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Categoría: Maduras

Irma mi vecina

El pasado fin de semana laura, la hija de una vecina, se caso. La fiesta inicio desde el jueves que llego toda la familia de mi vecina, desde mi casa que es a un lado se escuchaba que seria una gran fiesta.



Irma mi vecina, madre de laura la que se caso, siempre fue una gran amiga de la familia, nos tenia mucha confianza y además no es nada fea a pesar de su edad, yo creo que tiene como 46 años. Mi interacción con ella siempre fue de total y absoluto respeto, además que en la calle que vivo hay muchas chicas de mi edad que son muy guapas y por eso nunca me había fijado en ella.



La boda fue el sábado en la tarde, era una fiesta pequeña pues se llevo a cabo en su casa, todos los invitados llevaban puestas sus mejores ropas para la ocasión, el baile, el alcohol y la fiesta fueron muy buenos, tan buenos que yo que normalmente no bailo, esta ves no pare ni un momento. Así llego la noche en una excelente fiesta, en donde don pancho, marido de Irma, estaba muy, muy borracho y casi toda la familia de mis vecinos igual. Mi familia se fue a dormir temprano y yo me quede, como yo no estaba tomando por que ahí estaba mi familia, me di cuenta que era el único que estaba sobrio.



Aproveche esa situación para conseguir algo mas con alguna prima de laura (la chica que se caso), pero no fue así como sucedieron las cosas, doña Irma estaba algo tomada e insistía que bailara con ella, yo al principio no quería, pues esto me retardaría en mi plan, pero ella insistió tanto que al final accedí, comenzamos a bailar y me fui dando cuenta que ella es una señora muy hermosa, además por lo borracha que estaba se pegaba mucho a mi cuerpo, el dj puso unas piezas de reggeton y yo ya no quería seguir bailando con ella pero ella, se volteo y me puso su exquisito culo pegado a mi miembro, se movía delicioso, yo empecé a tener una erección tan grande que casi rompo el pantalón, eso ya no era un baile, era la danza de dos cuerpos hambrientos el uno del otro, ella noto la firmeza de mi pene y siguió pegándose cada vez mas a mi. Para mi suerte don pancho se había quedado dormido, y en la pista de baile solo había unas cuantas parejas bailando además de Irma y yo.



Irma llevaba puesto un vestido negro, muy pegado a su cuerpo que cubría finamente sus pequeñas pero deliciosos pechos y resaltaba el enorme tamaño de sus caderas. Después de ese baile, me dijo que estaba muy cansada y quería descansar, le dije que nos sentáramos un rato y ella acepto, comenzamos a beber pero obvio ella ya tenia unas cuantas copas encima y así finalmente ella se puso muy borracha y me dijo que se iría a dormir, la acompañe a su cuarto por que ella no podía caminar bien, en el transcurso del patio donde estábamos a su cuarto, la lleve de la cintura, sentía su piel por encima de ese vestido, aprovechaba cualquier movimiento para tocarla de mas, rozaba discretamente sus senos y notaba como ella no era indiferente ante mis caricias.



Así llegamos a su cuarto y al abrirlo estaba su esposo acostado en su cama, me espante un poco pero ella me dijo que no entrara, ella no dormiría con el para no despertarlo, me dijo que fuéramos al cuarto de su hija, que ya se había mudado a casa de su ahora esposo.



Llegamos al cuarto de laura, donde ya solo había una cama y un mueble, Irma se dejo caer sobre la cama y me pidió que le sacara los zapatos, así lo hice y contemple sus piernas bronceadas, Irma me siguió dando ordenes, me dijo acuéstate conmigo, acaríciame, bésame, yo era su esclavo, solo obedecía sus ordenes, la bese en sus labios hasta que llegamos a un punto donde no podíamos parar, ambos deseábamos mas, le quite el vestido y ahora fui yo quien le dio ordenes, me desvestí junto a ella, le pedí que se quedara con la lencería que llevaba puesta, y ella así lo hizo, siguió cada un de mis ordenes, hasta que las palabras se terminaron, la penetre, una y otra ves hasta venirme dentro de ella. Irma lo disfrutaba, cerraba los ojos, se pegaba a mí.



Así pasamos lo que resto de la noche, dormidos hasta el amanecer.



Cuando el sol salio me pidió que me fuera, se saco de onda por lo que había pasado, pero me despidió con un beso en la boca. No quería irme pero tuve que hacerlo.



Después de esa noche veo a mi vecina como la única mujer de mi vida, que esta con otro, aparentemente feliz, pero se que ella al único que desea, el único que la ha hecho sentir, soy yo.



Espero que esto se repita.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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