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Categoría: Maduras

La señora Suarez, una gheisha criolla

La señora Suárez me llamó como solía hacerlo, para que le hiciera un trabajo de electricidad en su casa, tuve que sacarme los zapatos para trabajar sobre su cama matrimonial; ella era muy atenta conmigo y siempre que yo iba acostumbraba ofrecerme algo de tomar...; "Hoy lo que tengo es cerveza señor Nabih, ya voy a traer dos...", "Gracias señora Suárez!, usted siempre tan amable, la verdad es que hoy hace calor...", "Me doy cuenta por la forma como usted suda, me tiene realmente impresionada!, debería quitarse la camisa...", "Gracias, pero no traje camiseta!", "Pero eso no importa!, recuerde que en mi profesión no es extraño ver a un hombre con el pecho desnudo...", "Gracias de nuevo, con permiso...", "Bárbaro!!, que peludo es usted, parece un oso!!!..., ¿quiere otra cerveza?, porque lo que soy yo me tomo otra!!"; me trajo la otra lata y brindamos...; "Por mi cama que ahora va a estar fresquita!!...", "Por su cama que debo decir que es muy amplia y debe ser muy cómoda también, a mí siempre me han gustado las camas King, lamentablemente mi cuarto es muy pequeño y no pude instalar una...", "La verdad es que es muy cómoda, lástima que no tengo con quien compartirla...", "Eso me parece un crimen!, una señora tan hermosa no debería dormir sola...", "Sr. Nabih!!, ¿en serio le parezco bonita!!?", "Sra. Suárez, yo no dije que usted fuese bonita..., mi palabra fue "Hermosa!!", con mayúscula!!..."; estaba fijando la base del ventilador cuando de pronto sentí una de sus manos acariciando los vellos de mi pecho que estaban perlados de sudor, bajé la mirada y me encontré su bello rostro muy cerca del mío...; "Discúlpeme señor Nabih, pero no pude resistir la tentación de tocar un pecho tan velludo como el suyo, quería saber que se siente...", "Y dígame algo señora Suárez..., ¿le gusta la sensación...?", "Es tan rico que podría pasar horas haciendo esto!!...", "Pues todavía me faltan como diez minutos para que esto quede listo..."; seguí fijando los tornillos sabiendo que ya mi erección era más que evidente y cuando estuvo bien seguro bajé mis brazos...; "¿Sabe una cosa señora Suárez...?, yo también tengo una curiosidad con respecto a usted...", "Usted me dirá señor Nabih...", "Siempre he querido saber si su piel es tan suave como se ve y si es así en todo su cuerpo...", "Le voy a decir algo, yo tenía una curiosidad y la sacié..., no es bueno quedarse con la duda...".



 



Acaricié su rostro con mis manos hasta llegar a su cuello, seguí bajando por sus hombros y brazos rozando su piel con la punta de mis dedos, ella seguía acariciando mis vellos y me miraba fijamente a los ojos; fui soltando los botones de su blusa muy despacio, separé la tela y recorrí su abdomen plano y terso para luego pasar mis manos por su espalda desde el nacimiento de sus hermosas nalgas hasta la nuca; ella se estremeció toda y los ojos le brillaron intensos mientras su respiración se tornaba fuerte y acelerada; solté el broche de su brassiere metiendo mis manos bajo le delicada tela, me apoderé de sus rotundos pechos y los acaricié con cierta firmeza, los tenía duros y muy parados, pellizqué sus pezones que se pusieron rígidos en cuestión de segundos. Seguíamos mirándonos en silencio, entonces bajé mis manos hasta sus rodillas y las fui subiendo lentamente por sus muslos arrastrando la falda hacia arriba hasta aferrarla por las nalgas, ella hizo lo mismo y arrimó su vientre buscando mi erección; busqué su boca y ella entreabrió los labios ansiosa!, le introduje la lengua bien profundo hasta rozar su paladar y entonces ella me la succionó con voracidad mientras temblaba toda, su respiración se hizo más fuerte y restregó su sexo contra el mío.



 



Me quité el pantalón y el calzoncillo en un solo movimiento y ella hizo lo mismo con su falda y su bikini, quisimos mantener nuestras bocas unidas pero eso hizo que perdiéramos el equilibrio y caímos juntos al colchón con nuestra ropa a medio quitar y así mismo la penetré muy suave pero en un solo movimiento; su vagina era muy estrecha, pero bastante húmeda y caliente; sus ojos se aguaron por el llanto, su expresión era de felicidad y dolor al mismo tiempo, pero no se quejó, ni siquiera emitió un sonido, terminamos de deshacernos de nuestras ropas y entonces ella me aferró con sus torneados muslos por la cintura y rodeó mi espalda con sus brazos; yo la sujeté con una mano por las nalgas y con la otra amasé uno de sus senos mientras mi boca buscaba la suya y comenzamos a movernos acompasadamente al principio para luego ir aumentando la fuerza y la velocidad de nuestros movimientos; la señora Suárez me agarró por la cintura y comenzó a halarme hacia ella con fuerza cada vez que elevaba su pelvis para ir a mi encuentro; nuestras bocas permanecían unidas batallando internamente con las lenguas, ella respiraba cada vez más fuerte y gemía sordamente mientras yo resoplaba por la nariz hasta que al cabo de unos minutos, estalló en un orgasmo silencioso pero muy intenso.



 



Me seguí moviendo en su interior y logré que alcanzara el clímax cuatro veces más antes de inundar su intimidad con un inmenso caudal de tibio semen; fue tal el ímpetu de mis embestidas cuando acabé que sus ojos se llenaron de lágrimas producto del dolor que le había causado, pero aún así, ella me halaba con sus delicadas manitas para que le diera con más fuerza hasta que pasó aquel huracán de placer que se había desatado en nuestros cuerpos. Al rato yacíamos los dos sin haber pronunciado palabra alguna, ella, recostada con su cara sobre mi pecho y acariciando mis vellos, y yo, acariciando su espalda con una mano mientras con la otra mesaba sus cabellos; de pronto ella rompió el silencio, habló sin despegar su rostro de mi pecho...; "Usted es inmenso señor Nabih!!, me dolió como nunca me había dolido antes, pero mi gozo fue muy superior a lo que había sentido hasta hoy!!..."; "Usted también es una mujer exquisita señora Suárez!!!, y debo decir que muy ardiente también, usted parece una Gheisha!!..., su cuerpo menudito es capaz de brindar el mayor de los placeres con cada milímetro de su delicada piel!!!", "Gracias señor Nabih!!, eso me halaga muchísimo!!!, quisiera quedarme así hasta el fin de los tiempos, pero ahora voy a traer otra cerveza, mire nada más como hemos sudado!!!, la cama está empapada...".



 



Encendió un cigarrillo y lo colocó en mi boca, yo me cubrí un poco con la sábana de seda y me recosté, entonces ella fue hasta su armario, buscó unos segundos y sacó un kimono rojo el cual se colocó muy ajustado a su cuerpo, cuando volvió traía una bandeja con jamón crudo, queso madurado y dos vasos de cristal llenos de cerveza; venía caminando con el menudo paso de las gheishas, puso la bandeja a un lado la cama, se arrodilló sobre sus muslos y me hizo una reverencia, luego tomó un vaso y me lo dio, tomó el suyo y bebimos después de chocar los envases, me quitó el vaso de las manos, lo colocó en la bandeja y tomando un trozo de queso envuelto en jamón, lo llevó a mi boca delicadamente...; "Espero que sea de su agrado señor Nabih, lo dispuse todo de manera especial porque sabía que usted vendría..."; aquella confesión me excitó de una forma casi inmediata; la señora Suárez había preparado todo porque deseaba que yo la poseyera; su impactante belleza le habría permitido escoger entre muchos de los pretendientes que seguramente tenía, pero ella, me había escogido a mí...



 



Puse la bandeja en la mesa de noche y la tomé de las manos, la atraje hacia mí y la besé delicadamente en los labios; ella se montó a horcajadas sobre mi vientre, acarició mis cabellos y mi cara mientras imprimía un movimiento de rotación a sus caderas frotando su sexo contra el mío que ya estaba totalmente erecto, recorrió mi pecho con sus manos, luego soltó la tela de su kimono y me presentó sus bellas tetas como una ofrenda, yo las tomé en mis manos y mientras las besaba con pasión, ella tomó mi erección con mucha delicadeza, lo orientó justo a la entrada de su cálida gruta y muy suavemente se dejó caer sobre él hasta que me tuvo totalmente alojado en su interior; hicimos el amor tres veces aquella tarde, y desde entonces, la señora Suárez me llamaba dos o tres veces por mes para que le realizara cualquier trabajo por insignificante que fuera...



 



En una ocasión me tocó reparar el Jacuzzi, ella como siempre me recibió con uno de sus exóticos kimonos sin nada abajo; esperó pacientemente hasta que yo terminé mi labor...; "¿Cuánto le debo señor Nabih?"; nunca había dejado de tratarme de usted y siempre exigía pagar mi trabajo; le dije el monto y enseguida elaboró el cheque...; "¿Podemos probarlo...?", "Por supuesto!!, la idea es que funcione a su entera satisfacción...", "Gracias!!, usted siempre tan eficiente..."; puse a llenar la tina y ella me pidió que me sentara en una butaca, me trajo una copa de brandy y me encendió un cigarrillo; me sacó los zapatos y las medias, soltó mis pantalones y los haló delicadamente hacia abajo, hizo lo mismo con mi camisa y esperó a que yo terminara de fumar; jamás hablábamos, había tanta comunicación gestual en nuestra relación, que hubiese sido un crimen romper aquel silencio tan lleno de entendimiento mutuo; me tomó de las manos y me llevó hasta la mesa de masajes, enrolló una toalla en mi cintura y luego me sacó el calzoncillo, hizo que me tumbara boca abajo sobre la mesa y comenzó a esparcir aceites aromáticos a lo largo de todo mi cuerpo mientras me masajeaba con el suyo totalmente desnuda, caminó sobre mi espalda y luego me hizo yacer boca arriba para aplicarme el mismo tratamiento; ya yo estaba super excitado pero ella ni siquiera se fijó en mi erección, terminó su masaje y me llevó hasta la tina; una vez dentro, se sentó a mis espaldas con sus piernas separadas y comenzó a enjabonar mi cuerpo con una esponja vegetal; puso unas gotas de líquido para hacer burbujas y encendió el hidro masaje; apenas se llenó de espuma, se deslizó en el agua, hundió su cabeza y abarcó mi virilidad con su menuda boca succionando muy suave por algunos segundos, salió en busca de aire y volvió a hundirse por un rato más largo, cuando salió de nuevo, se paró frente a mí con las piernas separadas, se inclinó hasta alcanzar mis labios, se agarró con ambas manos a mi cuello y mientras me besaba dulcemente, fue sentándose lentamente sobre mi virilidad hasta que llegué a lo más profundo de su ser; yo la aferré por las nalgas y comencé a moverme contra ella mientras se movía rotando sus caderas muy rítmicamente y apretando sus músculos vaginales; fue cuestión de pocos minutos para que ambos estalláramos en un orgasmo violentísimo; permanecimos un largo rato abrazados mientras nuestros cuerpos recibían el poderoso masaje de los chorros de agua. Esa fue la primera vez que me permitió atenderla como ella solía hacer conmigo, la hice salir de la tina y procedí a secarle todo el cuerpo con una toalla muy suave, froté cada centímetro de su cuerpo, cuando sequé su hermoso trasero , puse especial cuidado masajeando su diminuta entrada posterior; la señora Suárez se tensó toda y se aferró a mi cuello; la alcé en brazos y la deposité sobre la cama, me acosté sobre ella y fui besando todo su cuerpo desde la cara hasta los pies, busqué su sexo y le provoqué dos orgasmos con mi boca que la dejaron exhausta; por mi parte, estaba con una erección tremenda, entonces ella me aplicó el mismo tratamiento con su boca hasta que me hizo alcanzar el clímax inundándole la boca con un torrente de cálido semen que salió como la crecida de un río, me recibió ansiosa y tragó toda mi venida con avidez, luego se recostó a mi lado como siempre hacía después de cada encuentro, con su cara sobre mi pecho y una de sus piernas sobre mi pierna mientras acariciaba mis vellos con una mano; parecía una niña buscando protección, así nos dormimos.



 



Al rato se fue a la cocina y regresó envuelta en su habitual kimono trayendo algo de comer, comimos en silencio y me fumé un cigarrillo; minutos más tarde la señora Suárez fue al baño y regresó con unos tarros de cerámica sellados y un mortero del mismo material, los colocó sobre la peinadora y se sentó al borde de la cama, yo me senté abrazándola por detrás y ella procedió a romper los sellos de los envases vertiendo pequeñas cantidades de los aceites que contenía cada uno, recostó su cabeza contra mí y fue mezclando despacio con uno de sus dedos hasta que logró una sustancia homogénea y lo dejó sobre el tocador, se irguió y girando hacia mí, me besó apasionadamente en la boca mientras con sus menudas manos acariciaba mi virilidad hasta ponerla firme, entonces tomó una pequeña porción de la mezcla y la fue aplicando con mucha delicadeza a todo lo largo de mi erección desde la punta hasta la base, en cuestión de segundos me invadió una sensación de calor intenso en todo el miembro. Volvió a parase frente a mí y soltó su kimono de una forma muy sensual dejando que la tela cayera suavemente sobre la alfombra y me miró directo a los ojos...; "Usted me dijo que todo mi cuerpo estaba hecho para brindar placer..."; me besó fugazmente en la boca, tomó el tarro y caminó hasta que se acostó boca abajo dejando el tarro sobre la mesa de noche; tomó una almohada y la colocó bajo su vientre, sus nalgas hermosas de por sí, se veían espléndidas, besé todo su cuerpo desde el cuello hasta sus pies y regresé hasta aquel par de hermosas colinas de carne, las separé al máximo con mucha suavidad y le introduje la lengua en aquel diminuto pasaje que quedó expuesto; su cuerpo temblaba incontrolablemente mientras ella suspiraba profundo; sentí miedo de penetrarla por allí, se veía tan diminuto y apretado que llegué a pensar que la desgarraría. Tomé el tarro y unté su esfínter con abundante cantidad de aceite saturando sus alrededores, entonces quise dilatarla con un dedo pero ella me lo impidió delicadamente con una de sus manos...; "Si va a ser invadido por primera vez, entonces que sea el invasor quien lo haga!!...".



 



Me coloqué sobre su espalda separando sus nalgas con las manos, apunté mi ariete contra su virginal orificio y me tumbé todo sobre su cuerpo, entrelacé mis dedos con los suyos, la besé tiernamente en el cuello y empujé suave hacia su más íntimo rincón; empujó con fuerza hacia atrás y sentí como mi hinchado glande se abría paso a través de aquel diminuto agujero, ella clavó sus uñas en el dorso de mis manos mientras mordía la almohada dejando escapar un gemido apagado y muy largo, de sus ojos brotó un mar de lágrimas que me decían lo mucho que le estaba doliendo; yo me quedé inmóvil hasta que sus músculos se relajaron y la presión de sus uñas en mi carne desapareció, entonces fui avanzando muy suavemente con movimientos cortos hasta que estuve totalmente metido en sus entrañas y mi abdomen quedó unido a su espalda; la invasión había sido consumada en su totalidad, esperé unos segundos y de repente ella me sorprendió con sus movimientos y su dulce voz...; "Házmelo duro mi cielo!!, quiero acostumbrarme a sentirte así!, con dolor!, yo sé que tú me vas a hacer disfrutar como nunca he disfrutado en mi vida!!!..., dame duro Nabih!!, te lo suplico tesoro!!!...", "Como tu digas Patricia, déjate guiar por mí, hoy vas a conocer lo máximo del placer sexual!!!...", "Si mi cielo, ya lo sé!!, desde hoy ya no soy la Señora Suárez ni tú el Señor Nabih..., ahora soy tu mujer y tú eres mi hombre!!!...".



 



Fue uno de los orgasmos más ruidosos que le haya escuchado a mujer alguna!!..., Patricia dejó escapar la fiera sexual que llevaba por dentro y ya nunca volvió e encerrarla...


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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