Él amante sé le pega cómo un soberano mosquito a Yessenia, qué no deja de manosearsela por todas partes uniformada y con toda y falda; sé la dobla sé sujeta de la pata de atràs del sillón junto a la baranda de la escalera. Este le sube toda la falda con pantimedia e hilo dental puesto le hace un agujero para cogerla brutal, dura, ruda hasta salvaje pero violentamente sin cesar; la tiene hamaqueandose hasta sacudiendose obviamente zarandeandose sé escucha él clamor conjunto a jadeos continuos por Yessenia cogida por su amante qué no cesa de manosearsela por todas de su cuerpo seguidamente al cogersela a punta de reventarsela e esprimirsela y desinflarsela sin zizaña sexualmente hoy por hoy al ser amantes; la expulsa a cañón al venirse en hartos tiros espesos y concentrados de paja caliente ensuciándo todo a su paso, queda Yessenia tirada regada en la silla de oficina cochina le sonrie coño que polvo traias cocinandome para mi le habla y refiere a su amante contenta y feliz pero alegre.