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Categoría: Gays

Hombre casado quiere hacer realidad sus fantasías homosexuales

Os contaré algún encuentro con un buen amigo. De esto hace ya más de 10 años.

Era un amigo que había conocido a través de una página de contactos gay, en ella yo, entraba y buscaba a gente que no fuera muy promiscua, con la intención de esquivar las enfermedades venéreas ya que estaba casado y me quería seguir siendolo.

Así que ese miedo me llevó a escoger a ciertos contactos que decían que tenían poca o nada de experiencia y que también eran casado como yo. Como veis, no quería problemas.

Así que uno fue Pedro, contacté con el y quedamos varias veces para conocernos y hablar en persona para ver si había atracción.

Pues sí, hubo atracción, confianza, respeto y esto nos llevó a quedar para tener sexo, sexo del bueno, sin malos rollos, sin problemas.

Los dos buscábamos un follamigo, un amante fijo y ambos éramos versátiles, preferíamos esto para no poner coto a nuestras fantasías, para así aumentar las posibilidades de placer.

Dicho esto paso a contaros uno de nuestros encuentros.

Bien, eran las diez en punto de la mañana y ya había estacionado mi vehículo, tomo mi móvil y llamo a mi amigo según habíamos convenido.

Hola Pedro, ya estoy por aquí.

Hola, sal del coche sin colgar, así te veo desde donde estoy.

Ok, salgo. ¡¡¡¡Dije yo y al momento oigo a través del Teléfono, joder tío!!!! ¡¡¡Qué bueno estas!!!

Gracias, acerté a decir yo, pues me había puesto nervioso, excitado y con ganas de comerle la boca.

Estoy en el acceso al andén de la estación.

Vale, voy, estaba en una estación de cercanías de una localidad de Madrid.

A esa hora casi no había movimiento, de manera que en cuanto me dirigí hacía el lugar de encuentro, enseguida le vía.

Puffffff, que decir, me gustó ver a ese hombre de unos 35 años, alto y con cuerpo de hacer deporte con habitualidad.

Llego a su altura y le saludo estrechando su mano fuerte a la vez que ambos decimos Buenos días.

Nos dirigimos hacia su casa, caminábamos rápido y al entrar en su hogar, cerramos la puerta y comenzamos a besarnos. A los dos nos volvían locos los besos.

Entramos en su habitación, entre besos y magreos nos desnudamos.

Él tenía un cuerpo de vicio, musculado, con un polla grande, gruesa y muy apetecible. Y como no podía ser de otra forma allí, a su polla, fueron mis manos. Mientras las suyas hacían lo propio con la mía y mi culo, a la vez que nuestras lenguas se entrecruzaban, se enlazaban, se perseguían dentro de nuestras bocas unidas en uno de los besos más calientes que me han dado nunca.

Tío, que bueno estás, que ganas tengo de polla.

Tu sí que estas estupendo, me encanta tu cuerpo, tu polla y tu forma de besar.

He de decir que hablar mientras nos metíamos mano o follabamos era uno de nuestros morbosa, una fantasía que hacíamos realidad cada vez que quedábamos.

Me eché al suelo de rodillas y le empecé a regalar una rica mamada, mis manos recorrían el tronco de la misma y otras veces masajeaba sus huevos, notando su calor, oyendo sus gemidos. Puffffff, Ummmm, dejaba de jugar con su capullo y su polla y ahora le comía los testículos, a la vez que le hacia una paja.

Cielo, cielo, para, que me corro y quiero disfrutar mucho más.

Me levanté me acerqué de nuevo a su boca y comenzamos a besarnos, mientras nuestras manos recorrían nuestro cuerpo, deteniéndonos en el culo.

Al rato, me tumbó en la cama y tomó mi miembro, le dejó caer saliva que dio de lleno en mi capullo, acto seguido se acerca y con su lengua empieza a jugar con mi capullo y la saliva. Daba círculos con su lengua, sus manos masajeaban mi polla, y yo, yo gemía de placer.

Así estuvimos un rato largo, de nuevo, otra vez, se detiene y se acerca a mi cara, nos besamos y con nuestras bocas fundidas en el beso emitíamos leves gemidos, ronroneos de placer.

Cielo, quiero que me folles, me dijo Pedro.

Vale, dije yo, ponte a cuatro patas.

El raudo se puso a cuatro patas, ofreciéndome su culito depilación, rasurado, suave, donde mis manos y mi lengua deslizaban delicadamente.

Mi lengua hacia círculos alrededor de su preciada y caliente entrada, mis manos sonaban sus glúteos musculados a la vez que les separaban para permitirme comerle todo el culo.

Que rico, que olor a limpio y a hombre al mismo tiempo. Mi lengua ya presionaba en su apertura, apertura que cada vez estaba más relajada.

Rápidamente mis dedos fueron a invadir sus entrañas y en un ratito le había metido dos dedos con un movimiento similar a una follada.

Cuando sus gemidos, se acentuaba, yo paré para ponerme un preservativo, el miraba atento y….

Que ganas tengo de sentir tu polla dentro. Métemela hasta los huevos.

Me tienes a mil le dije yo, no sé lo que aguantaré, eres un tío muy caliente y sabes cómo excitar.

Dicho esto, me cuadro detrás de él y apuntó mi capullo perfectamente lubricado a su culo, que él se había preparado para recibir mis embestidas.

Empujó, lenta, suave y delicadamente, puffffff, ¡¡¡¡¡OHHHHHHH!!!!!, QUE RICO!!!!!!! Dije una vez mi polla entraba, notando como se abría camino.

Ummmm mm!!!!! OHHHHHHH!!!!! SIIII IIII III!!!!!! cielo, así, que gusto, dame todo. Me dijo.

Yo oído esto empecé a embestir le con ganas, fuertes empujones, pero con movimientos lentos, para que disfrutara de todo el recorrido de mi polla dentro de él.

Llevábamos un rato en esa postura, yo le daba polla, me gustaba y más aún sus gemidos y sus palabras. El notaba como me quedaba poco para terminar y tirándose e incorporándose hacia atrás, buscando mi cara con la suya, me dejó un beso caliente y

Para cielo, no te corras todavía, quiero disfrutar más.

Pedro, cariño, si sigo te lleno. Mejor paremos como dices tu.

Al momento le saco la polla y el me quita el preservativo y me tumba boca arriba, echándose el encima.

Volvimos a los besos calientes y cuando mi excitación bajo un pelín, me puso otro preservativo y se clavó mi polla de una vez.

Ahora era él el que controlaba el folleto, se había puesto en cuclillas encima.

Cariño, quiero seguir yo, le dije. Él se sentó encima y se tumbó a buscar mi boca, mis manos abrían sus glúteos para que mi polla entrase bien con mis empujones. Esto siempre entre besos calientes y gemidos.

Al rato ya no podía más, le avisé y el empezó a tocarse hasta que ambos explotamos en una buena corrida, entre gemidos y sellada, como no podía ser de otra forma, por un beso caliente.

Si os gusta luego os cuento como seguimos.

Datos del Relato
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