Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Maduras

La abuela tetona

Cuando me separé de mi mujer, para poder  ver más a mi hijita, quedé de acuerdo con mi Ex,  de ser yo el que la iría todos los días  a buscarla al colegio, así aprovechaba ese rato para estar con ella. Era una rutina de todos los días, esperaba afuera del colegio, la recogía y la llevaba a la casa de mi suegra.



 



                               Pero mientras lo hacía  y aprovechando mi soltería, aprovechaba de recrear  la vista con todas las féminas que asistían a esa hora al colegio. Madres, hermanas, tías, las que manejaban los furgones escolares, las profesoras, las  auxiliares del colegio , incluso hasta  las abuelas que asistían a buscar a sus nietas, eran analizadas y victimas de mis morbosos pensamientos . Justamente una de estas mujeres fue la que me llamó en especial la atención.  Se notaba que era la abuela de la niña, ya que pasaba  los 60 años cálculo yo.



 



                                Para muchos quizás no era una mujer interesante, baja de estatura,  algo rellenita,  pelo rubio teñido, agraciada de rostro, usaba unos lentes ópticos grandes,  de culo ,,, mmm bien culona , pero no muy formado ( cantidad , no calidad ) ,  pero con unas tetas espectaculares, realmente enormes,  que fueron lo que me hizo fijarme en ella de inmediato.



 



                               No era muy asidua a mostrarlas en escotes o cosas así, pero se notaba  sin problema el gran volumen de sus pechos,  incluso usando chalecos o ropa anchas o de invierno.  Me gustaba admirar esas grandes tetas todos los días,  destacándose de todas la tetas que llegaban a esa hora,  imaginándome tenerlas en mi boca o metiendo mi cabeza entre ellas, dedicándole unas buenas miradas todos los días.  Aparte que las mujeres mayores siempre me han atraído y con el tiempo he descubierto la fogosidad que ocultan este tipo de mujeres.



 



                               Pasó el tiempo,  y mis miradas causaron un efecto en la veterana. Comenzó primero a sonreírme a la distancia, luego a saludarme, hasta que un día de forma casual, mientras esperábamos el toque del timbre, entablamos una pequeña conversación de cosas intrascendentes, que luego se repitió otro día y luego otro.



 



                               De a poco fui logrando un gran avance  con ella,  ya me saludaba con un beso en la mejilla,  conversamos de nuestras vidas. Por mi parte le dije que era separado,  38 años,  de mi trabajo etc.  Por su parte, supe que era casada, dueña de casa, que su única ocupación era retirar a su nieta todos los días y que día por medio se la llevaba a su casa y los otros la pasaba a dejar al trabajo de su hija.  Pero dentro de todas esas conversaciones,  se formo un coqueteo de ambas partes. Se notaba el interés de la veterana hacia mí y  mientras yo conversaba con ella, mi vista se iba una y otra vez a sus enormes tetas que de seguro no pasaron desapercibida.



 



                               Cuando abrían las puertas del colegio, entrabamos todos amontonados al patio y cada vez que ella se ponía adelante, aprovechando el tumulto de gente, le apegaba la verga a su culo y me restregaba disimuladamente con ella.  Acá me di cuenta que la veterana quería guerra conmigo, ya que al caminar en este tumulto de gente,  caminaba despacio, o se quedaba quieta ,  esperando mi roce, a veces mirando hacia atrás y sonriendo . Cada vez fue más notorio, más evidente el coqueteo mutuo, solo que no teníamos el tiempo ni modo de concretar algo más.



 



                               Pero hay un refrán que dice, el que la sigue, la consigue y fue así que una tarde, en que había un acto en el colegio, asistimos todos los familiares a ver como actuaban nuestros hijos. El colegio estaba lleno de gente, entre ellos, mi ex y mi suegra, con las que casi no intercambiaba palabras.  En medio del patio me encontré con la abuelita que venía a ver a su nieta y nos saludamos. Ese día usaba un vestido con algo de  escote, no mucho, pero bastante  sugerente, que de inmediato me llamó la atención. Conversamos un poco y le deje entre ver que yo solo asistía para que mi hija me viera, cumpliendo mi rolde padre responsable, pero que era la madre la que se la llevaría, quedando desocupado a ver si se daba alguna oportunidad.  De  la misma forma, ella me dijo que venía hacer lo mismo, que vería actuar a su nieta, pero que no se quedaría hasta el final, que aprovecharía de darse una vuelta por el centro para distraerse, ya que nunca salía.



 



                               Era mi momento esperado, luego de mucho tiempo, al fin ninguno tenía compromiso posterior y como mi ex se llevaría a mi hija, yo quedaba libre de acción. Le dije que si le parecía, luego de ver a nuestras respectivas niñas, fuéramos a tomar un café por ahí, ya que nunca podíamos terminar de conversar. Me dijo que le parecía una buena idea, ya que estaba aburrida en su casa y necesitaba despejarse.  Vimos la cartilla de presentación, el curso de mi hija salía de las primeras, mientras que su nieta dos presentaciones más atrás.  Quedamos de acuerdo que después que actuara su nieta, nos encontraríamos a la salida del colegio.



 



                               Vi en su rostro un cierto nerviosismo, pero actuando como si fuera lo más normal, me dijo que estaba de acuerdo, ratificando el lugar del encuentro.



 



                               Comenzó el acto, luego del himno nacional, un aburrido discurso, comenzó la función, hasta que salió mi princesa a bailar. Le tome todas las fotos que pude,  me acerque a felicitarla y luego la deje para que se fuera con sus amiguitas. Ya mi trabajo estaba hecho, eran las 19:30 , y estaba comenzando a oscurecer.  Me quede de pie entre la muchedumbre , buscando entre la gente,  a mi futura víctima. La divise a lo lejos y me fijé que ella,  ya me tenía identificado donde estaba. A lo lejos podía ver esas enormes tetas que hace meses me tenían caliente y que si jugaba bien mis cartas, esa noche podrían ser mías.



 



                               Al fin anunciaron al curso de su nieta  sabiendo que mi momento ya llegaría. Luego de una aburrida canción,  el aplauso de todos los asistentes,  con mi vista pegada a mi presa, veo que ella se despide de su hija, que cabe mencionarlo estaba muy buena, comienza a bajar las gradas. En ese momento me salgo del gimnasio y camino hacia la puerta del colegio.  De todas formas me daba algo de cosa que me fueran ver saliendo con la abuela, pero al menos me había asegurado que mi mujer y su madre, se habían quedado sentadas al momento de mi salida.



 



                               Afortunadamente había poca gente a la salida del colegio, cuándo veo salir a la abuela. Se acercó a mí y comentando del acto, criticando el sonido o alabando las vestimentas, caminamos hacia el estacionamiento del colegio, donde estaba estacionado mi vehículo. Galantemente le abrí la puerta y salí lo más rápido posible. Ya en la calle me relajé y le pregunté donde le gustaría ir. Me dijo que a donde yo quisiera, pero que tampoco fuera hasta muy tarde, ya que su marido la esperaba en casa.



 



                               Por la hora, ya cerca de las 9 de la noche, me imagine que mas allá de las 10:30 … 11 no podría llegar, por lo que mis movimientos tenían que ser , si o si, rápidos.  Miraba hacia al lado y la verdad, a pesar de que el vestido sentada le tapaba hasta las rodillas,  la veterana tenía unas muy buenas piernas todavía  y sus tetas a mi lado suplicándome  para que se las chupara.



 



                               Me  metí por una calle muy poco transitada,  detuve el auto sin detener el motor y ella con cara de sorprendida, diciéndole que me perdonara, le puse  una mano en su pierna y me acerque a besarla. Se asustó un poco de mi reacción tan rápida, pero ella sabía a lo que iba y me correspondió el beso.



 



                               Fue un beso tímido, pero ya era un gran avance, se sonrojo , estaba nerviosa. Conduje mi auto hasta una alejada plazoleta que conocía,  estacionándome lo más atrás que pude. En ese solitario paraje nuevamente la bese , esta vez un poco más  largo, ella me besaba,  pero tímidamente. Luego en otro beso,  le lleve mi mano a una de sus tetas y a pesar que me tomo mi mano con la suya, no pudo evitar que se la manoseara unos instantes.



 



                               La corta velada no fue más allá de unos cuantos besos y unos manoseos a sus grandes pechos pero de ahí, nada más. Sin embargo conseguí hacer una cita para el próximo día, un poco más temprano, donde me decía que tendría unas horas más para que saliéramos por ahí. 



 



                               Al otro día la pasé a buscar al lugar y hora señalada, en una alejada calle, donde nadie nos viera. A pesar de su edad, y por su carácter, no estaba lista para ir directo a un motel o a mi casa, por lo que esta vez conduje un poco más lejos , a las afueras de la ciudad, en un camino rural,  donde en medio de un gran campo,  nuevamente me abalancé sobre la veterana. Esta vez los besos fueron más fogosos, iba más preparada. Me dejo de inmediato tocarle sus pechos pero me detenía a cada intento de tratar de sacárselos, su mano iba contra la mía y me detenía. Lo mismo cuando mi mano trataba de meterse por debajo de su vestido, era interceptada por su mano. Sin embargo luego del rato,  de estar magreandole los pechos, poco a poco fui desabrochando su blusa , hasta que conseguí desabrochársela casi por completo, quedando sus imponentes tetas , bajo un brasier enorme de color blanco. Mientras se las besaba, conseguí luego de unos esfuerzo , al fin liberar una de ellas … eran de otro planeta. Una teta enorme , blanca, , muy blanca, con un pezón muy grande, y con una gigante aureola rosada.  De inmediato este fue a parar a mi boca y lo chupé y chupe por largo rato, como queriendo sacar leche de semejante teta. Recién ahí noté algo de excitación por parte de la veterana,  que en todo momento se había mostrado algo fría o nerviosa. 



 



                               Con su enorme teta al aire,  la volví a besar, mientras trataba de meter mi mano bajo su vestido.  No me dejaba tocarla por debajo del vestido, pero de todas formas le toque su sexo por sobre la tela y a pesar que quiso sacarme la mano, no lo consiguió,  comencé a tocarla abajo, causando que mi acompañante reaccionara besándome más fogosamente. No podía ir rápido con esta mujer. Quizás su edad, su forma de ser, iba en contra de sus principios morales y eticos, pero de todas formas estaba avanzando.



 



                               Pero esa tarde tenía que avanzar lo más que pudiera y a pesar de que ella trataba de parar el momento para conversar, yo como un pulpo atacaba por todos lados.  Mientras continuaba deleitándome con su  teta al aire,  le hice colocar mi mano sobre mi verga y de inmediato la retiro. Un nuevo intento y a pesar que la dejó quita sobre esta, no me la tocaba. Era bastante complicada y enrollada con sus límites morales, hasta que hubo un momento en que me anduve molestando. Me volví a mi asiento y ella acomodándose la ropa, y escondiéndose la teta,  me preguntaba si me había enojado.



 



- la verdad si , un poco molesto .. no enojado, pero un poco desilusionado al no gustarte



- ¿por que dices eso? .. claro que me gustas



- no se nota … es decir , somos adultos… no se tu , pero tu me gustas y  buscaba algo más que unos besos



- disculpa .. si lo se …  Pero no te enojes. yo sabía a lo que venía , pero me complica un poco. Hace más de 30 años que el único hombre que me ha tocado, ha sido  mi marido, para mi es muy difícil, no soy una mujer infiel.



- ¿ pero no sientes nada con lo que te hago?



- Uff claro que si .. me gusta mucho … me excita .. pero como te dije , no estoy acostumbrada a eso …



- bueno  .. será



- perdóname .. pero no te enojes …



-  bueno .. no hay problema .. Disculpa si te moleste en alguna forma



- no para nada .. al contrario … ven



 



Nuevamente me abalancé sobre ella , ahora recliné el asiento del acompañante, y la comencé a besar suavemente. Al poco rato le acariciaba el culo y ella se dejaba. Tenía un buen culo, pero eran sus tetas mi principal objetivo , por lo que nuevamente me fui hacia ellas. Sin dejar de besarla, conseguí llegar nuevamente hasta  su brasier blanco sosteniendo sus enormes tetas. Se las bese por sobre la tela, tratando de hacer mis movimientos lo más calmado posible, hasta que llevando mi mano hacia atrás, de un solo y efectivo movimiento, años de experiencia, logre desabrochar esa prenda. Ya con esta suelta, me incorporé un poco y se lo levanté lentamente.  Sus enormes pechos aparecieron al fin en todo su esplendor  ante mis ojos, enormes, divinos, gigantescos,   imponentes. Los admire unos segundos, mientras ella cerraba sus ojos con vergüenza al verse tan expuesta ante este joven desconocido.  Los toque suavemente para posteriormente saciar mis deseos de hace meses, chupándoselos una y otra vez, jugando con ellos, sumergiendo mi cabeza en semejantes pedazos de carne. No me cansaba de chupárselos, era un sueño tener al fin esas enormes tetas en mi boca. Cada uno era mucho mas grande que mis manos, incluso agarrándole una teta con ambas manos sobraba un buen pedazo de teta. Realmente eran increíbles y casi me dedique 100% a degustárselas.



 



Luego me monté sobre ella y me froté contra su cuerpo, haciéndole sentir como me había puesto. Ella se dejaba tocar, y no puso ninguna objeción cuando mis manos se apoderaron de su culo, apretándoselo fuertemente y atrayéndolo hacia mi, ya con mis manos bajo se vestido, tocándole directamente el culo, pero cuando quise sacarle los calzones, nuevamente me detuvo. Fue un pequeño forcejeo de unos minutos, yo la dejaba un rato, luego volvía a actuar, pero ella una y otra vez me lo impedía, hasta que nuevamente me cansé y volví a mi asiento.



 



Con sus enormes tetas al aire, callada, se tapaba la cara, nerviosa. Un angustiante silencio, se guarda las tetas  nuevamente  y  luego de un rato de silencio nuevamente me pide disculpas, pero que se sentía mal de serle infiel a su marido. Que ya ni siquiera podía creer que se había dejado chupar las tetas, pero que lo otro, realmente la colocaba muy nerviosa.



 



Por mi parte estaba enfermo de caliente y lo único que quería era follarmela de una vez por todas. Me tenía molesto esa actitud de mujer fiel, siendo que ya me había dejado chuparle las tetas y que había estado gozando cuando le había frotado la verga.



 



Mirando la hora, ya solo nos quedaba una media hora del tiempo que me había dicho y opte por hacerme el ofendido y decirle que era mejor que nos fuéramos. Se quedó callada, también se anduvo molestando un poco y emprendí la marcha nuevamente a la ciudad. En el camino una tensa conversación



 



-          Lo que pasa es que no me entiendes



-          La verdad , no te entiendo



-          Para mi es muy difícil, no soy así



-          Bueno .. como te dije disculpa si te ofendí, pensé que querías otra cosa



-          Eres un insensible



-          No , te comprendo, pero tu también compréndeme a mí .. ya no tengo 15 años



-          Todos los hombres son iguales



-          Mira , si te ofendí, disculpa , no fue mi intención, solo pensé que tu también querías lo mismo que yo



-          Es que no se trata de eso



-          ¿ y de que se trata?



-          Es que yo soy casada



-          Bueno , disculpa , pero tu sabias a lo que veniamos ¿ o no?



-          Si .. pero no así de facil



-          ¿Y que quieres?



-          Un poco de comprensión nada mas



-          Sabes .. mejor hagamos de cuenta que nada pasó y disculpa si te ofendí



-          Déjame acá en la esquina por favor



 



Sin decir nada más, la dejé en la esquina. Ella se queda mirándome unos segundo y luego se baja. Me voy, mirando por el retrovisor a la veterana y sus enormes pechos que tan ricamente me había comido. Sabía que no sería la última vez que los tendría nuevamente… solo era cosa de tiempo.



 



Al otro día ni siquiera me miró, sin embargo yo sí, admirando esas enormes y deliciosas  tetas que había tenido en mi boca, calentándome con tan solo recordarlas. Pero, siguiéndole su juego de niña chica, tampoco me acerque a ella y solo nos dimos un pequeño vistazo cuando salió con su nieta. Me daba risa su actitud infantil y sabía muy bien que tenía que solo esperar para poder volver a tener a esa abuela tetona en mis garras y esta vez en un lugar más cómodo para poder degustarla por completo.



 



Llegó el fin de semana, no la vi obviamente, pero el lunes a la hora de siempre, al llegar estaba ella, mas arreglada que de costumbre, con un vestido muy ajustado que dejaba ver sus enormes tetas que tanto me gustaban. Me hice el indiferente y al poco rato, ella se acerca a mi lado. Me saluda como si nada hubiese pasado y me dice que necesitaba conversar conmigo, le dije que me dijera lo que me tenía que decir, y disimuladamente, para que los otros padres no se dieran cuenta, me dijo que lo había pensado y que encontraba que había actuado mal. Que en realidad yo tenía razón de haberme enojado y que si yo quería, podríamos salir nuevamente por ahí.  De inmediato cambie mi actitud, diciéndole que me encantaría, que me dijera cuando y donde y que lo que había pasado, quedaría en el olvido.



 



Me dijo que esa tarde no podía, pero que al otro día, nos juntáramos donde mismo la había pasado a recoger, a las 5 de la tarde. Nos despedimos dándonos la mano y al otro día, luego de llevar a mi hija a la casa de su abuela, me fui directo a la oficina, finiquitando rápidamente  algunas cosas, para estar puntual en el lugar indicado.



 



Eran las cinco de la tarde y ya me encontraba en el lugar indicado. No esperé mas allá de 5 minutos, cuando un colectivo se detiene y se baja la abuelita. Venía muy arreglada, con sus enormes y divinas tetas caminando hacia mi auto. Se notaba nerviosa, pero actuó de un modo natural, Se subió a mi auto y de inmediato, sin preguntarle siquiera, me la lleve a un motel a las afueras de la ciudad. Viendo hacia donde enfilábamos, no me dijo nada , pero se notaba nerviosa.



 



Ya en él, le ofrecí un trago, el que rechazo, diciéndome que no podía llegar con olor a trago a su casa. Conversamos de unas cuantas cosas del colegio, mientras estábamos sentados en la cama, yo admirando su generoso escote y esas enormes tetas que me comería en cualquier instante.  Me comentó que le había dicho a su marido que se juntaría con la mamá de otras niñitas del colegio a ver unos disfraces de un acto y que tenía unas cuatro horas para estar fuera de su casa.  Estaba muy nerviosa, mas con el tremendo espejo al lado de la cama, que más nerviosa la colocaba al saber que estaría completamente expuesta en su debut conmigo.



 



Me acerque a ella y la besé. Tenía que hacer todos mis movimientos lentamente para no asustarla, sin embargo sabía muy bien que esa tarde, ya no podría escaparse. Al poco rato ya la tenía tendida a mi lado y mientras la besaba mis manos le acariciaban sus enormes tetas y comenzaban a desabrochar su blusa.



 



Uno a uno fui desabrochando los botones de su blusa, hasta que esta cedió por completo dejando su vientre desnudo y sus enormes tetas cubiertas por un gran brasier, un poco mas sencual , tambien de color blanco con encajes. Me abalancé sobre ellas y se las acaricie lentamente, sintiendo como la veterana disfrutaba de mis caricias.



 



Luego le desabroche el pantalón y bajé el cierre de este. Al poco rato se lo estaba quitando, mientras ella cerraba los ojos con vergüenza al sentirse desnuda ante este desconocido, dejándola en un conjunto de ropa interior blanco que se notaba nuevo, seguramente comprado para esta ocación, admirando sus gruesas piernas, bastante apetecibles.  La bese nuevamente y con mi mano recorrí todo su cuerpo, lentamente acariciando su vientre, pasando a sus piernas y por último llegando a su sexo, acariciándoselo suavemente por sobre la tela, haciéndola estremecer.



 



Me empecé a desnudar, ella estaba muy nerviosa, pero hacía su mejor esfuerzo de mantenerse tranquila con sus ojos cerrados, como con vergüenza  a mirarme.   Mientras lo hacía, admiraba el casi desnudo cuerpo de la  abuela, bastante bien para su edad,  tal como me gustan, corpulentas,  gruesas,   con sus enormes tetas apenas contenidas por su brasier ,  sus anchas caderas  y sus nalgas rebosantes , que ya luego serían mías. 



 



Completamente desnudo, me acosté a su lado y la toque por todas partes. Ella se coloca de lado frente a mi,  mis manos le agarran el culo atrayéndola hacia mí cuerpo. Se lo apreté suavemente   mientras besaba su cuello,  mirando por el espejo el tremendo culo que tenía entre mis manos, apretándoselo cada vez más fuerte, jugando con el hasta que en un momento, al fin siento su mano tímida que me agarraba la verga acariciándomela suavemente.



 



Me dejé querer, me acosté de espaldas , mientras ella me besaba el pecho, su mano me masturba muy suavemente.  Increíblemente a lo que yo pensaba, la veterana comienza a bajar, besando mí estomago, luego un poco más abajo, hasta que siento unos suaves e inexpertos  besos en la punta de mi verga, para posteriormente comenzar a disfrutar de una suave y rica mamada. Se notaba que no estaba acostumbrada, pero hacia su mejor esfuerzo de darme placer oral mientras yo gemía haciéndole saber lo mucho que me estaba gustando, admirando su trabajo a través del espejo.



 



La veterana suavemente se mantuvo por un buen rato haciéndome sexo oral, mientras yo aproveche de desabrochar su sostén, liberando sus enormes pechos. No podía dejar pasar la oportunidad y le pedí que metiera mi verga entre ellos, Se acomodo entre mis piernas, levantando su culo y rozándome con sus enormes tetas mi verga, para luego aprisionarla entre ellas. Era un espectáculo de tetas, que terribles pechos tenia la veterana, mi verga se llegaba a perder entre ellas, cada vez agarrando más confianza, a veces mirándome y sonriendo tímidamente preguntándome si me gustaba.



 



Era divino sentir el contacto de sus tetas contra mi verga, pero ya quería follarmela de una buena vez por lo que la tome y me la monte sobre mí.  Sus enormes tetas quedaron al alcance de mi cara y me sumergí entre ellas chupándoselas extasiado, mientras mi veterana amante permanecía en cuatro patas sobre mí , dejándome que me deleitara con sus grandes atributos a mis anchas , mientras mis manos le acariciaban su enorme culo. Sin dejar de chuparle las tetas , le comencé a bajar el calzón y ella termino de sacárselo. Sobre  mi completamente desnuda , bajó un poco , y nuestros sexos se encontraron por primera vez.  No me costó para nada encontrar la entrada y apenas sentí que estaba en buena posición , se la metí,



 



Estaba muy mojada  , me pedía que lo hiciera suavemente y asi lo hice, hasta que poco a poco se fue acostumbrando y comenzó a moverse suavemente. Miraba en el espejo del lado a la voluminosa mujer que tenia arriba, me encantaba observar como mis manos le agarraban el culo y sus tetas aprisionadas contra mi pecho.



 



Ya era mía, ya estaba entregada y esa tarde le daría con todo. La abuela se movía pausadamente, enterrándose mi verga, mientras gemía suavemente en mi oído. Sentía todo su peso sobre mi, que no era menor, pero valia la pena el sacrificio de tener en mis manos semejante culo. Luego de un rato, la acosté de espalda y separándole las piernas, admiré su enorme concha peluda. Quise besársela, pero no me lo permitió por lo que me abalance sobre ella y agarrándola del culo la penetre, nuevamente,  aumentando cada vez mis embestidas haciéndola gemir de placer. Por un buen rato me mantuve apoyado solo en mis brazos  follándome a la abuelita, que con sus enormes tetas hacia los lados, sus ojos cerrados y mordiéndose los labios , disfrutaba gozosa la follada.



 



Pero a mi me encanta el sexo oral, darlo y recibir. Ya había recibido, por lo que en un instante, en un rápido movimiento, me agache y aunque trató de detenerme no pudo terminando mi boca  en todo su sexo, pasándole la lengua por este. Al principio estaba incomoda, no disfrutaba. En dos ocasiones me pidió que subiera, pero me mantuve ahí , degustándole la concha diciéndole que se relajara y que disfrutara.



 



Al poco raro sus gemidos fueron cambiando, haciéndose mucho más notorios y unos pequeños golpes de su pelvis contra mi cara me hicieron saber que estaba disfrutando. Pero luego me volvió a insistir que saliera de ahí, que de seguir no duraría mucho en acabar, por lo que tuve que volver a mi posición anterior, besándola para que sintiera el sabor de su propio sexo.



 



Luego la di vuelta, la coloque de boca  admirando el tremendo culo que se gastaba ( cantidad , no calidad ) , se lo toque a gusto, para luego montarme sobre ella y comenzar a degustar nuevamente de la concha de la abuelita.    Me costó un poco convencerla de ponerse en cuatro patas, me decía que le daba vergüenza, pero a las finales la convencí.



 



Parado tras la cama, con la abuelita en cuatro patas , sus anchas caderas y en esa posición su enorme culo se veía más grande aun , completamente  a mi disposición , admirando sus enormes tetas colgando  a través del espejo colgando,  era el cielo.  Me tomé mi tiempo de admirarlo y  tocarlo detenidamente, me la comencé a follar en esa posición.  Era divino ver ese tremendo culo entre mis manos y el espectáculo de sus grandes tetas chocando entre si, colgando, viéndose más grandes aun, recibiendo mis fuertes embestidas.



 



Me mantuve así follandomela bien fuerte, para que notara  la diferencia de coger con alguien mucho más joven que se decrepito marido , mientras la veterana no paraba de gemír, dándole y dándole  por todo el rato que ella aguantó, hasta que al parecer se me anduvo pasando la mano y le comenzó a doler.  Como un caballero que soy,  la solté, se acomodo en la cama acusando algo de dolor, pero igual,  al instante me monte sobre ella,  separándole las piernas, poniéndomelas en los hombros,  con toda su concha expuesta continué dándole un poco mas.



 



Ella se reía diciéndome lo caliente que era, que ella hace rato había acabado, que no había podido aguantar más cuando la tuve en cuatro patas dándole con todo y que en esa posición con las piernas abiertas y yo metiéndoselo todo, me decía que sentía que mi verga le llegaba hasta lo más profundo de su ser y que la sentía enorme. A pesar de disfrutar la veterana , se me anduvo cansando de estar en esa posición y me pidió algo más tradicional.



 



Con un suave “misionero” ,  entre sus piernas , ya dándole mas suavemente , conversando con ella mientras me la follaba muy suavemente ,   le pregunte por su sexualidad, reconociéndome que hace muchos meses que no tenía nada de nada , que su marido ya no funcionaba , y que lo mismo por parte de ella , que tampoco le hacía falta , pero que esa tarde la había hecho sentir mujer nuevamente.



 



Me sentí muy bien. Como todo un macho, ya la había hecho acabar y yo recién estaba empezando.   De todas formas la dejé descansar un rato Me dijo que era muy difícil que volviera hacerla acabar, que su sexualidad siempre había sido muy tranquila. Que jamás su marido le había comido el coño, que lo había disfrutado mucho, que nunca hablaban durante el sexo, que ella se sometía a lo que el quería , que no era más  que colocarse detrás de ella , ambos de lado , o entre sus piernas y nada más.



 



La deje descansar un rato, me conversaba muy animadamente, de lado en la cama, acariciándome la verga, diciéndome que era increíble mi aguante. Conversamos un poco de mi ex , dijo que era una tonta al dejar escapar a alguien tan apuesto y bueno para la cama como yo. Etc etc.



 



La acosté de espaldas y seguí chupándole las tetas , jugando con ella, alabándoselas, diciéndole lo mucho que siempre me habían atraído cuando la veía en el colegio, que era un sueño poder tenerlas ahí. Me omnté sobre ella , colocándole la verga entre las tetas , masturbándome con ellas y aveces se la lelvaba hasta la boca donde la abuela me la chupaba suavemente.



 



Volvimos a cambiar de posición, ella estaba cansada , no quería follar mas . Le dije que solo se sentara sobre mi y que me dejara metérsela solo un poco más. Se subió y se encajo mi verga nuevamente, se movía muy suavemente, riéndose al ver lo mucho que disfrutaba ,, pidiéndome que acabara.  Le dije que quería hacerlo, pero que si o si quería hacerlo en sus tetas. Se rio, encontró algo loca mi petición, pero aceptó. Me pregunto como quería hacerlo, me coloqué de espaldas y le dije que me la chupara un poco y que luego la metiera entre ellas. Así lo hizo, se esmeró en darme una buena mamada y luego coloco mi verga entre sus tetas, jugo un rato con ella, pero no hacia el efecto que yo necesitaba. Le hice sentarse en el borde de la cama, y yo de pie, se la metí nuevamente en la boca por un rato, luego entre sus tetas y terminé masturbándome delante de ella, mientras ella se tomaba las tetas y me las colocaba a mi disposición para acabar en ellas . Dure un rato masturbándome, hasta que comencé a botar mi leche, llenándole las tetas de mocos, esparciéndoselos por todos lados. Ella le gsuto la forma de acabar y se reía de la gran cantidad de leche que había expulsado. Se limpió con la sabana, nos acostamos  y se acomodó en mi pecho acariciándomelo muy tiernamente.



 



Me acarició la verga ya muerta que ya no quería más guerra, diciéndome lo mucho que había gozado conmigo, que hace muchos años que no follaba con tantas ganas. Conversamos un buen rato de distintas cosas y luego que ya estábamos por irnos, me dijo que se daría una ducha para sacarse mi olor.  Camino desnuda por el cuarto, ya sin impórtale que la viera desnuda, toda su vergüenza había quedado atrás. Vi como esas grandes tetas pasaron frente mio y vi ese enorme culo bamboleándose entrar al cuarto de baño. Escuche el agua correr y cuando estaba duchándose, me metí con ella.



 



Bajo el agua caliente, le chupé sus tetas mojadas, nuestros cuerpos enjabonados, nos besamos nuevamente, la dí vuelta, me apegue a su espalda agarrándole las tetas, le enjabone el culo por un buen rato y terminé follándomela nuevamente en la ducha , apoyada contra la pared, haciéndola acabar nuevamente , al mismo tiempo que le llenaba el coño de leche.



 



Terminamos de ducharnos,  vi como se vestía, como sus tetas volvían a ocultarse bajo su ropa.  Abandonamos el cuarto, me hizo dejarla en el centro, para llegar en colectivo a su casa. Me dio las gracias y se despidió de mi, con un tímido apretón de manos, por si alguien la estaba viendo. La vi caminar, con su enorme culo y sus gloriosas tetas entre la gente, hasta que la perdí de vista. Me sentía bien , realizado , al fin, luego de meses de trabajo, había conseguido follarme a la dueña de tan magnificas tetas, la Abuela Tetona.



 



Fin


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 8.15
  • Votos: 13
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4887
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.235.140.73

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 37.797
»Autores Activos: 2.203
»Total Comentarios: 11.815
»Total Votos: 511.744
»Total Envios 21.937
»Total Lecturas 93.922.139