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Categoría: Maduras

La amiga de mi madre

En esa época toda la familia estaba reunida o sea, aun vivía mi padre con nosotros, en fin éramos una familia casi feliz, marcada por la falta de dinero, ya que mi padre era militar y en esa época les pagaban una miseria, por lo que, mi madre se dedicaba a la costura para ayudar al gasto, ella efectuaba pequeños arreglos de ropa y trabajos de costura por encargo, mientras yo le servía como mandadero.



 



 



En esa época, la pornografía o las revistas de viejas encueradas, no se encontraban a la vista, como lo es ahora, a lo sumo, se podían ver las siguientes revistas “Caballero”, que por cierto, en esta revista vi a Columba Domínguez desnuda y la revista “El”, en sus páginas aparecían artistas de esa época, en traje de baño. Para no hacérselas muy largas, no sé, como cayo en mis manos una pequeña novela, (que por cierto todavía conservo) que se titulaba “El Libertino Invisible”, esta novela trata de un tipo muy persinado, que con ayuda del diablo se hacía invisible, para poder entrar en las viviendas de las personas, que él creía que eran puras y castas, leer este libro me ponía bien cachondo, porque me echaba a andar la imaginación y hacia que me consolara con mi propia mano.



 



 



Aquella tarde estaba aburrido en casa, había terminado de estudiar y estaba dándole una repasada a la novelita de marras, lo que me puso a mil, fue entonces, que la voz imperiosa de mi madre, me volvió a la realidad, guarde mi novela en el bolsillo del pantalón, mi madre me mandó a que fuese a entregar una falda que le había arreglado a una amiga suya. En esa época, como vivíamos en una vecindad, me encantaba espiar a las mujeres maduritas que vivían en ella y tener todo tipo de fantasías.



 



 



Mi madre me dio la falda en una bolsa y me dijo, que Teresita, así se llamaba la amiga de mi mama (Teresita tenía en el mercado, un puesto de ropa y por eso no era raro que fuera su amiga y su clienta), después de entregar la ropa, ella me debería de dar el dinero de la arreglada. Llegue a su puesto y la encargada me dijo que no se encontraba, que seguramente, ella se encontraría en su casa. Como yo sabía la dirección, me encamine hacia su casa, llegue y toque la puerta.



 



 



Me abrió la puerta esta señora, que era uno objeto de mis fantasías, tenía como 35 años, tenía un cuerpo delicioso, lo que me gustaba de ella, era el par de tetas que se cargaba, eran grandes y frondosas, además de tener una nalgas, bastante paraditas, esta mujer era un cromo. Era casada y tenía dos hijos pequeños, los cuales casi siempre estaban en la guardería, ella siempre estaba sola, ya que su marido era camionero y casi nunca estaba en su casa, por eso ella tenía ese localito de ropa en el mercado del barrio, yo creo, que lo usaba para, además, de ganar dinero, entretenerse.



 



 



Cuando abrió la puerta de su vivienda, me dijo ¡Hola cielo, qué guapo estás! sólo oír esto me ponía bien caliente, yo le conteste, ¡Hola señora, le traigo la falda que le arregló mi madre! Me invito a pasar, como vio que titubeaba (su marido era bien cabron y yo le tenía miedo), me dijo, estoy sola, estaba terminando de hacer unas cosas.



 



 



Ella me miro y me dijo, déjame probármela y se metió en su recamara, mientras lo hacía, yo me senté en un sillón cercano y eche mano de mi novela, mientras la leía, se me empezó a parar la verga, formándose un bulto en mi entrepierna. Ella salió de la recamara con la falda puesta, yo nervioso, apenas tuve tiempo para ocultar mi novela, se me quedo viendo fijamente un tanto intrigada por mi nerviosismo, ella dándose una vuelta, me pregunto, que como se le veía la falda, yo le dije, que le quedaba muy bien y que estaba tan guapa como siempre, ella al oír esto, me ofreció un refresco, el cual acepté gustosamente.



 



 



Mientras me lo servía, me dijo, que estaba a punto de bañarse, me indico, que me tomase tranquilamente el refresco mientras lo hacía, cuando ella se metió a bañar, después de un ratito, sin hacer ruido, la seguí y me acerque al baño. Ella, no sé, si a propósito o descuidadamente, dejó la puerta entreabierta y cuál fue mi sorpresa al verla toda desnuda, enjabonarse sus pechos bien dotados y para nada caídos, ella empezó a pasar muy lentamente la esponja por el área de su conchita y a sobarse sus senos con una mano, mientras que con la otra, ya libre de la esponjita, se tocaba su vagina y se introducía los dedos, abriendo un poco las piernas, para poder meterlos más profundamente.



 



 



Al ver lo que estaba haciendo, no pude evitar sacar mi verga, que para entonces ya estaba bien parada y trate de hacerme justicia con mi propia mano, no llegue a terminar, porque cuando estuve a punto de hacerlo, ella salió del baño, apenas tuve tiempo de volverme a sentar en el sillón y fingir que estaba leyendo, tardo un rato en salir, cuando lo hizo no me di cuenta, porque estaba entretenido con mi lectura, cuando note que estaba ahí, no me dio tiempo de esconder mi novela y obviamente, tampoco pude ocultar el bulto que se me hacía en los pantalones por mi erección.



 



 



Ella llena de curiosidad se me acerco y me quito la tan mentada novela, al mismo tiempo que me decía déjame ver que estás leyendo, al darse cuenta, me dijo con una sonrisa, ¡ha pillín que cosas estás viendo!, ella para entonces, solo traía puesta una bata larga, que apenas podía tapar ese par de tetas grandes y ricas que poseía, debajo de la bata se notaba que solo traía unas pantis negras.



 



 



Dándose cuenta de mi turbación, ella me dijo que me calmase, que era natural que un chico de mi edad anduviera con esas cosas, también se dio cuenta del bulto que se me hacía en el pantalón, al verlo exclamo, ¡mira lo que tenemos aquí!, me miro con unos ojos, en los que no podían contener la emoción de verme así, me dijo riendo ¡ya eres todo un hombrecito!, acto seguido, dio varias vueltas en la habitación, se detuvo y me pregunto, desde cuando estaba leyendo esa novela, yo le dije que ya tenía rato de hacerlo, ella me pregunto ¿Y te excitas así como estas ahorita?, yo le conteste que si, llena de curiosidad, me pregunto ¿Y qué haces para bajarte la excitación?, yo le conteste, que cuando ya no me aguantaba más, me masturbaba en honor de cualquier vieja que yo conocía, ella se quedo pensando.



 



 



Teresita se fue para la cocina y regreso con varias cervezas, que sin más, se las empezó a tomar (se notaba, que era adicta a la cerveza), al poco rato, puso música y empezó a bailar, pude ver, como a través de la tela de la bata, se le marcaban unos pezones erectos por la fricción de la tela, yo podía ver de reojo su teta izquierda libre del sujetador, que se asomaba de vez en cuando por la abertura superior de la bata, la verdad es que sus tetas aguantaban bien sin sujetador.



 



Al verla así, lleno de excitación, acordándome de lo que había leído en mi novela, la empecé a chulear, le dije que era muy bonita, que tenía un cuerpo hermoso y que se conservaba muy bien, al oír esto, me dijo ¿Pero qué dices? si estoy muy fea, no la deje seguir, le dije, que su marido tenía mucha suerte al tenerla a ella, ella me contesto, pasando sus manos sobre su cuerpo, si, pero el muy imbécil no me aprovecha, agrego ¡ya ves, nunca está conmigo!.



 



 



Como la música seguía, ella me saco a bailar y digo a bailar, era un decir, porque yo nunca lo había hecho, ella me abrazo e hizo yo lo hiciera también, el sentir su cuerpo duro y hermoso y oler el perfume suave que emanaba de su ser, me excito mas y mas, el estar tan pegado a ella, mi cara, estaba en medio de sus dos tetotas, eso me dio la oportunidad de sobarlas con mi cara y darle unos pequeños besos a esa carne excitante que tenia ante mí.



 



 



El estar tan cerca de ella, me dio la oportunidad también de tocarle sus nalgas, por lo que, empecé a bajar lentamente la mano y masajearlas disimuladamente, me soltó del abrazo y se dio la vuelta, yo no pude evitar restregar disimuladamente, el bulto de mi verga erecta en sus nalgas a través de su bata, yo pensé que se iba a enojar, pero vi, que ella empinaba un poco más las nalgas en señal de aprobación, así que lo estuve haciendo por un buen rato.



 



.



Para entonces, ella ya estaba algo bebida o aparentaba estarlo, no había tomado más que 6 cervezas, se ve, que se le subieron enseguida. Ella me volvió a abrazar al compas de la música, por lo que, aprovechando la ocasión, le empecé a meter mano y tocar sus preciosas nalgas a través de sus pantis negras, al sentir mis manos, ella me abrazo mas y me empezó besar el cuello, la cara y la boca como desesperada, al tiempo que me decía, te voy a llevar a mi cama, porque te voy a comer todito, al oír esto, me excito y me dio miedo a lo desconocido.



 



 



Digo miedo a los desconocido, porque yo nunca lo había hecho, salvo las chaquetitas que me hacía en honor de cualquier vieja y lo que sabía sobre el sexo, era lo que nos contábamos entre los cuates, que casi siempre eran mentiras y lo que leía en mi novelita cachonda



 



 



Así que me agarro de la mano y me condujo a su recamara, al entrar en ella, ella se paro frente a mí y muy lentamente se quito la bata, quedando casi completamente desnuda, dejando al descubierto unas maravillosas tetas, no muy grandes pero estaban muy bien formaditas, como decían los cuates, estaban como para acabarme de criar, vistiendo solo sus pantis negras, las cuales se quito rápidamente, dejándome ver su conchita peloncita (en ese momento le agarre el gusto por las conchitas peloncitas).



 



 



Ella se acostó en la cama y con una mano me indico que me acercara, diciéndome, desnúdate papi y ven con tu mami, que te voy a enseñar muchas cositas, yo tardo, ni perezoso me desnude y me subí a la cama junto a ella, temblando, no sé si de miedo o por la emoción, como ella se dio cuenta de mi turbación, ella me dijo, que no me preocupara, que solo la dejara hacer, ella se me subió encima y empezó a deslizar su lengua desde mi cuello hacia la punta de mis pies, deteniéndose un buen rato en mi pequeña verguita (digo verguita, porque no se puede comparar con la que tengo hoy), la cual se engullo de una sola vez, la chupo, la mordió y la mamo como una verdadera experta, recuerdo que yo me revolcaba como gusano en comal caliente, por el placer que me daba su boca, se notaba que sabia mamar la condenada.



 



 



Paro la mamada, cuando intuyo que yo estaba a punto de venirme, se recostó en la cama y me indico que la empezara a besar, comenzando con sus tetas, yo trate de hacerlo como había leído en la novela, pero por la torpeza de la edad, no lo podía hacer bien, por lo que ella, como buena maestra me dirigió y me dijo como hacerlo, me indico que le mamara los pezones uno a uno, mientras le sobara las tetas con una mano, que se los mordiera suavemente y que me los metiera en la boca, como si fuera un bebe que estuviera mamando, así estuve por un buen rato.



 



 



Después me indico, que me bajara a su entre pierna, al tiempo que abría las piernas, dejándome ver su conchita delicadamente rasurada, yo nunca había visto una cosita así, según yo, le empecé a mamar su rajita, al tiempo que ella me decía como hacerlo, su conchita ya estaba mojada por sus jugos y estaba claro que estaba muy excitada, con la ayuda de ella, recorrí todos los pliegues de su vagina con mi lengua, mientras notaba su calor y sus palpitaciones.



 



 



Ella me dijo que parara con la mamada, me dijo que me le subiera al revés y comenzamos hacer un 69 alucinante que me transportó al séptimo cielo, ella me mamaba la verga como becerrita de un año, debido que ya eran varias horas de andar caliente, me vine en su boca y en sus tetas, me quede sobre ella un buen rato, mientras ella con su boca me limpiaba sabiamente mi verga, después ella me hizo a un lado y se levanto para ir al baño y para quitarse todo el rastro de semen que le quedaba en las tetas y en su boca.



 



 



Después ella se acostó a mi lado y en seguida, con su boca, me volvió a poner a tono, cuando vio que la tenia de nuevo erecta, ella me dijo, ¡ahora si mi amor, vas a sentir lo que es una buena vagina de mujer!, ella se recostó sobre la cama y con su mano me dijo que me subiera sobre ella, con su dirección, me empecé a acomodar sobre ella, ella abrió mas las piernas, dejándome ver la rica abertura de su vagina, ella tomo mi verga y la enfilo hacia esa rica entrada y de un movimiento de cadera se la metió todita, yo me empecé a mover como los perritos, ella me dijo, que me calmara, que lo hiciera lenta y muy suavemente, me la estuve cogiendo por un buen rato (más bien ella me estaba cogiendo), hasta que nuevamente me vine dentro de ella.



 



 



La verdad terminé exhausto, y lo peor fue la hora de dar explicaciones a mi madre cuando aparecí sin el dinero del trabajo, por lo que paso, se me olvido pedirle a Teresita el dinero de la falda, por lo que me gane una buena regañada de mi madre, al día siguiente pase por el dinero, ese día me volvió a coger esa señora, nuestra relación solo duro una año, cuando ella se fue, la verdad llore mucho su ausencia, ella me marco para toda la vida.



 



 



Ahora que la recuerdo, le doy las gracias, porque ella me enseño todo lo que se, hablando militarmente, ella me dio el Curso Básico del Sexo, porque durante todo ese año, como buena maestra, me enseño, posiciones, técnicas y sobre todo, me dejo practicarlas con ella, podrán decir que abuso de mi, pero sin duda, valió mucho la pena. Saludos


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 2
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