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LA FIRMA

"La firma de unos documentos urgentes me lleva a casa de un cliente donde me atiende su mujer... no solo firmo los documentos"

 

Me llamo Carlos y actualmente tengo 35 años, mido uno con setenta, hago deporte esporádicamente, lo suficiente para no oxidarme, tengo un punto canalla que me da un valor añadido con las mujeres. Tengo una empresa en la que trabajo solo, con la ayuda eventual de un par de colaboradores. básicamente realizó trabajos para clientes que quieren evitarse engorrosas negociaciones y papeleos, a cambio de un generoso porcentaje, es decir que para nada tengo apuros económicos y de tarde en tarde me doy un capricho de esos que parten el riñón. En cuestión de mujeres no tengo pareja estable, y mis preferencias son las casadas o comprometidas.

   Esto aconteció cuatro meses atrás, más o menos, llevaba tres semanas gestionando unas negociaciones para un cliente, el jueves a última hora de la tarde el acuerdo se cerró con éxito. No solo logre lo que mi cliente exigía, sino que lo mejore sustancialmente, el tiempo apremiaba ya que la documentación firmada por mi cliente había que presentarla si o si al día siguiente viernes. Le llame por teléfono para comunicarle la buena nueva y quedar con él esa misma noche para su aprobación y firma.

-      Arturo? Soy Carlos.

-      Carlos! ¿Como estas?

-      Bien, oye te llamo para decirte que ya está echó.

-      ¡Si!  ¡Cojonudo! ¿Y qué tal?

-      Muy bien, he mejorado un quince por ciento tus exigencias. ¡En hora buena!

-      ¡Ostia que bien! Sabia que podía confiar en ti… Esto tenemos que celebrarlo.

-      ¡Ya lo creo! Oye, te tengo que ver esta noche para que lo leas y lo firmes…

-      ¡Esta noche! Eso es imposible.

-      ¡No me jodas Arturo! El plazo para entregar la documentación acaba mañana.

-      Estoy en Roma, no vuelvo hasta la semana que viene.

-      Me cago en… a ver como lo solucionamos.

-      Espera… déjame pensar… - una pausa larga. – puede firmar mi mujer?

-      Belén

-      Si, no tengo otra

-      ¿Qué tiene ella que ver con la sociedad?

-      Es socia fundadora al cincuenta por ciento en todos los aspectos.

-      No lo sabía

-      Lo compartimos todo…

-      Si es socia y está autorizada…

-      Su firma vale tanto como la mía.

-      Tendré que verla hoy sin falta…

-      Pásate por casa, ella se hará cargo

-      Vale… son las siete y media, llegare un poco tarde, a las nueve y media o diez.

-      A esa hora fijo que está en casa.

-      Vale, pero avísale que voy, no la vaya a pillar haciendo algo malo… jajajaja

-      Jajajaja… cualquier cosa que este haciendo seguro que no es malo… jajaja

-      ¡Vale! En cuanto reciba la documentación la repaso y lo organizo todo y salgo pitando para allá

-      De acuerdo campeón… te veo pronto. – colgó.

   Conocía a Belén, había coincidido con ella en varias ocasiones y compartido mas de una cena. Una mujer de armas tomar, corpulenta, que no gorda, curvas como una carretera de montaña, todas puestas en su lugar correcto, pecho generoso, rubia de pelo largo ondulado. En alguna ocasión había coqueteado con ella con resultado infructuoso, maestra en el arte de torear a los moscones que intentaban como yo tener un rollo con ella. A sus cincuenta y pocos estaba cañón.

   El ruido de la impresora escupiendo papeles me saco de mis ensoñaciones y me puse a la tarea, lo primero es lo primero, tarde un poco mas de lo que esperaba, salía de la oficina a las diez menos diez, tarde casi cuarenta minutos en llegar a la casa de Arturo y Belén, pulse el botón, sin obtener respuesta, insistí tres veces más, sin resultado, maldiciendo a Arturo me baje del coche y me disponía a llamarle por teléfono cuando la figura de Belén apareció por la esquina trotando, un conjunto de ropa deportiva muy ceñido que no dejaba nada a la imaginación, sus pechos botaban a cada paso que daba, al verme redujo la marcha, tuvo un instante de duda y al reconocerme camino decidida hacia mí.

-      Carlos! ¿Qué haces aquí?

-      ¿No te ha llamado Arturo?

-      No, -dijo cogiendo el móvil que llevaba colgado de un cinturón. - Ah! Tengo tres llamadas perdidas de él y un par de mensajes.

   Le di tiempo a que leyera los mensajes, al terminar me dio dos besos.

-      Perdona no sentí las llamadas…

-      No te preocupes, ahora te pongo al día del motivo de mi visita a estas horas.

   Apareció un chico corriendo por la misma esquina que un minuto antes había doblado Belén, al vernos disminuyo la velocidad y con muchas dudas paso a nuestro lado, su cara de decepción era un poema, Belén sonreía y yo le aguante la mirada. Marcó un numero en su teléfono y la puerta se abrió lentamente.

-      Mete el coche hasta el porche, y ahora hablamos en casa.

-      De acuerdo.

   Subió con paso rápido por el camino y yo con el coche tras ella disfrutaba de sus nalgas moverse bajo sus apretadas mallas iluminadas por los faros. ¡Vaya culo! Pensaba para mis adentros. Me baje del coche y ella me esperaba a las puertas de la imponente casa. Entramos yo tras ella, mientras cruzaba estancias iba encendiendo luces hasta llegar a la cocina.

-      ¿Quieres tomar algo?

-      ¿Tienes cerveza?

   Me dio una botella de cerveza y ella tomo una botella de agua y bebió directamente de ella, la imité con mi cerveza, la puerta de la nevera estaba abierta y al estar de perfil no pude por menos que ver sus pezones apuntar al frente amenazando con romper su short deportivo.

-      ¡Ah! Venía sedienta… - dijo dejando la botella y tomando una pequeña toalla comenzó a secarse el sudor.

-      Correr da sed

-      Y bien, he leído algo de que tengo que firmar.

-      Si, debería firmar Arturo, pero no está disponible

-      Esta en Roma, no viene hasta la semana que viene. Él y sus negocios

-      Vuestros…

-      Si, nuestros, pero de eso se encarga él mayormente.

-      Si quieres te pongo al tanto y…

-      Perdona Carlos… si no te importa me voy a dar una ducha rápida, me cambio y luego mientras cenamos me pones al día.

-      Por supuesto.

-      Encarga tu la cena, ahí tienes varias opciones, aunque yo me decanto por comida china.

-      Pues que sea comida china. ¿Qué te pido?

-      Yo como de todo, lo que quieras para ti, pero para dos.

-      ¿Te lo comes todo? – dije con doble sentido.

-      ¡No seas malo!... Sírvete lo que quieras, no te prives… vuelvo enseguida.

   Desapareció tras la puerta dejándome solo en la cocina, me coloqué la semi erección, esa mujer me ponía… pero tenía que apartar esos pensamientos de mi cabeza. Cogí el teléfono, y tras buscar el numero marque al restaurante chino, pedí dos menús y saqué otra cerveza de la nevera, me fui a un salón pequeño que había cerca de la cocina y saqué los papeles de la carpeta ordenándolos sobre la mesa, los releía de nuevo mientras apuraba la cerveza. Apareció Belén en la puerta y me quedé embobado mirándola, tenía puesta una camisa grande negra abotonada por delante, tres botones sueltos en la parte alta mostraba el nacimiento de un profundo canalillo, y tres botones mas sueltos en la parte de abajo, que se abría al caminar mostrando buena parte del muslo, su pelo largo ondulado caís hasta sus hombros. Caminó contoneándose hasta donde yo estaba sentado sonriendo, y dejándose caer a mi lado en el sofá suspirando.

-      Parece que nunca has visto a una mujer.

-      Pocas como tú.

-      Mentiroso

-      ¡Quién fuera Arturo!

-      Calla y vamos a la tarea

-      Eso. Primero los negocios y luego…

-      Luego cenamos …

   Le puse al día del encargo de Arturo y su propósito y adornándolo un poco el final de la negociación con el final exitoso. Le di números y datos y ella atendía muy concentrada, ojeando los documentos que le daba. Hizo pocas preguntas, pero todas ellas muy acertadas. Comprendí que ella estaba al tanto de los negocios de Arturo y en la sombra le ayudaba a tomar decisiones. Hubo una interrupción cuando llego el mensajero con la comida. Continuamos desgranado las cuentas mientras cenábamos.

-      … y ahora solo falta tu firma y entregarlo mañana en el ministerio.

-      Eres bueno… muy bueno.

-      Solo trato de satisfacer a mis clientes

-      Ven. Vamos al despacho a firmar

   La seguí hasta el despacho y tras entrar me ofreció sentarme en el sillón de Arturo.

-      Ese es el sitio de Arturo

-      Ahora no está, no creo que le importe.

-      Esta noche ocupo yo su puesto. – otra vez doble intención.

-      A ver si estas a la altura… - sonrisa maliciosa.

   Dispuse los papeles para que firmara y le señalaba donde debía hacerlo, al estar ella inclinada delante de mí, su camisa se ahuecaba dejando ver una buena porción de sus pechos y el canalillo, no llevaba sujetador. Cuando echó la ultima rubrica, recogí los papeles y los metí en la carpeta, ella se sentó doblando una pierna en el escritorio dejando su muslo descubierto, me levanté rodeando la mesa, dije.

-      Hora de celebrarlo,

-      Si. – su mirada chispeaba

-      ¿Tomamos una copa?

-      No bebo alcohol

-      ¿Y cómo lo vamos a celebrar?

Estaba a menos de un metro de ella, estiró el brazo y con el dedo a modo de gancho metido por dentro del pantalón tiro de mi. Sin pensarlo me lance a sus brazos devorando su boca literalmente, en cuestión de segundos ella participaba activamente en ese beso de película. Como atraídas por un imán mis manos se pegaron a sus pechos por encima de la camisa, la ausencia de sujetador me permitió comprobar su turgencia, agradablemente blandas, fue un minuto de magreo, sus manos en mi pecho forzaron que nuestras bocas se separaran.

-      ¡Calma! ¡Calma! – susurraba con voz cálida

-      ¿Demasiado ímpetu?

-      Nunca es demasiado… - dijo sonriendo. – vamos a hacerlo bien, vamos a un sitio más cómodo.

   Se puso de pie y agarrada de mi brazo me llevo hasta su dormitorio. Una habitación amplia presidida por una gran cama cuadrada. Una vez dentro volvimos a besarnos, hábilmente me quito la corbata y abría la camisa botón a botón, mis manos se paseaban por sus nalgas reconociendo el terreno. Una vez que mi camisa cayó al suelo, sus uñas recorrieron mi torso descendiendo hasta mi cintura, pisándome los talones me quite los zapatos. A la vez que mis pantalones caían al suelo, procedí a desabrochar su camisa que tardó pocos segundos en estar junto a mis pantalones. Interrumpimos el beso y con un gesto sensual se sentó en la cama, mientras me quitaba dando salto tos los calcetines, la admiraba, estaba totalmente desnuda, se echó atrás su ondulado cabello rubio, mordiéndose el labio inferior, sus pechos grandes, ligeramente caídos estaban coronados por dos grandes pezones, ligeramente altos y desviados hacia los costados, su vientre mostraba dos michelines y sus piernas con las rodillas juntas enmarcaban un pubis rasurado. Me quité los calzoncillos y me expuse totalmente desnudó delante de ella concierto aire de orgullo al exhibir mi pene totalmente erecto en paralelo al suelo, apuntándola. ¡Su boca se abrió con admiración y sus ojos clavados en mi sexo, acercando la mano exclamó!

-      ¡Madre mía!

-      Toda para ti…

   Y poniendo la mano en su cabeza la invité a acercarse, se resistió, aunque su mano recorría toda mi carne, di un paso al frente y sus labios se posaron en la punta, mientras me masturbaba a dos manos su lengua recorría el frenillo y mi prepucio, ante la presión de mi mano en su cabeza abrió la boca  y de una tacada se la introdujo casi entera, mis ojos casi se me salían de las órbitas, la mamada que me estaba regalando era de matrícula de honor, toda mi virilidad entraba y salía de su boca al tiempo que me masacraba las peloteas, a los pocos minutos y muy a mi pesar tuve que apartarme de su boca, pues corría el peligro de acabar demasiado pronto. Me miro como una niña a la que acaban de quitar un caramelo. Su expresión cambió cuando me arrodillé a sus pies y la insté a abrir la piernas, ahora el impresionado era yo, su sexo era grande, los labios rosados sobresalían invitadores, de entre sus pliegues rezumaba un líquido ligeramente espeso, se asemejaba a una fruta abierta y estaba pidiendo a gritos ser devorada. Tire ligeramente de ella para acercar su culo al borde de la cama, y me amorre a esos labios carnosos, saboreando sus jugos, con mis dedos abría los labios y mi lengua recorría los pliegues interiores…

   Sonó un teléfono, y levante la cabeza para mirar a Belén, ella miraba la pantalla, simplemente dijo.

-      Arturo.

-      ¡No! – negaba con énfasis con la cabeza.

   Contestó a la llamada mientras con la mano me pedía calma, yo vocalizaba un NO gritado sin emitir sonido, y Belén en un gesto osado, tirándome del pelo me hundió la cara en su entrepierna.

-      Arti! Hola amor … si, … no, estaba corriendo y no escuché la llamada … si, estaba en la puerta … claro que ha cenado en casa … si … Mmmm … si, aún está aquí … no, no puede hablar ahora … si, … Artí! … no, calla … ahora no Arti! … no!, no puede … por que me esta comiendo el bollo … (aquí debo decir que a pesar de que me sujetaba la cabeza entre sus piernas, la levante y la miré con los ojos como platos, mi nariz goteaba sus flujos vaginales) ay Arti, que cosas tienes … no, no pongo el altavoz … que no …

   Y puso el altavoz y escuché la voz de Arturo alto y claro.

-      Carlos métele el dedo en el culo que la vuelve loca

-      ARTI! … cuelgo

   Yo la miraba atónito pidiendo explicaciones, y ella con una sonrisa de niña mala solo dijo…

-      Tú sigue que luego te cuento…

   Y agarrándome del pelo metió mi cabeza entre sus piernas, tarde unos segundos en reaccionar y me apliqué en torturar su clítoris, cuando escuché sus jadeos le metí no uno, si no dos dedos en el culo de golpe. Maldita sea la hora en que hice eso, sus muslos aprisionaron mi cabeza, casi me arranca el pelo de los tirones que daba, con sus caderas empujaba para arriba y… literalmente tenía toda la cara metida en su coño, sin posibilidad de respirar, por un momento pensé que ahí moría, no se como me libre de esa mordaza y caí de espaldas en el suelo dando bocanadas, tratando de llenar mis pulmones de aire.

   Tarde un buen rato en recuperarme, cuando me levanté con dificultad agarrándome al edredón y me asomé a lo alto de la cama, Belén estaba encogida y temblando ligeramente. Mi furia desapareció como también había desaparecido mi erección, me arrastre por la cama hasta ella y haciendo la cucharilla la abracé, me cogió las manos y las apretó contra su pecho. Así estuvimos por largo espacio de tiempo, en silencio, poco a poco tome consciencia de nuestra desnudez, de mi pene pegado a su culo ligeramente frio, ella me acariciaba las manos y los antebrazos, pellizque sus pezones, suavemente, y mi miembro empezó a despertar, me moví ligeramente para ajustar mi pene entre sus cachas, Belén también empezaba a reaccionar, su respiración se aceleraba por momentos, sus pezones se endurecían con la manipulación de mis dedos, la mordía suavemente entre el hombro y el cuello, se quejó levemente al retorcer el pezón, mi sexo totalmente duro recorría notoriamente el canal de su culo, tire ligeramente de su hombro, a fin de que se tumbara boca arriba, se dejó llevar, me tumbe sobre ella entre sus piernas, le besé introduciendo mi lengua en su boca, me moví hasta lograr que mi prepucio se acoplara a la entrada de su cálida y húmeda gruta, ella colaboró facilitándome la búsqueda, metió una mano entre nuestros cuerpo y agarrándomela la colocó en la posición adecuada, con ligeros  movimientos de mi cadera me abrí camino penetrándola cada vez mas profundamente, acompasamos los movimientos, hasta lograr el baile perfecto, sus manos en mi culo me apretaban contra ella, alzaba su pubis para ir a mi encuentro, el ritmo de nuestro baile aumentaba al compas de nuestros jadeos, uno de sus dedos se abrió paso entre mis nalgas y se apretó en la entrada de mi ano.

   Sus exclamaciones me animaban a follarla con mas ímpetu, me mordió el hombro, convulsionándose bajo mi cuerpo, el calor de su sexo subió repentinamente explotando en un orgasmo ahogado, mientras me mordía con fuerza, su dedo entro por mi ano haciéndome gritar, y dando unos fuertes golpes de cadera me corrí dando gritos de éxtasis, sentí que me vaciaba del todo, chorro a chorro. Con los últimos estertores de mi orgasmo, me deje caer sobre Belén, que quedo quieta bajo mí, mi cuerpo abandonado y totalmente relajado se mecía al compas de su fuerte respiración. Cuando nos calmamos un poco nos estuvimos dando besos cortos largo rato. Mi pene al perder rigidez se salió de su nido, goteando los restos de mi semen sobre el edredón.

   Me deje caer a su costado, y ella me abrazo, poniendo su cabeza en mi pecho, con su mano acariciaba mi pecho, tratando de enrollar mis cortos pelos, pellizcaba mi pezón, y cruzando mi vientre acaricio mi flácido pene, que reposaba en mi bajo vientre. Con voz mimosa dijo.

-      Esta derrotado…

-      No te creas. Solo está descansando.

-      ¡No reacciona!... dijo alzándolo y dejándolo caer un par de veces.

-      ¿Te has quedado con ganas?

-      ¡No!... de momento no.

-      ¡La batalla ha sido muy dura eh!

-      ¿Dura? – dijo mientras la sacudía a uno y otro lado.

-      Joder Belén, casi me matas cuando…

-      Lo siento, pero no sé qué has hecho que me has hecho explotar.

-      Coño, lo dijo Arturo…

-      Con ese tengo que hablar yo cuando vuelva…

-      Pues yo contigo… y ahora…

Se incorporó y se sentó a horcajadas encima de mí, su culo sobre mi decaído miembro, y apoyo sus manos en mi pecho, arañándolo suavemente, tomo aire exhibiendo sus pechos orgullosa.

-      ¡A ver! Carlos… Arturo y yo somos muy liberales en esto del sexo… cuando alguien nos gusta y surge la ocasión, no la desaprovechamos…, a veces cada uno por un lado y otras juntos…

-      Quieres decir tríos y…

-      Si, tríos y alguna vez en grupo…

-      ¿Orgias?

-      Si… - dijo asintiendo con la cabeza, - no nos juzgues solo es sexo y disfrutamos, sin engaños…

-      No os juzgo, es vuestra decisión, pero nunca pensé que…

-      A ver Carlos… estas cosas no se van publicando, intentamos ser lo más discretos posible.

-      Si ahora lo entiendo…

-      Tu me has tirado los tejos más de una vez…

-      Pero nunca me diste pie.

-      Y no por falta de ganas… -tiro de mis pezones.

-      Me alegro de que haya pasado…

-      Y yo, pero ahora quiero…

-      ¿Mas?

-      ¡No!... bueno si… pero quiero decir que…

-      ¡Dilo!

-      Me gustaría… no, nos gustaría repetirlo… pero los tres

-      Quieres decir con…

-      Tu… tienes algún reparo…

-      Si es sexo… lo admito casi todo… no soy ningún angelito

-      ¡Ya veo!... dijo moviéndose para frotar su rezumante sexo por mi bajo vientre.

-      Hay que joderse con Arturo, el tesoro que tiene en casa. – dije alzando mis manos y acariciando sus pechos.

Belén suspiro e intensificó los movimientos de sus caderas, mi pene reaccionaba al estimulo visual y al roce, al notarlo la vi como sonreía triunfal, e inclinándose me beso sin dejar de rozarse conmigo, bajo a mi pecho, dando besitos, un lento descenso con paradas estimulantes en mis pezones, su culo se deslizo piernas abajo y sus pechos se restregaban con mi casi erecta verga, la empuje para ponerme encima de ella y puse la polla entre sus grandes tetas, ella se las apretaba para albergar en su canalillo al ahora si revivido pájaro, me folle sus tetas durante largos minutos en una exitosa cubana, abría su boca en forma de O y mi capullo entraba en su boca, mi placer lo anunciaba con mis jadeos y exclamaciones, anuncie mi próxima erupción y Belén empujándome de  las nalgas me insto a incorporarme metiéndole casi todo mi miembro en la boca. Aceleré mi follada y entre gritos me corrí en su boca con abundancia, las dos primeras descargas se la tragó, pero las siguientes cayeron en su cara, cuando mi pene dejó de escupir se lo volvió a meter en la boca y se esmeró en limpiarlo mientras perdía consistencia. Cuando hubo terminado me tumbe encima de ella y con mi lengua limpie su cara de los restos de mi semen, y lo compartía besándonos en la boca. Me deslicé a su costado y abrazados por brazos y piernas nos quedamos dormidos en pocos minutos.

Datos del Relato
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