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Categoría: Maduras

La señora mayor (1)

Esto que les voy a relatar me sucedió hace tres años. Actualmente tengo 25 años y todavía recuerdo con mucha calentura lo que me sucedió con aquella hermosa señora, una calurosa mañana de verano.



En ese tiempo yo trabaja en un supermercado y era el encargado de llevar los pedidos a domicilio. Cerca de las 10 de la mañana me avisan que tengo que llevar un encargue a una casa – quinta, salí contento esperanzado de encontrarme con alguna mina que estuviera buena y en bikini. Para llegar al lugar tarde 10 minutos, el tiempo suficiente coma para calentarme viendo mujeres por la calle (como les conté ese día hacía mucho calor, por lo que las chicas andaban con poca ropa. Yo, agradecido.)



Cuando llegué a la casa, tamaña fue mi decepción al escuchar la voz de la mujer, que me decía que esperara un minuto para que le abriera. "Cagùe, por la voz debe ser una vieja fea", pensé tontamente. Cuando abrió la puerta mi decepción no fue tan grande. Era una mujer mayor, de unos 50 años, nunca me dijo la edad, de un metro setenta de altura, era bastante linda a pesar de su edad, pero lo más llamativo y excitante a la vez de su cara, eran sus carnosos labios. Llevaba puesto un camisón, que no era transparente, pero si ajustado al cuerpo. Recuerdo que también me impactaron sus tetas, que sin ser muy grandes, se veían firmes debajo de ese ajustado camisón.



"Qué tal? Podes dejar las cosas en la cocina", me dijo con una sonrisa. "Sí señora". Trate de ser lo más simpático posible, quería caerle bien así llamaba otra vez por otro pedido.



A esa altura estaba bastante caliente, siempre me gustaron las mujeres mayores que se visten con ropa ajustada, dejando a la vista sus hermosos cuerpos maduros. Mientras le acomodaba la mercadería arriba de la mesa charlábamos cosas sin importancia: del calor que hacìa, si hacìa mucho que trabajaba en el supermarcado, cosas asì. Yo cada tanto le miraba discretamente las tetas, no quería ofenderla. También me imagina que me chupaba la pija con esos carnosos labios.



Pero esta mujer no dejaba de sorprenderme, mejor dicho, su cuerpo no dejaba de sorprenderme... y de calentarme. Cuando se dio vuelta para acompañarme a la salida pude ver un hermoso culo, no era el culo de una venteañera, pero estaba bastante parado y lo que me recalentó fue cómo se le marcaba la tanga en el camisón, era un espectáculo esa veterana. Para esa altura se me había parado la pija, para disimulara me tapé con el canasto de la mercadería. Tamaño papelón si la señora se daba cuenta. Me pagó y me despidió con una hermosa sonrisa. De regreso al súper, no podía dejar de pensar en esa mujer. Gran calentura me agarré esa mañana, que me la intenté sacar dándole una cogida espectacular a mi novia.



Al otro día no me la podía sacar de la cabeza. Pero algo me decía que la iba a volver a ver....



Continuará...


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
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