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La tía Carmen. ¿Su primera vez? - 2

Continuando con la experiencia con Carmen



La verdad que no salía de mi asombro por lo ocurrido.



Rebobinando…me alojé en casa de Carmen (la tía solterona y mojigata de mi esposa), de la que todos sabemos que no se le conocen relaciones desde…..nunca!!! 52 años, sin hijos, delgada, canosa, arrugas naturales, buenas (muy buenas) piernas pálidas, un culito pequeño y descuidado al igual que sus tetas (que se percibían pequeñas entre la ropa), bastante mandona y aburrida (la típica “malcogida”). A esa mujer me la acababa de coger…¿su primera vez?. Podría pensarse que fue una violación, por la forma en que se dio, pero desde el momento en que entre en la habitación me pareció que fue algo que Carmen estaba esperando.



De vuelta en mi habitación, luego de esta primera cogida, me costó conciliar el sueño. Por un rato me quedé en profundo silencio, atento a todo. La verdad no sabía que pasaría ahora, el hecho estaba consumado y esto podría dar pie a un escándalo personal o familiar o, peor aún, policial (si Carmen hacía algún tipo de denuncia). Pero hasta que me dormí solo escuche los pasos de Carmen hacia el baño, el ruido de la ducha, algunos gimoteos, y luego la puerta de su habitación cerrarse. Finalmente me dormí.



A las siete de la mañana despierto al sonar el despertador, debía concurrir al segundo día del congreso. Tardé unos minutos es caer de vuelta en la cuenta de lo que había ocurrido y lo primero que pensé fue en las consecuencias; debo confesar que a pesar de todo lo ocurrido, tenía bastante miedo de lo que pasara ahora. Me vestí y salí de la habitación, al pasar por la habitación de Carmen observé la puerta estaba cerrada, pero al llegar a la cocina sentí el aroma de café recién preparado y unas tostadas servidas en la mesa. Desconcertado, desayune y me retiré.



Terminado el día regrese al departamento de Carmen, que por esas cosas del destino estaba esperando que baje el ascensor que justo llegaba cunado me ponía a su lado. Entramos juntos, solos en el pequeño cubículo. En el ambiente reinaban los nervios y  desconcierto; de reojo la observaba por los espejos del elevador y notaba que estaba bien arreglada, discretamente pintada y en su mirada no había nada de reproche, era como si más bien cierta curiosidad disimulada.



Creo que en ese instante comprendí que tal vez lo que había ocurrido anoche era algo esperado por ella que nunca había podido concretar (…también con el carácter que tenía era algo que espantaba a cualquiera). Tome algo de coraje (como el que afloro al verla tocarse) y me arrime un poco para decirle que se veía muy bien el día de hoy.



-Se te ve renovada – le dije con cierta picardía



Solo emitió un sonido con los labios y me reitero que lo que ocurrió a la noche estaba mal, que debía pensar en mi esposa e hijos, en la diferencia de edad, en lo pecaminoso, etc. (…ahí le salió la mojigata de adentro); pero en ningún momento manifestó que no le haya gustado, que se había sentido ultrajada o que ella estuviera mal (por ella) por lo que pasó.



Cansado ya de escucharla y próximos a llegar al piso 22 donde vivía, fruncí el ceño, me coloque delante de ella y tomándola desde su pequeño culo (mi mano lo abarcaba casi completamente) la acerque hasta que quedamos apenas unos centímetros de separación, casi rozando la punta de nuestros labio y le dije.



- Anoche tu cuerpo no dijo lo mismo, si hubieses querido de verdad me hubieses sacado de encima, sin embargo tus piernas, manos, labios y sexo solo se entregaron a mi. Además, como es eso de que fue tu primera vez?? (una duda que estuvo todo el día en mi cabeza, y que cada vez que lo pensaba me calentaba mas).



Su actitud cambió, su mirada se suavizó y bajando la vista, como con vergüenza me confesó que sí.



Justo en ese instante sentimos la desaceleración del elevador, próximo a detenerse en nuestro piso; rápidamente la suelto, nos acomodamos y al abrirse la puesta ella sale velozmente hacia su departamento, con la llave en mano de un solo movimiento abre la puerta e ingresa a su habitación.



Yo alcanzo a entrar. Dejo mis cosas, me aflojo la corbata y mientras me dirijo a mi cuarto paso por la habitación de Carmen, que tiene la puerta cerrada; pero al agacharme a ver por la ranura de la llave, la veo sentada en la cama, cambiándose de ropa.



Una vez en mi habitación me digo que esta noche va a ser igual o más caliente que ayer, así que me dispongo a darme una ducha. Al salir del baño, como si fuera una provocación, encuentro la puerta de la pieza de Carmen entreabierta y ella de espalda, descalza, en bombacha (beige, de algodón…nada sexy) y con la blusa que había andado durante el día. Yo recién salido del baño, solo con la toalla cubriendo mis bajos.



Así como está la cosa, jugado por jugado, entro a la habitación. Ella justo de espaldas, levemente inclinada hacia adelante, como buscando algo en la mesa de noche; yo aprovecho para observar sus nalgas pálidas, algo caídas y con las características cutáneas de una veterana, pero la verdad….como me calentaron!!!



La sorprendo de atrás, dándole una buena sobada a su culo, diciéndole:



- Así te quería agarrar.



Rápidamente se devuelve me mira y casi resignada me dice.



- Vamos a hablar. -  Mientras se sentaba en la cama



- Yo soy mucho mayor que vos, no sé qué es lo que me ves….pero lo cierto es que yo estoy muy confundida con esto. Por una lado te deseo y por otro….pienso en….



- Deja de pensar y llévate por lo que sentís. Yo tampoco entiendo, pero lo que sé es que el poco tiempo que estoy contigo solo quiero echarte mano y disfrutarte.



Ella sentada en la cama y yo parado en el borde, solo con el toallón. Me mira y me dice.



- Anoche no mentí cuando te dije que era la primera vez, pero pase lo que pase, esto debe quedar entre nosotros, en estas cuatro paredes (si supiera ella que me la quería coger en cada rincón del departamento…). La verdad que hace mucho deseaba hacer esto, ya se me paso el periodo y por momentos me siento seca, encima no he tenido nunca un hombre que..… bueno vos entendés…..



- Uno que te coja bien cojida!!!!



- Hoy por las dudas fui al ginecólogo y fue muy vergonzoso decirle lo que me pasó, pero me dijo que no había riesgos y que disfrute de todo lo me esperaba. Soy vieja, pero no soy tonta, pero necesito que seas paciente y dulce conmigo. Si?



A la mierda la paciencia – pensé – pero era consiente que debía seguirle el juego si quería que esto siguiera bien.



Sentándome a su lado, le acaricio las piernas, y subiendo llego a su rostro. Lo acaricio suavemente y le digo.



-  Mira Carmen, la cosa es así… lo que pasó anoche fue solo una pequeñísima parte de lo que podes sentir si te dejas llevar por los instintos. La verdad que me pones al palo…. Al punto de reventar con solo sentirte cerca… mas ahora



Acercándome la comencé a besar. Ella al principio no hacia nada, hasta que comencé a pasarle suavemente la punta de mi lengua sobre sus labios, como lubricando la entrada a su boca. Delicadamente me detenía al final de la comisura de sus labios ejerciendo un poquito mas de presión (como queriendo entrar). Finalmente cedió, abrió tímidamente sus labios y nos fundimos en un profundo beso de lengua.



Nuestros labios intentado devorase entre sí, nuestras lenguas recorriendo cada rincón; intercambiando nuestra nuestros fluidos orales  pude sentir su sabor.



Mis manos fueron descendiendo hasta llegar a sus pechos. Los acaricié suavemente por arriba de la tela de su camisa, que lentamente desabotonaba, dejando expuesto su corpiño.



Mis labios fueron bajando por su cuello, deteniéndome unos instantes en el lóbulo de su oreja. Mientras ella se dejaba hacer, su respiración se iba agitando y boca emitía unos leves gemidos.



Por fin, luego de sacarle la blusa y el corpiño, pude acariciar, palpar y saborear sus pequeños pechos, algo caídos por la edad, eran unas bolsitas de piel que otrora debieron ser copa B.



Carmen recostada se iba de apoco entregando al placer. Besé sus pechos con pación, recorriendo en espiral con mi lengua los alrededores de sus pezones hasta llegar a ellos y succionarlos suevamente, sintiendo como se iban estirando entre mis labios. Luego abría al máximo mi boca tratando se abarcar toda su teta; todo mientras una de mis manos apretujaba la otra mientras la otra acariciaba su concha por arriba de calzón.



Con los ojos cerrados, los labios entreabiertos, sus manos aferradas a las sábanas, Carmen contenía un mini orgasmo.



Lentamente me incorporé y sacándome el toallón que me cubría, dejé expuesto mi miembro que a esta altura estaba más que al palo. Soy un tipo normal, el tamaño de mi pija será de 18/20 cm con una buena cabeza circuncidada que sobresale bastante. Carmen paseaba su mirada de mi pija a mis ojos, como no sabiendo que mirar. Hasta que me acomodé de forma de dejarle mi miembro a la altura de su rostro, sin posibilidad de otra cosa más que mirarlo bien de cerca. Instintivamente ella lo tomo con sus manos, lo exploró con delicadeza y lentamente comenzó a besarlo, primero la cabeza y luego el resto. Sus pálidas manos inexpertas contrastaban con el color de mi piel morocha. Poco a poco, mientras posaba sus labios en la punta de mi pija, fui haciendo presión, dándole a entender mis intenciones de penetrar su boca. Mirándome con algo de duda, abrió sus labios y comenzó a chupar mi miembro. Al principio eran movimientos algo torpes, sus dientes raspaban mi glande, hasta que empezó a utilizar su lengua y de a poco sincronizó su mamada con mis movimientos.



Tomádola de la nuca la comencé a coger por la boca, intoduciendo cada vez mas adentro mi ya sobreexcitado falo. Se notaba que hacia un esfuerzo por seguir mi ritmo, permitiendo que la coja de esta forma. Su mirada intrigada se fue nublando mientras me miraba a los ojos.



- Siii….chupaaa… abrí bien esa boquita y trágate todo – le decía yo, cual animal se cogía a la más reventada de todas las putas.



Así seguí hasta que sentí no podría aguantar mucho mas.



- Te vas a tragar todo lo que salga – le dije en forma imperativa aunque no agresiva.



En ese momento de éxtasis total explote dentro de su boca, agarrándole los pelos. Ella intentaba tragar, medio ahogad, aunque se filtró por la comisura de sus labios.



Luego, mientras retiraba lentamente mi polla de su boca, la pasé por sus labios recogiendo un poco de lo que se había escurrido y se lo volví a introducir.



- Esta es tu primera leche….saboréala.



Carmen obedientemente lo hizo, bajando su mirada y recomponiendo su compostura habitual, me dijo con algo de inocente vergüenza que le había gustado lo que le hice.



(Por dios estaba descubriendo a una verdadera puta cogedora….esto es apenas el inicio.) Continuará


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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1 comentarios. Página 1 de 1
Jose
invitado-Jose 08-05-2016 23:49:30

Excelente mucho morbo y muy excitante., pero donde esta la 1ra. parte?

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