Mi nombre es Angel, tengo 18 años, flaco de 1,80 de estatura. Vivo con mi mama Fernanda y mi hermana Paola. Mi mama tiene 48 años, piel blanca y cabellos claros, con un cuerpo muy bien mantenido producto de sus clases de taebo, y eso significa vientre chato y duro, nalgas levantadas, prácticamente nada de celulitis y unos pechos generosos. Mi hermana Paola tiene 26 años y a esa edad todas las mujeres son hermosas, y ella no es la excepción, a lo que destaco sus buenas tetas y un muy buen culo. El hecho es que comenzaron las vacaciones de invierno y mamá se tomo unos días en su trabajo al igual que Paola, y al no tener yo clases me invitan ambas a irnos a una cabaña por una semana. Son de ese tipo de cabañas de turismo rural y que están alejadas de la civilización, ideal para sacarse el estrés. Llegamos y nos acomodamos. Mami en un dormitorio, Paola en el otro, ambos ubicados en el piso superior, y yo al sofá cama en la sala. La primer noche charlamos y jugamos a las cartas, y cuando ellas fueron a dormir me quede viendo películas de video. Revisando, encontré en un cajón de un mueble dvds sin títulos o marcas. Por curiosidad los puse en el reproductor y me topé con películas porno, pero no las comunes, sino la serie Taboo de la 1 a la 4. No las había visto nunca a ninguna, por lo que me entusiasme ya que tendría porno suficiente para la semana.

Comencé mirando Taboo 1, y me casqué dos pajas con mucho semen afuera, pues el morbo fue alto, tanto que comencé a pensar en mamá. Me dormí, y a la mañana siguiente mientras mami preparaba el desayuno vestida con una bata. Yo la observaba y eso provocó que se me pare la pija. Busqué la excusa para ponerme detrás de ella, tomarla por la cintura mientras le decía

“que linda estas mami”

y apoyaba mis labios suavemente a su cuello. Ella me agradeció el piropo con un

“igualmente mi bebé”

 mientras se movía por la cocina. Transcurrió el día entre caminatas por el campo, almuerzo, limpieza de ropas, etc., y luego por la noche de nuevo el juego de cartas mientras bebíamos vino blanco.

Ellas subieron a dormir, y aproveché para mirar las Taboo 2. Me hice 2 pajas, cada una más satisfactoria que las otra, con la diferencia que mientras miraba las películas las pajas me las hacía pensando en mamá y Paola. Me dormí satisfecho.

El nuevo día me tomó despertándome a las 11 de la mañana y mami y Paola estaban haciendo las tareas del hogar. Me duché y a propósito salí del baño solo con short y remera mientras decía que la temperatura de la cabaña era lo suficientemente agradable como para que estuviéramos vestidos más cómodos. Tanto mamá como Paola festejaron la idea, y se cambiaron poniéndose ambas shorts y remeras. Ahora sí que estaba al palo, pues había mucha piel disponible para mirar.

Por la tarde vimos dvds ya que llovía y empezó a hacer mucho frío. Por la noche, después de cenar tomamos wiskies. Afuera el temporal arreciaba. Mamá manifestó su temor y me pidió si podía dormir en su cuarto. Paola propuso que durmiéramos todos en la misma pieza. Llevó su colchón y lo tiró al piso y me propuso que yo durmiera allí mientras ella lo hacía con mamá. Nuestra ropa de dormir era en mi caso el bóxer con una remera, y mamá y Paola de bombacha y camiseta, sin corpiño ambas, lo que me permitió adivinar sus pezones bajo la tela. La cama de mamá era una matrimonial. El cuarto estaba bien calefaccionado y entonces estábamos allí, desparramados en la cama mientras seguíamos bebiendo wiskies y conversábamos. Hacíamos bromas a los que nos reíamos en las carcajados yo miraba esos pechos balanceándose frente a mis ojos. Comenzamos a hablar de nuestras relaciones afectivas, y yo les conté que tenía amigas pero ninguna relación seria con ninguna. Paola me preguntó si ya había tenido sexo y le contesté que lo hacía desde los 15 años por lo menos 1 vez al mes, ya que siempre había alguna chica a desfogarse conmigo, a lo que Paola preguntó a que se debía mi éxito y les conté que tenía un tamaño muy aceptable por los comentarios recibidos. Pregunté a Paola por su vida amorosa y nos dijo que desde que peleo con su último novio no tuvo más sexo. Mami le recordó que su pelea fue hace 1 año y preguntó a Paola como se las arreglaba, a lo que Paola contestó que su mano era su mejor amiga, provocando carcajadas en todos. Por supuesto llegó el turno de mamá a revelar cómo se las arreglaba, y su respuesta fue con mano y a veces algún que otro aparatito.

Era evidente que la falta de actividad sexual de los 3 estaba levantando el clima dentro de la habitación, por lo que mamá me echó de la cama al colchón, y mandó a Paola a acomodarse para dormir. La luz se apagó, pero entraba a la piza reflejos de la luz en el pasillo. Me dormí acariciándome la pija y con ganas de seguir viendo las porno abajo, pero no podía salir.

Me desperté a la hora escuchando gemidos. Me acerqué a la cama y era Paola dormida que seguro soñaba con algo erótico. Su remera estaba subida hasta la base de sus pechos, y su pantaleta se veía muy sexy. No resistí la tentación y puse la palma de mi mano por debajo de la remera acariciando suavemente su hermosa teta. Los gemidos de Paola aumentaron. Me asusté tirándome al colchón haciéndome el dormido. Mamá se despertó y observaba a Paola que seguía disfrutando de su sueño. Dirigió su mirada hacia donde estaba y al pensar que estaba dormido se acomodó mejor para mirar a Paola. Mamá miraba a Paola y para mi asombro, puso su mano debajo de su bombacha y comenzó a pajearse, allí, al lado de su hija, mirándola. El reflejo de luz mostraba sus labios entreabiertos y su lengua sobre ellos. De golpe Paola arqueó su cuerpo. En su sueño tuvo su orgasmo, y mamá aumentó el movimiento de su mano y se escuchó un largo gemido. Paola se calmó y siguió dormida mientras mamá se levantó y fue al baño. Cuando vuelve a la pieza deja a propósito la puerta más abierta para que haya más luz.

Un fuerte trueno permitió que yo me hiciera el asustado, a lo que mami se me acercó a tranquilizarme. Se recostó a mi lado y yo me acomodé para seguir durmiendo. Ella me imitó dándome la espalda. A todo esto, mi poronga tenía una dimensión desconocida producto de lo que había visto anteriormente. Haciéndome el dormido, puse mi brazo sobre el cuerpo de mamá, quien se quedó quieta. A los 2 minutos de estar así, moví mi mano sobre el brazo desnudo de mamá, quien seguía quieta. Me acerqué un poco más abrazándola, y como si nada recosté mi cuerpo al suyo. Era imposible que no sintiera mi erección. En un susurro me habló diciéndome

• “hijo, dejame ir a la cama”,

pero por respuesta tenía mi respiración acompasada del bello durmiente. Mi mano dejó su brazo y se apoyó sobre el vientre de mami, que evidentemente pensaba en salir de esa posición pero no le era fácil por mi abrazo. La palma de mi mano la acariciaba sobre la remera, y yo me recosté aún más, haciendo que mi poronga se pegue al culo de mamá. Ella se movió, producto de la sorpresa de sentir un gran pedazo de carne y su reacción instintiva fue de pegar su culo. A todo esto, mi mano se metió por debajo de la remera. Estaba acariciando la panza de mi madre y mi mano se dirigía a sus tetas. Ella por respuesta comenzó a mover su culo sobre mi paquete. Ya era evidente que no dormíamos, por lo que sin tapujos le saqué su remera por la cabeza mientras ella me bajaba el bóxer. En esa situación nos miramos llenos de pasión y lujuria. Mami me invitó a ir abajo ya que con Paola allí era un poco incómodo. Así, desnudos como estábamos, nos apresuramos a llegar al sofá, donde mi madre me sentó y se arrodilló entre mis piernas a comenzando a chupar mi poronga que apenas cabía en su boca. Entre chupe y chupe solo decía “que grande, que hermosa”. Mientras chupaba, se sacó su bombacha y se acariciaba su concha. De pronto se paró, abrió sus piernas y se sentó de un solo golpe en mi pija produciendo un largo gemido de satisfacción. Mi reacción fue la de empezar a chupar sus tetas, con unos pezones puntudos dentro de una gran aureola, y también entre chupe y chupe yo le decía “que hermosas tetas”. Nos habremos movidos no más de 1 minuto y como si estuviéramos de acuerdo, comenzamos a acabar juntos. Yo sentía sus liquidos calientes empapándome la pija mientras echaba grandes chorros de semen dentro de su vagina. Nos quedamos en esa posición a descansar, pero mi pija estaba muy lejos de bajar, por lo que comencé lentamente a moverme, provocando que esa mezcla de semen y liquido vaginal descienda empapándonos a ambos. Mami lejos de quedarse quieta, comenzó a mover sus caderas en círculo, y allí estábamos de nuevo gimiendo como posesos. No resistí la tentación, saque la pija de la concha, y con mi mano acomodé la punta en la entrada de su culo. Mami me miró con grandes ojos diciendo “me va a doler, es muy grande”. Yo le prometí hacerlo despacio, pero ella me rogó por favor que no lo hiciera, así que de nuevo penetré su vagina solo que ahora me subí arriba de ella que atenazó sus piernas en mi espalda buscando fundirnos en un solo cuerpo. Ese segundo polvo, sin exagerar, duró por lo menos media hora, lapso en el cual mi madre tuvo como 5 orgasmos. Cuando me vinieron las ganas de acabar, me levanté y puse mi pija en su boca, llenándola de semen que mami buscaba tragar todo, aunque una cantidad se escurría sobre sus labios. Mami dijo “por hoy es suficiente, dejame dormir o me vas a matar de tanto sexo”. Subimos ambos de nuevo a la habitación. Paola seguía durmiendo plácidamente, y mami se volvió a acostar junto a ella. Le dije “buenas noche mami” a lo que ella respondió “buenas noche mi amor”. Entonces le dije: “hacete la dormida como yo, y abraza a Paola”. Su respuesta fue “viste lo que hice mirándola?”. “si, vi todo”.