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Categoría: Maduras

La viejita del 5º piso

Venía llegando a la pensión donde mis padres habían arrendado para cursar mis estudios de arquitectura. Justo esa tarde me había tocado clase de diseño e iba con mis porta planos y mi regla "T".



 



Casi a una cuadra del edificio donde yo arrendaba, veo que en contra de mi, venía una viejita de unos 65 años, calculo yo. La viejita separo no se si a descansar, pero el caso es que cuando venía pasando al lado de ella me llama.



 



Disculpe joven, quería hacerle una consulta



Dígame señora



Por lo que veo, ¿usted estudia algo con dibujo?



Si señora, arquitectura



Ahhh , lo que pasa , es que el año pasado, yo le arrendé una habitación a un joven de su edad que estudiaba lo mismo… y el caso es que el joven un día nunca mas volvió, no me pago el arriendo, y quedaron sus cosas ahí. Dentro de sus cosas hay muchas reglas, lápices y otras cosas, que quizás a Ud. le interesaría comprar…



¿de verdad? ..la verdad recién me estoy comprando lo que necesito, y me interesaría verlas.



Miré joven, a mi no me sirven y me gustaría recuperar algo de mi arriendo, a si que si está interesado, yo vivo en ese edificio, en el 5º piso, departamento 505. Si quiere puede pasar por ahí a la tarde, y ver si algo le sirve



¿Que departamento me dijo?



505, ahora no puedo mostrárselas, por que voy saliendo, pero vuelvo como a las 4 de la tarde



La verdad me interesa, yo salgo a las 6 de clases, si le parece, puedo pasar a esa hora, total yo vivo en este edificio



Ahh somos casi vecinos.. ja ja … Si, ni un problema, lo espero a esa hora



Ok señora, que le vaya bien



Nos vemos a la tarde.



 



Los que han estudiado alguna carrera relacionada con la mía, saben muy bien que los materiales son muchos y nada baratos, a si que encontrar unos usados a buen precio, no era mala la idea, así que apenas salí de clases, pasé al edificio del frente, llamando por el citófono al departamento 505.



 



Escuché la voz de la viejita al otro lado, y al identificarme, me abrió la puerta eléctrica, subiendo en ascensor hasta el 5º piso, buscando el departamento de la abuelita.



 



Me saludo muy amablemente y me invitó a pasar. En un pequeño cuarto al fondo del departamento, me encontré en el cuarto del antiguo arrendatario de la viejita. La abuelita me dejó intrusear entre sus cosas y me encontré con muchas cosas que me servían, incluso una calculadora científica que era un sueño.



 



La abuelita me mostraba más y mas cosas, dándome cuenta que ahí tenía una verdadera mina de oro. Incluso había cosa que yo ya había adquirido, pero que sería muy fácil revender entre mis compañeros de universidad, ganando comisión obviamente.



 



Me invitó un refresco y sentado en el living de su casa, indagué de su vida. Me decía que ella vivía sola, hace mucho tiempo, pero que por lo mismo arrendaba el cuarto a estudiantes varones, ya que así se sentía mas protegida.



 



Comenzamos hablar de precios y aunque estaban muy convenientes, y mi padre me había mandado algo de dinero para comprar algunos, no me alcanzaba. Hice el trato por un compás profesional que tenía ahí, sacándolo a menos de la mitad del precio de mercado, quedando de acuerdo que volvería otro día a llevarme el resto, pidiéndole a la viejita que por favor no los vendiera, a lo que ella diciéndome que yo le había caído muy bien, me los reservaría sin ofrecerlos a nadie mas.



 



Aunque todo lo que tenía ahí, me servía, la calculadora era un sueño y al precio que me la vendía era ridículo, así que cuando el fin de semana viaje a mi ciudad, le pedí el dinero a mi padre para comprarla. A la semana siguiente, salí de clases al medio día y fui al departamento, pero no encontré a la señora.



 



Volví a las 6 de la tarde y saludándome, me invitó a pasar. Lamentablemente la señora había ido al centro y se había fijado lo que costaba la calculadora, por lo que el precio de venta cambió.



 



La señora a pesar de su edad, era muy negociante y pícara, tratando de obtener el mejor precio. Por más que regodeamos en el precio, no llegábamos acuerdo, hasta que la negociación entre risas y risas, tomó otro rumbo. Me preguntó si de verdad yo estaba interesado en la calculadora, podíamos llegar a otro acuerdo. Yo había notado que la señora me miraba con algo de coquetería, pero pensé que solo eran ideas mías, mas cuando me dijo eso, ambos sentados sobre el sofá, se acerco un poco mas a mi, y me dijo que no todo en la vida era el dinero, me acarició suavemente la pierna, preguntándome nuevamente si estaba muy interesado en la famosa calculadora, ella podía negociar conmigo de otra forma. Con su mano acariciándome la pierna y el tono de su voz, me quedó más que claro lo que ella estaba pensando.



 



La verdad la anciana mujer estaba muy lejos de mi mujer ideal. 65 años, delgada, con varias arrugas en su cara, con pechos largos y caídos, con menos culo que yo, que soy flaco, no era una mujer deseable para nada, pero tener sexo con la abuelita a cambio de esa calculadora, era bastante tentativa la oferta, aparte que un polvo gratis a mi edad no era fácil dejarlo pasar.



 



¿que dices?...¿ estas realmente interesado en la calculadora?



Si..muy interesado



¿Dispuesto a todo por obtenerla?



Si, me interesa



¿Cómo para hacerle un favor a esta vieja?



El que la señora quiera ..



¿el que quiera?.. mira que puedo pedir muchas cosas



Si…lo que ella me pida…



 



Ya sus caricias no eran precisamente por sobre mi pierna, si no que me acariciaba descaradamente la verga por sobre el pantalón, mirándome a la cara y sonriendo.



 



Con tantas caricias, mi verga comenzó a despertarse, y la abuelita, mordiéndose los labios recomenzó a bajar el cierre del pantalón. Sentí como su delgada mano se metió dentro de este, sintiendo su arrugada piel sobre mi verga. Digan lo que digan, era la mano de una mujer la que me tocaba, y a mis 20 años, nada despreciable, menos con el premio que estaba en juego.



 



Me desabrochó completamente el pantalón y bajándome mis calzoncillos, al fin consiguió sacarme mi miembro. Este estaba recién comenzando a despertarse, ya que la motivación tampoco era mucha, pero la abuelita, mirándola fijamente, no cesaba de acariciármela, alabándomela constantemente, hasta que sin dar aviso, bajo su cara hasta mi entre pierna y me la comenzó a chupar suavemente.



 



Su boca hacía un excelente trabajo y al poco rato logró que mi verga alcanzara su máximo esplendor. Sus chupadas aun siendo muy suaves, eran deliciosas, muy profundas, aun ritmo quizás un poco suaves, pero no por eso, menos agradable.



 



No se cuanto rato la viejita se deleitó con mi verga en su boca y la verdad que me fue subiendo la temperatura, y ya casi olvidándome de la calculadora, me quería follar a la anciana. Según me confeso mientras me la chupaba, que hacerlo era su mayor placer. Le encantaba tener en la boca una pija joven, dura y caliente. La levante y la desnude con ayuda de ella la parte de arriba de su ropa. Unas tetas largas y caídas, con un largo pezón muy pronunciado fue todo lo que encontré, pero sin pensarlo se las comencé a chupar fogosamente. La abuela se echo hacia atrás del sofá, dejando a este joven adolescente deleitarse chupándole sus viejas tetas.



 



mmm si mi niño .. así … suavecito .. cómale las tetas a esta vieja ... ahhh que rico me las chupas , me gusta sentir tu boquita en mi tetas …. Ahhhh .. que rico se siente … métase la otra tetita a la boca …. Mmmm ¿le gustan las tetas de esta vieja?



Si .. tiene unas tetas muy ricas



Ahhh que rico … sigue mi niño .. no sabes lo mucho que me gusta que me chupen las tetas …



 



La verdad estaba gozando con la viejita, que gemía a cada chupada mía, diciéndome lo mucho que disfrutaba. La hice levantarse y la desnudé completamente. Su cuerpo era muy delgado, sus piernas muy flacas, un coño apenas poblado por uno que otro pelo blanco largo que aun quedaba. Mientras me desnudaba yo, la viejita en el sofá separó las piernas, tocándose mientras yo terminaba de desvestirme, mirando detenidamente mi joven cuerpo. Verla asi, con las piernas completamente abiertas, masturbándose me excito y arrodillándome delante de ella le comencé a chupar la concha. La viejita casi se moría de placer al sentir una lengua ahí, hasta que arrodillado en la alfombra, me salí de ahí y tomándole sus delgadas piernas se las abrí acomodando mi verga a la entrada de su viejo sexo. Me pidió que por favor lo hiciera suave, ya que aun no se lubricaba mucho. No quise hacerle daño y poco a poco se la fui metiendo, hasta que entre grandes quejidos de dolor y placer de la viejita, mi verga se fue acomodando en esa vieja concha.



 



Estuvimos follando unos 5 minutos en esa posición, pero era muy incomoda para mi, a si que acostándola sobre el sofá me subí sobre ella y con las manos aferradas a sus escuálidas nalgas la follé un rato más. La abuelita no duró mucho y alcanzo su orgasmo, mientras yo tenía pilas para rato. Me pidió que paráramos un poco, que su cuerpo no era el de antes, y aunque estaba disfrutando mucho, estaba un poco adolorida, ya que según me dijo yo la apretaba muy fuerte.



 



Me pidió nuevamente disculpas diciéndome que hace mucho que no estaba con un hombre y que tenía que botar unas telarañas antes de estar más de una vez con un hombre en un encuentro, pero que yo no me iría sin descargarme con ella. Se metió nuevamente mi verga en su boca y me la chupo por mucho rato, pidiéndome que no me contuviera. La viejita quería sentir leche en su boca, y yo estaba ahí para entregársela.



 



mmmm me encanta sentir esta cosa en mi boca ..



¿ le gusta?



Me fascina. .la tienes tan hermosa, tan dura ….



La chupa divinamente señora



¿te gusta como lo hago? …



Si .. me encanta ..



Mmmm que rico mi niño .. que rico que le guste ..déjeme hacerlo acabar así .. quiero sentir su lechecita en mi boca . me la quiero tragar toda …



 



Me estaba aguantando muy bien, pero cuando la viejita, con mi verga aun en su boca, me pedía que le diera mis "moquitos" en su boca, me calentó mas aun y avisándole que me venía comencé a descargar toda mi leche dentro de la boca de la veterana, que chupaba y jugaba con mis mocos en su cara como si fueran un manjar divino. Me chupo la verga por mucho rato más, hasta dejármela completamente limpia,



 



Me fui con la calculadora en mi bolsillo, pensando en lo que había echo. La señora se vistió y cunado se despidió de mí en la puerta, me dijo que pasara el jueves por ahí, a ver si podíamos hacer trato por las otras cosas.



 



Ahora ya mas frió pensaba como había podido llegar a tal extremo, pero la verdad había salido ganando y lo había disfrutado. Sin dudarlo pensé en volver el jueves a negociar de la misma manera con la veterana del edificio del frente….5º piso, departamento 505.



 



 



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Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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