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Categoría: Maduras

La madurita recatada

Con cara de excitación me pedía que la penetrase, cosa que hice pues tenía mi pene a punto de estallar, y se la metí sin miramientos con una fuerte embestida que ella casi ni lo notó.

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Os quiero contar una historia, que aunque parezca mentira, sucedió en verdad realizando así una fantasía que tenía hace tiempo y que consistía en tirarme a una madurita calentona.

Esta historia empezó cuando yo trabajaba vendiendo jamones en un gran centro comercial, del cual no diré el nombre, en un pueblo de Madrid cerca del mío, que tampoco diré cual es.

Un sábado me vinieron a comprar un jamón; he de añadir que fue de los malucos, una pareja de cuarentones, aunque ella se conservaba muy bien para su edad con unos pecho firmes y un culo grande y redondo, que invitaba a penetrarle. Me fijé en ella bien pues tenía una cara muy bella y unos ojos azules fascinantes.

También he de añadir que solo fue el deseo del momento y que no volví a acordarme de ella hasta que la semana siguiente en viernes por la mañana apareció por allí. Me empezó a decir que el jamón que les vendí la semana anterior estaba muy bueno, y a adularme diciendo lo buen vendedor que soy a pesar de mis años. A lo que yo le contesté que pese a mi apariencia juvenil ya estaba en los veintitantos. De inmediato me invitó a su casa a probar el jamón. Yo por educación le contesté que cuando ella quisiese, y como si estuviera premeditado y aprovechando las tres horas para la comida que tenía me invitó a comer en su casa.

No sé por que acepté su oferta, quizás por la amabilidad de la señora, porque no tenía otra opción o porque tenía el deseo recuperado de penetrarle ese culo, lo que importa es que acepté y quedé con ella a las dos, mi hora de salida de comer, en el lineal de los jamones. Cuando dieron las dos ella no estaba allí, así que sin extrañarme y sintiéndome un poco aliviado, subí al vestuario a cambiarme. En el último momento decidí volver al lineal para que no se dijera, y al bajar allí estaba ella esperándome con la cesta de la compra en la mano.

Fui al encuentro de ella, y me dijo que mientras ella pagaba la compra que por favor la esperase en la puerta, cosa que yo hice encantado. A los pocos minutos apareció ella cargada con bolsas de la compra, bolsas que yo se las quité para llevarlas yo, puesto que soy un caballero. Estuvimos hablando de banalidades durante todo el trayecto en el coche. Cuando llegamos a su casa, y después de guardar la compra, me dio a probar del susodicho jamón.

- ¿A que está bueno el jamón? -me dijo.

- Pues la verdad es que debo reconocer que sí que esta bueno.

Acompañando al jamón lo acompañamos con un buen vino, al igual que la comida. Cuando terminamos dieron las tres de la tarde. Me dijo que mientras recogía un poco me sentara a ver la TV, cosa que hice. Al rato apareció con una bata de seda y se sentó a mi lado. Empezamos hablando de cosas banales para acabar hablando de sexo, cosa que me excitó bastante, más de lo que estaba por ver a esa buena mujer en una bata en la cual se le notaban todos lo pezones, descubriendo así que no tenía sujetador.

- Vaya, veo que estás muy caliente -dijo con una sonrisa mientras me miraba con deseo el paquete.

- Sí, creo que entre la conversación y que se te notan los pezones me está entrando un calor...

- Vaya, vaya... y veo que la tienes de un tamaño considerable- me dijo tocándome el paquete - ¿Quieres probarlo?- le dije con malicia, y con todo el deseo de follarme a esa buena mujer.

Sin mediar palabra y con una sonrisa en los labios, me desabrochó el cinturón y los botones de pantalón, metió su mano cálida por debajo de mis calzones, sacando mi pene ya erecto, y con una mirada de excitación me lo empezó a masajear para después meterlo en su boca, comenzando así un violento mete-saca, acompañado de unas suaves caricias en mis huevos. Yo por mi parte le había liberado sus senos desnudos de su bata y los estaba acariciando.

Cuando sentí que el orgasmo estaba cerca, la cogí del cabello subiéndole la cabeza hasta la mía, y la besé con la pasión desenfrenada que solo da el deseo. Nuestras lenguas se juntaron y juguetearon, mientras ella me desnudaba y yo seguía acariciando sus senos y pellizcando sus pezones. Cuando ya me desnudó por completo, se separó de mí, se levantó del sofá y se quitó la bata, dejando ver su cuerpo solo vestido por unas medias negras y un liguero negro con detalles en rojo.

Con una sonrisa me hizo señas con la mano para que la siguiera, cosa que yo hice, y me llevó hasta su cuarto, allí había una gran cama en la que se tumbo, yo me puse encima de ella y la comencé a besar en los labios, para seguir haciéndolo en su cuello, en sus senos, parándome a mordisquear sus pezones, seguí bajando por su vientre hasta llegar a su chochito, un chochito grande y peludo, empecé a besarle los labios vaginales para acabar en su clítoris mientras le introducía dos dedos dentro de su coñito. De pronto sentí que tiraban de mis orejas hacia arriba, era ella que con cara de excitación me pedía que la penetrase, cosa que hice pues tenía mi pene a punto de estallar, y se la metí sin miramientos con una fuerte embestida que ella casi ni lo notó.

Después de un rato de fuertes embestidas y de chillidos por parte de ella, me rodeó con sus piernas, y con una fuerza que me sorprendió me dio la vuelta quedando ella encima de mí. Pese a su gran constitución se movía ágilmente. Al rato ella soltó un gran alarido, síntoma de que se estaba corriendo, y cayó sobre mí, yo aún a medias la besé en la boca mientras sacaba y metía mi pene que todavía se encontraba en su vagina. Ella se levantó y me dijo: - No, hijito, que lo tengo dolorido. Métemela por el culo.

Yo me quedé sorprendido, todo esto me parecía un sueño, pero no perdí ni un segundo y cuando ella se colocó a cuatro patas empecé a meterle la lengua por el ano para mojárselo bien y acto seguido le metí mi verga por su ano, primero despacio para ir en aumento mientras ella chillaba presa del dolor y del placer que sentía a la vez, no pasó mucho tiempo cuando ella tuvo otro orgasmo. Yo también empecé a gemir síntoma de que me estaba corriendo, en ese momento me cogió la polla y me dijo: -Espera termina en mi boca.

No podía salir de mi asombro, la madurita recatada que parecía cuando la vi por primera vez era una puta en la cama y yo no tenía pegas por ello, me la estaba chupando mientras me acariciaba los cojones, yo con un chillido eyaculé dentro de su boca, ella como una buena puta se tragó todo mi semen. Después de eso nos caímos en la cama abrazados, en el reloj de la sala dieron las cuatro y media, me levanté de un salto recordando que a las cinco entraba de nuevo a trabajar, nos vestimos, y nos dispusimos a salir por la puerta, puesto que ella se ofreció a llevarme en su coche, antes de salir de su casa nos besamos y nos prometimos otra sesión, cosa que fue cierta, puesto que antes de que me fuera de esa empresa lo hicimos un par de veces mas.

Cada vez que la veía pasear por el centro comercial con su marido la miraba y no podía dejar de pensar en cuantos cuernos tendría el capullo aquel.

Autor: RAGNAR
Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 4.78
  • Votos: 77
  • Envios: 5
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