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Categoría: Confesiones

La Increible Dualidad De Ser Tres

Se conocieron en la universidad donde ambos estudiaban…mas nunca tuvieron una relacion. Años despues sus caminos se cruzaron, ambos ya casados forjaron una amistad. Pero el destino se empeñaba en unirlos, ella llego a trabajar a la misma empresa donde el se desempeñaba como director.
Alberto; hombre alegre, apasionado y ardiente, hacia algunos años divorciado, habia tenido algunas relaciones amorosas, todas bellas, llenas de dulzura pero les faltaba ese algo especial que el buscaba. Azul, mujer bella, inteligente y deportista, saliendo de un matrimonio que no funciono.
Reanundaron su amistad la cual pronto se convirtio en amor. En su relacion siempre estuvo presente la pasion, una pasion que con el tiempo fue disminuyendo. A traves del tiempo sus vidas se convirtieron en……digamos rutina. Comenzaron las excusas cuando el la buscaba intimamente. Intento en varias ocasiones hablar con ella, que era lo que estaba sucediendo? Tanto fue su distanciamiento que inevitablemente sucedio lo que habian pactado evitar a toda costa, la infidelidad. Buscaban lo que les hacia falta en su matrimonio, ninguno podia decir con certeza que faltaba. Se perdonaron sus indiscreciones, que mas podian hacer. Se amaban, no lo podian negar. Un año despues surgio de nuevo la rutina asomando su terrible cabeza como una serpiente cuando acecha su presa. Intentaron fantasear al momento de hacer el amor, con esto sus caricias se volvian mas ardientes, los orgasmos mas intensos, pero solo era un remedio momentaneo.
Un fin de semana se disponiamos a salir a bailar, el la observaba mientras ella se vestia, tan bella, tan sensual, hoy llevaria un vestido negro, entallado con un escote en la espalda que le llegaba a la gloria. Cada uno de sus movimientos lo volvia loco, deseaba tomarla entre sus fuertes y musculoso brazos. Que daria por poder recorrer su lindo cuerpo con sus manos, por sentir la suavidad de su sexo en su boca, estar dentro de ella en este preciso momento seria como alcanzar la gloria. Solo estaba soñando; se dispusieron a salir, a lo largo del camino no hablaron una sola palabra, de pronto ella le comento que habia algo que podrian intentar para salvar su matrimonio; propuso un trio, era una de sus fantasias. Alberto algo incomodo, pero excitado se dispuso a escucharla, hablaron sobre los pro y los contra que esto implicaria. Decidieron que ese seria el dia en que harian realidad sus fantasias. Encontraron a un sitio donde pudieron exponer sus deseos abiertamente. Alberto fue el que escojio a la chica, Cassandra. una joven muy bella, con unos ojos negros, expresivos, labios rojos, cabello castaño, verla era como invitacion al placer. Llegaron al hotel, a pesar de estar nerviosos por la situacion que se desarrollaba, platicaron animadamente. Alberto continuaba sentado en un sillon, Azul y Cassandra estaban sentadas al borde de la cama, Cassandra.se acerco a Azul y lentamente le acaricio el cabello, el leve roce de sus labios la estremecio, un leve cosquilleo recorrio su cuerpo, se dejo seducir. Sus labios florearon buscandose en besos colmandose de ellos, mientras le acariciaba los voluptuosos pechos a Azul. El permanecia sentado en el sillon, contemplando la sensual escena que se desarollaba ante sus ojos. Observo como Azul, ahora desnuda se recostaba en la cama mientras Cassandra le besaba el cuello, tomaba sus pezones erectos entre sus labios, primero uno despues el otro, arrancandole dulce suspiros, deslizo su mano a la entrepierna, asi sintiendo la humeda de Azul. Llevandose sus dedos a la boca, probo ese jugo delicioso que emanaba de su monte, que la invitaba a perderse. Azul esperaba ansiosa, pedia ser poseida por esa boca deliciosa, esa lengua humeda y calida que disfrutaba de su aroma de mujer, como quien disfruta del olor a azares en una noche de otoño. Besaba sus muslos, la entrepierna, toda, sin dejar de acariciarla. Aumentando asi la pasion de Azul, finalmente tocaba el ansiado fruto que tenia a su completa disposicion. Pasaba su lengua lentamente por los lados, probando hasta el mas intimo rincon de esta bella mujer que ahora se le entregaba sin reservas, Azul comenzo a mover sus caderas al compas de las delicadas y excitantes caricias orales. Acariciaba el hermoso cabello castaño de Cassandra que habia encontrado la fuente de placer entre sus piernas blancas y suaves. Volteo a ver a Alberto; que hasta ahora solo habia estado observando como se enlazaban sus cuerpos, parecian un par de diosas sensuales, con sus mejillas sonrojadas por el calor de la pasion, veia como Cassandra disfrutaba de su esposa. Con solo una mirada el entendio que era el momento de hacerse participe en esta escena llena de sensual eroticismo. Acercandose a Azul le dio un beso largo y profundo, justo en el momento en que la pasion invadia sus sentidos, mordio los labios de Alberto, apretaba con sus piernas, mientras su cuerpo se convulsionaba con el infinito placer que sentia, le parecio interminable el orgasmo, algo que jamas habia sentido. Alberto la satisfacia completamente, pero esto era distinto, algo sutil y suave pero arrebatador. Despues de la tempestad llego la calma. Azul lo tomo en sus manos, acariciaba su miembro que recibia con ansias las caricias de su amada. Seguia de pie al borde de la cama mientras ambas mujeres probaban su masculinidad, ese nectar con sabor a guayaba madura que se habia venido acumulando a lo largo de la noche. Veia como entrelazaban sus lenguas, era una escena impactante, la cual solo habia sido parte de sus sueños. Cassandra lo tomo completamente en su boca, mientras Azul jugueteaba con sus pechos, que cubria a besos, bajando su mano encontro la fuente divina, le acaricio suavemente el clitoris arrancandole suaves gemidos a Cassandra que se encontraba llena de Alberto, quien sentia un fuego interior inmenso correr por sus venas amenazando con explotar en cualquier momento.Siguio acariciandola suavemente, podia ver como se movian esos lindos pechos al compas de su agitada respiracion, metio primero uno, despues dos dedos; con movimientos circulares que lograban su objetivo. Su cuerpo se estremecio, parecia un volcan en erupcion, gemia, gritaba de placer, por un momento solto a Alberto, mientras su delicioso cuerpo se deleitaba con los espasmos de ese gran orgasmo que las manos de una mujer le habian hecho sentir. Alberto ya no pudo mas, exploto toda su ansiedad en un gran orgasmo, llenando a Cassandra con su rica miel, la que Azul ahora saboreaba sobre los senos y en los labios de su hermosa complice. Quedaron exhaustos, ebrios de pasion, felices de sentir las huellas del sexo en sus cuerpos. Poco a poco sus respiraciones volvieron a la normalidad. Bebieron una copa, platicaron un poco. Alberto propuso meterse al jacuzzi para relajarse, ahi el se coloco en medio, el calor del agua logro aumentar el ardiente deseo que aun invadia sus cuerpos. Bajo sus manos al sexo de ambas, movian sus caderas al ritmo de vals, el calor iba en aumento, iban descubriendo de nuevo el lago del placer, ahi en el agua eran como dos sirenas en alta mar. Bañaron sus cuerpos de besos, el siguia haciendolas gozar, llevandolas al cielo con sus manos, asi llegando a un climax explosivo. Alberto estaba que no podia mas, tomandolo de la mano, salieron rumbo a la cama, donde se acosto. Mientras Azul le besaba, Cassandra tomo un cubito de hielo, empezo por su cuello, lo deslizaba por su musculoso pecho, el agua que dejaba como huella lo recojia con su lengua al mismo tiempo que le daba pequeños mordiscos. Siguio hacia abajo, tomo un pedazo de hielo en su boca para despues tomarlo entre sus labios. Le acaricio de arriba a abajo, por todos lados, poquito a poco, lentamente, prolongando el extasis sexual, era una sensacion que el jamas habia sentido, lo frio del invierno mezclado con el viento que como lumbre soplaba por su piel. Cuando sintio que ya no podia mas, Azul se coloco sobre el, se perdio completamente dentro de ella. La habitacion se lleno con el aroma a sexo; el perfume de rosas en primavera, atrayendo asi mas caricias. Cassandra se acerco a la cara de Alberto, quien abriendo sus labios se coloco dentro de ella, la bebio como agua en el desierto. Solo sus gemidos incontrolables, llenos de lujuria se escuchaban acompañados de gritos de placer. Alberto exploto dentro de Azul, mientras el seguia bebiendo de ese nectar sabor a miel y vino. Asi formaron un dulce remolino de pasion indescriptible que les invadio los sentidos, los hizo estallar en multiples y grandiosos orgasmos, nadaron en las profundas aguas del placer. Poco a poco sus cuerpos dejaron de estremecerce, los gritos cesaron. Con sus cuerpos entrelazados, se sintieron refrescados por un lago de serenidad. Esa noche se besaron hasta el alma, se amaron hasta el alba. Cuando amanecio comprendieron que iban a estar juntos siempre.
Datos del Relato
  • Autor: Rosa
  • Código: 12893
  • Fecha: 13-01-2005
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5.63
  • Votos: 30
  • Envios: 3
  • Lecturas: 2816
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Juan
invitado-Juan 24-02-2005 00:00:00

me recomendaron la pagina, y me he convertido un avido lector. Rosa me gustan mucho tus cuentos no importan si son reales o fantasias, pero este en especial se parece a algo que me sucedio. Disfrute el cuento, es como si lo viviera de nuevo, un aplauso, mi rosita, sigue escribiendo que te seguire leyendo.

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