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Historia de Sofía la madre de Rubén

Hoy voy a comenzar a contar la historia de mi vecina Sofía, la madre de mi joven amante Rubén, y será a través de su boca y pensamientos.



Como recordarán por mi relato anterior en el que narro parte de mi historia y aventura con mi joven vecino Rubén, cuando sus padres fueron a mi casa a recogerle tras venir del viaje que habían realizado, al despedirse quede con Sofía para el día siguiente tomar café y después irnos de compras o dar un paseo.



En efecto tras comer a eso de las tres de la tarde, llamaron a mi puerta era Sofía, que como habíamos acordado, estaba allí para tomar café y después si nos parecía irnos a dar un paseo o de compras a Madrid. Ella venía muy bien vestida con una ropa ajustada a su cuerpo y bastante corta, daba un aspecto juvenil a pesar de sus 38 ó 39 años que tenía. La hice pasar al salón y nos sentamos, yo estaba con ropa de estar en casa (una bata y bajo ella mi ropa interior). Tras sentarnos y saludarnos, la dije que esperará un momento que iba a la cocina a por el café (que ya le tenía preparado de antemano).



Me siento a su lado y sirvo los cafés y comenzamos hablar. Cuando llevamos unos minutos hablando, la digo directamente que sé todo referente a su doble vida y que lo del viaje ha sido todo una estratagema para que su hijo Rubén consiguiera estar conmigo y poseerme, cosa que él se lo pidió y la obligo hacerlo como pago a su silencio, para que su marido no se entere de su doble vida.



Ella se siente sorprendida y se ruboriza un poco, yo la tranquilizo diciéndola que no es la única que se dedica a eso , que sin ir más lejos yo misma me he prostituido e incluso soy socia de una casa de putas, en la cual si lo desea puede trabajar. Ella al oír esto se tranquiliza un poco y entonces yo la cuento mi historia por encima los rasgos más importante y después la digo:



“Porque no me cuentas tú tu caso, seguro que te sentirás mejor a contármelo, te prometo que de mí no saldrá nada ni se lo contaré a nadie que tú no quieras que lo sepas, incluso ni a mi marido”.



Ella entonces asienta y comienza su historia, pero antes de que comience  y nos la narre con sus propias palabras quiero haceros una pequeña presentación del cuerpo y la persona de Sofía.



Es una mujer casada de 39 años, morena, muy educada, estuvo interna en un colegio de monjas hasta que cumplió los 16 años en que abandono el internado para cursar estudios universitarios. Acabo la carrera de económicas y a los 20 años se casó con su marido, por haber quedado embaraza de su único hijo (Rubén) y, este hijo actualmente tiene 18 años cumplidos y va camino de los 19. Sofía tiene un cuerpo espectacular, muy bien conservado y compensado, no es delgada pero tampoco gorda. Destacan dos partes esencialmente de su cuerpo y son dos grandes pechos  (de una talla 140 -150) y un culito respingón que a cualquier hombre debe quitar el hipo. Como suele vestir con ropas muy ajustadas y cortas, da un aspecto muy juvenil y  a la vez invita a su paso al deseo a cometer algún pecado carnal con ella. Al tener a su hijo Ruben hace ya 19 años dejo de trabajar y estudiar y solamente se dedica a las labores de la casa, pues con el sueldo de su marido (un alto ejecutivo de una importante multinacional) no es necesario que trabaje, y tienen una economía bastante saneada y alta. Por consiguiente se descarta la razón económica de que ella se haya dedicado a lo que se dedica en su doble vida por apuros monetarios.



Tras  esta pequeña introducción paso la palabra a Sofía.



Soy una mujer creo que normal aunque cuando voy por la calle, observo que muchos hombres me miran y al pasar vuelven la cabeza para verme mejor. Actualmente tengo 39 años y estoy casada con un hombre casi 10 años mayor que yo, es ejecutivo de una multinacional y gana bastante dinero con lo cual no tenemos problemas económicos (puedo decirles que tiene un sueldo bruto a anual de unos 120.000€) . Pero tiene un defecto, es bastante mujeriego, aunque a mí me tiene algo abandonada (lo que unos desean e incluso pagarían por tenerlo, el que lo tiene en casa lo desprecia). Tengo un hijo de 18 años, bueno podemos decir ya que de 19 años, le falta menos de un mes para cumplirlos. Soy de pelo moreno, y llevo una melena que me llega a media espalda. Para mi gusto estoy un poco rellenita, aunque la mayoría de la gente dice, que no, que estoy bien, ni gorda ni delgada. Hay dos partes que destacan en mi cuerpo y una es mis senos, pues uso una talla de sujetador de 120-130, aunque la talla real de mis pechos es de 140 tirando más hacía 150 –que espero alcanzar dentro de poco-(me gusta llevar tallas de sujetadores más pequeñas para resaltar más aún mis pechos, por eso las tallas de mis sujetadores según la marca suelen ser de 120 ó de 130), por consiguiente son bastante grandes. Y la otra es mi culito que le tengo duro y un poquito respingón, muy agradable a la vista de los hombres. Mido 1,65 de estatura, pero si exceptuamos las dos partes de mi cuerpo que he mencionado, todo lo demás lo tengo  (creo) bien proporcionado y en su sitio.



Soy hija única, de una familia de clase bien, con una buena posición tanto económica como social. Mi padre es y ha sido toda su vida un hombre muy rígido y muy riguroso en mi educación. Siempre ha sido el que ha llevado la voz cantante y el mando en la casa, mi madre siempre ha hecho  y acatado lo que él ha dispuesto igual que yo. A partir de los seis años, me metieron interna durante todo el curso en un colegio de monjas, permaneciendo y cursando todos mis estudios en él, hasta que cumplí los 16 años y comencé la universidad. Como comprenderán si en casa la educación y disciplina era rigurosa, en el colegio no fue menos con las monjas. En estos años, fui educada rigurosamente en la fe católica, con todas las restricciones que esto lleva, pues en el tema sexual todo era pecado. Éramos castigadas con bastante frecuencia, muchos castigos eran físicos, nos azotaban con unas varas finas de mimbre (cosa que con el tiempo me acostumbre y algunas veces incluso deseaba ser castigada -y buscaba el castigo- pues sentía una sensación extraña entre el dolor y el placer al ser tratada de esa forma). Sin que las monjas se enteraran, tuve algún escarceo lésbico con algunas de mis compañeras, que no pasaron de tocarnos mutuamente nuestros sexos y nuestras incipientes tetitas, así fue pasando el tiempo hasta que acabe mis estudios y tuve que dejar el colegio para ingresar en la universidad, con 16 años a punto de cumplir 17 años. Por aquel entonces yo ya había desarrollado y mi cuerpo era similar (salvando la distancia de los años) al actual, es decir tenía ya unos pechos bastante grandes (no tan grande como ahora) pues tenía a esa edad 110 de talla de pecho  (y en ese tiempo usaba la misma talla de sujetador, todavía no había comenzado a utilizar tallas menores de la prenda con relación a la talla real mía de pecho) y el culo ya estaba duro, rígido y tan respingón o más que ahora. En la universidad, aparte de estudiar, tuve bastante éxito entre mis compañeros y con más de uno llegue casi a tener relaciones sexuales, sin llegar a consumar el acto. Cuando cumplí 19 años conocí, en una fiesta de unos amigos a mi actual marido, nos gustamos y comenzamos a salir más a menudo. Al ser  él 10 años mayor que yo, prácticamente el que dirigía nuestra relación y por su experiencia era él. En un descuido, me quedó embarazada y para evitar el escándalo (tened en cuenta los años que eran) nos casamos. Al enterarse mi padre de mi estado, lo primero que hizo fue darme un buen bofetón e insultarme poniéndome de puta y golfa para arriba. Luego tras los insultos se quitó el cinturón y me propino una buena tunda de correazos por todo mi cuerpo (volví a sentir la misma sensación de dolor y gusto de cuando en el colegio era castigada con la vara de mimbre por las monjas. Haciendo que el castigo que me estaba propinando mi padre se convirtiera en vez de dolor en placer). Cuando acabo de azotarme, cogió el teléfono y llamo a mi novio, este se presentó rápidamente en casa y tras recibir otra bronca y ponerle de sinvergüenza para arriba mi padre, este llamó a mis suegros. Nos reunimos las dos familias y se concertó la boda y a al mes (para evitar que se me notase la barriga) nos casamos como si nada hubiera pasado. Yo cuando me casé ya estaba trabajando (era un trabajo a tiempo parcial, pues seguía estudiando), pero al parir me dijo mi marido que dejara el trabajo, para atender mejor al niño y acabar mis estudios. Desde entonces me dedico a la casa  (aunque tenemos asistenta externa) y a la crianza y cuidado de mi hijo.



La relación con mi marido continuo durante unos años bastante bien, y en el terreno sexual no podía tener queja, pues era raro el día que no hacíamos el amor al menos una vez, aunque hubo un tiempo (los dos primeros años) que follábamos entre tres y cuatro veces diarias. Luego él siguió atendiéndonos para que no faltara nada en la casa ni al niño ni a mí, pero en el terreno sexual se fue alejando poco a poco de mí y buscando aventuras fuera. Llegando al extremo que actualmente follamos muy de tarde en tarde y porque yo me pongo pesada y no le queda más remedio, esto ocurre cada mes y medio o dos meses. Por tanto me tengo que consolar yo misma con masturbaciones y toqueteos propios. De esta forma estábamos hasta hace aproximadamente tres años en que estando un día sola en casa cogí el periódico que mi marido había dejado encima de la mesa del salón y tras leerle llegue a la sección de anuncios. No sé porque leyendo algunos que otros llegue a la sección de relax o contactos y visionando me llamo la atención algunos en que mujeres ofrecían su servicio en pisos privados en varias zonas de Madrid. Al irlos leyéndolos, sentí algo entre mis piernas un cosquilleo como si me estuviera calentando e incluso comencé a echar líquidos vaginales que acabaron mojando mis braguitas. Cuando reaccione estaba leyendo con el periódico apoyado encima de la mesa y con una de mis manos tocándome mis pechos por encima de mi ropa y la otra metida bajo mi falda tocando mis bragas mojadas. Al darme cuenta de lo que hacía deje de leer, cerré el periódico pero no pude evitar tocar mi sexo y masturbarme, pensando en esas mujeres que se ofrecen a hombres en los periódicos, hasta que conseguí correrme y tener un gran orgasmo.



Pasé el resto del día intranquila y no se me iba de mi cabeza esos anuncios. Al otro día tras irse mi marido a trabajar y dejar de nuevo el periódico como el día anterior en el salón. Volví a cogerle pero esta vez me fui directamente a la página de anuncios y a la sección de contactos y relax. Tras ojear todos los que había me paré en uno que decía: “Soy Cristina, si quieres disfrutar, pasar un rato agradable y hacer realidad todas tus fantasías, si todas ellas, no importa cual, mis chicas y yo (jóvenes y maduritas entre 25 y 45 años) las haremos realidad , visítanos  te daremos una atención y un servicio exquisito como solo tú te mereces. Estamos las 24 horas del día llámanos al 91 519 5….. Si vienes seguro que repetirás” Le volví a leer y de nuevo me comencé a mojar y tuve de nuevo que calmarme masturbándome.



Cuando volvió mi marido tras darle muchas vuelta y llevando la conversación al tema de la prostitución en España , hice hincapié en los anuncios del periódico en los que se anuncian señoras o señoritas para prestar sus servicios y le pregunté si él sabía cómo era eso y si conocía alguna de estas casas o piso. Por supuesto me dijo que para que quería saber eso, dándole yo una contestación de: “no como ha salido el tema y he visto algunos anuncios en los periódicos, solo por curiosidad y por decir algo”, para que él no apreciara el interés mío hacia este tema. Entonces él me dijo (como es natural y era de esperar , aunque sé que es mentira) que él personalmente no conocía ninguno, pero que por lo que algunos conocidos le habían contado, eran pisos o casa en las que varias mujeres ofrecen sus cuerpos a todo el que llega y solicita sus servicios a cambio de dinero. Y que las mujeres que están allí y se dedican a ello tienen que hacer todo lo que el cliente quiere, por guarro y desagradable que sea sin negarse a nada ni a ningún capricho que el que paga quiera. Yo le dije que, qué pena me daban esas mujeres , pues eran utilizadas como simples objetos y tener que hacer e irse a la cama con cualquiera que solicitara sus servicios y los pagara , fueran guapos, feos, educados, brutos guarros etc. A partir de aquí mi marido siguió comentando otros temas, pero yo solo asentía, pues no estaba atendiendo a lo que me decía mi mente solo estaba en lo que acababa de decirme: “de que las mujeres de esas casas ofrecen sus servicios por dinero y que tienen que hacer sin poderse negar a nada, por desagradable que sea,  todo lo que quiera el cliente”. Nos fuimos a acostar y me seguía dando vueltas todo esto en la cabeza y ello me calentaba muchísimo, trate de que mi esposo me follara esa noche, pero me dijo que estaba cansado y no le apetecía, de modo que esperé a que se durmiera y me volví a masturbar, para calmar mi calentura.



A la mañana siguiente, al levantarme llame a mi marido y le dije que pasaría todo el día en Madrid con unas amigas y que llegaría a casa sobre las 8 ó las 9 de la noche, que no se preocupara por Rubén pues le dejaría preparada comida y que con 19 años ya sabe cuidarse. Cuando se levantó mi hijo le dije la misma historia y que le dejaría la comida preparada solo para calentarla, para que comiera cuando volviera del colegio. A mí seguía golpeándome mi cabeza el dichoso anuncio, al final me decidí a llamar al número de teléfono que ponía en el periódico, pero tenía que disimular mi voz, pues yo era mujer y no es corriente que una señora llame para estos servicios. Por fin cogí el teléfono y coloqué un pañuelo en el auricular y llame, haciéndome pasar por un joven que quería saber sobre lo que ofrecían. Me dijeron la dirección, era calle C…..… cerca de López de Hoyos y Avenida de América y al preguntar las tarifas, me contesto la voz que me hablaba al otro lado del teléfono:



“Usted venga, eso ya lo arreglamos aquí, verá como no se arrepiente, lo pasará muy bien. Ha anotado bien la dirección, le esperamos”.



El saber el lugar donde estaban, me puso más nerviosa aún y me entró curiosidad por saber dónde sería y el aspecto que tendría la fachada, etc. No pudiéndome aguantar, cogí me vestí como suelo hacer (ropa ajustada y corta, tipo juvenil) y sin pensarlo dos veces me dirigí al garaje y cuando iba a coger el coche, me lo pensé mejor y decidir dejarlo y coger un autobús que me llevara a Madrid y desde la Plaza Castilla ya me movería en transporte público.



Así lo hice, al bajar del autobús de mi pueblo , que para en la Plaza Castilla, entré en el metro y cogiéndole, miré las líneas , tenía que hacer un trasbordo para llegar hasta la dirección que me habían dado, lo hice y me baje en la estación de Prosperidad. Salí del metro, cruce la calle López de Hoyo y metiéndome por una de las calles  llegue a la calle C….…. Hasta la altura del número que me había indicado la señora. Era un bloque de pisos, normal, que nada  hacía sospechar que actividades se realizaban en el 3ªD del mismo.



Comienzo a pasear a arriba y abajo de la acera de enfrente, miro una y otra vez las ventanas que yo creo que pertenecen al piso que me han indicado, pero están tapadas la vista por unas cortinas, no se aprecia movimiento alguno en ellas. No sé qué me pasa, me están entrando ganas de llamar al timbre y ver  que hay, es más  me veo e imagino trabajando en esa casa y esta idea me excita y hace que me moje mis bragas, pero me digo : “Estas loca Sofía, eso no puede ser, que disparates se te pasan por la cabeza”. Sigo dando vueltas en la acera, arriba y abajo. De pronto veo salir del portal un hombre como de unos 50 años, de estatura media y gordo, mira hacía un lado y hacía otro, luego se mira hacía sus pantalones y llevándose su mano a su bragueta se sube la cremallera del mismo, pues la tenía desabrochada.  Al ver esto pienso que puede ser un cliente que acaba de pagar un servicio con una de las señoras o señoritas que están en el piso, me imagino que esa chica con la que lo ha hecho he sido yo y me caliento aún más. No sé qué me pasa, que sin darme cuenta y sin querer estoy cruzando la calle y llego ante la puerta del portal, miro el portero automático y veo el 3ºD y como una autómata llevo mi dedo índice de mi mano derecha a él y apretando oigo el timbre del mismo que suena. A los pocos segundos oigo una voz que me dice:



“Si, ¿quién es? ¿Que desea?”



Yo al oír la voz, me doy cuenta de la situación y dudo si contestar o no, y al final me echo para a tras, no contesto y me marcho. Cuando voy a un metro de la puerta me cruzo con una mujer de unos 35 ó 40 años. Cuando ha pasado vuelvo mi cabeza hacía ella para ver dónde va y observo  que se para en la misma puerta donde yo he llamado, toca el portero del 3º D, suena la misma pregunta y ella contesta:



“Soy Lourdes, abra Sra.”



La puerta se abre y ella entra y desaparece de mis ojos. Yo continuo hacía delante y abandono el barrio. Pero no se me va de mi cabeza la fachada del bloque y se me vienen a mi cabeza imágenes mías entre los brazos del hombre que vi salí del portal. También me imagino a la mujer que me he cruzado al irme huyendo, ofreciendo sus servicios a varios hombres. Así estoy dando vuelta a todo durante una hora u hora y media, dudando si volver a ese lugar y decidirme entrar o no. Pienso que si lo hago todo a partir de entonces será distinto en mi vida, que puedo cometer un error que haga que mi vida y mi familia se vaya al trasto. Pero ya no puedo más, y dentro de mí hay un deseo y una fuerza que me empuja a ir de nuevo a ese lugar. Vuelvo a coger el metro y de nuevo me dirijo a la dirección donde casi he estado a punto de entrar hace tan solo hora y media. Cuando llego esta vez no me pongo en la acera de enfrente sino que paseo por la cera del portal con la duda aún de si dar el paso definitivo o no. Llevo un rato paseando y sé que no puedo estar mucho más tiempo sin levantar sospechas y la curiosidad de algún vecino. De hecho,



un comerciante que sale a barrer la calle ya ha empezado a mirarme. No se si movido por la curiosidad de verme allí desde hace tanto tiempo, o porque sencillamente se le van los ojos hacía mi cuerpo.



Me digo tengo que decidirme a entrar o a irme, pero no puedo continuar así, pues ya todos me miran y me pregunto qué pensarán de mí. Después de mucho pensarlo decido que por probarlo no perderé nada. Y que si soy discreta y como nadie me conoce en ese barrio no habrá problemas y si no me gusta o interesa con marcharme o decir que me he confundido, asunto solucionado.



Estaba muy nerviosa cuando llamé al timbre.  A los pocos segundos oí una voz por el telefonillo que decía lo mismo que la vez anterior:



“Si, ¿quién es? ¿Que desea?”



Yo armándome de valor la contesto:



“Señora quisiera hablar con usted, ¿puede abrirme?”



No recibo respuesta, solamente la puerta abriéndose. Cojo entro y llamo al ascensor, entro en él y marco el tercer piso. Cuando se abre el ascensor salgo de él y ante mí aparece un pasillo con 4 puertas. Miro y busco la puerta D, antes de llegar a ella ya está entre abierta esperando a que yo llegue. Cuando me sitúo delante de ella se abre la puerta y aparece una señora , como de unos 55 o 58 años,, vestida elegantemente y muy arreglada que me dice:



“Soy Cristina, pase usted, por favor”



Yo la contesto:



“Buenos días, querría hablar con usted”



Ella entonces me dice:



“Naturalmente, adelante”



Me condujo a un salón, muy bien decorado, al igual que la parte de la casa que había visto, donde se encontraban varias chicas, entre ellas la chica que vi hacía unas horas llamar al timbre de la puerta,  a las que las dice:



“Por favor chicas marchad un momento a vuestras habitaciones, tengo que hablar con esta señorita”.



Y entonces dirigiéndose a mí me dice:



“Siéntese, por favor. Usted dirá, ¿cuál es el motivo de su visita?”



Yo algo nerviosa y con la voz temblando la digo:



“Yo, querría... ¿cómo decirlo? ...”



Ella sin dejarme acabar me corta y me dice:



“¿Ofrecerme sus servicios?”



Esto me anima y ya más tranquila la contesto:



“Efectivamente, me gustaría trabajar en su casa”.



Ella entonces me pregunta:



“¿Tiene experiencia?”



Yo sorprendida y extrañada la contesto:



“¿Experiencia?¿a qué se refiere?”



Me dice ella entonces:



”Sexual, si ha efectuado este tipo de "servicios" con anterioridad”.



Yo toda ruborizada la contesto:



“Oh, no, no, que va, nunca….solo lo he hecho con mi marido”



Ella muy sería me contesta:



“Entonces creo que no podré ofrecerle trabajo, usted no es de la clase de  mujeres que se dedican a este trabajo, solo ver la calidad de su ropa y el innegable estilo que se la ve de señora elegante y bien educada. La mayoría de las chicas que me han pedido trabajo y trabajan aquí, son chicas que aunque pretendan disimularlo han salido del arroyo, chicas que han sido abandonadas por sus maridos o novios, chicas que son madres solteras , en definitiva chicas que tienen problemas y necesitan el dinero que ganan para vivir. Pero usted no es de esas, no parece necesitar dinero, encima casada. ¿es así? ¿o es que su marido la tiene abandonada?  O porque razón desea trabajar en este oficio”.



Yo la contesto con la cabeza baja:



“No puedo contestarla a esas preguntas, pero necesito este trabajo, estoy muy interesada y seguro que no la defraudaré…..por favor…”



Ella me mira de nuevo y como si se compadeciera de mí, aunque seguro que no es así, más bien porque realmente cree que si me da el trabajo se podrá sacar un buen dinero con mis servicios, me dice:



“A ver primero, tendríamos que ver el "material", desnúdate, supongo que no te molesta que te tutee”



Yo la contesto con una sonrisa en mis labios:



“No, no en absoluto, puedes hablarme de tú”



Pero ella me corta diciéndome:



“Tu a mi no, tu a mi siempre debes hablarme de usted y decirme señora, ¿de acuerdo?”



Yo muy avergonzada y con miedo a que no quiera darme el trabajo la contesto:



“Si, si de acuerdo, ¿dónde puedo desvestirme?”



Ella mirándome y con una cínica sonrisa como de burla me dice:



“¿Dónde? aquí mismo y rapidito, no puedo perder toda la mañana contigo, date prisa”



Yo la digo:



“Muy bien, señora”



Me quité el abrigo, doblándolo con cuidado, me abrí la blusa y baje la cremallera de mí falda, dejándola caer, me quedé en ropa interior ante la señora, esperando que ella me diera su parecer ante lo que tenía delante, entonces con voz fuerte e imperativa me dijo:



“He dicho desnuda, aunque por ahora prometes quiero ver si es oro todo lo que reluce o tienes algo que no me guste y que esas ropas de beata que aún llevas encima te tapan”.



Yo como sorprendida y avergonzada  la pregunto:



“¿Quiere que me lo quite todo?”



Y ella de nuevo me contesta:



“Si y date prisa no tengo todo el día”



Yo entonces me armé de valor, desabroché el sujetador y baje la braguita, y cuando me iba a quitar las medias, me para diciéndome:



“No las medias no te las quites, querida, te hacen más sensual y deseable”.



La señora se acercó a mí, y empezó a apretarme las tetas y las nalgas y a sobarme todo mi cuerpo desnudo a pleno placer y como si estuviera valorando una mercancía que va a comprar y quisiera ver su calidad, y me dice a la vez que sigue tocándome:



“Realmente estás buena, jodida, creo que vamos a hacer un buen negocio contigo. Lo primero que tienes que tener claro es que no puedes decirle que no a nada de lo que te pida un cliente, por muy asqueroso, duro o desagradable y denigrante que sea. Una vez que me digas que sí, que quieres trabajar aquí, tendrás que hacer y dejarte hacer todo lo que quiera quien pague, ¿de acuerdo?”



Yo incrédula de mí y asustada la pregunto:



“¿Cualquier cosa, que me pidan hacer?”



Y ella muy sería y segura me dice:



“Todo lo que quiera el cliente, evidentemente dejarte besar, follar, mamársela, si quiere darte por culo, te dará, y otras cosas que ni te imaginas y que sería muy largo enumerar. Cualquier cosa que quiera y no solo con hombres sino con mujeres e incluso con animales. Y si aceptas compartirás en más de una ocasión y siempre que yo lo desee mi cama con migo, pues si quieres que te sea sincera me ha encantado tu cuerpo y me gustas muchísimo ¿estás de acuerdo?”



Dudé unos instantes, pero si había llegado hasta aquí, no iba a dejarlo ahora. No era una gran experta, pero estaba decidida y la dije:



“De acuerdo ¿podré escoger los clientes? ¿Y tendré que acostarme y dejarme poseer también por usted?, yo nunca, quitando mis escarceos en el internado he estado con otra mujer en el terreno sexual”.



Ella me contesta muy seria:



“Ellos te escogerán a ti y seguro que cuando te vean habrá más lista de espera que en los hospitales. Y por supuesto tendrás que darme a mí placer cada vez que yo quiera tenerte. ¿Eres virgen por detrás?”



Yo la digo:



“Que quiere decir?”



Y ella riéndose me dice:



“Joder hija, que si te han dado por el culo. Si es verdad que solo has estado con tu marido que si él te la ha metido por tu culo, que corta eres o te haces hija….”



Yo muy avergonzada y colorada la digo:



“... Si, la verdad es que no lo he hecho nunca, ni con mi marido, nunca me lo ha pedido, seguro que porque igual que yo lo ve como una asquerosidad y una…..”.



Ella viendo mi vergüenza y azoramiento me dice:



“No te preocupes eso ya lo arreglaremos y si tuviéramos la suerte que el primer cliente te lo hiciera, sería maravilloso pues así te quitaremos ese obstáculo cuanto antes. Y ¿se la has chupado o mamado a tú marido, porque supongo que a otro hombre no se lo habrás hecho?”



Yo con la cabeza baja y muy colorada y avergonzada la contesto:



“No Sra. Eso tampoco lo he hecho nunca, siempre hemos pensado mi marido y yo igual que lo de meterla por el culo , que es una asquerosidad, sucio y una guarreria”



Cristina, entonces viendo mi nerviosismo y quizás mis dudas, me coge de la mano y acariciándome la mejilla en un gesto maternal, que yo la agradecí me dice para animarme:



 "No te preocupes, esto no es tan malo como parece, dime entonces estás de acuerdo, con lo que te he dicho".



Yo con mi cabeza hacia abajo y con voz baja la digo:



“Sí señora, pero no podré venir todos los días, solo podré dos días a la semana y unas pocas horas, 4 ó 5 como mucho “



Ella cogiéndome de la barbilla me dice:



“Mis chicas trabajan todos los días y lo hacen 8 horas o las que haga falta, incluso hacen guardias de turno de noche. Y tú que vienes a pedirme trabajo, me dices que solo puedes dos días a la semana y solo 4 ó 5 días. Bueno me has cogido en un día tonto y encima me gustas, acepto (aunque sé que tú misma me pedirás venir más) pero a parte de esos dos días tendrás que hacer cada dos semanas una guardia de noche, caso contrario no hay trato. ¡Ah y tienes que afeitarte o cortarte un poco esos pelos que tienes en tu coño y en tus axilas! Estarás mejor”



Yo casi llorando la digo:



“Señora, no puedo ausentarme de noche de casa, mi marido no sabe nada de esto y si lo hago me preguntará que adónde voy o si no sospechará algo. Y los pelos de mi coño y axilas no puedo afeitármelos ni cortármelos pues es una de las cosa que más le gusta a mi marido que lleve en  mi cuerpo y si lo hago me preguntará porque lo he hecho y no sé qué decirle, pues aunque me los cortes y le dé una razón seguro que luego me exigirá que vuelva a dejármelos. Por favor señora déjeme probar con los días que le he dicho y permita que conserve el vello en esas partes de mi cuerpo. Por favor señora acepte mis servicios, no me importa el dinero que me pague, si es necesario lo haría gratis, pero por favor acépteme y me deje trabajar en su casa”



Ella me dice:



“No sé, no sé, no me gusta hacer excepciones con mis chicas, pero bueno vamos a probarte. De acuerdo trabajaras dos días a la semana algunas horas por lo menos y en esto no cederé tienen que ser mínimo 4 ó 5 horas y por supuesto una guardia al mes de noche que ya te las arreglará con tu marido o con quién sea, pero eso es requisito imprescindible, sino aquí hemos terminado. Y del vello de tu coño y axilas, lo dejaremos estar, hay muchos viciosos que les encanta al igual que a tú marido las mujeres con muchos pelos en su coño y que también tenga pelos en las axilas. Eso sí te advierto que estos son los tipos más guarros y depravados que vienen por aquí. Para mantenerlos algunas de tus compañeras se han tenido que dejar el vello en esas partes de su cuerpo (sin querer) o pierden el cliente. No quiero aprovecharme de ti, tu sueldo será como el de las demás el 40% de lo que pague el cliente será para ti y el resto para la casa (ten en cuenta que la casa paga la luz, el gas para la calefacción, pone el local, las sabanas, agua, cama, etc.), aunque me hayas dicho que estarías dispuesta hacerlo aunque fuera gratis. Que viciosas sois las señoritas finolis y que parecen que no han roto un plato en su vida. ¿De acuerdo, estas contenta?”



Se acerca a mis labios y me da un beso en ellos y a la vez me soba un poco más mis tetas. Yo la contesto llena de alegría:



“Gracias señora, muchas gracias?”



Ella entonces me dice:



“¿Qué días serían los que vendrías y a qué horas?”



Yo la contesto:



“Si la parece bien serían los martes y jueves y podría venir por las tardes a partir de las tres”.



Ella mirándome me dice:



“De acuerdo, entonces mañana te espero. O……”



Y se queda un poco pensativa y al final me dice:



“O quieres probar hoy unas horitas. ¿Tienes algo que hacer  , o lo quieres probar?”



Yo dudando y sin saber qué hacer  y por miedo a que se enfade y me diga que no venga mañana la digo:



“Si a usted la parece bien, lo haré”



“Entonces recoge tu ropa, no te vistas,  y ven sígueme, voy a enseñarte tu cuarto, donde a partir de ahora recibirás a tus clientes”.



Me lleva por un pasillo hasta una puerta que está cerrada , yo a mi paso veo como algunas puertas están entre abiertas y otras cerradas en una de estas oigo el traqueteo de una cama y el murmullo y suspiros de placer que salen del interior de ellas. Luego la señora abre la puerta entra y yo detrás y me dice:



“Cierra, mira para hoy te traeré yo una ropa interior mía, unas braguitas y un sujetador, pues no puedes usar esas bragas y sujetador que traes, pues parecen los que usaba tu madre. No son nada sexi ni provocativas y ahí dentro de ese armario hay una bata transparente , la coges y te la pones encima del conjunto de ropa interior que yo ahora te traeré”



Diciéndome esto sale y cierra la puerta. Al poco rato se presenta con un conjunto de braguitas de tul transparentes negras y un sujetador haciendo juego. Me lo pongo y me queda pequeño, se lo digo y me contesta:



“Que talla usas, de bragas  y de sujetador”



Yo la contesto:



“De bragas la talla L si es grande o normalmente una XL y de sujetador la talla 140 o la 150”



Ella me dice:



“Pues esas tallas no las usa ninguna de las chicas, las más grande que he encontrado y son mías son estas de bragas una L y de sujetador una 130. De todas formas es mejor que para trabajar utilices siempre talla más pequeña que las habituales tuyas, de esa forma haces resaltar más tus pechos y tus bragas marcarán tu rajita tanto del chocho como de tu culo. Ponte estas a ver cómo te quedan, veras como tengo razón”



Yo hago lo que ella me dice y en efecto, las bragas me están muy justas y se me salen mis pelos por encima del elástico de la cintura y por los laterales de las mismas y al apretar mi sexo (al ser más pequeñas de mi talla) me queda marcada toda la raja de mi coño y se me entran por la raja de mi culo. Me pongo el sujetador y pasa lo mismo, la mitad de mis tetas me salen por los lados y por encima de las copas del mismo, parece que se vaya a estallar y salten todas ellas. Luego al ser transparente se me ve perfectamente las aureolas de mis pechos y mis pezones, que de tanto tocármelos la Sra. se me han puesto duros y sobresalen un poco por debajo de la tela que  trata de cubrir mis pechos. Desde ese día comencé a usar las prendas de mi ropa interior bastante más pequeñas que las que realmente tengo.



Entonces ella me dice:



“Lo ves, ves como al ser más pequeños resalta más tu anatomía y sobre todo tus pechos. Además al ser las bragas pequeñas se ven bien los pelos de tu pubis y a los que les guste estar con mujeres que tengan mucho vello en esos sitios seguro que te eligen sin fijarse siquiera en las demás. Coge la bata y póntela encima y mira a ver si alguno de esos zapatos de tacón alto son de tu numero y te los pones también para resaltar tu figura y ahora, te vienes conmigo que en cuanto una compañera tuya sea elegida por algún cliente, vendrás a la sala de circuito cerrado de TV que tenemos por seguridad en la casa, y verás como debes de actuar y comportarte. Mientras aprovecharemos para comer tú y yo algo y a la vez observas el trabajo de tus compañeras y yo  te iré dando las tarifas que debes de cobrar por cada servicio.”



Yo la acompaño, y según vamos andando, me dice:



“Aquí estamos muy bien situadas, pues date cuente que en la cera de enfrente un poquito más allá, no llega ni a 8 metros, está el aparta hotel, y muchos de sus clientes cuando saben que estamos aquí nos visitan y con ello tenemos asegurado todos los días un determinado número de clientes.  Como ves el piso es grande, pues poco a poco he comprado todos los pisos de la planta y los hemos unidos, aunque también por estética y exigencia de la comunidad hemos tenido que dejar las puertas del rellano. Chicas venid todas las que estéis libres os voy a presentar a una compañera nueva”



Llegamos a un salón grande y mientras llegan las chicas me pregunta:



“Cómo te llamas”



Yo dudo, no sé si da mi nombre. Entonces ella viendo mi duda, me dice:



“No hace falta que des tu nombre verdadero, puedes adoptar uno, el que quieras para este trabajo, solamente a mí me deberás dar tu nombre y algún número de teléfono de alguien al que llamar por si te pasará algo”



Yo entonces la dije:



“Me llamo Sofía y la voy a dar el número de teléfono de……una vecina de toda confianza. Y quiero que en mi trabajo se me llame Olga, creo que es bonito y no suena mal”·



Al darla el número de teléfono , dude cual darle y al final le di el de una vecina, que confiaba de lleno en ella, era el de Esperanza que le tenía , porque ella me lo había dado por si pasaba algo en su casa, dado que estaba la mayoría del día fuera. Nuestros maridos se llevaban bastante bien, pero a ella hasta ahora que lo está oyendo no la he dicho nada de que di a mi madame su número de teléfono. No sé porque pero era la única persona que me daba suficiente confianza como para sí pasaba algo, fuera lo suficientemente discreta para que no se supiera nada de lo que yo hacía en esta casa.



Al poco rato comenzaron a llegar las chicas, en total dos, la señora me presento, como habíamos quedado diciendo:



“Chicas esta es Olga, comenzará a trabajar hoy aquí y en principio vendrá dos tardes a la semana unas horas y hará una guardia nocturna al mes. Esto, por ahora, pues estoy seguro que en cuanto comience y lleve algún tiempo ella misma será la que pida trabajar más días. Es nueva en esto, es decir que el que esta tarde la elija, tendrá la suerte de ser el primero que la va a iniciar en este oficio, por tanto chicas hay que ayudarla. Ahora estará conmigo viendo desde el cuarto de control  como actuáis con los próximos clientes que vengan y os elijan para que vaya aprendiendo. Y tras ver a dos o tres pasará a aquí al salón para comenzar a trabajar y si el siguiente que entra la elige, irá con él y se extremará. Yo en la sala de monitores la pondré al día de las tarifas y de todo lo demás, mientras que ella os observa como trabajáis”



Después dirigiéndose a mí me las fue presentando a las tres:



“Mira esta es Lourdes, lleva en la casa dos años y esta otra es Verónica que lleva tres, falta Isabel que ahora mismo se encuentra con un cliente, es la más joven y es la hija de Verónica y lleva solamente unos meses en la casa. A parte de ellas tres están dos chicas más que hacen siempre el turno de noche, por eso ahora no están aquí pues llegan a las 8,00 de la noche ellas son Katherine y Natacha, son las dos de un país de la antigua URRS, llevan aquí en España 2 años y trabajando conmigo algo más de un año. Como ves con la chica que la toca la guardia, por ejemplo hoy a Verónica, siempre tengo en la casa como mínimo a tres chicas, es un buen número para llevarse bien y evitar la competencia entre vosotras, pues normalmente el número de servicios que hacen a diario viene siendo siempre muy parecido de una a otra”.



Verónica era una chica como de unos 40 años, de pelo moreno y de media melena, aunque tenía buena figura, se la notaba que ya habría parido al menos dos o tres veces , por sus caderas y por el tamaño que tenía de pechos, alrededor calculé yo de una talla de 130. Me enteré que se tuvo que casar a los 15 años, pues quedo embarazada de Isabel y el padre no quiso saber nada de ella , luego se casó y ha tenido otro hijo , pero a los dos años de casarse, se separó del marido y desde entonces se ha dedicado a la prostitución y su hija que tiene 24 años , se dedica a lo mismo desde muy jovencita. Lourdes, era castaña, tenía 35 años  y mediría 1,70 de estatura tenía una buena figura, y no había tenido hijos, de su figura resaltaban unos pechos bonitos erguidos y desafiantes  de una talla 110, vivía sola y lo hacía porque era una forma fácil de sacar dinero y ganaba bastante más que trabajando fregando suelos o haciendo cualquier otro trabajo manual, pues no tenía estudios, solamente había terminado los estudios básicos. La que faltaba era Isabel, que como he dicho antes era la hija mayor de Verónica, había comenzado a `prostituirse muy pronto (antes de ser incluso mayor de edad), pero hasta hace unos meses lo había hecho en la calle. Hasta que tuvo algún problema, entonces hace unos meses, Verónica hablo con la Sra. y esta por ayudarla la cogió para trabajar en la casa. Cuando acabo con el cliente que estaba y pude verla, era una preciosidad de mujer, con un cuerpo joven y muy bien formado, era muy guapa, al igual que su madre y de pechos grandes, como su madre, yo casi diría que más grande que los de esta, acercándose bastante a los míos, yo la calculé una talla 135 ó incluso 140.



Tras hablar un rato con las chicas, cuando sonó el timbre la Sra. Me indicó que me fuera a un cuarto que me señalo con la mano y que allí la esperara, (ese cuarto era el de control, donde se encontraban los monitores). Ella fue a la puertea brío ye hizo pasar a la persona que había llamado.  Entraron le llevo al salón donde estaban Verónica y Lourdes esperando. Las saludo y tras un rato de charla eligió a Verónica. Era un joven de nos 25 años, al que según dijo le encantaban la mujeres maduras. Al dejara al cliente en el salón la Sra. Acudió con varios  bocadillitos  variados donde yo estaba y tras darme uno me dijo y me dijo:



“Fíjate bien y aprende. “



Vi como primero antes de comenzar Lourdes le pide el dinero y luego le lleva al pequeño servicio que hay en cada habitación y tras desnudarle le coge su miembro y se lo lava en el bidel. Luego ella se baja las bragas y hace lo mismo con su chocho, cuando acaba se vuelve a poner las bragas y salen a la habitación donde comienza él a besarla y a tocarla por todas partes. Entonces Verónica le pregunta qué servicio quiere, el chaval se lo dice y ella comienza a desnudarle  hasta que le tiene completamente desnudo. Luego él se acerca a Verónica y comienza a quitarla la poca ropa que lleva hasta tenerla completamente desnuda. El chico había elegido primero que le hiciera una mamada mientras él no deja de tocarla sus pechos y todo lo que puede. Cuando está ya con su pene bien tieso se tumban ambos en la cama y en posición del 69 comienzan chuparse cada uno el sexo del otro, así están un buen rato hasta que al final el chico hace que mi compañera se tumbe bien abierta de piernas sobre la cama  y el chico colocándose y echándose sobre ella comienza a follarla con un ímpetu y unas ganas que yo nunca antes había visto. Al terminar  se sale y  la dice que quiere que se la vuelva a chupar hasta ponérsela de nuevo tiesa , saca más dinero de sus pantalones se los da y  una vez que vuelve a tener su pene en condiciones de guerra , la hace poner a ella a cuatro patas y colocándose él de rodillas entre sus piernas y cogiéndose su polla con la mano la coloca a la entrada del agujero del culo de Verónica y apretando un poco va entrando en el ano y comienza a moverse hacia dentro y fuera hasta que adquiere una relativa velocidad y comienza a darla por el culo. El chaval como hacía poco que se había corrido , aguanta bastante y así está agarrándose con una de sus manos a la cintura y con la otra a las tetas de la mujer al menos cerca de quince minutos.



Cuando acaban Verónica le vuelve a coger al chico, le lleva de nuevo al lavabo y de nuevo le lava su sexo. Luego ella se sienta en el bidel y se lava también su sexo y culo. Después se visten y salen de nuevo al salón abrazados y besándose.



Cuando han acabado me dice la Sra. has visto como se hace. Mira vamos a esperar a que otra compañera entre con otro cliente y vez como se hace. Tuve la suerte que tras marchar el chico y el cliente con el que estaba Isabel. Llegaron otros dos y eligieron uno a Isabel y el otro de nuevo a Verónica. Puede ver de nuevo todo lo que se hace y otras clases diferentes a los servicios que Verónica había realizado anteriormente. Mientras todo esto la Sra. Me fue dando consejos, y me enseño e hizo que me aprendiera las tarifas de cada servicio.



Cuando había visto el trabajo de tres clientes con mis compañeras, me dijo:



“Venga, decidida querida, vamos a empezar, al salón”



Fuimos al salón en el que se encontraban Verónica e Isabel, pues a Lourdes estaba con un cliente en su cuarto. No habrían pasado ni cinco minutos cuando llamarón a la puerta. Yo me puse muy nerviosa y mis dos compañeras trataron de calmarme diciéndome:



“Tranquila, Olga, verás cómo no pasa nada, esta es como todo, es empezar, verás como al final si te elige el cliente todo sale bien no te preocupes”



Oímos abrir la puerta y decir a la  Sra.:



“Pasa Fermín, hoy vas a tener suerte, pues si quieres vas a poder elegir a una chica nueva que va a estrenarse”



A los pocos segundos apareció la Sra. Junto con un señor normal y corriente de  medía estatura más bien grueso y con un poco de barriga, de unos 47 ó 49 años, que daba la sensación de estar un poco bebido. Según me dijeron las compañeras era un trabajador de una tienda cercana que aprovechaba las dos horas que tenía para comer, comiendo rápido y después venir a follar uno o dos días a la semana aquí a la casa. Ese día parece que se había pasado un poco con el vino en la comida ). Él entró dando voces diciendo:



“A ver dónde está la nueva, quiero conocerla”



La Sra. Se acercó donde yo estaba y dándome la mano hizo que me pusiera de pie y me hizo dar  unas vueltas sobre mí misma para que el cliente pudiera apreciar bien mi cuerpo, y le dijo:



“Mira Fermín esta es Olga, es nueva en esto, es su primera vez, como ves es un manjar y mira, mira bien en su entrepierna, lo tiene como a ti te gusta bien poblado de pelos”



Entonces él acercándose a mí me dijo:



“Entonces eres nueva, y es la primera vez que trabajas en la casa”



Yo con una sonrisa en mi cara y algo nervioso le digo:



“Si señor, soy nueva y es la primera vez”



Al oírlo la Sra. intervino diciendo:



“Fermín, creo que no me has entendido cuando te he dicho que es la primera vez. Mira no solo es la primera vez que trabaja en esta casa, sino que es la primera vez en su vida que va a prostituirse y si la eliges serás tú su primer cliente que tendrá como puta y el primero como profesional de este oficio que como todos sabemos es considerado el más antiguo del mundo”



Fermín entonces la dice:



“De modo que es un estreno en toda regla.  La verdad es que es muy guapa, me gusta y además tiene una buena pelambrera en su coño”



La señora me da de señas para que alce los brazos y de esa forma le muestre también los pelos de mis axilas.



Yo levanto mis brazos, moviéndome sensualmente y al ver mis axilas llenas de pelo, dice:



“Joder si tiene también pelos en los sobacos, con lo que me excitan a mí las mujeres con pelos en los sobacos. Yo venía como de costumbre a pasar un ratito con Lourdes, pero como está ocupada, Cristina quiero ser el que estrene a esta belleza, aunque te tenga que pagar más por descorcharla. Quiero hacerla un completo, pues quiero probar cada agujero de su cuerpo”



Se acerca a mí y abriéndome la bata mete su brazo entre mi bata y mi cuerpo y agarrándome de mi cintura  me aprieta a su cuerpo y me dice:



“Vamos preciosa , esta tarde no podrás olvidarla en toda tú vida”



Entonces la Sra. dirigiéndose a mí me dice:



“Olga, tranquila veras como todo va bien, en la mesita de noche tienes lubricante por si te fuera necesario y en el cajón están los condones.”



Después dirigiéndose al cliente le dice:



“Fermín, trátala con delicadeza, ya ves que es una señora de otra escala social a las que estas acostumbrado a estar con ellas aquí, y además es nueva y esta algo asustada”



Fermín sigue agarrándome y apretándome fuerte a él y sonríe a la Sra. ante la expectativa de ser el primero en probar la nueva mercancía. Nos dirigimos a mi cuarto abro  y entro y él tras de mí. Pero antes de acabar de traspasar el marco de la puerta me da una fuerte palmada en mi trasero en un gesto rudo y grosero de una persona sin educación y de no saber tratar con delicadeza a una señora. Luego entra y cierra la puerta tras él, yo le cojo de la mano y le llevo al aseo donde abriéndole la bragueta le saco su sexo (aun blando) y se lo lavo como he visto hacerlo a mis compañeras. Cuando yo voy a bajarme las bragas para lavarme, el me detiene y me dice:



“No, no te le laves, me gusta oler el coño de las mujeres a las que me follo, ese olor fuerte de su sexo me excita muchísimo”



Salimos del aseo y se saca unos billetes de su cartera y me los das, los cuento y los guardo en la mesilla de noche. Entonces él, se acerca de nuevo a mí y me suelta la bata y vuelve a tomarme por la cintura y me acerca a él acerca su boca a mi cara para besarme, buscando mi boca, y yo al notar su aliento a vino en mi rostro, no puedo qué hacer con mi cara un gesto de asco y me viene una arcada. Entonces como puedo me suelto de él abro la puerta y salgo corriendo para el pasillo. La Sra. que ha estado viendo todo por los monitores, rápidamente va donde yo me he quedado y Fermín saliendo de la habitación también. Cuando llegan ambos donde  yo estoy (a la final en un rincón del pasillo agachada como escondiéndome) Fermín mira a Cristina desconcertado y ésta, con un gesto de disculpa le dice:



“Ten paciencia, es la primera vez, espera un poco, verá como yo arreglo todo y lo que ha pasado no se vuelve a repetir”



Se dirige la Sra. a donde yo estoy agachada y encogida, tratando de esconderme por el apuro que estoy pasando con esa situación y buscando una salida para salir huyendo. Pero no puedo salir así, medio desnuda, mi ropa la tengo toda en la habitación, dentro del armario y para ir a ella tengo que pasar por donde está el cliente y la Sra. Esta entonces muy enfadad se encara conmigo y me dice:



"Oye niña, tú me pediste trabajo y te lo he dado. No sé lo que pretendes pero esto no es ningún juego. Ahora vas a entrar ahí otra vez y vas a ser amable con Fermín, y si no recoge tus cosas y no vuelvas a aparecer por aquí, ¿has entendido?. "



El tono agresivo de la Sra. surge efecto en mi ánimo de inmediato y la digo muy sumisamente:



“Si señora”



Ella me agarra del brazo y yo me dejo conducir de nuevo a la habitación a la vez que ella me grita:



"A algunas de vosotras hay que trataros a palos"



A todo esto, Fermín, que mide unos 10 centímetro menos que yo, hace un rato que ya ha entrado en la habitación donde ha oído la broca que Cristina me ha echado. Cuando entro él me recibe en camiseta de tirantes y en calzoncillos. Se acerca a mí tambaleándose por el efecto del vino y mete sus dedos regordetes y sucios hurgando entre mis piernas sin más preámbulo. Acerca de nuevo su boca a mi cara y su aliento me llega con un olor mezcla de vino y puro barato y a años de caries y a una falta total de higiene bucal. Entonces yo hago de nuevo amago de retirarme y vuelve a darme una arcada, él viéndolo me da un guantazo en toda mi cara , que me coge de sorpresa, cuando vuelvo en mi siento que con la otra mano me da otro en la otra mejilla y de nuevo otro , creo que en total me dio como 6 tortazos, los cuales me hicieron llorar , pero a la vez ese trato comenzó a hacerme gozar y entregarme por completo a lo que mi cliente quisiera, no sé que me pasó en esos momentos pero el ser tratada así, como algo de su propiedad me hizo sucumbir a él convertirme en una sumisa dispuesta hacer todo lo que él quisiera y darle el mayor gusto que pudiera , aunque por cómo me trataba no se lo mereciera. A la vez que me golpea me dice gritándome a la cara:



"¿Qué pasa?, ¿te doy asco?"



Yo me sobresalto  asustada y le digo:



“No, no señor”



Él entonces se baja los calzoncillos y aparece un miembro morcilloso pero largo y bastante gordo para no está aún erecto, es como el doble que el de mi marido. Después se tira boca arriba en la cama y me da la orden que se la chupe. Yo no quiero hacerlo, pues nunca lo he hecho antes, ni siquiera a mi marido y encima aunque se la he lavado desprende un fuerte olor a pis. Pero aún sin querer algo dentro de mí me empuja a subirme a la cama y colocándome entre sus piernas, le cojo con mis manos su miembro aún blando y comienzo a meneárselo torpemente, para que se le endurezca un poco. Pero él impaciente me vuelve a dar otro tortazo en mi cara y me dice:



“No te he dicho que me la menees, quiero que me la chupes , empieza hacerlo de una vez puta. Tu estas aquí para hacer todo lo que yo te diga , que para eso te pago, en estos momentos y hasta que acabemos me perteneces eres completamente mía y tendrás que hacer por guarro y difícil que se te haga realizarlo todo lo que yo te pida, entendido guarra. Pues empieza de una jodida vez a chupármela”



Esa forma de tratarme, y sobre todo a decirme que yo era suya, al insinuarme que me había pagado y el tratarme como si fuera una propiedad, como un objeto suyo, me excito muchísimo, me pase mi lengua por mis labios mojándomelos, lo que hizo que les diera un discreto brillo resaltando el color de mis labios. Yo entreabro mi boca y la acerco a la punta de su sexo y me voy entrando poco a poco la primera polla que entra en mi boca en todo lo que llevo de vida. Noto el fuerte olor a sudor de mi cliente, mis manos acarician tímidamente su pene, que reacciona ante el contacto de mis delicados dedos en el tronco de su pene comenzando a endurecérsele aumentando en pocos segundos de tamaño, entonces él me dice:



"Eres una hembra de cuidado".



Fermín esta borracho y excitado y poniéndome el glande en mis labios me dice:



“Venga preciosa, cómetela toda, chúpamela de una jodida vez, ya se está poniendo como debe, aunque es verdad que estoy un poco bebido, pero pronto se me pasará , no estoy tanto como te crees”



 Yo al ver todo lo que va creciendo y aumentando de tamaño le digo:



“No me va a caber en la boca”



Y él muy seguro me contesta:



“Seguro que si “



Tras decir esto me cogió la cabeza con sus dos manazas y empezó a metérmela en la boca. Yo le besaba la punta y la lamía hasta la base y abriendo la boca me la metía hasta la mitad, cuando hacía esto una de las veces me dice:



“Prepara la garganta que te la voy a meter toda”.



Poco a poco me la fue introduciendo. Tenía unas arcadas horribles, los ojos llorosos, pero no me la sacó hasta que vio que me ahogaba, luego comenzó hacer los movimientos como si  me estuviera follando por mi boca y comenzó a gritar:



“Asiiiii, asiiiiii, ooooohhhh qu bien lo haceeeess y dices que nunca antes lo habías hechoooooo cuando tengas un poco más de prácticas vas a ser única , te vas a convertir en la mayor mamadora que haya en la tieraaaa   aaaahhhhh putaaaaaa que gustooooo me estas dandooooooo siiiiii sigueeeeee…..”.



Así me tuvo un buen rato, incluso me dolía las comisuras de mis labios, ya no tenía arcadas, ni me daba asco, todo lo contrario sentía un placer especial cada vez que su miembro se desplazaba por el interior de mi boca para acabar en lo más profundo de mi garganta y cortarme prácticamente la respiración al tapar el conducto que llevaba el aire que respiraba a mis pulmones. Y de pronto sacándome la sin avisarme siquiera me dice:



“Ahora vamos a comerte el chochito, verás cómo te gusta  y a mi seguro que me encanta el sabor de él , por eso no he querido que te laves y con tanto pelos como tienes en él me vuelves loco y te lo voy a comer como jamás te lo hará nadie”



Mi hizo recostarme de espalda en la cama, me  quitó las bragas que tiró al suelo y después  de abrirme mis piernas todo lo que pudo, se lanzó a chupar y lamer mi vulva. Me chupaba y mordisqueaba el clítoris. Mi marido nunca me había hecho una cosa así, decía que igual que chupársela el chuparme él era asqueroso y guarro, yo pensaba igual hasta ahora en que sentía un placer inmenso cada vez que la lengua de mi cliente jugueteaba con mi clítoris y con mi vulva. Que tonta había sido no haber practicado esto y la mamada de polla nunca en mi vida, ahora me arrepentía de no haberlo hecho. Me estaba dando muchísimo placer y no pude por menos que comenzar a gritarle:



“Sigue, sigue, no pareeeessss , no pareeees  ooooohhhh que gustoooooooo aaaahhhhh que placeeeerrr que penaaaaa no haberlooooo probado anteeessss siiiii, sigueeeee, sigueeeee cabróóóónnnnn me estas volviendo locaaaaaa…..me voya aaa correeeeerrrr sigueeee no pareeeeesssss”



Yo no paraba de gritarle agarrándole con fuerza su cabeza y apretándosela  con mis dos manos contra mi vulva. Y no pude por menos que pensar para mis adentro:



“Si todo el trabajo iba a ser así, seguro que haré horas extras, aunque tenga que inventarme mil escusas con mi marido”.



 



Cuando me iba a llegar mi orgasmo se apartó de mí y de un brusco movimiento me coge por mis piernas y me coloca más en el centro de la cama y me dice:



“Ábrete de piernas, pero bien abierta pues vamos a meterla en caliente ya está bien de chupar, esta buenísima putorra, vamos a pasarlo muy bien, putita”



Yo obedezco, todo lo que él me dice. Fermín parece que ya se le ha pasado la borrachera, pero su vocabulario no ha cambiado, seguía siendo brusco y poco romántico.  Él se colocó sobre mí y empezó a meterme la verga, sin prisa pero sin pausa, tenía más o menos la mitad dentro cuando de un soberbio empujón me la hundió hasta el fondo. Le abracé con las piernas y le rogué diciéndole:



“Despacio por favor, cariño, o me desgarrarás toda, en cuenta que solo lo he hecho antes con mi marido y su pene no es tan grande y grueso como el tuyo. Hummm ahhhhhh me dueleeeeeeee……”



Me tenía bien empalada y entonces se me vino a la cabeza que había pagado un servicio completo y en él va incluido el darme por el culo. Y esto me horrorizo y me puse a temblar pensar cuando me diera por el culo con ese instrumento tan monstruoso siendo virgen yo por ese lugar. Empezó a bombearme, al principio suave, para ir acelerando el ritmo paulatinamente, me aplastaba con su cuerpazo, mis tetas parecía que iban a explotar. Me levantó sin sacármela y me colocó sobre él, llevo sus manos a mi espalda y me desabrocho el cierre del sujetador, saltando mis tetas como dos grandes masas, cogió el sujetador y lo tiro al suelo. Ahora podía respirar un poquito, después me dijo:



“Venga, zorrita,  muévete, fóllame tu, yo por ahora quiero descansar un poco , quiero guardar mis fuerzas para darte por atrás taladrándote esa maravilla de culo que tienes.



Yo empecé a cabalgarlo, primero despacio para ir acelerando mis cabalgadas ,  al dejarme caer sentía como su lanza dura, caliente y gorda se deslizaba dentro de mi vagina rozando las paredes de la misma , hasta que al sentir mi culo sobre sus muslos, notaba la punta de su polla llegar a mi útero, y comencé a gritarle:



“Como me lo llenas, cabrito, que gusto siento, sigue así , asiiiii   aaaaaahhhh que gorda la tieneeeess y que grandeeee….oooooooohhhhhh siiiiiiiiiiii sigueeeee sigue …follameeeee  cabrón folameeeee aissiiiiiiiiii siiiiii nunca antes había sentido lo que estoy sintiendo esn estos momentossssss  ooooohhhhhhhhhh siiiiiiiiii me voy a correr….no pareeeessss  ahhhhhhhhme corrooooooooooo………”



No sé cuantas veces me había corrido ya, pues había perdido la cuenta, el seguía y seguía, tenía buen aguante, no sé si sería por los efectos del vino o porque pues aún no se había corrido aún y yo llevaba ya unos cuantos de orgasmos. El me agarró fuerte mis pechos y comenzó a pellizcármelos y a apretarlos con fuerza dejándomelos marcados (cuando acabe  esa tarde mi trabajo y me vestí con mi ropa de calle me preocupe por si esa noche mi marido quería hacer algo o me viera desnuda y descubriera las marcas que este bruto me había dejado en mis gordas tetas)



Tras varios orgasmos y él aún si haberse venido ninguna vez aún, yo de nuevo  estaba gozando como una loca, me la sacó de golpe como siempre sin avisarme, al hacer esto el sonido que esto provocó fue el mismo que cuando descorchamos una botella de champán



Cogiéndome por una de mis piernas y por mi axila, y tratándome como si fuera un saco, me soltó de golpe sobre la cama de bruces y me dijo:



Ponte a cuatro patas, en ese momento fui consciente de lo que se me avecinaba  sabía

Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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