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La terapia (III: Interludio onírico)

"Me aborda en el callejón de forma repentina. Un gato maúlla asustado y huye del lugar. Me arrincona contra la sucia pared, su mirada animal me asusta y a la vez me pone muy cachonda. Sus brazos se apoyan contra el muro de ladrillos a ambos de mis hombros para asegurarse de que no vaya a huir... aunque sabe de sobra que eso no va a pasar porque todo mi cuerpo irradia deseo por sentirme poseída y dominada.



 



Me besa, besos feroces, casi pequeños mordiscos. Su lengua entra hasta mi campanilla y explora toda mi boca con ansia. Una de sus rodillas me separa las piernas y la restriega por mi coño, por encima de la ropa, provocándome un agradable cosquilleo.



Baja por mi cuello, recorriéndolo obscenamente con su músculo rosadito. Puedo olerle perfectamente, una mezcla de sudor, colonia de hombre y alcohol. Me abrazo a él, empujo su cabeza hacia mí para que no pare de besarme.



Mis pezones crecen bajo el top, libres porque no llevo esa noche sujetador y se marcan perfectamente contra la fina tela, resaltando la redondez de mis pechos.



Con avidez levanta mi top a medias, sin llegar a quitármelo, y me deja indefensa con los brazos levantados y la cabeza oculta por la prenda. Suspiro expectante. Suspiros que van a más cuando él se apodera de uno de mis pezones. Su lengua traza círculos cada vez más concéntricos por mi aureola hasta golpear rítmicamente mi pezoncito, rígido como un clavo. Amasa mi otro pecho rudamente, sin piedad. No veo nada pero no me hace falta, las sensaciones son sublimes. Noto su deseo hacia mí manifestado por el bulto de su paquete, que se restriega en mi bajo vientre... pequeñas embestidas simulando una penetración por la que yo ansío que se haga realidad."



Mi ebullición volvía a crecer con ella una vez más. Como había pasado siempre, Aurora me tenía muy caliente. Hacía unos minutos que ya había dejado de tomar notas, la grabadora hacía su trabajo, y me paseaba muy nerviosa las palmas de mis manos por los muslos.



"Mi rajita chorrea por él, quiero sentirlo dentro, le ansío dentro de mi y cuanto antes mejor. Para mi sorpresa para y me quita el top del todo, se aleja un metro para contemplarme, desabrocha la cremallera de su pantalón y sale su enorme verga a saludarme. Me quedo con la boca abierta. Parece que me esta mirando con su único ojo. Se acerca, empuja mis hombros hacia abajo obligándome a ponerme de rodillas y quedo ante ese monolito de carne.



A pesar de la oscuridad veo su glande púrpura, totalmente hinchado, con unas gotitas de líquido preseminal brillando en su puntita y suaves espasmos recorren todo el miembro, desde la base hasta ese precioso glande."



Conforme avanzaba en su sueño mi respiración se iba acelerando. Pero hoy había algo raro en su voz, algo mas gutural, hacía más pausas y le costaba más seguir un ritmo pausado al hablar, le salía más entrecortado que de costumbre. ¿Por que sería? nunca había demostrado nerviosismo a pesar del tema escamoso que siempre le traía a mi consulta.



"Mis labios envolvieron su polla y baje por el fuste tragando todo lo que pude. Un gran gemido escapo de la garganta del desconocido que hizo un profundo eco en ese callejón. Luego deshice el camino dejando un reguero de saliva que fue deslizándose hasta la base de su herramienta. Volví a bajar y subir, a bajar y volver a subir... bufaba como un animal en celo. Cada vez iba devorando un centímetro más de carne a cada cabezada.



Acaricié sus testículos, grandes como manzanas, peludos, ligeramente húmedos y sudados, le encantaba... y a mi también. Me agarró del pelo y las tornas cambiaron, prácticamente me follaba la boca. Su verga entraba y salía cada vez más rápido. Pequeños babados se formaban en la comisura de mis labios, produciendo sonidos lascivos cada vez que entraba y salía su aparato de mi boquita de piñón.



Me levantó bruscamente, a pesar de que quería seguir con la felación... de querer que explotara en mi garganta para saborear su savia.



Me quitó la minifalda y me arrancó el tanga de un tirón. Estaba muy mojada, chorreando fluidos como una vulgar prostituta. Me dio la vuelta y me apoyó contra la pared quedando expectante a espaldas de mi violador consentido.



La luna llena iluminaba mi cuerpo haciéndome más deseable. Segundos eternos pasaron hasta que me separó las piernas y de un solo golpe se hundió en mí. Fue una estocada furiosa que hizo que un aullido de dolor y placer escaparan de mi garganta. Sus huevos golpeaban mi clítoris con esas embestidas diabólicas. Me sujetó bien las caderas y siguió penetrándome mas afianzado una vez, y otra y otra más..."



 



Su voz se entrecortaba cada vez más y parecía que le costaba más respirar. Me levanté con sigilo entre intrigada y algo preocupada para saber que le sucedía. "Quizás debería parar la sesión ahora" pensé. Rodee el diván y me encontré con un espectáculo que hizo que me empapara aun más de lo que estaba: Aurora tumbada desnuda de cintura para abajo y su dedo corazón entraba de su gruta de placer al ritmo de las embestidas de su fantasioso amante que me iba contando. Ahora comprendía su voz lujuriosa. Suaves convulsiones recorrían su cuerpo cada vez que hacía desaparecer su dedo en el interior de la vulva.



No me había visto, tenía los ojos cerrados concentrada en contarme su fantasía onírica y en llevar a cabo su acción física a la par.



Silenciosamente, llena de morbo, me muevo hasta agacharme y quedarme a los pies del diván... desde ahí podía contemplar todo mejor. Me quede extasiada, su pubis estaba recortado en forma de corazón, lo cual la hacía más sensual. Los labios de su sexo estaban hinchados, rosaditos y mojados y envolvían su dedo placentero como una planta carnívora hace con su presa. Fugazmente vi su clítoris totalmente desarrollado, palpitante y rodeado de fluido que acariciaba involuntariamente con la palma de su mano con cada movimiento de penetración. Ella seguía sin darse cuenta de que yo la estaba espiando. Su otra mano estaba perdida dentro de jersey de cuello alto, seguramente pasando de un pezón a otro, incrementando sus sensaciones al máximo.



Mordiéndome un labio y sin poder contenerme, posé una mano en su rodilla. Yo temblaba por la duda y de como iba a reaccionar al sentir mi contacto, pero no pareció darle importancia. Seguía sin abrir los ojos y ahora relataba con deleite como follaban cara a cara. Sus pechos subían y bajaban. También me di cuenta de que yo misma empezaba a respirar pesadamente, presa de la excitación del momento. Su piel quemaba cuando mis yemas la tocaron. Me atreví a subir un poquito más y otro poco más. Ella como respuesta abrió algo más las piernas.



Ya recorría con suaves caricias el interior de sus muslos... ¡por fin iba a tenerla para mí!



Notaba perfectamente el calor y el latir de su sexo. Gotitas de su dulce secreción procedentes de su entrepierna bajaban deslizándose en mi dirección. De repente, cuando la historia llegaba a su cumbre, se incorpora levemente para observar mis descarados avances por sus piernas. Yo asustada, tartamudeo una disculpa inteligible e intento retirar mi atrevida mano. Para mi sorpresa me coge la muñeca con autoridad y la va llevando hasta su coño.



- Vamos doctora... hágalo... tóqueme donde usted sabe... deme placer y seré suya para siempre, lo esta deseando, adelante... - peticiones a modo de susurros.



Temblando acerco mis dedos hasta sus labios vaginales que se abren como la mas bella de las flores. Escasos centímetros me separan de su erótico órgano, estoy a punto de penetrar en ella y..... ¡¡¡¡rinnnnnngggggg!!!!!!, me despierto de golpe y apago el despertador con fastidio. Hacia dos semanas que había seguido el consejo de mi querido colega de profesión y ahora Aurora era tratada por un especialista sexólogo... y desde entonces cada noche soñaba con ella y con lo mismo. Me encontraba sudorosa, jadeante, totalmente mojada. Duermo desnuda, así que estaban las sabanas estaban pringosas. Tenía que volver a recuperarla como paciente o estos sueños seguirían repitiéndose para mi desgracia... un sueño dentro de otro sueño. Esos pensamientos desaparecieron rápidamente cuando volé hasta mi coño para terminar de alcanzar un tremendo orgasmo... orgasmo que se había iniciado con tal dulce sueño. Una única frase volvía a mi mente una y otra vez mientras me masturbaba con frenesí: "deme placer y seré suya para siempre."



¿Continuará?



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