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La vecinita de María

Hacía dos semanas que Mabel estaba en casa de su hermana a causa de una enfermedad de su padre y por está causa, llevaba unos días absolutamente excitado y matándome a pajas porqué me es imposible pasar un solo día sin correrme ya que me pongo súper nervioso si esto sucede. Era domingo y estaba aburrido en casa y con unas tremendas ganas de follar así que, me armé de valor y me marché a casa de María para satisfacer mis necesidades sexuales (con Mabel ….o con María….bueno y si se terciaba con Elena, mi suegra). Aparqué el coche un poco más abajo en la misma acera y me encaminé al portal. En la en la acera de enfrente estaba una vecina de María que parecía venir en dirección a la casa pero no le presté excesiva atención. Mabel, como si me hubiera olido, se asomo a la ventana y me dijo que ya bajaba ella. Bueno, pensé para mi, nos iremos a follar a casa y luego la traeré de vuelta Mientras aguardaba en el portal vi a la vecina que cruzo la calle para ir a su casa y ... jodeeeer, llevaba una camisa turquesa apretada y unos pantalones blancos de licra que realzaban su mas que atractiva figura. Antes nunca me había fijado en ella, pero desde ese día, no hago otra cosa. Sus pechos eran tan redondos y firmes, que no pude dejar de mirarlos ni un momento. El aire fresco le tenía erizados sus pezones, lo que me excitaba todavía mas. Como llevaba la blusa bastante abierta se podía observar la zona mas oscura de sus pechos hasta casi los pezones sin mucha dificultad, aumentando mi excitación. Su edad no debía ser superior a los 16 o 17 años cosa que me pareció si cabe, más excitante y morboso así que comencé a mirarla sin recato dejando que ella se diera perfecta cuenta de mi interes.
Comencé a ponerme nervioso, en parte por su mirada entre ingenua y pícara y sobre todo porque Mabel bajaría de un momento a otro. Pero yo no podía dejar de mantener la mirada sobre aquella preciosidad de niña de boca lasciva, …..huuuum…..¡¡que pechos!!, ¡¡que labios!!, ¡¡que pedazo de culo!!, ... Cuando mayor era mi excitación, Mabel salió del edificio, por lo que, la nenita y yo tuvimos que dejar de acariciarnos con la mirada tuvimos que apartar nuestra mirada. Mabel que me conoce lo suficiente nada más entrar en el coche, me dijo: " vayaaaa Carlitos, ten cuidado con esa niña es una pedazo de guarra ..." Yo quería follar esa tarde, así que le di la razón, " creo que tienes razón, cariño, ya me parecía a mi que me estaba provocando". Cerré la puerta, y al irnos, nos dirigimos una ultima mirada, muy fugaz, pero que significaba muchisimo. Pasaron un par de días, y con una excusa banal, fui a buscar a mi Mabel para llevarla de compras para nuestro piso. Después de llevar la compra a nuestra casa, hicimos el amor en la misma cocina y tras ducharnos la deje de nuevo en casa de su hermana. Cuando ya me iba miré hacia la fachada y la vi allí en un balcón. Creo que se hizo la despistada y no me miro, pero se dio la vuelta y se quito la blusa, como si no supiera que yo la estaba mirando. Me dejo ver el sujetador que llevaba, de color negro, de encaje. Precioso. Luego se dio la vuelta y me dirigió una mirada muy rápida, para luego cerrar la cortina. Todo el día estuve pensando en ella, el día siguiente también, pero al otro me volví a pasar por allí y al pasar por su balcón, la vi asomada. La mire y me saludo con una sonrisa que me encandiló, en serio. Le hice una seña y me marché a estacionar mi vehículo lejos de las miradas de la familia de Mabel. Volví excitado pegado a la fachada del edificio. Ella al verme me sonrió de nuevo y enseguida desapareció. Me armé de valor y me lacé hacía el ascensor para irme a su piso. Pulsé el llamador cuando el ascensor llegó abajo y las puertas se abrieron ¡¡¡díos…allí estaba ella , con la camiseta mas a ajustada que os podaís imaginar, y aparentemente sin sujetador ...!!! Me supongo que iba a casa de alguna amiga, paro que en realidad ella sabia que yo estaba allí, y que la iba a mirar. Al principio me resistí y no le mire los pechos, pero ella se movió un poco y no pude resistir. Joder, como me estaba poniendo la niña. Si ella no hubiera estado allí de verdad, y hubiera sido una fotografía, no dudaría en masturbarme delante de ella. Pero allí estaba, era de verdad. Me dijo "hola" con una sonrisa un poco picara, como tratando de decirme algo. No hacia falta decir nada. Ella sabia que a mi me ponía caliente, y que no hacia falta mucho tiempo para que se me pusiera dura como una piedra, como hacia tiempo que no se me ponía. Se acerco a mi y me rozo la nariz. Toco el numero 8 para subir y me pude fijar en su escote. Su canalillo parecía empapado en sudor, y me dieron unas ganas inmensas de meter la mano por el, pero ella sabia que no iba a hacerlo. Aspire el aire por la nariz y el olor que me llegaba no sabría como describirlo, pero me puso mas caliente todavía. Se echo hacia atrás y me pude fijar en que llevaba una minifalda blanca, elástica. Le quedaba un poco suelta, lo cual me extraño mucho, porque siempre se había puesto cosas apretadas que realzaran su figura, pero esa falda lo que hacia era ocultarlas.
El ascensor se puso en marcha, y como es lógico, paso lo que me temía. Pulso el botón de parada entre el piso 3 y 4, justo el de mi cuñada. Le pregunte porque lo había hecho, pero no me respondió. Soltó la bolsa que llevaba, se levanto la camiseta y me beso. Sus pechos estaban muy calientes, casi me quemaban, y sus pezones estaban erizados y de color rojizo. Mi mano se acerco poco a poco hacia ellos y los pellizco con sumo cuidado al principio, y con pasión después. Mis dedos no podían abarcar tanta maravilla, y es que la nena estaba muy desarrollada. Rodee su cintura con mis brazos y la apreté contra mi, para que notase que yo también necesitaba algo de ella. Ella lo entendió y dejo caer sus brazos hasta mi cintura, desabrocho los cuatro botones de mi pantalón e introdujo la mano lentamente. No tardo en llegar, porque yo estaba demasiado excitado, y al primer contacto de su fría mano, la piel se me puso de gallina. Abrió los dedos y rodeo con suavidad mi polla. Deje escapar un gemido apenas perceptible, pero debió de oír Al principio no lo entendí, pero cuando comenzó a bajar su cabeza y dejar de besarme, supe que iba a disfrutar de verdad. Note su lengua recorriendo mi glande, dejando su caliente saliva por donde pasaba, jugando con mi sexo, pero pasado un rato, la introdujo en su boca. Me hizo gozar durante bastante rato, y desee que nunca acabara, pero las ganas de correrme eran demasiado fuertes, así que la aparte de mi y volví a besarla. Ella apretó su cadera contra mi sexo y comenzó a moverse de un lado a otro. La bese en el cuello, pase mi lengua por su escote, chupe sus pezones, y comenzó a gemir de placer. Ella también quería correrse, pero no de esa forma, y yo lo sabia. Fui desplazando mi mano por su cintura, pase por el ombligo y separe un poco la cinta de la falda. Palpe sus braguitas y note que estaban muy mojadas, la nenita estaba muy caliente. Con dos dedos me acerque a la parte mas húmeda de su tanga y comencé a masturbarla. No estuve mucho tiempo cuando desesperadamente se aparto de mi y se bajo el tanga. La agarré por la cintura y la puse de espaldas a mi. Con una mano le tocaba los pechos y con la otra, estimulaba su clitoris, lo que la llenaba de placer, y ahora si que estaba gimiendo. Su culo se rozaba contra mi y me ponía muy cachondo, solo pensaba en correrme. Cuando ya la nena comenzó a temblar, supe que ya era mía. Me baje los pantalones, le levante la falda, y la puse casi de cuatro patas, porque el ascensor no era muy grande, que digamos. Introduje mi dedo por su abertura y la estimule de nuevo, pero lo que en realidad estaba haciendo era prepararla. Saque el dedo y la penetre con violencia, lo que provoco que ella soltara un pequeño grito de dolor y placer a la vez. Joder, que ganas tenia de correrme, pero sabia que no podría hacerlo, así que me dispuse a sacar mi verga. Pero ella me agarro por la cintura y me impidió que sacara la polla porqué quería notar la leche caliente llenado el interior de su coñito. Una vez terminado, y tras un leve suspiro, se vistió y me dijo: "quiero volver a repetirlo".
Y dicho y hecho, quedamos otra vez para lo mismo, pero en mi casa, cuando no hubiera nadie. Pulso de nuevo el botón de parada y el ascensor se puso en marcha. Se bajo y me dio un beso en la mejilla. "Por favor, llámame".Mas tarde salí a la calle caminando con dificultad, porque sus 16 años y la incomodidad del ascensor me dejaron hecho polvo. Por supuesto, la volveré a llamar, …pero eso será otra historia.

Carlos Traste
Datos del Relato
  • Autor: Siol Anep
  • Código: 9842
  • Fecha: 06-07-2004
  • Categoría: Hetero
  • Media: 6.36
  • Votos: 107
  • Envios: 3
  • Lecturas: 3684
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Vanesa
invitado-Vanesa 07-07-2004 00:00:00

Bueno, este relato me confirma lo que ya escribí en otro anterior del mismo autor. Tienes madera, eres un calentorro increíble y tu imaginación (o tu experiencia) es una delicia para lso lectores. Me gustaría contarte alguna cosita mía así que ponte en contacto conmigo Carlitos. Besitos calientes de Vanessa

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