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Huevos frescos

~-¿Dónde ha dicho que va ese imbécil?-Acababa de preguntar mi hermano mayor a mama justo antes de que yo intentara abandonar la cocina

Mi madre en la cocina nos miraba a los dos con cara de no entender cuál podía ser el absurdo motivo que hiciera que nos lleváramos tan mal y si existía alguna posibilidad por pequeña que esta fuera de que no estuviéramos discutiendo a cada rato por cualquier tontería.

-No me gusta que insultes así a tu hermano,…lo he mandado yo.- Intercedió mi madre, que con cierto grado de aburrimiento en su voz, continuó diciendo:

-Me quedan pocos huevos y le he dicho que se acerque hasta la huerta del tío Luis.

-¡No sabía que el tío Luis tuviera gallinas!-Afirmó el medio subnormal de mi hermano antes de que terminara de salir por la puerta

Mi hermano con su malintencionada ignorancia estaba a punto de meter la pata.

Por eso los interrumpí a los dos antes de que me quedara sin lo que más deseaba para esa mañana de Domingo.

-¡Sí,… que tiene capullo!, ha comprado cuatro docenas de gallinas ponedoras y desde hace bien poco vende todos los sábados en el mercado, los huevos ecológicos que ellas ponen-Lo reproché con un marcado gesto de desprecio.

Esperaba que esa explicación fuera suficiente pero el cabrón de mi hermano pretendía seguir jodiéndome el puto plan.

-Puedo acercarte yo con la moto si quieres. Hoy no tengo que entrar en la gasolinera hasta las tres, además tengo curiosidad por ver cómo son las gallinas ecológicas.

-Pues son como las de granja, pero sueltas por en medio del campo... ¡Eso son las gallinas ecológicas!.-Con estas palabras y la forma en la que alcé la voz, estaba seguro que le quedaría bien claro que como poco lo estaba mandando a la mierda

-¿Las tiene sueltas por la huerta?-Me preguntó todavía más confuso

-Noooooo, las tiene encerradas en el corral,… si las tuviera sueltas se le comerían las coles.

No me apetecía para nada que mi hermano, me acompañara hasta la huerta del tío Luis, sabía que además de aprovechar para joderme la mañana, me recalcaría durante el viaje una vez más como él se partía el lomo sin parar de trabajar todos los días y yo no hacía más que el gandul sin que nadie me controlara.

-¡Yo no hago más que matarme a trabajar y tú te matas, pero a pajas!-Me había reprochado en más de una discusión mientras nos peleábamos. En esta ocasión seguro que no tardaría mucho en soltar la frasecita, estuviera o no mi pobre y sufrida madre presente.

Finalmente y después de patalear un poco más logré convencer a mama de que prefería ir en la bici.

También le alegró saber que después de recoger los huevos pensaba pasarme por la casa de uno de mis amigos para jugar un rato con la consola

-Pero y… si los rompe. ¿No será mejor que vaya con él y te los acerque yo en la moto?-Preguntó mi hermano de nuevo.

-¿Cuántos huevos he roto desde que me los encargas?-Le pregunté a mama molesto.

-Ningunooooooo- Me contestó aburrida.

Ella sí que estaba más que harta de nosotros dos y de nuestras constantes peleas

-¿Entonces por qué no puedo ir yo solo?-volví a preguntar.

-Déjalo que vaya un rato a expandirse por ahí… ¡No sabes cómo se pone de cansino cuando lo tengo encerrado aquí en casa durante todo el día!

El ruego de mi madre a mi todavía indeciso hermano mayor pretendía convencerlo,… pero no parecía tener mucho éxito.

-Siempre anda por ahí haciendo el vago y … sin nadie que lo controle- volvió a protestar mi hermano después de verse casi derrotado

-He dicho que vale ya,… con la discusión- Le reprochó mamá

A mi madre, por suerte, si le parecía bien el plan, por lo que cogiendo una moneda de quinientas pesetas del monedero me la entregó.

-Dale un beso a tu tío de mi parte y dile que ya me pasaré por el huerto la semana que viene para pagarle las dos o tres docenas que le debo

š š š [Huevos ecológicos]

El camino hasta la huerta del tío Luis, se me hizo eterno, no hubiera estado mal que el gilipollas de mi hermano mayor me hubiera acercado con la moto para después largarse sin preguntar.

Así por lo menos no hubiera llegado sudando como llegué, pero el cansado viaje ante todo lo que estaba a punto de vivir, valdría sobradamente la pena.

El corazón casi me latía a mil por hora cuando llegué, arrojé la bicicleta en el suelo y salí corriendo hacía el corral donde las gallinas comenzaron a correr a lo loco cuando me vieron pasar junto a ellas.

Agitaban las alas algo confusas revoloteando entre mis pies. Iba loco de ganas por encontrar a mi tío, sin prestar demasiada atención al hecho de que en esos momentos estuviera manchando los impolutos zapatos.

Andaba buscando desesperadamente alguna pista que pudiera ofrecerme cuál debía de ser el paradero de mi tío Luis.

En un rincón del corral descansaba una vieja escalera de madera que conducía hasta el palomar de la casa. Sabía que cuando subiera hasta allí, las malditas y asquerosas palomas comenzarían a revolotear sobre mi cabeza y alguna que otra cagada iría a parar sobre mi impoluta ropa de Domingo.

Por eso me desprendí de mi ropa cuidadosamente y la coloqué bien doblada sobre uno de los escalones de madera.

“Quería evitar que se manchara”.

Ya en calzoncillos y con una cierta y muy practicada pericia empecé a subir los desgastados escalones de la escalera que me separaban de la puerta de acceso al viejo palomar.

La voz del tío Luis había salido de allí cuando grité su nombre y al llegar a la puerta, sabía que lo encontraría haciendo alguno de los numerosos trabajos en los que él solía enredarse a diario.

En la huerta del tío Luis siempre había alguna cosa que hacer y no había tiempo para descansos ni para vaguear perdiendo el tiempo. ¡Aunque fuera domingo!

-Buenos días, Toñín… ¿necesitas algo?-Me dijo casi ignorando que me presentaba ante él en calzoncillos y con la picha totalmente tiesa bajo el mismo.

No le respondí me lancé hasta él para meterle un beso en los morros, que mi tío no tardó en corresponder.

Sus carnosos labios me supieron a gloria mientras los relamía con ansia y su lengua me hurgaba bien dentro de la boca haciendo que nuestras salivas se mezclaran un poco antes de ser tragadas con un deseo impropio en un tío y un sobrino que no tenían más que darse un cariñoso beso de bienvenida.

-Mama me ha dicho que te diera un beso al llegar.-Le contesté con una sonrisa pícara mientras me separaba.

-Muy bien,… ya me lo has dado. ¿Algo más?- Me preguntó entonces con esa cara de vicio que me volvía loco

-Sí,… me ha mandado a por huevos.

Al hablarle mi mano se posó sobre sus genitales y comencé a sobarle el paquete. Su gorda polla empezó a engordar y mis ganas de rabo lo hacían mientras lo notaba

Caí de rodillas al suelo mientras mi mano se apresuraba a hurgar en su bragueta. La cremallera se deslizó hacia abajo sonoramente y mi juvenil mano se metió dentro del calzoncillo buscando la madura polla

-Pues mira que suerte has tenido porque esta mañana los llevo bien calientes…Igual que los de las gallinas cuando los dejan en el nido recién puestos.

Después de agachar un poco la cabeza para darme un nuevo beso, había terminado sacándose el cinturón y abriendo el pantalón se sacó la polla y los dos gruesos huevos, comenzó a sobárselos con descaro.

-Vaya tranca tienes tito,...no me canso de vértela

Se empezó a sonreír ante mis ojos llenos de lujuria mostrándome y agitando en unos estudiados movimientos de cadera, esa polla de veintitrés centímetros que con una rapidez alucinante iba ganando en dureza y grosor.

-¿Sólo de vérmela?-Me preguntó mientras comenzaba a restregar el grueso capullo por mis labios

Apoyé mis manos sobre mis manchadas rodillas y abriendo la boca me tragué medio rabo

El sabor era indescriptible, creo sinceramente que no hay manjar cuyo gusto sea equiparable al sabor que tiene un buen pollón campero.

-¿Qué rica está!-Murmuré mientras me la sacaba para recuperar un poco el aliento.

-¿Pero has venido a comer polla o a por huevos frescos?-Me preguntó mi viciosete tío mientras me acariciaba del pelo

-A por las dos cosas, pero podré pasar un rato contigo hablando mientras las gallinas los van poniendo.

Mientras le hablaba le iba sobando a conciencia esa enorme y ya chorreante polla y esos dos huevos peludos y gordos.

Muy, muy gordos.

-¿Los has probado?- Me preguntó el muy salido mientras se agarraba los huevos y los llevaba hasta mi boca para que se los chupara también

No tardé mucho en agarrar la chorreante polla para pajearlo mientras lamía esas imponentes pelotas

-Me encanta esta polla, tito Luis. No sé qué haría si no me dejaras jugar con ella.

-¡Ya sé lo mucho que te gusta, maricón!...¡No hay más que ver la impaciencia con la que la buscas!

Le solté un lametón a esos gordos y peludos huevos mientras tiraba de la fina piel de esa endurecida polla hacía atrás para descapullársela por completo. Lamida a lamida fui subiendo por ese duro nabo y cuando mi lengua rozó el capullo me la engullí hasta la mitad.

Mi tío me agarró del pelo y suspiró sonoramente.

-Ahhhhhhh, siii que bueno

-Esta riquísima, tito-Le dije mientras me la sacaba para seguir relamiendo esa descomunal polla

Sobre esas dos gordas y peludas pelotas del tamaño de dos bolas de pin pon, se encontraba un rabo de gran formato, como los que salían en las revistas porno que solía intercambiar con mis colegas del instituto.

Mi tío tenía razón esa polla y esos huevos estaban calientes,… todo el cuerpo de mi tío siempre lo estaba, desprendía un calor especial cuando lo sentía cerca y ahora que lo tenía con ese grueso y rojizo capullo rozándome la lengua, no pude evitar el soltar un suspiro de placer.

-Mmmmm, …¡Qué ganas tenía de verte tito Luis!

-Y yo sobrino ...no me canso de que vengas a visitarme- Suspiró el al notar como mi juguetona lengua se esmeraba en lamer la rojiza punta de su pito.

-El miércoles pasado no viniste.-Me reprochó mientras me agarraba de la boca y comenzaba a usarme la cabeza para auto-follarme con su durísima y chorreante polla

-Nofff pudeeeeffff- Le contesté con la boca bien llena de nabo

Mi tío había dejado que mis manos se colaran entre la tela del calzoncillo, agarrándome a esos gruesos, prietos y peludos glúteos.

Tiré de ellos hacia mí y como única consecuencia me engullí de nuevo esa polla, un poco más adentro que la vez anterior.

-No te pases, sobrino y veeeeee…. más despacio que … como sigas así además de huevos te… vas a llevar ya medio litro de lecheeeeee…

Me gustaba que mi tío me avisara para ir marcándome el ritmo, por eso me saqué la polla de la boca y empecé a lamer esas gordas pelotas. Los pelos que allí crecían eran bastante ásperos y me hacían cosquillas en la barbilla.

Cuando con mucho trabajo y esfuerzo me engullía su polla hasta la empuñadura, esas dos gruesas e imponentes bolas de billar se quedaban sobre mi nariz dejando que estas se dejaran embriagar por el intenso aroma, pero ahora que los lamía con mi lengua esos pelos duros como el alambre, se enganchaban pegajosamente a ella haciendo que con las lamidas alguno se desprendiera para entrar en mi boca.

Me encantaban sus pelos y en alguna ocasión mientras chupaba polla alguno se me había llegado a meter en la boca. En lugar de escupirlo me lo engullía con glotonería.

Si me iba a terminar tragando toda la leche que soltara esa polla. “¿Qué había de malo en que me comiera los pelos que crecían alrededor de ella?”

El tío Luis era un macho peludo, de espaldas bien anchas y piernas gruesas. No tenía barriga y donde debía de haber una buena tabla de abdominales una negra mata de vello la ocultaba por completo. Era un buen semental campero que me alimentaba con su espesa y copiosa leche.

Con el tiempo y la constante práctica había descubierto lo mucho que me gustaba lamer.

Lo hacía con los pelillos de su polla, con la espesa y sabrosa leche que se enredaba en esos pelos al ser expulsada con virulencia y sobretodo lamía con deleite esos dos enormes huevos que la producían.

Todos estos elementos eran productos completamente ecológicos criados en el campo sin más aditivos ni conservantes.

-Sobrino, no he visto a nadie más marrano que tú.-Me dijo mi tío Luis al ver como levantaba la polla y haciendo esos huevazos hacía un lado iba camino de su oscuro agujero trasero.

-¿Por qué lo dices tito?-Le pregunté mientras lo forzaba a darse la vuelta y después de bajarle el calzoncillo hasta media pierna, abría esos dos gruesos cachetes y empezaba a darle lengüetazos en el negro y sudado ojete.

-¡Mira cómo te estás poniendo los calzoncillos!- me recriminó.

Me había arrodillado en el suelo dejando que la única prenda que me protegía de la absoluta desnudez, se manchara con las cagadas aun frescas de las palomas que revoloteaban a nuestro alrededor.

-No te preocupes por ellos, puedo volver sin ninguno a la casa… Mama no lo notará-Le dije mientras seguía lamiendo su ojete.

-Ya, pero es que entre los que te manchas y los que se rompen, al intentar sacártelos de un tirón… te vas a quedar sin ninguno en el cajón de tu mesilla.

Miré al suelo y comprobé que la insinuación de mi tío estaba bastante bien argumentada. Al igual que cuando llegas a una zona de folleteo encuentras en el suelo un montón de condones anudados, en lo alto del palomar se esparcían numerosos calzoncillos que mi tío y yo habíamos dejado olvidados allí después de una placentera y dominical sesión de jodienda.

-No te preocupes por mi falta de gayumbos,… se los estoy cogiendo a mi hermano del cajón.-Le dije mientras le relamía el oscuro y amargo ojete notando como este vibraba ante el roce de mi experta lengua.

Mi tío permanecía apoyado contra la pared mientras se dejaba lamer el culo con gusto. Yo para no perder el calentón que llevaba me chupaba de vez en cuando los dedos de mi mano derecha y lanzándolos hacía la parte trasera de mi cuerpo me auto-enculaba con ellos. Era necesario humedecer y trabajar bien mi zona anal antes de empezar con el tratamiento que había ido a buscar.

-Como sigas así voy a durar bien poco, … -Me volvió a reprochar al ver como mi mano volvía a pajearlo para asegurarse de que la tenía bien dura y dispuesta para metérmela por el culo.

Pues entonces métemela ya que vengo con unas ganas de polla que no te puedes ni imaginar-Le dije mientras me incorporaba sacudiéndome un poco la paja y las cagadas de ave, que se habían pegado a mis rodillas.

-Ya me hago una idea sobrino- Le dio tiempo a decir mientras se pajeaba un poco la polla para endurecerla al máximo

Me dio el tiempo justo para bajarme esos calzoncillos de pececitos que llevaba puestos hasta mis tobillos.

-¿Quieres que te de polla? - Me preguntó mientras se acercaba

Me apoyé en los nidales del palomar y abriendo uno de los cachetes de mi culo comencé por enseñarle el ojete. Me acababa de sacar el dedo y mi ano palpitaba asustado.

-¿Acaso no ves como mi culito pide algo que lo llene?

Noté como el tío Luis se echaba un lapo en la polla y restregándose un poco el capullo para humedecerlo, me lo colocaba en posición de ataque, justo a la entrada de mi expectante ojete.

-¿Entonces, … zanahorias también te han encargado?

-No me ha dicho nada mamá, pero méteme unas cuantas en alguna bolsa y ya le pregunto yo al llegar

-Vale pero es que...zanahooooria... solo tengo estaaaaaa.

-Esa me valeeeeeeee-grité al ver como la durísima estaca me iba partiendo en dos.

-Ahhhh siiii, que culo tienes, … así ábrelo bien, para que tu tito te pueda enviar a casa con todo el recado bien ejecutado.

Mi culo comenzó a tragarse la prieta y endurecida verdura y el tío Luis empezó a gemir.

-Oh siii, … que calentito lo traes, … y como aprietas.

-Ahhhh siii, … es que con esta pollaza que tienes Tito Luissssss, … si no aprieto un poco me lo rompeessssss.

Yo era muy escandaloso, cuando me la metían… tenía esa pega. Por eso siempre teníamos que buscar algún lugar apartado para poder joder sin peligro.

-Ahhhhh siiiii dammeeee, …ahggggg

Aguantando esas primeras embestidas me mordía el labio superior y me agarraba fuertemente con las manos a los nidales del palomar. Había levantado una pierna, y apoyando el pie sobre uno de esos pequeños nichos de la pared, donde las palomas criaban a su prole, dejaba en esta posición mi ojete mucho más expuesto.

Mi tío Luis me agarraba por las caderas y con un certero y estudiado movimiento de vaivén metía y sacaba su gruesa y larga polla desde el capullo hasta los huevos

-Toma polla, sobrino, … toma pollaaaaa

La violenta repetición del movimiento iba acompañada de esos intensos gemidos y groserías por su parte.

–Sobrino, no puedo más. Este culo que tienes me mataaaaaa.

-Dame tito,… no pares.

-No puedo masssss

-Dame mas,… por faaaa titooooo….no acabes tan pronto, … -le suplicaba.

-Así que era eso- Oí como alguien gritaba desde la puerta del palomar.

Cuando logré mirar hacia atrás vi a mi hermano que encaramado a lo alto de la escalera miraba dentro del palomar sin saber todavía si creerse lo que estaba viendo.

Pensé que era solo un espejismo y seguí agitando mi culo para lograr que con ello la polla de mi querido tío se clavara bien adentro

-Para eso querías venirte hasta la huerta tu solo.-Me volvió a reprochar al ver como no le contestaba

Nos había cazado a mi tío Luis y a mí mismo, haciendo una tortilla con nuestros huevos en lo alto del palomar. Por suerte no nos los habíamos roto todavía pero los movimientos que mi tío le propinaba a su cuerpo con cada
embestida y que pese a ser descubierto de pleno en medio de un polvo no dejo de dar, terminarían logrando que nuestros huevos terminaran cascados como los hacían los de las gallinas cuando se golpeaban los unos contra los otros.

š š š [Un gitano, unos molestos ronquidos y una polla más dura que un poste de telégrafos]

Para mí todo aquello era demasiado embarazoso. Mi hermano mayor permanecía a un metro escaso de nosotros mientras miraba impasible como mi tío seguía enculándome.

Al tito Luis siempre le pasaba eso, cuando estaba a punto de correrse no había quien lo detuviera. Por eso tuve que pasar por la humillación de darle algún tipo de explicación a mi hermano que lo convenciera para que no le contara a nadie nada acerca de todo aquello.

Lo que estaba haciendo con el tío Luis en ese sucio y cochino palomar yo mismo me lo había buscado.

-¡Fue mi culpa y como condena ese debía de ser mi castigo!

Mi hermano me miró al darle semejante explicación todavía más confuso

Por eso se volvió a fijar en cómo el tito Luis seguía clavándomela. Al sentirse observado mi follador le había pedido que se acercara para que viera con claridad como ese duro pollón entraba y salía en mi ojete abierto y dispuesto.

-¿Se la metes por el culo?- Le preguntó tontamente

-Siiiiii

-¿Y eso no le duele?

-¡Que le va a doler!. Si cuando comencé a follarme a este marica ya lo tenía más abierto que el coño de las putas del hostal. Anda cuéntale a tu hermano como te cacé haciendo estas cochinadas

Mientras la polla de mi tío entraba y salía de mi transitado culo comencé a relatar como todos los mediodías cuando el tío Luis se iba con la furgoneta cargada hacia la lonja de las verduras, los dos operarios que tenía contratados y yo mismo nos sentábamos a descansar debajo de un gran nogal. El tío Luis tardaría como mínimo un par de horas en negociar un precio justo para ese género, por lo que disponíamos del mismo tiempo para descansar un poco antes de volver a la faena

Había empezado a trabajar para el tío Luis ese mismo verano, después de que mi rendimiento en los estudios hubiera bajado tanto que mis padres terminaran considerando que era mejor enviarme a trabajar con mi tío Luis, que gastarse el dinero conmigo en una academia

La receta fue mano de santo porque después de aquel verano no solo terminé aprobando todo en septiembre sino que no se me ocurrió volver a pensar en dejar los estudios

-Sobrino, ...no te enrolles mucho y acelera un poco la historia que me falta poco para correrme.- El tío Luis mientras me enculada con mi hermano de cuerpo presente me pidió omitir mas detalles de los imprescindibles, así que me fui directo a la escenita de la siesta

Aquel mediodía hacía un calor agobiante, pero bajo ese nogal se estaba en la gloria, este era el lugar más fresco del que disponíamos para estirar un poco los entumecidos músculos y echar una siesta rápida antes de que mi tío volviera con más ganas de darnos faena.

Durante los primeros días de trabajo en la huerta estaba tan cansado que no hacía otra cosa más que quedarme dormido nada mas notar como mi espalda se dejaba caer sobre la dura tierra.

Pero poco a poco, me fui acostumbrando a la dura faena y notando con más claridad las incomodidades del trabajo en el campo.

Empezando por ese suelo que ya no me parecía tan cómodo, tras esos primeros días. La piedrecita más pequeña me despertaba al clavarse en mi espalda, otras veces lo hacían los sonoros ronquidos del gitano y otras muchas veces las jodidas y asquerosas moscas, que se posaban una vez tras otra en nuestras caras hasta lograr que allí fuera imposible conciliar el sueño.

Esa tarde de la que te hablo, mis ojos estaban cerrados, y no los abrí pese a que el moro, también a mi lado bajo la sombra de ese árbol, se maldecía a sí mismo por la puta mala suerte que tenía. Los ronquidos del gitano nos habían despertado a los dos pero el parecía llevarlo peor.

-Puto gitano de los cojones,...ya verás cómo se te quitan las ganas de roncar cuando te ponga a hacer gárgaras

Harto ya de dar vueltas se levantó del suelo y aprovechando que el gitano permanecía con la boca abierta y respirando sonoramente se sacó la polla para mearle en la boca.

Antes de que el chorro le diera de lleno en los labios dio un golpe brusco de cadera y apuntando hacia un lado comenzó a mear junto al hombre que seguía durmiendo sin darle mayor importancia a la tragedia que había estado a punto de desatarse

Yo que no había podido evitar el ponerme a reír al ver cómo se iba a liar bien liada esa tarde, me quedé mirando el pito del moro que meaba entre nuestros dos cuerpos.

-He estado a esto de ponerlo a hacer gárgaras para ver si así se le quitan las ganas de roncar al colega- Me dijo mientras hacía un gesto indicativo con la mano y se soltaba el pito que siguió expulsando orina sin mano alguna que lo dirigiera.

Yo volví a reírme y a mirar de reojo a esa polla de un color oscuro y sin circuncidar que se mostraba ante mí. No era la primera vez que se la veía pues al estar todo el día trabajando en medio del campo era más que normal que cuando nos vinieran las ganas de orinar nos la sacáramos para evacuar antes de volver a la faena.

Esta era pues la única licencia que nos permitía levantar la espalda del bancal durante unos segundos y recuperar la posición erguida, por lo que a pequeños y estudiados chorros meábamos varias veces a lo largo de la mañana y otras tantas más durante la tarde

En esos momentos aprovechaba para echar un ligero vistazo a esas pollas y comparar la largura y grosor de esos nabos de adulto con el mío. Sabía que como consecuencia de la diferencia de edad era normal que hubiera más desigualdades que similitudes entre esas pollas maduras y mi juvenil pito, pero pese a ello veía a esas tres pollas que trabajaban junto a mí, como unas herramientas asombrosamente grandes.

El moro esta vez había meado mucho más cerca que nunca de mis ojos y creo que hasta le costó más de la cuenta guardársela después de sacudírsela un rato.

Se tumbó al otro lado del gitano y girándose hacía donde yo estaba me miró fijamente a los ojos.

-¿No hay sueño?-Me preguntó con ese pronunciado acento marroquí

-No.-Le contesté mientras me apartaba las moscas de la cara.

-Esta tarde parece ser que las moscas y este jodido nos han chafado la siesta

Después miró al de los ronquidos y volvió a mirarme a mí de nuevo.

-¿Has visto al colega?…¡Se la ha puesto más dura que un poste de teléfonos!

Su mirada se dirigía hacia la entrepierna de nuestro durmiente amigo y efectivamente bajo el viejo chándal del ejército un prominente bulto pugnaba por salir de allí.

Llevaba una de esas prendas de color verde, con las rayas de la bandera de España en el lateral, que te daban cuando hacías el servicio militar. A nuestro amigo que debió de hacer la mili hace por lo menos treinta años le quedaba pequeña y jodidamente ajustada pero el tío marrano no se ponía otra. De hecho aunque suene rarillo durante los cinco días que llevaba trabajando con ellos no lo había visto vestido de otra forma.

El moro seguía mirándome y a la vez mirando a su colega centrando mi atención en el bulto que calzaba, finalmente haciéndome un gesto cómplice para que me acercara agarró el pantalón por el elástico y lo levantó ligeramente.

Con gran desesperación por mi parte hallamos un apretado slip que mantenía presa a una dura y empinada polla.

Pero el moró no flaqueo y con delicadeza agarró también la goma del slip y la levantó muy lentamente.

Al hacerlo vimos como bajo esa tienda de campaña una polla bastante gordota y venosa se iba alzando a medida que notaba la pérdida de resistencia de la prenda que la retenía.

-Has visto que cacho puro se calza el colega- Me preguntó el moro al ver que no le quitaba el ojo a esa polla dura a reventar.

-¡Si!.-Murmuré en un susurro

Ante mis ojos se mostró por fin una polla adulta totalmente endurecida. Estaba encerrada bajo el maldito chándal pero podía ver ese grueso capullo que cubierto ligeramente por el prepucio me miraba de forma acusadora.

-A saber… con lo que estará soñando este pedazo de gorrino.-Murmuró el moro mientras seguía levantando la tela al ver como mis ojos llenos de vicio y de deseo, no se podían apartar de esa polla.

-Mira, que cacho polla tiene el cabrón

La rozó, entonces, con la yema de los dedos y la dura polla se agitó en un par de espasmos

Miramos al durmiente propietario de ese rabo enhiesto y oímos un nuevo y sonoro ronquido saliendo de su boca

El moro se la tocó de nuevo, pero el gitano no hizo intento por despertar, hasta una mosca que por allí pasaba se terminó posando sobre el velludo y abundante pubis.

Cuando, el moro cabrón, soltó el elástico la mosca se quedó atrapada en el interior puesto que ninguno la vimos volar.

-Canastaaaaaa- susurró mientras ambos mirábamos hacia la abultada entrepierna

El durmiente semental que carraspeó algo en sueños mientras se daba la vuelta, llegó incluso a meterse la mano dentro de la entrepierna para rascarse, pero aun con una mosca caminándole en la chorra, no se despertó.

El moro que permanecía medio incorporado y apoyado sobre uno de los codos, murmuró:

-Ahora no solo le pican las ganas de follar,… también le esta picando el nabo

Me entró la risa y el también comenzó a reírse.

Pero lo peor para mi es que pese a que intentaba que no se notara, no dejaba de mirar a ese cincuentón durmiente y el tremendo bulto que calzaba. Mi polla también se había puesto dura y la del moro que de vez en cuando se la recolocaba hacía un lado también debía de estarlo. Sin embargo ambos seguíamos atentos a como se retorcía bajo la tela la dura polla del gitano

-¿Con que estará soñando este marrano?,… seguro que piensa que se está tirando a alguna puta con dos tetas así de grandes.

En su forma de hablar y de expresarse me indicaba lo caliente y vicioso que debía de ser, ese moro salido y cabroncete.

Volvimos a mirar al gitano que se había vuelto a dar la vuelta y al hacerlo nos volvía a enseñar la pronunciada tienda de campaña, bien montada y erguida hacía uno de los lados del pantalón

Cuando volvió a levantarle de nuevo el chándal volvimos a verle el rabo, pero esta vez estaba mojado en su punta. Justo donde el capullo se cubría con una fina piel.

-Menudo sueño cachondo esta teniendo el cacho cabrón, ¿eh?-Me preguntó

Un gesto afirmativo de mi cabeza lo animó a seguir.

-Mira tocásela.- Me dijo mientras la rozaba ligeramente con los dedos haciendo que ese rabo endurecido diera un nuevo respingo.

Yo me reí, pero le dije que no

-Venga vamos, … si está durmiendo.

Volví a reírme,… esta vez dudando,…pero me repetí en la negativa

A la tercera insistencia por su parte, metí la mano dentro de esa caliente entrepierna y me vi atrapado por el intenso calor que desprendía esa polla.

El moro que lo había previsto todo, cuando me vio con la mano allí dentro soltó violentamente el elástico del chándal y me dejó con la mano allí metida y lo que es peor con ese hombre que se despertó de sopetón.

El gitano se incorporó de golpe y al hacerlo me enganchó, rojo como un tomate y con su mano metida dentro de su pantalón.

-¿Qué cojones haces?-Me preguntó

Nadie me obligaba a mantener esa polla agarrada con fuerza, pero lo hice sin pensar, mas movido por el miedo que tenía a llevarme una ostia bien dada.

El moro teatrero e hijo de puta comenzó a fingir que se despertaba en esos momentos y al ver la escena preguntó un inocente qué pasa mientras se rascaba los ojos.


-¿Pues ya ves aquí el sobrino del amo?...Que me despierto y lo pillo con su mano bien enganchada a mi polla.

Por fin pude sacársela mas rojo que nunca mientras el moro se reía y yo no hacía más que articular un tonto y reiterativo.

-Yo no,… yo no,… yo no…

-Tu si,...maricón,...tu si

š š š [Un sucio chantaje]


Mi hermano no lograba entender la relación que existía entre lo que yo le acababa de contar y el hecho de que mi tío me estuviera enculando por ello en lo alto del palomar.

Por eso decidí explicarme mejor y contarle como esa tarde y para lograr que ninguno de los dos operarios le terminara contando a mi tío lo que había pasado tuve que terminar mamándoles alternativamente la polla.

Si realmente era maricón, debía de saber cómo se comía un nabo…

Hasta ahí tenía lógica…

Así que puesto que a esos dos hombres si se la habían chupado ya, podrían detectar a la legua, si como afirmaban yo ya sabía comer pollas y era maricón perdido, o como afirmaba yo todo aquello se trataba de un burdo error…

Eso, aunque extraño en su concepción, también la tenía…

Afirmaron que para saberlo con certeza, debía metérmela en la boca y chupársela un poco a cada uno, con el único fin de ver si tenía ya experiencia o no en el mamar de pollas…

Dudé pero ellos me insistieron en qué esa era la única forma de averiguarlo

Pensaba que con mi escasa pericia lograría que se dieran rápidamente por vencidos, y que acabarían dándose cuenta de ello en cuestión de segundos.

Así que con muchas dudas y una más que pronunciada cara de asco por mi parte decidí amorrarme al pilón

Era evidente por los muchos esfuerzos que hacía para poder tragármela y la cara de asco que ponía cada vez que notaba ese extraño sabor en mi boca que esa debía de ser mi primera vez.

Pero ellos dudaron en si estaría o no fingiendo.

Al probar con la del moro fue todavía peor. Esta sabía a todo y estaba llena de unas cosas blanquinosas que no me atrevería a decir lo que eran.

Me atraganté con uno de esos duros nabos, no se con cuál, y hasta me vino una arcada. Por poco me ahogo y muero entre toses bajo aquel nogal, con esos dos tipos con los pantalones bajados hasta las rodillas que con los rabos duros como piedras permanecían riendo mientras veían como era incapaz de comerme un rabo sin atragantarme

-¿Veis como no se?-Les pregunté mientras me iba sacando los pelos de polla que se me habían pegado en la lengua.

Pensaba que con eso se daría por concluida la prueba.

Pero no sé cómo,… les vinieron a entrar las dudas a última hora. Uno decía que lo hacía bastante bien para ser novato y el otro que no le quedaba del todo claro.

Así que volví a meterme las chorreantes pollas en la boca durante unos breves segundos para chuparlas de nuevo

Esta vez me supieron mejor que durante el primer intento. Por eso no paré de chupársela como creía yo que debería de hacerse hasta que tirando de mi cabeza me la terminaron sacando de la boca.

-Para de chupar chaval, que ahora vas demasiado rápido.

-¿Veis como es verdad que no se?-Les pregunté lleno de júbilo, al saberme vencedor y capaz de haberles demostrado mi hombría.

-¡No, sé qué decirte, chico!… ¡no se!

Pero lo peor no fueron sus dudas, ni que el gitano tuviera algo trasparente y amargo en la punta del pito, la segunda o tercera vez que me la engullí para chupársela.

Lo peor no es que me lo tuviera que tragar.

Lo peor llegó cuando sentí cómo mientras estaba amorrado al pilón chupando tal y como me indicaban ellos esa gorda y venosa polla que calzaba el salido gitano, noté como el moro me bajaba los pantalones hasta las rodillas.

Yo estaba a cuatro patas, agarrando la polla del gitano de la base y dándole lengüetazos desde el capullo hacía las pelotas como si fuera un perrito, por lo que giré la cabeza para protestar, pero el gitano me agarró del pelo para recolocar mi cabeza en posición de mamada

-Tú sigue con esto y no te preocupes, por lo que pasa detrás de ti que aquí mi amigo ya se va a encargar de que no se te pare ninguna mosca por ahí detrás.

Algo debía andar mal por la zona de mis partes porque mi pito estaba siendo mojado y a la vez absorbido por algo húmedo y caliente.

Supe entonces, al mirar de reojo, que eso era la boca del moro y que me la estaban mamando.

No podía afirmar si lo hacían bien o mal porque para mí si era la primera vez que me la chupaban.

Tampoco puedo deciros si el moro tenía experiencia o no ya que hasta que empezó a mamármela a mi no se la había visto chupar a nadie, pero estaba claro que el hormigueo que sentía en mis partes me estaba poniendo más cachondo todavía.

-¿Qué tal?-Me preguntó el gitano cuando me saqué unos segundos su gorda y chorreante polla para respirar.

-Muy bien… me gusta-le dije mientras ponía cara de estar a punto de terminar

-¿El qué chupar pollas o que te la chupen?

-Las dos cosas-le dije mientras empezaba a
mover el culo y a restregarlo sobre la cabeza del mamador que tenía entre mis piernas, como si fuera un gatito en celo.

-Mójaselo un poco que quiero follármelo, antes de que venga el amo.

Al oír las palabras del gitano fue el moro el que me dejo a medias y sacando la cabeza de entre mis piernas comenzó a restregar la mucha baba que había chorreando en mi polla hacía el perineo. Al subir con esa mano humedecida resbalaba con rapidez y encontró pronto un caliente agujero en el que detenerse.

Su coordinación era casi perfecta pues al ver cómo me volvía a tragar esa gordota polla, el gitano me incrustó un dedo hasta el nudillo.

Hubiera gritado diciéndoles que como prueba de hombría ya estaba bien, pero no pude hacerlo porque me sujetaban con fuerza la cabeza para evitarlo

Unos instantes después, durante aquella primera tarde había algo más que un dedo perforando mi virgen gruta trasera. Se alternaba algo duro con algo blandito y viscoso.

Ahora con el tiempo y la experiencia, sé que ese cosquilleo lo producía la lengua del moro y la dureza la propinaban los dos o tres dedos que me estaba metiendo y que poco a poco me iban dilatando el ano.

El caliente cosquilleo que sentía en mi ojete me había tirado al suelo haciendo que el capullo endurecido de mi polla se llenara de barro por el presemen escupido y la saliva del moro anteriormente depositada alrededor de mi durísima herramienta.

Aunque sentía molestias y algún que otro picor en esa parte era mayor el cosquilleo que había en los alrededores de mi ojete.

-Ahhh, … ahhh.-comencé a gritar cuando noté como algo se había colado rápidamente y sin avisar dentro del mismo.

Tranquilo y relaja, chaval. ¡Que esto es solo el comienzo!- Oí como me recriminaban

Lo peor es que me había hecho ventosa y por más que apretaba hacía afuera no podía sacarlo. El muy grueso y duro objeto se movía con lentitud pero con reticencia, y al hacerlo se iba clavando cada vez más adentro.

-Ahhhh, ahhhh…Como dueleeeee-Volví a gritar

Las jodidas manos del gitano me volvieron a centrar en mi otra tarea, la de comer rabo, olvidando por unos segundos lo mucho que me dolía mi virgen y perforado ojete en esos instantes.

-¡Al final consigues siempre lo que quieres!.

El reproche no iba dirigido hacia mí sino al moro que por lo visto se le había puesto entre ceja y ceja el follarse al sobrino del amo y ahora justo cinco días más tarde había logrado clavármela hasta los huevos después de mucho insistir.

-Esto es mejor que un coño,… esta jodidamente caliente y no sabes cómo me la aprieta.

-Eso os pasa a las otras culturas, que siempre decís que no, pero al final os termináis adaptando muy bien a nuestras costumbres. Hace dos meses ni probabas el vino,… y ahora aquí mírate, a la sombra de un nogal, follándote a un marica.

A mí que me costaba dormirme si se me clavaba una chinita en la espalda imaginaros como hubiera gritado al notar ese largo pollón taladrándome el ojete sin descanso.

Por suerte el gitano, me ahogaba con su dura polla, evitando que mis gritos de auxilio fueran escuchados. Pero claro, el maduro hombre también quería probar y decidieron cambiar de postura, algo que les agradecí.

La boca ya me dolía a rabiar y el culo no veas, pero al verlos apoyar la espalda contra el tronco del nogal y quedarse ahí sentados con el pito apuntando hacia las hojas me acerqué al gitano y agarrándome al tronco del árbol me deje caer sobre esa polla.

-Unooooooo- Conté cuando vi como no podía descender mas.

La mano del hombre se agarró la dura polla, unos instantes antes de que yo comenzara el descenso y debió de apuntar bien puesto que mi culo se abrió con pericia y se tragó esa gordota polla hasta los huevos en un solo golpe.

-Dosssssssss- volví a decir tras el siguiente y doloroso descenso.

Ese era el plan ninguno de los tres teníamos reloj, por lo que yo debía contar hasta diez subiendo y bajando sobre esas pollas. Esta era la forma más justa que encontramos para poder atender a esas dos pollas sin que ninguno de mis dos maestros de follesca gozaran de más tiempo del debido, en su propio beneficio.

Saltando estaba sobre esa polla cuando el moro comenzó a preñarme en el séptimo u octavo-Seiiiiiissssssssss.

Gracias a eso pude sentarme y saltar a gusto sobre la gorda polla del gitano que comenzó a descargar entre gritos, cuando yo ya iba por el-veintiunoooooooo

š š š [ Un palomo en un palomar ]


-Al final fui yo el que los cacé. Me estaba escamando demasiado esa forma en la que trataban al muchacho todas las tardes.-comenzó a relatar mi tío.

“Otra tarde más en la que este crio nos ha dejado sin siesta”

“Que si este hoy tampoco podrá sentarse al llegar a casa…”

“Que si ya se va ir bien merendado, cuando se vaya el jefe…”

“Que si va a terminar engordando dos kilos con lo mucho que traga…”

-La tarde anterior le había llegado a preguntar a mi sobrino, si le pasaba algo con esos hombres, pero aquí el puto maricón me dijo que nada, que solo se metían con él para hacerle rabiar,… que no se lo tuviera muy en cuenta.

Cansado de tanta gracieta esperé la ocasión idónea para ver qué diablos se estaba cociendo aquí cuando yo no estaba. Por eso una de las tardes nada mas irme de la finca aparqué en el camino y regresé caminando a pie hasta la casa. No quería que el ruido de la furgoneta los alertara.

Esos viejos perros, habían decidido ocultarse de miradas ajenas, por eso descubrieron que encaramándose a lo alto del palomar, y cerrando tras de sí la puerta con llave, podrían hacer lo que se les antojara con mi sobrino sin que nadie que pasara por el camino o llegara de improviso a la huerta, los viera o los pillara infraganti.

Yo que soy un tío con recursos, me encaramé al tejado y desde ahí caminé con sigilo sobre las tejas mientras el sol del mediodía me daba en la nuca.

Al mirar por los agujeros que servían para que estas aves entraran y salieran del palomar, los vi a ellos a punto de entrar y salir dentro de los orificios que aquí el maricón de mi sobrino les ofrecía gustoso.

Gustoso y bien desnudo como su pobre e ignorante madre lo trajo al mundo

Los dos hombres se desprendían de las ropas con celeridad, entre risas pidiéndole al cerdo que se abriera bien el agujero del culo para ellos. Sabían que no contaban con mucho tiempo antes de que yo mismo volviera para darles más trabajo.

-Quiero follar, …dadme por delante y por detrás-Les pedía este perdido mientras agitaba el culo y se pajeaba con la mano

Aquí el joven y maricón mozo los esperaba culo en pompa y con los calzoncillos bajados hasta las rodillas.

-Mira al puto palomo como espera su ración de polla-Le dijo el uno al otro mientras se acercaban masajeando lentamente sus pollas logrando que se pusieran en masiva erección.

Comenzaron a sobarle los cachetes del culo y creo que hasta algún dedo le debieron de meter pues aquí el puto marica dio un leve grito acompañado de un respingo.

El gitano se acercó hasta los labios del joven y este los abrió ligeramente, esperaba ansioso el ser alimentado a base de rabo, pero el hombre prefería no introducirlo todavía.

Le escupió en la cara y aquí tu hermano se relamía mientras dejaba que esa polla manchada de saliva se le restregara por ella.

El gitano sabía lo que se hacía quería que sacara le lengua y se dedicara a lamerle la polla, pero sin dejar que se la engullera.

Conseguía de esta forma, que fueran aumentando en el chico las ganas de comérsela.

Eso terminaría distrayéndolo dejando su culo a merced del moro que ya empezaba a restregar su dura y chorreante polla en los alrededores del prieto y cada vez más ensanchado ojete.

-Míralo,… mas maricón que un palomo cojo.-Murmuró el moro al ver como el chico se abría los cachetes del culo para lograr que la polla se le metiera de una puta vez hasta los huevos.

El joven y mal estudiante siempre tuvo curiosidad por saber del origen de ese dicho, pero aun estando en lo alto de un palomar no lograba ver la relación. Lo único que si apreciaba a ver era como esas dos pollas le iban dando, por delante y por detrás, mientras los palomos, estuvieran cojos o no revoloteaban nerviosos sobre ellos.

Ver ahí a esos hijos de puta abusando de mi sobrino me la puso jodidamente dura. Pero decidí actuar como haría un hombre,… en esas circunstancias.

A esos dos capullos se les quitaron la ganas nada más oír la voz que les di, llamándolos hijos de puta y mas lindezas por el estilo.

Cuando entré en el corral, ya se habían vestido y bajaban por la escalera intentando rumiar alguna escusa que no me cabreara más de lo que ya les había manifestado.

-Nos lo pidió él, quería que le enseñáramos lo que era follar- Me dijo uno de ellos, intentando que esas idiotas palabras mejoraran las cosas.

Las ostias que les di se las merecían. Después aparté la escalera dejando aquí a este capullo encerrado en el palomar, no quería que huyera ya que debía hablar con él antes de que volviera a casa.

Esperé a que esos desgraciados recogieran sus cosas y subieran a la furgoneta. Después los dejé en las afueras del pueblo diciéndoles que no quería volver a verlos más.

-Esta semana todavía no hemos cobrado-Me reprochó el gitano mientras se bajaba, aun dudando.

Suerte tuvo de hacerlo pues de no haberlo hecho se habría llevado un puñetazo en los morros bien dado.

-Consideraros cobrados en carne, ya que por lo visto mi pobre sobrino os ha pagado ya bien.-Les grité mientras arrancaba la furgoneta

-Y sabed que si os vuelvo a ver cerca de él os denuncio.


š š š [Un culo que pierde aceite]

 

-Lo encontré muerto de miedo, en lo alto del palomar. Pensaba que durante mi ausencia yo habría ido en busca de sus padres para que vieran en lo que se había convertido.-Continuó el relato mi tío Luis

-Le arrojé las ropas a la cara las había dejado bien dobladitas en uno de los rincones del corral para que no se mancharan, así que esperé a que se vistiera, pero al verlo ahí temblando de miedo encontré un extraño deseo creciendo irremediablemente en mí.

-Le pedí, mientras se vestía, que me contara cómo se había iniciado todo aquel disparate, y en su relato me la terminó poniendo dura a reventar.

-Podías habérmelo contado antes-Le dije mientras me acercaba a su cuerpo aun tembloroso

-¿Contarte el qué?,… que me engañaron para follarme y que siguieron haciéndolo durante los días siguientes cuanto quisieron y como quisieron.-Me dijo entre lágrimas

-No… el que estabas falto de rabo y cómo ves yo aquí tengo carne de sobra

-Desde ese día me he encargado de enseñarle a tu hermano todo lo que sabe ya sobre el sexo, sobre las pollas y el cómo darles un buen uso

-Ya tío, pero es que esto que estabais haciendo está mal,... Muy mal-Matizó mi hermano

-Pues para estar tan mal como dices, bien que te la has cascado mientras nos espiabas.

Con sus palabras mi tío Luis quiso hacerle saber que lo había visto encaramándose en la escalera mucho antes de que nos gritara.

-Es que no me lo podía creer por eso he tardado tanto en reaccionar.

-Ahhhh, … ¿y sueles cascártela cuando ves algo que no te puedes creer?... Venga sobrino ve desnudando a tu hermano que me parece que el también quiere probar lo que se siente cuando le meten una buena polla en el culo.

Me abalancé sobre mi hermano que no paraba de murmurar una serie de noes incoherentes y fui quitándole toda la ropa.

-Tu si, …tu sí.-murmuró mi tío como respuesta a su negativa

-Díselo tú. ¡Dile que no quiero que me folle!-Me rogó mi hermano que en ese momento vio en mi mirada extrañada una posible escapatoria a lo que estaba a punto de pasarle

Pero al ver que no decía nada volvió a hablar mi tío.

-Has visto el tremendo festín de polla que se estaba pegando tu hermano y te has puesto a cascártela, a ver si no te crees que te he estado viendo de reojo todo el rato-Le reprocho mi tío mientras se iba hacía el otro lado del palomar.

-¡Yo no quiero, que me dé por el culo!- Me dijo mi hermano mientras me miraba suplicante a los ojos.

“¡Como si estuviera en mis manos el poder evitarlo!”-Pensé yo

-Tú relájalo todo lo que puedas y ya verás cómo te entra...y cuando él la saque te dará tanto gusto que querrás que te la vuelva a meter. ¡En eso consiste el follar! - Le dije en mi recién adquirida condición de experto

-Yo solo quiero que me la chupen- murmuró al ver cómo ni siquiera a mi sería capaz de convencer de que él no era marica

-Tú aguanta y luego en casa te la mamo, las veces que quieras, pero ahora es mejor que no lo cabrees más.

-Pero y... ¿si me duele?

-Entonces no haber venido- Le reproché victorioso

-¿Dónde tenemos la botella de aceite?- Me preguntó mi tío desde el otro lado del palomar.

-Tiene que estar por ahí, mira por el suelo-Le grite a mi tío mientras le bajaba a mi hermano el pantalón hasta los tobillos

-Si estoy mirando pero es que no veo más que calzoncillos rotos y pañuelos de papel arrugados.-Me replicó mi tío

Mi hermano me miró mas sorprendido aun, quería saber cuántas veces llevaba haciendo aquello con el tío, pero con un gesto negativo de mi cabeza le hice saber que sería mejor que no preguntara.

Le levanté los brazos y tirando de su camiseta le deje el torso al desnudo.

-Dame los pantalones también si no quieres que se manchen.

Me hizo caso y se desprendió de los pantalones con dos certeras patadas.

Quedó por tanto desnudo y descalzo ante mi tío que volvía con la botella de aceite en las manos.

Se echó un buen chorretón en la gran manaza y colocando a mi hermano mayor de cara a la pared empezó a hurgarle en el trasero.

-Ayy, ayyy- Gritó el al notar como un dedo le profanaba su puerta de atrás.

Tranquilo, este aceite que llevo en los dedos te facilitara las cosas, pero antes tengo que extenderlo bien en toda la zona.

Mi hermano me miraba con odio como queriendo hacerme constar que todo aquello era culpa mía.

Yo solo me acerqué hasta el mientras acariciaba su pecho desnudo.

-Tranquilo hermano ya verás cómo te gusta- Le dije mientras mi mano iba bajando lentamente hasta encontrarse con su polla más dura que una piedra.

Empecé a pajeársela como hubiera hecho con la mía en esos momentos, pero mi tío volvió a tomar el control de la situación.

-No dejes que se corra porque entonces cerrara el culo y no habrá manera de darle por detrás.

-Tranquilo tito, ya sé lo que debo de hacer le dije mientras comenzaba a lamer los pezones del desnudo cuerpo de mi hermano.

El seguía diciendo que no pero cada vez y con más insistencia lanzaba el culo hacía atrás, como queriendo que esos dedos invasores se le clavaran lo mas dentro posible.

-Ayyy, … ayyy, me duele- decía el mariconcete sin dejar de menear el culo de un lado a otro.

-Venga ponte a cuatro patas y aguanta como un campeón, que vamos a intentar metértela.

Mi tío lanzo el cuerpo de mi hermano al suelo del palomar y este con muy pocos remilgos clavó las rodillas en el sucio suelo y esperó culo en pompa a que ese pedazo de polla se empezara a restregar con insistencia en los alrededores de su lubricado ojete.

El tío Luis metió un ligero empujón a su voluminoso cuerpo y todo el capullo se alojo dentro de ese virginal ano.

-Ahhhhhhhhh, …..Joderrrrrrrr

El grito que pegó mi hermano tuvo que oírlo hasta mi madre, pero por suerte estaba a kilómetros de allí y para cuando llegara toda esa enorme polla la tendría ya clavada hasta los huevos.

Después vinieron, otros dos nuevos empujones seguidos de otros dos fuertes gritos, por eso decidí actuar.

-Aguanta un poco hermano que ya verás como da un gusto que te cagas.

-¿Seguro?-me preguntó el inocentemente y con una cara de dolor que no os podéis ni imaginar.

-Tío dame un poco a mí para que vea como es verdad.

La polla salió con tal virulencia y se balanceo en el aire que parecía tener vida propia, por suerte iba bien unida al semental que la portaba y que se acerco a mí con rapidez.

Me había puesto también culo en pompa para demostrarle a mi querido hermano que no había porque gritar tanto.

Por eso cuando mi tío me embistió sin lubricante ni nada solo me mordí un poco los labios mientras iba notando como cada centímetro de ese descomunal nabo se iba clavando bien dentro de mí.

Al ver como los gordos huevos hacían de tope contra mi abierto culo, la sacó hasta la mitad y volvió a embestirme. Me vi lanzado hacia adelante pero seguía aguantando como un campeón.

-Prueba otra vez conmigo tito Luis- vino a decir el envidioso de mi hermano.

Esta vez el cabrón no grito porque sabía que si lo hacía otra vez se vería privado de esa enorme polla.

Se mordía los labios, miraba al cielo del palomar, clavaba las uñas en el manchado suelo pero el hijo de puta no gritaba, solo disfrutaba al igual que yo de ese enorme pollón que nos taladraba el ojete haciendo que nuestras piernas temblaran de gusto.

-Os voy a preñar a los dos bien preñados, pedazo de maricones.

Mi tío estaba que no podía más y dando una fuerte metida hasta los huevos al cabrón de mi hermanito empezó a soltar su caliente descarga allí dentro.

-Aggghhhh, … ahhh si como la noto tito Luis.

Yo que para cuando mi tío se la saco ya estaba harto del aguafiestas de mi hermano vi en la polla dura y semi-empinada que portaba una venganza justa, así que dejando que se tumbara en el suelo, me senté sobre su juvenil rabo y comencé a cabalgar sobre su dura polla.

Mi hermano me miraba extasiado, todavía le ardía el culo, pero desde su polla no dejaba de notar como las paredes de mi entrenado ojete no dejaban de estrangularle la polla.

-Ayyy, … hermano no puedooooo masssss.

-Si puedes, deja que sea yo el que me folle.

-No puedooo, … te digo que no puedoooo massss

-Aguanta un poco, cabrón que a mí me falta un minutooooooo.

Notando como su durísima polla se movía dentro de mi apretado culo empecé a correrme y segundos después lo empezó a hacer mi hermano.

Después de aquel polvazo solo nos quedo acordarnos de que el tío Luis todavía seguía allí mirando a sus queridos sobrinos y en lo que él en parte los había trasformado.

Estaba rendido sentado sobre el sucio suelo mientras se fumaba un cigarro, por eso no puso impedimento al verme llegar hasta él gateando y con el culo bien lleno de lefa.

Al verme como agarraba su polla para empezar a lamérsela me volvió a decir.

-Eres un marrano, Toñín, … no se qué voy a hacer contigo.

Mi hermano metió también la cabeza entre las piernas de mi tío y comenzó a lamerle los peludos huevos.

-y tú todavía no nos has contado para lo que has venido- Le dijo mi tío al aguafiestas de mi hermano mientras le acariciaba cariñosamente del pelo.

-Ha sido mama, que después de que te fueras ha recordado que también necesitaba un par de kilos de patatas. ¡Menos mal que me ha mandado a mí!-Suspiró antes de meterse un huevo en la boca

-Si al final a lo tonto me estoy convirtiendo en el único proveedor de esta jodida familia.- nos dijo mi tío antes de que empezáramos a reírnos a carcajada viva los tres.

 

 

Datos del Relato
  • Categoría: Gays
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