la polla del dálmata y la metió en la boca de Soraya. Ésta empezó a mamarla al principio suavemente, pero poco a poco aumentó el ritmo. Lidia dejó que siguiera mamando la polla, y se fue hacia su culo. Las bolas chinas aún permanecían dentro.

- Creo que esto lo hemos dejado a medias. Te dejo que juegues con la polla del dálmata, pero intenta que no se te escape, si no te habrás quedado sin ella.

Soraya tuvo que mamar con mucho cuidado, para no tener que soltar la polla, ya que sus manos continuaban atadas a la mesa. Lidia cogió la bola que faltaba por meter. Era grande como una bola de billar. Sacó un bote del maletín que contenía lubricante y untó la bola con él. Empezó a meter la bola en el culo. Tuvo que parar porque no entraba. Volvió a intentarlo, y esta vez consiguió que entrara un poco. El cuerpo de Soraya se contrajo. La sensación de que algo demasiado grande entraba por su culo hizo que parara de mamar la polla del perro. De su boca iba saliendo pequeñas gotas de semen, y no pudo evitar lanzar un quejido de dolor.

- Para, me haces daño, ¿no ves que no va a caber?
- Claro que va a caber, recuerda los vídeos y fotos que vimos en mi casa. Si consigo meterte la bola, tu culo quedará tan abierto como los que vimos en las fotos. Aprieta los dientes, que voy a seguir.

Lidia untó el culo de Soraya con más lubricante, y siguió metiendo la bola. Ya había introducido la mitad, por lo que había llegado al ancho máximo. Soraya gritó de dolor. Su ano estaba completamente dilatado, aguantando la bola metida a medias. Solamente faltaba que Lidia apretara un poco para que la bola entrara completamente.

- Voy a dejar la bola así durante un rato – dijo Lidia.
- Uff…duele mucho….- contestó Soraya.
- Tranquila, solamente será durante un rato, verás que culo más abierto se te queda. Ahora sigamos con la polla del perro.

Volvió hacia donde estaba el perro. Cogió la polla que había soltado Soraya al notar que Lidia le metía la bola.

- Sigue, creo que aún no has conseguido que se corra.

Soraya siguió mamando. La polla del perro estaba ya completamente erecta, y era más larga de lo que parecía. Lidia empujó el cuerpo del perro hacia la boca de Soraya, para intentar que la polla llegara hasta su garganta. Soraya sintió que se ahogaba, pero no paró de mamar.

- Traed más perros – dijo Lidia a los chicos.

Trajeron dos perros. Eran de raza gran danés. Si no fuera por la presencia de Max, pensaría que no había visto dos perros más grandes. Los puso al lado del dálmata, y empezó a bajarles la piel de sus pollas. Al cabo de unos minutos, las pollas estaban fuera de sus pieles. Lidia empezó a mamarlas. La sensación de tener dos pollas en la mano le pareció muy morbosa, pero más teniendo en cuenta de que eran dos pollas de perro y eran bastante grandes. Eran más gordas que las del dálmata, pero no tan largas.

Poco a poco las pollas fueron creciendo. Cuando estuvieron listas, las acercó a la boca de Soraya.

- No te quejarás, ahora tienes tres pollas para ti.
- Sácame la bola, por favor, duele.
- De eso nada, chupa y no te quejes.

Soraya empezó a mamar las pollas de los perros. Los dos chicos aguantaban cada uno una de ellas. La polla del dálmata no la aguantaba nadie, por lo que Soraya debía espabilarse para poder seguir mamándola en caso de que la soltara. Su boca iba de una polla a otra, y en cada una mamaba hasta que notaba que empezaba a salir semen de ellas. Cuándo las tres estaban a punto para correrse, pidió a los chicos que les aguantara también la polla del dálmata, y se metió las tres a la vez. Su boca estaba completamente tapada por las grandes pollas de los perros, pero ella no dejaba de mamar.

Mientras tanto Lidia aprovechó el momento para meter la última bola. Como la había dejado metida a medias, solamente tuvo que empujar con fuerza con los dedos para acabar de meterla. Soraya gritó de nuevo de dolor, pero al tener la boca llena apenas la pudieron escuchar. El culo de Soraya estaba muy abierto, y se podía ver la bola más grande desde fuera.

Los perros no pudieron aguantar las mamadas de Soraya, y empezaron a soltar abundante leche en su boca. Al momento tenía la boca llena de semen. Soltó las pollas de los perros y empezó a relamerse. Los chicos, que hasta ahora habían permanecido quietos sin hacer nada, estaban ya demasiado cachondos.

Sacaron sus pollas, que estaban ya muy duras, y las metieron al mismo tiempo en la boca de Soraya. Al tener la boca llena de semen, las pollas de los chicos empezaron a llenarse de semen de los perros, pero no pareció importarles.

Uno de ellos sacó su polla de la boca de Soraya, y se fue hacia su culo. Escupió dentro y empezó a meter su polla. Como el ano de Soraya estaba muy abierto debido a la última bola que tenía dentro, la polla entró muy fácilmente. La polla del chico llegó hasta dónde estaba la bola, muy adentro, y al empujar la bola hizo que Soraya la notara más todavía.

- Uff....sigue, cómo me gusta. Más adentro, más adentro.

Mientras tanto, el otro chico siguió metiendo su polla en la boca de Soraya para que no pudiera decir nada.

Lidia, que por momentos se quedó sin poder hacer nada, se acercó al chico al que Soray

Datos del Relato
  • Categoría: Zoofilia
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1 comentarios. Página 1 de 1
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invitado-ru 14-05-2016 23:12:28

esta muy bueno..!! , sigue..?

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